El último vuelo de la golondrina -Nott's-
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El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Domingo 14 de octubre, 6: 30 pm
Aquella tarde de domingo una rubia se asomaba por la ventana de su mansión, esa mansión que aunque habían heredado de la familia de su esposo, ella había llenado de amor y de alegría, no había sido fácil al principio por que en las familias puras muy pocas veces las jóvenes deciden ellas mismas que día casarse y con quien. Si bien era cierto ella había topado con suerte de que la comprometiesen con el hombre que había amado toda su vida, sabía el caso de muchas que se habían tenido que casar con hombres a los que odiaban y que con el tiempo los odiaban cada vez más. Qué suerte que esos días en los que temía por su futuro cuando le habían "presentado" a su prometido: Theodore Nott.
¿Que preocupaba a la rubia?, el tener que anunciarle a su hija aquella noticia, cuando se lo habían contado sus ojos se habían llenado de lágrimas por que aquella noticia echaría a perder todo lo que habían logrado juntas. Aquella tarde de café hacía un tiempo se iría, y de nuevo la hostilidad aparecería enmarañando cada sentimiento de ambas.
-Amor- Se escuchó por primera vez en toda la tarde la voz de Daphne, dirigiéndose a su marido que tenía un rostro de tranquilidad, que ella misma estaba envidiando en ese momento. Se acerco suavemente a él sintiendo como aquella suave tela costosa se deslizaba entre sus piernas con demasiada elegancia. - Aún me siento un poco inquieta, conoces a Cassie demasiado bien como para saber que no aceptara-
No se atrevía aún a decir esa palabra en voz alta, compromiso, su hija estaba comprometida en matrimonio. Como todas las hijas de los sangre pura, ella sabía que le estaba cortando las alas de su libertad, y que Cassandra no le perdonaría eso jamás; tomó el rostro de su amado esposo entre sus manos con delicadeza, esperando que en algún momento pudiera vislumbrar una pequeña muestra de duda, de tristeza por lo que harían. Necesitaba sentir que su marido era un ser humano capaz de temer, porque eso era lo que la hacía estremecerse por completo, quería echarse a llorar en los brazos de su marido, pero sabía que esto era lo mejor para la familia Nott, que era lo mejor para Cassandra, aunque ella jamás lo entendería.
-Theo- Le susurró suavemente mientras se levantaba caminando una vez más hacia la ventana con tanto cuidado que el verla caminar demostraba que era una dama de sociedad. Aunque estaba odiando lo que harían, sabía interiormente que era la única manera de que Cassandra se convirtiese en la dama que Daphne había soñado. -Tienes razón- Dijo volteándose para mirarlo por primera vez entendiéndolo. -Esto es lo mejor para Cassandra, somos sus padres y siempre tomaremos decisiones que sean para su propio bien, lo entienda o no-
Por fin la valentía había vuelto al cuerpo de la rubia, ella era una Greengrass y siempre habían optado por el mantener la pureza de la sangre, y se temía que al dejar la decisión en manos de Cassandra esta terminara casándose con un sangre sucia. Y manchando para siempre su pureza.
Le sonrió a su marido con ternura, mientras estiraba su mano donde estaba su anillo de matrimonio, para que este la tomará. -Es hora de bajar- Alcanzó a decir mientras la mano de su amor aprisionaba la suya dandole todas las fuerzas que necesitaba para lo que les esperaba.
Aquella tarde de domingo una rubia se asomaba por la ventana de su mansión, esa mansión que aunque habían heredado de la familia de su esposo, ella había llenado de amor y de alegría, no había sido fácil al principio por que en las familias puras muy pocas veces las jóvenes deciden ellas mismas que día casarse y con quien. Si bien era cierto ella había topado con suerte de que la comprometiesen con el hombre que había amado toda su vida, sabía el caso de muchas que se habían tenido que casar con hombres a los que odiaban y que con el tiempo los odiaban cada vez más. Qué suerte que esos días en los que temía por su futuro cuando le habían "presentado" a su prometido: Theodore Nott.
¿Que preocupaba a la rubia?, el tener que anunciarle a su hija aquella noticia, cuando se lo habían contado sus ojos se habían llenado de lágrimas por que aquella noticia echaría a perder todo lo que habían logrado juntas. Aquella tarde de café hacía un tiempo se iría, y de nuevo la hostilidad aparecería enmarañando cada sentimiento de ambas.
-Amor- Se escuchó por primera vez en toda la tarde la voz de Daphne, dirigiéndose a su marido que tenía un rostro de tranquilidad, que ella misma estaba envidiando en ese momento. Se acerco suavemente a él sintiendo como aquella suave tela costosa se deslizaba entre sus piernas con demasiada elegancia. - Aún me siento un poco inquieta, conoces a Cassie demasiado bien como para saber que no aceptara-
No se atrevía aún a decir esa palabra en voz alta, compromiso, su hija estaba comprometida en matrimonio. Como todas las hijas de los sangre pura, ella sabía que le estaba cortando las alas de su libertad, y que Cassandra no le perdonaría eso jamás; tomó el rostro de su amado esposo entre sus manos con delicadeza, esperando que en algún momento pudiera vislumbrar una pequeña muestra de duda, de tristeza por lo que harían. Necesitaba sentir que su marido era un ser humano capaz de temer, porque eso era lo que la hacía estremecerse por completo, quería echarse a llorar en los brazos de su marido, pero sabía que esto era lo mejor para la familia Nott, que era lo mejor para Cassandra, aunque ella jamás lo entendería.
-Theo- Le susurró suavemente mientras se levantaba caminando una vez más hacia la ventana con tanto cuidado que el verla caminar demostraba que era una dama de sociedad. Aunque estaba odiando lo que harían, sabía interiormente que era la única manera de que Cassandra se convirtiese en la dama que Daphne había soñado. -Tienes razón- Dijo volteándose para mirarlo por primera vez entendiéndolo. -Esto es lo mejor para Cassandra, somos sus padres y siempre tomaremos decisiones que sean para su propio bien, lo entienda o no-
Por fin la valentía había vuelto al cuerpo de la rubia, ella era una Greengrass y siempre habían optado por el mantener la pureza de la sangre, y se temía que al dejar la decisión en manos de Cassandra esta terminara casándose con un sangre sucia. Y manchando para siempre su pureza.
Le sonrió a su marido con ternura, mientras estiraba su mano donde estaba su anillo de matrimonio, para que este la tomará. -Es hora de bajar- Alcanzó a decir mientras la mano de su amor aprisionaba la suya dandole todas las fuerzas que necesitaba para lo que les esperaba.
Daphne Nott- Mensajes : 45
Puntos de Canje : 74869
Fecha de inscripción : 01/04/2011
Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Sí, sabía a la perfección lo que pasaba por la cabeza de Daphne. Todo el día la había notado distante al mundo, con la mirada perdida en cualquier objeto, sin decir palabra alguna desde hace algunas horas ya. No quería decirle nada, pues no tenía nada que decir, la decisión ya estaba tomada y estaba seguro de que ella estaba en total acuerdo conmigo, a pesar de que por su cabeza de ella pasaran algunas dudas.
No habían preparado algo en especial para hacerle saber a Cassandra sobre lo de su compromiso. Aún no estaba seguro de en qué momento de la cena se lo diría a mi hija, quizás después de la cena para que le cayera pesada o antes del postre para que le supiera a medicina amarga. Desde el día de su encuentro en el despacho con la pequeña rubia, supe que habría guerra entre los dos y por supuesto que yo no se dejaría vencer fácilmente por su hija, aunque muy en el fondo de su corazón quería que todo eso terminara.
Me encontraba sentado en su cama con la espalda recargada en la cabecera. Entre mis manos sostenía un libro que trataba sobre políticas de seguridad mágica de algunos países de Europa del este. Cada tanto miraba a mi esposa de espaldas asomándose por la ventana. Mientras cambiaba de hoja la voz de Daphne llegó a mis oídos y la miré de reojo. Noté como se acercaba y se sentaba a un lado mío, sentí sus suaves manos tocar mi rostro pero no le sonreí, le sostuve la mirada de forma tranquila.
Mis labios no se separaron ni una sola vez para contestarle y la vi alejarse nuevamente hacia la ventana. Las palabras de Daphne llegaron solas y sonreí. Me levanté de cama y caminé hasta quedar frente al tocador. Miré mi rostro y pensé en las palabras que Cassandra había usado en mi hace tiempo ya ¿En verdad estaba viendo al espejo el reflejo de un demonio?, ¿a un ser que no tenía corazón?. De pensar en eso miles de escalofríos recorrían mi cuerpo entero. Lo único que quería para Cassandra era asegurarle una vida sin preocupación alguna, que viviera pensando en que todo está bien y que nada hace falta.
Mientras estaba allí de pie miré a Daphne a través del espejo. Recordaba con alegría el día en que mi padre me había llevado hasta la casa de los Greengrass a pedir su mano. Ese día no estaba para nada nervioso, no sentía preocupación alguna, me sentía ajeno a los problemas del mundo, pues sabía que ese día empezaría a realizarse uno de mis sueños. Sí, estar con la mujer que amaba, que amo y que amaré, juntos sin importar qué.
