I'll keep you my dirty little secret - Jaimo <3.
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I'll keep you my dirty little secret - Jaimo <3.
Tormentas y truenos, excesivo frío en los terrenos del castillo.
12 de octubre || 19:17 pm.
12 de octubre || 19:17 pm.
- ¡Vamos, corre Jaimo! - gritaba escandalizada, muerta de risa. Corrían a gran velocidad porque los perseguían y les gritaban, aunque no sabía quiénes eran exactamente. Lanzar una bomba fétida de humo en las mazmorras, en ese hueco de los pasillos donde se juntaban las serpientes más desagradables, no era una travesura tan mala después de todo. En tiempos como aquellos, Molly sentía que necesitaba de la adrenalina y de la diversión para alejar todas las preocupaciones, aunque fuese por cinco o diez minutos, un par de horas, un día. Y para eso, para sentirse como en su hogar, en la cotidianidad de su vida, no había mejor persona que su primo y mejor amigo, James - Jaimo - Potter. Tras la charla con Allie un par de días atrás, y luego esa extraña conversación con Rubinsen, había logrado aclarar ciertas particularidades de su vida "amorosa" - sonaba demasiado extraño denominarla así, ni siquiera era la palabra que buscaba - y se sentía más tranquila, pero nada se completaba hasta no ver a su hermoso león castaño.
Lo tenía de la mano, ella corría sólo uno o dos pasos más adelante porque había sido quien primero se había largado a correr; habían llegado a la planta baja y se seguían escuchando pasos e insultos a lo lejos, Molly jaló a su primo hasta una puerta muy pequeña por la que ella pasaba con suerte, y por la que James tendría que inclinarse definitivamente. Entró y, estallada de la risa aún, tropezó a trastabilladas con una escoba y una cubeta vacía. Giró como pudo, porque en sí ese cuartito era demás pequeño, y se llevó la mano a los labios, cubriéndose de una posible carcajada que se repitiese. Cerró los ojos e intentó calmar su estado, disfrutar un poco de esa clandestinidad del escobero y de las burlas silenciosas hacia los que estarían buscándolos afuera. Se quitó la mano del rostro y se acomodó el uniforme bajo la túnica, la cual también procuró arreglar: esa corrida suya, si bien no había sido muy extensa, había logrado que se agitara y se desarreglara con facilidad. Observó a su primo, con una sonrisa divertida dibujada en la expresión y la mirada cómplice, casi sin necesidad de palabras. - Somos los mejores, ¿lo sabes verdad? - El ego se le subía cuando estaba con James, vaya uno a saber por qué.
Re: I'll keep you my dirty little secret - Jaimo <3.
Las palabras de Molls fueron las mismas que quisieron salir de mis labios, en el momento preciso, en la instancia perfecta. Sonreía como idiota, aún con la respiración entrecortada y me dejé caer al suelo arrastrando mi espalda a la pared. - Yo... - jadeé -, creo que entrenaré quidditch contigo más seguido, estoy perdiendo el ritmo - murmuré entredientes mientras secaba una gota de sudor que quería asomarse por mi frente con mi antebrazo. - Uff... - canté un suspiro sonoro y divertido para luego afirmarme de los estantes y ponerme de pie nuevamente. Al llegar arriba mi cabeza dio contra uno de los clavos que sobresalían de los estantes y el dolor punzante se hizo presente al instantes. - ¡Ouch! - exclamé sobando el punto donde me había enterrado el clavo, justo en la cabeza, con fuerza e insistencia, frotando y alborotando mis cabellos más de lo normal -si es que eso era posible-.
A pesar del molesto dolor la sonrisa no desapareció en ningún momento. Había estado esperando semanas para hablar con Molls acerca de todo lo que estaba pasando dentro del colegio, pero por algún u otro motivo no habíamos podido coincidir para charlar un rato. Estaba jodidamente molesto con ella, con su extraña relación con el marica de Malfoy, por no haberla visto en semanas por el colegio, por dejarme de lado, por... ¡Estaba celoso! ¡Si, lo reconozco! ¿contentos?. Molly era MI prima adorada, mi compañera, mi cómplice, pero éste año todo había cambiado, desde que comenzó a salir con Malfoy ya ni la veía. Eso si que no me lo había visto venir. Aún así no pude recriminarle nada cuando me la topé por el castillo. Al contrario, al ver su sonrisa y su mirada cómplice no pude más que seguirle el juego. Valía la pena por ver a esos reptiles empapados en su mugre y fétidos olores, todo valía la pena por verla sonreír.
