Third Generation Hogwarts
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Abbie J. Arkright

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Mensaje por Abbie J. Arkwright Vie Ene 06, 2012 4:24 pm


Abbie Joss Arkwright Knaggs
«You say it best when you say nothing at all»

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D A T O S B Á S I C O S ♠

√ NOMBRE COMPLETO. Abbie Joss Arkwright Knaggs
√ APODOS. Abb
√ EDAD. 16 años
√ SEXO. Femenino
√ ORIENTACIÓN SEXUAL. Heterosexual
√ PROCEDENCIA. Inglesa
√ CASA/EMPLEO. Slytherin
√ HABILIDAD O TIPO DE MAGO. Normal
√ TIPO DE SANGRE. Pura


[center]D E S C R I P C I Ó N F Í S I C A ♠

Es una chica delgada con un cuerpo armonioso, curvas suaves no muy exageradas, sin voluptuosidades y un poco menos pronunciadas para su edad. Delgada al extremo, se le notan los huesos. Su piel es suave y blanca como el mismo mármol, con una temperatura corporal baja que siempre le da el aspecto perfecto de estatua marmolada. Cabello negro azabache ondulado que siempre suele llevar despeinado y suelto sobre sus hombros, ondas no muy definidas que siempre están entre el liso y los rulos. Sus ojos son dos focos destellantes que expresan todo lo que su corazón se niega a decir, son sus ventanas al alma. Sus pupilas son de un color gris suave que dependiendo de la luz varía entre celeste cielo y gris azulado. A pesar de eso es una chica bastante atractiva, con unos labios carnosos y unas pestañas curvadas que llaman siempre la atención. Es ligeramente de menor estatura que las demás chicas de su generación.



D E S C R I P C I Ó N P S I C O L Ó G I C A ♠

Como es una hija mujer, dentro de un mar de chicos, Abbie se ha acostumbrado a poseer todo lo que siempre ha querido siendo totalmente consentida y caprichosa. Con una personalidad fuerte pero totalmente educada, cortes y siempre manteniendo el protocolo, se formó una coqueta a veces seria a veces divertida chica que siempre logra llamar la atención. Es inteligente, muy sensata para no muy aficionada al estudio, prefiere disponer de ese tiempo para divertirse con gente de su casa, con Aleera o con su hermano Khaled, que aunque no lo acepte en voz alta, adora a ese pequeño mounstro. De cierto punto podemos considerar a la castaña como una chica superficial, para ella todo entra por la vista primero en donde la primera impresión es totalmente importante y si, segrega por la jerarquía que ella estima conveniente.

Defiende lo indefendible, para ella su punto de vista siempre será el indicado y pobre del que se atreva a negárselo. Obstinada, frívola e insensible pero con un toque de dulzura que se escapa de sus manos, posee una mirada penetrante que varía según la situación en donde puede llegar a seducirte para que logres lo que ella quiere o simplemente intimidarte para que te apartes de su camino. Seria cuando debe serlo, infantil solo con algunas personas. Jamás se dará por vencida por lo que si algo se le mete en su cabeza, hará todo lo necesario para lograrlo sin importar que tenga que pedirle a su padre un poco de ayuda. Sabe que su familia tiene poder y no duda nunca en usarlo.

Frente a su familia es una hija perfecta, totalmente obediente que cumple fielmente con las órdenes de sus padres en especial de su padre. Es estricta y leal con ellos aunque a veces su queridísima madre la saque de sus casillas. No conoce el significado de la palabra confianza ni espera conocerlo, es muy desconfiada y le hacen falta años para asegurarse de que puede confiar realmente en una persona. A pesar de que a su padre se le ha cruzado por la cabeza una extraña idea, que lo está llevando hasta la locura, de eliminar a todos aquellos que no lleven su propia sangre, sangre pura, ella ha ignorado cualquier tipo de discriminación. No porque sea de un gran corazón y quiera a todo el mundo, si no que aun no se ha convencido de que los argumentos que ha oído (hay que decirlo, son muy vagos) no tienen total sentido para ella.

Aunque parezca absurdo, ya que demuestra todo lo contrario, su amor propio es muy bajo. Aunque sea totalmente sobre protegida y querida por todos sus hermanos, a veces siente que su existencia solo sobra en el mundo y que con o sin Abbie, todo seguiría igual. No se siente importante, pero lo disimula a la perfección. Su ego está bajo el subsuelo, no se considera una chica llamativa ni con características especiales que puedan llamar la atención del sexo opuesto. Nunca se ha enamorado, no está entre sus planes ni piensa hacerlo en el futuro. Ve a sus padres discutir y por más que le agraden los debates, vivir así, no es de preferencia. Cree que enamorarse de alguien, que su corazón vibre con una sola mirada es una mera estupidez, considera eso como símbolo de debilidad. Ser dependiente de otro ente no le parece sensato.


