It's a mess, It's a start, It's a flawed work of art.

- Z e e r a n -

Tercer semana de clase, viernes por la tarde.

Luego del almuerzo no le quedaban muchas ganas de asistir a clases, no por nada en especial pero desde hacia unos cuantos días estaba que no se soportaba ni ella misma. Everleigh si bien era una muchacha muy vicharachera y activa se sentía en plena transición, como si el otoño estuviera mutando dentro de ella. Ese impass la tenía retraída y casi arisca, estaba más apartada que lo normal y todo eso tenía nombre y apellido. Ese mismo estúpido de siempre. Al final de su poco sustancial almuerzo que solamente había consistido en un pequeño emparedado de pavo se había retirado, supuestamente a su habitación, o eso era lo que le había murmurado a las pocas muchachas que le preguntaron. Lo cierto es que no se aguantaba más las miraditas que Potter le hechaba, casi le daba la sensación de que estaba intentando decirle algo con esas miradas ceñudas suyas. Por momentos parecían decir "estás comiendo muy poco", por otros gritaban "¡eres una histérica, préstame atención!" y hasta le había parecido ver un atisbo de "estoy preocupado por tí". Pero Everleigh había ignorado todo eso al igual que había ignorado como él se paraba y se volvía a sentar cuando ella se retiro. Al final, ella había hecho lo que mejor le salía luego de la defensa de las artes oscuras; escabullirse.

Unos minutos de errantes pasos por los pasillos la llevaron a donde uno de los tantos pasadizos que habían sido reabiertos por ella y algunos cuantos alumnos más grandes y egresados antes que ella, la mágia de ese castillo jamás terminaba. Everleigh había optado por el menos transitado para poder salir del castillo sin ser vista y se aseguró de no tener a nadie cerca que pudiera estar siguiéndola. Casi media hora más tarde ella estaba sola en donde las afueras siendo una figura esbelta en el paisaje otoñal y lleno de hojas secas. La casa de los gritos se alzaba ante ella, desvencijada y venida a menos. Everleigh admiró la casa un momento más antes de alejarse un poco para ir a donde una roca que siempre le hacia de banco cuando ella salía de Hogwarts para refugiarse allí. A veces la masividad la abrumaba, como esa vez. Ella se sentó y se abrigó bien en su suéter rojo de bremen, su mirada estaba perdida y sus pensamientos flotaban densamente a su alrededor. No quería pensarlos, no quería que tuviera nada que ver con ella. Últimamente todos andaban de melosos, en ese momento la soledad la golpeó con fuerza y ella quiso gritar de frustración.

¿Crees que en ese futuro tu puedas estar a mi lado, Ev? Las palabras de James resonaron en su mente haciendo que ella se estremeciera, todavía podía sentir la caricia de sus manos en su piel y le enfermaba hacerle lo que le hacía. No quería ignorarlo como lo hacia pero no tenía más remedio que mantenerlo al márgen. James Sirius Potter tenía una fama que ella no soportaba, y no quería pensar que ella sería una más de su lista si bajaba la guardia. Everleigh bufó de enojo sintiendo que los ojos se le humedecían ligeramente pero evitó cualquier tontería de esas pestañeando y limpiándose el rostro con el dorso de la mano. A su alrededor todo se estaba volviendo oscuridad y ya era hasta peligroso que ella estuviera allí sola pero no era algo en lo que había caído en cuenta. ¿Cuántas horas había pasado allí sola? No sabía cuantas exactamente, pero sabía que había sido toda la tarde.