Entre risas que se apagaban en el aire, el torso de mi mano se deslizó con pereza por la mejilla de Molls, apartando aquellos cabellos rojizos como el fuego que cubrían su rostro. - Extrañaba ésto - musité apartando mi mano mientras de mis bolsillos sacaba un par de pastillas de esas que te hacen reír como idiota. Un par de Slytherin las traficaban dentro del colegio, lo tiempos de hoy en día. El tío George me dijo que en sus tiempos lo que más se traficaba eran bromas y fuegos artificiales, pero nada de pastillas de la risa. - Hay que matar el tiempo - señalé mientras le entregaba una de las pastillas a Molls. Los Slytherin aun rondaban los alrededor buscándonos, por lo que estarían ahí por un buen rato. - Salud - le guiñé un ojo a Molls y lancé la píldora al aire atrapándola con la boca y dejándola reposar en mi lengua para que lentamente fuera desintegrándose en ella.
A pesar del molesto dolor la sonrisa no desapareció en ningún momento. Había estado esperando semanas para hablar con Molls acerca de todo lo que estaba pasando dentro del colegio, pero por algún u otro motivo no habíamos podido coincidir para charlar un rato. Estaba jodidamente molesto con ella, con su extraña relación con el marica de Malfoy, por no haberla visto en semanas por el colegio, por dejarme de lado, por... ¡Estaba celoso! ¡Si, lo reconozco! ¿contentos?. Molly era MI prima adorada, mi compañera, mi cómplice, pero éste año todo había cambiado, desde que comenzó a salir con Malfoy ya ni la veía. Eso si que no me lo había visto venir. Aún así no pude recriminarle nada cuando me la topé por el castillo. Al contrario, al ver su sonrisa y su mirada cómplice no pude más que seguirle el juego. Valía la pena por ver a esos reptiles empapados en su mugre y fétidos olores, todo valía la pena por verla sonreír.
Entre risas que se apagaban en el aire, el torso de mi mano se deslizó con pereza por la mejilla de Molls, apartando aquellos cabellos rojizos como el fuego que cubrían su rostro. - Extrañaba ésto - musité apartando mi mano mientras de mis bolsillos sacaba un par de pastillas de esas que te hacen reír como idiota. Un par de Slytherin las traficaban dentro del colegio, lo tiempos de hoy en día. El tío George me dijo que en sus tiempos lo que más se traficaba eran bromas y fuegos artificiales, pero nada de pastillas de la risa. - Hay que matar el tiempo - señalé mientras le entregaba una de las pastillas a Molls. Los Slytherin aun rondaban los alrededor buscándonos, por lo que estarían ahí por un buen rato. - Salud - le guiñé un ojo a Molls y lancé la píldora al aire atrapándola con la boca y dejándola reposar en mi lengua para que lentamente fuera desintegrándose en ella.
James S. PotterGRYFFINDOR - Mensajes : 918
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Fecha de inscripción : 16/03/2011
Localización : En Sortilegios Weasley.
Re: I'll keep you my dirty little secret - Jaimo <3.
- Ya, deja de bromear. Eres uno de los mejores jugadores de Quidditch que yo he visto jamás, Jimmy - Y ahí estaban de nuevo sus halagos hacia los demás, que si de por sí estaban presente para sus allegados, para James eran triplicados. Molly no dudaba en contestar, si le preguntaban sobre su primo favorito, que era James el amigo y el muchacho más perfecto que existiría en el mundo, nunca cambiaría esa postura suya tan defensora. Le dedicó una sonrisa amistosa y se giró justo cuando él se ponía de pie, con la mirada verde musgo curiosa.
