Una visita por trabajo {Draco Malfoy}

El cómo Nathan había acabado en Azkaban tenía su gracia. Obviamente, no, aun no le habían pillado; pero tenía motivos para estar allí. Su oficio, que no solía tener apenas trabajo de campo, esta vez le había hecho viajar hasta uno de los sitios más lúgubres de todo el Mundo mágico. A su vez, este mismo hecho conseguía que el vello de su nuca se erizara por el misterio y el pavor que respiraban en el ambiente, era casi agradablemente siniestro; al menos eso le parecía al señor Gray. Aun así, los nervios le recorrían por dentro, ¿Cómo iba a explicarle a un Dementor que necesitaba algo de su “ADN” para unas investigaciones con respecto a los filtros amorosos? Seguramente no le entenderían o se “reirían” de él en su cara… ¿podrían reír? Nunca se lo había planteado si quiera. Podría haberle dejado los tramites a algún otro, pero sabía que la mayoría eran científicos miedicas y que se desmayarían ante la sola idea de ver a uno de ellos; así que había decidido ir él mismo, así le daba el aire. Llevaba todo lo necesario en su pequeño maletín, las hojas que demostraban la posibilidad de que esa investigación pudiera derivar en un gran descubrimiento ya no solo en filtros amorosos, sino en el mismísimo << amor >> y si aun así seguían sin ceder, también había un pequeño contrato de acuerdo, ya esos mismos resultados podrían hacer que ese amor fuera succionado y dado a los dementores como si fueran chucherías. A eso no podrían negarse.

Le dejaron pasar con facilidad, pues era el Jefe del Departamento de Misterios y si algo tenia, era derecho a estar en cualquier sitio. Sus pasos eran firmes y su cabeza estaba bien alta, sabía que muchos de los que en esos momentos hospedaban Azkaban eran antiguos (o nuevos) seguidores de El Señor Tenebroso y tuvo un pequeño desliz mental al imaginar que podía modificar levemente algún documento para sacar a algunos de los más importantes, pero sabía que no podía, no, aun no. Se escuchaban gritos provenientes de todas partes, y algún que otro inquietante sonido de succión. Nathan sabía lo que se sentía cuando un dementor te chupaba bonitos recuerdos, de cuando su padre había muerto… buscaban restos de lealtad hacia Voldemort, y aunque la habían encontrado, no habían dicho nada al Ministerio. Aun así el recuerdo no era agradable y notó como si el cuello de la camisa le agobiara y el nudo de la corbata le ahogara; pero no dejó que la intranquilidad le inmutara lo más mínimo, él seguía andando sin saber muy bien a donde debía dirigirse.

Viernes, tercera semana de septiembre, cuatro de la tarde.

- Sácame de aquí - los murmullos apenas eran audibles para los interlocutores lo cual tenía un motivo muy claro: conversar de cosas de interés en un lugar como Azkabán, era como comer un pedazo de carne frente a un León, pero dada las recientes circunstancias ambas personas no tenían alternativa. - Aún no puedo hacer nada - contestó el rubio igual de inaudible que el prisionero - tienes que cumplir como mínimo setenta y dos horas en este lugar y lo sabes, pero veré lo que puedo hacer e intentaré ejercerlo lo antes posible - las palabras de Malfoy, como las de todo abogado, no era cien por ciento específicas pues no debía hacerle falsas expectativas a su cliente, aunque el hecho de que aceptara ese caso no significaba que el rubio no estuviera realmente molesto por la ineptitud del hombre que ahora tendría que estar dentro de una celda junto a dementores por culpa de su inmadurez y falta de inteligencia. Todo lo que pasaba hacía que entre más se acercaba la hora en el que Su Amo se decidiera a llamarlo a todos, más dudas se anidaban en su mente debido a la inteligencia que poseerían los nuevos reclutados, era muy probable que el hombre al que debía ayudar en esta oportunidad fuera uno de los llamados, pero si seguía haciendo cosas tan estúpidas como las que había hecho el día anterior lo más probable era que se lo pasara en la prisión hasta que el Señor Tenebroso mostrara su nuevo rostro y el por su propio mano liberara a todos sus seguidores de esa horrenda prisión.

El dementor encargado de la celda del joven apareció de la nada quedándose a una distancia prudente ante el resplandeciente unicornio que estaba al lado de Malfoy, como abogado mágico tenía que tomar las precauciones necesarias para poder hablar con su cliente, mal que mal los dementores eran tan básicos que no podían distinguir entre el prisionero y su visitante - Te veré el lunes - sentenció como despedida al tiempo que se alejaba con su unicornio escuchando como los gritos de su cliente comenzaban a llegar a sus oídos, afortunadamente el rubio jamás había tenido que soportar semejante tortura y si éramos sinceros hasta el mismo dudaba ser capaz de soportar aquel dolor.

Sus pasos comenzaron a escucharse por el pasillo y su mirada estaba fija en el frente, pero su mete estaba a miles de kilómetro de distancia tratando de pensar en la forma de que su cliente saliera en el menor tiempo posible, su juicio sería el Lunes y estaba seguro que su sentencia sería mínima de seis meses, eso era demasiado tiempo si lo comparábamos con lo rápido que su amo estaba avanzando en sus planes de volver al poder. Soltó un ligero suspiro mientras giraba hacia la izquierda por el mismo pasillo camino hacia la salida sin percatarse de que venía un hombre por la misma dirección provocando que se quedaran frente a frente sin alcanzar a chocar gracias a los rápidos reflejos de ambos - ¡Grey! - exclamó el rubio al reconocer al hombre mientras fruncía el ceño - ¿Qué haces aquí? - preguntó curioso sin percatarse de que quizás estaba invadiendo la privacidad del castaño mayor que él, la impertinencia siempre había sido parte de Draco y ya era demasiado tarde para enseñarle nuevos modales.