Los pensamientos de la rubia habían mutado durante toda la tarde, habían sido nostálgicos, hostiles, cuasi románticos y hasta cariñosos. Everleigh ya no podía negar lo que le palpitaba en el pecho cada vez que lo veía, pero sí podía evitarlo y seguir siendo tan indiferente como siempre. Quizá eso lo desalentara en su idea de conquistarla, aunque ¿conquistarla? Esa era una palabra demasiado grande, ella ponía ambas manos en el fuego de que lo que él quería con ella era algo de una noche, como con todas las demás. No podía permitir que le hiciera eso. Negando con la cabeza ella se decidió que no sacaría ninguna conclusión coherente en ese momento y que lo mejor que podía hacer por si misma era dejar de pensar en él. De todos modos ya era algo que tenía que ir superando, si bien el año estaba recién empezando Everleigh ya pensaba que para estas mismas fechas el año siguiente ella ya estaría instalada en un pequeño apartamento en el centro de Londres sobreviviendo su vida. Los pensamientos de la rubia continuaron por esa línea hasta que un extraño estruendo proveniente de los interiores de la casa de los gritos la hizo salir de ellos. Si la curiosidad no mató al gato sí lo haría con la leona porque segundos luego ella ya se estaba acercando.

Con la varita en una de sus manos y los ojos entrecerrados Everleigh se acercó a uno de los laterales de la casa, no iba a entrar por la puerta porque Henry le había dicho que lo mejor siempre era encontrar alguna ventana o puerta de sótano para poder ingresar y espiar cuanto les fuera posible al enemigo antes de que este pudiera detectar su presencia. Y como buena alumna eso fue lo que hizo, encontró una de las tantas ventanas rotas y con mucho cuidado se metió por ella haciendo el menor ruido posible. Ingresó y al dar el primer paso la madera crugió bajo su peso haciendo que Everleigh aguantara una maldición en su garganta mientras se quedaba dura en su lugar intentando aguzar un poco su oído, necesitaba saber que tan cerca andaba lo que fuera que estuviera allí dentro con ella. ¿Y si no era más que un tonto gato? Sería nada más que un simple susto ¿Y si era algo más grande y peludo, como un hombre lobo? Entonces ella estaba fregada de verdad porque por más que sobreviviera -si eso sucedía- quedaría marcada de por vida. La sangre se le heló al sopesar aquello mientras rogaba que fuera el maldito gato. Un simple y maldito gato aventurero, como ella.

Ya podía sentirse sudando de los nervios y no podía permitirse eso, más de las palabras de Henry se le vinieron a la mente ¡cómo deseaba ella tenerlo ahora allí mismo a su lado! La rubia se armó de valor, apretó su varita en su mano izquierda y retomó su caminata por la casa, por lo que había podido observar había ingresado por lo que podría hacer sido en el esplendor de la casa la habitación de servicio. Everleigh reguló su respiración y se movió tan cuidadosamente como la madera del suelo le permitió, aprovechando todas las sombras que le brindaba la cayente noche. Cuando sintió que el ruido estaba más cerca se escondió tras una gran estantería sosteniendo su varita en alto a la altura de su pecho, estaba lista, fuera lo que fuera lo que ella tuviera que enfrentar en ese momento y por Merlín querido que solo fuera un maldito gato.

Las palabras del director de su colegio aún seguían reboloteando en su mente, hacía unos días les había dicho que se apropien del colegio, era una total grosería por parte de éste que lo hicieran, ellos los habían invitado gentilmente, no veía de otra forma aquel comportamiento que tenía Knoxx y sus compañeros con los demás. Zeeran había escuchado mucho del castillo por sus dos hermanos que habían pasado seis años allí pero de ese árbol y donde estaba metido no sabía nada. El moreno se puso de pie con dificultad, casi patinando por el suelo lleno de polvo. Esa casa si que era vieja. Todo allí estaba deteriorado, las ventanas rotas, la puerta comida por valla Merlín a saber que animalejo.

- Hola? Hay a..alguien? - preguntó entre titubeos al sentir del otro lado el crujir de las maderas del piso. Caminó lentamente, tomando valor de donde no tenía, su esbelto cuerpo casi tocaba en techo lleno de telarañas. Tenía una colgando de su oreja derecha. Carraspeó, no estaba solo, pero de igual modo algo lo estaba espiando, lo sentía. Al abrir la puerta escuchó algo sobre un gato, pero no tenía idea quien podría estar pensando sobre un gato en ese lugar y la legeremancia le estaba costando bastante, era solo un aprendiz.