Tuvo que pasar por alto aquel golpe que James se había hecho inconscientemente con un clavo de la pared, por lo menos al principio, pues estaba más ocupada observando los objetos que había tirado y en escuchar lo que sucedía en el exterior, queriendo asegurarse de que los Slytherin los habían perdido de vista ya. No podía evitar recordar en su mente las expresiones de furia de algunos de ellos, algunos conocidos y otros no tanto. Sabía que no debería desearlo luego de esa conversación, pero rogaba porque una de esas serpientes atacadas accidentalmente hubiese sido Adhara. Iba más allá de su bondad y su serenidad, era una cuestión de piel la que tenía con Rubinsen. No evitó dibujar una sonrisa pequeña y arlequina al imaginarla gritando a los cuatro vientos, quejumbrosa y tridente. Un ouch la sacó de sus vacilaciones, y tras girarse y observar al expresión medio adolorida pero aun sonriente de su primo, se acercó a él con el ceño levemente fruncido. - ¿Estas bien, mi vida? - preguntó, preocupona como toda esa parte de la familia. Aunque su resistente sonrisa le dio a entender que nada grave le sucedía.
Molls también extrañaba a su primo, al parecer él no se había enterado aún de que Scorpius y la pelirroja habían "cortado", pero mientras menos hablaran del asunto, aún mejor para ella. La situación estaba muy tensa aún con su amigo después de que le confesara aquello que tanto la había sorprendido, y como la tejona aún no había respondido - no es que hubiese mucho que responder, a decir verdad - ellos dos ya ni se hablaban. Un día de esos se vería en la obligación de ir a hablarle, si obtenía el suficiente valor... Bah, lo dudaba mucho. El punto era que había caído en la realidad, y mientras más cerca estaba de Malfoy, más se alejaba de su amado primo. No, ella no podía permitir eso en lo absoluto.
Ladeó el cuello apenas y sonrió cuando James le quitó algunos cabellos rebeldes de su rostro, sintiendo ligeras cosquillas. No hacía falta decirle que ella también extrañaba toda esa situación, era algo que se reflejaba en su mirada alegre. Había olvidado qué era de esas pastillas, recordaba haberlas probado una vez con Allie, y aún hoy en día recordaba esa noche con carcajadas resueltas. Tomó la pastilla en sus manos, la encerró en su puño, y levantó el mismo cuando su primo dijo salud, como si fuera a brindar con su puño cerrado. Llevó su mano a sus labios y, haciendo un pequeño hueco donde su pulgar y su índice, dejó escapar la pastilla hacia su boca, filtrándose por sus labios. La disolvió rápidamente, ansiosa y divertida a la vez. Llevó la misma mano a su rostro y se lo cubrió, para luego soltar una risa corta y sofocada, sabía lo que vendría a continuación. - No me haré responsable... - Volvió a reír, negando con la cabeza para luego sentarse en el piso y apretar sus labios. - ...de nada de esto, Jaimo - mordió su labio inferior, intentando no reír más. Una sonrisa se pintó en su rostro, imposible era borrarla.
Tuvo que pasar por alto aquel golpe que James se había hecho inconscientemente con un clavo de la pared, por lo menos al principio, pues estaba más ocupada observando los objetos que había tirado y en escuchar lo que sucedía en el exterior, queriendo asegurarse de que los Slytherin los habían perdido de vista ya. No podía evitar recordar en su mente las expresiones de furia de algunos de ellos, algunos conocidos y otros no tanto. Sabía que no debería desearlo luego de esa conversación, pero rogaba porque una de esas serpientes atacadas accidentalmente hubiese sido Adhara. Iba más allá de su bondad y su serenidad, era una cuestión de piel la que tenía con Rubinsen. No evitó dibujar una sonrisa pequeña y arlequina al imaginarla gritando a los cuatro vientos, quejumbrosa y tridente. Un ouch la sacó de sus vacilaciones, y tras girarse y observar al expresión medio adolorida pero aun sonriente de su primo, se acercó a él con el ceño levemente fruncido. - ¿Estas bien, mi vida? - preguntó, preocupona como toda esa parte de la familia. Aunque su resistente sonrisa le dio a entender que nada grave le sucedía.