La voz de mi esposa me sacó esos pensamientos y lo único que pude hacer fue asentir con un rostro algo serio. Nos tomamos de la mano y salimos de la habitación, caminamos en silencio hasta llegar hasta las escaleras y antes de que algunos de los empezara a bajar, la solté de la mano y la abracé, colocando mis manos sobre su espalda y acercando mis labios a su oreja izquierda –La decisión ya está tomada Daphne– dije sin más –Como tu lo dijiste hace unos momentos, es lo mejor para nuestra hija al igual que para nuestra estirpe– y dicho eso bajamos las escaleras.
No habían preparado algo en especial para hacerle saber a Cassandra sobre lo de su compromiso. Aún no estaba seguro de en qué momento de la cena se lo diría a mi hija, quizás después de la cena para que le cayera pesada o antes del postre para que le supiera a medicina amarga. Desde el día de su encuentro en el despacho con la pequeña rubia, supe que habría guerra entre los dos y por supuesto que yo no se dejaría vencer fácilmente por su hija, aunque muy en el fondo de su corazón quería que todo eso terminara.
Me encontraba sentado en su cama con la espalda recargada en la cabecera. Entre mis manos sostenía un libro que trataba sobre políticas de seguridad mágica de algunos países de Europa del este. Cada tanto miraba a mi esposa de espaldas asomándose por la ventana. Mientras cambiaba de hoja la voz de Daphne llegó a mis oídos y la miré de reojo. Noté como se acercaba y se sentaba a un lado mío, sentí sus suaves manos tocar mi rostro pero no le sonreí, le sostuve la mirada de forma tranquila.
Mis labios no se separaron ni una sola vez para contestarle y la vi alejarse nuevamente hacia la ventana. Las palabras de Daphne llegaron solas y sonreí. Me levanté de cama y caminé hasta quedar frente al tocador. Miré mi rostro y pensé en las palabras que Cassandra había usado en mi hace tiempo ya ¿En verdad estaba viendo al espejo el reflejo de un demonio?, ¿a un ser que no tenía corazón?. De pensar en eso miles de escalofríos recorrían mi cuerpo entero. Lo único que quería para Cassandra era asegurarle una vida sin preocupación alguna, que viviera pensando en que todo está bien y que nada hace falta.
Mientras estaba allí de pie miré a Daphne a través del espejo. Recordaba con alegría el día en que mi padre me había llevado hasta la casa de los Greengrass a pedir su mano. Ese día no estaba para nada nervioso, no sentía preocupación alguna, me sentía ajeno a los problemas del mundo, pues sabía que ese día empezaría a realizarse uno de mis sueños. Sí, estar con la mujer que amaba, que amo y que amaré, juntos sin importar qué.
La voz de mi esposa me sacó esos pensamientos y lo único que pude hacer fue asentir con un rostro algo serio. Nos tomamos de la mano y salimos de la habitación, caminamos en silencio hasta llegar hasta las escaleras y antes de que algunos de los empezara a bajar, la solté de la mano y la abracé, colocando mis manos sobre su espalda y acercando mis labios a su oreja izquierda –La decisión ya está tomada Daphne– dije sin más –Como tu lo dijiste hace unos momentos, es lo mejor para nuestra hija al igual que para nuestra estirpe– y dicho eso bajamos las escaleras.
Theodore A. Nott- Puesto en el Ministerio
Neo-Mortífago - Mensajes : 68
Puntos de Canje : 74665
Fecha de inscripción : 19/03/2011
Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
El porque mis padres me invitaban a cenar un domingo cualquiera era una cosa curiosa. Que yo supiera no habia nada en especial que celebrar, y menos aun alguna buena noticia o evento para que se les ocurriera hacer una cena familiar. Las cartas, al respecto, no me señalaban nada concreto, o al menos nada que a mi se me pudiera ocurrir leyendolas. Tenia curiosidad, sin embargo igual me habria zafado de la invitacion si hubiese podido... pero sabia que mi padre era capaz de ir a buscarme al colegio si osaba no aparecer por alla.
Con McGonagall se hicieron los arreglos para salir de Hogwart. Como iba a ver a mis padres decidi no arreglarme. Jeans, una camiseta blanca, una chaqueta negra, y listo, nada fuera de lo comun. Hace años ya que no me ponia vestido para las cenas familiares. Tome mi cartera con mi varita, y me dirigi donde la directora, quien me daria un permiso especial para aparecer en la chimenea de mi hogar. No estaba segura si Theo tambien debia aparecer por ahi, pero al llegar donde McGonagall ella estaba sola, y sin mucho preambulo me ayudo a salir de ahi-. Saludo a sus padres, Señorita Nott- me dijo en un tono frio. Yo solo emane un suspiro en respuesta. Para la directora no era secreto que la relacion con mis padres era peor que una guerra fria.
Con McGonagall se hicieron los arreglos para salir de Hogwart. Como iba a ver a mis padres decidi no arreglarme. Jeans, una camiseta blanca, una chaqueta negra, y listo, nada fuera de lo comun. Hace años ya que no me ponia vestido para las cenas familiares. Tome mi cartera con mi varita, y me dirigi donde la directora, quien me daria un permiso especial para aparecer en la chimenea de mi hogar. No estaba segura si Theo tambien debia aparecer por ahi, pero al llegar donde McGonagall ella estaba sola, y sin mucho preambulo me ayudo a salir de ahi-. Saludo a sus padres, Señorita Nott- me dijo en un tono frio. Yo solo emane un suspiro en respuesta. Para la directora no era secreto que la relacion con mis padres era peor que una guerra fria.
La Sala de la Mansion Nott me parecio tan familiar y fria como siempre. Las ventanas altas y el atardecer del sol a traves de ella daba a los muebles un tono anaranjado. Saque un pie de la chimenea y un elfo domestico aparecio-. Señorita Cassandra, pase al comedor- dijo dando una reverencia hasta el suelo. Yo asenti y camine indolente hacia el comedor, donde la mesa estaba puesta como si fuera un banquete, y las velas titilaban mientras caminaba hasta sentarme donde siempre, al lado derecho de mi madre.
Al escuchar los pasos que llegaban no levante mi vista aun, pegada en el fuego de las velas. Desde ahi podia sentir el aroma del perfume de mi madre. Alce mi vista con lentitud y observe a la pareja Nott sin ninguna pizca de emocion en el rostro. Aunque al llevar mi mirada de mi padre hacia mi madre, le sonrei levemente a ella, sin ponerme de pie-. McGonagall les manda saludos- le comente posando la servilleta de genero sobre mis piernas-. ¿Y, a que se debe esto?- pregunte a bocajarro sin mirar a mi padre, solo mirando a mi madre. Verlo me recordo lo sucedido en el verano, y antes de verlo no me hbia dado cuenta que ese recuerdo aun dolia. El orgullo estaba herido, mas herido de lo que habia creido posible.
Cassandra NottSLYTHERIN - Mensajes : 703
Puntos de Canje : 74681
Fecha de inscripción : 19/03/2011
Localización : En un lugar que nunca adivinarás
Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Daphne asintió ante la última frase de su esposo, mientras empezaban a bajar tomada ella de su brazo hacia el comedor, desde arriba podía observarse cada detalle mandado a hacer pulcramente por ella. En cuanto empezaron a bajar una voz chillona llegó hasta los oidos del matrimonio Nott. -La señorita Cassandra esta aqui, amos- Como era la costumbre ni siquiera voltearon a ver a aquel ser de la servidumbre que les había hablado, no merecía su atención, por que toda ella estaba enfocada en buscar las palabras perfectas con las que se dirigirian a su hija. Agradeció al cielo al menos no estar sola en esto, Theodore siempre había sido todo lo que ella necesitaba al lado para recuperar las fuerzas.
Al ver a Cassandra intento no demostrar ninguna emoción, ni una pisca de sus sentimientos, sin embargo al verla sonreírle, inclinó levemente la cabeza hacia ella, escuchó sus palabras, mientras tomaba asiento en su lugar. -Enviale muchos saludos de nuestra parte cuando regreses- Bien sabia Daphne que la señora Directora no tenía un especial afecto hacia ellos, pero ya que se había portado tan educada no le quedo más que devolver el acto. Inclinó la boca con un poco de desagrado al ver como iba vestida su hija, era una suerte que no hubiesen invitado a la familia del muchacho, la rubia jamás se permitiría que su hija fuese vista en esos harapos.
Estaba la rubia mayor colocando su servilleta en sus piernas cuando la pregunta directa de su hija la hizo levantar la vista, y dirigirla hacia su marido, que de inmediato le indicó que lo harían después, era lo bueno de tantos años de matrimonio, no hacían falta las palabras. -Cassandra solo cenemos, ya luego tendremos tiempo para hablar, no es así mi amor- Su mano un tanto helada busco suavemente la de su esposo, solo para recuperar el aliento, al tocarlo le sonrió.
-Pueden traer la entrada- Informó a la elfina, indicandole que era el momento preciso para empezar a cenar, de inmediato las elfinas pusieron los platos de bignole al gorgonzola para cada uno de los miembros, Daphne miro con detenimiento la comida antes de probarla, cerró los ojos suavemente, le hubiese gustado preparar a ella misma cada elemento de la cena, pero no había dispuesto del tiempo, levantó la mirada hacia Cassandra que intentaba no mirar a su padre. -¿Como esta la escuela, que tal esta Theo?- Preguntó por primera vez en su vida, para evitar el silencio, por que sabía que eso tensaria más a Cassie y la necesitaba dispuesta a escuchar.
