Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
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Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
Estar en la Sala Común sin hace algo productivo o divertido era una de las cosas que más me molestaba y aveces me ponían de malhumor, asi que siempre buscaba evitarlo. Ese día me levanté de mi cama despues de haberme dado cuenta de que me había quedado dormida, revisé mi reloj, lo cual me dijo que me habia dormido media hora ya que ahora marcaban las 5:40. Me levanté con lentitud, sobándome los ojos con el puño. Me estiré al estar sentada, y cuando me levanté ladeé mi cuerpo a ambos lados, repitiendo la rutina que hacia todas las mañanas para quitarme el sueño. Me acerqué al espejo que habia junto a mi cama: mi cabello se había vuelto un desorden con el poco tiempo que había estado acostada. Tomé el cepillo y lo pasé por mi cabello hasta que volvió a la 'normalidad'. Me arreglé la túnica para que no se notara que me había dormido y salí de la habitación. Al atravesar la Sala Común no saludé ni me despedí de nadie, estaba casi vacía y las pocas personas que estaban ahí estaban demasiado ocupadas platicando, jugando o leyendo. Empujé la puerta y salí. Di vuelta para ver al águila que estaba ahí y tuve el instinto de tocarla, pero no lo hize.
Bajé la torre con lentitud, jugando con la manga de mi túnica y contemplando los escalones. Al bajarla, me quedé quieta por un momento: Todo estaba casi vacío, estaba por ahí un fantasma y, aparte de él, solo yo. Caminé, ni el fantasma ni yo nos hablamos, pues mi mente estaba ocupada. ¿A dónde iría? Tenía planeado visitar la biblioteca, distraerme con unos libros, pero si hubiese querido leer hubiera tomado uno de los que tengo sin terminar en mi cuarto. ¿A los jardines? No, con el sueño que traía era posible que me quedara dormida afuera, y sería ridículo. ¿A qué lugar? Quien sabe, solo me dispuse a pasear por el castillo un rato. Me puse a recordar los pasillos y salas que conocía, pero solo había una que posiblemente no había visitado: La sala de los trofeos. Siempre había querido ir a verla, pero jamás había podido... ¿Qué hacer ahora si no ir ahí? Les indiqué a mis pies ir al tercer piso, y ellos obedecieron: Busqué las escaleras, bajé por ellas, giraba en pasillos, etcétera hasta que llegué a la tercera planta y busqué en donde se ubicaba.
Nunca había oído todos los nombres que habían ahí, y ¿Quién sabe si podía encontrar un nombre conocido? Caminé más rápidamente con la esperanza de poder encontrar el nombre de algún amigo o familiar por ahí. Cuando llegué a mi objetivo, me quedé viendo los tantos trofeos que habían ahí, leía muchos nombres para nada conocidos, pero igual intentaba memorizar el nombre y el porqué lo habían ganado... Alguna vez, incluso el dato más insignificante, podría ser importante. Seguí revisando los trofeos, y sin querer de un momento a otro un bostezo se escapó de mi boca, y volví a tallarme los ojos, después sacudí mi cabeza para animarme.
Bajé la torre con lentitud, jugando con la manga de mi túnica y contemplando los escalones. Al bajarla, me quedé quieta por un momento: Todo estaba casi vacío, estaba por ahí un fantasma y, aparte de él, solo yo. Caminé, ni el fantasma ni yo nos hablamos, pues mi mente estaba ocupada. ¿A dónde iría? Tenía planeado visitar la biblioteca, distraerme con unos libros, pero si hubiese querido leer hubiera tomado uno de los que tengo sin terminar en mi cuarto. ¿A los jardines? No, con el sueño que traía era posible que me quedara dormida afuera, y sería ridículo. ¿A qué lugar? Quien sabe, solo me dispuse a pasear por el castillo un rato. Me puse a recordar los pasillos y salas que conocía, pero solo había una que posiblemente no había visitado: La sala de los trofeos. Siempre había querido ir a verla, pero jamás había podido... ¿Qué hacer ahora si no ir ahí? Les indiqué a mis pies ir al tercer piso, y ellos obedecieron: Busqué las escaleras, bajé por ellas, giraba en pasillos, etcétera hasta que llegué a la tercera planta y busqué en donde se ubicaba.
Nunca había oído todos los nombres que habían ahí, y ¿Quién sabe si podía encontrar un nombre conocido? Caminé más rápidamente con la esperanza de poder encontrar el nombre de algún amigo o familiar por ahí. Cuando llegué a mi objetivo, me quedé viendo los tantos trofeos que habían ahí, leía muchos nombres para nada conocidos, pero igual intentaba memorizar el nombre y el porqué lo habían ganado... Alguna vez, incluso el dato más insignificante, podría ser importante. Seguí revisando los trofeos, y sin querer de un momento a otro un bostezo se escapó de mi boca, y volví a tallarme los ojos, después sacudí mi cabeza para animarme.