Molls también extrañaba a su primo, al parecer él no se había enterado aún de que Scorpius y la pelirroja habían "cortado", pero mientras menos hablaran del asunto, aún mejor para ella. La situación estaba muy tensa aún con su amigo después de que le confesara aquello que tanto la había sorprendido, y como la tejona aún no había respondido - no es que hubiese mucho que responder, a decir verdad - ellos dos ya ni se hablaban. Un día de esos se vería en la obligación de ir a hablarle, si obtenía el suficiente valor... Bah, lo dudaba mucho. El punto era que había caído en la realidad, y mientras más cerca estaba de Malfoy, más se alejaba de su amado primo. No, ella no podía permitir eso en lo absoluto.
Ladeó el cuello apenas y sonrió cuando James le quitó algunos cabellos rebeldes de su rostro, sintiendo ligeras cosquillas. No hacía falta decirle que ella también extrañaba toda esa situación, era algo que se reflejaba en su mirada alegre. Había olvidado qué era de esas pastillas, recordaba haberlas probado una vez con Allie, y aún hoy en día recordaba esa noche con carcajadas resueltas. Tomó la pastilla en sus manos, la encerró en su puño, y levantó el mismo cuando su primo dijo salud, como si fuera a brindar con su puño cerrado. Llevó su mano a sus labios y, haciendo un pequeño hueco donde su pulgar y su índice, dejó escapar la pastilla hacia su boca, filtrándose por sus labios. La disolvió rápidamente, ansiosa y divertida a la vez. Llevó la misma mano a su rostro y se lo cubrió, para luego soltar una risa corta y sofocada, sabía lo que vendría a continuación. - No me haré responsable... - Volvió a reír, negando con la cabeza para luego sentarse en el piso y apretar sus labios. - ...de nada de esto, Jaimo - mordió su labio inferior, intentando no reír más. Una sonrisa se pintó en su rostro, imposible era borrarla.
Re: I'll keep you my dirty little secret - Jaimo <3.
- Aaaaaaah... - mi lengua se mantenía fuera de mi boca, estirada completamente, y la pastilla sobre ella. Lentamente se fue disolviendo en ella hasta que volví a introducirla en mi boca y la tragué completamente. Mi ojos se posaron en Molls quien se sentó en frente y me observaba con una reprimida sonrisa. La oía hablar, no con mucha lucidez, dejando escapar un par de carcajadas. Me dejé caer, afirmandome de los estantes mientras descendía, hasta su lado. Me estiré completamente y recosté sobre el piso. Una risa cortada salió de mi boca y luego una un tanto más ahogada. El techo, poco a poco parecía girar, me sentía como en una nube, pero rodeado de estrellas.
- Relajate, Molls, siente la brisa - musité cerrando mis ojos y estirando mis brazos de par en par. Mis pies se elevaron y volvieron a caer, una y otra vez, y las risas reprimidas se mezclaba en mi oido como ecos provenientes de muy lejos. A pesar de que reía, y quizás a carcajadas, pues no estaba en mis cinco sentidos para reconocer que tan alto sonaban mis carcajadas, una angustia comenzó a invadirme. Si, cuando me drogaba sufría de ésta clase de bipolaridades y así como reía podía terminar llorando de un momento para otro. Entre risas un puchero se asomó en mi rostro y apreté la mano de Molls para que me mirase.
- Me abandonaste... - anuncié mientras el puchero se hacía cada vez más notorio. Una última risotada más estalló, pero ésta vez con una fuerza estruendosa. Tapé mi boca con ambas manos, soltando la de Molls, y la miré fijamente, aún con mi boca tapada por ambas manos. Mis pupilas se humedecieron y mis cejas se alzaron. Aparté mis manos de mi boca para incorporarme y rodear su cintura. Me aferré a ella, recostandome en su regazo, con fuerza, casi como si estuviera estrujando una almohada y hundí mi rostro en su estomago. - No quiero perderte a ti también como perdí a Albus - un sollozo gemido se dejó escapar desde mi pecho. Lo sentí y vaya que lo sentí. Tristeza, amargura y miedo de seguir perdiendo a mis seres queridos por culpa de ése amanerado de Malfoy.