Al ver a Cassandra intento no demostrar ninguna emoción, ni una pisca de sus sentimientos, sin embargo al verla sonreírle, inclinó levemente la cabeza hacia ella, escuchó sus palabras, mientras tomaba asiento en su lugar. -Enviale muchos saludos de nuestra parte cuando regreses- Bien sabia Daphne que la señora Directora no tenía un especial afecto hacia ellos, pero ya que se había portado tan educada no le quedo más que devolver el acto. Inclinó la boca con un poco de desagrado al ver como iba vestida su hija, era una suerte que no hubiesen invitado a la familia del muchacho, la rubia jamás se permitiría que su hija fuese vista en esos harapos.
Estaba la rubia mayor colocando su servilleta en sus piernas cuando la pregunta directa de su hija la hizo levantar la vista, y dirigirla hacia su marido, que de inmediato le indicó que lo harían después, era lo bueno de tantos años de matrimonio, no hacían falta las palabras. -Cassandra solo cenemos, ya luego tendremos tiempo para hablar, no es así mi amor- Su mano un tanto helada busco suavemente la de su esposo, solo para recuperar el aliento, al tocarlo le sonrió.
-Pueden traer la entrada- Informó a la elfina, indicandole que era el momento preciso para empezar a cenar, de inmediato las elfinas pusieron los platos de bignole al gorgonzola para cada uno de los miembros, Daphne miro con detenimiento la comida antes de probarla, cerró los ojos suavemente, le hubiese gustado preparar a ella misma cada elemento de la cena, pero no había dispuesto del tiempo, levantó la mirada hacia Cassandra que intentaba no mirar a su padre. -¿Como esta la escuela, que tal esta Theo?- Preguntó por primera vez en su vida, para evitar el silencio, por que sabía que eso tensaria más a Cassie y la necesitaba dispuesta a escuchar.
Daphne Nott- Mensajes : 45
Puntos de Canje : 74869
Fecha de inscripción : 01/04/2011
Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Estoy bien .- contesta a la pregunta que con seguridad iba para su hermana con una calma digna de admirar para alguien que llega a un lugar sin invitación exclusiva. Le roba así la respuesta a Cass, haciendo acto de presencia allí por medio de una sútil aparición. Sabía que la cena era familiar pero a él no le llegó ni una lechuza informándole que debía estar allá para comer con sus padres y su hermana mayor. Sólo lo supo cuando siguió a su hermana y a McGonagall sin que ni la una ni la otra se enterase hasta la oficina de directores que alguna vez fue de Albus Dumbledore. Realmente era un verdadero ninja cuando se lo proponía. Está seguro que recién ahora deben notar de su ausentismo en la Torre de Ravenclaw.
Le fue realmente facil, después de eso, esperar a que la ex profesora de transformaciones se fuera para él poder irse a la mansión Nott de la misma manera que su hrmana lo había hecho. La seguridad de Hogwarts era un ínfimo detalle para quien sabía como sabotearla sin dejar de pasar desapercibido. Después de todos de los buenos alumnos no sospechaban. Y aunque Theodore tuvirea ciertas tendencias, era uno de ellos.
En fin, estaba cien por ciento seguro de que sus padres tramaban algo y ese algo tenía que ver con Cassandra. No le tomó demasiado tiempo darse cuenta de que seguramente era algún tipo de "correctivo" para la oveja negra de la familia y realmente quería estar presente para saber cual era y por que motivo lo delegaban de esa manera, como si él fuera demasiado pequeño para escuchar, cuando a sus quince años sabe más de lo que debería saber para continuar con vida.
La elfina doméstica corre a buscar cosas a la cocina para colocar un nuevo puesto al joven amo, ganándose de paso una mirada de Theo que claramente quería que ésta se apresurara. Sin esperar a que esta llegue devuelta, se sienta al lado desocupado de la gran mesa que había en aquella habitación que era algo más que sólo lujosa. Ni sonríe ni saluda, sólo les mira a cada uno.
Aprové el examén de aparición .- comenta al aire luego de que la elfina había abandonado la habitación. Pero eso era algo que sus padres a esas alturas ya debían de saber y estaba demás. Al parecer esa noche la tranquilidad habitual del joven Ravenclaw había quedado en el castillo al igual que toda su ropa y sus compañeros de casa.
Le fue realmente facil, después de eso, esperar a que la ex profesora de transformaciones se fuera para él poder irse a la mansión Nott de la misma manera que su hrmana lo había hecho. La seguridad de Hogwarts era un ínfimo detalle para quien sabía como sabotearla sin dejar de pasar desapercibido. Después de todos de los buenos alumnos no sospechaban. Y aunque Theodore tuvirea ciertas tendencias, era uno de ellos.
En fin, estaba cien por ciento seguro de que sus padres tramaban algo y ese algo tenía que ver con Cassandra. No le tomó demasiado tiempo darse cuenta de que seguramente era algún tipo de "correctivo" para la oveja negra de la familia y realmente quería estar presente para saber cual era y por que motivo lo delegaban de esa manera, como si él fuera demasiado pequeño para escuchar, cuando a sus quince años sabe más de lo que debería saber para continuar con vida.
La elfina doméstica corre a buscar cosas a la cocina para colocar un nuevo puesto al joven amo, ganándose de paso una mirada de Theo que claramente quería que ésta se apresurara. Sin esperar a que esta llegue devuelta, se sienta al lado desocupado de la gran mesa que había en aquella habitación que era algo más que sólo lujosa. Ni sonríe ni saluda, sólo les mira a cada uno.
Aprové el examén de aparición .- comenta al aire luego de que la elfina había abandonado la habitación. Pero eso era algo que sus padres a esas alturas ya debían de saber y estaba demás. Al parecer esa noche la tranquilidad habitual del joven Ravenclaw había quedado en el castillo al igual que toda su ropa y sus compañeros de casa.
Theodore Nott Jr.RAVENCLAW - Mensajes : 10
Puntos de Canje : 73004
Fecha de inscripción : 28/07/2011
Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Empezábamos a bajar con mucha calma las escaleras principales. Todo estaba tan calmado y el silencio habitual era interrumpido apenas por nuestro peso en los escalones al bajar. La voz aguda de un elfo doméstico nos hizo saber que Cassandra estaba ya en casa, quizás esperaba sentada en el comedor familiar y no en el principal, que era de uso exclusivo para reuniones especiales con invitados importantes. No tenía idea si mi hija sospechaba lo que teníamos para ella, pero de algo sí estaba seguro y eso era la reacción que tomaría. Cassandra al igual que yo, nunca gustó de ser controlada, pero la diferencia es que yo tenía que acatar las órdenes bajo la vigilancia de un estricto padre que era peor que un monstruo. Si Cassandra supiera al meno, un poco de lo que viví yo a su edad, quizás me entendería.
Yo no era como mi padre, o al menos no era tan parecido a él. Los que me conocieran y también al viejo Nott, sabrían apreciar a simple vista que yo me tomaba las cosas con más calma y que no estaba tan obsesionado con el protocolo y el buen comportamiento, de lo contrario, hubiera estallado en gritos a ver la pobre vestimenta de Cassandra la cual como supuse, estaba ya en el comedor esperando a que la cena diera inicio, además de que le hubiera dado un cordial saludo diciéndole que cómo tenía el atrevimiento de saludar primero a su madre, aunque haya sido una simple sonrisa, pasando de mí como si fuera la brisa que trae consigo el cuerpo de mi esposa. –Gracias por los saludos, regrésaselos cuando vuelvas– le dije sin importarme si me había escuchado o no.
Tomamos asiento en nuestros lugares correspondientes. Ayudé a Daphne a sentarse, jalando su silla hacia atrás para después acercársela para que pudiera sentarse. Cuando así lo hizo ella, toqué ligeramente sus hombros y pasé a mi lugar, en el cual estaban dos elfos domésticos esperando a que me sentara para poder acercarme la silla. Ya sentado unos de ellos tomó con sus temblorosos dedos una servilleta, la cual colocó sobre mi regazo. Sin verlo le hice un ademán para que se retirara, el mismo que hace uno para alejar un bicho volador que molesta e irrita con su sola presencia. Escuché la pregunta de Daphne sobre nuestro hijo y antes de que Cassandra abriera la boca para responder, la voz de Theodore resonó en el comedor.
Lo miré de arriba abajo, viéndolo con su uniforme y su placa de Ravenclaw sobre su túnica. No lo saludé, ni siquiera le demostré una sonrisa que significaría cuando me alegraba de verlo. Theodore había demostrado, con el paso de los años, que sería él quien diera al apellido Nott más renombre y más importancia ante la sociedad mágica, pues Cassandra hasta ahora, intentaba hacer todo lo contrario con su mal comportamiento. –Felicidades Theodore– le dije –El examinador nos hizo llegar una lechuza donde ponía que habías tenido un desempeño impecable– comenté viendo a mi esposa para sonreírle. La elfina volvió a entrar con otro elfo más que llevaba consigo la vajilla y cubiertos. Los miré de forma aburrida, dándoles a entender que se apuraran pues me irritaba verlos.
