Resucitando muertos ~ [Jace]

Zapatillas nuevas, vestido nuevo, gargantilla nueva y pendientes nuevos. Mi padre quería algo... no me gustaba que me mandara tantos regalos porque siempre venían acompañados con alguna órden y entre más regalos y más costosos fueran, la órden era peor. Solo cruzaba los dedos porque aún no se le hubiera ocurrido comprometerme con algún idiota hijo de un amigo. Me tomé todo con filosofía y decidí usar todo aquel hermoso conjunto que había estado guardado en uno de los baules de mi habitación en el barco. La verdad era que me veía muy bien en aquel vestidito que llegaba a mi rodilla y las zapatillas de tacón alto, marrones. Me puse un abrigo a juego con las flores amarillas del vestido y salí del colegio, era una buena mañana, sabado y el cielo despejado.

Quedé con Petar en las Tres Escobas hacía unos días, solo que no se lo había recordado porque no quería hacer demasiada presión, pero estaba segura que no lo iba a olvidar.

El paseo hasta el pequeño pueblo era corto, casi insignificante, en el colegio del Norte teníamos que recorrer terrenos mucho mayores solo para llegar a los invernaderos, así que ese recorrido era casi una broma. El panorama aunque no quisiera reconocerlo era lindo, muchos árboles altos y la brisa soplando mi cabello, olía casi a invierno.

Llegué antes de lo esperado al establecimiento y no había señal de Petar, saqué mi reloj de bolsillo de la pequeña bolsa a juego que llevaba en el brazo y ví que aún tenía unos minutos para verme con mi amigo pero como no quería que el público me mirara en la calle decidí entrar al lugar y me senté en una mesa cercana a la entrada y pegada a una ventana.

Retiré mi abrigo y lo coloqué en el respaldo de la silla de a lado y luego saqué mi pequeño reloj del bolsillo. Tenía unas pequeñas manecillas doradas perfectas, exactamente 7 manecillas, cada una indicaba una cosa diferente que solamente yo podía entender. La hora en la que tenía que ver a Petar se acercaba y entre pasaba más el tiempo, me ponía más nerviosa y no me gustaba sentirme tan común con esa sensación estúpida.

Un chico se acercó a mi a preguntarme que era lo que quería de beber pero ni siquiera me preocupé en devolverle la mirada, me quedé mirando aún mi reloj. - ¿tienes infusiones? - cerré el reloj con un ligero golpecito y un clic. Elevé la mirada hacia mi interlocutor y oh por Merlín la sorpresa que me llevé.

Abrí los ojos como dos platos lo más que pude y me llevé una mano al centro del pecho como si acabara de ver a un fantasma y es que... bueno.... - ¿Jace? - mi voz sonó cortada y atónita. Enderecé la espalda y traté de no mostrarme más asustada de lo que enverdad estaba. No era posible queJace estuviera ahí... tan cerca del colegio y que no hubiera dado señales de vida... la noticia oficial era que estaba en la lista de los muertos... No... seguramente lo estaba confundiendo con alguien más... no podía ser.