Una imprudencia prudente {Arania}

Se había sentado bajo las ramas de lo que parecía ser un sauce. Hacía tiempo recordaba haber algún tipo de precaución a seguir con alguno de los árboles del lugar pero no recordaba muy bien de cual de ellos se trataba. El nosequé Boxeador. Ahí solo veía un Sauce y si le habían puesto "El Sauce Boxeador" sería porque había más. Por lo tanto debía ser un pino boxeador o algo por el estilo. Tras esta pequeña pregunta existencial decidió sentarse bajo sus ramas y sacar su tintero el cual posicionó a su izquierda y, seguido, sacó su pluma y pergamino, dispuesto a escribir.

Deberes de pociones de Benjamin Farrell, alumno de sexto, Ravenclaw.

Tras este primer gran esfuerzo decidió llevarse una mano a la barbilla, pensativo, ¿qué preguntas eran las de dichos deberes? Recordaba que eran algo de pociones, pero poco más. Suspiró fuertemente en tanto que escuchaba el crujir de unas ramas, no le dio mucha importancia. Alzó ambas cejas, sonriendo de lado cuando recordó cual era la primera pregunta de dichos deberes y empezó a redactarla. Un golpe seco se escuchó en el lugar. Sintió una inminente lluvia que cubrió parte de su rostro y ropas -todo el costado izquierdo- de tinta negra y oscura. Giró sus ojos hacia una de las ramas, que yacía allí a su lado, bajo la cual se encontraba el tintero de cristal, demacrado, roto y aplastado contra el verde suelo. Vale, era el "Sauce Boxeador". Se levantó con rapidez y se apartó, quedando a una distancia mayor del lugar, sentándose de nuevo en la hierba, contemplando el sauce que se había alzado victorioso con su tintero.

Se medio enfadó, llevándose el oscuro jersey al pómulo izquierdo, tapándose la mano, limpiándose de tinta. Lo mucho que hizo fue esparcirla, haciendo que una prófuga línea oscura cruzara su pómulo.

La joven andaba por los pasillos del colegio sin estar pendiente exactamente hacia el lugar al que le dirigían sus pasos, pues andaba metida en el pergamino que tenia entre las manos, completamente abierto y en el cual se podia ver unos extraños dibujitos que si se miraba con mucha imaginación, podia ser una habitación y unas personas, aunque para cualquier persona que no tuviese la mente tan abierta como la de ella, claramente vería solo unas líneas que parecían hechas al azar.

Su cabellos iban recogidos en dos coletas altas, sujetadas con unos típicos palillos chinos de color amarillo chillón y que resaltaban entre el castaño de sus cabellos, haciendo estos juego con la insignia de su casa que lucia orgullosa en su pecho y con la bufanda que aquel dia llevaba atada en la cintura, justo encima de su falda.
Andaba metida en sus pensamientos sobre como hacer una broma perfecta y sin ser pillada, desechando todas las ideas que llegaban a su cabeza por ser muy poco originales o por que simplemente ya las había llevado a cabo por lo que estaba igual que hacia dos horas atrás: completamente sin una sola idea.

Se puso la pluma en una de sus orejas, dándole frente a los alumnos un toque demente, y enrollo el pergamino guardándolo dentro de su tunica, empezando una pequeña carrera, saliendo del colegio y corriendo un tramo por el camino que la llevaba hasta el Sauce Boxeador, el cual era el sitio perfecto en el cual sus mejores ideas tomaban forma en su cabeza, aquellas que siempre eran un éxito, por lo que había apodado aquel lugar como el creador de sus bromas perfectas.

En poco tiempo había llegado a el, empezando a reducir la velocidad hasta quedar en un lento andar cuando pudo detectar movimiento por parte del árbol, haciendo que mirase desde aquella distancia el por que de su agitación viendo con sus ojos achocolatado como un joven se alejaba del sauce, asustado, siguiendo ella sus instintos de acercarse corriendo hasta el joven para verificar que se encontraba bien, llegando en unos segundos justo enfrente del joven, aguantando la risa al ver que el chico estaba completamente manchado de tinta, incluso en el rostro algo que hacia mucho mas dificultoso para Arania el no reír.
Tragándose las ganas de dejar que las carcajadas salieran de sus labios, solo pudo sonreír levemente al chico, intentando parecer cordial.

