Eso es un sueño? [Cassie] +18

18 de septiembre por la noche, muy tarde // de regreso de La Madriguera a Hogwarts por el cumpleaños de la tía Hermione // Vagón de tren

Ya por fin el amrtirio de estar en esa destartalada casa había terminado, la fiesta de cumpleaños de la tía Hermione había terminado y Cassandra y yo al fin podíamos regresar al castillo. Esta vez a diferencia de nuestra llegada, no sería con medios mágicos, ésta vez tendríamos que movernos en tren puesto que podíamos usar la chimenea de la Profesora McGonagall pero hasta el domingo por la tarde que era el día en el que mis padres le pidieron usarla, y francamente ni Cass ni yo queríamos pasar una noche en ese lugar.

Uno de mis primos se ofreció en llevarnos a King's Cross en su auto y después de una travesía corta y amena, respirando el aire limpio de la carretera, por fin llegamos a Londres y subimos al tren que estaba en el andén 9 3/4, el hermoso expresso de Hogwarts, la verdad es que nunca en todos los años que tenía en el colegio me había imaginado que el expresso viajaba por las noches de los fines de semana a Londres y regresaba con algunas pocas personas del castillo que querían salir como la enfermera, el celador, el guardabosques... y en esta ocasión parecía que alguien estaba a bordo pero no veía ni a un alma. - Creo que el viaje será bastante calmado, es la primera vez que subo al tren y no escucho bullicio - La verdad es que si parecía como un tren fantasma, pero me alegré de estar con Cass e ir de regreso al castillo.

Ahora que estabamos solos no teníamos que fingir ser novios, así que solté la mano de Cass y caminé a su lado hasta un vagón de en medio del expreso. Siempre que veía a mi familia terminaba sintiéndome extraño, como si algo dentro me faltase, ellos eran tan felices y yo estaba tan apartado de su felicidad que debía de reconocer a mi mismo y aceptar que me encantaría ser igual de aceptado en la familia como James, y que todos me quisieran tanto como a él, inclusive podía darme cuenta como era que Cassandra lo quería por la forma en la que se comportaba cuando estaban cerca, nunca se lo había dicho, ni lo diría pero no era idiota, sabía que ella también se sentía vulnerabilizada por los encantos de mi hermano, igual que toda mi familia. Abrí la puerta del vagón y le ofrecí el paso para que entrara. Sonreí de medio lado, entré después de ella y me senté en el lado opuesto al que pensé que ella tomaría. Solté un largo suspiro. - Estoy exhausto, lo bueno que es de noche y podemos dormir todo el camino - El recorrido de regreso a Hogsmeade era muy largo, muchas horas, seguro estaríamos llegando por la mañana.

El show habia terminado, y con ello Albus y yo llegabamos al final de aquel teatro que habiamos montado durante el dia. La familia Weasley era algo peculiar, aunque me parecieron simpaticos. Al final de todo asi debia ser una familia normal, conversadora y desrodenada, no como la mia que era mas aburrida que beber el te. Asi que con una sonrisita aun en los labios me adentre en el tren que estaba, al parecer, vacio-. Mejor, sin ningun prefecto presente podemos portarnos mal- le comente a Albus con una mirada coqueta, y luego explotando en una carcajada. Hacer de novios todo el dia me habia parecido gracioso, y hasta cierto punto reconfortante. Era comodo tener un novio que no te celara, ni te coartara la libertad, y al cual no le debias explicaciones. Casi, solo casi, podria acostumbrarme a seguir asi.

Albus me dio la pasada y tomo asiento en uno de los lados, junto a la ventana. Pensé en sentarme frente a él, pero me arrepenti y tomé asiento a su lado. Albus dijo que estaba agotado, a lo cual yo asenti, acomodandome y dejando la cartera frente a nosotros, para que asi no nos molestara-. Yo también. Creo que dormiré un poco- dije sacandome los botines y dejandalos en el suelo. Tras eso subi mis piernas al asiento y me acurruqué contra Albus, tal como muchas veces lo habia hecho con Scor cuando viajabamos de vuelta al hogar para las vacaciones. En esas ocasiones solia sentarme junto a mi primo, ya que el viaje tan largo se me hacia eterno, y ahora, sentada junto a Albus, me disponia a descansar también. Cerré los ojos al apoyar mi cabeza en el brazo de Albus, y tomé su mano con la mia, entrelazando sus dedos porque ya me estaba acostumbrando a estar asi. Una sonrisa minima se dubujo en mis labios. Y sin mas mi mente se comenzo a extraviar lentamente en un sueño...

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Cassandra sabia que si no hacia algo perderia a Albus Potter para siempre.

Cuando me recargué en le asiento y me empujé hacia atrás, un pequeño posa pies salió de por debajo de mí y quedé ligeramente recostado, por su parte Cassandra se recostó a mi lado y apoyó la cabeza contra mi hombro, tuve que pasar mi brazo al rededor de su cuello para que estuviera más cómoda y la abracé acurrucándola en mi, entrelazamos nuestras manos y no pude dormir, me quedñe alerta mientras ella conciliaba el sueño, podía sentir su respiración y el palpitar de su corazón... el aroma que emanaba de su piel. "no Albus... no puedes enamorarte de ella, ella es tu amiga no quiere nada más que joder a los demás..." demasiado tarde.

No hacía calor, de hecho hacía bastante frío pero mi cuello estaba sudando, tenía la sensación de estarme ahogando por un sofocante calor que llenaba mis pulmones y mi garganta, creí que no podía respirar pero al aspirar profundamente me percaté de que no tenía ninguna dificultad para tomar aire. ¡Esta aqui! La voz de Cassandra me gritaba y cuando me dí cuenta ya no estaba en mis brazos, se encontraba en la distancia y todo estaba muy oscuro, no me dí cuenta en el momento en el que bajamos del tren y me separé de ella, parecía estar histérica y cuando llegó ante mí y comenzó a jalarme por la caisa la abracé con fuerza para tratar de tranquilizarla, intenté decir algunas palabras pero ninguna palabra salía de mi boca. Cassandra comenzó a correr sujetándome por la mano pero yo sentía que no avanzaba ni un centímetro aunque ponía mucho empeño en salir de ahí.

Podía sentir la desesperación de Cass por llevarme a otra parte pero sentía que seguíamos ahí. Me detuve en seco cuando escuché el aullido de un lobo, fué en ese momento cuando me dí cuenta que nos encontrabamos en el bosque prohibido y que había una luna llena en el cielo. El lobo se detuvo y nos observó unos momentos, me quedé estático, no sabía que hacer, estaba atrapado no podía gritar, no podía ni respirar y me estaba sofocando el calor.

Mi cuerpo aferrado al de Albus estaba inmerso en sus pesadillas. Mi mano tomaba la suya con vehemencia, y estaba comodamente apoyada en el, como si fuese el mejor colchon existente. Sin embargo se podia notar tras mis parpados cerrados que mis ojos aprecian moverse. Mi respiracion estaba agitada, y mi mandibula se encontraba absolutamente tensa. Algo horrible estaba pasando por mi mente, donde la sensacion de desesperacion y de perdida era inminente. E intentaba seguir sujeta de Albus sin importarme romper mis dedos en el intento, porque si lo soltaba todo podia cambiar.

Podía sentir como mi cuerpo estaba húmedo por el sudor que emanaba mi piel, la frente y el área en donde se supone debería de haber bigote estaban empapados, todo mi gesto estaba fruncido e incluso podía sentir un dolor en la boca del estómago. Tenía el cuerpo agarrotado.

"Cassandra no puedo hablar" era lo que estaba pensando pero por algún motivo supe que ella podía escucharme. Sus palabras susurrantes y apremiantes me dejaron helado de pronto, la respiración me traicionaba, si, había un hombre lobo, si nos iba a atacar, pero el pánico que sentía en esos momentos no era por mí, ese pánico no me pertenecía era de alguien más, de Cassandra. "Morir? No voy a morir Cassan..." mis palabras fueron interrumpidas, más bien, mis pensamientos fueron callados. Su mirada estaba tan fija en la mía que parecía que me estaba travesando, si, Cassandra estaba desesperada y podía sentir su desesperación. Sus labios se precipitaron sobre los míos y comenzó a besarme con una pasión que no podía contener ni siquiera yo mismo con mis labios y mi cuerpo. La sujeté con ambas manos por el cabello a ambos costados de su cabeza y dejé que nuestros labios se fundieran en un beso tan apasionado que debía de estar soñando. Sus labios tenían un sabor tan dulce que cuando una lágrima cayó por su mejilla sentí el sabor salado y ella se separó. Ese beso había sido como ningún otro beso que me hubiera dado antes, como si temiera que esa fuera la última vez que me besara y me aferraba como si fuera a desaparecer en un suspiro.

