Hasta Nunca!
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Matthew S. Englewood
Ezra Knnox
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Hasta Nunca!
Jueves, segunda semana de Septiembre.
El asesinato del Ministro ya estaba planeado, había sido un plan tramado meticulosamente que parecería un ataque de neomortífagos para espantar a la sociedad mágica y en parte lo era... pero para mí era toda una artimaña para quedarme con el poder del Ministerio, así podríamos buscar y encontrar mucho más rápido al Señor Tenebroso, estaba seguro de que no había desaparecido completamente y había algunos indicios que mencionaban que seguía en alguna parte, tal vez alimentandose vagamente de lo que pudiera, pero era mi misión y deber encontrarlo y traerlo de regreso.
Todo iba a ser un trabajo rápido y limpio, no había necesidad de que el ministro sufriera, lo mataría sin ningún tipo de espectáculo y luego lo desapareceríamos hasta que el equipo inútil de aurores lo encontrara y me coronaran, eso era el plan ideal. Una pareja de neo mortífagos irían en pos del Ministro, esa mañana él tenía que salir del Ministerio como muggle porque iba a encontrarse con autoridades que trabajaban con el Primer Ministro muggle y no podía levantar muchas sospechas, era una cita meramente diplomática, que al final no se efectuaría porque los mortífagos lo interceptarían de camino al Palacio de Gobierno.
Mientras tanto, yo estaba esperando, nadie podía reconocerme en el secuestro o los planes caerían, tenía que mantenerme a la sombra ya que yo seria el sucesor y no podía comprometer mi rostro y mi nombre en aquel acontecimiento de la mañana. Londres mágica anochecería de luto... excelente.
El lugar de reunión entre todos era un departamento abandonado en Londres muggle, la zona estaba casi desierta, pocas personas eran transitaban por ese barrio, así que era perfecto para movilizarnos y dejar abandonado el cuerpo inerte del señor Ministro. Yo aún me encontraba en el Ministerio, no podía levantar sospechas de que no me encontraba ahí así que salí de mi despacho y le grité a Danna, mi secretaria que necesitaba que me entregara un reporte exhaustivo sobre los últimos eventos realizados por el grupo de aurores, eso le llevaría cuando menos dos horas de trabajo sin cesar y así no me molestaría - Y NO QUIERO QUE NADIE ME MOLESTE HASTA DESPUÉS DE LA HORA DE LA COMIDA! ESTOY OCUPADO!- cerré la puerta de mi despacho con un sonido estrepitoso y me senté en mi silla dándole la espalda a la puerta, crucé los dedos y esperé la señal para desaparecerme y aparecer en el departamento vacío a unos cuantos kilómetros de ahí.
Todo iba a ser un trabajo rápido y limpio, no había necesidad de que el ministro sufriera, lo mataría sin ningún tipo de espectáculo y luego lo desapareceríamos hasta que el equipo inútil de aurores lo encontrara y me coronaran, eso era el plan ideal. Una pareja de neo mortífagos irían en pos del Ministro, esa mañana él tenía que salir del Ministerio como muggle porque iba a encontrarse con autoridades que trabajaban con el Primer Ministro muggle y no podía levantar muchas sospechas, era una cita meramente diplomática, que al final no se efectuaría porque los mortífagos lo interceptarían de camino al Palacio de Gobierno.
Mientras tanto, yo estaba esperando, nadie podía reconocerme en el secuestro o los planes caerían, tenía que mantenerme a la sombra ya que yo seria el sucesor y no podía comprometer mi rostro y mi nombre en aquel acontecimiento de la mañana. Londres mágica anochecería de luto... excelente.
El lugar de reunión entre todos era un departamento abandonado en Londres muggle, la zona estaba casi desierta, pocas personas eran transitaban por ese barrio, así que era perfecto para movilizarnos y dejar abandonado el cuerpo inerte del señor Ministro. Yo aún me encontraba en el Ministerio, no podía levantar sospechas de que no me encontraba ahí así que salí de mi despacho y le grité a Danna, mi secretaria que necesitaba que me entregara un reporte exhaustivo sobre los últimos eventos realizados por el grupo de aurores, eso le llevaría cuando menos dos horas de trabajo sin cesar y así no me molestaría - Y NO QUIERO QUE NADIE ME MOLESTE HASTA DESPUÉS DE LA HORA DE LA COMIDA! ESTOY OCUPADO!- cerré la puerta de mi despacho con un sonido estrepitoso y me senté en mi silla dándole la espalda a la puerta, crucé los dedos y esperé la señal para desaparecerme y aparecer en el departamento vacío a unos cuantos kilómetros de ahí.
Ezra Knnox- Puesto en el Ministerio
Neo-Mortífago - Mensajes : 25
Puntos de Canje : 74910
Fecha de inscripción : 27/03/2011
Re: Hasta Nunca!
Sus viajes al mundo muggle no le solían gustar demasiado pero aquel día era la excepción. Caminaba por las calles semi-oculto, una simple sudadera cuya capucha le cubría la cabeza, como si fuera otro londinense más. Las calles, como de costumbre, estaban abarrotadas de muggles pero el chico podía divisar al otro neo-mortífago de turno, pasos delante de él. Ésta era una importante misión para el chico, había participado en la destrucción de Beauxbatons y Durmstrang pero aquel objetivo le suponía mayor concentración.
Inspiró fuerte para luego espirar lento y tendido, observando ya al ministro Kingsley pasear por la acera con total tranquilidad. El chico observó a ambos lados de este, en mayor o menor distancia se encontraban dos evidentes aurores a los cuales había tenido el placer de ver durante su incursión en las academias mágicas. Un gesto de su compañero y era hora de actuar, se introdujo en una subcalle cercana y detrás de un contenedor de basura muggle se puso rápidamente la máscara mortífaga antes de volverse una masa uniforme de humo negro que con fuerza golpeó al ministro de magia y se lo llevó ante la primera atónita mirada de los aurores.
El novato neomortífago no tardó en alcanzarlo y pronto ambos se adentraron golpeando con fuerza la puerta de un edificio muggle. Rápidamente, y cuando los tres estuvieron dentro del hall del edificio, se hicieron de carne y hueso. Englewood apunto a la cabeza del ministro, realizando un desmaius no pronunciado. El cuerpo cayó al suelo y Matthew dirigió su mirada a su compañero.
-¡¿A qué esperas imbécil?, vamos, ayúdame con el rehén!- le ordenó y pronto ya subieron las escaleras hasta el primer piso donde se encontraría dentro de poco el próximo ministro. Golpeó la puerta con el hombro, esta cedió y pudieron entrar al lugar. Todavía no había nadie. Dejó al muchacho guardar la puerta del habitáculo mientras realizaba, por medio de una pluma, el llamamiento a Ezra. Tras haberlo realizado observó al semi-dormido ministro que estaba recobrando la consciencia. Bajo ningún precepto se quitó la máscara y tuvo que advertirle a su compañero puesto que nada más entrar se llevó ambas manos al accesorio.
