¿Es hora de decir la verdad o no? - Z <3-

15 de octubre // 4 p.m

Desde que había recibido esa lechuza, mis manos no paraban de jugar entre ellas de manera nerviosa, me había prometido a mi misma, alejarme por mi seguridad de Z, por que él volvía mi mundo de cabeza totalmente, la Adhara que actuaba frente a Z no era la Adhara normal, la que todos conocían, Z era todo lo bueno que yo tenía, y él era tan bueno, tan tierno, TAAAAAN diferente a todos los tipos con los que "jugaba" que no era sencillo solamente estar junto a él, por que con cada movimiento sentía que lo perdía, sentía que cuando se enterará de el tipo de persona que era, ese día sería la primera vez que Rubinsen conocería el dolor, y no quería que ese día llegará, Lua me conocía y solo quedaban segundos cada día para que le gritará a Z el tipo de persona que era, y entonces podía imaginarme los ojos de decepción de Z, ¡Merlín! de solo imaginarlo ya sentía ese nudo en la garganta que me ahogaba. Solo tenían que hablar y el amor que nos profesabamos quedaría echo polvo.

Empecé a caminar hacia la salida del castillo, habíamos quedado de vernos justo ahí en los jardines, esos lugares tan hermosos que no merecían ser testigos de como una persona se mostraba falsamente ante otra, mis pies se detuvieron de golpe, negandose a proseguir, mientras mi mente, me traía una imagen clara de un momento, LA MALDITA REVISTA, corazón de bruja, si Z había leído eso, si Lua lo había leído y se lo había dicho a Z, sabría que... Me arrecosté a la pared del lobby agotadamente, mientras sentía como un escalofrío recorría mi espalda, me estaba enfermando de tanto pensar. Mis pies siguieron caminando por pura inercia, pero sentía que estaba a punto de perder la conciencia, ¿Cómo explicaría cada uno de mis actos? Por que por estúpida no cambie juto cuando el volvió, no era lo suficientemente TONTA, de meterme con más idiotas justo cuando Z había aparecido. ¿En que mierdas me estaba metiendo?, sentí que lo mejor que podía hacer era correr hacia el castillo y encerrarme ahí para siempre, todo este año hasta que Z acabará las clases y se fuera.

Me dejé caer en una de las bancas del jardín, mientras pasaba mi mano por mi frente, ¿estaba sudando frío?, sí estaba enferma de saber lo que pasaría, mi mente me gritaba que huyera, mi corazón me pedía que me sincerara con el unico hombre que amaba en serio, que le dijera que no era una buena opción para él, que se merecía a alguien mejor, alguien como una...Ravenclaw, no una nerda no, Una gry, no eso tampoco, no soportaría verlo con otra, maldita sea, la hora en que me había convertido en el monstruo que era. Me levanté suavemente mientras negaba con la cabeza, tenía que irme alejarme, si estaba segura de algo, era que no quería lastimar a la única persona por la que sentía algo sincero, era mejor que él pensará que no lo amaba más, a que se diera cuenta quien era la verdadera Adhara.

Toda esa semana había sido un completo lío, por una parte Everleigh decía que se estaba comportando extraño, su mejor amiga sabía que algo no estaba bien en él y no podía siquiera decirle nada de eso, la última visita a la mansión Malfoy se lo había advertido, debía reunir esa información muy prnto si no quería volver a sentir como su cuerpo ardía. No se lo deseaba a nadie, no quería volver a pasar por eso. Se había refugiado ensus libros y últimamente rehuía de sus amigos, los ignoraba sutilmente, poniendo escusas tontas cuando debía seguir con su misión. Lo estaban volviendo loco esas voces en su cabeza, esas ordenes del señor Malfoy y no podía darse el lujo de desobedecer. Muchas veces hasta perdía la noción del tiempo y aparecía en cualquier parte del castillo sin darse cuenta, tal era la posesión del Imperio. Solo una cosa lo hacía sonreír esos días, se había enterado que habría un baile de mascaras en el colegio y debía invitar a una alumna, a ella, eso seguro.

No la había visto en días y si la había visto solo había sido en clase donde no podían más que lanzarse miradas fugaces. Estaba ansioso por volver a verla para poder invitarla. Adhara se había convertido en poco tiempo en el unico motivo por el cual pelear por acabar con eso que lo tenía preso en su propio cuerpo, la única que mantenía en él la esperanza de que acabarían las torturas. El moreno Marsden la había citado para verse en el jardín esa tarde, había intentado peinarse decentemente y arrreglarse un poco pero no creía haberlo logrado. Caminando desde el barco con las manos en los bolsillos Zeeran la observó sentada sobre un banco y se pasró solamentente para observarla desde allí. Era tan hermosa, una sonrisa leve apareció en su rostro mientras avanzaba y se paraba detras de ella, tapandole dulcemente los ojos. - Has esperado mucho? - preguntó en su oído.

