Third Generation Hogwarts
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Druella W. Black

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Mensaje por Druella W. Black Dom Jul 31, 2011 6:06 pm


    
DATOS BÁSICOS.
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NOMBRE COMPLETO:
Druella Walburga Black.
APODOS:
No es fan de las variantes de su nombre, pero suelen llamarla Ella o Dru.
EDAD:
17 años.
HABILIDAD O TIPO DE MAGO:
Aprendiz de Animago - Puma.
TIPO DE SANGRE:
Tonjours Pur.
ORIENTACIÓN SEXUAL:
Heterosexual.
NACIONALIDAD:
Francesa.
OCUPACIÓN/CLUB:
Guardiana de quidditch, prefecta y club de eminencias; estudiante.

DATOS DESCRIPTIVOS.

DESCRIPCIÓN FÍSICA:
 Druella es una chica de mediana estatura. Siempre ha sido así, y lo agradece en sobremanera. No le gustaría ser un edificio, pero disfrutaría de ver todo con un poco más de altura -aún así, no deja de ser la enana de Arcturus-. Mide aproximadamente un metro sesenta y siete centímetros, por lo cual se siente a gusto con su estatura. Su cabello debe ser lo que llama la atención de todos de inmediato. Es pelirroja, y a veces, pueden distinguirse algunos mechones más claros que otros. Sus ojos son de un tono café clarísimo-verde oscuro que al contraste con la luz, parecen ser grises. Tiene facciones bastante finas, cosa que debe a la bien parecida familia que tiene. Su nariz es de tamaño normal y no puede evitar arrugarla constantemente. Su boca es de tamaño promedio, y su labio inferior sobresale un poco del superior. Suelen ser rosados, a no ser que ese día hayan sido mordidos por su dueña y resulten en un tono un poco más fuerte del que deberían. Tiene pecas regadas por varias partes de su cuerpo, pero no en extremo. Tiene algunas en las mejillas y otras tantas en la nariz, por el cuello y los hombros, aunque son invisibles ante los ojos de los demás estudiantes. No es la chica más curvilínea que conocerás en tu vida, pero de igual modo está bien proporcionada. Puede definirse como delgada, sin embargo, nunca caerá en lo exagerado -y mucho menos en ser un palillo-. Sus manos son delicadas, como de toda una señorita, logrando que ella se preocupe por mantenerlas extremadamente cuidadas (al igual que el resto de su cuerpo evitando el narcisismo). 
Suele vestirse impecablemente, y si algo aprendió de su madre, fue a arreglarse. Cuando es hora de estudiar, se limita a portar su uniforme tal y como debe. Le estresan aquellas personas que lo usan como si no tuviera importancia su propia presentación. Pero a la hora de un evento especial, siempre sabrá que usar o como encajar en el lugar. Suele ser perfeccionista, y en fin de semana gusta de utilizar prendas casuales según la estación del año o cosas por el estilo. Actualmente, sus prendas son distintas a las que tenía en Beauxbatons (ya que allá tienen un clima más bien cálido todo el año, y estar viviendo en Hogwarts casi la mata de hipotermia), por lo que incluyen gorros, botas y abrigos. Le encanta vestirse bien, porque si no siente que traiciona la única buena memoria que tiene de Walburga Black. Aún tiene marcado el acento francés que tanto caracteriza a las Beauxbatons, pero se esfuerza por aminorarlo porque no quiere desentonar ahora que se encuentra en Hogwarts.


DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA:
En un intento de describir a la joven de fuego -tal como su cabello-, muchos se quedan en el camino. ¿La chica en llamas? Sí, la que observa con detenimiento cada uno de tus movimientos y con una sonrisa maliciosa se acerca a ti. La que te dice con dulzura que estás haciendo algo mal. La que puede asesinarte con su sola mirada. La que puede matar a aquél que te haya hecho daño. La que siempre deseará ganarte en clase de pociones. La complicada chica que tiene mil polos opuestos dentro de sí y que puede mostrarle cada uno de ellos a distintas personas, dependiendo que tanto de ella te ganaste con el tiempo. Pocos tienen el placer de conocerla, y muchos el disgusto de tratar con ella. Así de simple y sencillo. Es tu mejor sueño, pero la peor de tus pesadillas.