Zeeran terminó de salir de la habitación oscura y sacó su varita para dar un poco de luz al pasillo. No se quedaría llorando por allí, quería saber a donde estaba de una vez. Dió unos cuantos pasos por el pasillo y se llevó un gran fiasco al tropezarse con un pie en la oscuridad. Cayó al piso, comprando como siempre terreno donde pisase su trasero.

El fin justifica los medios había dicho el gran Nicolás Maquiavelo hacía muchos años atrás con lo que Everleigh no se sintió nada culpable cuando puso su pie discretamente hacia adelante para hacer que quien mierda fuera el que andaba merodeando por allí se tropezara y se fuera directamente al piso. La persona no tardó en caerse por su culpa y Everleigh se hizo a un lado para poder ganar un espacio por si era necesario atacar porque escaparse no era una opción para una luchadora nata como ella. Sin perder tiempo la rubia aulló un Expelliarmus, una pequeña chispa roja salió de su varita al mismo tiempo que la de su amenaza salía volando por los aires a unos cuantos metros de donde ellos estaban. Ahora que estaba relativamente segura ella se volvió a la misma postura defensiva y se acercó apenas a la persona que continuaba tumbada y parecía estar sobándose el golpe.

- ¡Lumos! - Ordenó con ese timbre seguro y aguerrido que había adoptado. Ahora que tenía una mínima ventaja sobre quien estaba en el piso se sentía lo suficientemente segura como para proceder. Pero mierda que se sorprendió cuando acercó su varita al cuello de la otra persona y descubrió que era nada más ni nada menos que- ¿Zeeran?- preguntó atónita a su amigo quien yacía en el piso cubierto de polvo con una expresión no muy contenta en el rostro. Everleigh ya sabía que su amigo estaba allí y habían estado juntos muchas tardes pero lo hacia corriendo bajo la cochina falta de la condenada de Adhara y no allí haciendo turismo aventura. La rubia se puso sobre sus rodillas para estar a la altura de su mejor amigo y le tendió una mano con un gesto de disculpas en los labios- Sólo diré que es mejor prevenir que lamentar..- dijo con respecto al haberlo tumbado y desarmado.

Everleigh se quedó allí aguardando que su amigo pudiera ponerse de pie de su mano mientras buscaba en la oscuridad con la mirad la perdida varita de Zeeran. No había sido su intención tumbarlo así y tratarlo como lo había hecho pero tenía que admitir que la última charla con Henry la tenía bastante más paranóica y desconfiada de lo que ella ya era por naturaleza. Seguramente Zeeran la perdonaría por ellos, luego de algunos bollos dulces y una noche de golosinas por cuenta de ella, pero lo haría que era lo importante.

La reacción de Zeeran luego de reconocerla había sido inmediata, él la había jalado a donde sus brazos donde ella siempre cabería. Everleigh n había dudado ni un segundo en corresponderle, sin que se había abrazado a su cuello con dulzura, quitándole un poco del polvo del cabello arrugando la nariz suavemente cuando él la jaló de nuevo para ponerla de pie. Zeeran olvidaba que ella era mujer algunas veces y la trataba como a un muchacho más, lo que ella corregía con algún golpe. La rubia lo dejó caminar hasta donde él había visto la varita que ella misma le había arrancado con un encantamiento. Lo observó como él se quitaba telarañas y suspiró apoyándose en donde una desvencijada cómoda, al parecer estaban en una habitación, Everleigh paseó la mirada por la casa, jamás había estado allí. Bueno, no desde adentro. La curiosidad se disparó dentro de ella como un impulso incontenible haciendo que ella dejara su reposo allí para caminar por la habitación, era una muy antigua.