Melanie A. McKingRAVENCLAW - Mensajes : 296
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Fecha de inscripción : 24/03/2011
Edad : 27
Re: Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
–Mamá…– dije entre sueño, con el rostro totalmente hundido en la almohada para después abrir los ojos y darme cuenta de que quien me regañaba solamente era un sueño y no mi señora madre verdadera. Me volteé para quedar bocarriba y me incorporé, quedando sentado con la mitad del cuerpo bajo las sábanas que mantenían una temperatura agradable en mis piernas y pies. Me rasqué la cabeza y traté de abrir los ojos, pero no podía hacerlo por completo, así que estuve así por un tiempo tratando de recordar qué era lo que había estado soñando.
Miré hacia las demás camas y escuché como de la de James provenían unos ronquidos horribles. Saqué mi piernas de la cama y sentí el frío de golpe, pero a pesar de unos escalofríos no volví a entrar, sino que me puse de pie y caminé en dirección al baño, tambaleándome por el sueño que aún tenía encima. Quizás me hubiera quedado dormido, de no haber sido por que una pata de la cama de Frank se me atravesó en mi camino, lo que hizo que mi dedo pequeño del pie se estrellara por completo en ese obstáculo.
Llevé mis manos hacia mi boca para ahogar un grito y me metí al baño para poder hacer un berrinche. Había sido culpa mía el no haberme iluminado el camino con la varita, y también por permitir que pusiéramos cosas en las ventanas para que no entraran los rayos del sol en la mañana. Hoy mismo le echaría en cara eso a Potter, además de que ayudaría a que se levantaran más temprano, que de por sí lo hacía tarde…
Aprovechando que estaba en el baño hice lo mío y me duché. Con agua caliente claramente, no pensaba hacer uso del agua fría o tibia, para después salir y congelarme allá fuera. Durante el baño, había podido recordar qué era lo que estaba soñando y, era que mi madre me había encontrado jugando con fuegos artificiales dentro de la casa a lo que ella me llamaba por mi nombre y yo le respondía con un “mamá”. Salí envuelto en una toalla y para mi sorpresa mi cama ya estaba hecha, tal parecía que los elfos eran realmente eficientes para estas cosas.
Tomé mi uniforme sin corbata, me vestí y colgué en mi cuello una bufanda. Salí de las habitaciones y bajé a la sala común, la cual tenía apenas un par de estudiantes en pijama que conversaban sobre quién sabe qué. Salí de los aposentos de Gryffindor y y por lo tanto también lo hice del séptimo piso. Quizás los elfos podrían darme algo de comer si iba a visitarlos a las cocinas, pues tenía demasiada hambre. Hubiera corrido de no haber encontrado entre mis bolsillos varios chocolates en forma de esfera.
Cuando estaba a punto de llegar al tercer piso, un chocolate cayó y empezó a girar, metiéndose por el tercer piso. Corrí detrás de él pero justo las escaleras se movieron. –Mi chocolate– dije esperando con impaciencia a que la escalera regresara a su lugar para poder ir en su búsqueda. Así lo hizo la cosa de piedra y bajé corriendo, me adentré y lo empecé a buscar, caminando sin darme cuenta que un chocolate no podía recorrer tanto.
Miré hacia las demás camas y escuché como de la de James provenían unos ronquidos horribles. Saqué mi piernas de la cama y sentí el frío de golpe, pero a pesar de unos escalofríos no volví a entrar, sino que me puse de pie y caminé en dirección al baño, tambaleándome por el sueño que aún tenía encima. Quizás me hubiera quedado dormido, de no haber sido por que una pata de la cama de Frank se me atravesó en mi camino, lo que hizo que mi dedo pequeño del pie se estrellara por completo en ese obstáculo.
Llevé mis manos hacia mi boca para ahogar un grito y me metí al baño para poder hacer un berrinche. Había sido culpa mía el no haberme iluminado el camino con la varita, y también por permitir que pusiéramos cosas en las ventanas para que no entraran los rayos del sol en la mañana. Hoy mismo le echaría en cara eso a Potter, además de que ayudaría a que se levantaran más temprano, que de por sí lo hacía tarde…
Aprovechando que estaba en el baño hice lo mío y me duché. Con agua caliente claramente, no pensaba hacer uso del agua fría o tibia, para después salir y congelarme allá fuera. Durante el baño, había podido recordar qué era lo que estaba soñando y, era que mi madre me había encontrado jugando con fuegos artificiales dentro de la casa a lo que ella me llamaba por mi nombre y yo le respondía con un “mamá”. Salí envuelto en una toalla y para mi sorpresa mi cama ya estaba hecha, tal parecía que los elfos eran realmente eficientes para estas cosas.
Tomé mi uniforme sin corbata, me vestí y colgué en mi cuello una bufanda. Salí de las habitaciones y bajé a la sala común, la cual tenía apenas un par de estudiantes en pijama que conversaban sobre quién sabe qué. Salí de los aposentos de Gryffindor y y por lo tanto también lo hice del séptimo piso. Quizás los elfos podrían darme algo de comer si iba a visitarlos a las cocinas, pues tenía demasiada hambre. Hubiera corrido de no haber encontrado entre mis bolsillos varios chocolates en forma de esfera.
Cuando estaba a punto de llegar al tercer piso, un chocolate cayó y empezó a girar, metiéndose por el tercer piso. Corrí detrás de él pero justo las escaleras se movieron. –Mi chocolate– dije esperando con impaciencia a que la escalera regresara a su lugar para poder ir en su búsqueda. Así lo hizo la cosa de piedra y bajé corriendo, me adentré y lo empecé a buscar, caminando sin darme cuenta que un chocolate no podía recorrer tanto.
