Pardon, section interdite? [M.E.]
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Pardon, section interdite? [M.E.]
- M A T T H E W E N G L E W O O D -
Había llegado el primer viernes del curso y la ilusión recorría el castillo de cara en cara. Todo el mundo llevaba toda la semana, incluso me atrevería a decir desde el primer día, planeando que es lo que haría a la primera salida hacia Hogseamde. La rubia, como no, nunca había ido a dicho pueblo, pero lo sobrevolaron con el carruaje minutos antes de su llegada ese uno de Sepetiembre. No es que fuera nada del otro mundo, por lo menos el pueblo más cercano a Beauxbatons tenía más variedad de tiendas, pero, claro, era otro mundo.
Unos decían de ir a la Cabeza de Puerco, otros a HoneyDukes, y otros simplemente se lamentaban por el hecho de estar castigados y de que la directora McGonagall no les dejara salir del castillo.
Por parte de las damas de Beauxbatons no había habido ningún tipo de incidente. No todas eran tan refinadas como parecían (Lys era un claro ejemplo sin ir más lejos) pero a los ojos de los profesores la modosidad era la mejor arma que tenía una. Como prefecta de Beauxbatons junto a su compañera Dominique, el trabajo no escaseaba pero tampoco sobraba. Básicamente casi todos los alumnos de Beauxbatons que habían ido a Hogwarts eran mayores por lo que no requerían mucha atención o dedicación, cosa que les permitía a ambas tener casi el mismo tiempo libre que cualquier otro estudiante sin un club determinado.
Después de la primera clase de la tarde, la rubia tenía una hora libre y decidió pasarla curioseando la biblioteca. La común de Beauxbatons se había instalado justo al lado y aunque pareciera extraño el olor a polvo se asomaba por el pasadizo cada vez que alguien salia de la común para ir a cualquier otro piso. A la primera vez que la joven olio el polvo, automáticamente se dijo a si misma que la biblioteca de Beauxbatons no estaba tan dejada y algunos libros no tenían esas capas de polvo. Por eso existían los elfos domésticos.
Con el uniforme celeste y la larga melena rubia cubriéndole gran parte de la espalda se dirigió a la biblioteca, asomándose con cuidado para ver quien habría. No sabía si sorprenderse o no, puesto que estaba medio vacía. Todos seguían planeando su salida y solo pequeños grupos de casas mixtas se encontraban ocupando una o dos mesas en lo más profundo de la biblioteca. Lys se preguntó si Hogwarts, al igual que Beauxbatons, tendría su "parte prohibida" en la biblioteca, y entró con la cabeza bien alta y sus andares de damisela cruzando unos cuantos pasillos y doblando en unas cuantas estanterías buscando algún indicio de la existencia de dicha parte.
Unos decían de ir a la Cabeza de Puerco, otros a HoneyDukes, y otros simplemente se lamentaban por el hecho de estar castigados y de que la directora McGonagall no les dejara salir del castillo.
Por parte de las damas de Beauxbatons no había habido ningún tipo de incidente. No todas eran tan refinadas como parecían (Lys era un claro ejemplo sin ir más lejos) pero a los ojos de los profesores la modosidad era la mejor arma que tenía una. Como prefecta de Beauxbatons junto a su compañera Dominique, el trabajo no escaseaba pero tampoco sobraba. Básicamente casi todos los alumnos de Beauxbatons que habían ido a Hogwarts eran mayores por lo que no requerían mucha atención o dedicación, cosa que les permitía a ambas tener casi el mismo tiempo libre que cualquier otro estudiante sin un club determinado.
Después de la primera clase de la tarde, la rubia tenía una hora libre y decidió pasarla curioseando la biblioteca. La común de Beauxbatons se había instalado justo al lado y aunque pareciera extraño el olor a polvo se asomaba por el pasadizo cada vez que alguien salia de la común para ir a cualquier otro piso. A la primera vez que la joven olio el polvo, automáticamente se dijo a si misma que la biblioteca de Beauxbatons no estaba tan dejada y algunos libros no tenían esas capas de polvo. Por eso existían los elfos domésticos.
Con el uniforme celeste y la larga melena rubia cubriéndole gran parte de la espalda se dirigió a la biblioteca, asomándose con cuidado para ver quien habría. No sabía si sorprenderse o no, puesto que estaba medio vacía. Todos seguían planeando su salida y solo pequeños grupos de casas mixtas se encontraban ocupando una o dos mesas en lo más profundo de la biblioteca. Lys se preguntó si Hogwarts, al igual que Beauxbatons, tendría su "parte prohibida" en la biblioteca, y entró con la cabeza bien alta y sus andares de damisela cruzando unos cuantos pasillos y doblando en unas cuantas estanterías buscando algún indicio de la existencia de dicha parte.