Para quienes se han dado el tiempo de conocerla, Druella es una buena persona. Efectivamente, no es el prototipo de chica que todos desean conocer, aunque quienes lo hacen nunca terminan arrepentidos. Ella no va a dar la vida por ti ni va a decirte lo que quieres escuchar. Va a argumentarte las cosas como son, va a ayudarte a salir de tus problemas pero el trabajo lo harás tú, porque ella solo pensará. Pocos saben lo que es tener su hombro para llorar, y aún menos los que saben lo que es prestarle su hombro a ella. Se esfuerza y esforzará siempre por la perfección, en un vil intento de llamar la atención de sus padres. Odia la mediocridad. Sabe callarse con tal de evitar tener enemigos. No es buena para odiar, pero si la provocas puedes tener por seguro que no vuelves a respirar tranquilo. No es mala, y mucho menos vengativa, pero es la mejor a la hora de aparentar que no le preocupa usar el maleficio Avada Kedavra contigo. Es un arma de dos filos, aunque claramente el lado bueno corta menos. Cuando alguien se gana su confianza tiene que asegurarse de mantenerla, porque ella no da segundas oportunidades. Necesitas miles de actos para que te quiera, y basta uno para que ella decida que no vales la pena. Sabe perdonar, aunque eso no quiere decir que olvida. Contadas con los dedos de una mano son las personas que han recibido el beneficio de la duda de sunparte, y estas suelen decepcionarla comontodos. Es por eso que ella es cerrada, algo antipática, caprichosa y poco sociable. Teme ser lastimada, y no permite humillaciones de ningún tipo. No llora en público, tampoco rie a carcajadas. Nadie desconocido descifra su verdadero yo.

Para quienes la observan por primera vez en los pasillos, es una jodida chica engreída que piensa en zapatos mientras camina como si la tierra no la mereciera. Conforme la conocen en clase o en los pasillos, se dan cuenta de que una chica extremadamente tímida se encuentra bajo esas incorregibles pociones y la rápida escoba. No es buena perdiendo, y para desgracia de los envidiosos, siempre tiene la razón. O buscará el modo de tenerla. Puede que sea la persona con carácter más difícil que hay en Hogwarts. Sabe controlar sus impulsos de manera seca y rápida, siempre modera sus  palabras, acciones y facciones para que todo sea convincente aún cuando te oculta algo. Le gusta pensar antes de actuar, más eso no la salva de ser cabezota y enfurruñarse infantilmente, así que tanto puede responderte bien como puede mandarte a volar con desdén. Es sincera, por no decir demasiado. Odia la mentira con todo su corazón, por lo que siempre procura hablar con la verdad o si es necesario ocultar una parte, hacerlo. Pero jamás mentir. 

Es demasiado inteligente y analítica. Si algo se le mete a la cabeza, no saldrá hasta verlo como un hecho consumado o por lo menos ver que hizo un esfuerzo claro. Cree en los imposibles, aunque solamente muy dentro de sí -tanto que le cuesta aceptarlo a si misma-. Sonríe la mayoría del tiempo, aunque claro está que es solo de adorno, en un intento de parecer amable. Es independiente y la persona más responsable que hay, pero sin duda lo que la caracteriza es su modo de ver la vida y creer que siempre hay algo mejor.