- Relajate, Molls, siente la brisa - musité cerrando mis ojos y estirando mis brazos de par en par. Mis pies se elevaron y volvieron a caer, una y otra vez, y las risas reprimidas se mezclaba en mi oido como ecos provenientes de muy lejos. A pesar de que reía, y quizás a carcajadas, pues no estaba en mis cinco sentidos para reconocer que tan alto sonaban mis carcajadas, una angustia comenzó a invadirme. Si, cuando me drogaba sufría de ésta clase de bipolaridades y así como reía podía terminar llorando de un momento para otro. Entre risas un puchero se asomó en mi rostro y apreté la mano de Molls para que me mirase.
- Me abandonaste... - anuncié mientras el puchero se hacía cada vez más notorio. Una última risotada más estalló, pero ésta vez con una fuerza estruendosa. Tapé mi boca con ambas manos, soltando la de Molls, y la miré fijamente, aún con mi boca tapada por ambas manos. Mis pupilas se humedecieron y mis cejas se alzaron. Aparté mis manos de mi boca para incorporarme y rodear su cintura. Me aferré a ella, recostandome en su regazo, con fuerza, casi como si estuviera estrujando una almohada y hundí mi rostro en su estomago. - No quiero perderte a ti también como perdí a Albus - un sollozo gemido se dejó escapar desde mi pecho. Lo sentí y vaya que lo sentí. Tristeza, amargura y miedo de seguir perdiendo a mis seres queridos por culpa de ése amanerado de Malfoy.
James S. PotterGRYFFINDOR - Mensajes : 918
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Fecha de inscripción : 16/03/2011
Localización : En Sortilegios Weasley.
Re: I'll keep you my dirty little secret - Jaimo <3.
Para ella tenían ese nombre, pastillas de la risa. No eran otra cosa que eso. Raramente recordaba qué le sucedía después además de las iniciales carcajadas desternillantes. De por sí Molls era demasiado débil, dependía el humor con el que cargaba en ese momento también, pero por lo general no le hacían muy bien y sacaban la peor faceta de sus depresiones. Y eso que la pequeña pelirroja jamás se angustiaba. Estuvo largos segundos riéndose, imaginándose a sí misma con una sonrisa implacable dibujada en los labios y al tamborilear de su pecho una y otra vez debido a la risa. Su mirada tardó un poco más en nublarse que las anteriores veces, porque si, las había probado con anterioridad pero sólo en dos ocasiones porque si bien no pensaba lo peor de aquellas pastillas una parte de ella le decía que tampoco eran dulces.
Frunció el ceño aún sonriendo ante el comentario de James; Molls estiró la cabeza hacia adelante esperando sentir una brisa chocar su rostro, pero nada apareció. Se mareó de un segundo a otro, consiguiendo su cuerpo se meciera con lentitud de un costado a otro, consecutivamente. Estaba relajada, y aún su comisura derecha estaba alzada como en un intento de sonrisa torcida. Comenzó a toser, una tos que rápidamente se transformó en espasmos y luego en serenidad total. La pequeña Weasley dejó caer su cabeza contra la pared y cerró los ojos, comenzando a tararear una melodía sin sentido ni ritmo, imposible en ella. Sintió la mano de James apretando la suya, pero no lo miró hasta que él habló en un estruendo.
Estando consciente, Molly jamás habría hecho lo que a continuación. Lo dejó aferrarse a ella sin decirle nada, ni siquiera rechistar, y sólo una vez que se mantuvo aferrándose a ella como si fuera a evaporarse en el aire alzó una mano y comenzó a acariciar el cabello de su querido primo. Seguía sonriendo, con la vista perdida en algún lugar recóndito de la habitación. Tenía los músculos relajados, sedados casi. Le costaba formular una oración seguida sin tartamudear, sin que su lengua le pesara. - ¿Qué dices de... de Albie? ¿Se ha perdido? Creo... deberíamos ir a... - buscarlo, sí, esa era la palabra que quería decir pero no salía de sus labios. - Oye, ¿siempre has tenido esta cosa aquí? - preguntó tocando su nuez de adán con una sonrisa en los labios. No, una Molly consciente jamás habría hecho todo eso. Lo habría abrazado, acurrucado en ella y le hubiese hablado en mil y un idiomas con tal de hacerlo sentir mejor.