¡Merlín! Me iba a desmayar en cualquier momento, arrecosté mi cabeza hacia atrás para quitar el mareo que estaba inundando mi cuerpo por completo, ¿Porqué me sentía tan culpable? Al fin y al cabo, jamás le había prometido fidelidad a nadie, ni siquiera a mi pequeño, pero sentía que debía hacerlo aunque no lo hubiera jurado, tengo que irme, fue lo único que mi mente me insistía pero cada vez que me levantaba, tardaba segundos en volverme a sentar, tenía que decirle la verdad. Nada más era decir: "Mira Z, yo no te convengo por que soy demasiado...", ¿Qué palabra podía poner ahí?, cuando insulto se nos ocurriera perfectamente. Vaya mierda mi vida, por que estaba segura de que en cuanto viera esos ojitos, ese rostro...Se me olvidaría todo y lo único que querría era besarlo, abrazarlo y no soltarlo nunca más...Z que tenía Z que me hacía sentir como una tontita enamorada, por que ahora sí podía decirlo estaba enamorada de Zeeran.

Justo como si los deseos se cumpliesen, sentí como unas manos suaves y grandes tapaban mis ojos, lo que causo de inmediato, que los mareos, dolor de cabeza, sensación de desmayo, y nervios se esfumaran tan rápido como habían aparecido, y una sonrisita se dibujo en mi rostro. -Hola- Dije aún con los ojos tapados, al escuchar su pregunta en mi oído, sentí como mi cuerpo reaccionaba, con un escalofrío suave en mi espalda, que hizo que la sonrisa se ampliará aún más y las mariposas que apenas revoloteaban empezaran a bailar tap en mi estómago. -Recién llego- Subí mis manos hasta mis ojos que se toparon con las suyas, las coloqué suavemente mientras las bajaba para poder voltearme y mirarlo, al ver su rostro se confirmó mi teoría no recordaba ni siquiera mi nombre, le regalé una sonrisa de lado a lado, mientras me levantaba por impulso y metía mi rostro en su pecho, que era demasiado cálido, demasiado suave. -Z- Susurré como si de esa letra dependiera mi respirar, mientras mis manos rodeaban su pecho.

Esa mañana había visto a Lua en el comedor y le había contado al fin que había vuelto a ver su amada Alondra, no le había llegado a decir su nombre verdadero porque ella le había chilllado que ahora no podía dejarla ir y debía invitarla al baile, que debía dejar de ser tan quedado y avanzar, su hermanita no tenía una buena manera de decir las cosas, pero en ese punto tenía razón, debía dejar de andar en las nubes, vivir su amor. El moreno sonrió leve cuando ella le contestó y la acunó en sus brazos suavemente cuando se acercó a él acurrucandose en su pecho. Se sentía tan bien tenerla cerca, era extraño, agradable.

- Me alegro no haber hecho que esperaras.. - murmuró mientras caminaba con ella para rodear el banco por detras y sentarse allí, sin apartarla acarició su mejilla mirandola a los ojos, el poder que tenía esa mujer con él sobrepasaba mil imperios juntos. - Yo.. creo que la última vez no pude hacer algo que deseaba.. pero si tu me permites.. - casi tartamudea de los nervios, mirando esta ve sus labios, acercandose lentamente mientras seguíacon una mano en su mejilla, la besó despacio, tomandose su tiempo en ello, dulce como solo él podía ser, ni siquiera había torpeza allí, porque por una vez en su vida estaba seguro de lo que hacía.

Cuando me acunó en sus brazos, sentí que era el mejor momento de la vida, me sentí completa era como si no pudiese faltarme nada en la vida, en ese momento mis peores y mejores presentimientos se confirmaron, mi vida, mi alegría dependía de aquel chico. Las demás cosas pasaban a un nivel inferior, simplemente nada me importaba, ni las casas, ni el quidditch, ni la sangre, ni la guerra, ni nada. Solo él, me dejé guiar por él hasta la banquita mientras me sentaba arrecostada aún en su pecho, mientras me acariciaba el rostro de aquella manera, ¡Por Merlín! ni siquiera podía concentrarme en mis pensamientos mientras me miraba a los ojos, era como si aquel chico pudiera llenar mis pulmones de aire.

Lo escuché atentamente aunque no podía entender muy bien la frase debido a su leve tartamudeó, no sonreí solo clavé mis ojos en los suyos, por que de ser yo la que tenía que hablar con esa cercanía, estaría mil veces peor. "Algo que deseaba", fue lo último que mi cerebro proceso con algo de lentitud, lo siguiente fue su rostro más cerca y aquel suave tacto de sus labios sobre los míos, mis ojos se cerraron mientras mi corazón palpitaba de manera tal que podía ser escuchado desde lejos. Ese era el primer beso que él me daba, era la primera vez que me decía que deseaba besarme, su mano seguía acariciando mi mejilla, y TODOS absolutamente todos los besos que había dado en mi VIDA, dejaron de existir, las personas alrededor, todo mi pasado, todo mi presente había sido cortado de repente, no podía existir algo mejor que eso, por lo que renegué suavemente cuando el beso se interrumpió, ni siquiera había notado que necesitaba respirar, mis ojos buscaron los suyos, mientras sentía como mi rostro se ruborizaba, mientras mis manos acariciaban suavemente su cabello, tan suave, tan único. Z era Z no había ningún punto de comparación por que simplemente no existía nadie fuera de Z y yo. -Te quiero- Susurré suavemente para luego bajar el rostro.