Tenía la certeza de que ella pudo escuchar mis pensamientos, de que podía sentir lo que yo estaba sintiendo porque yo sentía lo que ella sentía y ese temor de decirme que siempre me había querido pero que nunca se había dado cuenta... era demasiado, eso no era real, Cassandra no era así, ella no se enamoraba de nadie y no le importaba hacerlo, tenía el corazón congelado y anesteciado con helio... Quiso separarme del lugar pero era demasiado tarde, el lobo se había lanzado contra mi cuerpo y comenzaba a destazarlo, el dolor en mi estómago era demasiado insoportable, estaba rompiendo mis costillas, iba directamente por mis visceras o eso pensé porque mi interior se comenzó a revolver, sentí los ojos empañados con lágrimas silenciosas y mi pecho quería gritar pero no podía decir ni una sola palabra.

Al final escuché un grito ahogado y la oscuridad del bosque desapareció viendose intercambiada por una oscuridad ligeramente iluminada por las velas y los faros del tren. Mi corazón estaba latiendo con tanta fuerza que creía que se iba a escapar de mi pecho. Tenía los ojos nublados por lágrimas, el cuello, las articulaciones y la frente estaban empapados con sudor y el estómago... sentía un hueco tan grande que pensé que en verdad algo me faltaba. Mis dedos seguían sujetos a los de Cassandra...

El grito salio de mi boca y abri mis ojos. Me dolia el cuerpo y pude ver a Albus a mi lado, tan descolocado como yo con la situacion. Mi mano, la que atrapaba su mano con vehemencia, parecia un garfio por lo tensa. Mis ojos aun seguian llorando, y rapidamente solte su mano y limpie mi rostro, algo avergonzada por la situacion. No recordaba nada, solo que tenia miedo y que una tristeza profunda me habia embargado. Era como que algo terrible iba a pasar, y que sin importar que hiciera para evitarlo no habia nada que yo pudiera hacer. Esa resignacion me enfermaba, y por eso hice un gesto de asco con mi boca mientras me separaba de Albus y tomaba asiento de forma erguida, golpeando mi nuca con la pared-. Lo siento si te desperte- le dije emanando un suspiro y peinando mi cabello. El vestido se me habia subido por las piernas y casi se veia mi ropa interior, pero aun no me daba cuenta de ello-. Siempre sufro de estas pesadillas. O, mejor dicho, premoniciones... aun mas en este ultimo tiempo- reconoci con la voz cansada. Me dolia mi cuello y mis manos estaban agarrotadas. Era como si hubiese hecho muchisimo ejercicio y mis musculos lloraran por el esfuerzo-. A veces creo que este don no es mas que un castigo, ¿sabes?. Se que debo hacer algo, pero no se que, porque nunca son lo suficientemente claras- agregue ladeando mi rostro y viendo el perfil de Albus. Al hacerlo senti que mis labios cosquilleaban, una sensacion algo extraña. Y un flash de mi sueño llego a mi cabeza: estaba casi segura que habia besado a Albus en ese sueño. Y que aquel beso habia sido el mejor beso que habia dado en mi vida.

Al principio y de primera impresión pensé que el grito que me había sacado de mi ensoñación había sido mío hasta que reaccioné más a la situación real y supe que había sido de Cassie. Mi mano estaba apretada contra la suya, no quería soltarla y me costó trabajo hacerlo cuando ella se separó de mí. Se acomodó el cabello y se sentó correctamente en el asiento, no pude pasar desapercibido el detalle de que su vestido dejaba a la vista un poco más de piel en sus piernas, retiré la vista de inmediato.

Cuando la escuché decir que aquello era una premonición tragué saliva y sentí que una nueva arcada de sudor frío recorría la línea central de mi espalda. - ¿Una premonición? - retiré mi mano hacia mi regazo cuando lo dije pensando que eso no podía ser cierto, porque si eso era una premonición yo... no, seguro que solo fué un sueño que yo tuve, y ella soñó otra cosa o tuvo una premonición pero no significaba que la hubiera compartido conmigo ¿O sí? - ¿Y qué viste? - pregunté curioso, seguro que no había sido lo mismo, cuantas probabilidades habían de que pudiera compartir una visión con ella ¿Eso era imposible, cierto?

Tallé mis ojos hasta dejarlos rojos y traté de calmarme, no iba a morir atacado por un lobo, ni en un millón de años. Vi hacia el asiento de adelante rezando porque eso hubiera sido solo un sueño y sentí como Cassandra me observaba de perfil y giré la mirada a ella, guardando silencio unos momentos solo la observé. - ¿Pasa algo? - pregunté finalmente mientras sentía el sonido sordo del tren que viajaba en dirección a Hogwarts, por la ventana se podía ver que estabamos ya cerca de Hogsmeade pero no lo noté, esa premonición había durado un par de horas.

Negue con la cabeza ante su ultima pregunta, desviando mi vista hacia el frente al notar que un ligero rubor habia teñido mis mejillas. ¿Que me estaba pasando?. Escuchar la voz de Albus hizo que sintiera un escalofrio, y cerre mis ojos volviendo a apoyar mi cabeza contra la pared-. No estoy segura- respondi, recordando aquella sensacion de miedo y desesperanza. Solo sabia que queria llorar, llorar muchisimo, porque algo en mi habia muerto en aquel momento. Por lo general cuando tenia esos sueños las sensaciones tan fuertes vividas en ellos quedaban dando vuelta en mi cabeza durante horas, e incluso dias. No sabia si la persona dañada era yo o alguien mas, solo sabia que sentia dolor, miedo, decepcion o, como en este caso, una falta absoluta de esperanza.

Suspire cansada y volvi a abrir los ojos. Solo nuestro vagon tenia la luz encendida, mientras los demas se habian quedado en una completa oscuridad. Impulsivamente tome la mano de Albus sobre su regazo. La sensacion de su piel tibia contra la mia me produjo un impacto. Eran recuerdos del sueño. Estaba casi absolutamente segura que Albus tenia que ver con mi premonicion.Solo que no sabia porque. Con mi otra mano me dirigi hacia su rostro y mantuve mi mirada fija en el, intentando buscar en sus ojos la respuesta a la pregunta que el me habia hecho-. Pero creo que tenia que ver contigo...- dije con un tono de inseguridad que fue mutando lentamente a uno de resolucion-. Si, definitivamente tenia que ver contigo- senti que lo que decia era verdad, aunque no lo recordara del todo. Mis ojos se habia repletados de lagrimas que amenazaban con salir, pero que contuve sin permitir mostrar la flaqueza. No soportaba sentirme asi despues de esas visiones. Era como que mi fortaleza se extraviaba y cualquier rudeza de mi alma se hacia añicos. No aguantaba esa sensacion. Mi dedo se deslizaba por la mejilla de Albus y estaba segura que habia hecho eso en el sueño. Abri mis ojos ante una nueva imagen que invadio mi mente, y un mudo grito se detuvo antes de escapar de mis labios entreabiertos. Guiada por aquella corazonada que habia nacido en mi hice algo que no solia hacer. Queriendo repetir los flashes de imagenes me incline al cuerpo de Albus. La mano que tomaba la suya subio hasta atrapar su camiseta, tal como aquella que acariciaba su mejilla bajo e hizo un puño atrapando la tela de su ropa sobre su pecho. Con determinacion jale de su cuerpo y me lance a sus labios.

Contuve un suspiro cuando me tomó por la mejilla encarándome de frente para mirar mis ojos y luego afirmar que definitivamente tenía que ver conmigo. Eso solo significaba una cosa. Si la premonición de Cassandra era cierta, iba a morir y no de una manera pacífica y a juzgar por mi aspecto físico no sería en un lapso de tiempo muy alejado, la última vez que Cassandra tuvo una visión delante de mí, lo que había predecido se cumplió en menos de cinco minutos y eso era realmente perturbante, en verdad no estaba preparado para morir.

Mis ojos se fundieron en una mirada con los de Cassandra, esos momentos eran los que me hacían sentir especial para ella, más que solo su amigo, nunca la había visto así con Scorpius, pero bueno él era su primo, me asfixiaba la idea de pensar que tal vez ella sintiera algo más por mí, pero me aferraba al pensamiento de que solo era su amigo, la conocía tanto y la larga carrera de los años me decía que ella no se detenía a sentir cosas por las demás personas, en el ámbito amoroso. Ese suspiro que había contenido escapó multiplicado por dos y pasé mi lengua por mis labios lentamente.

Ella soltó un grito ahogado e inmediatamente tomó con ambas manos mi playera yéndose encima de mí, me jaló hacia ella "Pero que hac..." mis pensamientos se vieron interrumpidos por sus labios que presurosos tomaron los míos en un beso eléctrico y en el primer instante no me pude negar abriendo la boca y embonando mis labios contra los de ella, incliné un poco la cabeza para que el beso fuera perfecto, luego mis manos se deslizaron por su espalda desde abajo hacia su nuca enrredando los dedos con su rubia cabellera, mi respiración estaba acompasada a la de ella y por un instante sentí esa misma desesperación de besarnos como si fuera a ser la última vez.