Admin No activo- Mensajes : 253
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Fecha de inscripción : 16/03/2011
Re: Pardon, section interdite? [M.E.]
Era segunda hora de la tarde de un viernes y el mortífago ya llevaba una semana enfrascado en libros y paseándose por la zona prohibida con total independencia y gusto. Los viernes siempre eran días tranquilos, lo sabía por cómo solían ser cuando él era alumno, nadie se atrevía a pisar suelo bibliotecario, el fin de semana estaba próximo y era lo último que cualquier persona "en sus cabales" querría hacer.
Así pues se había dedicado a posicionar los libros encima de los escritorios, estos al tocar la madera se elevaban y se colocaban en sus respectivos huecos. Finalizado el orden se internó en la zona prohibida, cogió un libro de Artes Oscuras y caminó hacia la salida, cuando vio a una chica entrar en la biblioteca. Con un giro de varita apuntó a la puerta que se cerró bruscamente y con llave, cuando vio que sólo se encontraba ella se dignó a aparecer, apoyado en una de las columnas, pasando las hojas del libro con cierto hastío.
-Hola, Grey.- le entusiasmaba el hecho de que ella no supiera directamente que él había intercedido en el ataque a Beauxbatons. Su mirada se clavó en ella mientras una sonrisa arrogante, que para nada inspiraba confianza, asomó en sus labios. La francesa vestía el típico uniforme beaux, por el cual había conseguido detectarla en un primer instante. Cerró el libro y lo dejó descansar sobre una de las encimeras.
-¿Hace relativamente poco tiempo, no?- se acercó algo a ella, la había podido contemplar en el Gran Comedor, en la cena de inicio que se dio el lunes, cuando intentaba aguantar su estancia junto a Filch y los otros parias.
-¿Qué te trae por la biblioteca una tarde de viernes?- preguntó extrañado, como obviando que lo reconocería.
Así pues se había dedicado a posicionar los libros encima de los escritorios, estos al tocar la madera se elevaban y se colocaban en sus respectivos huecos. Finalizado el orden se internó en la zona prohibida, cogió un libro de Artes Oscuras y caminó hacia la salida, cuando vio a una chica entrar en la biblioteca. Con un giro de varita apuntó a la puerta que se cerró bruscamente y con llave, cuando vio que sólo se encontraba ella se dignó a aparecer, apoyado en una de las columnas, pasando las hojas del libro con cierto hastío.
-Hola, Grey.- le entusiasmaba el hecho de que ella no supiera directamente que él había intercedido en el ataque a Beauxbatons. Su mirada se clavó en ella mientras una sonrisa arrogante, que para nada inspiraba confianza, asomó en sus labios. La francesa vestía el típico uniforme beaux, por el cual había conseguido detectarla en un primer instante. Cerró el libro y lo dejó descansar sobre una de las encimeras.
-¿Hace relativamente poco tiempo, no?- se acercó algo a ella, la había podido contemplar en el Gran Comedor, en la cena de inicio que se dio el lunes, cuando intentaba aguantar su estancia junto a Filch y los otros parias.
-¿Qué te trae por la biblioteca una tarde de viernes?- preguntó extrañado, como obviando que lo reconocería.
Matthew S. EnglewoodBIBLIOTECARIO DE HOGWARTS - Mensajes : 84
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Re: Pardon, section interdite? [M.E.]
Siguió andando por esa polvorienta biblioteca, guiando sus vidriosos ojos hacia todas direcciones, buscando el mínimo indicio. Sabía que la sección prohibida no sería algo que se dejaría muy a la vista, por lo que seguramente necesitaría separarse más de ese grupo de estudiantes que se encontraban repartidos en las mesas.
La biblioteca estaba iluminada por la luz del sol que se colaba por esas ventanas de cristal y por pequeñas velas flotantes repartidas estratégicamente a lo largo del lugar. Un par de metros más allá de donde se encontraba vio a un hombre que se apoyaba en una de las columnas de los extremos de los pasillos, mientras pasaba las hojas de un viejo libro, algo interesado justo antes de volver la mirada hacia la joven. Ella le había visto, pero solo de lejos durante la cena de inicio de curso ese uno de septiembre. Según había oído era el nuevo bibliotecario de la escuela.
La rubia cesó el paso en escuchar su nombre y automáticamente levantó la cabeza frunciendo ligeramente el ceño con total desconfianza.
- ¿Pardon? - dijo algo secamente, haciendo notar el exquisito acento francés en la palabra.
Escuchó su segunda pregunta mientras daba un par de pasos más hacia al frente. Ese hombre la miraba fijamente, con una sonrisa arrogante pintada en los labios. Estaba claro que había algo en él, algo que no era muy 'normal' dentro de lo que cabe. Pocas personas no sentirían un miedo extraño en esos penetrantes ojos, pero ella se había acostumbrado a ese miedo. Todos los amigos de su padre eran parecidos. Fríos, engreídos. Como él mismo, o aproximadamente, como ella.