Se cruzó de brazos mientras observaba las calles durante unos segundos, en busca de los aurores. Era evidente que los rastrearían pronto y por lo tanto debían actuar rápido. Impaciente golpeó sus dedos contra el marco de la ventana, esperando la llegada de Knoxx.
-Incárcero!.- una amplia cadena de hierro se enredó a lo largo del cuerpo del ministro que yacía en el suelo, ahora despierto. -Una única palabra y te ahogo.- amenazó.
Inspiró fuerte para luego espirar lento y tendido, observando ya al ministro Kingsley pasear por la acera con total tranquilidad. El chico observó a ambos lados de este, en mayor o menor distancia se encontraban dos evidentes aurores a los cuales había tenido el placer de ver durante su incursión en las academias mágicas. Un gesto de su compañero y era hora de actuar, se introdujo en una subcalle cercana y detrás de un contenedor de basura muggle se puso rápidamente la máscara mortífaga antes de volverse una masa uniforme de humo negro que con fuerza golpeó al ministro de magia y se lo llevó ante la primera atónita mirada de los aurores.
El novato neomortífago no tardó en alcanzarlo y pronto ambos se adentraron golpeando con fuerza la puerta de un edificio muggle. Rápidamente, y cuando los tres estuvieron dentro del hall del edificio, se hicieron de carne y hueso. Englewood apunto a la cabeza del ministro, realizando un desmaius no pronunciado. El cuerpo cayó al suelo y Matthew dirigió su mirada a su compañero.
-¡¿A qué esperas imbécil?, vamos, ayúdame con el rehén!- le ordenó y pronto ya subieron las escaleras hasta el primer piso donde se encontraría dentro de poco el próximo ministro. Golpeó la puerta con el hombro, esta cedió y pudieron entrar al lugar. Todavía no había nadie. Dejó al muchacho guardar la puerta del habitáculo mientras realizaba, por medio de una pluma, el llamamiento a Ezra. Tras haberlo realizado observó al semi-dormido ministro que estaba recobrando la consciencia. Bajo ningún precepto se quitó la máscara y tuvo que advertirle a su compañero puesto que nada más entrar se llevó ambas manos al accesorio.
Se cruzó de brazos mientras observaba las calles durante unos segundos, en busca de los aurores. Era evidente que los rastrearían pronto y por lo tanto debían actuar rápido. Impaciente golpeó sus dedos contra el marco de la ventana, esperando la llegada de Knoxx.
-Incárcero!.- una amplia cadena de hierro se enredó a lo largo del cuerpo del ministro que yacía en el suelo, ahora despierto. -Una única palabra y te ahogo.- amenazó.
Matthew S. EnglewoodBIBLIOTECARIO DE HOGWARTS - Mensajes : 84
Puntos de Canje : 75051
Fecha de inscripción : 16/03/2011
Re: Hasta Nunca!
El día había llegado. Después de haber platicado con Ezra acerca del asesinato del Primer Ministro mágico, empecé a pensar en un montón de ideas para poder secuestrarlo y después de eso matarlo. El autor intelectual en sí fue Ezra, pero él sólo necesitaba encontrar el día correcto y allí fue donde yo actué. El ser Jefe del Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes, me daba ciertas ventajas de estar en continuo contacto con el Ministro, por lo que me enteraba de la mayoría de sus movimientos, entre ellos su salida para poder ver al Ministro Muggle.
Ese día cuando llegué al Ministerio de Magia, di la orden de que no se me molestara, además de que use como excusa, un montón de problemas minúsculos para mandar allí a la mayoría de magos. Se suponía que un par de Neomortífagos tendrían que secuestrar al Ministro y llevarlo a un edificio abandonado. Solamente veía el reloj y cuando las manecillas dieron la hora donde se suponía que el acto de secuestro estaba ya hecho, me levanté de mi silla y caminé a la chimenea que tenía en mi oficina, me metí en ella y me fui hasta la chimenea de mi casa.
Estando en mi casa, rápidamente me cambié de ropas a unas totalmente oscuras, me puse una túnica con capucha sin punta y después, una máscara. Por medio de la aparición llegué hasta el edificio, justo donde se encontraban los neomortífagos y el ministro. Vi a todos a través de la máscara y me dirigí al que se suponía debía de ser el bibliotecario de Hogwarts. –¿Hubo algún problema?– le pregunté para después mirar a Kingsley que tenía los ojos totalmente abiertos. Me arrodillé a su lado y mis ojos negros vieron los suyos –Me quedaré con esto– dije metiendo mano entre sus ropas para sacar su varita mágica.
Ese día cuando llegué al Ministerio de Magia, di la orden de que no se me molestara, además de que use como excusa, un montón de problemas minúsculos para mandar allí a la mayoría de magos. Se suponía que un par de Neomortífagos tendrían que secuestrar al Ministro y llevarlo a un edificio abandonado. Solamente veía el reloj y cuando las manecillas dieron la hora donde se suponía que el acto de secuestro estaba ya hecho, me levanté de mi silla y caminé a la chimenea que tenía en mi oficina, me metí en ella y me fui hasta la chimenea de mi casa.
Estando en mi casa, rápidamente me cambié de ropas a unas totalmente oscuras, me puse una túnica con capucha sin punta y después, una máscara. Por medio de la aparición llegué hasta el edificio, justo donde se encontraban los neomortífagos y el ministro. Vi a todos a través de la máscara y me dirigí al que se suponía debía de ser el bibliotecario de Hogwarts. –¿Hubo algún problema?– le pregunté para después mirar a Kingsley que tenía los ojos totalmente abiertos. Me arrodillé a su lado y mis ojos negros vieron los suyos –Me quedaré con esto– dije metiendo mano entre sus ropas para sacar su varita mágica.
Theodore A. Nott- Puesto en el Ministerio
Neo-Mortífago - Mensajes : 68
Puntos de Canje : 74650
Fecha de inscripción : 19/03/2011
Re: Hasta Nunca!
Jueves, segunda semana de septiembre, cuatro y cinco minutos de la tarde. Despacho de Draco Malfoy, segunda planta, mansión Malfoy.
[Nott y Englewood]
Me paré del cómodo asiento bebiendo de un trago todo lo que quedaba de whisky de fuego en mi copa para comenzar a caminar hacia un pequeño armario que tenía oculto en un rincón de mi despacho, cada vez que mi esposa y mi hijo entraban en aquel lugar no podían ver más que un espacio vacío seguido por unos cuadros ficticios de la familia que estaban pegados en la supuesta pared, sabía que no podría ocultarles la mentira por mucho tiempo, pero trataba a diario de retrasar el momento lo más posible. Llegué a dicho mueble y, apenas la yema de mi dedo pulgar derecho hizo contacto con la invisible puerta, el artefacto apareció ante mi con sus puertas abiertas dejando mi "uniforme" a la vista.
