Pociones contra la resaca y disfraces de Halloween( Chloé Ivoire )

Fin de Semana previo a la fiesta de Halloween. Las siete y media de la tarde.

No pensaba soportar otro despertar al de esta mañana, esa sensación de no saber en donde estaba, de que la cabeza me daba vueltas, de que la visión se me nublaba, de que la comida subiera de nuevo a la garganta y saliera en forma de vómito, pero sobretodo el intenso y martilleante dolor de cabeza.
Me había costado tener un aspecto lo bastante presentable como para poder bajar a las cocinas a por algo de comer porque me había despertado a eso de las dos y media de la tarde después de haber dormido unas ocho horas sin almohada y en el suelo de la habitación después de haber bebido dos botellas de Wiskey de Fuego y haber probado algunas mezclas de bebidas muggles y mágicas. Y sí, además estaba de mal humor.
Cuando llegué a la lechucería deambulé un par de veces mirando a las aves que se encontraban allí intentando averiguar cual era la que estaba de mejor humor, la última vez me había tropezado y sin querer le había dado a una en el ala y acabé en la Enfermería. Hacía frío, era Inglaterra y estábamos en Octubre, debería haber cogido una chaqueta; pero para ser sinceros solo las llevaba cuando había peligro de morir congelado, después de todo me había tatuado la mayor parte de mi cuerpo de cintura hacia arriba para mostrarle al mundo mi alto umbral del dolor y mi maravilloso y alternativo estilo de vida.
Aún no había escogido a una lechuza que llevara mi pedido de "Poción Antiresaca Sabor Mentolado", cuando me fijé en uno de los papeles que había pegados en las paredes: Anuncio de la fiesta de Halloween. Al leerlo entero y con detenimiento no me quedó más remedio que aceptar que estaba perdido, al fin y al cabo la fiesta era la próxima semana y todo el mundo tendría pareja y disfraz menos yo y eso era algo que yo y mi orgullo no podíamos permitir.
Elegí una lechuza al azar y con movimientos algo torpes y bruscos, provocando que me mordiera y picoteara varias veces, le até la carta y le solté la cadena que la ataba sin cortarle su libertad de movimientos en el interior de la lechucería. Observé como volaba y se hacía diminuta en el horizonte antes de pensar de que podría ir disfrazado a la fiesta: vampiro, guerrero antiguo, estrella de rock...Eran ideas comunes y poco originales que deseché en cuanto aparecieron. Joder, yo era un Ravenclaw, se me tenían que ocurrir mejores ideas que la de disfrazarme de Frankstein; mientras pensaba metí las manos en mis bolsillos y comencé a dar vueltas por ese espacio tan sumamente limpio y ordenado que había sido siempre la lechucería. Estaba tan concentrado en pensar un buen disfraz que no me di cuenta de que alguien había subido las escaleras por lo que chocamos irremediablemente.
-¿Estás bien?-Pregunté sin fijarme muy bien a quién pertenecía el cuerpo menudo con el que había chocado.