Off: Puedes poner que me ves llegando hacia ti o no sé xD
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
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Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
Leía los Trofeos de Premios Anuales, con un dedo junto a la boca, pensando. No había muchos nombres de personas conocidas... Al menos no en persona. Era una lástima que mis conocidos nunca se esforzaran los suficiente... O no eran reconocidos. En cambio, yo queria que mi nombre apareciera justo en la parte donde estaba leyendo, un Premio Anual... No era mucha exigencia, ¿O sí?. Me mantuve en mi misma posición durante unos segundos, imaginando mi nombre grabado ahí 'Melanie Ann McKing. Premio Anual'... Un ruido interrumpio mis pensamientos, volteé rápidamente haciendo que mi cabello volara y golpeara los trofeos... Afortunadamente, ninguno cayó... Al menos no más del que ya estaba tirado.
Peeves estaba ahí, me había estado acompañando sin que yo me diera cuenta, y había tirado el trofeo para atraer mi atención. El poltergeist empezó a imitar mi posición como cuando yo estaba viendo los trofeos, lo cual hizo que me molestara -¡Yo no me veía tan boba!- exclamé, sin gritar, con el ceño fruncido y los puños apretados. Él dejó de imitarme, volteandome a ver y frunció el gesto como yo lo hice -Oh, no. Te veías aún más pero no soy capaz de llegar a tal grado- dijo, volviendo a poner su dedo al lado de su labio, pero esta vez moviendolo en círculos, intentando poner una cara femenina sin éxito. -Cállate, y lárgate de una buena vez, Peeves. No necesito que arruines mi buen humor- repliqué, enseñandole la puerta con el dedo índice. Peeves tomó un trofeo, y no me respondió. Tomo otro con su otra mano, y con ambos empezó a hacer malabares.
Yo lo miraba, pero como vi que no hacia nada, me acerqué a recoger el trofeo que había tirado, y cuando me acerqué a ponerlo en donde yo creía que debía estar, otro golpeó mi espalda. Volteé a ver a Peeves, enfurecida, ya no traía un trofeo, ni dos, ahora tenía todo un montón, y empezó a lanzármelos todos -¡Ya déjame, Peeves! Ay. ¡Deja de aventármelos!- me cubrí con mis brazos la cabeza, y empezé a esquivar unos pocos, uno me golpeó en la parte de la cabeza que no había cubierto. Heché a correr hacia la puerta, pisando y tropezandome con unos, pero manteniendo el equilibro. Me golpearon varios en la espalda, la mayoría donde me pegó el primero. Como en ese lugar ya me dolía bastante, me di la vuelta para que no volvieran a golpear.
Mantenía los párpados cerrados, pero como estaba segura de ya estar junto a la puerta no me afectó... Pisé otro trofeo, esta vez ya no mantuve el equilibrio y me caí hacia atrás, pero no toqué el suelo... Al contrario, mi espalda chocó con alguien más evitando mi caída, bueno, no del todo... Creo haber empujado a esa persona, ya que un segundo después sí caí de sentón. El ataque de los trofeos había sesado, y cuando miré hacia adentro, Peeves estaba riendose y yo lo miré expresando mi furia con la mirada -Cierra el pico, Peeves- dije, dejando de ver a Peeves sin dejar de oír sus risas -Lo siento- me disculpé antes de ver a la otra víctima, sobándome la espalda.
Peeves estaba ahí, me había estado acompañando sin que yo me diera cuenta, y había tirado el trofeo para atraer mi atención. El poltergeist empezó a imitar mi posición como cuando yo estaba viendo los trofeos, lo cual hizo que me molestara -¡Yo no me veía tan boba!- exclamé, sin gritar, con el ceño fruncido y los puños apretados. Él dejó de imitarme, volteandome a ver y frunció el gesto como yo lo hice -Oh, no. Te veías aún más pero no soy capaz de llegar a tal grado- dijo, volviendo a poner su dedo al lado de su labio, pero esta vez moviendolo en círculos, intentando poner una cara femenina sin éxito. -Cállate, y lárgate de una buena vez, Peeves. No necesito que arruines mi buen humor- repliqué, enseñandole la puerta con el dedo índice. Peeves tomó un trofeo, y no me respondió. Tomo otro con su otra mano, y con ambos empezó a hacer malabares.
Yo lo miraba, pero como vi que no hacia nada, me acerqué a recoger el trofeo que había tirado, y cuando me acerqué a ponerlo en donde yo creía que debía estar, otro golpeó mi espalda. Volteé a ver a Peeves, enfurecida, ya no traía un trofeo, ni dos, ahora tenía todo un montón, y empezó a lanzármelos todos -¡Ya déjame, Peeves! Ay. ¡Deja de aventármelos!- me cubrí con mis brazos la cabeza, y empezé a esquivar unos pocos, uno me golpeó en la parte de la cabeza que no había cubierto. Heché a correr hacia la puerta, pisando y tropezandome con unos, pero manteniendo el equilibro. Me golpearon varios en la espalda, la mayoría donde me pegó el primero. Como en ese lugar ya me dolía bastante, me di la vuelta para que no volvieran a golpear.