-Ey, muchacho.¿Te encuentras bien?-le pregunto la chica mientras miraba justo detrás de ella al sauce boxeador para poco después volver a fijar sus ojos chocolates en el chico y señalando con su dedo pulgar al sauce, detrás suyo.-¿Acaso no sabes que ese “árbol” tiene muy malas pulgas?-le dijo mientras ponía los ojos en blanco pues la verdad es que era realmente raro que alguien no supiera que estar cerca al Sauce Boxeador era estar próxima a su muerte.

Sí que gastaba malas pulgas aquel amigo herbáceo que había hecho de las suyas con el tintero del chaval, ahora que veía, una de las pequeñas ramas que acompañaban el muñón colisionado había hecho de las suyas y un pequeño rasguño se había instalado en su tobillo izquierdo, entre tinta negra. El chico resopló, sin darle mucha importancia y terminó por tirar de sus pantalones hasta ocultar la pequeña herida. Había una terrible mancha que lo evidenciaría mucho más al público, aunque poco le importarse. Un punto negro alquitrán había quedado en su pómulo izquierdo y debía deshacerse de él a toda costa.

Tras haberse "limpiado" con la manga de su jersey la zona manchada, incapaz de saber que dicho estropicio se había ampliado y ahora recorría toda su mejilla izquierda, algo más difuminada, se giró hacia una chica que preguntaba por si se encontraba bien. Automáticamente esforzó una sonrisa que apareció en sus labios mientras clavaba su mirada en la chica.

-Claro, todo bien, sólo es tinta, no sangro negro...- informó perdido en su mundo, como de costumbre. -Todavía.- recalcó finalmente pero antes de poder siquiera presentarse a la hufflepuff de coletas ella le preguntó por los amplios conocimientos que el chico disponía de Hogwarts y alrededores. -Creía que ese árbol era otro árbol...- recalcó tranquilo, llevándose los dedos al pómulo y, acariciando este, luego observó lo negro de su tinta en las yemas, ni ganas de limpiarse, así estaría bien sexy, seguro. -Creo que confundí sauce con helecho, o pino... o algún árbol de hoja perenne.- agitó su mano, en señal de que poco le importaba, sólo el tintero había sufrido un fuerte golpe, de éste no quedaba absolutamente nada.

Se giró hacia ella, mirada entrecerrada, gesto curioso en su rostro. -¿Quién eres?- directo, sin miramientos, siquiera presentándose, si lo veía conveniente ya lo haría más adelante, pero de momento quería saber quién era aquella persona que se preocupaba por su integridad física (la psicológica ya estaba perdida). Dejó su pergamino descansar sobre la hierba del lugar, apoyando la palma de ambas manos recostando su espalda, observando por unos segundos el sauce boxeador aquel.

La joven cuando habia puesto direccion al Sauce Boxeador, no esperaba encontrarse con alguien tan loco como para sentarse justo debajo de este, pues ella bien habia visto como hasta a un inocente pajaro hechaba de sus ramas, y no era de una forma muy amistosa, por lo que a primera vista y despues de ver lo que le habia hecho el arbol, estaba segura de que era un chico con suerte.
Pues de no ser asi, hubiera acabado con algun hueso roto, y de eso no habia ninguna duda.

La joven fijo sus ojos chocolates en la mancha difuminada de tinta que se podia apreciar en la mejilla del muchacho y dedujo que eso era todo lo que habia sufrido por parte del arbol, siendo corroborada su hipotesis con las palabras del joven que contestaban a aquella pregunta que por puro instinto habia salido de sus labios quizas por que a primera vista no tenia nada mas que preguntar, o por que era lo mas acertado en aquel primer momento, sonriendo levemente cuando escucho que el chico se habia confundido de arbol.
Eso era algo realmente insolito.