Ella sonrió. Sonrió de esa forma tan amablemente falsa y tan creíble a la vez. Era prefecta de Beauxbatons, debía mantener la compostura ante cualquier cosa.
- Creo que podrían asombrarte las cosas que me traerían a la biblioteca una tarde de viernes. Y más aún, una medianoche de sábado. - comentó tranquila mientras sonreía al hombre. Era apuesto, muy apuesto.
A pesar de que no quería desviar la vista de los ojos de ese hombre, solamente por milésimas de segundo los posó sobre el libro que sujetaba. Esa tapa oscura ya la había visto antes, y no tardó en reconocer que pertenecía a la sección prohibida.
- Artes Oscuras. Apasionante lectura, ¿señor...? - dijo mientras se acercaba un paso más al moreno y le miraba con curiosidad.
La biblioteca estaba iluminada por la luz del sol que se colaba por esas ventanas de cristal y por pequeñas velas flotantes repartidas estratégicamente a lo largo del lugar. Un par de metros más allá de donde se encontraba vio a un hombre que se apoyaba en una de las columnas de los extremos de los pasillos, mientras pasaba las hojas de un viejo libro, algo interesado justo antes de volver la mirada hacia la joven. Ella le había visto, pero solo de lejos durante la cena de inicio de curso ese uno de septiembre. Según había oído era el nuevo bibliotecario de la escuela.
La rubia cesó el paso en escuchar su nombre y automáticamente levantó la cabeza frunciendo ligeramente el ceño con total desconfianza.
- ¿Pardon? - dijo algo secamente, haciendo notar el exquisito acento francés en la palabra.
Escuchó su segunda pregunta mientras daba un par de pasos más hacia al frente. Ese hombre la miraba fijamente, con una sonrisa arrogante pintada en los labios. Estaba claro que había algo en él, algo que no era muy 'normal' dentro de lo que cabe. Pocas personas no sentirían un miedo extraño en esos penetrantes ojos, pero ella se había acostumbrado a ese miedo. Todos los amigos de su padre eran parecidos. Fríos, engreídos. Como él mismo, o aproximadamente, como ella.
Ella sonrió. Sonrió de esa forma tan amablemente falsa y tan creíble a la vez. Era prefecta de Beauxbatons, debía mantener la compostura ante cualquier cosa.
- Creo que podrían asombrarte las cosas que me traerían a la biblioteca una tarde de viernes. Y más aún, una medianoche de sábado. - comentó tranquila mientras sonreía al hombre. Era apuesto, muy apuesto.
A pesar de que no quería desviar la vista de los ojos de ese hombre, solamente por milésimas de segundo los posó sobre el libro que sujetaba. Esa tapa oscura ya la había visto antes, y no tardó en reconocer que pertenecía a la sección prohibida.
- Artes Oscuras. Apasionante lectura, ¿señor...? - dijo mientras se acercaba un paso más al moreno y le miraba con curiosidad.
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Re: Pardon, section interdite? [M.E.]
Su mirada se clavó con la misma fiereza con la que había observado por primera vez a la francesa. Sólo que en aquel instante los Aurores no estaban por venir en poco más de cinco minutos ni tampoco iba a caer el edificio de Beauxbatons en llamas. La voz de ella, ese acento francés que había escuchado, todo le devolvía al pasado y de alguna manera le erizaba la piel. Caminó hacia delante unos pasos, todavía manteniendo el volumen de Artes Oscuras, escuchando su audaz comentario que no hizo más que embravecer la sonrisa del bibliotecario.
-Parece usted muy segura de lo que dice, Mademoiselle.- admitió sin quitar la mirada de ella. -Y creo saber que usted ya sabe sobre mi puesto en este colegio.- bibliotecario, evidentemente. -¿A qué se debe su audacia?¿No teme ser...- dejó un espacio de tiempo, entre seductor y divertido. - castigada?- cuestionó finalmente, la sonrisa presente siempre en sus labios.
Ella se acercó un paso mas a él y pregunto sobre su nombre, apellido, cognomen o lo que fuera. -Englewood, Matthew Englewood.- quizás diciéndole su nombre ya podría llegar a comprender de quién se trataba. Le dejó el libro de Artes Oscuras y por unos segundos le dio la espalda a la rubia. -Es de la sección prohibida, creo que serán de los que te interesan...- supuso, haciendo resonar sus pasos por el lugar. Se giró a ella. - ¿Me equivoco?- alzó una ceja, clavando su mirada de nuevo en la francesa que lucía el uniforme de Beauxbatons.