Druella no sabe nada del amor. Es una total inexperta. Pasó tantos años de su vida buscando ser la mejor que cuando lo logró, únicamente podía pensar en mantener su puesto para siempre. Es coqueta, y no duda en dar el primer paso si alguien le atrae. Pero con el pensamiento que se ha formado en su cabeza, nadie es lo suficientemente bueno como para dejar todo. En Beauxbatons tuvo pretendientes, pero jamás llegó a nada con estos porque amaba darse a respetar. Provocar, ser deseada y luego irse sin más era su táctica, su modo de evitar una relación seria. Después de todo, no se podía esperar menos de una chica francesa. No sabe lo que es sentir mariposas en el estómago ni perder la capacidad de hacer muchas cosas por una persona, ya que ella jamás vio el amor de cerca, y los libros no ayudan mucho en su caso. Ahora que llegó a Hogwarts, suele ser tímida con los chicos dado que no está en confianza y por ende, no habla demasiado si no es para clase o asuntos escolares. Ella cree que no necesita a nadie para ser feliz, pero hay un nudo que se mantiene en su garganta cada que ve a Kaitlyn con Eustace o a cualquier otra pareja por los corredores, y le molesta que sean tan cariñosos y se obsesionen con su pareja. 



ANTECEDENTES.

HISTORIA:
Nacida el día más caluroso de aquél año. Corría el 2005, cuando Walburga Black daba a luz. Durante todo su embarazo, decidió que no valía la pena limitar sus actividades y siguió asistiendo a todo aquél evento al que invitaban al matrimonio, sin limitar su consumo de alimentos y bebidas poco recomendables para una embarazada. Sobra decir que la futura madre sufrió mucho con sus embarazos, ya que jamás los cuidó como debía. Ella continuó su vida hasta que llegó el momento de dar a luz. "Burga" hubiera deseado tener una pequeña chica con cabellos llenos de oro (o en su defecto, no tener hija alguna), pero al ver que los primeros cabellos pelirrojos se daban paso en la cabecita de su bebé, no puedo evitar sentirse orgullosa de sí misma. Pero posiblemente ese fue el único momento en el que se sintió a gusto con su vida, porque apenas salió del hospital, Druella ya tenía una nana encargada de velar por ella todo el día y toda la noche. Dormía en la habitación más apartada a la del matrimonio, porque estos detestaban los llantos de cualquier bebé. La suya no era la excepción a la hora de pedir alimento a mitad de la madrugada, y era mejor tenerla lejos. Orion Black tomó como meta procrear un varón, jurándole a su mujer que si no se lo daba la dejaría a su suerte. Sí, Walburga había cometido muchos errores, y entre ellos estaba haberse enamorado de ese hombre. No era que le afectara la soledad, porque podían mantenerla los Cavenaugh, su poderosa familia. Pero al final, decidió dejar de usar sus hechizos protectores y complacer a su esposo. Aunque el segundo embarazo no marcó mucha diferencia con el primero. Un año después, llegó al mundo el pequeño Arcturus, nombrado así en honor de su tío -hermano de su padre-, quién había desaparecido en la 2da guerra de Hogwarts.

Después de eso, los padres de Druella sobran. Ella y su hermano se criaron entre nanas y más nanas, pero sólo una logró quedarse en sus corazones: Cendrella. Una señora mayor, rechoncheta y canuzca. Era la preferida de esos dos, y siempre procuró el bien de éstos. Llegaron a llamarla mamá, aunque poco tiempo después no hubo nada que hacer. Arc y Druella solían tomar clases de etiqueta, por conveniencia de sus padres. No podían quedar mal ante la superficial sociedad en que estaban. En alguna de esas ocasiones especiales (las cuales incluían cenas con el ministro y personas de alto rango), Druella abrió la boca y comentó que "su madre era fantástica contando cuentos". Todos los presentes sabían que Walburga jamás haría algo como eso. Pero una niña de siete años que no tiene conciencia de lo que dice, tampoco sabe lo que le espera al terminar esa cena. Ver los ojos llorosos de su nana mientras recibe el maleficio Cruccio hasta morir de parte de su padre es lo peor que puede recordar. Desde entonces, solo su hermano era su salvación, su ancla a la vida. Muchas personas más pasaron por el puesto de Cendrella, pero con todas se limitó al trato formal en el que le enseñaban a leer y conjurar algunos hechizos básicos.