Mantenía los párpados cerrados, pero como estaba segura de ya estar junto a la puerta no me afectó... Pisé otro trofeo, esta vez ya no mantuve el equilibrio y me caí hacia atrás, pero no toqué el suelo... Al contrario, mi espalda chocó con alguien más evitando mi caída, bueno, no del todo... Creo haber empujado a esa persona, ya que un segundo después sí caí de sentón. El ataque de los trofeos había sesado, y cuando miré hacia adentro, Peeves estaba riendose y yo lo miré expresando mi furia con la mirada -Cierra el pico, Peeves- dije, dejando de ver a Peeves sin dejar de oír sus risas -Lo siento- me disculpé antes de ver a la otra víctima, sobándome la espalda.
Melanie A. McKingRAVENCLAW - Mensajes : 296
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Fecha de inscripción : 24/03/2011
Edad : 27
Re: Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
Estuve a punto de desistir en encontrar el chocolate, pues ya había caminado por varios pasillos y doblados varios recovecos, cayendo en la cuenta de que un minúsculo chocolate no podía girar tanto. Aunque seguramente alguien se lo había encontrado y quizás en estos precisos momentos estuviera deleitándose del buen sabor amargo de la golosina. De solo pensar en que alguien más disfrutaba de mis chocolates me daba coraje, pues eran los último que tenía y no tenía pensado en ir a Hogsmeade hasta mucho después.
Seguí caminando buscando en cada rincón y viendo detrás de cada estatua para ver si podía encontrar al culpabe. Fueron un par de minutos los que caminé en alerta para ver si me encontraba al gamberro que se había robado el chocolate de Fred. Justo cuando doblaba otro recoveco más escuché como si alguien arrojara objetos metálicos al piso, y supe de inmediato que se trataba de la sala de trofeos la que seguramente estaba siendo atacada… Sí, atacada pues quién en su sano juicio dejaba caer así los trofeos y demás preseas.
Empecé a correr con la varita ya en la mano, el sonido del metal aboyándose era cada ves más fuerte. Un pasillo más y habría llegado a donde se encontraba. –Arg– fue lo que salió de mi boca cuando choqué contra alguna chica, pues pude ver su cabellera ondulada. Caímos hacia atrás, yo de nalgas y después la espalda para terminar con la nuca rebotando en el suelo de piedra. Me quejé y solté mi varita para llevar mis manos hacia la cabeza que me dolía horrible. Dolía tanto que no reparaba en quién era la otra chica, pero sí pude hacer caso de la risa de Peeves.
Estaba encabronado, claro que sí y esto no se iba a quedar así. Tomé mi varita y apunté a Peeves con ella para decir Langlock. Su risa de inmediato cesó, llevándose ambas manos a la boca y haciendo una cara de furia. –Lárgate si no quieres que llame al Barón– le dije sin bajar mi varita. Inmediatamente ese bicho se fue por donde había venido… Aunque no tenía idea de por donde había sido.
Guardé mi varita y llevé mi mano izquierda a la nuca, rezando de que ni hubiera sangre pues no quería ir a visitar a la enfermera. Me giré y vi a la chica tirada. –¿Estás bien Melanie?– le dije estirando mi mano derecha hacia ella para que la tomara y así ayudarla a levatarse.
Seguí caminando buscando en cada rincón y viendo detrás de cada estatua para ver si podía encontrar al culpabe. Fueron un par de minutos los que caminé en alerta para ver si me encontraba al gamberro que se había robado el chocolate de Fred. Justo cuando doblaba otro recoveco más escuché como si alguien arrojara objetos metálicos al piso, y supe de inmediato que se trataba de la sala de trofeos la que seguramente estaba siendo atacada… Sí, atacada pues quién en su sano juicio dejaba caer así los trofeos y demás preseas.
Empecé a correr con la varita ya en la mano, el sonido del metal aboyándose era cada ves más fuerte. Un pasillo más y habría llegado a donde se encontraba. –Arg– fue lo que salió de mi boca cuando choqué contra alguna chica, pues pude ver su cabellera ondulada. Caímos hacia atrás, yo de nalgas y después la espalda para terminar con la nuca rebotando en el suelo de piedra. Me quejé y solté mi varita para llevar mis manos hacia la cabeza que me dolía horrible. Dolía tanto que no reparaba en quién era la otra chica, pero sí pude hacer caso de la risa de Peeves.
Estaba encabronado, claro que sí y esto no se iba a quedar así. Tomé mi varita y apunté a Peeves con ella para decir Langlock. Su risa de inmediato cesó, llevándose ambas manos a la boca y haciendo una cara de furia. –Lárgate si no quieres que llame al Barón– le dije sin bajar mi varita. Inmediatamente ese bicho se fue por donde había venido… Aunque no tenía idea de por donde había sido.
Guardé mi varita y llevé mi mano izquierda a la nuca, rezando de que ni hubiera sangre pues no quería ir a visitar a la enfermera. Me giré y vi a la chica tirada. –¿Estás bien Melanie?– le dije estirando mi mano derecha hacia ella para que la tomara y así ayudarla a levatarse.