-Pasó cierto tiempo desde que te conocí por primera vez, aquella noche, en los ahora escombros de Beauxbatons.- afirmó con una sonrisa completamente arrogante, se veía que el chico había disfrutado con la destrucción del edificio.
-Parece usted muy segura de lo que dice, Mademoiselle.- admitió sin quitar la mirada de ella. -Y creo saber que usted ya sabe sobre mi puesto en este colegio.- bibliotecario, evidentemente. -¿A qué se debe su audacia?¿No teme ser...- dejó un espacio de tiempo, entre seductor y divertido. - castigada?- cuestionó finalmente, la sonrisa presente siempre en sus labios.
Ella se acercó un paso mas a él y pregunto sobre su nombre, apellido, cognomen o lo que fuera. -Englewood, Matthew Englewood.- quizás diciéndole su nombre ya podría llegar a comprender de quién se trataba. Le dejó el libro de Artes Oscuras y por unos segundos le dio la espalda a la rubia. -Es de la sección prohibida, creo que serán de los que te interesan...- supuso, haciendo resonar sus pasos por el lugar. Se giró a ella. - ¿Me equivoco?- alzó una ceja, clavando su mirada de nuevo en la francesa que lucía el uniforme de Beauxbatons.
-Pasó cierto tiempo desde que te conocí por primera vez, aquella noche, en los ahora escombros de Beauxbatons.- afirmó con una sonrisa completamente arrogante, se veía que el chico había disfrutado con la destrucción del edificio.
Matthew S. EnglewoodBIBLIOTECARIO DE HOGWARTS - Mensajes : 84
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Re: Pardon, section interdite? [M.E.]
Ella sonrió algo juguetona mientras él acortaba las distancias manteniendo sujeto su viejo tomo de Artes Oscuras.
Su voz sonaba grave, tranquila y segura de si misma. Realmente atractiva y atrayente para la rubia. Ese hombre le resultaba interesante.
Lysbeth asintió muy levemente cuando él comentó que ya estaría al tanto sobre el puesto que ocupaba en el colegio. Aunque no se lo hubieran dicho, podía haberlo deducido de alguna forma u otra, pues parecía demasiado joven para ser profesor en el castillo.
Su pregunta hizo que ella pronunciara más esa sonrisa y sus cristalinos ojos brillaron levemente con esa luz procedente de la ventana más cercana. Se mordió el labio inferior y ladeó la cabeza, divertida.
- Realmente no me importaría si me castigaran. Por lo menos, no si lo hiciera usted - comentó picarona.
Tras un corto silencio, el moreno se presentó como Matthew Englewood. "Englewood..." se repitió para si misma de forma mental. Había escuchado ese apellido más de una vez por boca de su padre en más de una cena, y también cuando el señor Malfoy le visitaba. Lysbeth no conocía a todos los "compañeros" de su padre, pero si había oído nombres y algún que otro comentario al respecto. Lo único que sabía de Englewood era que era el neo-mortífago más joven dentro del círculo más cercano al Tenebroso, y eso se debía a su frialdad y audacia.
Aún dentro de su sorpresa, acepto y cogió el libro que le había tendido él y miró la tapa unas milésimas de segundo antes de volver los ojos hacia él.
Pensó que presentarse era perder el tiempo, pues seguro que sabía quien era. Ya me lo había dejado claro.
Matthew dio la espalda a la rubia y avanzó unas cuantas pasos comentando la procedencia del libro. Ella sonrío de forma un tanto peculiar y avanzó su situación física hasta quedar al lado del moreno, y con un movimiento ágil, colocó un mechón de su cabello a la espalda. Era obvio que, a pesar de que la sección fuera prohibida a los menores, el señor Englewood no le molestaría mostrársela.
Él comentó su primer encuentro con ella, el cual ella misma no sabía nada. Su sonrisa un tanto arrogante hizo pensar a la rubia y hacerla retroceder hacia el día del incidente. Durante el ataque, los únicos mortífagos que pudieron haberse fijado en ella fueron su padre y otro que le acompañaba, el cual en ningún momento se quitó la máscara y tampoco llamo en especial la atención de la joven. Ese debía ser él, por supuesto.
- Si... Hicisteis un buen trabajo ese día... - comentó ella con una sonrisa - Matt. ¿Te importa si te llamo Matt? - No quería ser irrespetuosa con los compañeros de su padre, pero por el hecho de que fuera más joven que los demás, tenía la sensación de que era otra persona cualquiera. Dentro de lo que cabía. - Yo solamente había oído a hablar de ti. Maravillas, a decir verdad. Y tenía curiosidad por conocerte -
Su voz sonaba grave, tranquila y segura de si misma. Realmente atractiva y atrayente para la rubia. Ese hombre le resultaba interesante.