Cuando llegó a la edad indicada, tuvo que separarse de su hermano. Debía empezar la escuela, y Beauxbatons fue elegido para ella desde antes de nacer. En su primer año se le hizo dificultoso adaptarse, y sufrió mucho la distancia que tenía con su hermano. Solía entretenerse escribiendo cosas, pero ese hábito le duró apenas unos meses, ya que descubrió actitudes de sí que no conocía. Era decidida, había leído docenas de libros antes de entrar al colegio y su inteligencia era mayor a la de la mayoría de las chicas con quien compartía curso. Entonces empezó a ser altiva y hasta algo soberbia, y su carácter empezó a forjarse bajo estatutos de perfección y ganas de ser envidiada. Con el tiempo, ella ya era toda una pantalla gracias a que no sabía lidiar con muchas de las cosas que habían fuera de casa, el lugar donde la educaron. Cuando pasó a segundo año, ella ya era la conocida Druella Black, y la llegada de su hermano no hizo más que aumentar las expectativas que todos tenían sobre los Black. Claro que esa reputación se la ganaron por méritos propios, siguiendo así por seis años. Los hermanos eran conocidos por donde fuera, y aunque Arcturus disgustara un poco de esa atención, Druella disfrutaba en verdad ser la inspiración de much@s de l@s estudiantes. Sus padres los ignoraban, pero semana con semana les mandaban un cheque por una cuantiosa suma de galeones. Ella nunca los ocupó, ya que sus gustos eran fáciles de llevar y dentro de la escuela tenía todas las comodidades que pudiera necesitar. Y como bien dicen: chica precavida vale por dos, ella guardaba todo aquello que consideraba importante en un cofre de saúco grabado, que tenía un hechizo de Extensión Indetectable. Le costó cinco años de estudio lograr que funcionara. Pero cuando empezaba su séptimo año, una verdadera tragedia llegó a su amada escuela.

Era de noche, y corría Marzo. El calor en el sur de Francia empezaba a incrementarse, por lo cuál Druella empezaba a utilizar sus pijamas de verano. Solía ir temprano a la cama, porque como prefecta debía poner el ejemplo. Muchas podían decirle aguafiestas o algo por el estilo, pero ese día la mayoría de ellas se arrepintió de cualquier cosa que hubieran podido decirle acerca de las reglas. El cielo comenzaba a verse brumoso, pero la pelirroja estaba lo suficientemente dormida como para verlo. De un momento a otro, un sonido ensordecedor la despertó, y ella sabía que algo terrible sucedía cuando su hermano irrumpió en su habitación con los ojos desorbitados y a punto de soltar las lagrimas. Lo único que logró hacer fue tomar su varita y ese preciado cofre que había debajo de su cama antes de salir corriendo de su habitación, gritándole a sus compañeras que despertaran. Tomada de la desesperada mano de Arcturus salió del castillo, y atrás de ella no paraban de escucharse gritos y maldiciones. Escuchó su nombre en constantes ocasiones, pero nunca supo cuál de sus amigas profería esos desgarradores gritos. Momentos después, se encontró frente a frente con una explosión que la hizo desmayarse. Muy oportuna. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba acostada a unos quinientos metros de la escuela con su hermano derramando lagrimas sobre su hombro y la escuela en un incendio total. Empezaban a verse manchas negras alejarse por el cielo, lo cual le dejaba las cosas claras. Con dificultades se levantó, y observó. Su escuela había sido cruelmente atacada, pero, ¿por quién o quienes? Si no había ningún mortífago vivo. Si el-que-no-debe-ser-nombrado se había ido años antes de que ella naciera.