D E S C R I P C I Ó N H I S T Ó R I C A ♠

… Llegó una pequeña pelirroja al gran comedor. Su paso era sereno, tranquilo y decidido para tener solo once años. Desde la lejanía unos ojos oscuros se fijaron en su destellante cabellera, era una infante para él que ya tenía quince años y una fama de truhan. Pero él la conocía, desde antes de hablar con ella, sabía su nombre y estaba seguro a la casa que asistiría. Ambas familias eran muy cercanas, amigas y aliadas, aunque por más reunión social que habían compartido Damien nunca había recibido palabra alguna de la pequeña Emma. El sombrero no lo dudó ni un segundo y la envió directamente a Ravenclaw, ella se limitó a ponerse de pie para dirigirse a lo que desde ese momento sería su casa. Desde aquel instante, con su actitud tan seria e indiferente llamó la atención del joven Arkwright. Ella por su parte se dedicó a vivir cada momento que le ofrecían los años como estudiante de aquel prestigioso colegio de Hogwarts. Él trato de seducirla en su último año, se acercó como el galán que era y basándose en los rumores de pasillos, aquellos que lo reclamaban como uno de los chicos más guapos de Slytherin, la invitó a salir. La respuesta que recibió fue negativa, ella a sus trece años no estaba interesada en él ni en nadie, prefería gastar su tiempo leyendo un buen libro. Fue un golpe duro, algo que nadie se imaginaría, su ego cayó abruptamente desde los cielos a la firme realidad, la evitó hasta que salió de Hogwarts y no se volvieron a ver.


Pero el destino siempre se divierte con las historias de todos y ellos dos no fueron la excepción, un par de años después sin verse en ninguna reunión, sin toparse ni divisarse se encontraron en el matrimonio de la hermana mayor de Damien. Él ya gozaba de 22 años y ella recién 17, acababa de finalizar sus estudios, comenzaba a vivir, a abría recién sus ojos al mundo. Él la reconoció enseguida, su cabello llamativo nunca pasaría desapercibido, en cambio ella lo buscó con la mirada pero no logró nada, habían pasado muchos años y el tiempo se había encargado de hacerlo cambiar. Maduro, sexy, intelectual y muy educado, era perfecto para Emma, trabajaba en el ministerio y a simple vista parecía un hombre serio. Cruzaron miradas y la intención de sus pupilas se delataron, él aun la recordaba pero su ego se dañaba de solo pensar en ella, era un resentido y no pensaba cambiar. La fiesta finalizó sin cruzar palabra alguna pero era un hecho que se volverían a encontrar. El fin de semana transcurrió como cualquier otro y al siguiente lunes, temprano por la mañana, la joven Knaggs temerosa se dirigió al ministerio de magia para solicitar un puesto. Sus calificaciones habían sido perfectas desde primer año, era imposible obtener un no como respuesta. Le indicaron una oficina a la cual ella ingresó sin pensarlo demasiado, el sofá de cuero estaba dándole la espalda y solo se asomaban unos cabellos negros que destellaban por la luz del día. – Buenos días – Saludó con voz suave y educada, aunque por dentro moría de nervios. Su corazón se paralizó cuando escuchó aquel inconfundible tono de voz, abrió los ojos de par en par y trago saliva, era imposible que ella estuviese ahí, justo en su oficina después de todo el tiempo que había pasado. Después de haber estado presente en su mente cada momento desde que la distinguió con aquel vestido negro ajustado al cuerpo que llevaba hace un par de días. Se despeinó el cabello y giró, ahí estaba ella, sonriendo como siempre con aquella seguridad que la distinguía. Conversaron por horas, quedaron en tomar un café esa misma tarde y finalizar todo aquello que habían comenzado en algún momento de su vida. Él sería su mentor por el momento, trabajarían juntos cada día.