- Es la primera vez que entro aquí, la verdad jamás me había seducido el ingresar..- comentó pasando un dedo por el gran espejo del tocador que estaba lleno de polvo y algo de moho en la parte inferior. Everleigh arrugó la nariz nuevamente y abrió lentamente el primero de los dos pequeños cajones que tenía. No había nada más que una familia de arañas en una telaraña por lo que ella prefirió cerrarlo para investigar la segunda gaveta. Allí encontró una peineta y un libro de cuero negro con una pequeña cinta roja. Parecía un diario. Everleigh no pudo resistirse y lo tomó, abrazándolo contra su pecho junto con la peineta negra, era hermosa realmente- Aunque no entiendo qué haces tú aquí y como llegaste..- continuó hablando luego de haber superado su hallazgo.

Los pasos de Everleigh continuaron avanzando hasta donde una gran cama de dosél los cuales estaban todos hechos jirones. El colchón no estaba mucho más entero sino que tenía muchas marcas de ¿garras? Everleigh se agachó y asomó la cabeza por debajo de la cama para ver más telarañas y algunas cajas allí. La curiosidad siempre presente de la rubia la llevaron a que metiera la mano allí debajo y que sacara la caja llena de polvo. Everleigh levantó la mirada y llamó a Zeeran con la mano para que se acercara a ella y que ambos curiosearan juntos esa caja enorme y negra que guardaba vaya a saber un que tesoro. Lo más curioso del caso era que esa caja parecía haber sido una de las pocas cosas que hubiera sobrevivido a lo que fuera que le hubieran hecho a esa casa. Lo que encontró la dejó con la boca abierta; un hermoso vestido de novias y varios álbumes fotográficos.

No era extraño lo que él decía pero Everleigh no gastó tiempo en comentarle acerca del sauce a boxeador a Zeeran. La rubia estaba distraída acariciando la hermosa tela del vestido, tenía millones de detalles que apreciar y por Merlín que no podía creer que se hubiera salvado de lo que fuera que le hubiera sucedido a la casa esa. EN su cabeza ella se imaginaba a una hermosa y alta mujer morena vistiendo ese mismo vestido, la mujer no tenía rostro porque estaba cubierto por el enorme velo. La podía ver caminando hacia el altar del brazo de un hombre entrado en años que era apnas más alto que la novia. Los invitados la miraban mientras ella enrtaba y estaba lleno de esas señoras que lloran al ver a la novia. Everleigh sonrió, sus dedos habían estado acariciando con suavidad la cubierta de uno de esos albumes sin siquiera haberlo abierto. Zeeran estaba entretenido con el que había cogido. Ella se sentó como indio en el polvoriento suelo y se puso a mirar uno de los albumes. Increíblemente, la novia era una mujer de cabello oscuro como la media noche. Una coincidencia, supuso Everleigh sin darle importancia a ello. Pasando más fotos vio al novio, pero no lo conocía de nada. Aunque era imposible que lo conociera porque esas fotos parecían del siglo pasado, mínimo.

- Esto es casi como mirar una clase de historia, o algo así.. - murmuró ella con una sonrisa pícara en los labios mientras las hojas se movían con suavidad entre sus dedos. Everleigh no levantaba la mirada de donde las fotografías. Muchas de ellas, casi la mayoría, estaban reveladas con poción mágica y se movían. Eran hermosas. La soñadora mirada de la rubia brillaba de lo contenta que ella estaba con su hallazgo- ¿Crees que alguien haya encontrado esto antes?- le pregunto con verdadera curiosidad a Zeeran alzando la mirada hacia él por primera vez en la charla desde que habían encontrado los albumes y el vestido. Una de las manos de la rubia se perdió dentro del vestido, acariciando la suave tela, incluso alguien como ella podía saber que era una tela cara y muy fina- Algún día tendré que enfrentar el mismo monstruo..- comentó ella con una sonrisa divertida.

Ella también quería casarse, claro que sí quería hacerlo. Lo que sucedía era que ella aún era muy pequeña y lo suyo con James era demasiado reciente lo que la hizo pensar si se lo había comentado a Zeeran o no. La rubia le dijo que tenía algo que decirle, algo importante que no había tenido oportunidad de contarle aún porque ese primer mes de cursada las clases habían sido abrumadoras, más luego del primer ataque de los neo jodidos esos que habían ido a arruinarles la fiesta a los alumnos y a ella le habían jodido su primera vez.