Ese día, afortunadamente, sólo habíamos tenido juicios hasta el mediodía así que el hecho de que estuviera en mi casa a esa hora no levantaría sospecha alguna además que, si todos habían cumplido su parte del plan, el ministro ya llevaba cinco minutos secuestrado, así que mi coartada estaba cubierta. Saqué la larga capucha negra y mientras me la abotonaba la mascara comenzaba a ser una segunda piel en mi rostro, esa sería la segunda vez en un año que tenía que usar se atuendo, sólo que esta vez la misión era mucho más importante que sólo matar a unos cuantos impuros extranjeros.
Una vez estuve listo mis pies dieron un pequeño giro al tiempo que mi mente se concentraba en el desaliñado departamento ubicado en el centro de Londres en donde deberían estar los demás esperándome, lo único que pedía era que no hubieran sido tan imbéciles como para echar a perder algo tan importante como esto, después de hoy toda Inglaterra estaría en alerta y el hecho de que Knnox tomara el control como nuevo ministro no nos aseguraba nada, pues sólo los aurores estúpidos seguían las órdenes del ministro al pie de la letra.
Aparecí en el departamento en la misma habitación en la que se encontraban los demás, asentí con mi cabeza en modo de saludo a todos deteniéndome un poco más en Nott fijándome que tenía una varita de más indicándome de que nuestro rehén estaba desarmado - ¿algún inconveniente? - le pregunté a un chico alto y moreno que estaba encargado de realizar el secuestro, aún no recordaba su nombre, sin mirarlo en lo absoluto pues mis ojos estaban fijos en el ministro que tenía sus ojos abiertos de par en par, afortunadamente la máscara hacía que hasta nuestras voces se distorsionaran.
Mis ojos dejaron de mirar hacia el ministro y se posaron en mi concuñado - ¿Por qué él no está aquí? - pregunté refiriéndome a Knnox quién ya debería haber llegado. ¿Es que todo tenía que hacerlo yo? Lance un suspiro y poniéndome detrás del ministro para que no me viera descubrí mi antebrazo izquierdo para luego apuntar la marca tenebrosa con mi varita provocando que la serpiente comenzara a moverse levemente, la imagen de Ezra estaba fija en mi cabeza para que el movimiento que se estaba realizando en mi antebrazo sólo pasara en ed de él dándole a entender que ya era hora de que se apareciera en el viejo departamento.
[Nott y Englewood]
Me paré del cómodo asiento bebiendo de un trago todo lo que quedaba de whisky de fuego en mi copa para comenzar a caminar hacia un pequeño armario que tenía oculto en un rincón de mi despacho, cada vez que mi esposa y mi hijo entraban en aquel lugar no podían ver más que un espacio vacío seguido por unos cuadros ficticios de la familia que estaban pegados en la supuesta pared, sabía que no podría ocultarles la mentira por mucho tiempo, pero trataba a diario de retrasar el momento lo más posible. Llegué a dicho mueble y, apenas la yema de mi dedo pulgar derecho hizo contacto con la invisible puerta, el artefacto apareció ante mi con sus puertas abiertas dejando mi "uniforme" a la vista.
Ese día, afortunadamente, sólo habíamos tenido juicios hasta el mediodía así que el hecho de que estuviera en mi casa a esa hora no levantaría sospecha alguna además que, si todos habían cumplido su parte del plan, el ministro ya llevaba cinco minutos secuestrado, así que mi coartada estaba cubierta. Saqué la larga capucha negra y mientras me la abotonaba la mascara comenzaba a ser una segunda piel en mi rostro, esa sería la segunda vez en un año que tenía que usar se atuendo, sólo que esta vez la misión era mucho más importante que sólo matar a unos cuantos impuros extranjeros.
Una vez estuve listo mis pies dieron un pequeño giro al tiempo que mi mente se concentraba en el desaliñado departamento ubicado en el centro de Londres en donde deberían estar los demás esperándome, lo único que pedía era que no hubieran sido tan imbéciles como para echar a perder algo tan importante como esto, después de hoy toda Inglaterra estaría en alerta y el hecho de que Knnox tomara el control como nuevo ministro no nos aseguraba nada, pues sólo los aurores estúpidos seguían las órdenes del ministro al pie de la letra.
Aparecí en el departamento en la misma habitación en la que se encontraban los demás, asentí con mi cabeza en modo de saludo a todos deteniéndome un poco más en Nott fijándome que tenía una varita de más indicándome de que nuestro rehén estaba desarmado - ¿algún inconveniente? - le pregunté a un chico alto y moreno que estaba encargado de realizar el secuestro, aún no recordaba su nombre, sin mirarlo en lo absoluto pues mis ojos estaban fijos en el ministro que tenía sus ojos abiertos de par en par, afortunadamente la máscara hacía que hasta nuestras voces se distorsionaran.
Mis ojos dejaron de mirar hacia el ministro y se posaron en mi concuñado - ¿Por qué él no está aquí? - pregunté refiriéndome a Knnox quién ya debería haber llegado. ¿Es que todo tenía que hacerlo yo? Lance un suspiro y poniéndome detrás del ministro para que no me viera descubrí mi antebrazo izquierdo para luego apuntar la marca tenebrosa con mi varita provocando que la serpiente comenzara a moverse levemente, la imagen de Ezra estaba fija en mi cabeza para que el movimiento que se estaba realizando en mi antebrazo sólo pasara en ed de él dándole a entender que ya era hora de que se apareciera en el viejo departamento.
OFF: el último párrafo no sabía si ponerlo, Knnox puso en su post que esperaría una señal y ninguno hizo alusión al hecho de que él ya estuviera en la habitación, pero si se me pasó algo me avisan y edito, no hay problema. Saludos.
Draco L. MalfoyNEO-MORTÍFAGO - Mensajes : 169
Puntos de Canje : 74899
Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: Hasta Nunca!
Tenía la espalda hacia la puerta de mi despacho, las manos reposaban en mi regazo pulgar con pulgar, no me moví ni un centímetro, solo contemplaba el vestíbulo del Ministerio por el gran ventanal que estaba detrás de mi escritorio. Solo moví la mirada hacia un reloj que estaba en la pared y eso me indicaba que era hora, los neomortífagos ya debían de haber secuestrado a Kingsley y ahora esperaba su señal, si no la envíaban en cinco minutos algo había pasado mal y... en ese instante sentí en el interior de la túnica un calor soportable proviniente de una pluma que utilizamos como indicador. No queríamos utilizar las marcas, que apesar de que no todos las teníamos, podían ser rastreables.