Reaccioné a lo que estaba haciendo, era solo un adolescente que comenzaba a sentir más cosas de las que debía por esa chica, mi mente se detuvo mientras mis labios besaban a Cassandra y me separé de ella casi de golpe, como si me acabara de dar cuenta de que eso no estaba bien porque no quería que Cass se convirtiera en mi último pensamiento antes de dormir y en el primero al despertar, me negaba a querer a alguien que no me iba a corresponder, era demasiado orgulloso para eso, con ella las cosas eran distintas, por ella haría cualquier cosa pero dentro de mi algo me decía que no lo hiciera puesto que ella no estaba dispuesta a hacerlo por mí.

No podía ser como Scorpius con Adhara, no podía tener esa clase de acercamientos con Cassandra y no sentir que cada respiro era para ella, si fuera cualquier otra chica... pero era ella y no podía. Evité su mirada y solté su cabello lentamente, como si fueran dos hojas que se desprenden de un árbol al madurar. - ¿Estás bien Cassandra? -me aclaré la garganta y pasé una de mis manos por mi cabello despeinándolo al acto.

Los labios de Albus me dieron esa sensacion de querer ahogarme en ellos sin importar nada mas. Aun era presa de lo que el sueño habia dejado en mi, y al cerrar los ojos me senti inmersa otra vez en el, bebiendo de la boca de Albus todo lo que me pudiera dar en aquel encuentro. Mis manos, sujetas de su camisa, se aferraban con fuerza. Y mi boca se movia al compas de la de el, sintiendome absolutamente correspondida cuando el acomodo su cabeza. Sus manos acariciaron mi espalda y me acercaron mas a el. Estaba con todo el peso de mi cuerpo sobre el suyo, y sus dedos se deslizaron por mi cabello provocando que las hormonas se me alteraran en conjunto con el recorrido de sus labios en los mios.

Con los ojos cerrados era capaz de volver a sentir el frio del bosque. La bruma. Los sonidos nocturnos de las hojas crujiendo. Mi corazon se acelero porque sentia miedo, un terrible miedo de que eso pudiera terminar. Mi boca comio la de Albus en un arranque de pasion que era acompañado de mis manos jalando de el con total intensidad. Incluso senti una brusa fresca que movio mis cabellos, a pesar de que en el tren no habi ninguna corriente de aire. Pero de golpe toda la imagen se borro. Albus, como quien huye de la pesta, me alejo de el. Mis manos se mantenian tomando su camiseta, y mi cabello cayo desordenado por mi espalda cuando el lo solto. Mi respiracion entrecortada estaba desbocada por el pulso de mi corazon, y mis mejillas estaban claramente sonrojadas, como si me hubiese pegado una carrera de kilometros en esos pocos segundos. Albus desvio su mirada de la mia antes de hablar.

- ¿Por que lo detuviste?- fue la primera pregunta que se escapo de mis labios. Seguia cerca de el, y desde ahi, a solo centimetros de su rostro, podia sentir su aroma. No me era comun poder recordar un sueño con tal precision, y ahora habia recordado parte de el que habia tenido al besar los labios de Albus. No sabia que cosas estaba sintiendo en ese momento, porque eran muchos sentimientos contradictorios y todos terriblemente potentes. Mis ojos buscaban los suyos, intentando encontrar respuestas a mis millones de preguntas-. ¿Lo sentiste?. La electricidad...- recalque sabiendo que eso no podia haber sido unilateral. Ello era imposible-. En el sueño te odiaba, lo hacia, te odiaba como nunca habia odiado a nadie. Y a la vez no te podia dejar ir. Te necesitaba mas de lo que necesitaba respirar- hablaba de manera rapida, recordando aquellas sensaciones. No sabia bien como explicarlas, pero intentaba hacerlo lo mejor posible. No tenia miedo a decir la verdad porque habia sido un sueño. Un sueño que parecia demasiado real, y eso me asustaba un poco. Suspire con fuerza y levante una mano hacia el rostro de Albus para obligarlo a mirarme. Necesitaba saber si el comprendia lo que estaba diciendo-. Respondeme, Albus, ¿sentiste esas cosas?. ¿Sabes de lo que te estoy hablando?- le pregunte presa de la duda y del descontrol. Nunca antes habia tenido una interaccion con alguien que me ayudara en mis revelaciones; y ese descubrimiento me sorprendia. Ademas que me ayudaba a ocultar algo que mi mente no queria comprender. Algo que era mejor dejarlo oculto en lo mas profundo de mi subconsciente. Algo que podia liquar mi sangre.

Mis ojos estaban atentos a los de Albus sin menor vacilacion.

Una de mis manos seguía en mi cabello y se detuvo ahí un instante escuchando la pregunta de Cassandra de porque lo había detenido. Bajé la mano de mi cabello, ¿Es que ella sentía tan poco que no se daba cuenta de que no quería enamorarme de ella? Negué solo una vez con la cabeza. "¿Lo sentiste?. La electricidad..." preguntó ella y miré hacia otro lado, hacia la puerta, como si alguien acabara de pasar y hubiera captado mi atención. - No entiendo de que hablas... - mentí. Ese beso fué tan eléctrico que aún sentía una capa de energía sobre mis labios, como si me lamieran lento. Llevé las yemas de mis dedos a su mejilla y la acaricié lentamente."Te necesitaba mas de lo que necesitaba respirar"- Pero era solo un sueño, tú no necesitas a nadie Cassie - me dolió decirlo, sentí como si la piel del cuerpo se me hiciera pequeña y ya no cupiera en ella, dolía externamente. Era la verdad.

Vulnerabilizarme o no ante Cassandra... era la pregunta del momento que me golpeó en ese instante cuando ella se sinceró preguntándome si sabía de lo que hablaba. Podía decirle que si lo había sentido que esa electricidad que recorrió su piel también recorrió la mía y que esas enfermas ganas de besarla como si fuera la última vez casi me ahogan, pero no podía ser tan débil frente a ella, siempre que me había comportado frágil ante alguien había salido más que lastimado y el vivo ejemplo de eso era Allie. Me obligó a verla y tragué saliva despacio los segundos pasaron, y no había una respuesta concreta por mi parte - No entiendo a lo que te refieres... - mentí de nuevo sin dejar de mirarla, mis ojos se postraron sobre los suyos sin parpadear, estaba demasiado tenso, sabría que mentía.

Albus evitaba mi mirada, lo sabia. Algo le incomodaba, y no estaba segura si queria saber que era. En su habitacion hace unos dias no se habia mostrado asi, todo arisco de besarme; contrario a ello el habia hecho el movimiento final, y nuestros labios se habian unido en lo que parecia una batalla por liderar. Pero ahora esos besos estaban tomando un tinde distinto, lo sabia. A pesar de ser parte del "trato" que habiamos hecho, no podia negar que besarlo habia dejado de ser solo una clausula mas del contrato. Era agradable, seductor, como si nuestros besos dijeran mucho mas de lo que podian decir las palabras. Y en el caso concreto de este beso que acababamos de compartir, habia hablado por si mismo expresando intensidad. Tanto asi que todavia podia sentir como la piel de mis labios picaba solo a base del recuerdo.

- Me estas mintiendo- dije sin duda alguna. Conocia a Albus hace seis años y, para su mala suerte, nunca habia sido un buen mentiroso. Mis ojos atravesaron los suyos y se me ocurrio algun descarado movimiento para hacerlo hablar. El no estaba comprendiendo que lo que habia pasado podia significar muchisimas cosas, entre las cuales una era poder tomar cierto control sobre mi don. Asi que me incorpore en el asiento y me puse de pie. Mis zapatos estaban en el suelo, y por la ventana se podia ver a la lejania como nos acercabamos a Hogsmeade, mas aun nos quedaban unos minutos. Con una sonrisa coqueta me pare frente al cuerpo de Albus. Mi cabello caia desordenado alrededor de mi nuca y mis mejillas seguian sonrosadas. Con todo el descaro del mundo tome asiento sobre sus piernas, de medio lado, admirando su rostro tan cerca que hasta podia ver el incipiente crecimiento del vello de la barbilla que de seguro se debia afeitar. En un seductor movimiento mis labios hicieron como que viajaban hacia su boca, cuando se desviaron hacia su oido. Mi cuello quedaba asi a su disposicion, si es que queria sentir el aroma de mi perfume-. ¿Quieres jugar, Albus?- le pregunte en un tono empalagoso-. ¿O prefieres decirme la verdad?- me retire de su oido y volvi a mirarlo a la cara. Mi gesto era de seriedad absoluta mientras mis manos pasaban a posarse sobre sus hombros-. ¿De verdad no sabes de lo que hablo?. ¿Es posible que no hayas sentido nada anormal en ese beso?- termine por preguntar. Necesitaba saber la verdad. Y si Albus no me la decia... lo iba a volver a besar, lo besaria hasta que la verdad tuviera que escupirla.

