¿Y como termine aca? (Roxanne Weasley)

La tarde era soleada, las nubes grisáceas jugueteaban en los cielos sin nublar completamente el manto azulado que se extendía sobre las cabezas de quienes a gastar su tiempo en los exteriores de Hogwarts. Era un día perfecto para una práctica de Quidditch, adrenalina, rapidez y un poco de emoción, lamentablemente para mí y aquella perfecta tarde de viernes. El campo de Quidditch había sido concedido al equipo de Slytherin, una crueldad de gran magnitud, por lo que no tenía nada interesante que hacer para gastar mi tiempo. Me acomodé en mi sala común con una gran taza de chocolate caliente y una revista muggle que habían traído unas chicas de segundo año y que habían esparcido por toda la habitación, simplemente comencé a hojearla depositando toda mi atención más en las fotografías e imágenes que en el mismo contenido de la revista, era bastante mala he de decir. – Roxanne ¿le enviaste la carta a mamá? – Una voz familiar se dirigió a mí con ese tono de voz que utilizaban los profesores antes de finalizar una clase o mamá cuando llegaba con una calificación no muy buena. No era muy favorable para alguien como yo, tener a Fred “el perfecto” como hermano ya que todas mis andanzas eran comparadas con lo correcto de su ser. Alcé la vista y lo observé sonriendo, no tenía idea de lo que me estaba hablando, según recordaba no debía nada a mi madre. Fred arrugó la frente, al parecer era algo importante, esperó unos segundos sin decir nada como si fuese posible que algo que había olvidado llegase a mi mente y nada. Negó con la cabeza y alzó un sobre anaranjado del porte de un cuarto de pergamino, abrí mis labios de par en par y de un salto me puse de pie. Llegué a su lado y le quité el sobre de un tirón, besé su mejilla fugazmente y corrí en hacia la puerta - ¡Graaaaaaaaaaacias! Te quiero hermanito – Grité alzando la voz antes de desaparecer completamente del lugar.

Corrí con todas mis fuerzas hacia la lechucería, subí los escalones de par en par e ingresé corriendo al lugar, Angelina iba a matarme. Busqué con la mirada a aquella lechuza gris con blanco que siempre transportaba mis cosas a casa, aquella que siempre traía mis revistas de Quidditch y los regalos de mi abuela que más de alguna vez me habían hecho pasar una vergüenza. Fruncí los labios hacia un costado, el gordo animal no se encontraba ahí - ¡Merlin! – Exclamé molesta, no obstante, tomé la carta y la deposité al pie de una lechuza blanca, aquella que Hogwarts facilitaba a sus alumnos para poder comunicarse con sus padres si es que no poseían una lechuza familiar. Le indiqué exactamente donde debía ir y esta como respuesta me picó la mano con agresividad y antes de yo poder agregó algo más, se alejó de la torre graznando feliz de la vida – Aaaaush – Exclamé ante aquella presión, giré sobre mi eje llevándome la palma de mi mano a mis labios ejerciendo presión… sangre, maldita ave. Estaba a punto de marcharme de aquel lugar cuando distinguí en un rincón al pequeño Nott jugando como buen Ravenclaw con un libro, ¿es que acaso los azules no sabían como divertirse? Empuñé mi mano ignorando la herida y con una sonrisa traviesa lo observé sin disimulo - Vaya, vaya... el pequeño Nott si que sabe divertirse - Comenté manteniéndome en mi lugar a una distancia considerable entre él y yo. Adoraba recalcar el hecho de que él fuese menor, aunque no tuviese ningún significado real. Sin borrar la sonrisa de mi rostro guardé silencio sin intención de alejarme de ahí.

Seguía en mi propio mundo con mi libro, me fascinaba leer sobre aquellas cosas, aunque algunas parecían escritas por niños muggles queriendo aprender a hacer sus bromas con algo que ellos no conocían. Cerré el libro por un momento mientras veía a las lechuzas volar por todos lados y veía que algunos lugares estaban excesivamente sucios, recordaba ahora perfectamente la razón por la cual jamas quise tener una lechuza, eran demasiado sucias para mi gusto, y no era de aquellos que disfrutara pasar limpiando una jaula llena de excrementos de animales, simplemente podía delegarle eso a alguien más, y si bien, mi padre había insistido demasiado en regalarme una lechuza, había preferido comprarme otro animal a esa ave que pasaría gritando toda la noche en mi habitación. Miré por un momento la portada de mi libro viendo la divertida imagen de un niño lanzándose sobre otro con su varita en la mano, simplemente los magos no sabían que mas inventar para ese tipo de libros.