Al día siguiente comenzó el trabajo, ella distinguida y seria como siempre, no le agradaba mezclar el trabajo con la amistad. Los días pasaron lentos, él muriendo de ganas por invitarla a salir, ella cumpliendo con cada meta que se le otorgaba. Emma se destacó inmediatamente por su gran inteligencia, fue cosa de un par de meses para que la cambiaran de lugar, debía asistir a alguien con más cargo, edad e importancia dentro del ministerio, no a un joven principiante, como llamaban a Damien. Fue entonces cuando todo cambió, él estaba trabajando en su oficina, intentando dejar la imagen de aquella chica que le robaba el sueño, cuando la puerta frente a él se abrió lentamente. La pelirroja sonriente ingresó con sutileza, ambos sonrieron por volver a encontrarse, llevaba unas carpetas en los brazos que él debía revisar. Era tarde, la gente comenzaba a retirarse y él no podría marcharse hasta que no finalícese con ello, eran órdenes estrictas del ministro. Emma sabía cuan complejo era todo eso por lo que ofreció su ayuda, lo miró con ese destello en su mirada el cual era imposible negar y sin pensarlo demasiado comenzaron a trabajar juntos. Transcurrió el tiempo, reían juntos, trabajaban y conversaban de lo primero que se les pasase por la cabeza, estaban cómodos juntos aunque algo ocurrió. - ¿Dam…? ¿Esto de aquí, está correcto? – Preguntó la joven apuntando el último párrafo del expediente que tenía delante de ella. Quitó su vista de los papeles y alzando su vista la observó, ya nada importaba, la observó a los ojos y ella sin desviar la mirada le sonrió, él por instinto sonrió como un bobo. Se quedaron en silencio, observándose, la distancia era muy estrecha pero para él parecía un abismo. Sabía que si no se atrevía en ese momento, tal vez nunca lo lograría y aunque fuese totalmente una locura, estaba seguro que sentía su palpitar latir al unísono junto al de él. Acortó distancia y sin aguantar las ganas de expresar sus sentimientos, acercó suavemente su rostro al de ella y rosó sus labios con total delicadeza, los unió a los de la chica de sus sueños expresando todo lo que sentía…

Con cuatro años de relación, un año de matrimonio y unos hermosos mellizos recién nacidos se estableció la familia Arkwright Knaggs al sur de Londres en una hermosa casa adornada con un estilo minimalista. Frederic y Gaspard llegaron al mundo para finalizar con toda tranquilidad que existió en aquel hogar que tildaba a ser perfecto, uno serio, el otro travieso aunque juntos llegaban a ser peor que tornado. Frederic desde muy pequeño se enamoró del Quidditch, dedicando cada momento de su vida a la práctica de aquel deporte. La primera vez que conoció aquel deporte fue atreves de la televisión mágica, quedó tan fascinado que al dia siguiente le compraron su primera escoba y algunos balones para niños, tenía solo tres años. Por su parte Gaspard se dedicaba a atrapar bichitos y a jugar con lodo como cualquier pequeño de su edad. Crecieron tranquilos, felices y siempre sonriendo, nunca les faltó nada. No peleaban, no discutían entre ellos, siempre han sido unos fieles aliados que marchan hacia la misma batalla. Cuando los mellizos gozaban de seis años nació Ian, el cabeza de zanahoria. Siendo el único de la familia con aquel peculiar color de cabello, siempre ha sido la victima de todas las bromas en especial de Frederic. El pequeño pelirrojo desde sus inicios demostró ser una fiel copia de su madre, un lector y estudioso innato, enamorado de la lectura y todo un ñoño por naturaleza. Siguió el tiempo, la familia cada vez se consolidaba aun más y cuando los gemelos gozaban de ocho años y el pequeño Ian de dos, Emma volvió a quedar embarazada. Todo a excepción de Frederic, el cual quería formar un equipo de Quidditch familiar, querían que el cuarto hijo fuese una chica, una dulce y adorable pequeña. Y así sucedió, un 31 de octubre de 1960 en el crepúsculo, la pequeña Abbie conoció el mundo por primera vez pero no solo era un angelito, si no que era ¡dos! ¿Dos mellizos en una misma familia? Era de extrañarse pero así sucedió, dos bebes de pelo oscuro: Aleera y Abbie. Frederic se sintió decepcionado pero no por ello se rindió y con tan solo verlas le colocó una snitch entre sus manitas a la que en ese momento era la más pequeña, ella la tomó con fuerza y le sonrió (o eso creyó). Para él todo cambió desde ese momento, la amó, las amas como si fuese él mismo. Gaspard siempre temió hacerles daño, nunca las tomó demasiado ni las sacaba a pasear, Ian por su parte al no tener la atención de sus padres se encargó de hacerle la vida imposible, en especial a Abbie, trabajo que aun mantiene con mucho gusto.