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
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Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
Oí una voz masculina, pero no logré adivinar si me era familiar o no, ya que estaba muy aturdida por los golpes y el ruido de los trofeos al golpearme y caer. El chico le lanzó un hechizo a Peeves, el cual se silenció de inmediato, la voz lo amenazó y el poltergeist se esfumó. Me preguntó si estaba bien y me dió la mano para poder levantarme, la correspondí y me levanté lentamente diciendo 'Sí, gracias'. Estuve por preguntarle como sabía mi nombre cuando me di cuenta de quien era, y el aturdimiento se me bajó de golpe: En cambio de eso, sentí un ligero ardor en mis mejillas, lo cuál me indicaba que había aparecido un tono rosado en ellas. Solté su mano delicadamente, pero con rapidez.
-¿Y tú cómo estás Fred? ¿Te has hecho daño? ¿Dónde te has golpeado?- pregunté rápidamente pero se entendía perfectamente lo que decía. En ese momento vi como traía su mano en la nuca, y ladée un poco mi cuerpo hacia la izquierda para poder ver la parte de atrás de su cabeza, pero en ese instante me acordé del desorden que habría hecho Peeves, y dando un respingo di media vuelta para dirigir la mirada a la habitación... Estaba peor de lo que pensé: Trofeos regados por todas partes, incluso afuera de ella. Afortunadamente ningún estante estaba derribado, y a un metro de distancia de mi estaba el causante de mi caída: un trofeo pequeño, un tanto oxidado y abollado por el pisotón estaba ahí tirado, parecía más bien una copa pequeña y yo la miraba con cierto resentimiento -Me va llevar un buen rato limpiar esto- murmuré más para mi que para Fred. En ese instante lo voltée a ver, y mi mirada cambió: Lo miré disculpándome con ella.
-Enserio, discúlpa por el golpe... Me empezó a lanzar los trofeos, tropezé y justo en ese momento apareciste... Perdón.- mi boca puso una sonrisa de lado, que parecía más bien una mueca pero igual no dejaba de expresar una disculpa -¿Pue-puedo ver?- dije, refiriéndome a su golpe en la nuca, me encargaría del salón en unos minutos, primero quería verificar que él estuviera bien... Al fin y al cabo, era mi culpa en cierto punto, ¿No?. Logré que mi mueca pareciera más una sonrisa, y lo rodée, teniendo fija mi mirada en su cabeza. -No se como ese alboroto no despertó a todo el castillo, ¿cómo fue que llegaste aquí... a estas horas? dije, colocando mi mano en su brazo... Con su consentimiento o no, igual iba a revisarlo.
-¿Y tú cómo estás Fred? ¿Te has hecho daño? ¿Dónde te has golpeado?- pregunté rápidamente pero se entendía perfectamente lo que decía. En ese momento vi como traía su mano en la nuca, y ladée un poco mi cuerpo hacia la izquierda para poder ver la parte de atrás de su cabeza, pero en ese instante me acordé del desorden que habría hecho Peeves, y dando un respingo di media vuelta para dirigir la mirada a la habitación... Estaba peor de lo que pensé: Trofeos regados por todas partes, incluso afuera de ella. Afortunadamente ningún estante estaba derribado, y a un metro de distancia de mi estaba el causante de mi caída: un trofeo pequeño, un tanto oxidado y abollado por el pisotón estaba ahí tirado, parecía más bien una copa pequeña y yo la miraba con cierto resentimiento -Me va llevar un buen rato limpiar esto- murmuré más para mi que para Fred. En ese instante lo voltée a ver, y mi mirada cambió: Lo miré disculpándome con ella.
-Enserio, discúlpa por el golpe... Me empezó a lanzar los trofeos, tropezé y justo en ese momento apareciste... Perdón.- mi boca puso una sonrisa de lado, que parecía más bien una mueca pero igual no dejaba de expresar una disculpa -¿Pue-puedo ver?- dije, refiriéndome a su golpe en la nuca, me encargaría del salón en unos minutos, primero quería verificar que él estuviera bien... Al fin y al cabo, era mi culpa en cierto punto, ¿No?. Logré que mi mueca pareciera más una sonrisa, y lo rodée, teniendo fija mi mirada en su cabeza. -No se como ese alboroto no despertó a todo el castillo, ¿cómo fue que llegaste aquí... a estas horas? dije, colocando mi mano en su brazo... Con su consentimiento o no, igual iba a revisarlo.
Melanie A. McKingRAVENCLAW - Mensajes : 296
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Fecha de inscripción : 24/03/2011
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Re: Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
Su cabello ondulado caía sobre su rostro ligeramente. Era negro como una noche, pero brillante como una noche con luna creciente. Mi mano seguía estirada en dirección a ella, esperando a que su suave piel de su mano tocara la mía y la enredara entre sus dedos. Estaba seguro que tenía una textura agradable, por que muchas otras veces la había tocado. En un saludo, en un roce accidental o cuando nos dábamos la mano cuando empezaba y terminaba un partido de Quidditch.
Sin darse cuenta de quién era el que la ayudaba, su mano aprisionó la mía. Jalé con un poco de fuerza, pero no tanta para que no pareciera brusco. Tuve que poner un pie detrás para que yo no cayera de espalda cuando hice el impulso. Me dio las gracias aún sin mirarme, y al fin cuando sus ojos hicieron contacto con los míos, sus mejillas se colorearon de un ligero tono rosado. Como si el sonrojarse fuera contagioso, mis mejillas también lo hicieron, aunque quizás en una mayor intensidad. No me importó.