Era sábado y hacía un día precioso, al menos eso era lo que pensaba Chloé cuando se despertó esa mañana y bajó a desayunar al Gran Comedor sin más compañía que la de la canción que tatareaba para sí misma. No había mucha gente, eran las ocho de la mañana; así que se sentó en uno de los extremos y comenzó a servirse su desayuno: yogurt con trozos de fruta y un vaso de jugo de calabaza.
Una hora más tarde salía a todo correr del Gran Comedor sin haber terminado su desayuno, el motivo, aparte del habitual que era su gran capacidad distracción que hoy había sido provocada por cómo la luz entraba a través de los ventanales; era muy sencillo: la fiesta de Halloween era la próxima semana y ella no tenía ni disfraz ni pareja.
Chloé pasó el resto de la mañana paseando entre su habitación y la Sala Común tratando de encontrar en alguna de las revistas que sus compañeras le habían prestado, un disfraz adecuado para ella y que no fuera demasiado...revelador, dejémoslo ahí. El asunto de la pareja también la tenía preocupada, aunque eso ya no estaba en su mano, ella podía escoger un bonito disfraz y decidir que peinado hacerse pero no decidir como actuar sin timidez delante de algún chico.
A las seis y media la chica por fin había decidido que disfraz se iba a poner en la fiesta y sólo le quedaba pedirle a su madre que le enviara uno de sus vestidos y todo lo necesario para arreglarlo con la ayuda de sus compañeras. Chloé consiguió llegar a la Lechucería sin perderse, aunque entre que escribía la carta, buscaba un sobre y se ponía algo de abrigo, había pasado una hora entera.
Cuando entró al recinto en el que estaban todas las lechuzas en lo primero que se fijó fue en que el techo estaba lleno de telarañas y lo primero que sintió fue una ligera molestia en su tobillo izquierdo y en las palmas de sus manos, porque sí, se había caído al tropezar con alguien, y todo por ir con los ojos cerrados mientras subía los escalones.
-Estoy bien.- Chloé acompañó su respuesta con una sonrisa mientras se incorporaba y se fijaba por primera vez en la persona con la que había chocado: un chico alto de pelo castaño que le tapaba los ojos y lo que despertó la curiosidad de la chica: estaba lleno de tatuajes y gracias a su larga experiencia de amigos tatutados pudo distinguir que habían sido hechos al método muggle. A Chloé le pareció curioso.-Bonitos tatuajes.

-Gracias.-Murmuré mi agradecimiento mientras me daba la vuelta y seguía pensando en mi posible disfraz, suspiré derrotado cuando se me acabaron las ideas y, tras limpiar un poco al suelo, me senté y apoyé mi cabeza en la pared.
Cerré los ojos y me dediqué a pensar en el problema de la pareja, mi memoria me comenzó a mostrar una serie de rostros femeninos: la chica rubia de Slytherin y su amiga morena, la pelirroja de Hufflepuff, la castaña de Ravenclaw y su compañera rubia de Griffindor...Fui desechando cada una de esas ideas por diferentes motivos y cuando pensaba que iba a ser el único sin pareja una idea apareció en mi mente.
Recordé la cara de sorpresa y curiosidad que había puesto la chica al fijarse en mis tatuajes, ella era mona pero parecía bastante tímida y, si mal no recordaba, era la chica despistada de Hufflepuff; así que probablemente tampoco tuviera pareja y estuviera enviando el pedido de su disfraz. Me acerqué a ella dispuesto a presentarme y a hacerle una propuesta bastante lógica teniendo en cuenta las circunstancias.
-Soy Alexander Green y me preguntaba si estarías dispuesta ayudarme con dos pequeñas cosas.- Le solté la frase con la seguridad de que no obtendría una negativa por repuesta, después de todo la chica parecía de las que ayudaban a la gente sin importarles quienes eran.

Chloé ya estaba acariciando a una lechuza gris con motas negras de aspecto bastante agresiva cuando oyó el agradecimiento del chico tatuado, ladeó la cabeza mientras oía al chico limpiar el suelo y después deslizarse por la pared. Ese momento de distracción provocó que la lechuza le picara en el dedo, un hilillo de sangre comenzó a brotar de él pero Chloé no hizo el menor gesto de dolor, simplemente miró como una gota caía al suelo para después volver a acariciar a la lechuza y atarle con delicadeza la carta dirigida a su madre.
Observó como la lechuza se alejaba con rápidez y fue en ese momento cuando el chico tatuado, del que ahora sabía que se llamaba Alexander, le pidió ayuda. Chloé se giró lentamente y asintió con una sonrisa, la mirada de su interlocutor no mostró sorpresa: seguramente era de esas personas que fichaban a los demás y no solían equivocarse, y probablemente él ya sabía que la Hufflepuff aceptaría por el simple hecho de serlo.
-¿Cuál es la primera cosa?-Chloé preguntó con curiosidad a la vez que su mirada se centraba en la del castaño.