Cuando cumplieron once años los mellizos recibieron sus respectivas cartas de Hogwarts, Gaspard había manifestados más actos mágicos por lo que se sentía seguro de alejarse de su familia para ingresar a aquella nueva aventura, Frederic por el contrario solo se dedicaba al Quidditch, de magia muy poco y no quería alejarse de su hermanita menor. Metió a Abbie dentro de su baúl, le prometió que Hogwarts era un lugar hermoso lleno de hadas y princesas por lo que la mini morena ingresó sin oponerse a aquella locura. La pequeña se durmió con un caramelo en su boca, acomodada plácidamente sobre las túnicas de su preferido hermano mayor. Su madre la buscó desesperadamente por todos lados, cada rincón fue revisado sin detalle alguno hasta que el bobo de Ian, que había oído todo, le comentó a su madre dónde estaba la prófuga. Emma castigó a Frederic, aunque su castigo fue casi nulo porque en un par de horas se marcharían a la estación… Los días sin los mellizos se transformaron en paz y tranquilidad, cosa que duró solo la primera semana porque Ian y Abbie-Aleera peleaban como perros y gatos. Él contaba historias de terror, la encerraba y colocaba trampas para asustarla, ella por su parte, muy inteligente, no se creía nada de lo que él comentaba. A pesar de sus escasos cuatro años, era una niñita bastante sensata, lamentablemente logró transmitirle un terror a la oscuridad que de solo sentir como las tinieblas la abrazan, sentía ganas de llorar. Se defendían juntas, hacían estrategias y trataban de asustar a Ian (cosa que nunca dio resultado), si una lloraba, lloraban las dos por lo que siempre el castigado era el malo hermano mayor.

Creció y junto a ella Aleera y Ian , su carta de Hogwarts no tardó en llegar y a los once años con cuatro meses ingresó a Hogwarts. Sus hermanos lo esperaban orgullosos desde la mesa de Slytherin, sabían que él era un desadaptado social pero tenían la esperanza de que se sentase junto a ellos en la mesa de tonos verdes y dorados. El sombrero seleccionador no tardó demasiado en elegir la casa a cual él pertenecía y con voz alta resonó por el lugar; Ravenclaw. Las miradas decepcionadas de sus hermanos se depositaron sobre la mesa y restándole importancia a lo que continuaba a la ceremonia, bromearon desde su lugar. Ellos trataban de protegerlo, cuidarlo de todos aquellos que querían jugarle alguna broma, no era pocos, pero su hermano menor era tan “molestable” que hasta ellos mismos le jugaron un par de bromas el primer año.

- Abbie Joss Arkwright - Resonó por todo el lugar. Fue la primera en ser nombrada, estaba nerviosa y curiosa por la casa que le otorgarían. Se sentó cruzando las piernas y miró a su alrededor, los cuatros colores resaltaban en el gran comedor. Estaba dispuesta a lo que fuese, menos a ser parte de Hufflepuff ya que sus hermanos mayores siempre habían hablado mal de esa casa y por ello no le agradaba. Escuchó una voz dentro de su cabeza que murmuraba, estaba en una disyuntiva ¿Slytherin o Ravenclaw? Obviamente Ravenclaw no, ella detestaba estudiar y no era una sabelotodo. Entonces… ¿Slytherin o Gryffindor? ¿Gryffindor? Esa casa no estaba dentro de sus opciones, su familia era verde/azul no había lugar para gatitos en ese lugar, por más que fuesen valientes, como algunos decían. - ¡Slytherin! – Sonrió complacida y se fue a sentar junto a sus nuevos compañeros. - Aleera Elizabeth Arkwright ... ¡Slytherin!- Su primer año fue espantoso, era una chica tímida y de muy baja estatura para su edad. Aunque estaba junto a su hermana, los mayores le gastaron algunas bromas, mientras que las chicas mayores se encariñaron rápidamente de las mellizas. Abbie nunca fue muy aficionada a los estudios por lo que en más de una ocasión era Aleera la que hacía los deberes por dos. ... Actualmente se encuentran en sexto año.


√ FAMILIARES.

Padre: Damien Arkwright Von Mond, sangre pura, ex Slytherin. 48 años.
~ Lo ama, aunque no lo diga en voz alta. Su relación está llena de ternura por más que ella trate de mantenerlo al margen. Para él, ella lo es todo, su luz, sus días, es su princesa. Una de sus mujercita de los siete hermanos, por lo mismo goza de todos los mimos y consentimiento de la familia, sobre todo de su padre que daría lo que fuese por verla sonreír # Damien trabajó para el ministerio de magia desde que salió de Hogwarts pero por alguna razón que Abbie desconoce, dejó ese trabajo para dedicarse a "inversiones" que según él, era mucho mejor para la economía familiar.