Las cortinas del ventanas se quedaron abiertas y manipulé un hechizo para que la imagen de adentro del despacho no cambiara y todos los que miraran hacia mi lugar me vieran sentado de frente a la ventana observando el vestíbulo del ministerio.
Me levanté y con un movimiento de la varita hice que una boluta de humo negro me envolviera fugazmente y desaparecí de ahí sin hacer el menor ruido. Justo cuando mis pies tocaban firmemente el suelo la marca de mi antebrazo comenzó a abrazar la piel. La voluta de humo desapareció y me dejó en le lugar ahora con una túnica negra, larga y con una máscara plateada con forma de craneo. - ¿Tienes prisa? -Me dirigí a Malfoy. Odiaba que me apresuraran, mis movimientos eran perfectos, nadie me decía que hacer, había programado este acontecimiento con tanto tiempo de antelación que sabía lo que sucedería a continuación, los aurores no tardarían más de 3 minutos en llegar al lugar.
Mis pasos me llevaron hacia el ministro y lo miré. - No suelo agradecer pero esta vez debería de decir que me siento satisfecho por tu sacrificio - Esbocé una sonrisa fría. - Avada Kedavra- apunté directo al ministro con un movimiento floreado de la varita, un rayo de luz verde salió directamente a su pecho y el cuerpo inerte de Kingsley cayó al suelo. En ese momento dos bolutas de humo blanco aparecieron en la escena y todos volteamos al mismo tiempo. Los aurores habían llegado...
Justo antes de que los aurores se materializaran completamente con un movimiento de la varita desaparecí mi máscara en una veda de humo y esperé, Theodore sabía que tenía que hacer. En ese momento mi imagen en mi despacho del ministerio desapareció y en unos momentos más una alarma llegaría a los demás aurores de mi parte indicándoles que había habido un problema y que tenía que adelantarme porque el ministro estaba en peligro. Los mortífagos tenían que salir de ahí antes de que los demás aurores llegaran. Ese era el plan desde el inicio, así yo no levantaría sospechas.
Las cortinas del ventanas se quedaron abiertas y manipulé un hechizo para que la imagen de adentro del despacho no cambiara y todos los que miraran hacia mi lugar me vieran sentado de frente a la ventana observando el vestíbulo del ministerio.
Me levanté y con un movimiento de la varita hice que una boluta de humo negro me envolviera fugazmente y desaparecí de ahí sin hacer el menor ruido. Justo cuando mis pies tocaban firmemente el suelo la marca de mi antebrazo comenzó a abrazar la piel. La voluta de humo desapareció y me dejó en le lugar ahora con una túnica negra, larga y con una máscara plateada con forma de craneo. - ¿Tienes prisa? -Me dirigí a Malfoy. Odiaba que me apresuraran, mis movimientos eran perfectos, nadie me decía que hacer, había programado este acontecimiento con tanto tiempo de antelación que sabía lo que sucedería a continuación, los aurores no tardarían más de 3 minutos en llegar al lugar.
Mis pasos me llevaron hacia el ministro y lo miré. - No suelo agradecer pero esta vez debería de decir que me siento satisfecho por tu sacrificio - Esbocé una sonrisa fría. - Avada Kedavra- apunté directo al ministro con un movimiento floreado de la varita, un rayo de luz verde salió directamente a su pecho y el cuerpo inerte de Kingsley cayó al suelo. En ese momento dos bolutas de humo blanco aparecieron en la escena y todos volteamos al mismo tiempo. Los aurores habían llegado...
Justo antes de que los aurores se materializaran completamente con un movimiento de la varita desaparecí mi máscara en una veda de humo y esperé, Theodore sabía que tenía que hacer. En ese momento mi imagen en mi despacho del ministerio desapareció y en unos momentos más una alarma llegaría a los demás aurores de mi parte indicándoles que había habido un problema y que tenía que adelantarme porque el ministro estaba en peligro. Los mortífagos tenían que salir de ahí antes de que los demás aurores llegaran. Ese era el plan desde el inicio, así yo no levantaría sospechas.
Ezra Knnox- Puesto en el Ministerio
Neo-Mortífago - Mensajes : 25
Puntos de Canje : 74910
Fecha de inscripción : 27/03/2011
Re: Hasta Nunca!
Las reuniones con el Primer Ministro Muggle siempre me había resultado interesantes. Además era mucho más cómodo andar con Jeans y Chaqueta, es decir a lo muggle, que con trajes o túnicas que estorbaban al caminar. ¿Qué hacíamos en Paris muggle a esas horas de la tarde?. Me habían encargado, a mi y un compañero, acompañar al Ministro, Kingsley Shacklebolt, a su reunión con el Primer Ministro Muggle para acordar los detalles de la nueva reforma para la defensas de éstos mismos. Aún me costaba creer que hubieran ataco a esos pobres colegios y haber asesinado a tantos hijos de muggles con tanta facilidad. Beauxbatons fue el primero, hace casi un año, y Durmstrang el segundo el reciente año, durante el último trimestre. Toda una desgracia.
Como era tarde y aún no almorzábamos, el Ministro nos dio la libertad de ir a un local de comida rápida por una hamburguesa para el camino. Debía reconocer que siempre fue un hombre muy considerado. Y más conmigo, ahora que había entrado a Hogwarts a impartir clases de Aritmancia. Cosa que si debía reconocer era un sueño hecho realidad, pues siempre fue el ramo que más llamó mi atención dentro de Hogwarts, aunque según decía mi madre, no se sorprendía de mi talento en la numerología, pues mi padre era toda una eminencia en ese ámbito. Fruncí el ceño al recordar a ese... señor, y pedí mi hamburguesa con queso para el camino.
Al salir del local mi sonrisa triunfal y satisfecha por mi compra se desvaneció de golpe al no encontrar por ninguna parte al Ministro. Pero bastó solo un par de segundos para ver aquel maldito resplandor verde esmeralda salir por la ventana del segundo piso de un edificio próximo a nosotros. Mi mirada se cruzó con la de mi compañero y sin pensarlo dos veces arrojamos nuestras hamburguesas al suelo antes de que un espeso humo blanco nos rodeara y nos transportara hasta el edificio. Nuestros cuerpos se materializaron completamente al instantes, mientras echaba una rápida mirada a los presentes; Cuatro enmascarados, El señor Knnox, jefe del departamento de seguridad mágica, y el Sr Ministro, que yacía inerte en el suelo, encadenado y con la mirada perdida. Habíamos llegado demasiado rápido. Un hechizo por parte de uno de los enmascarados contra Knnox me alertó y no dudé en alzar mi varita contra el que atacaba al Jefe de Seguridad Mágica. - ¡Fiendfire! - exclamé para crear una llamarada que cubriera a los enmascarados. Necesitábamos ganar tiempo hasta que los demás Aurores llegaran y esa sería una buena forma de lograrlo.