Mi atención cambió de mi hijo a Cassandra –¿Cómo vas en el colegio Cassandra?– le pregunté esperando que me contestara, pues no quería empezar con mal sabor la cena. –Hace mucho que no veo a Adhara…– comenté –Deberías invitarla a casa algún fin de semana o en las próximas vacaciones–. A pesar de que la amiga de mi hija fuera un poco como ella, sabía que era una buena chica, y que quizás ella podía hacer que Cassandra entrara en razón en cuanto a su comportamiento.
Yo no era como mi padre, o al menos no era tan parecido a él. Los que me conocieran y también al viejo Nott, sabrían apreciar a simple vista que yo me tomaba las cosas con más calma y que no estaba tan obsesionado con el protocolo y el buen comportamiento, de lo contrario, hubiera estallado en gritos a ver la pobre vestimenta de Cassandra la cual como supuse, estaba ya en el comedor esperando a que la cena diera inicio, además de que le hubiera dado un cordial saludo diciéndole que cómo tenía el atrevimiento de saludar primero a su madre, aunque haya sido una simple sonrisa, pasando de mí como si fuera la brisa que trae consigo el cuerpo de mi esposa. –Gracias por los saludos, regrésaselos cuando vuelvas– le dije sin importarme si me había escuchado o no.
Tomamos asiento en nuestros lugares correspondientes. Ayudé a Daphne a sentarse, jalando su silla hacia atrás para después acercársela para que pudiera sentarse. Cuando así lo hizo ella, toqué ligeramente sus hombros y pasé a mi lugar, en el cual estaban dos elfos domésticos esperando a que me sentara para poder acercarme la silla. Ya sentado unos de ellos tomó con sus temblorosos dedos una servilleta, la cual colocó sobre mi regazo. Sin verlo le hice un ademán para que se retirara, el mismo que hace uno para alejar un bicho volador que molesta e irrita con su sola presencia. Escuché la pregunta de Daphne sobre nuestro hijo y antes de que Cassandra abriera la boca para responder, la voz de Theodore resonó en el comedor.
Lo miré de arriba abajo, viéndolo con su uniforme y su placa de Ravenclaw sobre su túnica. No lo saludé, ni siquiera le demostré una sonrisa que significaría cuando me alegraba de verlo. Theodore había demostrado, con el paso de los años, que sería él quien diera al apellido Nott más renombre y más importancia ante la sociedad mágica, pues Cassandra hasta ahora, intentaba hacer todo lo contrario con su mal comportamiento. –Felicidades Theodore– le dije –El examinador nos hizo llegar una lechuza donde ponía que habías tenido un desempeño impecable– comenté viendo a mi esposa para sonreírle. La elfina volvió a entrar con otro elfo más que llevaba consigo la vajilla y cubiertos. Los miré de forma aburrida, dándoles a entender que se apuraran pues me irritaba verlos.
Mi atención cambió de mi hijo a Cassandra –¿Cómo vas en el colegio Cassandra?– le pregunté esperando que me contestara, pues no quería empezar con mal sabor la cena. –Hace mucho que no veo a Adhara…– comenté –Deberías invitarla a casa algún fin de semana o en las próximas vacaciones–. A pesar de que la amiga de mi hija fuera un poco como ella, sabía que era una buena chica, y que quizás ella podía hacer que Cassandra entrara en razón en cuanto a su comportamiento.
Theodore A. Nott- Puesto en el Ministerio
Neo-Mortífago - Mensajes : 68
Puntos de Canje : 74665
Fecha de inscripción : 19/03/2011
Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Siempre me había preguntado qué podía tener mi madre que provocaba en mi padre ese trato tan suave y caballeroso. Muchas veces creía que sólo era parte de la crianza de Theodore Nott, pues antiguamente ser caballero era una premisa, hoy era un plus de algunos chicos. Sin embargo conmigo mi padre nunca había tenido tal trato. O al menos había olvidado aquella parte de nuestra relación, ya que lo sucedido en el verano recién pasado había eliminado todo recuerdo gratificante de él en mi memoria.
Antes de poder responder a la pregunta de mi madre, mi propio hermano hizo su aparición respondiéndola. Le eché una leve mirada a su porte elegante y su gesto serio. Cada día que pasaba me daba la sensación que Theodore se parecía más a mi padre. Algo que quería evitar a toda costa.
Me apoyé un poco más en el respaldo de la silla y comencé a observar mis uñas, con la pintura carcomida en la punta de los dedos. A causa del Quidditch era difícil mantener una mancure como la gente, aunque a veces lo intentaba. No me había sido indiferente el gesto de mis padres al ver mi vestimenta. ¿Pero qué más daba? No iba a cambiar mi forma de vestir por ellos. No estaba dispuesta a cambiar nada de mí porque otra persona así me lo exigiera.
Una vez dos elfos domésticos traían la entrada, mi padre dirigió su voz hacia mí. En un comienzo no quise levantar mi mirada para encontrarme con la suya, pero eso sólo parecería un gesto de cobardía; por lo cual levanté mis ojos y los dejé prendados de los oscuros ojos de mi padre.
- Me va como siempre- di como primera respuesta a su pregunta, no ahondando en detalles. Mis padres tenían claro que la única materia en la que sobresalía era en adivinación, en las demás siempre había sdo una más del montón-. Y no creo que Addy quiera aparecerse por acá. Ni a mí me dan muchas ganas- dije con una sonrisa irónica en mis labios, mirando luego a mi madre y tomando posteriormente el tenedor-. Mamá, estaba pensando ir a pasar Navidad con los abuelos Greengrass- señalé buscando rápidamente una forma de evitar las ya tediosas celebraciones que, aunque aún estaban lejos, quería evitar a toda costa cerca de mi padre-. El verano pasado a penas estuvimos en Francia, y además la Tía Astoria quería ir con Scorpius- agregué dándole a mi madre el mando de la conversación.
Me sentía tremendamente incómoda en esa mesa, con un mal presentimiento aplastándome el corazón. Mi intuición siempre había sido bastante acertada, y estaba segura que algo de lo que aquí saldría no sería para nada bueno.
Volví a mirar mi plato y enterré el tenedor en una hoja de lechuga. Nunca antes el hogar se había sentido tan frío.
Antes de poder responder a la pregunta de mi madre, mi propio hermano hizo su aparición respondiéndola. Le eché una leve mirada a su porte elegante y su gesto serio. Cada día que pasaba me daba la sensación que Theodore se parecía más a mi padre. Algo que quería evitar a toda costa.
Me apoyé un poco más en el respaldo de la silla y comencé a observar mis uñas, con la pintura carcomida en la punta de los dedos. A causa del Quidditch era difícil mantener una mancure como la gente, aunque a veces lo intentaba. No me había sido indiferente el gesto de mis padres al ver mi vestimenta. ¿Pero qué más daba? No iba a cambiar mi forma de vestir por ellos. No estaba dispuesta a cambiar nada de mí porque otra persona así me lo exigiera.
Una vez dos elfos domésticos traían la entrada, mi padre dirigió su voz hacia mí. En un comienzo no quise levantar mi mirada para encontrarme con la suya, pero eso sólo parecería un gesto de cobardía; por lo cual levanté mis ojos y los dejé prendados de los oscuros ojos de mi padre.
- Me va como siempre- di como primera respuesta a su pregunta, no ahondando en detalles. Mis padres tenían claro que la única materia en la que sobresalía era en adivinación, en las demás siempre había sdo una más del montón-. Y no creo que Addy quiera aparecerse por acá. Ni a mí me dan muchas ganas- dije con una sonrisa irónica en mis labios, mirando luego a mi madre y tomando posteriormente el tenedor-. Mamá, estaba pensando ir a pasar Navidad con los abuelos Greengrass- señalé buscando rápidamente una forma de evitar las ya tediosas celebraciones que, aunque aún estaban lejos, quería evitar a toda costa cerca de mi padre-. El verano pasado a penas estuvimos en Francia, y además la Tía Astoria quería ir con Scorpius- agregué dándole a mi madre el mando de la conversación.
Me sentía tremendamente incómoda en esa mesa, con un mal presentimiento aplastándome el corazón. Mi intuición siempre había sido bastante acertada, y estaba segura que algo de lo que aquí saldría no sería para nada bueno.
Volví a mirar mi plato y enterré el tenedor en una hoja de lechuga. Nunca antes el hogar se había sentido tan frío.
Cassandra NottSLYTHERIN - Mensajes : 703
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Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Algo en el ambiente le hacía pensar a Daphne que su hija esperaba alguna "sorpresa" de sus padres, ladeó la cabeza para escuchar las respuestas de su hija pero en ese momento una voz demasiado familiar para la señora Nott atravesó el silencio, estuvo a punto de levantarse para saludar a su hijo pero en ese momento un golpe de realidad la atacó, su hijo iba a presenciar la noticia que le darían a Cassandra, ella no sabía que tan dispuesta estaba a quedar como una madre imponente delante de los ojos de su hijo. -Theodore- Dijo con una sonrisa en su rostro que delataba cuanto le encantaba verlo, aunque a la vez la rubia sospecho que para estar aquí su hijo había tenido que recurrir a escaparse, puesto que el permiso era exclusivo para Cassandra. Al escuchar sus buenas nuevas, la rubia sonrió con orgullo en los ojos, mientras tomaba una de las ondulaciones de su cabello apartandola de su rostro. -No esperamos menos de ninguno de ustedes, toma asiento hijo- Sugirió con una mirada de ternura, de inmediato su atención fue robada por una pregunta lanzada por su esposo, siempre pensó hasta en ese momento que Theodore su esposo, no estaba de acuerdo con las amistades de Cassie, sin embargo parecía que la joven Adhara le agradaba como amiga de su hija, lo cual la hizo poner toda su atención en dicha conversación hasta la respuesta seca de la rubia menor que casí la hace atragantarse con el vino, en ese momento le dieron ganas de pedirle que no fuese tan maleducada, pero su voz solo pudo llamarla. -Cassie, por favor- Sentenció dando por zancado el tema.
