Pelea entre hermanos...

Las vacaciones de verana ya estaban por terminar, se podía sentir el viento fresco que se colaba por las ventanas abiertas de la sala. Fuera, el cielo tenía al sol ya casi muriendo, en un par de horas empezaría el crepúsculo y el tono celeste desaparecería para dejar paso a un rojo intenso. La luz dentro de la habitación aún era buena, no había la necesidad de prender velas o la chimenea todavía.

Ese día todos habían salido en una reunión familiar, y digo que casi todo puesto que me habían dejado por que me había quedado dormido. Habían salido desde muy temprano y no me pudieron esperar ni un mísero minuto, aunque no me lamentaba mucho puesto que irían a casa de no sé quien de un amigo de papá y esas reuniones me aburrían en sobremanera.

Todo el día me la había pasado tumbado en mi sillón favorito con un libro que trataba sobre un viaje de un hombre a través del infierno, para después llegar al purgatorio y finalmente reunirse con su amada Beatriz en el paraíso, donde ella lo esperaba. Era un buen libro aunque algo complicado, tenía que leerlo con atención pues me perdía con demasiada facilidad. Eso era lo que más me gustaba de un libro, leerlo con sumo cuidado y con especial atención para poder comprender lo que nos decía.

Hice una pausa y dejé el libro abierto sobre una mesita que estaba cerca de allí. Me levanté y mis pies descalzos tocaron la alfombra, podía darme el lujo de estar en ropa interior y una ligera camiseta. Caminé hasta la cocina para servirme un poco de té helado que mi madre había dejado sobre la barra. Saqué un vaso y me serví, viendo como algunas gotas del líquido ámbar saltaban hacia la superficie de la barra y como finas rodajas de limón caían hacia el vaso. Era una suerte que mi madre hubiera dejado la fría con hielo con magia, sino tendría que habérmelo tomado a temperatura ambiente.

Di un largo trago, sintiendo como se enfriaba mi garganta. Con el vaso en mano regresé a la sala y me detuve en seco, derramando un poco de té. –Pensé que estarías con los demás– dije en un tono algo hostil –¿Qué haces aquí Matt?– pregunté como si fuera un extraño en casa. Me puse un poco tenso pues a pesar de que le podía hacer frente a mi hermano, tenía que admitir que me daba un poco de miedo cuando se enojaba de verdad, lo mejor sería no hacerlo sacar de sus casillas pero, eso era algo imposible.

Era un fin de semana algo fuera de lo común, toda mi familia se había decidido quedar en la mansión por un pequeño tiempo, desde papá hasta el ingenuo de Jean, cosa que impedía e hiciera mis locuras como regularmente pasaba, no podía llevar a alguna chica para jugar con ella... que era lo que mas me molestaba, pero supongo que no tenía otra alternativa, a final de cuentas se trataba de mi familia...

Una noche anterior me había salido a recorrer algun tipo de bar con Ann, como era costumbre la noche había sido realmente loca, terminando con alguna otra chica y regresar despues con mi pareja, no había llegado en toda la noche a la casa y aunque papá me habia hecho el comentario de que saldrían a un almuerzo importante para el, pude de pretexto que tenía que realizar otras cosas y no podía ir, gracias a ello pude realizar lo de mi noche anterior.

Llegé a casa y ya casi comenzaba a oscurecer, supongo y nadie estaría en casa. Abrí la puerta y lo primero que hice fué dirigirme a la cocina en busca de alguna bebida, cuando estaba por cruzar la puerta vi caminando a mi pequeño hermano Jean, este hecho me sorprendió algo caminé hacia donde el, para acercarme un poco mas -Yo no fuí... pero a ti te dejaron verdad? No puede ser Jean... ya ni porque te pide un favor papá puedes ayudarle con eso?- Le dije en un tono no elevado, solo en son de llama de atención ya que papá quería que ellos estuvieran con el, era muy importante para el -Eres un caso perdido Jean- Añadí a momento que me acostaba en el sofá, la verdad es que mi cuerpo estaba agotado, tenía que descansar pero con Jean en la casa, eso iba a hacer una tarea imposible, así que solamente cerré los ojos mientras mis manos las colocaba atras de mi cabeza...

Escuché el silencio, como la casa debería de estar pero era raro que esto estuviera así de calmado -Que piensas quedarte ahi como roca?- Le dijé a momento que volteaba a verlo... unicamente se me quedaba viendo con alguna especie de sospecha, la misma mirada perdida que ponía cada vez que estaba con Sophie o André... -Te pasa algo Jean?- Le pregunté en un tono suave, esperando a que me dijera algo ya que detestaba que solamente se quedaran observando y no dijeran palabra alguna...

Si habia algo que era cierto, es que siempre chocabamos nosotros dos, siempre terminabamos peleando, pero a pesar de que en ocasiones realmente me sacaba de mis casillas siempre me contenía de meterle unos golpes, a final de cuentras se trata de mi hermano menor... aunque no descartaba la idea de golpearlo un día de estos para que así dejara de hacer sus arranques todos raros...