Lysbeth asintió muy levemente cuando él comentó que ya estaría al tanto sobre el puesto que ocupaba en el colegio. Aunque no se lo hubieran dicho, podía haberlo deducido de alguna forma u otra, pues parecía demasiado joven para ser profesor en el castillo.
Su pregunta hizo que ella pronunciara más esa sonrisa y sus cristalinos ojos brillaron levemente con esa luz procedente de la ventana más cercana. Se mordió el labio inferior y ladeó la cabeza, divertida.
- Realmente no me importaría si me castigaran. Por lo menos, no si lo hiciera usted - comentó picarona.
Tras un corto silencio, el moreno se presentó como Matthew Englewood. "Englewood..." se repitió para si misma de forma mental. Había escuchado ese apellido más de una vez por boca de su padre en más de una cena, y también cuando el señor Malfoy le visitaba. Lysbeth no conocía a todos los "compañeros" de su padre, pero si había oído nombres y algún que otro comentario al respecto. Lo único que sabía de Englewood era que era el neo-mortífago más joven dentro del círculo más cercano al Tenebroso, y eso se debía a su frialdad y audacia.
Aún dentro de su sorpresa, acepto y cogió el libro que le había tendido él y miró la tapa unas milésimas de segundo antes de volver los ojos hacia él.
Pensó que presentarse era perder el tiempo, pues seguro que sabía quien era. Ya me lo había dejado claro.
Matthew dio la espalda a la rubia y avanzó unas cuantas pasos comentando la procedencia del libro. Ella sonrío de forma un tanto peculiar y avanzó su situación física hasta quedar al lado del moreno, y con un movimiento ágil, colocó un mechón de su cabello a la espalda. Era obvio que, a pesar de que la sección fuera prohibida a los menores, el señor Englewood no le molestaría mostrársela.
Él comentó su primer encuentro con ella, el cual ella misma no sabía nada. Su sonrisa un tanto arrogante hizo pensar a la rubia y hacerla retroceder hacia el día del incidente. Durante el ataque, los únicos mortífagos que pudieron haberse fijado en ella fueron su padre y otro que le acompañaba, el cual en ningún momento se quitó la máscara y tampoco llamo en especial la atención de la joven. Ese debía ser él, por supuesto.
- Si... Hicisteis un buen trabajo ese día... - comentó ella con una sonrisa - Matt. ¿Te importa si te llamo Matt? - No quería ser irrespetuosa con los compañeros de su padre, pero por el hecho de que fuera más joven que los demás, tenía la sensación de que era otra persona cualquiera. Dentro de lo que cabía. - Yo solamente había oído a hablar de ti. Maravillas, a decir verdad. Y tenía curiosidad por conocerte -
Admin No activo- Mensajes : 253
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Re: Pardon, section interdite? [M.E.]
Soltó una pequeña risa, mirada al suelo y brazos cruzados, mientras negaba con la cabeza a su respuesta, sin duda aquella chica no parecía tener miedo, es más, parecía controlar bien la situación y de alguna manera eso gustaba mucho a Matthew.
Un par de movimientos, una racha de comentarios seguidos entre ambos y cuando se quiso dar cuenta estaba de nuevo cerca de ella, con aquella sonrisa tan arrogante en el rostro. Su aguileña mirada se clavó en la francesa y, reacio a apartar su vista, escuchó los comentarios que admitía sobre el incidente de Beauxbatons. La afirmación sobre el buen trabajo que hicieron en aquella jornada hizo que Matt asintiera con lentitud, arrogante, evidenciando que sabía, había hecho un buenísimo trabajo con aquel edificio francés. La pregunta de ella por unos momentos le pareció un insulto pero aceptó finalmente con tranquilidad. Es verdad, por más que quisiera admitirlo, el hecho de ser alguien muchísimo más joven que la mayoría de Neo-mortífagos suponía para el bibliotecario una buena coartada que aprovechar hasta la saciedad.
-Así es, llámame Matt si así quieres.- finalmente admitió. - Lyss.- informó de la abreviación que él realizaría del nombre de la rubia, sin petición alguna, mostrándose frío y centrado, indomable. La hija de Grey aceptó que quería conocerlo pues había oído maravillas sobre él, el chico asintió de nuevo y evidenció que tenía muy buena relación con el padre de la alumna de Beauxbatons. Además de su propio difunto padre, él había sido una especie de mentor para el joven que ahora se alzaba con orgullo sobre su generación mortífaga.