Mientras su hija empezaba a plantearle cada uno de los posibles planes de sus vacaciones, la señora negó suavemente con su cabeza mientras clavaba sus ojos claros en aquellos del mismo color, pero con menos brillo de experiencia. -No lo sé Cassandra, Francia ya no es un lugar seguro, ¿Lo recuerdas?- Dió un pequeñp bocado a aquel entremés al que nadie le estaba poniendo atención. -Además, la navidad es una época para pasar en familia y ni tu padre ni yo, podremos dejar el trabajo en el ministerio justo en esa temporada- Dijo buscando la comprensión de sus hijos por cuanto no podrían salir de Inglaterra este año. -Y para acabar, la navidad es para pasar tiempo junto a la familia- Lo que Astoria quisiera hacer la tenía sin cuidado en ese momento, le parecía que el único lugar seguro para los chicos era su hogar, puesto que no sabían cuando el señor tenebroso decidiría un nuevo ataque.
Se volteó llamando con las palmas a los elfos para que empezaran a servir la cena tal como lo habían planeado, luego de que el elfo apareciera con la cena se volteo hacia su familia. -Estaba pensando dar una cena para toda la familia dentro de dos semanas, podrían invitar a sus amigos del colegio, ¿Que les parece?- Dijo con diplomacia esperando que sus hijos se tomaran con agradecimiento aquel acto, aunque de paso tendrían que invitar a la familia del futuro prometido de su pequeña.
Mientras su hija empezaba a plantearle cada uno de los posibles planes de sus vacaciones, la señora negó suavemente con su cabeza mientras clavaba sus ojos claros en aquellos del mismo color, pero con menos brillo de experiencia. -No lo sé Cassandra, Francia ya no es un lugar seguro, ¿Lo recuerdas?- Dió un pequeñp bocado a aquel entremés al que nadie le estaba poniendo atención. -Además, la navidad es una época para pasar en familia y ni tu padre ni yo, podremos dejar el trabajo en el ministerio justo en esa temporada- Dijo buscando la comprensión de sus hijos por cuanto no podrían salir de Inglaterra este año. -Y para acabar, la navidad es para pasar tiempo junto a la familia- Lo que Astoria quisiera hacer la tenía sin cuidado en ese momento, le parecía que el único lugar seguro para los chicos era su hogar, puesto que no sabían cuando el señor tenebroso decidiría un nuevo ataque.
Se volteó llamando con las palmas a los elfos para que empezaran a servir la cena tal como lo habían planeado, luego de que el elfo apareciera con la cena se volteo hacia su familia. -Estaba pensando dar una cena para toda la familia dentro de dos semanas, podrían invitar a sus amigos del colegio, ¿Que les parece?- Dijo con diplomacia esperando que sus hijos se tomaran con agradecimiento aquel acto, aunque de paso tendrían que invitar a la familia del futuro prometido de su pequeña.
Daphne Nott- Mensajes : 45
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Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Ya cuando sus padres empezaron a halagar a la amiga de Cassandra como si eso de verdad fuera un tema de conversación interesante supo que había algo que no cuadraba al haber tanta amabilidad de por medio. Era obvio que lo que tenían que decírle a su hermana era algo importante, que seguramente iba a hacer que el odio fuera el sentimiento por excelencia del hogar Nott. Miraba a cada uno a los ojos en completo silencio, analizándolos es completo silencio.
Comenzó a acariciarse la barbilla mientras escuchaba los planes navideños de ese año, cosa que le preocupaba bastante poco, sino, nada. Es de saber que le importaba un bledo esa burocracia de dar regalos y comportarse como si realmente fueran una familia amorosa todo el tiempo. Ni aunque lo pasaran en el mismísimo Polo Norte esa situación iba a cambiar, no a menos que milagrosamente Cassandra empezara a hacer las cosas al modo en que su madre las hacía, una tarea totalmente imposible.
Rueda los ojos cuando escucha sobre la cena que tiene planeada hacer su madre y a la cual podían invitar "amigos", casualmente lo único que Junior no tenía y tampoco tenía en sus planes tener. Bajo la mesa mueve su pie casi con desesperación, aunque nadie lo nota más que la elfa doméstica que acababa de llegar con la cena para todos; quiere que sus padres vayan al punto ya.
Aburrido de escuchar todas las vueltas que se daban para decirle a su hermana mayor que rayos estaba pasando, espera a que las elfas pongan su plato frente a el y carraspea fuerte, interrumpiendo lo que seguramente sería una bonita charla, la más larga y sin peleas que quizás hayan tenido en ese lugar.- Entonces...¿Qué es lo tan importante que tienen que decirle a Cassandra?. Digo, si no ¿Por qué hacer una cena si existen las lechuzas y para que mantenermelo en secreto?.- SUelta filoso clavando uno de los tantos tenedores que estan a los lados de su plato con una elegancia que corta el ambiente. Thedoreo no solía ser tan directo y filoso cuando estaban en familia, generalmente se mantenía callado y no se metía en nada, pero no le gustaba ser el ignorante. Además los tiempos estaban cambiando y era obvio ahora que estaban cambiandolo a el también.
Comenzó a acariciarse la barbilla mientras escuchaba los planes navideños de ese año, cosa que le preocupaba bastante poco, sino, nada. Es de saber que le importaba un bledo esa burocracia de dar regalos y comportarse como si realmente fueran una familia amorosa todo el tiempo. Ni aunque lo pasaran en el mismísimo Polo Norte esa situación iba a cambiar, no a menos que milagrosamente Cassandra empezara a hacer las cosas al modo en que su madre las hacía, una tarea totalmente imposible.
Rueda los ojos cuando escucha sobre la cena que tiene planeada hacer su madre y a la cual podían invitar "amigos", casualmente lo único que Junior no tenía y tampoco tenía en sus planes tener. Bajo la mesa mueve su pie casi con desesperación, aunque nadie lo nota más que la elfa doméstica que acababa de llegar con la cena para todos; quiere que sus padres vayan al punto ya.
Aburrido de escuchar todas las vueltas que se daban para decirle a su hermana mayor que rayos estaba pasando, espera a que las elfas pongan su plato frente a el y carraspea fuerte, interrumpiendo lo que seguramente sería una bonita charla, la más larga y sin peleas que quizás hayan tenido en ese lugar.- Entonces...¿Qué es lo tan importante que tienen que decirle a Cassandra?. Digo, si no ¿Por qué hacer una cena si existen las lechuzas y para que mantenermelo en secreto?.- SUelta filoso clavando uno de los tantos tenedores que estan a los lados de su plato con una elegancia que corta el ambiente. Thedoreo no solía ser tan directo y filoso cuando estaban en familia, generalmente se mantenía callado y no se metía en nada, pero no le gustaba ser el ignorante. Además los tiempos estaban cambiando y era obvio ahora que estaban cambiandolo a el también.
Theodore Nott Jr.RAVENCLAW - Mensajes : 10
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Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Los ojos de Cassandra, claros como los de la familia de mi esposa me miraban fijamente. Mi rostro estaba inexpresivo, no había siquiera una sonrisa burlona o de fastidio ante lo que decía la pequeña rubia. No esperaba otra respuesta que no fuera esa. Si de por sí la relación que teníamos desde antes del verano en que había dejado caer sobre ella la maldición imperio y la cruciatus era bastante mala, ahora las palabras que nos dirigíamos estaban cargadas de sarcasmo, hostilidad e ironía. Fue Daphne la que se encargó de responder. Justa y calmada como siempre, mi esposa terminó con ese corto tema. Nadie mencionó más el nombre de Adhara.
Mis manos manejaban con gracia los cubiertos, cortando de forma rápida los trozos de lechuga. Cassandra fue la que inició nuevamente la conversación, pero esta vez hablando acerca de querer pasar las fiestas con sus abuelos maternos. –Tu madre tiene razón– dije dejando el tenedor por un momento para tomar la copa de cristal que estaba llena de agua. –Todo mundo puede gozar de vacaciones salvo los trabajadores del ministerio– di un sorbo –Deberías imaginarte todos los problemas que se hacen en el país por los magos que vienen de otros lados– comenté –Estoy seguro que podrás encontrar la manera de divertirte sin tener que salir del país o de Londres–
Daphne y su comentario me tomaron por sorpresa. Hacer una reunión "familiar" incluía invitar a los Knnox, no sabía si mi esposa quería sacar ya el tema del compromiso de nuestra hija o simplemente lo había dicho sin ningún motivo alguno. En cuanto dijo que nuestros hijos podía invitar a sus amigos, mi mirada se fue inmediatamente a mi hijo y tuve que reprimir una risa cuando vi como rodaba los ojos, recordándome cuando tenía su misma edad. –Podríamos hacer uso del comedor grande y la vajilla que Erza nos regaló cuando llegó del norte– dije viendo a Cassandra cuando pronuncié el nombre de mi amigo –Estoy seguro que se sentirán muy alagados– dije empezando con la cena que ya estaba en el plato de todos.