Simultáneamente, llegaba un chico de cabellos castaños corriendo con una rubia tomada de la mano. Eran Eustace y Kaitlyn, algunos de los verdaderos amigos que tenía alli. En cuanto la chica la vio, se dirigió a ella y la abrazó como si la vida se le fuera el ello. No podía creer que la chica con quien compartía habitación estuviera allí, a su lado, que hubiera despertado gracias a su llamado. Recién se daba cuenta, pero no estaban solos. Se empezaban a agrupar personas que intentaban buscar consuelo entre sí. Apresuradamente buscó algún rostro conocido, pero solo Arcturus y los recién llegados lo eran. Correspondió el abrazo, pero al instante, una enorme explosión sacó de sus penas a todos los que allí habían. Gritos se escucharon, de parte de los sobrevivientes que estaban a menos de cinco metros de ella y de personas. Personas que venían corriendo intentando salir del castillo. Pero lamentablemente no había más. Druella sintió que moría, y en cuanto Kaitlyn soltó su cuerpo, corrió hacia el castillo como nunca lo había hecho. Casi no podía ver gracias a los escombros y la suciedad que había en todos lados, pero un par de brazos la detuvieron antes de dar diez pasos. Arcturus la cargaba de regreso, y ella en un ataque de infantería, pataleaba. Necesitaba encontrar a alguien, sentir que era importante en el rescate. Pero fue imposible. El grupo empezaba a alejarse, y su hermano la miró con tristeza y negó. No le permitiría hacer nada más, porque ni siquiera había algo que salvar.

Caminaron kilómetros y kilómetros, hasta encontrar un traslador que varios chicos traviesos habían colocado para poder transportarse fácilmente. Eso la llevó hasta Hogwarts, junto con todos esos desconocidos que parecían haber salido de una guerra. No eran un grupo grande ni mucho menos, y en todo camino se habían mantenido los sollozos. Si no eran de ella, eran de las chicas que parecían ser unas totales desconocidas. Los chicos abrazaban a quienes podían, se hacían los valientes, pero a leguas se les notaba el dolor. De haber perdido amigas, compañeras y quizá una novia. Y cuando Hogwarts les abrió sus puertas, se les hizo difícil creer que varios años atrás, personas de su colegio habían ayudado a reconstruir ese castillo. Se les recibió con los brazos abiertos, aún cuando estaban desacostumbrados al clima y a todo lo que ahora había a su alrededor. Druella odiaba su nuevo estado, pero recordó un detalle especial: aún tenía ese pequeño cofre, con todo lo que necesitaba para vivir. Acostumbrarse a su nuevo colegio ha sido la experiencia más desagradable de su vida, pero pasando los meses, se acostumbró a que eso viviría. Cuando llegaba Junio, su hermano decidió que era la hora de decirle la verdad. La noche del ataque, el había estado fuera de la cama con algunos amigos. No es que faltara a la responsabilidad de ser prefecto, pero últimamente había estado nervioso gracias a una plática que había escuchado de su padre. Sabía que iba a ser un ataque simultáneo, pero no sabía a que se referían con "acabar y destruir", y mucho menos qué. Y cuando empezó a ver las manchas en el cielo, no dudó en ir a salvar a su hermana.

Actualmente no saben nada de sus padres, y no los buscan. Menos ahora que saben que su padre forma parte de algo verdaderamente oscuro. Druella se ha acostumbrado poco a poco, gracias a las múltiples actividades a las que se ha inscrito y a la facilidad con que ha tomado las clases. Desea ser grande, y eso no se lo impedirá nada ni nadie. Y el primer paso es acoplarse a ese nuevo lugar lleno de personas distintas. Saber que tiene el apoyo de los Beauxbatons y los Durmstrang le ayuda a superar ese sentimiento que se apodera de ella de vez en cuando, logrando que su estancia sea un poco más aceptable día con día.

FAMILIARES:
Padre; Orion Fabian Black; 53 años; Sangre Pura; Trabajador del Ministerio que prefiere tomar "trabajo" extra antes que ir a casa a encontrarse con sus hijos y esposa.
(Su relación con Druella es demasiado distante. La chica conoce al señor como su padre, y supone que su nombre es Orion ya que es el segundo de su hermano. No ha cruzado más de tres palabras con él, pero eso sí. Semana con semana recibía cheques de su parte. Cuando era pequeña, este solía deshacerse de ellos y llegar a altas horas de la madrugada. Y ese beso de buenas noches tan deseado por Druella jamás llegó.)