Frunció el ceño aún sonriendo ante el comentario de James; Molls estiró la cabeza hacia adelante esperando sentir una brisa chocar su rostro, pero nada apareció. Se mareó de un segundo a otro, consiguiendo su cuerpo se meciera con lentitud de un costado a otro, consecutivamente. Estaba relajada, y aún su comisura derecha estaba alzada como en un intento de sonrisa torcida. Comenzó a toser, una tos que rápidamente se transformó en espasmos y luego en serenidad total. La pequeña Weasley dejó caer su cabeza contra la pared y cerró los ojos, comenzando a tararear una melodía sin sentido ni ritmo, imposible en ella. Sintió la mano de James apretando la suya, pero no lo miró hasta que él habló en un estruendo.
Estando consciente, Molly jamás habría hecho lo que a continuación. Lo dejó aferrarse a ella sin decirle nada, ni siquiera rechistar, y sólo una vez que se mantuvo aferrándose a ella como si fuera a evaporarse en el aire alzó una mano y comenzó a acariciar el cabello de su querido primo. Seguía sonriendo, con la vista perdida en algún lugar recóndito de la habitación. Tenía los músculos relajados, sedados casi. Le costaba formular una oración seguida sin tartamudear, sin que su lengua le pesara. - ¿Qué dices de... de Albie? ¿Se ha perdido? Creo... deberíamos ir a... - buscarlo, sí, esa era la palabra que quería decir pero no salía de sus labios. - Oye, ¿siempre has tenido esta cosa aquí? - preguntó tocando su nuez de adán con una sonrisa en los labios. No, una Molly consciente jamás habría hecho todo eso. Lo habría abrazado, acurrucado en ella y le hubiese hablado en mil y un idiomas con tal de hacerlo sentir mejor.
Re: I'll keep you my dirty little secret - Jaimo <3.
Las lagrimas de James comenzaron a correr por sus mejillas y se limpió las mismas frotando sus mejillas en la túnica de su prima adorada. Sonsonó su nariz cuando Molly le habló, y apartó su rostro de su regazo algo extrañado. La miró con cara de perrito degollado y arqueó ambas cejas algo sorprendido de su pregunta. Asintió, expectante, esperando su respuesta con la boca tan abierta que pareció que un poco de baja se escurría por el borde. Tragó la saliva y trató de verse la manzana de adán que Molls estaba tocando, lógicamente sin éxito. Asintió y sonrió. - No, creo que desde que tuve sex... - sus palabras se cortaron y sus ojos se abrieron de par en par. ¡Casi le confiesa a su prima que había perdido su castidad con Nott el recién verano pasado!. Negó con la cabeza, algo descolocado y confundido y corrigió. - Desde éste verano, ya estoy crecidito - aclaró con lo que parecía ser una sonrisa.
Los colores comenzaron a distorsionarse, todo me parecía más... borroso y lejano, incluso Molls, a quien tenía aferrada con fuerza, parecía que en cualquier momento se me escurriría como agua de las manos. Al pensar en Cassandra nuevas penas vinieron a mi mente, penas por estar quizás con la mujer incorrecta, penas por ser quizás un cobarde cuando de Cassie se trataba, penas pues mi amiga estaba desapareciendo de mi vida y yo no hacía absolutamente nada para remediarlo. Me recosté, sin darme cuenta que Molls seguía conmigo y la pasé a llevar recostándonos ambos sobre el piso, yo sobre ella. Le sonreí y ladeé mi rostro apoyándolo en su pecho. Cuando niños siempre soliamos tirarnos sobre el césped, pero era ella normalmente la que se apoyaba en mi regazo. Al parecer el hecho de extrañar sus mimos se acrecentaba con las malditas drogas que Resnick me había dado.