Miré por un momento mas hacia el techo de la lechucería, y en ese segundo me pregunté que rayos hacía ahí, si bien no habían muchos lugares interesantes cerca de este lugar, pero un pasillo sería mucho mejor que estar mirando miles de lechuzas volar. Estuve a punto de levantarme cuando vi a alguien entrar y me sorprendí un poco de verla entrar rápidamente, levanté una ceja en un modo un tanto de sorpresa, mientras escuchaba un pequeño grito, obviamente había sido víctima del picotazo de una lechuza, no pude evitar sonreír, mientras esperaba para ver si notaba mi presencia, lo cual no tardó mucho en pasar, ya que al darse vuelta me vio completamente, probablemente no estaba en mi mejor postura en ese momento, algo que odié ese segundo, escuché lo que dijo y simplemente alcé una ceja, mientras me levantaba y me limpiaba un poco la suciedad que pudiese haber agarrado -.¿Vienes tu acaso a acompañarme? No hay nada que apreciará mas que tu compañía -dije en tono sarcástico con una pequeña risa burlona, mientras me apoyaba en la pared esperando ver su reacción.

Mi mirada se depositó fijamente en aquellas pupilas marrones que me observaban a la distancia, se podía leer su arrogancia puritana desde la lejanía más aquello solo me hacía sonreír aun más. Sus palabras fueron lanzadas con evidente sarcasmo, ironía de pequeño hijo sangre pura que debía pertenecer a Slytherin como sus padres pero no, había decepcionado a la familia. A veces me preguntaba cómo él y Cassie podían ser tan diferentes y tener la misma sangre fluyendo por sus venas, eran los hermanos más disparejos que había visto en mi vida. Si bien competían contra Albus y James, mis adorados primos, los Potter seguían teniendo un gran corazón, corazón del cual no estaba siempre segura existiese bajo esa coraza Nott que Theodore demostraba al mundo. A mi favor o en su contra, dependiendo del punto de vista, habíamos logrado conocernos un poco a medida en los años de Hogwarts avanzaban y aunque nuestras palabras eran más hostiles que cordiales, sabía que sentía bajo ese iceberg que lo envolvía y que a pesar de todo, no era tan malo. Estaba segura de eso aunque no tenía pruebas concretas de aquello, siempre tendría la manera de comprobarlo, aunque mi teoría fuese más intangible que real. - Lo sé Nott, pero podrías tratar de disimularlo - Comenté con sutil sarcasmo para luego guiñarle un ojo coqueta diversión - Tu padre no estaría muy contento por eso - Solté una armoniosa carcajada que se acopló con aquella risa burlona que se dirigía a mí. Conocía los problemas que Cassie tenía con su padre por lo que no era un secreto para mí que al señor Nott no le agradase una mestiza como yo junto a su hijito, cosa que evidentemente me tenía sin cuidado.

Un par de lechuzas llegaron al lugar a toda velocidad y al distinguir como dos sujetos extraños invadían lo que era su lugar, graznaron con intensidad. El sonido fue agudo y muy fuerte, fruncí el ceño incómoda por lo que estaba sucediendo y de forma innata me alejé de aquellas aves, acortando a la vez la distancia entre el Ravenclaw y yo, suceso que solo era un mínimo detalle. Avancé un poco más y acercándome a la pared me apoyé a su lado, siempre dejando una distancia considerable entre su cuerpo y el mío. - Existiendo tanto lugares tranquilos para leer, vienes a esta pocilga... me sorprendes pequeño, me sorprendes - Comencé hablando con una expresión seria en mi rostro, seriedad que no se me da demasiado bien por lo que finalicé con una divertida expresión en mi rostro, una media sonrisa. Para ser sinceros estaba de muy buen humor y aunque fuese mi hobbie discutir con Theodore, peleas hasta casi lanzarnos crucios, en aquel momento no tenia las ganas de hacerlo, extraño. Aunque si él me provocase, no estaba segura de mantener la compostura de chica buena que llevaba hasta ese momento, la acción siempre es más divetida.