-La primera cosa es que necesito ideas para mi disfraz.-Contesté a su pregunta con una sonrisa ladeada llena de satisfacción al haberme asegurado su ayuda, al menos en la primera parte de su plan para no quedar mal en la fiesta.
Observé a la chica sin nombre durante unos instantes: pelo castaño, sonrisa constante, rasgos asiáticos, bajita, simpática y se había sorprendido al ver mis tatuajes. Era un chica diferente a todas las que había conocido, no era mi tipo pero parecía ser bastante agradable por lo que tal vez pdríamos llegar a ser amigos.
Por un segundo me asaltaron pensamientos llenos de remordimientos, pero tras un breve análisis de la situación, en el que le recordé a mi mente sentimental como ella se había ofrecido a yudarme y que yo no pensaba jugar con sus sentimientos, simplemente salvar la reputación de ambos aunque a ella eso no le interesara.
-La segunda cosa es que no tengo pareja para el baile. ¿Te apetecería venir conmigo?Le hice la pregunta cerrando los ojos y preparando a mi orgullo para un posible rechazo que esperaba que no se hiciera realidad, después de todo yo no solía equivocarme con las personas y hasta ahora había acertado en todas mis suposiciones.

Chloe comenzó a inundar su cabeza con ideas poco originales salidas de las revistas que había estado ojeando esa mañana, las primeras en ser desechadas fueron las de disfrazarse de monstruo con algunos de esos disfraces enteros, incomodos y que funcionarían perfectamente como saunas móviles, además el chico no parecía de esos a los que les gustaba esconderse completamente de los demás.
Los típicos disfraces de pirata, soldado o superhéroe fueron rechazados por la Hufflepuff con la sencilla excusa de que el chico era un Ravenclaw al que seguramente ya se le habrían ocurrido esas ideas y las habría desechado por ser corrientes y porque seguramente ya estarían pedidos. El disfrazarse de estrella de rock no seria un verdadero disfraz para el chico, ya parecía un miembro lleno de tatuajes de esas bandas de música alternativa y se suponía que Halloween era la ocasión perfecta para disfrazarte de algo que contrastara totalmente con tu apariencia habitual o que resaltara algún rasgo de tu personalidad.
La chica se estaba quedando sin ideas cuando oyó la segunda cosa en la que el chico necesitaba ayuda. Su cara pasó de mostrar concentración a exteriorizar una total confusión y en sus mejillas apareció una sombra rosada que indicaba que no estaba acostumbrada a ese tipo de preguntas y menos con esa manera tan directa de plantearlas.
-Ni siquiera sabes mi nombre. Por qué quieres que vaya contigo pudiendoselo pedir a cualquier otra chica?- Chloe habló tras unos segundos en silencio en los que intentó reunir la cantidad suficiente de valor y determinación para que su voz sonase clara, aunque seguía pareciendo la voz de alguien sumamente tímido que intentaba ser valiente.

Una sonrisa se formó en mi cara mientras la veía pensar en un disfraz que fuera acorde con lo poco que ella sabía de mi, mordía su labio con delicadeza y negaba para sí misma mientras parpadeaba y fruncía el ceño al mismo tiempo que su nariz se arrugaba. Las caras y muecas que formaba inconscientemente al estar concentrada eran divertidas y la hecían ver más simpática y adorable si eso era posible, con esa chica parecía imposible aburrirse.
Su cara cambió drásticamente al oir la segunda cosa en la que necesitaba ayuda, sus ojos se abrieron tras unos parpadeos de incredulidad a la vez que sus mejillas se teñían con una suave capa de un dulce sonrojo. Escuché su protesta y su pregunta, deduciendo de ellas que mi respuesta sería la que haría que la chica decidiese su respuesta, afirmativa o negativa, a mi extraña petición. Inspiré hondo y miré al techo intentando decidir que sería peor: mentirle y decirle que quería ir con ella porque me había enamorado a primera vista, o decirle la verdad y explicarle que si íbamos juntos ambos quedaríamos bien y podríamos conocernos mejor. Me decanté por la segunda opción, después de todo estaba tratando con una chica de la casa de los tejones, de la casa que se caracterizaba por su lealtad y su honestidad.
-La verdad es que te lo pido porque pareces simpática y si la carta que acabas de enviar para pedir un disfraz resultará que por alguna ciscunstancia se te había olvidado o ni siquiera lo sabías, lo cual me da a entender que probablemente tampoco tengas pareja. Por eso había pensado que podríamos ir juntos y aprovechar la ocasión para conocernos mejor y decidir si el otro vale la pena como amigo.-Le solté el discurso mirándola fijamente a los ojos para que viese por si misma que no mentía y solo por si resultaba ser una romántica agregué una frase bastante romántica pero que pegaba mucho en esta situación.-La verdad es que tu nombre no me parece muy necesario, después de todo aunque la rosa no se llamara rosa seguiría oliendo igual.