Como era tarde y aún no almorzábamos, el Ministro nos dio la libertad de ir a un local de comida rápida por una hamburguesa para el camino. Debía reconocer que siempre fue un hombre muy considerado. Y más conmigo, ahora que había entrado a Hogwarts a impartir clases de Aritmancia. Cosa que si debía reconocer era un sueño hecho realidad, pues siempre fue el ramo que más llamó mi atención dentro de Hogwarts, aunque según decía mi madre, no se sorprendía de mi talento en la numerología, pues mi padre era toda una eminencia en ese ámbito. Fruncí el ceño al recordar a ese... señor, y pedí mi hamburguesa con queso para el camino.
Al salir del local mi sonrisa triunfal y satisfecha por mi compra se desvaneció de golpe al no encontrar por ninguna parte al Ministro. Pero bastó solo un par de segundos para ver aquel maldito resplandor verde esmeralda salir por la ventana del segundo piso de un edificio próximo a nosotros. Mi mirada se cruzó con la de mi compañero y sin pensarlo dos veces arrojamos nuestras hamburguesas al suelo antes de que un espeso humo blanco nos rodeara y nos transportara hasta el edificio. Nuestros cuerpos se materializaron completamente al instantes, mientras echaba una rápida mirada a los presentes; Cuatro enmascarados, El señor Knnox, jefe del departamento de seguridad mágica, y el Sr Ministro, que yacía inerte en el suelo, encadenado y con la mirada perdida. Habíamos llegado demasiado rápido. Un hechizo por parte de uno de los enmascarados contra Knnox me alertó y no dudé en alzar mi varita contra el que atacaba al Jefe de Seguridad Mágica. - ¡Fiendfire! - exclamé para crear una llamarada que cubriera a los enmascarados. Necesitábamos ganar tiempo hasta que los demás Aurores llegaran y esa sería una buena forma de lograrlo.
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Fiendfire: Lanza una llamarada de fuego maligno. De el pueden aparecer criaturas hechas de fuego, pero que no son más que ilusiones. Este fuego puede destruir casi cualquier cosa. Se apaga con Fyendlocked.
Ataque: A toda la sala en general, pero centrándome en Nott.
Ataque: A toda la sala en general, pero centrándome en Nott.
Demian J. SelwynAUROR - Mensajes : 22
Puntos de Canje : 74877
Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: Hasta Nunca!
El miembro 'Demian Selwyn' ha efectuado la acción siguiente: Ataque y Defensa
'Ataque Auror' : 20
'Ataque Auror' : 20
Re: Hasta Nunca!
Después de que hube despojado a Kingsley de su varita mágica, Draco se hizo presente. Yo aún seguía aún lado de lo que en unos instantes dejaría de ser el Primer Ministro, tenía un ferviente impulso de quitarme la máscara y que viera mi rostro, decirle que al fin pagaría por lo que había hecho a mi padre, el denigrarlo de tal forma que el apellido Nott por unos momentos hubiera pasado de ser respetado por todos, a ser como algo malo en la sociedad; pero fueron las palabras de Draco lo que me sacaron de dichos pensamientos.
Me puse de pie nuevamente y guardé la varita robada entre mi túnica larga y negra. Si me quitaran la máscara todos podrían ver una enorme sonrisa en mi rostro pues lo que estaba apunto de pasar era algo que me emocionaba en sobremanera. Me asomé por una de las ventanas, para asegurarme de que todo en la parte de fuera estuviera en total tranquilidad. Me alejé de las ventanas y esperamos a que Ezra llegara al lugar. Por mi mente pasaban un montón de ideas de qué es lo que pasaría si alguien se diera cuenta de que yo no estaba en mi oficina como se supone debía estar. Pero el haber mandado a demasiados aurores a que checaran varios asuntos en varias partes de Inglaterra, nos daba una poca de ventaja, pues así no arriesgaríamos a que todos aquellos llegaran y nos atraparan.
El último apareció con vestimentas parecidas a los demás, incluida la máscara plateada. Creía que el discurso de despedida, pero sólo fueron un par de palabras antes de que la maldición asesina impactara con el cuerpo de Kingsley, el cual quedó sin vida de forma inmediata. Me preguntaba si le hubiera gustado decir algo antes de morir, quizás algo como “Malditos traidores” o “Los atraparán”. No pasó mucho tiempo cuando solamente dos aurores aparecieron en la habitación. Levanté mi varita y rápidamente le lancé a Ezra un hechizo aturdidor, el cual ya no llevaba la máscara en forma de calavera.
Uno de los aurores, al parecer el tal Selwyn tenía ya la varita fuera y sin apuntar en alguien en especial lanzó el fuego maldito. ¿Tan estúpido era? Lanzar algo así en un edificio muggle, donde el fuego podía rápidamente propagarse a otros lados, sin contar a las bestias ígneas que se formaban, no me sorprendería que algún muggle viera las llamas desde fuera y se alarmara, llamando a los sujetos que controlan el fuego. Además, tendríamos que movilizar gente para modificar la memoria, simplemente más trabajo. Las llamas a pesar de que estaban en todo el cuarto, venían hacia mí, al parecer se había centrado en mi y nada más. –Fiendlocked– dije haciendo un complicado movimiento con la muñeca. En caso de que el hechizo que lo eliminara no funcionara con todo el fuego, al menos me protegería a mi de las llamas que se acercaban furiosas.
Me puse de pie nuevamente y guardé la varita robada entre mi túnica larga y negra. Si me quitaran la máscara todos podrían ver una enorme sonrisa en mi rostro pues lo que estaba apunto de pasar era algo que me emocionaba en sobremanera. Me asomé por una de las ventanas, para asegurarme de que todo en la parte de fuera estuviera en total tranquilidad. Me alejé de las ventanas y esperamos a que Ezra llegara al lugar. Por mi mente pasaban un montón de ideas de qué es lo que pasaría si alguien se diera cuenta de que yo no estaba en mi oficina como se supone debía estar. Pero el haber mandado a demasiados aurores a que checaran varios asuntos en varias partes de Inglaterra, nos daba una poca de ventaja, pues así no arriesgaríamos a que todos aquellos llegaran y nos atraparan.
El último apareció con vestimentas parecidas a los demás, incluida la máscara plateada. Creía que el discurso de despedida, pero sólo fueron un par de palabras antes de que la maldición asesina impactara con el cuerpo de Kingsley, el cual quedó sin vida de forma inmediata. Me preguntaba si le hubiera gustado decir algo antes de morir, quizás algo como “Malditos traidores” o “Los atraparán”. No pasó mucho tiempo cuando solamente dos aurores aparecieron en la habitación. Levanté mi varita y rápidamente le lancé a Ezra un hechizo aturdidor, el cual ya no llevaba la máscara en forma de calavera.