Seguía mirándola fijamente, mientras pensaba en las posibles ideas o palabras que estuviesen rondando por su mente, nuestra relación jamas había sido lo que la gente llamara "amistad", era mas una llamarada de insultos y en muchos casos hechizos que volaban de lado a lado, y es que eso era lo único que me pudiese venir a la mente cuando escuchaba su nombre o la veía directamente, siempre con una sonrisa. No sabía si eran el hecho de ser una Weasley lo que la mantenía siempre sonriendo o que poción le habían dado para que estuviera siempre así. Había bajado mi rostro durante un momento para ver el suelo mugriento del lugar, a la vez que me preguntaba de nuevo que hacía justo en ese momento en la lechucería, y para mas, la compañía que me había venido a encontrar, levanté la mirada cuando escuche que empezaba a hablar, y no pude evitar ver el guiño que me había hecho, lo cual extrañamente me provocó un pequeño movimiento nervioso en mi estómago que me asustó completamente, pero lo que dijo a continuación hizo que todo eso se me olvidara, y la mire fijamente, ella sabía perfectamente que había dado en mi punto débil, y es que prácticamente todo el mundo sabía de mi relación con mi padre y lo que pensábamos tanto el, y yo sobre el tipo de personas que era la gente como Roxanne -Ni mi padre, ni yo estamos contentos con la presencia de gente como tu en este mundo, mi estimada Weasley, de eso no tengas ni la mas pequeña duda -dije colocando en mi rostro una pequeña sonrisa un tanto pícara.

Observe a los dos animales entrar al lugar y empezar a hacer el ruido mas horrible que había escuchado ese momento, mire con enojo a las dos lechuzas que seguían volando hacia arriba y escuche lo que ella decía, no podía estar mas de acuerdo con ella en ese momento, pero sabía perfectamente que mi orgullo no me dejaría aceptar que ella tuviese la razón, ni demostraría algo con lo que ella pudiese darse cuenta de eso, por lo que simplemente mire hacia el frente notando como ella se colocaba a la par mía, la mire de reojo notando la distancia que había entre ambos. Noté que para variar, había sonreído al final de su pequeño discurso, y desvié mi mirada de nuevo hacia el frente -.Debo aceptar que tal vez no es el mejor lugar para leer, pero es uno de los lugares mas solitarios cerca de la torre de mi casa -dije sin mirarla aun viendo como otras lechuzas entraban de nuevo a la torre, la mire de nuevo fijamente su media sonrisa y no pude evitarlo -¿Como es que siempre estas sonriendo? -le pregunté directamente, sin preocuparme porque ella fuese a pensar que esa era una pregunta demasiado trivial.

Negué con la cabeza sin borrar aquella sonrisa que se había dibujado en mi rostro y se negaba a desaparecer de ahí, era tan predecibles sus palabras que casi me enternecían por su escasa creatividad. Era un hecho de que su familia estuviese en contra de la gente como yo, bueno su familia completa no, Cassie estaba siempre a mi lado por lo que obviamente ese patrón no se repetía con todos los que tuvieran Nott como apellido. Lo observaba de reojo por lo que pude distinguir con claridad aquella pequeña sonrisa de supremacía que se había expandido en su rostro, era como si un niño pequeño y aunque no sabía si era exactamente eso lo que me molestaba o lo que me agradaba de él, es decir, era como un pequeño Slytherin solo que menos frío y menos serio. - Y si no estás contento con la presencia de gente como yo, ¿Por qué no haces algo para arreglarlo, mi estimado Nott? - Pregunté con evidente provocación, era un evidente reto. Sonreí de medio lado con apatía, sabía que en aquel momento no haría para demostrarme lo mucho que le detestaba la gente como yo, aunque me hubiese gustado sorprenderme con algún gesto apático de su parte, algo más que palabras sin trasfondo. Amaba los juegos, era traviesa por naturaleza y me gustaría saber qué tan lejos era él capaz de llegar, parecía un chico centrado pero todos tenemos en nuestro interior algo de locura perversa que hay que dejar salir en algún momento de la vida y conmigo, Roxanne Weasley, aquello se daba con facilidad. ¿Quién mejor que yo para acompañarlo en su desinhibición?