- Molls... - susurró aún en aquella posición, acurrucado sobre el pecho de prima quien yacía acostada bajo él. Entrelazó sus piernas con las de ella y alzó su rostro para obsérvarla, con aquella mirada algo perdida debido a los efecto de la pastillita que había injerido. - Siempre me he preguntado... - su mirada se detuvo en los labios de su prima. ¿Qué estas haciendo James Sirius Potter? - a qué saben... - añadió cada vez más engatusado por ellos. ¡¿Qué demonios pasaba por la cabeza de ése muchacho?!. NUNCA, JAMÁS, se atrevería a hacer un comentario como ése estando en sus cinco sentidos, aunque en más de alguna ocasiona si se lo había preguntado.
Los colores comenzaron a distorsionarse, todo me parecía más... borroso y lejano, incluso Molls, a quien tenía aferrada con fuerza, parecía que en cualquier momento se me escurriría como agua de las manos. Al pensar en Cassandra nuevas penas vinieron a mi mente, penas por estar quizás con la mujer incorrecta, penas por ser quizás un cobarde cuando de Cassie se trataba, penas pues mi amiga estaba desapareciendo de mi vida y yo no hacía absolutamente nada para remediarlo. Me recosté, sin darme cuenta que Molls seguía conmigo y la pasé a llevar recostándonos ambos sobre el piso, yo sobre ella. Le sonreí y ladeé mi rostro apoyándolo en su pecho. Cuando niños siempre soliamos tirarnos sobre el césped, pero era ella normalmente la que se apoyaba en mi regazo. Al parecer el hecho de extrañar sus mimos se acrecentaba con las malditas drogas que Resnick me había dado.
- Molls... - susurró aún en aquella posición, acurrucado sobre el pecho de prima quien yacía acostada bajo él. Entrelazó sus piernas con las de ella y alzó su rostro para obsérvarla, con aquella mirada algo perdida debido a los efecto de la pastillita que había injerido. - Siempre me he preguntado... - su mirada se detuvo en los labios de su prima. ¿Qué estas haciendo James Sirius Potter? - a qué saben... - añadió cada vez más engatusado por ellos. ¡¿Qué demonios pasaba por la cabeza de ése muchacho?!. NUNCA, JAMÁS, se atrevería a hacer un comentario como ése estando en sus cinco sentidos, aunque en más de alguna ocasiona si se lo había preguntado.
James S. PotterGRYFFINDOR - Mensajes : 918
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Fecha de inscripción : 16/03/2011
Localización : En Sortilegios Weasley.
Re: I'll keep you my dirty little secret - Jaimo <3.
Era increíble la capacidad que aquellas pastillas tenían para hacerte delirar, para deprimirte o hacerte sentir euforia de un segundo a otro. Molls despeinó a su primo sin mirarlo, con los ojos verde musgo perdido en algún lugar de las telarañas que colgaban en el techo próximo. Bajó la mirada en el momento en que James la observó con expresión de perro mojado, puchereando levemente porque se había enternecido. La pelirroja estalló en carcajadas sin sentido que se produjeron por todo ese intento suyo de poder observar su nuez de adán y sus comentarios consiguientes. Era una pena que la pelirroja no recordara todo aquello después, bueno, una pena para ella y una suerte para él. Molly ya sabía que James había perdido su virginidad, hacía mucho lo sabía, pero ignoraba completamente quién había sido la afortunada. Estaba dicho, que desgracia que no fuera a recordarlo, así no podría llenarlo de preguntas e interrogaciones.
Seguía con el cuerpo demasiado relajado para su gusto, no tenía la fuerza suficiente para moverse y no le gustaba. Sentía la energía sofocada en su interior pero no podía utilizarla. Molls estaba demasiado plácida recargada en poco en la pared y un poco en el suelo, con pensamientos banales e irrelevantes que jamás la llevarían a nada. Cada tanto una risa desternillante, un delirio sin sentido, pero afortunadamente no había llegado al punto de tener esos ataques emocionales de angustia que alguna vez habría tenido bajo los efectos de esas pastillas desconocidas. Lo agradecía, los pesares y la congoja destrozaban más rápido que cualquier otra cosa el alma pura y feliz de la pequeña pelirroja. Se dejó cambiar de postura por su primo, carente de suficiente voluntad para recriminarle algo. Llevó un puño cerrado a sus párpados y se los refregó ligeramente, encogiéndose como quien tiene sueño radicalmente. Pero no, no sentía somnolencia en lo absoluto. Le sonrió a James cuando él lo hizo, y lo dejó recostarse sobre su pecho sin rechistar, sin decir una sola palabra. Aquella situación le habría dado más que vergüenza y extrañeza en otras situaciones, más bajo el efecto de las drogas todo aquello desaparecía.
