W. Hannibal Mözßein

Hannie es de esas llamadas malas compañías. Es como ese chico con el que tu madre no quiere que salgas, el muchacho que en vez de ir a clases pasaba el tiempo haciendo cualquier otra cosa, a pesar de que siempre termina por sacar buenas notas sin esfuerzo. Chico problema, pasota, egoísta, agresivo, busca líos, eso es lo que todos ven a simple vista o lo que creen por dejarse guiar por rumores. ¿Qué si ha estado metido en problemas? Eso es decir bastante poco. Solo deja ver su actitud más simpática a sus más allegados, aunque no lo parezca puede ser perfectamente un buenazo total: comprensivo, cariñoso, tierno... Todo lo que se podría buscar en un buen amigo. De todas formas le cuesta abrirse a cualquiera de esa forma. Es hábil con los hechizos y a veces puede parecer que incluso tiene la respuesta antes de que alguien formule la pregunta. A pesar de todo esto, prefiere no mostrarse como un nerd ante todo el mundo. De ahí su forma de hacer.

Él es orgulloso, acostumbra a llevar aires de superioridad, a pesar de que va medio en broma con ello. Con las personas que conoce y, obviamente le caen bien, es completamente amistoso, extrovertido, amigable y sobre todas las cosas divertido. Siempre anda con una sonrisa en el rostro de aquí para allá, haciendo bromas -quizá un tanto crueles en algunos momentos-. Se preocupa a veces por sus amigos más que por sí mismo, es muy sobre protector con sus seres queridos, siempre está pendiente de ellos y de ayudarlos. Eso sí, si le caes mal es un tipo totalmente borde y antipático, agresivo y cortante, que te hundirá con las peores palabras.

No trates de contradecirlo ni decirle que no a nada. No lograrás que se saque de la cabeza aquello que quiere o que piensa, porque es la persona más terca que jamás haya nacido. Aunque sepa que no tiene la razón, no se echará para atrás y seguirá pensando lo que él quiere. No trates de controlarlo porque es una de las cosas que más le molesta. Porque él se autodenomina como un alma libre, que va a su aire. Él es responsable a su manera, hace las cosas pero a su ritmo. A veces, dice las cosas sin pensar, tal y como se le cruzan por la mente, pero más tarde siempre se arrepiente de haberlo hecho aunque nunca pide perdón. Es alguien de palabra, y lo que dice, lo cumple. No soporta sentirse débil, por eso no muestra sus sentimientos muchas veces, se aguanta las ganas de llorar y se guarda todos sus problemas para él.

Por último, es un mujeriego compulsivo, le gustan todas y no lo puede evitar. Tiene cierto encanto y atractivo que lo hace irresistible. Siempre consigue a la chica que quiere, y cuando se cansa de ella, la despacha con insensibilidad. Algunas lo ven como imposible de amar pero en realidad puede hacerlo, otra cosa es que no quiera. Teme a enamorarse y por eso rompe lazos con todas las chicas lo más antes posible una vez que han pasado por su cama.

Toda historia se remonta a un nacimiento, y la de Hannibal nos lleva diecisiete años atrás, en un orfanato muggle a las afueras de Berlín. Totalmente ajeno a cualquier conocimiento sobre sus padres, Hannie había vivido siempre bajo los cuidados de los trabajadores. Obviamente, dichas personas no se pueden comparar con sus padres, pero era lo más parecido a una familia que nunca había tenido, y por eso y por pequeñas razones más, les quería. De entre los trabajadores, había un hombre de edad más avanzada. Quizá era la persona más mayor que trabajaba allí, la cual se llamaba Joseph, y también a la cual Hannibal tenía más aprecio que los demás. Un aprecio que se veía devuelto en la misma intensidad.

Hannibal fue creciendo, y a medida que cumplía años experimentaba unos extraños sucesos con la interactuación con el mundo. Podía hacer levitar objetos y el descontrol de ese hecho causó cierta polémica entre los huérfanos. Hannibal oyó todo tipo de acusaciones contra él y en el único hombro que se pudo apoyar era el de Joseph. Ahí nació ese cierto odio hacia sus "amigos" muggles. Él, Joseph, era comprensivo, y decía entender lo que le sucedía. A diferencia de los demás, él no le juzgaba por lo podía hacer, y a demás, Joseph le enseñó que él tampoco era "como los demás". Un un trozo redondeado y decorado de madera, conjuró lo que parecía ser un hechizo que soltó un chorro de agua de la punta de ese objeto que el denominaba "varita". Lo hizo asemejar a aquello que llevaban las hadas en los cuentos, pero que en este caso era algo de magos. Él era mago. Joseph era mago. Todo se lo contó el mismo Joseph; Las tres escuelas europeas de magia, los callejones mágicos, Grindelwald, Voldemort y el niño británico que sobrevivió. Todo aquello, a oídos de un Noël de siete años no sonaba a nada distinto que no fuera pura fantasía. Irreal e increíble, pero lo que le sucedía con aquellos "poderes" hizo que se lo creyera todo.

Durante los siguientes años, Hannibal siempre se ha cuestionado quienes eran sus padres. ¿Magos? ¿Humanos o... "Muggles"? ¿Cómo se llamaban? ¿De qué trabajaban? Y terminó preguntánoselo a Joseph. Él negó. No sabía nada más que no fuera que sus padres eran puros. Había visto el hombre que dejó Hannibal allí años atrás. Era, inconfundiblemente un mago. Y dicho hombre aclaró su estatus a Joseph cuando lo dejó. Pidió que le cuidaran bien, que no era alguien corriente y que le dejaba una gran suma de dinero para que pudiera seguir a delante sin ningún tipo de preocupación.

Y mientras todo aquello sucedía, muchas familias deseantes por un bebé pasaban por ese orfanato. No es que nadie quisiera adoptar a Hannibal, si no que Hannibal no quería abandonar el lugar. O más bien no quería abandonar a Joseph, el cual ya era como un padre para él. Y menos con una familia muggle. Muggle, muggle. No sabía si era por la mala temporada que pasó cuando las personas corrientes del orfanato descubrieron de lo que era capaz y le acusaban de cualquier cosa relacionada con el demonio, o por su creciente ego a medida que descubría esa superioridad que le otorgaban los poderes, pero no quería estar rodeado de muggles. No de incompetentes, a pesar de las buenas personas que pudieran llegar a ser.

A los nueve años, Hannibal recibió una carta invitándole a asistir a su primer año en el colegio Noruego de Durmstrang. Fue Joseph quien lo llevó a comprar todo lo que necesitaba y también fue él mismo quien lo llevó a la estación 9 3/4 ese uno de septiembre, sacándolo del orfanato y dándole su apellido, Mözßein.

Ya en el colegio, Hannibal se hizo un hueco en el grupo problemático de chicos, destacando en el Quidditch y también en los estudios. La caída del castillo no fue algo que lo tomó realmente por sorpresa, y él fue de aquellas personas que solamente dejó arrastrarse por la corriente, a pesar que su futura estancia en el castillo británico no era algo que le hiciera demasiada gracia.


√ FAMILIARES.
— Joseph Q. Mözßein {Sangre pura. Sesenta años. Ex estudiante de Durmstrang.}
A pesar de no ser familiares de sangre, Hannibal siempre ha visto a Joseph como el padre que nunca tuvo a su lado. Con él creció y descubrió todo lo que se ocultaba más allá de la realidad de un muggle. Siempre ha sentido un enorme respeto por él, lo que conlleva a que durante estos diecisiete años se han peleado en contadas ocasiones.