Uno de los aurores, al parecer el tal Selwyn tenía ya la varita fuera y sin apuntar en alguien en especial lanzó el fuego maldito. ¿Tan estúpido era? Lanzar algo así en un edificio muggle, donde el fuego podía rápidamente propagarse a otros lados, sin contar a las bestias ígneas que se formaban, no me sorprendería que algún muggle viera las llamas desde fuera y se alarmara, llamando a los sujetos que controlan el fuego. Además, tendríamos que movilizar gente para modificar la memoria, simplemente más trabajo. Las llamas a pesar de que estaban en todo el cuarto, venían hacia mí, al parecer se había centrado en mi y nada más. –Fiendlocked– dije haciendo un complicado movimiento con la muñeca. En caso de que el hechizo que lo eliminara no funcionara con todo el fuego, al menos me protegería a mi de las llamas que se acercaban furiosas.
Theodore A. Nott- Puesto en el Ministerio
Neo-Mortífago - Mensajes : 68
Puntos de Canje : 74650
Fecha de inscripción : 19/03/2011
Re: Hasta Nunca!
El miembro 'Theodore A. Nott' ha efectuado la acción siguiente: Ataque y Defensa
'Defensa Mortífago ' : 19
'Defensa Mortífago ' : 19
Re: Hasta Nunca!
El ataque de los colegios noruego y francés de ese último año había causado todo tipo de inseguridades entre los habitantes del mundo mágico. Los rumores se escampaban como la pólvora y El Profeta solo ayudaba a hacer crecer más y más a esos rumores sin fundamentos. ¿Lord Voldemort había vuelto? A Dante no le parecía eso. Era imposible, pues fue asesinado a las manos del niño que sobrevivió, Potter. ¿Quizá era alguno de sus fieles lameculos el que estaba encabezando todo esto? Eso ya era más probable...
Se había acordado una reunión con el Primer Ministro Muggle ese jueves, y Kingsley, a diferencia de los ministros anteriores, prefería usar el modo tradicional en lugar de ir por la red flu, la cual ahora era demasiado fácil de interceptar por todos esos movimientos que debían estar planeándose entre la oscuridad. Dante andaba a paso decidido a un lado del señor Kingsley que, a su vez, iba protegido por otro Auror, Selwyn. Dante, a pesar de no tener problemas con el mundo muggle, no le gustaba demasiado pasearse por las calles de este, por el mero hecho de que tenía que vestir ropa muggle para paras desapercibido. Él era algo más clásico en ese tema. Una capa oscura y elegante hubiera sido lo más indicado, pero eso se tuvo que cambiar por unos pantalones negros con una camisa de una tonalidad verdosa apagada. Durante el trayecto, miró varias veces a su compañero, Selwyn, el cual parecía no tener problemas en ir vestido al más puro estilo muggle.
Llegamos más temprano de lo normal y casi era medio día, así pues, el ministro mágico nos concedio unos minutos para ir a comprar una hamburguesa o cualquier otra cosa que nos apeteciera para el camino. Nos separamos de Kingsley tan solo cinco minutos para coger un par de hamburguesas a uno de los locales muggles se esa misma calle y, antes de salir de este, tanto Selwyn como el mismo Hurt visualizaron una luz verde esmeralda tan característica para los malos presagios. Estaban ahí. Malditos carroñeros...
Ambos tiramos nuestras hamburguesas al suelo y oyó un grito que decía algo como "¡Eh, señor págame la...!" pero se vio ahogado cuando el humo blanco nos transportó al edificio de delante.
Hurt necesitó milésimas de segundo para enfundar la varita, pues en la habitación donde habían aparecido había... uno, dos... cuatro enmascarados. Mortífagos, o como se hacían llamar ahora; neo-mortífagos.
Selwyn protegió al Jefe del departamento de Seguridad Mágica, que se encontraba junto al ministro, lanzando un hechizo a uno de los neo-mortífagos y este, a pesar de que hizo ademán de protegerse, falló consiguiendo que las llamaradas solo le rozaran lo suficiente para una herida superficial.
"¡Expelliarmus!" pensó Hurt mientras apuntaba la mano en la que sujetaba la varita el mortífago que había sido casi-incinerado. Y apartó sus ojos de él para ver como se encontraba Kinglsey. Estaba inmóvil. Hurt frunció el ceño de rabia.
Se había acordado una reunión con el Primer Ministro Muggle ese jueves, y Kingsley, a diferencia de los ministros anteriores, prefería usar el modo tradicional en lugar de ir por la red flu, la cual ahora era demasiado fácil de interceptar por todos esos movimientos que debían estar planeándose entre la oscuridad. Dante andaba a paso decidido a un lado del señor Kingsley que, a su vez, iba protegido por otro Auror, Selwyn. Dante, a pesar de no tener problemas con el mundo muggle, no le gustaba demasiado pasearse por las calles de este, por el mero hecho de que tenía que vestir ropa muggle para paras desapercibido. Él era algo más clásico en ese tema. Una capa oscura y elegante hubiera sido lo más indicado, pero eso se tuvo que cambiar por unos pantalones negros con una camisa de una tonalidad verdosa apagada. Durante el trayecto, miró varias veces a su compañero, Selwyn, el cual parecía no tener problemas en ir vestido al más puro estilo muggle.
Llegamos más temprano de lo normal y casi era medio día, así pues, el ministro mágico nos concedio unos minutos para ir a comprar una hamburguesa o cualquier otra cosa que nos apeteciera para el camino. Nos separamos de Kingsley tan solo cinco minutos para coger un par de hamburguesas a uno de los locales muggles se esa misma calle y, antes de salir de este, tanto Selwyn como el mismo Hurt visualizaron una luz verde esmeralda tan característica para los malos presagios. Estaban ahí. Malditos carroñeros...
Ambos tiramos nuestras hamburguesas al suelo y oyó un grito que decía algo como "¡Eh, señor págame la...!" pero se vio ahogado cuando el humo blanco nos transportó al edificio de delante.
Hurt necesitó milésimas de segundo para enfundar la varita, pues en la habitación donde habían aparecido había... uno, dos... cuatro enmascarados. Mortífagos, o como se hacían llamar ahora; neo-mortífagos.
Selwyn protegió al Jefe del departamento de Seguridad Mágica, que se encontraba junto al ministro, lanzando un hechizo a uno de los neo-mortífagos y este, a pesar de que hizo ademán de protegerse, falló consiguiendo que las llamaradas solo le rozaran lo suficiente para una herida superficial.