Jamás se había hallado en esas circunstancias, a excepción de aquellas veces que jugaban Quidditch con sus primos y por intentar atrapar la quaffle todos caían en el suelo y la pequeña Molly quedaba por debajo del gentío, pero ni siquiera eso se asemejaba al hecho de que fuese su primo quien estuviese sobre ella, entrelazando las piernas de ambos y recostándose sobre su pecho como si fuese lo más normal del mundo. Incluso en su estado de consciencia total su inocencia le habría dejado en claro qué estaba preguntándose James al mirar así sus labios, pero en esa ocasión las pastillas le habían afectado de forma diferente, haciendo que delirara y no viera las cosas exactamente cómo eran en verdad. - ¿A qué saben las grageas sabor duende? - le preguntó con los labios y el entrecejo fruncidos a la par que ladeaba levemente el cuello hacia la izquierda, como una niña pequeña. Molly se rió de nuevo pero esta vez en silencio, solamente con el temblar de su pecho, para luego alzar una mano y acariciar algunos mechones rebeldes del cabello de su primo. Movió apenas una de sus piernas, quedando ambas suyas entre las dos piernas de su primo.
Seguía con el cuerpo demasiado relajado para su gusto, no tenía la fuerza suficiente para moverse y no le gustaba. Sentía la energía sofocada en su interior pero no podía utilizarla. Molls estaba demasiado plácida recargada en poco en la pared y un poco en el suelo, con pensamientos banales e irrelevantes que jamás la llevarían a nada. Cada tanto una risa desternillante, un delirio sin sentido, pero afortunadamente no había llegado al punto de tener esos ataques emocionales de angustia que alguna vez habría tenido bajo los efectos de esas pastillas desconocidas. Lo agradecía, los pesares y la congoja destrozaban más rápido que cualquier otra cosa el alma pura y feliz de la pequeña pelirroja. Se dejó cambiar de postura por su primo, carente de suficiente voluntad para recriminarle algo. Llevó un puño cerrado a sus párpados y se los refregó ligeramente, encogiéndose como quien tiene sueño radicalmente. Pero no, no sentía somnolencia en lo absoluto. Le sonrió a James cuando él lo hizo, y lo dejó recostarse sobre su pecho sin rechistar, sin decir una sola palabra. Aquella situación le habría dado más que vergüenza y extrañeza en otras situaciones, más bajo el efecto de las drogas todo aquello desaparecía.
Jamás se había hallado en esas circunstancias, a excepción de aquellas veces que jugaban Quidditch con sus primos y por intentar atrapar la quaffle todos caían en el suelo y la pequeña Molly quedaba por debajo del gentío, pero ni siquiera eso se asemejaba al hecho de que fuese su primo quien estuviese sobre ella, entrelazando las piernas de ambos y recostándose sobre su pecho como si fuese lo más normal del mundo. Incluso en su estado de consciencia total su inocencia le habría dejado en claro qué estaba preguntándose James al mirar así sus labios, pero en esa ocasión las pastillas le habían afectado de forma diferente, haciendo que delirara y no viera las cosas exactamente cómo eran en verdad. - ¿A qué saben las grageas sabor duende? - le preguntó con los labios y el entrecejo fruncidos a la par que ladeaba levemente el cuello hacia la izquierda, como una niña pequeña. Molly se rió de nuevo pero esta vez en silencio, solamente con el temblar de su pecho, para luego alzar una mano y acariciar algunos mechones rebeldes del cabello de su primo. Movió apenas una de sus piernas, quedando ambas suyas entre las dos piernas de su primo.
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