Las imágenes del album de fotos que tenía en su mano se movían y Zeeran observaba extrañado todo aquello, como si hubiera vivido en esa época tambien podía imaginarse aquello y el rostro de la novia le recordaba a su hermosa Adhara. Sonreía como un tonto, estaba tan feliz de haberla vuelto a ver al fin, despues de dos largos años al fin podrían estar juntos. Las preguntas de su amiga lo hicieron salir de su ensoñación y asintió a duras penas.

- Me parece que alguien ha metido ésto luego de que arruinaran la casa, todo está destruído y la caja es vieja pero parece conservarse.. - quizás solo fuera un hechizo pero era extraño. - El monstruo? Te enfrentarás a un monstruo Ever? - preguntó abriendo grandes sus ojos cielos y mirando a la rubia con preocupación. - De eso era lo que tenías que contarme? - preguntó con curiosidad, no entendía nada. El moreno se sentó en la cama de repente, bien ergido, algo invisible le susurraba en el oído, sus ojos perdían el brillo inocente y agradable que lo caracterizaba y su expresión risueña cambió a una más seria. Seguramente su amo lo estaba llamando y debía salir de allí de inmediato si no quería que se apareciera allí frente a su rubia favorita. Se rascó la cabeza como si de un momento a otro hubiera olvidado lo que hacía segundos antes y se le enturbiaban los ojos de confusión.

Miró hacia todos lados sin entender bien donde se encontraba, parecía tonto cambiando su expresión pero no lo hacía voluntariamente. - Que sabes de Scorpius Malfoy? - preguntó frunciendo el ceño, debía llevar el informe lo antes posible al señor Malfoy si no quería sufrir otra vez.

Zeeran era un idiota. Zeeran siempre había sido un idiota. Su idiota. Ante la seguidilla de preguntas tontas que él le hizo Everleigh no hizo más que sonreírle de lado con sus finos labios y negar ligeramente con la cabeza. Sino fuera porque era él la rubia ya lo hubiera mandado al diablo por ser tan bobo. Everleigh abrió la boca como para explicarle acerca de ese monstruo pero no pudo hacerlo porque la expresión de Zeeran cambió repentinamente al tiempo que él se erguía en la cama y adptaba una postura completamente recta qué le pasaba? Incluso la expresión de los ojos se le enturbió para luego parecer perdido, desorientado. Everleigh no entendía nada, mucho menos luego de que le preguntara por el oxigenado de Malfoy ¿qué le había picado? Los ojos de la rubia se entrecerraron con sospecha paseándose por su amigo de arriba abajo, algo no le cerraba pero no podía precisar que era.

- Lo mismo que casi todos, que es un idiota de buena familia..- a pesar de sus sospechas Everleigh resolvió que lo mejor que podía hacer era responder a la pregunta de Zeeran con la esperanza de averiguar en unas pocas preguntas qué era lo que su mejor amigo quería saber de todo eso. Everleigh se acomodó un rubio mechón de cabello hacia atrás, despejándose la mirada nuevamente, manteniéndola en Zeeran y sus movimientos todo el tiempo- ¿Algo más que quieras preguntarme?- curiseó ella esta vez, si él no tenía nada más que decirle ella sí lo tenía. No sabía como se lo podía llegar a tomar Z pero tenía que averiguarlo ahora.

Ella quería que su mejr amigo supiera que por primera vez en su vida estaba en una relación seria, porque si bien ellos dos habían estado de novios cuando más pequeños lo suyo no había sido más que un noviazgo de niños, un juego inocente. Everleigh ahora estaba de novia con el hombre al que había amado toda su vida y era algo más que importante para ella que necesitaba desesperadamente compartir con él. Al pensar en James una media sonrisa más suave apareció en sus labios al mismo tiempo que un brillo dulce iluminaba su mirada. Ahora ella era otra tonta enamorada más que suspiraba por su amante. ¡Que Merlín los salvara de su melosidad!