Theodore carraspeó de una manera un tanto molesta, fuerte. Mis manos cortaban con ayuda del tenedor y el cuchillo el faisán horneado, pero mis ojos estaban puestos en el más pequeño de los Nott. Lo escuché si despegar los ojos de él y cuando terminó fui yo quién contestó –Todo a su debido tiempo Theodore– dije –Y es la última vez que hablas en ese tono sentado en esta mesa– le dije quitando mi mirada de él, llevando a mi boca un trozo de carne.
Mis manos manejaban con gracia los cubiertos, cortando de forma rápida los trozos de lechuga. Cassandra fue la que inició nuevamente la conversación, pero esta vez hablando acerca de querer pasar las fiestas con sus abuelos maternos. –Tu madre tiene razón– dije dejando el tenedor por un momento para tomar la copa de cristal que estaba llena de agua. –Todo mundo puede gozar de vacaciones salvo los trabajadores del ministerio– di un sorbo –Deberías imaginarte todos los problemas que se hacen en el país por los magos que vienen de otros lados– comenté –Estoy seguro que podrás encontrar la manera de divertirte sin tener que salir del país o de Londres–
Daphne y su comentario me tomaron por sorpresa. Hacer una reunión "familiar" incluía invitar a los Knnox, no sabía si mi esposa quería sacar ya el tema del compromiso de nuestra hija o simplemente lo había dicho sin ningún motivo alguno. En cuanto dijo que nuestros hijos podía invitar a sus amigos, mi mirada se fue inmediatamente a mi hijo y tuve que reprimir una risa cuando vi como rodaba los ojos, recordándome cuando tenía su misma edad. –Podríamos hacer uso del comedor grande y la vajilla que Erza nos regaló cuando llegó del norte– dije viendo a Cassandra cuando pronuncié el nombre de mi amigo –Estoy seguro que se sentirán muy alagados– dije empezando con la cena que ya estaba en el plato de todos.
Theodore carraspeó de una manera un tanto molesta, fuerte. Mis manos cortaban con ayuda del tenedor y el cuchillo el faisán horneado, pero mis ojos estaban puestos en el más pequeño de los Nott. Lo escuché si despegar los ojos de él y cuando terminó fui yo quién contestó –Todo a su debido tiempo Theodore– dije –Y es la última vez que hablas en ese tono sentado en esta mesa– le dije quitando mi mirada de él, llevando a mi boca un trozo de carne.
Theodore A. Nott- Puesto en el Ministerio
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Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
No tenía hambre, y a penas toqué la entrada que habían servido los elfos domésticos. Mi madre rompió de inmediato mis deseos de ir a pasar las fiestas lejos de padre. Era exactamente porque sabía que sus respectivos trabajos les impediría viajar que deseaba irme a Francia. Al menos así no tendría que verle la cara de amargado durante la cena Navideña a mi padre. Pero como siempre mis planes eran arruinados, y dejando los cubiertos de cualquier manera sobre el plato, dejé que los Elfos domésticos se lo llevaran antes de traer el plato de fondo. Me había dado incluso un poco de asco al pensar en lo terroríficas que serían las fiestas. Quizás le decía a Addy que me invitara a la suya, aunque no estaba del todo seguro si ero era una mejor opción.
Su madre entonces planteó lo de la cena. ¿Invitar a sus amigos? ¡Por Merlín!, ¿quién querría ir a una aburrida cena en la Mansión Nott?. Sin embargo sonreí ligeramente, pues por mi cabeza pasó la posibilidad de invitar a Albus, y ver de primera mano como su padre debía aprender a comportarse como un ser humano normal frente al hijo de uno de sus enemigos. Pues no podía ser maleducado con los invitados, ¿no?. Eso sería de tan baja clase. Con la misma sonrisita me quedé callada del todo, no prestando mayor atención a lo que decían mis padres, hasta que escuché la interrupción de mi hermanito, y asentí ante sus palabras. Yo también deseaba saber a qué se debía esta cena-. Apoyo a Theo- dije sin más, mirando a mi hermano, quien de a poco estaba demostrando su personalidad. Siempre tan callado, a veces me preocupaba que no quisiera compartir más con el resto. ¿Aunque cómo culparlo? Si había quedado en la Casa más aburrida de todas. Una tristeza por él. Mi padre, como siempre, hizo caso omiso a mi comentario.
Con el plato de fondo frente a mí, alcé mis ojos y miré a todos los presentes. La cena se estaba tornando más aburrida que de costumbre, y no tenía intención de pasar una velada como aquella. Además ya era hora de darle la importante noticia a mis padres. Así que imitando lo que hacía mi madre cuando iba a dar un discurso en una de sus cenas- golpeando con la parte no filosa del cuchillo la copa de cristal- llamé la atención de mi familia y sonreí abiertamente-. Ya que estamos en familia- comencé a decir sin quitar el dejo de ironía de mi voz-, creo que es momento de anunciarles que su hija, la descarriada, que no ama a nadie, como suelen decirme- seguí, recordando una frase que más de una vez había escuchado de la boca de mis padres-, tiene novio. Si quieren lo puedo traer para la cena que organizará mamá- propuse sin quitar la sonrisa de mi rostro y tomando los cubiertos para probar un bocado del plato servido-. Se llama Albus, por si les interesa saber- agregué mirando de forma fija a mi padre. No necesitaba agregar el apellido, pues todos sabrían a quien me refería. Mi sonrisa se ensanchó, y sin más lleve la comida a mi boca. De pronto me parecía más deliciosa que de costumbre.
Su madre entonces planteó lo de la cena. ¿Invitar a sus amigos? ¡Por Merlín!, ¿quién querría ir a una aburrida cena en la Mansión Nott?. Sin embargo sonreí ligeramente, pues por mi cabeza pasó la posibilidad de invitar a Albus, y ver de primera mano como su padre debía aprender a comportarse como un ser humano normal frente al hijo de uno de sus enemigos. Pues no podía ser maleducado con los invitados, ¿no?. Eso sería de tan baja clase. Con la misma sonrisita me quedé callada del todo, no prestando mayor atención a lo que decían mis padres, hasta que escuché la interrupción de mi hermanito, y asentí ante sus palabras. Yo también deseaba saber a qué se debía esta cena-. Apoyo a Theo- dije sin más, mirando a mi hermano, quien de a poco estaba demostrando su personalidad. Siempre tan callado, a veces me preocupaba que no quisiera compartir más con el resto. ¿Aunque cómo culparlo? Si había quedado en la Casa más aburrida de todas. Una tristeza por él. Mi padre, como siempre, hizo caso omiso a mi comentario.
Con el plato de fondo frente a mí, alcé mis ojos y miré a todos los presentes. La cena se estaba tornando más aburrida que de costumbre, y no tenía intención de pasar una velada como aquella. Además ya era hora de darle la importante noticia a mis padres. Así que imitando lo que hacía mi madre cuando iba a dar un discurso en una de sus cenas- golpeando con la parte no filosa del cuchillo la copa de cristal- llamé la atención de mi familia y sonreí abiertamente-. Ya que estamos en familia- comencé a decir sin quitar el dejo de ironía de mi voz-, creo que es momento de anunciarles que su hija, la descarriada, que no ama a nadie, como suelen decirme- seguí, recordando una frase que más de una vez había escuchado de la boca de mis padres-, tiene novio. Si quieren lo puedo traer para la cena que organizará mamá- propuse sin quitar la sonrisa de mi rostro y tomando los cubiertos para probar un bocado del plato servido-. Se llama Albus, por si les interesa saber- agregué mirando de forma fija a mi padre. No necesitaba agregar el apellido, pues todos sabrían a quien me refería. Mi sonrisa se ensanchó, y sin más lleve la comida a mi boca. De pronto me parecía más deliciosa que de costumbre.
Cassandra NottSLYTHERIN - Mensajes : 703
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Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
La intromisión de Theodore le sorprendió estuvo a punto de enfadarse hasta que su esposo tomo la palabra aclarándole quienes mandaban bajo ese techo, le dio una mirada desaprobatoria a su hijo, le parecía que a la larga se estaba volviendo tan rebelde como Cassandra y eso no le gustaba para nada a la rubia. Luego escucho a su esposo hablar de la reunión y le sonrió suavemente agradeciendo inmensamente el hecho de que el la apoyara en ese plan. -Claro que usaremos esa vajilla- aclaró para seguir cenando hasta la próxima intervención para nada amable de uno de sus hijos, la comida a veces era una tortura, por más sabrosa que estuviera a veces la cena, a veces sabían como arruinarsela.