–Estoy bien, gracias– le dije sintiendo mis palabras un poco torpes. ¿Por qué siempre que se trataba de ella me sentía así? No sabía la respuesta, aunque James muchas veces me había dicho alguna que otra cosa. –Me golpeé ligeramente en la cabeza– le dije, mintiendo un poco pues en realidad no había sido para nada ligero. El dolor seguía allí, recordándome de mi mala suerte con ligeras punzadas. –Pero estoy bien, de verdad– dije en un tono poco convencido.
La escuché hablar y yo no podía hacer otra cosa que eso, escucharla embelesado por cada una de sus palabras. Empezó a caminar detrás de mí y no me había enterado de lo que había dicho. Su mano se posó sobre mi brazo y justo desde ese punto, nacieron pequeños terremotos que recorrieron todo mi cuerpo. Se sentían agradables y lo único que pude hacer ante dicha reacción de mi cuerpo, fue decirle un No, que sonó entre un suspiro corto pero profundo.
–Llegué caminando, persiguiendo un chocolate que se me escapó de las manos– murmuré. “Pero en lugar de encontrarme con mi amargo y deliciosa golosina, me encontré con otra de mucho mejor aspecto y de seguramente, mejor sabor”, pensé sonrojándome sin poder evitarlo. Era una suerte de qué no me estaba viendo. –¿No lo habrás visto pasar por aquí?– le pregunté.
Sin darse cuenta de quién era el que la ayudaba, su mano aprisionó la mía. Jalé con un poco de fuerza, pero no tanta para que no pareciera brusco. Tuve que poner un pie detrás para que yo no cayera de espalda cuando hice el impulso. Me dio las gracias aún sin mirarme, y al fin cuando sus ojos hicieron contacto con los míos, sus mejillas se colorearon de un ligero tono rosado. Como si el sonrojarse fuera contagioso, mis mejillas también lo hicieron, aunque quizás en una mayor intensidad. No me importó.
–Estoy bien, gracias– le dije sintiendo mis palabras un poco torpes. ¿Por qué siempre que se trataba de ella me sentía así? No sabía la respuesta, aunque James muchas veces me había dicho alguna que otra cosa. –Me golpeé ligeramente en la cabeza– le dije, mintiendo un poco pues en realidad no había sido para nada ligero. El dolor seguía allí, recordándome de mi mala suerte con ligeras punzadas. –Pero estoy bien, de verdad– dije en un tono poco convencido.
La escuché hablar y yo no podía hacer otra cosa que eso, escucharla embelesado por cada una de sus palabras. Empezó a caminar detrás de mí y no me había enterado de lo que había dicho. Su mano se posó sobre mi brazo y justo desde ese punto, nacieron pequeños terremotos que recorrieron todo mi cuerpo. Se sentían agradables y lo único que pude hacer ante dicha reacción de mi cuerpo, fue decirle un No, que sonó entre un suspiro corto pero profundo.
–Llegué caminando, persiguiendo un chocolate que se me escapó de las manos– murmuré. “Pero en lugar de encontrarme con mi amargo y deliciosa golosina, me encontré con otra de mucho mejor aspecto y de seguramente, mejor sabor”, pensé sonrojándome sin poder evitarlo. Era una suerte de qué no me estaba viendo. –¿No lo habrás visto pasar por aquí?– le pregunté.
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
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Re: Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
Él se había negado a que le revisado, pero como dije lo iba a revisar quiera o no, aunque no me apresuré a quitarle la mano: Alejé un poco la mano izquierda, un centímetro, y fui acercando lentamente mi mano derecha a donde estaba colocada la mano de él, en su golpe. Él me estaba asegurando que estaba bien, pero yo estaba segura de que no del todo. Cuando me comentó el como había llegado hasta ahí, solo esbozé una sonrisa en un intento de no reir con la imagen que se me había formado en la cabeza: Estaba Fred, un pasillo, una gárgola, una puerta y el chocolate rodando por ahí, Fred estaba detrás del chocolate intentando agarrarlo, como cuando a un niño se le caía su pelota y no podía agarrarla. En la sonrisa que apareció en mi rostro fue acompañada por un bufido , el cuál ocultó la risa que se me iba a escapar. -Lo siento, lo único que he visto hoy es esos trofeos, a Peeves y a ti- dije, y en ese momento, coloqué mi mano sobre la de él al mismo tiempo que la otra la colocaba en su brazo.
-Fred, enserio tengo que revisarte, no me quiero enterar que fuiste a la enfermería por una contución cerebral por mi culpa... Fred, voy a revisarte- en ede instante, sin dejarle decir algo antes, jalé su brazo, pero solo pudo mi mano meterse entre su mano y el golpe, sin tocarlo.mi mano jaló la de él para poder ver, me puse de puntas y empezé a revisarlo -No soy experta, por fuera se ve bien pero no sabré como te sientes si no me dices bien- dije bajé de mis puntillas y en ese preciso instante me di cuenta de algo...