Sus palabras siempre que iban dirigidas las sentía que estaban cargadas de burla y de superioridad. Los gestos que hacía no causaban en mi otra cosa que no fuera arrojarle el vaso de vidrió en su cabeza. –Si no sabes qué pasó no abras la boca Matt– le dije con una mirada demasiado fiera. Tenía que admitir que me habían dolido sus palabras, pues siempre trataba de que nuestro padre se sintiera orgulloso de mi. –Y tú eres un imbécil– murmuré apenas cuando llevaba el vaso nuevamente hacia mis labios para beber un pequeño sorbo.

Vi como se iba hacia el sillón donde yo había estado leyendo tranquilamente mi libro. Subió sus pies a él sin haberse quitado antes sus zapatos y adoptó una pose de jefe. Yo seguía mirándolo de forma inquisitiva, al parecer lo que iba a ser una tarde de tranquilidad, se convertiría en una tarde de discusión.

Sus palabras me sacaron de mi transe y quité mi mirada de él, llevándola hacia el suelo donde pude ver los dedos de mis pies. Vi unas gotas de té y con mi dedo pulgar del pie izquierdo la limpié. –No me pasa nada– le dije frunciendo el ceño y caminando hacia donde estaba mi libro. Lo tomé y me senté en otro sillón, justo en frente del que estaba Matt.

Mi relación con Matt no era la mejor, siempre lograba ponerme los pelos de punta, le era fácil hacerme desesperar. No soportaba por mucho tiempo su presencia y menos cuando se comportaba como un idiota, pero cuando en verdad quería arrancarle la cabeza era cuando se encontraba a solas con Sophie. Simplemente no me pasaba que hablara con ella y con André. Creo que podía contar las veces en que pasé un rato agradable con Matthew, estaba seguro que con los diez dedos de mis manos era más que suficiente.

Tomé asiento y crucé mi pierna derecha sobre la izquierda, coloqué el vaso con té helado en la mesa de centro. Miré a Matt por una última vez y puse el libro frente a mi rostro, así no tendría que verlo y podría concentrarme en la lectura. Llevaba ya unas cuantas líneas y pude escuchar como mi hermano decía algo entre dientes, no le di importancia y seguí en lo mío. Pasaron unos segundos y volvió hacer otro ruido. Junté mis cejas enojado y bajé mi libro para verlo –¿Podrías callarte?– le dije –¡Estoy leyendo!–

Escuchar hablar a Jean quejandose y maldiciendo era peor que ver "Laura en America"... era simplemente detestable que mi hermano hiciera este tipo de cosas y solo porque... quien sabe porque lo hacía pero esa actitud siempre solía sacarme de mis casillas -Ya callate... que no puedes estar un solo día sin pelear?- Le dije a momento que me acomodaba bien en el sofa, pude ver de reojo como agacho la mirada pero no dije nada, era demasiado extraño estar de esta forma siempre buscando hasta el pretexto mas estupido para pelear sin embargo ya se había creado esa costumbre y supongo que realmente no lo cambiría tan facilmente además de que mi hermanito nunca quisiera cambiar eso...

Nuevamente vinieron los reclamos por parte de Jean, pero en esta ocasión fueron con voz mas firme -La casa es enorme!! porque no te vas a leer al baño... ahi nadie te molestará- Mientras me paraba para dirigirme a la cocina y tomar algun liquido, estaba sediento y ya era comenzar a evitar a mi hermano, o de lo contrario terminariamos como siempre... peleando.

Llegué a la cocina y vi un liquido de color raro, lo probé y su sabor no era tan malo, me serví un vaso de ese liquido para terminarmelo de un solo sorbo y posteriormente servirme un poco mas, salí de la cocina teniendo la vaga esperanza de que Jean se hubiera largado a otro lado, pero aun ahi seguía leyendo su libro, era como una especie de predador esperando el momento indicado para atacar, pero siempre terminaba el siendo la presa -Enserio Jean... LARGATEEE!!!- Dije en tono de voz ya comenzado a salirme de mis casillas, no se porque era así... pero ya no lo quería ver -O si vas a decir algo que sea en este preciso momento- Mi temperamento estaba comenzando a subir de nivel y con ello tambien el tono de mi voz y mi tan peculiar coraje, supongo y esto terminaría en una gran charla....