Era tan evidente que Cassandra me descubriría en mi mentira que me reí cuando dijo que le estaba mintiendo y una enorme sonrisa se dibujó en mis labios, no era una risa burlona, era una risa de "Me atrapaste y que!" le saqué la lengua pero ella tomó todo en plan "Te vas a joder Albus porque siempre consigo lo que quiero a costa de lo que sea" y se levantó, sensual como solía serlo cuando se lo proponía y se sentó en mis piernas, esta vez no me preocupé en disimular que su vestido se había levantado un poco más cuando se sentó y puse una de mis manos sobre su piel desnuda sin pudor alguno y acaricié suavemente sólo con las yemas de los dedos.

Entre cerré los ojos y la examiné a la cara unos instantes mientras desglozaba sus preguntas, cuando Cassandra decía ¿Quieres jugar o me dirás la verdad? Solo significaba, dime la verdad por las buenas o te la saco por las malas así que al final volví a soltar una risa ligera mientras sentía su aliento en mi oído y me embriagaba por el delicioso perfume de su piel, seguramente sabía que los olores dulces enloquecían a los hombres porque siempre que la olía tan cerca notaba una nota dulce en su aroma, era como regresar a la infancia cuando entras a una tienda de dulces y enloqueces. Me la quería comer. - ¿Tú sentiste algo inusual en ese beso? - pregunté desviando su pregunta mientras mi mano libre la sujetaba por la cadera y la jalaba un poco más a mí, mi rostro se había volteado hacia el de ella y ahora estaban muy juntos.

- Creo que podría jugar, aún queda tiempo y no quiero que te aburras - mordí delicadamente el borde de su mentón y terminé rozando con la nariz su piel, su aroma me enloquecía. Mi mano seguía postrada en su pierna dando ligeras caricias que estaba seguro le causaban escalofrío por la textura de su piel.

¿Queria jugar? Pues jugariamos.

La mano de Albus se poso en mi piel y senti sus caricias que revolotearon mis hormonas. Antes no me pasaba eso, pues solia tener un control absoluto de la situacion. Aunque ese control se habia desvanecido con el primer beso. Sabia que cruzar esa linea era peligroso, casi una mala señal. Pero ya la habia cruzado, y ahora habia que enfrentar las consecuencias de ese acto. Por lo que una sonrisa se dibujo en mi rostro y no me negue cuando el me acerco a si mismo. Respondio mi pregunta con otra, y nuestros ojos se encontraron mirandonde con tal intensidad que estaba segura que Albus escondia una carta bajo la manga. Queria saber de que era capaz.

- Yo nunca me aburro, Albus- señale dejando que me mimara con sus caricias. Subi una mano de su hombro hacia su cuello, y luego enrede mis dedos en los cabellos de su nuca. Lentamente, como si nos separara el espacio entero, me acerque a sus labios otra vez. Pose los mios en los suyos y lo bese con una lentitud letal, tanto asi que nuestras respiraciones eran facilmente escuchadas mientras nos fundiamos en ese beso. Mis ojos cerrados me devolvian a ese momento del sueño. El aire ululando entre las ramas de los arboles y los sonidos de la noche fundiendose entre nuestros cuerpos. Mi beso se intensifico, y se salio de mi control absoluto. Mis labios demandaban todo de Albus, mientras mi cuerpo se acercaba todo lo posible al suyo. La mano que se habia mantenido sobre su hombro ahora aprisionaba su cuello contra mi boca. Mi lengua jugaba con la suya, y mi pulso se acelero. Flashes de imagenes volvian a mi mente: un aullido, correr, habia que correr, el frio del bosque y la suavidad del cesped bajo mis pies. Sentia que lo perdia de nuevo y la angustia invadio mi pecho. No queria soltarlo, porque necesitaba que se quedara junto a mi o algo malo le iba a pasar. Mis ojos cerrados se repletaron de lagrimas, rogando de que ese beso no se terminara nunca porque con ello venia el final.

La emocion era tan fuerte que senti miedo. Y eso hizo que soltara sus labios de golpe y lo quedara mirando aun con la respiracion entrecortada saliendo de mis labios entreabiertos.

Lo mire con mis mejillas rojas y mis ojos brillantes y fijos en los suyos. Actuaba dominada por el sueño y por lo que habia sentido, sin saber del todo si estaba soñando aun o si vivia algo real. Ya no me fijaba que estabamos en el tren camino a Hogsmeade. Ahora solo eramos Albus y yo, juntos, sumidos en esa extraña serie de imagenes.

- Albus.... ha...- detuve mis palabras porque un "hazme el amor" era demasiado cursi aun cuando sabia que si lo soltaba la muerte se aproximaba. Estaba segura de ello, y no sabia porque. ¿Confusion?. La premonicion estaba apoderandose de todos mis sentidos-. Acuestate conmigo- fue lo que dije al final. Mi voz no era un ruego, era una exigencia. Y no habia duda de ello.

Comenzaba a acostumbrarme al hecho de besar a Cassandra, cada vez era mucho más fluído que la vez anterior y me sentía más libre de revolver mis labios contra los de ella de formas distintas cada vez que nos sumíamos en un beso. Ella era como una ninfa, delicada y apasionada al mismo tiempo, me encantaba esa frescura que emanaba con cada movimiento, disfrutando con vitalidad de la energia que llevaba. Nuestros labios estaban sumídos en un beso que me subió la temperatura en un suspiro, el cuello me latía con tanta fuerza que sentía que ella podía sentirlo, mis manos se aferraban a su piel con deseo contenido y casi arañaban su piel solo con las yemas.

Podía sentir la angustia de Cassandra con aquel beso pero no podía hacer nada, era un hombre, un adolescente! mi cuerpo estaba loco, no podía contenerme sintiendo que ella estaba completamente reposada en mí, que las curvas de su delicado cuerpo estaban deseosas de que las recorriera, su cuerpo se me insinuaba de tal manera que no podía pasarlo por alto. Mis manos subieron desde sus piernas, por los costados de su cuerpo saboreando con el tacto la sensual curva que se formaba a la altura de su pecho y luego se escurrieron por su espalda jalándola a mí todo lo que pude. Mi respiración se escuchaba frenética y golpeaba contra su piel.

Su beso se detuvo tan de golpe que todo el aliento que aún contenía salió de un solo jalón y me quedé sin aire por un instante. La miré algo confundido y levanté una ceja convirtiendo mi expresión en una completa interrogante sobre lo que había hecho y recuperando el aliento me volví a incorporar en el asiento porque mientras ella estaba encima de mí me fuí resbalando hasta quedar casi completamente acostado sobre el asiento. Con sus cortas dos palabras me quedé más intrigado que antes y pasé una de mis manos por mi cabello, pero está vez lo hice con un poco más de frenetismo puesto que pensé que me iba a decir que me detuviera y que no comenzara con algo que después no pudiera detener, yo ya comenzaba a pensar que ella podía darse cuenta que estaba despertando otro tipo de sentimientos en mí.

Su sentencia me sacó de mis pensamientos, no era una petición, ni una sugerencia, NO ,era una maldita exigencia, era una de esas cosas a las que no puedes decir que no y por un momento mi rostro acompañó mi sorpresa pero luego mi expresión se convirtió en una mezcla de patanería y de sensualidad que demostraba lo mucho que había madurado en estos años, sonreí. Subí una de mis manos hasta su nuca y la jalé hacia mi haciendo que sus labios rozaran los míos. No necesitaba que pidiera demasiado, estaba tan excitado para ese momento que probablemente aunque no lo hubiera pedido y hubiera seguido besándome de esa manera hubiera terminado haciéndola mía sin ninguna descencia. Mordí lenta y suavemente su labio inferior sin dejar esa expresión arrogante y al mismo tiempo divertida en donde compartíamos esa complicidad que con pocas personas lograba. Solté su labio y acerqué los míos a su cuello aún sujetándola del cabello por la nuca a la altura de la raíz. - Deja de suplicar... - susurré y noté que mi voz sonó algo aterciopleada y grave. Mi mano libre la abrazó por la espalda pegándola a mi cuerpo y mordí su cuello sin poner mucha fuerza, solo tratando de que su piel reaccionara a mí. Estaba entrando en donde no debía, y sería culpa de Cassandra si después no podía salir, pero cualquier cosa valdría pasar esa noche con ella. Cualquiera.

Un suspiro se escapo de la boca de Albus cuando me separe de ella. Mis ojos lo observaban con fiereza despues de hacer mi exigencia. ¿Que me llevaba a desear aquello?. Sabia que no eran solo hormonas desordenadas. Yo no era de aquellas que solo se dejaban llevar por sus hormonas, o al menos eso creia. Habia un fin mas escondido, un misterio mas celoso, un sentimiento mas profundo que aun no me hacia sentido. La confusion tras el sueño seguia envolviendo mi pensamiento. Necesitaba a Albus mas de lo que podria admitir, y sabia que el me necesitaba a mi, tal como el sueño me habia mostrado. Sus roces producian cosquillas en mi piel y sonrojaban mis mejillas. Mi pulso se habia acelerado, y mis labios- teñidos de rojo por la presion de los dientes de el- anhelaban mas de aquello que Albus le estaba brindando.

