Hard day's...

Días duros, realmente muy duros, no quería admitir las verdades o las mentiras.. sin embargo no era mi intención que las cosas se fueran volviendo complicadas. Albert era un hombre muy rudo cuando quería decir sus verdades, a veces sus palabras me herían más que nadie, ya que lo quería mucho. Le había comentado lo que pasaba, bueno lo que había pasado con Albus, con otros chicos y pensé que no me iba a criticar, como siempre tuvimos una relación sin tapujos, sin embargo sus palabras en la carta... no eran las de siempre. Me apoye en la reja de la cada de los gritos, aun tenía la carta en mis manos, no dejaba de repasar alguna de la líneas, sobretodo aquellas en las que me decía que era una niña tonta.. se que no era el hombre más delicado, pero tampoco quería que me tratara así... se que hacia muchas estupideces pero justamente ahora lo único que deseaba era que él me abrazara y me reconfortara en sus brazos, como siempre lo hacia cuando estaba triste.

Me gire y apoye mi espalda en la reja dejando que mi cuerpo cayera lentamente hasta el suelo, no sabía que hacer o pensar, no iba a volver a contarle de mis problemas... a Albert, no quería estamparme contra un muro nuevamente. Mi cabeza se fue al cielo mirándolo con algo de nostalgia... añoranza por las cosas simples, más que por eso por... por un poco de afecto paternal, ¿porque estaba actuando tan frío y poco comprensivo?... así no era él, siempre me apoyaba aunque no fueran cosas muy buenas.

- no puedes ser tan niña y tonta... no fue la forma de criarte...- leí nuevamente lo que me escribió en voz alta... la arrugue para dejar caer las manos entre mis rodillas.- Solo quería un poco de comprensión nada más.-

Estar lugar solitario y algo apartado me dejaba estar en completo silencio, exceptuando por las leyendas que lo rodeaban, no me daba más miedo que el castillo. Solté un largo suspiro, cansado y decepcionado de una respuesta tan poco… afectuosa.

La Casa de los Gritos... era un lugar bastante solitario y lugubre. Me gustaba bastante estar alli en el silencio y sobretodo de noche para no dar explicaciones a nadie sobre nada. Ya había caído la noche, pero aún no había oscurecido tanto. Me gustaba llegar a la Casa de los Gritos como a esta hora o mas de noche quizás me encontraba con algún estudiante mas que ojalá y no fuera algún Gryffindor o Hufflepuff que no tenía ganas de lidiar con tontos y menos a estas horas. Aunque sí tenía ganas de divertirme por lo menos por un buen rato.

Llegué hasta la entrada de la Casa y me extrañó ver allí una silueta de mujer. Al parecer una chica estaba allí y se encontraba llorando. Me acerqué a ella por lo menos preguntarle a ver que tenía. Por su túnica me dí cuenta que era una Ravenclaw, así que por lo menos me alegré de que no se trataba de una Gryffindor o alguna Hufflepuff. Me acerqué a ella y le toqué el hombro.

-Disculpa... ¿te pasa algo?-

Como si fuera un ovillo me quede sentada con las piernas recogidas y las manos sobre la cabeza escondiendo mi rostro de cualquiera, la carta se me había escurrido de los dedos. Ojala que me enviara otra carta, una más amable y llena de ternura, pero conociendo a mi padre... solo me quedaba esperar y esperara... algo que no llegaría. Cuando estaba de lo más tranquila, pasando el mal rato.. una persona vino a interrumpirme, no levante la cara pero con la mano derecha la moví, haciendo un gesto de estar bien...

- sí... no hay problema.- le dije para finalmente levantar un poco la cabeza, pero sin verlo, la vos me sonaba familiar pero no del todo. Mire al frente y él estaba a mi lado, así que la falta de animo no era golpeante.- solo estoy pensando...- le dije y finalmente lo mire, uf.. de entre todos, un Sly y él.-

Me sonreía algo, con los labios mas apretado de lo normal, baje una de las piernas y deje de poner la mano en mi cabeza para recoger la carta, no quería que nadie más leyera eso.

- No pensé que eras tú...- levante las cejas y luego apoye la espalda en la reja, al igual que mi cabeza para elevar el mentón y la mirada a él.-