"¡Expelliarmus!" pensó Hurt mientras apuntaba la mano en la que sujetaba la varita el mortífago que había sido casi-incinerado. Y apartó sus ojos de él para ver como se encontraba Kinglsey. Estaba inmóvil. Hurt frunció el ceño de rabia.
Invitado- Invitado
Re: Hasta Nunca!
El miembro 'Dante I. Hurt' ha efectuado la acción siguiente: Ataque y Defensa
'Ataque Auror' : 16
'Ataque Auror' : 16
Re: Hasta Nunca!
[Para tener más oportunidad de que todos los personajes ataque y se defiendan, no ataquen todos al mismo, no solo ataquen a Nott, también pueden atacar a Malfoy y a Englewood]
Justo cuando los aurores se materializaron en la escena, mi rostro denotó súma preocupación mirando a Dante en ese momento mi cuerpo se vió atacado por una maldición que me dejó inconciente de inmediato y ya no supe nada ma´s al respecto, era lo mejor, estar herido, así sería un héroe que había caído en batalla mientras trataba de defender a su ministro de magia en pleno ejercicio de su labor. Todo saldría de maravilla, El maldito negro estaba muerto y ahora el día siguiente, Inglaterra se levantaría con un nuevo Ministro de magia al cual rendirle pleistecía, todo había marchado de acorde al plan y los daños de mi lamentable caída eran solo colaterales, despertaría en algún momento de la tarde en San ungo, todos me preguntarian que habia sucedido y yo solo diria lo que ya habia memorizado y fabricado ne cabeza durante tanto tiempo que me parecia ser verdad
" El ministro me lanzo una llamada de peligro, es una estrategia que hemos tenido siempre en el ministerio, en ese momento notifiqué a mis aurores y me adelanté pero cuando llegué, los mortífagos nos tomaron a ambos y asesinaron al ministro, de no haber llegado los aurores yo correría con la misma suerte que el Señor Ex-Ministro de magia" Si esa era la historia oficial de los sucesos de esa noche y me sentía muy orgulloso.
Justo cuando los aurores se materializaron en la escena, mi rostro denotó súma preocupación mirando a Dante en ese momento mi cuerpo se vió atacado por una maldición que me dejó inconciente de inmediato y ya no supe nada ma´s al respecto, era lo mejor, estar herido, así sería un héroe que había caído en batalla mientras trataba de defender a su ministro de magia en pleno ejercicio de su labor. Todo saldría de maravilla, El maldito negro estaba muerto y ahora el día siguiente, Inglaterra se levantaría con un nuevo Ministro de magia al cual rendirle pleistecía, todo había marchado de acorde al plan y los daños de mi lamentable caída eran solo colaterales, despertaría en algún momento de la tarde en San ungo, todos me preguntarian que habia sucedido y yo solo diria lo que ya habia memorizado y fabricado ne cabeza durante tanto tiempo que me parecia ser verdad
" El ministro me lanzo una llamada de peligro, es una estrategia que hemos tenido siempre en el ministerio, en ese momento notifiqué a mis aurores y me adelanté pero cuando llegué, los mortífagos nos tomaron a ambos y asesinaron al ministro, de no haber llegado los aurores yo correría con la misma suerte que el Señor Ex-Ministro de magia" Si esa era la historia oficial de los sucesos de esa noche y me sentía muy orgulloso.
Ezra Knnox- Puesto en el Ministerio
Neo-Mortífago - Mensajes : 25
Puntos de Canje : 74910
Fecha de inscripción : 27/03/2011
Re: Hasta Nunca!
Las palabras de Ezra llegaron a mis oídos y no hice nada para contestarle, el anciano merecía tanto mi atención como un paquete de papas fritas, lo único que quería era acabar con ese cometido lo antes posible para que pudiéramos salir de ahí sin ser descubiertos, esperaba que mi coartada siguiera manteniéndose intacta y a nadie se le hubiese ocurrido hacer un juicio extra. Mi mirada siguió al que prontamente sería el nuevo ministro hasta pararse frente al que ya era comida para los lobos, una sonrisa curvó mis labios cuando el destello de luz verde iluminó de la habitación y el cuerpo inerte del insignificante mago caía cual saco de papas al suelo.
Al fin estaba todo completado, habíamos vencido en esa oportunidad y ahora una pieza más del rompecabezas estaba a nuestro favor, hice además de guardar mi varita para poder irme de ese lugar antes de que alguien nos encontrara, sin embargo no pasaron ni dos minutos antes de que los aurores comenzaran a llegar provocando que mi ceño se frunciera debajo de la mascara ¡Maldita sea! Miré a Ezra con preocupación pues era el único que corría verdadero peligro dentro de esa habitación, sin embargo su cuerpo no tardó en desplomarse como consecuencia de algo que por el momento me era desconocido, pero no me dentedría a pensarlo. Esto era precisamente lo que no quería que pasara, apreté mi varita y antes de que pudiera hacer un movimiento las llamas iluminaron el lugar apuntando directo a Nott, arqueé una ceja ante la mala suerte de mi concuñado y antes de que pudiéramos hacer algo para ayudarlo nuevamente estaba siendo atacado por el segundo auror en la habitación, actuando lo más rápido que pude alcé mi mano - ¡Stupefy! - grité, con la voz distorsionada gracias la máscara, apuntando hacia éste último para darle la oportunidad a mi concuñado de que pudiera tomar nuevamente su varita, al parecer lo que debía ser un trabajo de cinco minutos se convertiría en un verdadero duelo, mala señal... demasiada mala señal, ahora si que el departamento de Aurores estaría alerta y mucho más si es que Harry no hacía algo al respecto.
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Stupefy: es como realmente se llama el hechizo Desmaius
Al fin estaba todo completado, habíamos vencido en esa oportunidad y ahora una pieza más del rompecabezas estaba a nuestro favor, hice además de guardar mi varita para poder irme de ese lugar antes de que alguien nos encontrara, sin embargo no pasaron ni dos minutos antes de que los aurores comenzaran a llegar provocando que mi ceño se frunciera debajo de la mascara ¡Maldita sea! Miré a Ezra con preocupación pues era el único que corría verdadero peligro dentro de esa habitación, sin embargo su cuerpo no tardó en desplomarse como consecuencia de algo que por el momento me era desconocido, pero no me dentedría a pensarlo. Esto era precisamente lo que no quería que pasara, apreté mi varita y antes de que pudiera hacer un movimiento las llamas iluminaron el lugar apuntando directo a Nott, arqueé una ceja ante la mala suerte de mi concuñado y antes de que pudiéramos hacer algo para ayudarlo nuevamente estaba siendo atacado por el segundo auror en la habitación, actuando lo más rápido que pude alcé mi mano - ¡Stupefy! - grité, con la voz distorsionada gracias la máscara, apuntando hacia éste último para darle la oportunidad a mi concuñado de que pudiera tomar nuevamente su varita, al parecer lo que debía ser un trabajo de cinco minutos se convertiría en un verdadero duelo, mala señal... demasiada mala señal, ahora si que el departamento de Aurores estaría alerta y mucho más si es que Harry no hacía algo al respecto.