Madre; Walburga Haryne Black (antes Cavenaugh); 49 años; Sangre Pura; Señora de la alta sociedad que disfruta de tomar el té con sus amigas mientras sus hijos quedan a cargo de nanas.
(Una persona fría, que sólo cree en la perfección. Nunca cuidó de sus hijos, y cuando llegaba a estar con ellos, era para recordarles lo mal que hacían tal o cual cosa. Quedó preñada únicamente porque debía mantener la descendencia, pero en realidad ella no quería pequeños que estuvieran deteniendo su vida. Si es cierto que solía verlos a diario, nunca les dirigía la palabra y mucho menos les demostraba su cariño.)

Hermano; Arcturus Orion Black; 16 años; Sangre Pura; Hermano menor sobreprotector y amante del quidditch, quién siempre está allí para apoyarla y siempre será su persona favorita.
(Cuando creces rodeado de maestras, nanas y personas desconocidas para ti, lo único que puedes hacer es apegarte a ese cachito de familia que te queda. Druella y su hermano son inseparables, no hay nada que le pase a uno que no sufra el otro. Son apoyo incondicional y palabras de apoyo, y desde pequeños se acostumbraron a lidiar con el carácter de su sangre. Si bien pelean, suele ser algo rápido y sin sentido, porque no soportan mucho tiempo separados. Estar en una escuela nueva les desagrada, ya que en Beauxbatons llevaban la vida que todos desearían. Pero estar ambos allí les ayuda a lidiar con sus impulsos cada que desean escapar o simplemente hacer alguna tontería.)


OTROS DATOS DE INTERÉS.

NIVEL ECONÓMICO:
Los Black siempre han tenido un nivel socio-económico alto, y en el caso de la madre de Druella, descendía de una familia que era demasiado poderosa y adinerada. Al juntarse en matrimonio, esa riqueza solo se incrementó. Semana con semana, su hermano y ella recibían un cheque de su padre. Druella mantenía la mayoría de ellos antes del ataque, pero después de ello, empezó a ocuparlos gracias a que sus padres se desentendieron y tenía que comenzar de nuevo.

GUSTOS:
Lluvia: Cuando era pequeña, solía salir a mojarse en el gran jardín de su casa. Pero en alguna ocasión, su madre la metió a forcejeos, y desde entonces ella dejó de disfrutar tal acción. Pero cuando entró a Hogwarts, volvió a disfrutar de esto. 
Aire Libre: Ama hacer lo que sea fuera de los lugares cerrados. Odia no poder respirar aire fresco y demás, pero eso se le olvida cuando está en la biblioteca o en clase.
Los libros: No concibe su vida sin libros. Con estos ha aprendido miles de cosas, y puede transportarse a un mundo menos cruel. Así que disfruta cualquier momento en el que las páginas se presenten ante ella.
Cocinar: Lo que más disfruta en el mundo es cocinar. Pocas personas han tenido la suerte de probar estas creaciones, pero quienes lo han hecho han quedado realmente enamorados de las recetas de la chica. Suele preparar galletas de zanahoria, su especialidad.
Objetos muggles: Es fan de objetos desconocidos por magos, como son las cosas muggles. Es fascinante para ella que muchos objetos de esos son demasiado simples, pero aun así indescifrables.