Las palabras de Cassandra la hicieron levantar el rostro para ponerle toda la atención necesaria, aunque claro esta que conforme avanzaba el relato de su hija la rubia parecía que le faltaba el aire, dejo los cubiertos sobre el plato, el hambre se le había ido por completo, creía que era el momento adecuado para darle la sorpresa y de paso aclararle sus puntos. -Cassandra, lamento decirte que no me alegra tu sorpresa, y de hecho no, no creo que debas traerlo a la cena familiar, puesto que él no es de la familia- Sabía que sus propias palabras sonaban autoritarias y sagaces, en esos momentos Daphne actuaba como la Slytherin que había sido, demasiado venenosa en algunos casos. -Además creo que deberías terminar esa relación, puesto que no se verá bien que una jovencita como tú este relacionada con alguien de esa familia, mucho menos cuando eso interfiere en los planes familiares- Dijo levantando su copa de vino y llevandosela a los labios de la forma más elegante posible. -Y en mi condición de madre, te solicito que termines esa relación a la brevedad posible-Sabía bien que estaba actuando como una déspota, pero sí antes no estaba segura de querer formar parte del compromiso de Cassandra, ahora se daba cuenta del riesgo que sería dejar una elección de esa magnitud en manos de Cassandra, se pudo suponer que saldrían miles de gritos y demás de la boca de su hija. -Como último punto te sugiero dejar de lado tus reclamos, gritos y actos de niña, por que no merecerán la pena, no nos harán cambiar de opinión- Sentenció suavemente, se volteó hacia su esposo con una sonrisa que trataba de mostrarse tranquila.
Suspiro suavemente antes de abrir su boca para proseguir ignorando cualquier tipo de arrebato de Cassandra. -Amor, creo que como nuestros hijos parecen tan urgidos por saber la noticia que tenemos, y agregando esta revelación de Cassandra, no nos queda más que decirles ahora mismo el motivo por el cual nos encontramos todos aquí- Se volteó para mirar de frente a sus hijos. -Y les pido que por favor, guarden silencio y nos escuchen- Agregó antes de dejar la siguiente tarea al aire.
Las palabras de Cassandra la hicieron levantar el rostro para ponerle toda la atención necesaria, aunque claro esta que conforme avanzaba el relato de su hija la rubia parecía que le faltaba el aire, dejo los cubiertos sobre el plato, el hambre se le había ido por completo, creía que era el momento adecuado para darle la sorpresa y de paso aclararle sus puntos. -Cassandra, lamento decirte que no me alegra tu sorpresa, y de hecho no, no creo que debas traerlo a la cena familiar, puesto que él no es de la familia- Sabía que sus propias palabras sonaban autoritarias y sagaces, en esos momentos Daphne actuaba como la Slytherin que había sido, demasiado venenosa en algunos casos. -Además creo que deberías terminar esa relación, puesto que no se verá bien que una jovencita como tú este relacionada con alguien de esa familia, mucho menos cuando eso interfiere en los planes familiares- Dijo levantando su copa de vino y llevandosela a los labios de la forma más elegante posible. -Y en mi condición de madre, te solicito que termines esa relación a la brevedad posible-Sabía bien que estaba actuando como una déspota, pero sí antes no estaba segura de querer formar parte del compromiso de Cassandra, ahora se daba cuenta del riesgo que sería dejar una elección de esa magnitud en manos de Cassandra, se pudo suponer que saldrían miles de gritos y demás de la boca de su hija. -Como último punto te sugiero dejar de lado tus reclamos, gritos y actos de niña, por que no merecerán la pena, no nos harán cambiar de opinión- Sentenció suavemente, se volteó hacia su esposo con una sonrisa que trataba de mostrarse tranquila.
Suspiro suavemente antes de abrir su boca para proseguir ignorando cualquier tipo de arrebato de Cassandra. -Amor, creo que como nuestros hijos parecen tan urgidos por saber la noticia que tenemos, y agregando esta revelación de Cassandra, no nos queda más que decirles ahora mismo el motivo por el cual nos encontramos todos aquí- Se volteó para mirar de frente a sus hijos. -Y les pido que por favor, guarden silencio y nos escuchen- Agregó antes de dejar la siguiente tarea al aire.
Daphne Nott- Mensajes : 45
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Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Como era de esperarse, la actitud del joven Nott, extrañó a sus padres e incluso a su hermana quien era la que generalmente tomaba ese tipo de actitudes frente a sus padres. Sabía que un "mini regaño" vendría después de eso de seguro y la verdad no le importaba demasiado. Si bien Theodore respeta a sus padres por sobre muchas cosas, no le austa lo que pueden llegar a hacer, o a hacerle. Theo tiene un valor de mierda escondido que está casi a la par a su intelecto y que si bien jamás lo saca a flote, si es necesario lo hará. Sabe que él único que lo tiene más o menos claro en su familia es su padre, por que Junior y él son bastante parecidos.
Se limitó a mirar a sus padres como si aquél regaño ni siquiera lo hubiese rozado y se quedó en silencio por que realmente quería saber que tenían para decir. hasta que Cassandra salió con lo de su nuevo novio. Soltó una sonrisa burlesca burlesca, ínfima y de las pocas que tira que son de verdad. Se le hacía gracioso que creyera que algo bueno iba a salir de eso.
A su madre casi se le desfiguró el rostro y la cena cada vez se tornaba más divertida de lo que usualmente es. No es que fuera un total troglodita sin corazón y no pensara en su familia. No le agradaba particularmente enterderse con los Potter ni darle palmaditas en la espalda a James, Albus y compañía, pero asume que sólo se trata de un tipo más sin importancia en la vida de su hermana y que seguramente habría seguido feliz con él si no le hubiese contado a sus padres.
Escucha atentamente el discurso de su madre luego. Se veía segura, una cualidad que sin duda le agrada de su madre, pero que en esta situación se le hacía extraña. Tenía un mal presentimiento de lo que sería aquella noticia. Se acomodó en su silla y dejó de comer, enfocando toda su atención en la fina figura de su madre.
Se limitó a mirar a sus padres como si aquél regaño ni siquiera lo hubiese rozado y se quedó en silencio por que realmente quería saber que tenían para decir. hasta que Cassandra salió con lo de su nuevo novio. Soltó una sonrisa burlesca burlesca, ínfima y de las pocas que tira que son de verdad. Se le hacía gracioso que creyera que algo bueno iba a salir de eso.
A su madre casi se le desfiguró el rostro y la cena cada vez se tornaba más divertida de lo que usualmente es. No es que fuera un total troglodita sin corazón y no pensara en su familia. No le agradaba particularmente enterderse con los Potter ni darle palmaditas en la espalda a James, Albus y compañía, pero asume que sólo se trata de un tipo más sin importancia en la vida de su hermana y que seguramente habría seguido feliz con él si no le hubiese contado a sus padres.
Escucha atentamente el discurso de su madre luego. Se veía segura, una cualidad que sin duda le agrada de su madre, pero que en esta situación se le hacía extraña. Tenía un mal presentimiento de lo que sería aquella noticia. Se acomodó en su silla y dejó de comer, enfocando toda su atención en la fina figura de su madre.
Theodore Nott Jr.RAVENCLAW - Mensajes : 10
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Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Un tintineo resonó en el comedor. Mis ojos se fueron de forma inmediata a Daphne, pues lo general era ella quién acostumbraba a hacer dichos llamados. Para mi sorpresa la rubia tenía ambos cubiertos en sus manos, dando a mostrar de forma obvia que no había sido ella quien llamaba la atención. Miré a Cassandra y sin dejar de comer el plato fuerte escuché todo lo que estaba diciendo. Su tono que estaba cargado de ironía no hacía más que irritarme con forme avanzaba en sus palabras, pero fue el colmo cuando dijo que tenía una relación y no con cualquier chico. Imitando a mi hijo, dejé escapar un risa de burla y de victoria, para después escuchar a Daphne y sus palabras que a pesar del momento, no perdían esa elegancia y finura tan características de las Greengrass.
Si el compromiso no estuviera hecho, podrían apostar que mi reacción hubiera sido totalmente diferente. En primer lugar hubiera dejado de comer, bajando los cubiertos y tragado de forma un tanto dolorosa. Gritos hubiera salido desde lo más profundo de mi ser, maldiciones y demás hubieran sido escuchadas en toda Inglaterra. Después me habría levantado con total brusquedad de esa mesa, moviendo y quizás derramando todo lo que hubiera en ella. Caminar hacia la salida y antes de cruzar el umbral decirle a Cassandra que la estaría esperando en mi despacho, para un castigo que ella bien conocía. Por supuesto que todo eso hubiera pasado de no haber acordado su compromiso con el hijo del Erza. –Pues si tanta urgencia tienen entonces les daré la fabulosa noticia– dije ignorando totalmente las palabras de mi hija.
Tome la copa que contenía el vino y le di un trago, degustando su textura y su sabor por unos pequeños momentos en la boca. Tragué y tomé la servilleta blanca que tenía en el regazo, limpie mis labios y empecé a hablar. –Como bien saben todos, tengo una profunda amistad con Erza Knnox– dije carraspeando un poco –Por si no lo ubican él es de Irlanda pero con nacionalidad alemana. Descienden de una familia de sangre pura antigua y dos de sus antepasados fueron directores de lo que era Durmstrang– sonreí un poco –Pero no es de él de quien quiero hablarles– di otro sorbo a la copa de vino. Mi sonrisa seguía y con cada momento que pasaba se hacía más grande. –Cassandra, tu madre te ha pedido que termines tu relación con Potter– el momento llegaba al fin –Por el simple hecho de que está mal visto que una señorita como tú de buen apellido, de buena sangre y de buen nivel económico tenga novio cuando está comprometida– reí.