Su mano se colo por mi cabello y me guio hacia el. Su aroma impregno mi nariz y un escalofrio subio por mi garganta al sentir su cercania con mi cuello. Cerre los ojos y esboce una sonrisa al oir sus palabras. Me habia encantado su sexy pedanteria, cosa que no admitiria, eso si. Emiti un pequeño grito al sentir como sus dientes se enterraban suavemente en mi piel y mis manos se colaron bajo su camiseta. Me volvia e hundir en mis visiones.

La piel de Albus estaba tibia, y mis dedos recorrieron sus musculos hasta llegar a su pecho. Al pasar la mano sobre su corazon note como latia, y la euforia de sus latidos hizo que me quedara sin aire. Necesidad pura de que Albus se quedara conmigo en ese momento. El peligro de la perdida era tan evidente que me sorprendia. Olvide que estabamos en un tren rumbo a Hogsmead, y olvide que todo aquello era un juego impuesto, porque se sentia demasiado real. Odiaba a Albus por necesitarlo, y a la vez no lo podia dejar ir. Dos sentimientos opuestos que me llevaron a buscar sus labios inclinando mi boca hacia la suya y sumergirme en ella. Mi beso, totalmente impulsivo, buscaba el anhelo de terminar con esa sensacion de angustia que crecia en mi. No queria perderlo, y reconocer ello me tomaba por absoluta sorpresa.

Sin dejar de besarlo subi su camiseta hasta que, para dejarla pasar, me aleje de el poniendome de pie. Lance la camiseta hacia el suelo, y con una sonrisa picara baje de a poco el cierre lateral de mi vestido, dejando al descubierto mi torso al caer la preda de ropa hacia mis caderas. No llevaba sujetador. Mis ojos admirando los de Albus en la luz amarillenta del vagon, recorrieron su rostro en conjunto con lo que hacia una de mis manos. Volvi a tomar asiento junto a el, y lo bese, atrapando su cuello con mi mano para no dejarlo ir. En ese beso me fui recostando hacia el largo del asiento, dejando a Albus sobre mi. Mi otra mano recorria el camino de sus pectorales, disfrutando del roce de su piel y del calor que producia en mis mejillas. Sus besos, su tacto, su aliento se sentian tan bien que en mis ojos cerrados la angustia se tranquilizaba. Era como que sabia que si lo mantenia ahi, conmigo, nada malo le pasaria. Porque me habian anunciado su peligro para velar por su bien. Y en el momento que nuestros labios se separaron para coger aire, de mi boca se escapo un pequeño murmurllo-. Quedate conmigo...- el cual fue acallado con mis labios posandose en la piel de su cuello... para no dejar de sentir que, en ese momento, Albus era todo lo que necesitaba para callar mis pesadillas.

Su cuerpo cedió ante mí y en ese instante me sentí el hombre más poderoso del mundo domando a la fiera más difícil de subyugar del universo, porque así era, Cassandra Nott era una de las personas más difíciles que hubiese conocido en mi vida y su corazón era un témpano de hielo, pero ahora me daba cuenta que solo su corazón porque sus deseos eran tan ardientes que me consumían la escencia. El escuchar ese pequeño grito salir de su garganta hizo que mi respiración se profundizara y cerré los ojos, escuchar su voz así solo me provocaba mayor excitación. Tuve que contenerme para no soltar un gemido de placer en ese momento. Sus manos se introdujeron en mi camisa aceptando de buena gana mis palabras y comenzó a acariciar mi abdomen con la delicadeza que solamente una mujer puede provocar, pero en ese preciso momento no pensaba, solo quería que esa delicadeza se convirtiera en una desenfrenada pasión de esas que... curiosamente... también solo una mujer puede provocar.

Esos besos se sentían tan desesperados que desconocía a Cassandra, era como si sintiera que me iba a desvanecer y me aferrara a ella con esa intensidad, no me molestaba, de hecho nunca pensé encontrarme con una Cassandra así, que me tomara con aquella pasión desmedida y desesperada como quien pierde su más preciado bien. Sentía los labios tan frotados que cuando se separó de mi para quitarme la camiseta, estaban muy suaves y ligeramente inflamados, me gustó la sensación de lamerlos y sentir esa suavidad. Subí los brazos para ayudarla con la tarea de semidesvestirme.

Comenzó a bajar el cierre de su vestido y la sonrisa que plasmé fué como ninguna otra, no era como mi sonrisa de niño bueno al ver los regalos del día de navidad bajo el árbol, ni como cuando mi hermano quedaba en ridículo ante alguna chica a la que intentaba conquistar y ésta terminaba riéndose de él, NO, era una sonrisa varonil, seductora, a la espera de ver lo que hay debajo de la tela; finalmente luego de una corta espera el vestido cayó completamente si pudor al suelo dejando ver las sensuales curvas del cuerpo de Cassandra, no tenía sujetador y sus pechos quedaron al descubierto al instante, mi mirada se postró en ellos al acto, su cuerpo era tan perfecto que ni siquiera me dió tiempo de repasar por la mente con quien podía compararlo, era la mujer más preciosa y sensual con la que alguna hubiera estado, no era que mi lista fuera demasiado larga pero no había comparación con absolutamente NADIE, ninguna de mis ex novias podía compararse con Cassandra, ni una sola de ellas.

Tomó asiento de mi lado, y demandante, se recostó a lo largo del sillón y me coloqué sobre ella soportando todo el peso de mi cuerpo con mis codos y mis rodillas que ahora se encontraban cada par a un costado de ella. Estiré apenas mi mano hacia donde estaba mi varita y cuando la toqué solo sirvió que pensara un "Knnox" para que las luces bajaran de intensidad ligeramente y nos dejaran en la penumbra de un ambiente acogedor y privado. "Quedate conmigo..." murmuró muy cerca de mi piel haciendo que mi espalda sintiera una ligera descarga eléctrica e inmediatamente besó mi cuello, la sujeté por el costado lateral del rostro y la miré, separando sus labios de mi piel. - No iré a ningún lugar...- contesté con el mismo nivel de voz mientras le sonreía tiernamente de medio lado para terminar depositando un corto y dulce beso en sus labios.

Cerré los ojos y volví a besarla, esta vez no fuí tan tierno, se podía sentir que en cada uno de mis movimientos había más que simple deseo, pero también se podía sentir esa parte de un hombre que quiere a una mujer solo para él y en la situación que nos encontrabamos, ella era solamente mía. Mi cuerpo estaba pegado al de ella completamente y poco a poco mis labios fueron tomando un camino que bajó hacia su mentón pasando por la comisura de sus labios, luego continuó por su cuello y prosiguió su camino hasta su clavícula en donde mis dientes dieron una ligera mordida a su piel. Mientras tanto mis manos había bajado hasta las piernas de Cassandra, que ahora desnudas eran más fácil de acariciar, y comenzaron a subir tortuosamente por ellas, una se desvió hacia un costado interno y fué subiendo muy lentamente con el tacto suave pero firme hasta que después de lo que me pareció una eternidad alcancé su pantaleta y continué subiendo por encima de ella hasta el límite en donde ésta comenzaba; mi otra mano había subido más rápido por su abdomen y ahora se encontraba justo con mis labios, que luego de morder su clavícula habían bajado por la línea central de su pecho y ahora delimitaban uno de sus pechos con la lengua mientras mi mano lo sujetaba. Mi respiración estaba mucho más que acelerada y mi corazón frenético. No necesitaba luz, ni tener los ojos abiertos para poder ver el cuerpo de Cassandra, porque lo estaba dibujando en mi mente, estaba registrando cada centímetro de ella en un lienzo de mi imaginación y la podía dibujar perfectamente con cada beso que le robaba a su piel. Mi cuerpo estaba completaente excitado, se contenía, no quería haber alcanzado tanto para devorarlo de un solo bocado, estaba degustando y extasiándome con su sabor, su olor... con toda ella.

Su respuesta me tranquilizo, y acepte el beso mas tierno que me habian dado en mi vida. El brillo en sus ojos verde esperanza me hizo recobrar la certeza de que lo que hacia era correcto. Mantener a Albus conmigo era la forma de que estuviera seguro. Que no se alejara por el Bosque. Que aquel terrible peligro que lo perseguia no se concretizara en algo real. Cerre los ojos y abri mi boca a la suya. Nuestras lenguas jugaron inquietas, y mis dedos recorrieron la musculatura de su espalda. La pasion que me entregaba me dejaba sin aliento. Cada uno de mis musculos respondia a su contacto, tanto asi que mi respiracion acelerada termino en un pequeño grito cuando sus dientes se enterraron en mi clavicula-. Ah...- .