Mi mano estaba agarrando la mano de él, y de pronto caí en la verdadera cuenta de quién era: Fred Weasley, el chico que me gustaba desde hacia no menos de un año, el cual no evitaba sonrojarme cada que oía su nombre. No era un secreto para nada. Solté su mano de golpe, y sin mirarlo dije lo primero a la mente -¿S-Sabes? Te-Te compraré unos chocolates para compensar el golpe y la pérdida del tuyo...- dije, un poco tartamuda, y casi en la misma posición salvo que miraba mis zapatos y tenia mis manos hacia atrás, ambas entrelazadas -¿Qué te gusta? ¿Ranas o calderos de chocolate? O si quieres una varita de regaliz... No se- dije, intentando recordar los demàs dulces que vendían.
-Fred, enserio tengo que revisarte, no me quiero enterar que fuiste a la enfermería por una contución cerebral por mi culpa... Fred, voy a revisarte- en ede instante, sin dejarle decir algo antes, jalé su brazo, pero solo pudo mi mano meterse entre su mano y el golpe, sin tocarlo.mi mano jaló la de él para poder ver, me puse de puntas y empezé a revisarlo -No soy experta, por fuera se ve bien pero no sabré como te sientes si no me dices bien- dije bajé de mis puntillas y en ese preciso instante me di cuenta de algo...
Mi mano estaba agarrando la mano de él, y de pronto caí en la verdadera cuenta de quién era: Fred Weasley, el chico que me gustaba desde hacia no menos de un año, el cual no evitaba sonrojarme cada que oía su nombre. No era un secreto para nada. Solté su mano de golpe, y sin mirarlo dije lo primero a la mente -¿S-Sabes? Te-Te compraré unos chocolates para compensar el golpe y la pérdida del tuyo...- dije, un poco tartamuda, y casi en la misma posición salvo que miraba mis zapatos y tenia mis manos hacia atrás, ambas entrelazadas -¿Qué te gusta? ¿Ranas o calderos de chocolate? O si quieres una varita de regaliz... No se- dije, intentando recordar los demàs dulces que vendían.
Melanie A. McKingRAVENCLAW - Mensajes : 296
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Re: Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
Siguió insistiendo en que quería revisarme el golpe de la nuca, ignorando el No que le había dicho una vez que me hubo preguntado. No es que no quisiera, pues agradecía en verdad que se preocupara a si de mí. El problema era que no me gustaba que me viera mostrando debilidad, nunca me había gustado... Era como si el orgullo Gryffindor que tenía dentro se viera atacado. –En verdad Melanie, no me pasa nada malo– le dije haciendo más presión sobre mi cabeza para que no la quitara –He tenido peores golpes– comenté.
Me jaló el brazo y su mano quedó abajo de la mía. Me puse nervioso pero no dije, al parecer lo que fuera que le dijera no lograría quitarle las intenciones de revisar el golpe. Su mano bajó con la mía y por puro instinto mis dedos se cerraron al rededor de la suya. No estaba muy consciente de lo que estaba haciendo, pero aún así lo hice. –Ya te dije que estoy bien– le dije por millonésima vez. Su mano se retiró de la mía y luego empezó a tartamudear. Me giré y vi que se miraba la punta de sus zapatos. Sonreí. –Creo que con pollitos de chocolate amargo es más que suficiente– dije sonriendo con ternura. Melanie se veía tan... bonita de esa manera. ¿A ti que te gusta Melanie?– le pregunté refiriéndome a las golosinas.
- Recuerdo:
- "James, Frank, Lancelot y yo habíamos decidido atacar al viejo Filch desde las alturas. Sabíamos que era antes de las 7 de la noche cuando se ponía a limpiar uno de los pasillo más largos que tenía el castillo. Siempre a la hora exacta llegaba con su cubeta y su limpiador por el lado norte, mientras que la detestable y huraña Señora Norris, se paseaba para detener a los alumnos que quería hacer uso de dicho corredor. –Si alguien sale herido, todos regresan por él– dije cuando los cuatro teníamos ya las escobas entre las piernas, listo para despegar y llevar a cabo la perfecta broma que se le había ocurrido a Frank. –Pues andando– dijo James, haciendo que cuatro golpes secos con el pie se escucharan en el suelo. Volábamos en el jardín, y pasados unos minutos nos colamos por una de las entradas al interior del castillo. Teníamos que hacerlo lo más rápido posible, pues corríamos el riesgo de que algún profesor nos viera y nos detuviera con un simple movimiento de varita. –Espero que esté ahí– murmuró Lancelot justo cuando doblábamos hacia la derecha, viendo el pasillo y a Filch en medio de él, metiendo el limpiador al cubo lleno de agua. –Hagámoslo– dijo Frank.
Los cuatro aceleramos, poniéndonos en fila y empezando a tirar mugre que teníamos en una cubeta que colgaba de la parte delantera del mástil. La suciedad invadía todo el suelo, a Filch y a su gata, a la parte del pasillo que ya estaba limpia. Todo fue tan rápido que no nos dio tiempo de contemplar la cara del conserje, pero sí de sus gritos y palabrotas que iban dedicas hacia nosotros. El escape tenía que ser tan rápido como la entrada, pues aún estábamos en peligro de ser descubiertos por alguna autoridad. Doblamos a la izquierda y luego a la derecha para entrar al pasillo de las armaduras. Era un corredor estrecho y teníamos que volar a baja altura, pues el techo estaba repleto de lámparas. Para mi mala suerte no bajé demasiado la escoba, haciendo que mi túnica se atorara en un candelabro enorme. La escoba se había ido de mis manos y sólo por un grito que salió de mi pecho, fue que los demás se dieron cuenta.