-Tu padre suele comentar de vez en cuando lo maravillosamente educada que está su hijita.- comentó con tranquilidad, mientras se recostaba en una de las mesas, brazos sosteniéndose en el marco canto de esta. -Sin duda demostraste tu valía y frialdad en la incursión a Beaux.- explicó. Recordó el poco miedo que inundaba los ojos de la francesa, la predisposición a salir sin ofrecer ningún tipo de problema, sin siquiera espantarse, eso sin duda era confianza. El bibliotecario se permitió ojear el cuerpo de la alumna con cierta "distracción" y tras ello, giró su vista hacia la zona prohibida del lugar.
-Así pues... ¿buscabas la sección prohibida?- preguntó alzando una ceja, mirada de nuevo centrada en la rubia. -Quizás hoy me encuentre permisivo y te deje entrar al lugar.- afirmó emblemático, interesado por la intención de la chica.
Un par de movimientos, una racha de comentarios seguidos entre ambos y cuando se quiso dar cuenta estaba de nuevo cerca de ella, con aquella sonrisa tan arrogante en el rostro. Su aguileña mirada se clavó en la francesa y, reacio a apartar su vista, escuchó los comentarios que admitía sobre el incidente de Beauxbatons. La afirmación sobre el buen trabajo que hicieron en aquella jornada hizo que Matt asintiera con lentitud, arrogante, evidenciando que sabía, había hecho un buenísimo trabajo con aquel edificio francés. La pregunta de ella por unos momentos le pareció un insulto pero aceptó finalmente con tranquilidad. Es verdad, por más que quisiera admitirlo, el hecho de ser alguien muchísimo más joven que la mayoría de Neo-mortífagos suponía para el bibliotecario una buena coartada que aprovechar hasta la saciedad.
-Así es, llámame Matt si así quieres.- finalmente admitió. - Lyss.- informó de la abreviación que él realizaría del nombre de la rubia, sin petición alguna, mostrándose frío y centrado, indomable. La hija de Grey aceptó que quería conocerlo pues había oído maravillas sobre él, el chico asintió de nuevo y evidenció que tenía muy buena relación con el padre de la alumna de Beauxbatons. Además de su propio difunto padre, él había sido una especie de mentor para el joven que ahora se alzaba con orgullo sobre su generación mortífaga.
-Tu padre suele comentar de vez en cuando lo maravillosamente educada que está su hijita.- comentó con tranquilidad, mientras se recostaba en una de las mesas, brazos sosteniéndose en el marco canto de esta. -Sin duda demostraste tu valía y frialdad en la incursión a Beaux.- explicó. Recordó el poco miedo que inundaba los ojos de la francesa, la predisposición a salir sin ofrecer ningún tipo de problema, sin siquiera espantarse, eso sin duda era confianza. El bibliotecario se permitió ojear el cuerpo de la alumna con cierta "distracción" y tras ello, giró su vista hacia la zona prohibida del lugar.
-Así pues... ¿buscabas la sección prohibida?- preguntó alzando una ceja, mirada de nuevo centrada en la rubia. -Quizás hoy me encuentre permisivo y te deje entrar al lugar.- afirmó emblemático, interesado por la intención de la chica.
Matthew S. EnglewoodBIBLIOTECARIO DE HOGWARTS - Mensajes : 84
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Re: Pardon, section interdite? [M.E.]
La rubia no pudo evitar sonreír levemente cuando, después de que el moreno accediera a la abreviación de su nombre, dijo el de la joven. "Lyss"... Pocas personas le abrevan el nombre de esa forma. Su hermano, su padre, su madrastra... quizás un par de compañeras de Beauxbatons, pero se podrían contar con los dedos de una mano. A lo mejor por eso le resultó un tanto extraño oírlo de la boca de un desconocido y, más aún, en ese tono frío y centrado que tanta curiosidad le había despertado en tan poco tiempo.
A ella le sorprendió ver que no hacía ningún tipo de comentario fuera de lugar al decir que le interesaba conocer por las cosas que había oído por boca de su padre y de alguno de sus amigos. Él realmente era alguien maduro y tranquilo, a demás de que ni le habían sorprendido sus palabras, lo que le daba a saber a la rubia que sus limites de egocentrismo tampoco tenían demasiados límites.
Lysbeth rodó los ojos y movió ligeramente la mano para quitar importancia en el comentario de Matthew. Era verdad que había recibido de la mejor educación con ellos, pero hasta tales extremos que le resultaba incluso molesto. No necesitaba tenerlos siempre encima, y menos a su madrastra, ya que la relación que la rubia tenía con su segunda madre, bueno, madre, puesto que la primera no se merecía ni ser llamada como tal, no era del todo buena. Todo lo contrario que su hermano Dimitri.