ODIOS:
El calor: Desde siempre ha odiado el verano. Es una clase de burla el hecho de que nació en pleno Julio, pero eso no disminuye su desprecio hacia las altas temperaturas. Odia el sudor y sentirse sucia, más cuando hay entrenamiento de quidditch y eso la hace enrojecer tanto como el color de su cabello.
La ignorancia: Ella se considera una persona demasiado inteligente, y cree que charlar con una persona inmadura y que no pueda sostener una conversación a su nivel está de más. Suele ignorar a los menores de 13 años, aunque hay algunos que han logrado sorprenderla. Le hacen recordarse sus tiempos de nena preguntona.
La irresponsabilidad: ¿Si ella intenta ser perfecta, como admitiría algo tan vil como eso? Para ella, es una de las cosas más deplorables que existen. Y jamás caería en ello, mucho menos toleraría que pasara a su alrededor. Aunque cuando se trata de amigos, procura llevarlos al camino del bien o ayudarles con sus deberes.
El encierro: Sentirse aprisionada es algo que detesta, por lo cual nunca fue una chica de casa. En las tardes, cuando no está en clase -el único lugar donde admite estar en un espacio cerrado- suele salir a los jardínes a leer, o a la zona invisible de la biblioteca con tal de no ser molestada, interrumpida o simplemente observada.
Los malos modales: Sus nanas le inculcaron una educación extremadamente implecable, por lo cual no tolera que alguien caiga en faltas tan detestables como esas.

AMOR/ODIO:
Las artes oscuras: Las respeta demasiado, pero a la vez tiene pavor de ellas. Odia el hecho de que las personas que practican esto fueron las que destruyeron su amado Beauxbeatons, pero a la vez ama su profundidad y lo que se siente conjurarlas.

MANÍAS:
Morder: Todo lo que se le ponga enfrente. Ya sea su dedo, su labio o una uña, no puede evitarlo. Suele morder el dije de su pulsera, que lleva una "B".
Mover las manos: Cuando conversa, cuando camina y hasta cuando habla por red flú, es algo que suele ser punto de burla entre quienes la conocen.
Tocarse el cabello: No es engreída ni mucho menos, pero nunca sabe donde colocar las manos si está sola o no tiene la confianza suficiente con su interlocutor.
Tomar de la mano: Cuando conoce a una persona, suele tomarla de la mano. Sólo cuando tiene la suficiente confianza, claro, pero es su modo de demostrar su amistad.

BOGGART:
Un basilisco a punto de atacar a su hermano mientras ella se encuentra inmóvil y no puede evitarlo.

VARITA:
De roble, 10¼”. Está grabada con signos que para Druella son con fascinantes y desconocidos, los cuales se esfuerza por descifrar. Es buena para encantamientos y hechizos de defensa. Su núcleo es de pelo de unicornio.

CURIOSIDADES:
Escoba: Una Saeta de Fuego, regalo de su hermano Arcturus cuando ésta fue aceptada en el equipo.
Amortentia: Lluvia, campo y caramelos.
Oesed: Ella en Beauxbatons, reconstruido, mientras ofrece clases a nuevos alumnos. 

~ Los muggles le llaman mucho la atención, pero es algo que nadie sabe. Ni Arcturus.
~ Cuando tenía 11 años, sufrió un accidente al montar la escoba de colección que tenía su padre. Por miedo a recibir una reprimenda, se curó a ella misma usando el hechizo "Episkey". Desde entonces se propuso aprender a jugar quidditch.
~ Es muy descuidada, por lo cual la señorita Irma Prince suele limitarle el uso de los libros. Claro, solo por fama, ya que ella jamás perdería un libro.
~ A pesar de ser una Black, nació con el cabello tan pelirrojo como si fuera descendiente de un Weasley. Pero en realidad, nadie sabe que todos los Cavenaugh-familia de su madre- son pelirrojos, incluyendo a la misma y a su hija. En cambio, Arcturus salió a su padre.

DATO DE USER:
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LA LAAAAARGA ESPERA <3 sí, tuve que hacer unas cuantas cosas pero bueno, aquí está el resultado. Si leíste todo esto, te amaré por siempre porque pfff, ni yo me leería esto de no ser porque lo escribí de cero (primera vez que lo hago, RAWR). Ya, dejo esto que suficiente leyeron ya (: nos leemos corazones.
Druella W. Black
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Mensaje por Invitado Jue Ago 04, 2011 7:59 am

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BIENVENIDA (:
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