Sus siguientes palabras lograron sorprenderme mas lo supe disimular perfectamente, lo observé de reojo para luego volver mi rostro totalmente serio, actitud que no era compatible con alguien como yo pero que en momentos como estos podía fingir a la perfección. Con movimientos suaves me alejé de la pared y me deposité frente a Theodore con a escasa distancia de su cuerpo. No me importaba demasiado lo que fuese a pensar de mi, habíamos tenido momentos peores en donde las maldiciones imperdonables se depositaban en mis labios esperando el momento preciso para ser pronunciados, no obstante en aquel momento estábamos conversando como dos entes civilizados... extraño. - ¿De verdad quieres saber, jovencito? - Cuestioné clavando mis pupilas celestes en aquellos destellos marrones que me observaban de una forma bastante curiosa. Dando un paso más hacia él acorté la distancia que existía entre nosotros y alzando mis brazos capturé su rostro entre mis palmas - Sonrió porque es la forma de demostrar que estoy viva, estoy bien por más que distintos problemas intenten eliminar mi felicidad. Es mejor olvidarse y sonreír que recordar y entristecerse... es ideológico, exactamente como tu desagrado por la gente como yo - Mis sonrisa se amplió lentamente en mi rostro - Tu puedes sonreír también, a parte de que te verías más lindo que con tu expresión amargada - Comenté mientras mis dedos pulgares se depositaron en los extremos de sus labios para con sutileza alzar su piel generando una sonrisa exagerada pero divertida. - Perfecto - Dije observandolo pero no aguanté demasiado y una carcajada se escapó de mis labios de forma estruendosamente armoniosa y dando unos pasos me alejé de él, sonriendo como siempre.

Escuche tranquilamente sus palabras, sabía que a ella le gustaba jugar, y además tanto ella como yo sabíamos, que yo no iba a hacer nada en el colegio, por lo mucho que lo deseara, además que se trataba de "ella", por lo que por el momento trataría de hacer cualquier cosa contra ella, la mire a la vez que tomaba un semblante con una sonrisa de lado, mientras la miraba -¿Acaso la pequeña Weasley me esta retando? -pregunté levantando mi ceja derecha, mientras la seguía mirando y me acercaba un poco hacia ella, acercando mi mano al bolsillo en donde tenía la varita -.Al parece, te gusta jugar eh? -agregué cuando estaba mas cerca de ella -.No te lo recomiendo -termine mientras volvía a mi sitio original y la miraba, probablemente ella no me tomaría en serio, pero tendría que andar con cuidado si me andaba provocando solo porque si, definitivamente eso no le convenía a nadie, provocar a un Nott no era algo que te gustaría hacer. Incluso Cassie, con su apariencia supuestamente amigable, podría llegar a ser una de las personas con las que no quisieras encontrarte mientras estuviera furiosa.

Su siguiente movimiento me sorprendió un poco, era lo que menos esperaba verla completamente seria y al instante tenerla a absoluta poca distancia de mi, escuche la pregunta que me hice, mientras la miraba directamente a los ojos, exactamente como hacía ella, escuchando cada palabra que decía, pensando en que tan ridículo podía llegar a hacer eso, no pude evitar reír en mi mente, aunque tuve el mismo semblante serio que tenía que guardar siempre, lo que hizo después fue lo que me enfureció a la vez que me aparté mientras ella se alejaba, intentando poner una sonrisa en mi -Idiota -dije mientras volvía a mi posición original, y la miraba lanzándose una carcajada, mientras seguía con mi expresión "amargada", aunque esta vez si tenía una razón perfecta para mi -.Puras idioteces provenientes de ni, no se podría esperar menos de una Weasley -dije mientras la seguía mirando.