Lys observó como el moreno se apoyaba en una de las mesas y no pudo evitar mirarle algo descaradamente, de arriba a abajo. Luego, aguantó su mirada de nuevo mientras le comentaba lo valiente que había sido durante el incidente en su antigua escuela. Ella recordó ese día como si fuera ayer. El castillo en llamas, cuerpos sin vida de la gran mayoría de sus compañeros, los aurores rescatando a todos aquellos que seguían con vida y la lucha frenética que tuvieron contra la nueva generación de mortífagos. La verdad era que no había sufrido mucho ese día. Le preocupaba más la integridad de su padre que la de cualquiera de sus compañeros mestizos, y eso era algo lógico. No quería ni pensar que hubiera ocurrido se le hubieran cogido. Esa forma de pensar, junto con unos cuantos factores más, fue el catalizador que le hizo superar su prueba de acceso a las filas del Tenebroso. Ahora la más joven era ella, a pesar de que su rango no era muy significativo en el grupo, pero eso era algo que tenía solución e incluso fecha.
La rubia sonrió toqueteando la tapa polvorienta del libro de Artes Oscuras y arqueó una ceja con algo de interés.
- Vaya, me siento muy alagada escuchándote decir eso.- comentó ella mientras sus ojos se iban hacia un par de estanterías más allá, donde un estudiante de Hufflepuff cogía unos pergaminos y se iba por donde había venido.
La atención de la francesa volvió a Matt cuando escuchó la palabra "sección" en la misma frase que "prohibida". Parecía que lo sabía y es que era algo obvio. ¿Qué haría alguien como yo adentrándose a la biblioteca sin prestar atención a ninguna de las estanterías que encontraba por el camino? Ella esperaba que él le diera vía libre. Y así fue, o por lo menos, eso insinuó él.
- ¿Quizás? - preguntó ella con una mezcla de interés y diversión - Creo que podrás hacer una excepción a esta buena, pequeña, encantadora e inofensiva estudiante francesa cuyo único deseo es entrar en ella... - hizo una pequeña pausa, excrutando los ojos del moreno - ...prometo no hacer ningún desastre - y sonrió. Sonrió de esa forma tan particular en la que siempre lo hacía cuando cualquier chico la miraba desde lejos, babeando como un perro hambriento frente a una carnicería. A pesar de que este no parecía ser el caso.
A ella le sorprendió ver que no hacía ningún tipo de comentario fuera de lugar al decir que le interesaba conocer por las cosas que había oído por boca de su padre y de alguno de sus amigos. Él realmente era alguien maduro y tranquilo, a demás de que ni le habían sorprendido sus palabras, lo que le daba a saber a la rubia que sus limites de egocentrismo tampoco tenían demasiados límites.
Lysbeth rodó los ojos y movió ligeramente la mano para quitar importancia en el comentario de Matthew. Era verdad que había recibido de la mejor educación con ellos, pero hasta tales extremos que le resultaba incluso molesto. No necesitaba tenerlos siempre encima, y menos a su madrastra, ya que la relación que la rubia tenía con su segunda madre, bueno, madre, puesto que la primera no se merecía ni ser llamada como tal, no era del todo buena. Todo lo contrario que su hermano Dimitri.
Lys observó como el moreno se apoyaba en una de las mesas y no pudo evitar mirarle algo descaradamente, de arriba a abajo. Luego, aguantó su mirada de nuevo mientras le comentaba lo valiente que había sido durante el incidente en su antigua escuela. Ella recordó ese día como si fuera ayer. El castillo en llamas, cuerpos sin vida de la gran mayoría de sus compañeros, los aurores rescatando a todos aquellos que seguían con vida y la lucha frenética que tuvieron contra la nueva generación de mortífagos. La verdad era que no había sufrido mucho ese día. Le preocupaba más la integridad de su padre que la de cualquiera de sus compañeros mestizos, y eso era algo lógico. No quería ni pensar que hubiera ocurrido se le hubieran cogido. Esa forma de pensar, junto con unos cuantos factores más, fue el catalizador que le hizo superar su prueba de acceso a las filas del Tenebroso. Ahora la más joven era ella, a pesar de que su rango no era muy significativo en el grupo, pero eso era algo que tenía solución e incluso fecha.
La rubia sonrió toqueteando la tapa polvorienta del libro de Artes Oscuras y arqueó una ceja con algo de interés.
- Vaya, me siento muy alagada escuchándote decir eso.- comentó ella mientras sus ojos se iban hacia un par de estanterías más allá, donde un estudiante de Hufflepuff cogía unos pergaminos y se iba por donde había venido.
La atención de la francesa volvió a Matt cuando escuchó la palabra "sección" en la misma frase que "prohibida". Parecía que lo sabía y es que era algo obvio. ¿Qué haría alguien como yo adentrándose a la biblioteca sin prestar atención a ninguna de las estanterías que encontraba por el camino? Ella esperaba que él le diera vía libre. Y así fue, o por lo menos, eso insinuó él.