-Dejame decirte que eres el primero que confunde al Sauce Boxeador con otro cualquiera.-le dijo con cierto tono divertido en su voz y que era claramente notorio a la hora de hablar la joven, pues ese hecho le hacia gracia, enrealidad...muchisima gracia.-Tienes suerte, podria haberte roto algun hueso

La chica entrecerro sus ojos ante la pregunta del chico acerca de su persona, enarcando una perfecta ceja cuando se dio cuenta de que el chico ni siquiera se habia presentado, formandose en su cabeza, como llevaba todo el dia esperando, una idea o mas bien una pequeña broma y de la cual, sintiendolo mucho por el chico, seria su presa aunque claramente aquella que llegaba a su cabeza era demasiado para aquel chico, pensando en que seria mejor algo para reirse ella en aquel momento y sin que dañara la integridad fisica de nadie, algo que aquel plan que acababa de formar en su mente, atacaba por completo.
Ese plan seria para los Slytherin.

Con una sonrisa, la mejor que podia ella dar y que demostraba pura inocencia, estiro su mano para estrecharsela en señal de saludo.-Un placer, muchacho, me llamo Melancolia, a tu servicio.-dijo mientras seguia con su mirada al joven que se recostaba sobre la hierva, sentandose en pose india justo enfrente para esperar pacientemente a que el chico dijera algo, aunque claramente su paciencia en aquellos momentos no estaba muy presente.-¿Y cual es tu nombre, muchacho?

Asintió lentamente a su apreciación y, todavía con la sonrisa en los labios, respondió tras que ella hubiera terminado de admitir que el chico tenía suerte. -Eso es cierto, la suerte suele ir conmigo...- explicó. -Por más que intento deshacerme de ella, vuelve y vuelve y vuelve de nuevo.- relató con cierta arrogancia fingida, presa de los cambios de humor y estado del hiperactivo. Aquello era verdad, debía tener un ángel de la guarda escondido pues si bien se metía en muchísimos problemas -más de los que él creía- y de todos solía salir ileso.

Cuando preguntó por quién era ella entrecerró también sus ojos y por un momento estuvo a punto de pedir perdón por aquella rudeza inicial, pero no fue necesario, la chica de ojos castaños estiró su mano y este la estrechó mientras escuchaba su nombre. Silencio... silencio... más silencio. El chico clava su mirada en la chica mientras esta se sienta delante suya. Alza una ceja, "Melancolía", la chica le pregunta por su nombre y se digna a presentarse.

-Soy Ben...- simple, sin mucho artificio... -Un placer, melan- se cortó, no podía aguantar más y terminó por reír, negando con la cabeza y moviendo ambos hombros descontroladamente. -¿Melancolía?- preguntó, alzando ambas cejas. -O te estás intentando quedar conmigo o tus padres no tuvieron buenas intenciones poniéndote ese nombre.- admitió entre risa y risa, suspirando para luego arrancar de nuevo a reir, así durante medio minuto.

-Vale, vale, vale...- dijo, tranquilizándose, clavó su mirada de nuevo en ella y soltó de nuevo una pequeña risa que se extinguió rápidamente. -Haremos como que tu nombre es normal...- admitió finalmente, por mucho que si ese fuera su verdadero nombre le molestara la crueldad de sus palabras. -Te llamaré Mel si no te importa.- admitió finalmente, sonrisa ausente en los labios.

La joven puso los ojos en blanco cuando pudo notar que las palabras del chico tenian cierto tono arrogante y que esperaba la chica, solo fuera ante el hecho de que en verdad el parecia ser poseedor de un angel de la guarda para que lo protegiese de un posible aplastamiento por parte del arbol que, aunque tenia cierta belleza siniestra que encantaba a la chica de Hufflepuf, era bien temido también por ella que no quería acabar bajo alguna de las ramas del sauce aquel.

El silencio se instalo entre ambos jovenes cuando ella termino de presentarse, aguantando interiormente y con toda la fuerza de voluntad de la que poseia, las ganas de echarse a reir ante el patetico nombre que le habia dicho, aunque era mucho mejor que el que pensaba comentarle en un primer momento, que era Dalsy, un nombre de una medicina muggle que su madre solia usar con ella cuando era una niña y estaba enferma.