Chloé vio al chico tatuado observar al techo mientras pensaba en la respuesta que iba a darle a su pregunta, sabía que probablemente se lo había pedido porque todas las chicas que conocía ya tendrían pareja y al ser ella Hufflepuff habría pensado que sería fácil convencerla para que le prestara su ayuda, y así había sido, claro que ella no sabía que él terminaría pidiéndole que fuera lo acompañara al baile de Halloween.
La Hufflepuff escuchó atentamente a Alexander mientras clavaba su mirada en la del chico, ella no se consideraba una experta en distinguir si alguien mentía pero estaba bastante segura de que el chico decía la verdad, además de que el plan de ir a la fiesta para conocerse mejor le parecía una opción perfecta para conocer a gente de otras casa y sería una ocasión estupenda para enterarse del por qué de sus tatuajes realizados con el método muggle.
Sonrió ante la frase que utilizó el chico para explicar que su aparente falta de interés en conocer la identidad de la chica, Shakespeare era uno de sus escritores favoritos y cualquier referencia hacia él conseguía hacerla sonreír y que sintiera simpatía al que le hubiese citado. Ésta no fue la excepción.
-Iré contigo al baile.-Chloé aceptó la invitación del chico con una pequeña sonrisa acompañada de un sonrojo, había hablado tras unos segundos de incómodo silencio, finalmente la curiosidad y su necesidad de conseguir una pareja para el baile habían ganado la pelea que se desarrollaba en su mente.
Comenzó a caminar en dirección a la salida y una vez en la puerta se giró sonriendo hacia el chico.
-Yo voy a ir de niña pequeña, así que creo que quedarás bien como...zombie.-Dejó que el chico procesara lo que ella había dicho y sonrió antes de dar su nombre.-Yo soy Chloé Ivoire.-Dejó la lechucería con una sonrisa en los labios y bajó los escalones dando pequeños saltitos y tatareando una canción.

-Gracias, ya verás como nos lo pasamos bien.-hablé con una voz que delataba que estaba satisfecho por haber logrado que la parte más complicada de mi maravilloso plan para no quedar como un estúpido en la fiesta de Halloween se cumpliera a la perfección.
Mi mente comenzó a divagar entre las ideas que se me habían ocurrido antes de que la chica llegara, intentando averiguar cual de ellas sería la menos patética o ridícula, es decir, esos disfraces eran geniales pero no para mí, después de todo no quedaría muy bien que me disfrazara de Frankstein teniendo todo el cuerpo tatuado y poseyendo una mente maravillosa.
Mi mente paró en seco cuando oyó que ella se iba a disfrazar de niña pequeña, es decir, a ella ese disfraz le iba a la perfeción y solía ser un disfraz bastante adorable y simpático, pero yo no me pensaba disfrazar como un mocoso de tres años solo porque a ella se le hubiera pasado por la cabeza que pudiésemos ir conjuntados, es más...¿Había dicho que yo debería disfrazarme de zombie? Sonreí ante la buena idea que la chica que se estaba yendo, no era un disfraz muy complicado de hacer y aunque fuera un gran cliché muggle estaría bastante bien y no desentonaría mucho con mis tatuajes. Comencé a sacar un trozo de pergamino en el que empecé a garabatear un pedido de sangre falsa y unas cuantas láminas que hacían que se viera el interior de tu cuerpo de una manera bastante gore y desagradable, en ese momento oí como se presentaba y no pude sino sonreír. Se llamaba Chloé Ivoire, un nombre francés para una chica de rasgos asiáticos y muy agradable que siempre estaba sonriendo, probablemente acababa de conocer a una de las personas más curiosas y extrañas de todo Hogwarts.
Salí de allí con un disfraz, pareja para la fiesta y cinco galeones menos; pero había merecido pasar ese frío para enviar un pedido de poción anti-resaca sabor mentolado.