Una de sus manos subia por mis piernas provocandome unas agradables cosquillas. Yo mordia mi labio tras su tacto, enterrando mis dedos en su cabello y sintiendo a la vez como su lengua se iba hacia uno de mis pechos. Estaba sin habla, con los ojos velados por la agradable sensacion de tener a Albus sobre mi. Abri mis piernas con la intencion de rodear su torso con ellas, y las enganche a la altura de sus caderas. El roce con la tela de su jeans me molesto, pero no queria separar la lengua de Albus de mi cuerpo. Era tan agradable-. Al...- lo llame interrumpiendolo un momento. Admire sus ojos y una sonrisa coqueta le devolvi con mis labios-. Eso me molesta...- le dije en tono de niña pequeña, haciendo un mohin y apuntandole los pantalones. Asi fue que me acomode con un codo para inclinarme hacia adelante, y con mi otra mano me dirigi hacia la pretina de su jeans. Tire de ella para aproximar su cadera con la mia, y al impacto de nuestras intimidades aun con la ropa puesta provoco que una risa leve se escapara de mi garganta. Sin sacar mis ojos de los suyos mis dedos se deshicieron de los botones, y con una lentitud abismante mis piernas que rodeaban sus caderas ayudaron a bajar su pantalon. Entonces lo acerque una vez mas a mi con el impulso de mis piernas.

Rei al volver a tener el cuerpo de Albus pegado al mio. El calor de su piel distanciaba todo el frio que me podia dar en una noche de otoño. Mi boca beso la comisura de sus labios y mordi su labio inferior de forma juguetona. Aquel miedo de a poco se desvanecia entre mis dedos, brindandome nuevamente la seguridad de que teniendo a Albus ahi todo iria bien. Era extraño, pero estando asi con Albus las cosquillas en mi bajo vientre parecian fuegos artificiales que no me eran extraños. Me daba la sensacion que habia soñado con esto. Con aquel momento, aquel instante en que alguien- un ser conocido para mi en el sueño, pero que al despertar no recordaba- me acariciaba de ese modo y me hacia sentir cosas que nunca antes habia sentido. Un deseo carnal que se unia con el emocional de cuidar lo que habia en mis manos. Jamas habia tenido tantos flashes de sueños estando despierta. Y la boca de Albus sobre la mia me brindaba todo aquello que siempre quise saber: que sucedia una vez que dormia.

Suspire al contacto de sus labios y mis piernas bajaron de sus caderas acariciando sus muslos. Lo queria cerca mio, lo mas cerca posible, y eso solo lo lograba uniendo mi cadera con la suya. Cada roce intimo sonrojaba mis mejillas y hacia enterrar mis uñas en la piel de su espalda. Gotas de sudor habian comenzado a bañar mi frente y la suya, y mi aliento se mezclaba con el de el cuando nuestros ojos se encontraban en esa penumbra.

El tren sonaba sobre los rieles, pero yo no lo oia con claridad. Solo escuchaba el palpitar de mi corazon y el recuerdo del bosque que nos habia rodeado en el sueño. El aullar del lobo se alejaba colina abajo. Y mis dientes mordieron el lobulo de la oreja de Al, justo antes que en mis recuerdos la luna llena fuera cubierta por una nube.

Podía no solo escuchar la respiración de Cass, la sentía en contra de mi ser, esos suaves ruidos que salían de su boca casi ahogados eran como un estímulo apropósito para que el momento siguiera subiendo de intensidad puesto que con cada ligero sonido procedente de sus labios me provocaba muchísmas cosas.

Con un sutil movimiento de piernas, ella me tomó con sus piernas y me rodeó en un acto que fué completamente sensual, quedé enmedio de ella y con las piernas así tenía más a mi alcance su intimidad, mi imaginación se estaba desbordando. Mordí apenas la punta de su pecho y la capturé con los labios tratando de no lastimarla hasta que me llamó por mi nombre y solté su piel volteando a verla, una sonrisa coqueta y femenina me respondió haciendo que sonriéra completamente aún con la mirada. Me deslicé hacia arriba nuevamente y la dejé que se hiciera cargo de mis jeans pero la ayudé a bajarlos por mis piernas.

Ahora neustras piernas estaban sumidas en una danza seductora en la que con cada roce iba grabando en mi mente la silueta de Cassandra más fija y perfectamente. En un instante nuestras intimidades se tocaron y un fenesi llegó a mis sentidos, mi cabeza estaba en blanco, no había absolutamente nada más que esa sensación de éxtasis que envolvía mi cuerpo entero, podía sentir como era que mi entrepierna estaba tan eufórica que aún con los jeans puestos podía notarse. Ahora que estaba solo con los boxers, la sensación de cercanía entre mi pelvis y la suya era tan sublime que me parecía una tortura que me mantuviera fuera de su alcance.

Sus piernas bajaron por mis muslos acariciando mi piel, mis converse ya estaban tirados en el suelo del tren y me encontraba descalzo. Lo único que podía formarse en mi cabeza además de la blancura universal era un constante "¿Porqué Cass, Porqué?" pero no había respuesta y no me atrevía a hacer esa pregunta en voz alta porque estaba seguro que de caminar por territorio indeciso ella despertaría de ese hermoso sueño que compartíamos y correría lo más lejos que pudiera hasta donde sus piernas la dejaran alejarse. Ese pensamiento me contrajo el estómago por eso traté de no pensar en nada y seguir disfrutando del momento y de la inexplicable forma de hacernos nuestros. Con cada roce de aquel lugar, sus uñas se aferraban a mi espalda y eso me exitaba más, estaba tan frenético que para mí no había anda más, solo estaba ella y era el fin.

Una de mis manos bajó hacia su estrepierna que comenzaba a rozar ya con un ritmo tortuoso con mi pelvis y mis dedos se colaron por encima de su ropa íntima pero llegaron justo a un lugar en donde supe que sentiría placer si era provocado correctamente, así que acaricié aquella área apenas rozándola en un inicio y mientras mi pelvis tomaba un ritmo más formado obligándola a moverse también, mis dedos intensificaban poco a poco el roce en su intimidad aún sin entrar por dentro de su pantaleta, sentí una mordida en el lóbulo de mi oreja y sonreí.

Nuestras miradas se encontraron "Te quiero, te quiero, TE QUIERO CASSANDRA!" mi mente gritaba pero mis labios callaban. Nuestros alientos se mezclaban atrozmente y mi corazón estaba tan desbocado que cualquier interrupción y se descompondría. Una de mis manos, la que estaba libre, subió rozando lo largo de su brazo delicadamente y llegó a su mejilla acariciándola en un ligero círculo con la yema de los dedos mientras que mis labios se fundían con los de ella. Un suave -Te quiero...- escapó de mis labios en medio de dos besos, un sutil "Te quiero" que no pudo quedarse solo en mi mente.

Un hormigueo suave nacia en mi estomago y se hacia paso por mis nervios hasta llegar a la punta de mis dedos. Jadeaba porque me faltaba el aliento, mis pulmones parecian colapsar, y mi corazon daba una carrera acelerada contra las leyes del tiempo. Cada roce con el cuerpo de Albus hacia un corte electrico en mi piel. Necesitaba mas de el. Mas de lo que me estaba dando. Necesitaba absolutamente todo.

Con ese pensamiento egoista percibi como su mano bajaba hacia mi entrepierna. La sangre se acumulo en mis mejillas y un nuevo gemido se escapo de mi garganta al sentir el tacto de su dedo. No pude evitarlo, y mi cadera se movio hacia arriba, asimilando ese toque que me habia vuelto loca nublando todos mis pensamientos, inclusos los recuerdos que de a poco se iban haciendo mas claros en mi cabeza. Su pelvis empujo la mia y fui consciente de que el estaba listo para entrar en mi en cualquier momento. La adrenalina de saber aquello hizo que mis dedos se hundieran aun mas en la piel de su espalda, buscando aquel contacto con desesperacion. Pero su tierno movimiento me obligo a mirarlo. Nuestros ojos se encontraron en la penumbra del vagon, y nuestros labios se hicieron uno antes de que las palabras que afloraron de su boca me dejaran sin aire alguno.

Habia soñado con eso, en algun momento que ya no recordaba. Esos ojos verde esmeralda me habian dicho te quiero y mi corazon habia latido tan fuerte que sentia que saldria de mi pecho hasta escapar a otra habitacion. Ese te quiero habia sonado tan dulce, tan real, tan perfecto que me quede sin habla. Y lo peor no era no saber que decir, sino que la respuesta hacia eco en mi cabeza como si un sueño nuevamente me estuviese envolviendo en sus garras obligandome a actuar. Asi, sin poder contener el impulso de mis deseos, nuestros labios se separaron un momento y yo dije con absoluta e irremediable (y peligrosa) seguridad-. Y yo a ti- justo antes de que mi boca se volviera a fundir con la suya y mi lengua tocara la de Albus queriendo robar su alma a traves del beso.