Me recargué mejor en el respaldo de mi silla. –Así es Cassandra– le hablé sin despegar mis ojos negros de los de ella –Se ha acordado tu compromiso con Jerome Lacrarc Knnox– sentencié –Primogénito y principal heredero de dicha familia– terminé recordando mis palabras antes de salir de mi despacho el verano que discutimos. "Por cierto... Disfruta tus días de libertad por que están contados" Yo siempre ganaba, de una forma o de otra, cosa que tenía que quedar bien clara en los que estaban sentados en esa mesa.
Si el compromiso no estuviera hecho, podrían apostar que mi reacción hubiera sido totalmente diferente. En primer lugar hubiera dejado de comer, bajando los cubiertos y tragado de forma un tanto dolorosa. Gritos hubiera salido desde lo más profundo de mi ser, maldiciones y demás hubieran sido escuchadas en toda Inglaterra. Después me habría levantado con total brusquedad de esa mesa, moviendo y quizás derramando todo lo que hubiera en ella. Caminar hacia la salida y antes de cruzar el umbral decirle a Cassandra que la estaría esperando en mi despacho, para un castigo que ella bien conocía. Por supuesto que todo eso hubiera pasado de no haber acordado su compromiso con el hijo del Erza. –Pues si tanta urgencia tienen entonces les daré la fabulosa noticia– dije ignorando totalmente las palabras de mi hija.
Tome la copa que contenía el vino y le di un trago, degustando su textura y su sabor por unos pequeños momentos en la boca. Tragué y tomé la servilleta blanca que tenía en el regazo, limpie mis labios y empecé a hablar. –Como bien saben todos, tengo una profunda amistad con Erza Knnox– dije carraspeando un poco –Por si no lo ubican él es de Irlanda pero con nacionalidad alemana. Descienden de una familia de sangre pura antigua y dos de sus antepasados fueron directores de lo que era Durmstrang– sonreí un poco –Pero no es de él de quien quiero hablarles– di otro sorbo a la copa de vino. Mi sonrisa seguía y con cada momento que pasaba se hacía más grande. –Cassandra, tu madre te ha pedido que termines tu relación con Potter– el momento llegaba al fin –Por el simple hecho de que está mal visto que una señorita como tú de buen apellido, de buena sangre y de buen nivel económico tenga novio cuando está comprometida– reí.
Me recargué mejor en el respaldo de mi silla. –Así es Cassandra– le hablé sin despegar mis ojos negros de los de ella –Se ha acordado tu compromiso con Jerome Lacrarc Knnox– sentencié –Primogénito y principal heredero de dicha familia– terminé recordando mis palabras antes de salir de mi despacho el verano que discutimos. "Por cierto... Disfruta tus días de libertad por que están contados" Yo siempre ganaba, de una forma o de otra, cosa que tenía que quedar bien clara en los que estaban sentados en esa mesa.
Theodore A. Nott- Puesto en el Ministerio
Neo-Mortífago - Mensajes : 68
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Re: El último vuelo de la golondrina -Nott's-
Al terminar de hablar mis ojos seguían fijos en los de mi padre, pero me di cuenta que un brillo especial emanaba de ellos. La voz de mi madre interrumpió mis pensamientos, y ese tono agudo propio de cuando se enojaba se elevó por la sala captando mi atención. Cada una de sus palabras eran lo que me esperaba: una negativa absoluta. Para ellos mi relación con un Potter era peor que contagiarse lepra. Arrugué un poco el ceño y la seguí mirando, negando con la cabeza mientras ella seguía con su cháchara de que aquello iba en contra de los planes familiares, planes que a mí no me importaban para nada. Por mí que la familia se hundiera en la lava. Alejé mi plato sin comerlo y me crucé de brazos sobre mi pecho-. Nunca me ha importado su opinión, así que no crean que les haré caso- respondí al discurso de mi madre con un leve sentimiento de enojo acompañado de algo de risa. ¿Acaso realmente pensaba que estaba pidiendo su permiso?. Me daba lo mismo si ellos estaban a favor o en contra de mis decisiones. Es más, siempre me había gustado que estuvieran en contra. Ellos no merecían que yo los hiciera felices.
Mi padre entonces tomó la palabra. Parecía demasiado contento y tranquilo, algo extraño en él. Fue esa actitud la que hizo que mi pecho se apretara un poco, mientras una voz de alerta aumentaba de volumen en mi cabeza. A paso que avanzaba con su discurso su sonrisa se ensanchaba. Lentamente fui separando mis brazos de mi pecho, hasta que terminé a la vez con la boca abierta al oír el punto más importante de lo que iba a decir-. ¡¿Qué?!- grité al escuchar el nombre del tipo al cual mi padre me quería amarrar sin mi consentimiento. Me puse de pie con las mejillas rojas de enojo y mi mirada hecha una furia-. ¡No se te te ocurra!- grité apuntándolo con mi dedo, dando vuelta la copa que había frente a mi puesto en la mesa por ponerme de pie con tal fuerza-. ¡Olviden que les haré caso. Antes me mato! ¿Entendieron?- mi voz sonaba aguda y temblaba con fuerza golpeando las paredes del salón. Retrocedí unos pasos, chocando con la silla y provocando que esta cayera, tras lo cual me seguí alejando de esa mesa con los ojos muy abiertos y mi mirada fija en mi padre. Tenía unas ganas terrible de elevar mi varita contra él y lanzar un avada, sabiendo que si él desaparecía ya no habría nadie en este mundo que intentara controlarme. Sin embargo yo no haría algo así. Mi corazón no era un pedazo de carbón como el de él. Eso era lo que me hacía totalmente libre.
Rodeé la mesa y me quedé tras mi hermano. Mi mano se posó en su hombro y lo apreté. A pesar de que el ataque iba hacia mí, no podía dejar de sentir que cada batalla contra mi padre era una batalla de ambos, aún aunque Theo Jr. no estuviera batallando contra alguien-. Sigan intentando dominarme, sigan intentándolo, pero les advierto...- les dije mirando a mi madre primero y luego a mi padre-. No lo lograrán- lentamente solté el hombro de Theo y alcé mi mirada de forma altanera. Mordí mi labio y tomé una bocanada de humo, para luego abrir mi boca-. Porque ustedes son una mierda de padres y de personas, y por lo mismo terminarán ahogados en su propia mierda. Se los aseguro- dije cada una de aquellas palabras con todo el rencor que sentía. Mis ojos se vieron envueltos en lágrimas de impotencia. Y sin darles tiempo de alguna respuesta, me di media vuelta y salí corriendo de ese salón, sintiendo que el asco por pertenecer a esa familia chorreaba por mi propio cuerpo.
Una vez en el salón de la chimenea tomé los polvos flú y grité-. ¡Despacho de McGonagall!-.
¿Qué haría ahora?
Mi padre entonces tomó la palabra. Parecía demasiado contento y tranquilo, algo extraño en él. Fue esa actitud la que hizo que mi pecho se apretara un poco, mientras una voz de alerta aumentaba de volumen en mi cabeza. A paso que avanzaba con su discurso su sonrisa se ensanchaba. Lentamente fui separando mis brazos de mi pecho, hasta que terminé a la vez con la boca abierta al oír el punto más importante de lo que iba a decir-. ¡¿Qué?!- grité al escuchar el nombre del tipo al cual mi padre me quería amarrar sin mi consentimiento. Me puse de pie con las mejillas rojas de enojo y mi mirada hecha una furia-. ¡No se te te ocurra!- grité apuntándolo con mi dedo, dando vuelta la copa que había frente a mi puesto en la mesa por ponerme de pie con tal fuerza-. ¡Olviden que les haré caso. Antes me mato! ¿Entendieron?- mi voz sonaba aguda y temblaba con fuerza golpeando las paredes del salón. Retrocedí unos pasos, chocando con la silla y provocando que esta cayera, tras lo cual me seguí alejando de esa mesa con los ojos muy abiertos y mi mirada fija en mi padre. Tenía unas ganas terrible de elevar mi varita contra él y lanzar un avada, sabiendo que si él desaparecía ya no habría nadie en este mundo que intentara controlarme. Sin embargo yo no haría algo así. Mi corazón no era un pedazo de carbón como el de él. Eso era lo que me hacía totalmente libre.
Rodeé la mesa y me quedé tras mi hermano. Mi mano se posó en su hombro y lo apreté. A pesar de que el ataque iba hacia mí, no podía dejar de sentir que cada batalla contra mi padre era una batalla de ambos, aún aunque Theo Jr. no estuviera batallando contra alguien-. Sigan intentando dominarme, sigan intentándolo, pero les advierto...- les dije mirando a mi madre primero y luego a mi padre-. No lo lograrán- lentamente solté el hombro de Theo y alcé mi mirada de forma altanera. Mordí mi labio y tomé una bocanada de humo, para luego abrir mi boca-. Porque ustedes son una mierda de padres y de personas, y por lo mismo terminarán ahogados en su propia mierda. Se los aseguro- dije cada una de aquellas palabras con todo el rencor que sentía. Mis ojos se vieron envueltos en lágrimas de impotencia. Y sin darles tiempo de alguna respuesta, me di media vuelta y salí corriendo de ese salón, sintiendo que el asco por pertenecer a esa familia chorreaba por mi propio cuerpo.
Una vez en el salón de la chimenea tomé los polvos flú y grité-. ¡Despacho de McGonagall!-.
¿Qué haría ahora?
Cassandra NottSLYTHERIN - Mensajes : 703
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