Dieron vuelta tan rápido como fue posible, pero la tela que me sujetaba se rasgaba. La mano de James se estiraba hacia mí, pero aún estaba lejos. Otro tirón de la túnica y James ya casi llegaba. Mis dedos rozaron los suyos pero nada más, caí al suelo de espalda, la cabeza rebotó y mi brazo quedó bajo mi cuerpo. Costillas fuera de lugar, la cabeza partida, el brazo roto y mucha sangre saliendo de mi nuca. Había despertado al día siguiente en la enfermería con el cuerpo vendado y una nota en la mesita de a un lado de mi cama. Los chicos dijeron que se trataba de un vociferador que venía de parte de mi madre. Ni James, Lacelot o Frank, se salvaron de los regaños de mi mamá"
Me jaló el brazo y su mano quedó abajo de la mía. Me puse nervioso pero no dije, al parecer lo que fuera que le dijera no lograría quitarle las intenciones de revisar el golpe. Su mano bajó con la mía y por puro instinto mis dedos se cerraron al rededor de la suya. No estaba muy consciente de lo que estaba haciendo, pero aún así lo hice. –Ya te dije que estoy bien– le dije por millonésima vez. Su mano se retiró de la mía y luego empezó a tartamudear. Me giré y vi que se miraba la punta de sus zapatos. Sonreí. –Creo que con pollitos de chocolate amargo es más que suficiente– dije sonriendo con ternura. Melanie se veía tan... bonita de esa manera. ¿A ti que te gusta Melanie?– le pregunté refiriéndome a las golosinas.
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
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Re: Revisando los Trofeos {Fred Weasley}
Me alegré de que no le diera mucha importancia al hecho que acababa de suceder, pero él se volteó y vio la posición en la que estaba, afortunadamente no me sonrojé más de lo que ya estaba -Entonces... Pollitos de chocolate amargo serán.- dije, mirándolo a los ojos. Tenía una sonrisa realmente encantadora... Pero bueno, realmente siempre a tenido una sonrisa así. -¿A mi? Mmm... Nunca lo he pensando, pero ahora que lo dices... Tal vez el chocolate no. Definitivamente me encantan las plumas de azúcar.- recordé la vez que utilicé una en clase, comí más de lo que escribí aquella vez. Desvié mi mirada, si seguía viéndolo me perdería pensando en su sonrisa... Y no era un buen momento. Miré hacia donde había sido el ataque de Peeves, y vi el desastre.
Voltée a ver a Fred. -Te compraré los pollitos cuando vayamos a Hogsmeade... Si es que tengo el permiso aún- señalé hacia el desorden con el dedo índice, y levanté una ceja mostrando mi disgusto. -Odio a Peeves...- murmuré, le devolví la sonrisa a Fred, pero esta volvía a expresar disculpas. No me moví para levantar nada, me quedé quieta calculando el tiempo que tendría, pero mi mente se desviaba y me hacía pensar en él, y en la sonrisa que acababa de tener, afortunadamente ya no lo estaba viendo a los ojos, pero mi mirada se notaba perdida mirando el desastre pero no pensando en ellos, si no en Fred y también como nos habíamos tomado de la mano por unos momentos... ¿Porqué lo solté tan rápido?... Bueno, si hubiera hecho eso, sería más obvia de lo que ya era... No me sorprendería que un día llegara y me dijera 'Oye, déjame en paz' o algo así... En ese instante agité mi cabeza.
-Ehm... Tengo que... limpiar eso, ya sabes- volví a señalar el desorden, esperando que no me haya 'ido' por mucho tiempo.
Voltée a ver a Fred. -Te compraré los pollitos cuando vayamos a Hogsmeade... Si es que tengo el permiso aún- señalé hacia el desorden con el dedo índice, y levanté una ceja mostrando mi disgusto. -Odio a Peeves...- murmuré, le devolví la sonrisa a Fred, pero esta volvía a expresar disculpas. No me moví para levantar nada, me quedé quieta calculando el tiempo que tendría, pero mi mente se desviaba y me hacía pensar en él, y en la sonrisa que acababa de tener, afortunadamente ya no lo estaba viendo a los ojos, pero mi mirada se notaba perdida mirando el desastre pero no pensando en ellos, si no en Fred y también como nos habíamos tomado de la mano por unos momentos... ¿Porqué lo solté tan rápido?... Bueno, si hubiera hecho eso, sería más obvia de lo que ya era... No me sorprendería que un día llegara y me dijera 'Oye, déjame en paz' o algo así... En ese instante agité mi cabeza.
-Ehm... Tengo que... limpiar eso, ya sabes- volví a señalar el desorden, esperando que no me haya 'ido' por mucho tiempo.
Melanie A. McKingRAVENCLAW - Mensajes : 296
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