Mis manos bajaron por su espalda hacia los costados. Mis dedos se deleitaban con el calor de su piel, y lentamente se posaron en los lindes de su ropa interior. Meti mis dedos indices dentro de la prenda, y con fuerza comence a bajarla exigiendo lo que debia venir. No era solo mi cuerpo el que anhelaba que Albus entrara en mi despues del movimiento de sus dedos y de sus besos humedos. Tambien era mi alma que jugaba en conjunto con mis sueños, advirtiendome que lo que hacia era lo que estaba preescrito, que solo siendo atrapada por el podria descubrir mi propia libertad. Porque la culpa podia ser el principal causante del entierro. Y si Albus era preso de la pesadilla que me advertia su muerte, entonces la culpa viviria en mi. Lo haria hasta dejarme sin nada. Por lo que con aquel deseo latente fui bajando la ropa de Albus hasta hacerla desaparecer en juego con mis piernas. El estaba absolutamente desnudo sobre mi, y con ello una risa picarona se dibujo en mis labios antes de morder la punta de su nariz y besar seductoramene la comisura de su boca.

Porque el aire solo salia a bajos gemidos de mi garganta hacia el exterior. Y sentia que aquellas cosquillas se habian concentrado en el centro de mi intimidad con su roce. Mis dedos viajaron hacia su centro y lo rozaron, sintiendolo palpitar cuando lo tome con mi mano. Mi pulgar toco su punta y atrape sus labios en un beso.

El tren acortaba las distancias con el pueblo que estaba al otro lado del cerro. Y yo no queria llegar antes de terminar y saber que... nada de esto habia sido un sueño.

Mis palabras sonaron tan sinceras que no me arrepentí de haberlas dicho, me dí cuenta de que en el momento en el que estabamos ella también debía de sentir por mí lo mismo que yo por ella, si no lo sintiera ese momento se podría estar desarrollando de una manera tan diferente que habría mordidas y arañazos al por mayor, violentos, no tiernos y sensuales como los que había en ese momento. Tenía que ser.... Su corta respuesta me hizo sonreir y mientras me besaba no podía dejar de hacerlo. Sujeté su nuca con lmi mano que acarició su mejilla y su cabello se enrredó en ella.

Sus manos deseosas de seguir más y más bajaron mis boxers, la ayudé inclinando un poco la espalda para darle espacio y mientras ella se daba a la tarea de jalar aquella barrera, por mi parte bajé su pantaleta por sus piernas libremente para que nada nos separara y esa cálida agonía se intensificara porque mientras estabamos separados sentía que estaba en el infierno más irresistible en el que me pudiera encontrar.

Era lastímero sentir como su mano me sujetaba y comenzaba a darme más placer, un placer más corpóreo que el anterior, con el cual sentía como mi intimidad punzaba con fuerza y bombeara más sangre conforme mi corazón se aceleraba. Solo quería que ella sintiera el mayor placer de su vida, no sabía si ella se habría encontrado con alguien más en una situación como esta o si era aún casta pero no me importaba, solo quería que esa noche fuera inolvidable en su vida, que si moría mañana me recordara para siempre así, con esa electricidad entre los dos. Mi ego me decía que la hiciera mía de la manera más entera que pudiera, como ninguna otra persona en la vida pudiera hacerlo, y que nadie la tocara jamás con la suavidad y entrega con la que yo lo hacía.

Ahora que se encontraba completamente desnuda acaricié su intimidad por el exterior y poco a poco fuí introduciendo uno de mis dedos, con la misma lentitud con la que ella me hacía sufrir mientras me sujetaba. Por fín la yema de mi dedo se coló hasta el punto exacto de donde haría que su placer incrementara tan estratosféricamente que esos ligeros gemidos se convertirían en gritos de pasión que aumentarían al mismo tiempo el frenesi que tenía. Mi garganta dejaba escapar algunos gemidos varoniles y graves a causa del deleite que me ocasionaban los roces de Cassandra.

Comencé a mover mi dedo en círculos al rededor de esa área pasando entre cada tanto por encima de esa zona y apretando cada vez más el circulo hacia ella. Mientras tanto mis labios se encontraban nuevamente precipitandose por su cuello y bailando desacompasadamente por su pecho sintiendo como su respiración se entrecortaba esperando sentir que su voz exigiera más a cada momento. Estaba completamente listo para entrar en ella pero no lo haría aún, quería que gritara que quería más, que suplicara por más placer; intensifiqué los movimientos dentro de su intimidad, quería propinarle una dulce agonía.

En mi mente tenía un boceto completo de Cassandra. Perfecta y sin igual. No había comparación a nada de lo que hubiese vivido antes con nadie, esa noche contenía la magia más poderosa que jamás hubiera conocido, de esa magia que no se puede hacer con varita y que dura para siempre. No quería despertar, estaba seguro que aquello era un sueño, uno tan vívido que cuando me despertara y viera a Cass en el desayuno se me iría el hambre y luego de unas horas todo regresaría a la normalidad. Si eso era un sueño no quería despertarme nunca.

Mantenia los ojos abiertos para no perderme momento de los que sucedia, mientras seguian los viajes en mi mente hacia sueños que habia creido perdidos, y que ahora se aclaraban con el paso de las manos de Albus jugando con mi cuerpo. Un gemido audible y claro floto por el lugar desde mi garganta al exterior, y el aliento que broto con el fue a estrellarse a la piel del cuello de Albus antes de besarlo. Me sentia mas viva que nunca antes. Mis labios, deseosos del sabor de el, subieron desde su cuello hasta su menton, deteniendose en su boca. Las manos de Albus se sujetaban de mi cabello, y las mias se encontraban divididas, una acariciando su hombria y la otra subiendo y bajando por su espalda con una lentitud que contrariaba el movimiento de mis caderas por el placer que se habia apoderado de mis sentidos.

Todos los consejos que alguna vez me habian dado. Las conversaciones de sexo con mis amigas. Los dichos de Flo de lo que habia que hacer para no enamorarse... todo eso habia perdido significado. En ese instante mi interior mezclaba placer carnal y emocional como nunca antes habia sucedido. El dedo de Albus jugando en mi interior me producia unas cosquillas impactantes, y sus besos atormentaban mi alma. Los sueños se sumaban a mis sentimientos, y con ello mi mano hacia mas presion para intensificar los gemidos roncos de Albus que me decian que lo que estaba haciendo no iba mal, a pesar de que no estaba del todo segura si era lo correcto. ¿Su mirada no mentia?. Era algo que me preguntaba al notar que tras sus ojos brillantes no solo existia el deseo masculino y animal de buscar placer. Sus palabras habian dicho algo que, para personas como nosotros, significaba algo. Porque no eramos de los que decian te quiero solo por decirlo. No desperdiciabamos las palabras cuando las personas no la merecian. Y menos aun desperdiciabamos un te quiero vacio. Al menos yo jamas lo haria.

Sonrei a pesar de que mi respiracion ya se entrecortaba. Los labios de Albus bajaron por mi cuello, y los mios se abrieron en un nuevo gemido que parecia tener vida propia. Mi mano se enterro en la piel de su espalda y eleve mi rostro hacia su oido-. Ya esta...- murmure en un tono seco eclipsado por las cosquillas que sentia en mi piel. Bese su oido y acerque mi pelvis contra la suya, buscando el contacto de nuestras intimidades-. Me cuido, asi que no corremos peligro- agregue dibujando una sonrisa en mi rostro y echando mi cabeza nuevamente hacia atras. Mis ojos miraron los suyos y senti que mi corazon se detenia al toparme con su mirada. Sus dedos me podrian atormentar con cada caricia, pero lo que en ese instante los ojos de Albus- brillantes y deseosos- me hicieron sentir era algo indescriptible. Porque me dieron la total seguridad de que en su mente no pasaba nada mas que aquel momento y mi nombre. Que estaba consciente que quien estaba ahi, con el, era yo, y no solo un objeto de placer. Porque esa mirada la habia visto en la penumbra de uno de mis recuerdos, con el viento de la noche golpeando nuestras espaldas desnudas y el ulular de los arboles que anunciaban algo que jamas crei acontecer. Esa mirada tomo todo lo que de mi creia cierto y lo hizo polvo sin necesitar palabra alguna. Era por una mirada como esa que sabia que muchas de mis creencias estaban erroneas.

Y eso me dio un terrible miedo.

Un miedo que desaparecio en el preciso momento que mis labios se volvieron a fundir con los suyos, y en los que senti la punta de su hombria haciendose paso por mi interior. Todos mis nervios estaban atentos a esa union, y mi piel era rasgada por la presion de su paso hacia mi centro. Grite y cerre mis ojos recordando aquel placer que un sueño me habia mostrado. Sentia el latir del corazon de Albus adentrandose en mi como si de esa forma su corazon se entregara con el. Y a la vez mi corazon hacia presion en mi pecho acarolando mis mejillas y sumiendose en aquel extraño ensueño. Porque ahora no queria volver a despertar y encontrarme con el lobo y la oscuridad de la noche. Sino solo abrir los ojos y encontrarme con lo primero que vi al hacerlo: la mirada de Albus escrutando cada uno de mis gestos como si no quisiera mirar nunca nada mas.