- ¿Quizás? - preguntó ella con una mezcla de interés y diversión - Creo que podrás hacer una excepción a esta buena, pequeña, encantadora e inofensiva estudiante francesa cuyo único deseo es entrar en ella... - hizo una pequeña pausa, excrutando los ojos del moreno - ...prometo no hacer ningún desastre - y sonrió. Sonrió de esa forma tan particular en la que siempre lo hacía cuando cualquier chico la miraba desde lejos, babeando como un perro hambriento frente a una carnicería. A pesar de que este no parecía ser el caso.
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Re: Pardon, section interdite? [M.E.]
Se paseó alrededor de la chica, con pasos firmes y lentos, de vez en cuando centrando su mirada en alguna estantería o motivo, para luego inevitablemente volver su vista hacia la joven francesa, irremediablemente. Expresó lo halagada que se encontraba ante la afirmación del mortífago pero era así, había reaccionado tal y como se propone en los canons de mortífagos, incluso mejor que algunos iniciados. La mirada de Lysbeth fue hacia otro lugar, el chico giró su mirada, un intruso en aquel sitio. Abrió de nuevo las puertas de la biblioteca con un leve gesto de su varita y cuando este salió, las cerró de nuevo, esta vez percatándose de que nadie más que él y la chica se encontraba dentro.
Carraspeó tras preguntarle por la zona prohibida, escuchando con interés la respuesta de la hija de Grey, interesado sobremanera. -Depende, mi permiso radica según la importancia de la búsqueda, pequeña.- la trató con un tono ciertamente despectivo, pero que no buscaba reacción brusca, sino simplemente algo de juego entre ambos. La rubia francesa dibujó una sonrisa en sus labios que dejó al chico varios segundos embobado, con una egocéntrica sonrisa que poco a poco iba perdiendo fuerza; ¿Sería semi-veela? Se lo había cuestionado desde que la había visto por primera vez en Beaux pero tampoco quería preguntárselo a Grey; que Englewood estuviera interesado en saber sobre su hija no le habría hecho ninguna gracia, o eso quería creer.
-¿Qué buscas de la sección prohibida?- preguntó, mostrando cierto desinterés fingido cuando se giró, dándole la espalda a la chica, caminando hacia la entrada a dicha sección. Sus pasos, firmes y tranquilos, no dejaban ver el hecho de que el mortífago, por el rabillo del ojo, verificaba que la chica lo seguía. Cuando llegó a la zona prohibida, ahora con una amplia verja de color negro azabache, apuntó al candado con su varita y este se desató, cobrando vida propia, enroscándose en una de las vallas que componían la verja. La puerta se abrió con cierto chirrido y poco después giró su mirada hacia ella, invitándola con un gesto de brazo a pasar a aquel lugar.
-Adelante, mademoiselle.- dijo con diversión, clavando su aguileña mirada con total deseo en la chica, "una hija preciosa para serlo de Grey" pensó maliciosamente, haciendo que una sonrisa arrogante se dibujara en su rostro.
Carraspeó tras preguntarle por la zona prohibida, escuchando con interés la respuesta de la hija de Grey, interesado sobremanera. -Depende, mi permiso radica según la importancia de la búsqueda, pequeña.- la trató con un tono ciertamente despectivo, pero que no buscaba reacción brusca, sino simplemente algo de juego entre ambos. La rubia francesa dibujó una sonrisa en sus labios que dejó al chico varios segundos embobado, con una egocéntrica sonrisa que poco a poco iba perdiendo fuerza; ¿Sería semi-veela? Se lo había cuestionado desde que la había visto por primera vez en Beaux pero tampoco quería preguntárselo a Grey; que Englewood estuviera interesado en saber sobre su hija no le habría hecho ninguna gracia, o eso quería creer.
-¿Qué buscas de la sección prohibida?- preguntó, mostrando cierto desinterés fingido cuando se giró, dándole la espalda a la chica, caminando hacia la entrada a dicha sección. Sus pasos, firmes y tranquilos, no dejaban ver el hecho de que el mortífago, por el rabillo del ojo, verificaba que la chica lo seguía. Cuando llegó a la zona prohibida, ahora con una amplia verja de color negro azabache, apuntó al candado con su varita y este se desató, cobrando vida propia, enroscándose en una de las vallas que componían la verja. La puerta se abrió con cierto chirrido y poco después giró su mirada hacia ella, invitándola con un gesto de brazo a pasar a aquel lugar.
-Adelante, mademoiselle.- dijo con diversión, clavando su aguileña mirada con total deseo en la chica, "una hija preciosa para serlo de Grey" pensó maliciosamente, haciendo que una sonrisa arrogante se dibujara en su rostro.
Matthew S. EnglewoodBIBLIOTECARIO DE HOGWARTS - Mensajes : 84
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