Arania pensaba en decirle que era un pequeño chiste, pero cuando escucho la risa del chico ante su "nombre" solo pudo fruncir el entrecejo en señal de que eso en verdad le molestaba, aunque en el fondo no era asi, y decidiendo que seguiria con aquella mentira un poco mas de tiempo, siguiendo con su frunce en la frente en señal de que no le veia la gracia por ninguna parte.
Ella iba para actriz, pues cualquiera que la viera pensaria que en verdad estaba molesta por la risa del chico.

-El nombre de mi abuela, y me lo pusieron en honor a ella, ademas...es un nombre muy bonito.-le contesto mientras se cruzaba de brazos bajo el pecho para que viese que su nombre no era algo para tomarselo a broma y que era algo muy serio.

Enrealidad su nombre se llamaba Elizabeth, Bethy para ella e interiormente le estaba pidiendo perdon por volver a "bautizarla" con otro nombre, mas con uno tan ridiculo como era el de "Melancolia" aunque no descartaba que alguien, en alguna parte del mundo se llamase asi, y tambien daba el pesame internamente a todo aquel que tuviese un nombre como aquel.

-Mi nombre es normal.-se defendio la chica mientras dejaba libre su rostro de cualquier signo de molestia pues ella no era de las que podian poner esas caras durante mucho tiempo, sonriendole un poco.-Pero me parece bien el diminutivo que me propones,Ben-dijo pensativa mientras se ponia la mano en la barbilla como si lo pensara para poco despues volver a mirarlo a los ojos con una sonrisa.-¿Y de que casa eres?

Y ahora el chico debia atenerse a las consecuencias de encontrarse a ella y de haber despertado su curiosidad, pues la joven no pararia de hacer preguntas hasta que lo supiera todo de quien tenia delante.

La sornática risa del chico pareció extrañar o incluso enfadar a la Hufflepuff y este poco a poco fue degradando su risa, cada vez más lenta, tranquila y callada, hasta desaparecer en un suspiro. La chica afirma cruzada de brazos que Melancolía fue el nombre de su abuela y que sus padres se lo pusieron en honor a ella. El chico asiente lentamente.

-Como quieras "Mela" pero que sepas que tus bisabuelos le hicieron un estropicio a tu abuela con el nombre...- descarado, así era él, demasiado rápido como para medir sus palabras, la sinceridad era lo suyo... de vez en cuando. -Sí, sí, normalísimo.- admitió, intentando terminar ya con aquella pequeña discusión, si se llamaba melancolía bien por ella, tenía un nombre tan exótico como el de Benjamin. La pregunta de ella fue sencilla y el chico, orgulloso de su honorable casa, respondió sin pudor alguno:

-Honorífico miembro de Ravenclaw...- sonrisa ciertamente arrogante, pero que no pasaba de lo mediocre, mirada ahora centrada unos segundos en el estúpido ¿helecho? ¿era helecho?, bueno, ese estúpido árbol boxeador. -¿Y de cual eres tú, Huffie?- preguntó sin enterarse de que incluso ya lo había deducido anteriormente por su uniforme y aspecto amarillo como el sol.

Comenzó a tararear una canción antigua Muggle que su padre le había enseñado hacía ya unos años atrás, sin duda la música le encantaba, por mucho que fuera muggle o de la comunidad mágica, daba igual, siempre acababa saltando, bailando, maullando o tarareando. Se rascó el tobillo, donde, oculta debajo de las ropas, tenía la herida que le había hecho el estúpido árbol. Cerró ambos ojos mientras se rascaba esa zona con insistencia para luego desistir y suspirar mientras se llevaba ahora la mano a su cara, manchada todavía de tinta... quizás debería meterse al lago o intentar insultar a la mancha para que se fuese.

Se encogio de hombros como unica contestacion a su comentario dirigido a sus bisabuelos, pues ella sabia que si aquello hubiera sido verdad, entonces el joven que tenia delante tendria razon a decir aquello pero por suerte, sus antepasados tenian bien presentes que su hija no podia lucir un nombre tan ridiculo como era aquel, lo cual agradecia por completo.-Ademas...-comento haciendo caso omiso del tono descarado en la voz del chico al hacer aquel comentario.-...es un nombre muy exotico, ademas de curioso.