Nunca, ni en uno de mis más locos sueños imaginé estar con Cassandra de esa manera, siempre me había gustado, pero era inevitable que pasar 6 años con la chica más hermosa del colegio no hicieran su efecto en mí, pero siempre la respeté y nunca la había visto como una mujer con la cual poder compartir algo como lo que estabamos viviendo en ese momento ella y yo. Cassandra estaba ahí y yo también ese instante era corpóreo y tan imperfecto que me fascinaba.

Sus uñas estaban arañando mi espalda intensificando mi líbido tenázmente. Mis besos pasaban por su piel pero un deseo magnético me hizo elevar la mirada hasta sus ojos y supe que en su mirada podría encontrar el fin de todo y no quería perderme ahí. Sentía como mis ojos respondían a los de ella como si tuvieran una comunicación muda, sabía que con una mirada podía decirle lo mucho que la deseaba pero más aún, lo mucho que la quería, todo aquello que no me atrevía a decir con palabras podía decírselo en aquella mirada. Había pasado por la línea que no debía de pasar y ahora me encontraba perdido en los encantos de Cassandra, no íba a poder salir de ahí tan fácilmente.

Seguí besándola, no podía contener todo lo que sentía y besarla ya no era suficiente, al escuchar como gemía mi deseo se desbordaba y acompañado de los movimientos de su mano en mi virilidad era imposible sentir que el mundo terminaba sumido en esa infinita gloria. "Cuanto te quiero Cassandra, no pares!" pensaba mientras mordía mi labio inferior arqueando la cabeza hacia atrás cuando ella pegó un grito de placer al sentir que nuestros cuerpos se fusionaban en uno mismo. Ni siquiera la había escuchado, no me detuve a analizar el porqué de su protección y no era que le supiera muchas parejas sexuales pero en ese momento era lo que menos importaba. Bajé la mirada hacia la de ella inmediatamente, mi frente tenía perlas de sudor a causa de la exitación y el frío del exterior del tren era olvido. Acerqué mi frente a la de ella pegandonos completamente mientras que mi cadera comenzaba con el mismo movimiento electrizante pero ahora las sensaciones eran mucho más intensas, con cada milímetro de mi cuerpo dentro de ella y el roce que provocaba una ráfaga de placer inundabla todo mi ser. Mi mirada estaba fija en la de ella, era tan transparente que no podía ocultar lo que me provocaba ese momento y era mucho más que placer carnal, era como si mi ser hubiera penetrado en el de ella y no quisiera irse nunca.

Los movimientos de mi pelvis comenzaban a intensificarse y la mano que tenía en su intimidad siguió en aquella zona rozando su zona erógena al ritmo de nuestros cuerpos. Mi respiración estaba tan profunda que para el silencio del vagón sonaba muy audible, todos mis sentidos estaban desdoblados y podía percibir cada partícula de Cassandra corresponder al momento en el que estabamos sumídos. - Te quiero Cass..- un beso - Te quiero tanto...- otro beso. La aferré a mi cuerpo con un brazo y la incorporé para quedar casi sentada en una posición más placentera. Seguí besándola, mordí su labio... sentí que mi corazón iba a explotar. Otro beso... era el fin. "No me dejes..."

Su frente se apoyo en la mia y senti como entraba del todo en mi. Un suspiro largo se escapo de mi garganta, y mantuve los ojos abiertos, para no perderme detalle de lo que sucedia. La sensacion que invadio mi cuerpo era de extasis y plenitud completa. Albus en mi era algo que nunca crei sentir, porque jamas estuvo en mis planes llegar a este momento con el. De hecho nunca habia estado en mis planes acostarme con alguien en especifico. Pero todo lo sucedido en mi vida parecia un puzzle cuya ultima pieza culminaba con lo que sucedia en ese instante. La virilidad de Albus tomandome con fuerza a cada movimiento de cadera, y mi cuerpo temblando a cada nuevo arranque de placer. Nuestros ojos mirandose como si pudiesemos quemarnos manteniendonos asi. Y era porque la mirada de Albus quemaba, derretia, y volvia a amoldar todo aquello que de miedo habia en mi. O al menos asi lo sentia mientras sus dedos seguian jugando en mi intimidad sin dejarme tregua para dejar de sentirme absolutamente inspirada a seguir con mi deseo.

Una de mis manos acariciaba el cabello de su nuca, y la otra se paseaba por su espalda evitando que mi cuerpo de alejara del suyo. Mis piernas completamente abiertas se enrollaban en su cadera. Y era consciente de que su respiracion se aceleraba, cosa que igual sucedia con la mia, obligandome a gemir cada vez que Albus entraba en mi interior con una fuerza que me aseguraba que de niño se habia vuelto un hombre. Nuestros ojos se poseian los unos a los otros, sin perderse detalle de los gestos de placer. La mandibula de Albus estaba tensa, y la vena de su cuello hinchada. Gotas de sudor humedecian su frente, y la mia no debia estar muy distinta a ello. Entonces, con sus ojos hundiendose en los mios, volvi a escuchar esas palabras que me robaron un beso. Su nombre salido de mis labios me llevo a sonreir. Y no me queje cuando con su fuerza me levanto hasta sentarme en su regazo, sin salir de mi interior. Estaba tan profundo que el grito que salio de mi garganta se sumo en el eco del mudo vagon.

El te quiero seguia rebotando en mi mente. Y durante un instante me quede quieta, acariciando con una de mis manos su rostro. Mi dedo bajo desde su mejilla hasta sus labios, sintiendo su suavidad. Y un suspiro se escapo de mi boca al admirar el rostro de Albus como jamas lo habia hecho-. Si lo sigues diciendo me lo voy a creer- respondi juguetonamente, mordiendo luego mi labio inferior y elevando mis caderas, para dejarlas caer una vez mas sobre el en un golpe que me hizo saber que nunca antes alguien habia estado tan dentro mio, tanto de mi cuerpo como de mi alma a la vez. Pose mis manos en sus hombros y marque el ritmo del vaiven que llevabamos. Mi boca se encamino hacia su cuello, y bese su piel dandole pequeños mordiscos, sin dejar de moverme sobre el. Cada nueva embestida me traia los recuerdos de ese sueño. Sus manos acariciando mi piel desnuda, y sus palabras recordandome que no se iba a ir. Que ya nada lo separaria de mis brazos, nisiquiera la muerte. La seguridad con la que hablaba el Albus de mis sueños que, minutos posteriores, vi morir. Y su roce electrizante se mezclaba con los tactos de la brisa.

Me abrace a el rodeandolo por el cuello. Mis pechos se pegaron a su torso y profundice aun mas nuestro encuentro. Ya no podia respirar, porque las cosquillas subian de mi vientre hasta llegar a los mas recondidos lugares de mi cuerpo. El placer comenzaba a eclipsar mi raciocinio, y con mi boca cercana a su oido solo gemia sin dejar de moverme, sabiendo que el momento final se aproximana, y que solo faltaban un par de suspiros para terminar agotada. Completa de Albus y, por primera vez en mi vida, con el corazon latiendo por algo mas que no fuera meramente adrenalina.

Aún había algo que se colocaba entre ella y yo, y eso era que nunca me gustaba ser el que diera más, y con ella extrañamente siempre terminaba siendo el que lo hacía. Una sonrisa un poco burlona se postró en mis labios ante su comentario juguetón pero esa parte venenosa que ambos teníamos y que nos había colocado en Slytherin estaba saliendo a flote, a pesar de todo el placer que estaba sintiendo traté de mantenerme cauto. Sonreí más ampliamente y mordí luego mi labio inferior en una mueca de satisfacción a medias y cierta patanería.

Los movimientos de Cassandra, que ahora tomaba el control y se aferraba a mi espalda para no caer hacia atrás, se vieron cesados por mí, ya que solté su espalda y coloqué mi mano sobre su cadera minimizando los movimientos que ya eran demasiado rápidos y que estaban a punto de hacer que hubiera una explosión de placer dentro de mí. Acompasé sus movimientos volviéndolos más lentos, sufriendo yo también el cambio de ritmo puesto que con ese roce lento solo deseaba acelerar y terminar acostado sobre ella con el corazón desbocado pero, solo profundicé los movimientos, haciéndo que me deseara más, era un placer tortuoso esa lentitud. Me abrumaba.

Mi rostro estaba a la altura de su pecho y sentía el aire caliente rebotando de mi nariz a mi rostro - Dilo..- demandé mientras mis dedos se movían ahora más rápido en su entrepierna y alentaba más los movimientos de nuestras caderas. Cerré los ojos tratando de pensar en cualquier cosa externa a lo que le pedía o lo más probable sería que terminara con el acto en ese momento.

Mi corazón sonaba en mis oídos y se sentía en mi garganta con tanta energía que seguramente no me despertaría en dos días y me llevaría una semana reponerme.