Me recarge en el marco de la puerta de la cocina, esperando a escuchar lo que tenía que decir, supongo y conociendo a Jean, no se quedaría callado y me haría caso, el hecho de ponerse al brinco conmigo para el era una especie de orgullo, aunque ciertamente sabía que lo unico que podía hacer era gritarle, algo mas alla de eso... estaba totalmente conciente de que no sería capaz de hacerlo, quizas por esa misma razón siempre me decía y hacía cosas para hacerme enfadar, pero hoy tenía mas ganas que otros dias de darle unos buenos golpes en la cabeza, mi "día calmado" se había convertido en un "dia detestable" y todo gracias a mi hermanito, que no quizo ir con mi papá. Lo miré fijamente a los ojos y ensguida pude ver como su mirada empezaba a transmitir una especie de odio y/o rencor... no sabía bien que era, pero era de esos sentimientos que me agradaban -Queeee!!- Volví a decirle en tono de provocación... que sería lo que Jean iba a hacer ahora??

No, no se podía estar ni un solo día en que él y yo no discutiéramos. Nunca habíamos llegado a una pelea ya que Gerard o mis padres terminaban interviniendo antes de que las palabras bruscas pasaron a golpes o, incluso a el uso de la magia por parte de Matthew. Sabía que no se atrevía a usar ningún tipo de maldición en mi con mis padres en casa, pero ahora que estábamos completamente solos me lo pensaba demasiado, aunque al final siempre podía acusarlo con papá.

Volvió a hablarme, diciéndome que era debía de irme a otra parte de la casa. ¿Acaso no había estado yo aquí primero? Era obvio que no pensaba hacerle ni un puto caso a Matt. Quitando la mirada de mi libro lo seguí hasta que desapareció dentro de la cocina, mi cabeza aún seguía en dirección a la puerta donde él se había colado.

Escuché como se servía algo en un vaso, quizás se estaba sirviendo el té helado que madre había dejado encima de la barra. Luego silencio y de nuevo más líquido llenando un vaso. Escuché sus pisadas que indicaban que regresaba, desvié mi mirada hacia mi libro y bajé la cabeza, viéndolo por el rabillo del ojo. Noté como se detenía por unos momentos y después de eso me gritó, haciendo que me sobresaltara y llevando mis ojos hacia él de nueva cuenta. –Si no me quieres ver lárgate tú Matthew– le dije haciendo una mueca de asco –Si tanto te irrita mi presencia puedes largarte a tu cuarto, yo estaba aquí desde antes que tú llegaras–

Después de haberle dicho aquello lo barrí de pies a cabeza y sonreí de manera burlona. Regresé a mi libro pero no bajé la guardia, creo que ahora todo dependía de mi hermano en qué haría. Quizás me gritaría de nuevo, me ignoraría y regresaría al sofá no vendría a mi con golpes. Fuera la decisión que pasara por su estúpida mente yo no iba a dejarme hacer lo que él quisiera. Sonreí un poco de nueva cuenta y lo miré aún de pie en el marco de la puerta. –¿Vas a quedarte allí como imbécil?– le pregunté sin mirarlo directamente a los ojos.

Las palabras de Jean a cada momento eran mas fuertes, conforme transcurria el tiempo su irritación era mas que evidente, a mi me encantaba que se pusiera de esta forma, siempre peleando y maldiciendo en el primer momento que tuviera la oportunidad, aunque ciertamente a mi no me afectaban en lo mas minimo sus palabras, lo mejor era ignorarlo en este preciso momento... me encontraba tan de buen humor que el seguir con esta pequeña charla era aburrido... mejor haría algo para sacarlo de sus casillas y así lograra que se largara de una vez por todas y me dejara solo.

Despues de sus palabras mi boca otorgó el placer del silencio, comenzaría a hacer mi siguiente movimiento. Caminé lentamente a la sala, sentandome nuevamente en el dichoso sofá, en esta ocasión quitandome los zapatos y acostandome por completo... estirandome perfectamente para sentir el pequeño jalón de los tendones de mis piernas... -Esto esta demasiado callado...- Añadí para mi mismo pero en voz alta, era obvio que pretendía y Jean escuchara y así fué.

Cogí el control que estaba sobre la mesa para prender la inmensa pantalla que tenía en la sala, el audio era muy bajo asi que comenzé a subirle a la pantalla con el unico objetivo de molestar a mi pequeño hermanito... el programa? no tenía ni la menor idea de lo que estaba viendo, y ni me importaba, le subí el volumen un poco mas del 80 por ciento y enseguida, metí el control en la parte trasera de mi espalda, cerrando los ojos para unicamente escuchar lo que salía de los altavoces de dicho aparato.

No pasé mucho tiempo así y volvi a tomar el control y comenzar a cambiarle a todos los canales... no quería ver nada, así que no dejaba un mismo canal mas de 5 segundos... haciendo esto durante un largo momento, a mi hermano que se encontraba al lado de mí simplemente lo ignoraba y hacía como si solamente estuviese yo... para finalmente dejarlo en un canal de musica...

Si algo de lo que estaba seguro Jean es de que nunca me atrevería a golpearlo a pesar de todo... pero si podía hacer que se molestara tanto a modo de que explotara y siguiera haciendo su tan agradable berrinche... era lo unico que me confortaba de todos estos encuentros, el berrinche!!!... -Te molesta??- Agregando en un tono completamente burlón...