Madre: Emma Knaggs Jagaciak, sangre pura, ex Ravenclaw. 43 años.
~ Una bruja hecha y derecha, sabelotodo y come libros. Según Abbie, su madre debió ser una ratona de biblioteca cuando estuvo en el castillo, pasión que no tienen en común por más que su madre la obligue a estudiar y leer, mas de lo que ella estima necesario. Una relación tormentosa de amor odio basada en las discusiones constantes que son el pan de cada día. De personalidades totalmente contrarias y jamás, están de acuerdo. Blanco y negro respectivamente. # Desmemorizadora, se encarga de borrar de la memoria de los muggles lo que hayan visto referente a la magia. Trabaja para el ministerio.

Hermanos: Frederic Arkwright Knaggs, sangre pura, ex Slytherin. 24 años.
~ Juegan Quidditch juntos desde que Abbie tiene memoria, él quería que fuese hombre para que pudiesen hacen un equipo de Quidditch familiar. Es uno de sus hermanos favoritos, nunca han discutido en su vida ya que tanto como su padre, Frederic la consiente como si aun fuese un bebé, cosa que a veces no le gusta demasiado. Siempre la verá como una niña pequeña, es celoso y exagerado # Jugador de Quidditch 'casi' profesional, está buscando un cupo en las ligas mayores. Inmaduro, coqueto y no conoce el significado de la fidelidad.

Gaspard Arkwright Knaggs, sangre pura, ex Slytherin. 24 años.
~ El otro mellizo al contrario de su hermano Frederic, está casado con una amigable chica, llevan un año de matrimonio y fueron novios desde que ambos estaban en cuarto año. Quiere a su hermana pero no al extremo, la deja ser libre y siempre que puede le da conejos filosóficos, que Abbie detesta. Él le enseñó a usar correctamente la varita. # Auror.

Matthew Arkwright Knaggs, sangre pura, ex Slytherin. 22 años

Ian Arkwright Knaggs, sangre pura, ex Ravenclaw. 18 años.
~ Ellos no conversa, siempre pelean. Si pudiesen lanzarse crucios, lo harían sin pensarlo. Él es una copia de su madre pero empeorada, nunca está de acuerdo con su hermana, cosa que hace para molestarla y llevarle la contra. Es cruel y siempre que puede le dice alguna pesadez, él es uno de las razones por las cual ella no se considera agraciada. Desde que nació Ian se ha encargado de recordarle que es horrible. # No sabe que hacer con su vida, piensa darse unos años para viajar por el mundo y conocer distintas culturas. Es un ñoño.

Abbie Arkwright Knaggs,sangre pura, Slytherin. 16 años.

Aleera Arkwright Knaggs,sangre pura, Slytherin. 16 años.
~ Es un punto importante para su vida. Es su otra mitad, siempre juntas, siempre compartiendo, riendo y planeando bromas contra Ian. Todo lo que siente su hermana, lo siente ella. Si alguna te odia, ambas lo hacen y estás muerto. La ama y no tiene miedo de decirlo, abre su corazón hacia ella y goza de cierto privilegio como "confianza" o algo parecido a ella. Abbie piensa que sin Aleera simplemente, no podría vivir. Si no la ve por mucho tiempo siente un vacío en el pecho que no se quita ni comiendo chocolates. Es u mejor amiga, su cómplice y su mejor aliada, suelen hacerse pasar por la otra ya que son exactamente iguales.

Khaled Arkwright Knaggs, sangre pura, Gryffindor. 12 años.
~ Travieso, pequeño y escurridizo. Juegan, pelean, se golpean y ríen juntos. A menos de que sea en público evidentemente, la idea de que su hermanito sea un gato roñoso no le agrada demasiado. Él es casi el único que conoce su lado dulce e infantil.



O T R O S D A T O S ♠


√ NIVEL ECONÓMICO. Alto.
√ BOGGART. La oscuridad.
√ VARITA. 32 centímetros, rígida. Madera de cerezo y núcleo de cabello de unicornio bebé.
√ CURIOSIDADES. Desordenes alimenticios. No los considera un mal mayor, principalmente porque es su pequeño secreto.

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Mensaje por Albus S. Potter Sáb Ene 14, 2012 8:13 am

Ficha Aceptada Re-Bienvenida al foro!
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