Truth never set me free. -Privado.-

La pelirroja tan sólo buscaba un lugar tranquilo para repasar Transformaciones. La biblioteca no era una opción, afuera hacía un día estupendo y al margen de ello, siempre era un lugar demasiado aburrido para pasar el rato. Incluso cuando tienes que leer un libro en silencio, se le hacia aburrida. Nigel estaba de viaje y ella sentía que le faltaba algo ya. Los últimos días se habían basado en más cursilerías de las que había tenido en toda su corta vida. No terminaba de desagradarle, aunque se le hacía sumamente extraño la relación que llevaba. Tampoco estaba segura de si el sería oficialmente su novio o no. No tenía idea.¿ Debía de preguntarle?¿O esas son cosas de las qu eno deben preguntarse?. El amor es muy complicado. Dejó que sus pies la arrastraran afuera, tranquila, terminó cerca del Sauce Boxeador.

No lograba entender como se mantenía en pie aquel árbol aún. Seguro tenía muchos años, imaginaba que si no era desde la fundación del castillo, no habría sido muchos años después. Con su libro en sus manos, caminó hasta la sombra de uno de los árboles libres de los alrededores, dejandose caer gracilmente sobre el cesped, cuidando de que su falda no se levantara y dejara ver cosas que no deberían verse. No hacia frío asi que no sentía la necesidad de usar las pantys que acostumbraba para la época más fría del año.
Apoyó su espalda en el árbol, suspirando, no tenía nada de nada de ganas de ponerse a leer.

Iba a por un par de excepcionales horas de lectura en la Biblioteca, junto a la ventana, pero ni siquiera pudo entrar. Extrañamente estaba atestada de gente que estaba atrasada para algo que ni siquiera le interesaba saber que es. Su mandíbula se apretó pero en silencio se escabulló a tomar un libro de la, ahora no tan vigilada sección prohibida, y a largarse de allí en busca de un lugar tranquilo. Seguramente si fuera un poco más ortiva sacaría a todos a patadas de ahí.

El sauce Boxeador era el lugar perfecto y no lo meditó mucho, después de todo siempre se sienta frente a la ventana que da la vista a él. La sorpresa fue ver a la Potter menor sentada allí también. Frunce el ceño mirando a otro lado, sintiendose de verdad invadido por primera vez en cinco años de estadía allí.
Para colmo la pelirroja de Gryffindor había olvidado calmar al árbol y mientras ella se sentaba como si nada, éste estaba preparandose para sacarla de allí a ramazos.

Se acaricia el puente de la nariz antes de caminar calmadamente hata donde ella, esquivando un par de ramas que querían golpearlo. La empuja fuertemente hacia un lado antes de que otra rama más grande la golpeara y antes de ser atacados nuevamente presiona con su varita en el nudo del tronco sin una got de sudor o preocupación en su rostro, como si fuera algo que hace todos los días. Una vez que el árbol está quieto se vuelve a mirar a Lily con una ceja en alto, de superioridad.