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Stupefy: es como realmente se llama el hechizo Desmaius
Draco L. MalfoyNEO-MORTÍFAGO - Mensajes : 169
Puntos de Canje : 74899
Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: Hasta Nunca!
El miembro 'Draco L. Malfoy' ha efectuado la acción siguiente: Ataque y Defensa
'Ataque Mortífago' :
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'Ataque Mortífago' :
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Re: Hasta Nunca!
"No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación." fueron las palabras de Confucio, filosofo chino y una de las figuras más influyente de la historia. Literalmente eso era lo que estábamos haciendo, apagando el fuego con más fuego. Si aquellos enmascarados eran los famosos Neo-Mortifagos, no podríamos derrotarlo solos con mi compañero, de eso estaba seguro. A mi mente viajaron miles de recuerdos de mi infancia mientras batallaba con aquellos dementes. Los pleitos callejeros en el mundo muggle, los primeros atracos que cometí en mi juventud y como solía ileso de todos ellos. Esperaba salir ileso ahora que usaba mis habilidades para hacer el bien y no para robarle a algún despistado en la calle.
El Fiendlocked del Neo-Mortifago logró salvarle el pellejo, pero no fue lo suficientemente contundente como para extinguir el fuego completamente, el cual se expandió poco a poco por toda la habitación. Me escabullí al sentir el ataque de uno de los tantos Neo-Mortifagos que estaban presentes. Me incliné junto al cuerpo del señor Knnox y posé mis dedos en su clavícula para sentir su respiración; seguía vivo. Las llamas se extendieron cada vez más, y un grito de un Stupefy me hizo alzar la vista, la cual se dificultó con la expansión de las llamas. Miré a mi alrededor y noté que en la habitación no había absolutamente nada util ni para extinguir el fuego, ni que me pudiera ayudar a noquear a aquellos Neo-Mortifagos, solo una puerta abierta que llevaba al balcón y un par de ventanas cerradas que daban hacia el exterior. Cuando me di cuenta ya tenía a uno de los Neo-Mortifagos encima mío. Le di un puñetazo en la boca del estomago pero no pude ver más, pues las llamas seguían expandiéndose. - ¡Dante! - exclamé llamando a mi compañero, pero al no recibir respuesta alcé mi varita con la intensión de disperzar el fuego que ya alcanzaba el cuerpo del Ministro, quien yacia muerto en el suelo. - Nottium Argentum - señalé mientras me interponía entre las llamas y el cuerpo inerte del Ministro y el señor Nott. Si lo hacía correctamente no solo ayudaría a mantener sus cuerpos lejos de las llamas, sino que aquel inmenso escudo de plata nos protegería de cualquier ataque. El único inconveniente es que estaba dejando a mi amigo fuera del diámetro de protección y sería presa fácil tanto del fuego como de los neo-mortifagos.
Aquí fue cuando las palabras de Confucio vinieron a mi mente nuevamente. Aveces lo mejor era mantener vivo a tus protegidos que atacar a sus atacantes. Los Aurores llegaron a la escena; uno, dos, tres... Uno tras otro entraron al lugar y un alivio recorrió mi espalda. A mis pies el Neo-Mortifago que había golpeado hace unos instantes observó que estaba encerrado dentro del escudo protector sin posibilidad de salir y al ver a los Aurores entrar a la habitación una expresión de terror recorrió su rostro y mordió su lengua, arrancándosela totalmente. Repugnante y escalofriante.
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Off: El Mortifago al que golpeé y posteriormente se arrancó la lengua es el que cuarto, es decir, el mortifago novato que nadie conoce xD
(E) Nottium Argentum: Hechizo defensivo. Crea un escudo de plata
El Fiendlocked del Neo-Mortifago logró salvarle el pellejo, pero no fue lo suficientemente contundente como para extinguir el fuego completamente, el cual se expandió poco a poco por toda la habitación. Me escabullí al sentir el ataque de uno de los tantos Neo-Mortifagos que estaban presentes. Me incliné junto al cuerpo del señor Knnox y posé mis dedos en su clavícula para sentir su respiración; seguía vivo. Las llamas se extendieron cada vez más, y un grito de un Stupefy me hizo alzar la vista, la cual se dificultó con la expansión de las llamas. Miré a mi alrededor y noté que en la habitación no había absolutamente nada util ni para extinguir el fuego, ni que me pudiera ayudar a noquear a aquellos Neo-Mortifagos, solo una puerta abierta que llevaba al balcón y un par de ventanas cerradas que daban hacia el exterior. Cuando me di cuenta ya tenía a uno de los Neo-Mortifagos encima mío. Le di un puñetazo en la boca del estomago pero no pude ver más, pues las llamas seguían expandiéndose. - ¡Dante! - exclamé llamando a mi compañero, pero al no recibir respuesta alcé mi varita con la intensión de disperzar el fuego que ya alcanzaba el cuerpo del Ministro, quien yacia muerto en el suelo. - Nottium Argentum - señalé mientras me interponía entre las llamas y el cuerpo inerte del Ministro y el señor Nott. Si lo hacía correctamente no solo ayudaría a mantener sus cuerpos lejos de las llamas, sino que aquel inmenso escudo de plata nos protegería de cualquier ataque. El único inconveniente es que estaba dejando a mi amigo fuera del diámetro de protección y sería presa fácil tanto del fuego como de los neo-mortifagos.
Aquí fue cuando las palabras de Confucio vinieron a mi mente nuevamente. Aveces lo mejor era mantener vivo a tus protegidos que atacar a sus atacantes. Los Aurores llegaron a la escena; uno, dos, tres... Uno tras otro entraron al lugar y un alivio recorrió mi espalda. A mis pies el Neo-Mortifago que había golpeado hace unos instantes observó que estaba encerrado dentro del escudo protector sin posibilidad de salir y al ver a los Aurores entrar a la habitación una expresión de terror recorrió su rostro y mordió su lengua, arrancándosela totalmente. Repugnante y escalofriante.
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Off: El Mortifago al que golpeé y posteriormente se arrancó la lengua es el que cuarto, es decir, el mortifago novato que nadie conoce xD
(E) Nottium Argentum: Hechizo defensivo. Crea un escudo de plata
Demian J. SelwynAUROR - Mensajes : 22
Puntos de Canje : 74877
Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: Hasta Nunca!
El miembro 'Demian J. Selwyn' ha efectuado la acción siguiente: Ataque y Defensa
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