Rodo lo ojos cuando contesto de aquella manera a su pregunta.Sin duda no parecia un Ravenclaw, pues se suponia que estos eran inteligentes y hasta un niño de primero sabia que aquel arbol era peligroso, por lo que sin duda al demostrarle a ella que no conocia ese dato tan importante como eran las reglas que ella misme rompia cada dos por tres del colegio, quizas fuese de otra casa...incluso hasta habia suponia que era un Slytherin.
Se encogio de hombros como señal de que ese no era un dato realmente importante y sonrio ampliamente al escuchar su pregunta.

-Se que ya sabes que yo soy una Hufflepuf, y una de las mas locas, chaval.-dijo con cierto orgullo en sus palabras, decidiendo que antes de irse de alli le diria quien era de verdad, aunque aun tenia mucho tiempo por delante para que ese suceso ocurriese.

Se quito con rapidez su pluma de la oreja, tal y como la habia estado llevando y se la clavo en una de sus coletas, junto con los palillos chinos haciendo un extraño contraste que sin duda se salia de lo usual en cuanto a peinados, mas como siempre le decian sus compañeras, era bueno tener la autoestima que tenia ella pues asi jamas se sentiria mal por si alguien se metia con ella por su forma de ser o de vestir.
La joven fijo su mirada chocolate en el chico que tatareaba aquella cancion muggle y despues la fijo en la mano que rascaba su tobillo, mordiendose el labio al ver la insistencia del chico al rascarse y darse cuenta de que sentia el mismo escozor que ella solia sentir cuando se hacia alguna herida, suspirando.

-Hey, chaval, si estas herido obviamente deberias ir a la enfermeria para que no se te infecte-comento la chica antes de sonreirle ampliamente y posaba su mano en el hombro de el, dandole unas suaves palmadas en ese lugar aun sonriendole.

-Exotiquísimo.- afirmó riendo levemente, para luego negar con la cabeza. La respuesta de ella fue rápida y concisa, cuando afirmó que se trataba de una de las huffie más locas ensanchó su sonrisa más aún. -Aunque no lo creas yo soy uno de los Ravens más locos, Mela...- le informó sin abandonar aquella sonrisa tan libre, tonta y característica suya. -No está mal encontrarme con gente de la mía.- admitió, y es que, por más que fuera Raven y tuviera altas calificaciones, seguía siendo un peligro despistado, gracias a su querida hiperactividad siempre rondante. Observó los movimientos de ella, se veía muchísimo más favorecida con la pluma clavada en una de sus coletas, le daba ese toque tan único que gustaba a Ben. Él por su parte siguió rascando incesantemente su herida, la cual no era amplia, pero a la vez le causaba cierta molestia.

Ella se enteró y el raven decidió levantarse el pantalón por el tobillo, para mostrarle la pequeña herida que tenía allí marcada. -No se me infectará... ¿viste qué pequeña es?- señaló para luego guardarla de nuevo bajo su atuendo, suspirando mientras de nuevo mantenía sus brazos como apoyo en la suave hierba. Sintió la mano de ella sobre el hombro, dándole leves palmadas a lo que el chico sonrió con tranquilidad.

-No es nada y a una mala me pasaré por el despacho del señor Longbottom, seguro que sabrá de alguna planta que pueda curarme inmediatamente...- el chico era un aficionado a la herbología, no tanto como a los encantamientos pero sí le parecía interesante. Si bien sabía amplio sobre diversas plantas todavía no conocía casi ninguna que se pudiera aplicar diréctamente en la piel como remedio desinfectante; todas solían derivar en cremas.

-¿A qué curso vas, Mela?- el nombre seguía pareciéndole de lo más raros que había escuchado pero para nada le resultaba exótico. Sonaba a nombre antiguo, de esos que podían tener las abuelas o bisabuelas -como la de su nueva amiga Mela- pero de esos que luego perdieron fama y acabaron en el olvido. Su madre le dijo a Ben que en un momento pretendieron llamarlo Eustaquio, si su nombre hubiese sido ese su vida sería el doble de interesante, seguro. Dejó de divagar en sus pensamientos más "íntimos" y su mirada, antes perdida en el amplio verde que les rodeaba, se centró en ella, alzando ambas cejas en un gesto de amistad y confianza.