En busca de... ¿líos? [Libre]
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En busca de... ¿líos? [Libre]
Sentía una comezón en las manos, como si hubiese recibido una leve descarga electrica que me hacía sentir hasta los pelos de puntas. Era una sensación que conocía. Significaba que estaba a punto de meterme en problemas, y no por casualidad.
Lo cierto es que lo necesitaba. Hay gente que se encierra en su dormitorio, lee a solas, toca un instrumento, practica algún deporte. Es su manera de liberar tensión, creo, de liberar energía acumulada. Yo, prefiero meterme en líos. Explotar algo, romper algo, descubrir nuevas cosas. Demasiada energía, según mamá. Entonces, eso fue lo que hice.
Cogí el primer libro de uno de los estantes más bajos, y con el pegamento en la otra mano, deje caer cinco gotas sobre la superficie de la tapa. Uno en cada extremo y otro en el centro. Tomó otro libro, uno de runas antiguas creo, y... lo junte con el otro. Tapa contra tapa. Un tercer libro les siguió. Los devolví a su sitio tal como estaban anteriormente. Repetí la acción con otros. Vaya, empecé seriamente a pensar en dedicarme a ser bibliotecario.
Uno que otro estudiante pasaba cerca, ni siquiera se fijaban en mí. Es más, supongo que algún estudioso se sentiría contento de que un niño como yo, a tan temprana edad, me apasionara por el arte de la literatura. Reprimí una carcajada malvada. Mi maldad a veces, incluso me asustaba a mi.
Lo cierto es que lo necesitaba. Hay gente que se encierra en su dormitorio, lee a solas, toca un instrumento, practica algún deporte. Es su manera de liberar tensión, creo, de liberar energía acumulada. Yo, prefiero meterme en líos. Explotar algo, romper algo, descubrir nuevas cosas. Demasiada energía, según mamá. Entonces, eso fue lo que hice.
Cogí el primer libro de uno de los estantes más bajos, y con el pegamento en la otra mano, deje caer cinco gotas sobre la superficie de la tapa. Uno en cada extremo y otro en el centro. Tomó otro libro, uno de runas antiguas creo, y... lo junte con el otro. Tapa contra tapa. Un tercer libro les siguió. Los devolví a su sitio tal como estaban anteriormente. Repetí la acción con otros. Vaya, empecé seriamente a pensar en dedicarme a ser bibliotecario.
Uno que otro estudiante pasaba cerca, ni siquiera se fijaban en mí. Es más, supongo que algún estudioso se sentiría contento de que un niño como yo, a tan temprana edad, me apasionara por el arte de la literatura. Reprimí una carcajada malvada. Mi maldad a veces, incluso me asustaba a mi.
Última edición por Ethan F. Westerfeld el Mar Ago 02, 2011 5:48 am, editado 1 vez
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
La biblioteca. Adoraba pasar sus tardes investigando, explorando o buscando cosas nuevas, era algo usual en ella. Esa tarde había resultado ser particularmente diferente. No había logrado concentrarse en ninguno de los libros que tenía delante y estaba pensando seriamente en dejar el lugar. Siempre obtenía la mejor mesa de la biblioteca, ésa que quedaba junto a la ventana y desde donde podía observar todo a su alrededor. Observó ir y venir a la gente, por horas. Personas de diferentes casas pasaban apuradas, buscando páginas que pudieran resolver sus problemas. Según Rose había que ser muy inteligente para encontrar el libro adecuado en la sección adecuada. Abrió uno de los libros y comenzó a hojear página a página, intentando tomar interés por las letras e interiorizarse en los temas que revisaba. Nada. Absolutamente nada le hacía querer seguir allí, situación muy extraña considerando que amaba la biblioteca.
Observó entrar a un grupo de chicos de primer año, todos lucían 'presentables' y tenían ese brillo en los ojos característico, lleno de sueños y expectativas. Uno de los chicos se separó del grupo y corrió a una estantería para buscar un libro. 'Ojalá Hugo hubiese sido como él' pensó un instante, resultaba tan adorable ver a los pequeños leer e intentar aprender más. Observó mejor la túnica del niño: Ravenclaw, un nuevo integrante de su casa hacía lucir sus dotes intelectuales. Era tan cierto todo eso de la selección, después de todo terminaban adoptando la personalidad que debían tener de a cuerdo a su casa, no eran tonterías era una realidad. Continuó buscando cosas interesantes, pero no había nada. Era lógico y algo obvio, no pasaban muchas cosas en la biblioteca. Dio una última ojeada con la intención de irse si no había nada más que hacer allí. Sus ojos enfocaron algo fuera de lo común. Muy fuera de lo común.
Un chico hacía travesuras. Había aprendido mucho de eso con los años, y es que teniendo una gran familia de primos y tíos bromistas le había enseñado a tener cuidado. El pequeño pegaba los libros de una estantería cercana, teniendo cuidado de no ser visto. Una sonrisa de dibujó en la cara de Rose, al fin había algo que la distraería. Buscó con la mirada a la bibliotecaria pero nada, el ambiente era propicio para romper las reglas. En casos así era bastante flexible, sabía que era prefecta y podía hacer que lo castigasen en ese mismo instante pero, eran niños. Y los niños de primer año aún no tenían mucha idea del funcionamiento de las cosas. Se levantó con lentitud, ordenó los libros que tenía sobre la mesa en los estantes correspondientes y se abrió paso hasta el chico Gryffindor. - ¿Qué haces? - preguntó con una sonrisa, no tenía por qué saber que lo había estado observando y esperaría a obtener una buena excusa.
Observó entrar a un grupo de chicos de primer año, todos lucían 'presentables' y tenían ese brillo en los ojos característico, lleno de sueños y expectativas. Uno de los chicos se separó del grupo y corrió a una estantería para buscar un libro. 'Ojalá Hugo hubiese sido como él' pensó un instante, resultaba tan adorable ver a los pequeños leer e intentar aprender más. Observó mejor la túnica del niño: Ravenclaw, un nuevo integrante de su casa hacía lucir sus dotes intelectuales. Era tan cierto todo eso de la selección, después de todo terminaban adoptando la personalidad que debían tener de a cuerdo a su casa, no eran tonterías era una realidad. Continuó buscando cosas interesantes, pero no había nada. Era lógico y algo obvio, no pasaban muchas cosas en la biblioteca. Dio una última ojeada con la intención de irse si no había nada más que hacer allí. Sus ojos enfocaron algo fuera de lo común. Muy fuera de lo común.
Un chico hacía travesuras. Había aprendido mucho de eso con los años, y es que teniendo una gran familia de primos y tíos bromistas le había enseñado a tener cuidado. El pequeño pegaba los libros de una estantería cercana, teniendo cuidado de no ser visto. Una sonrisa de dibujó en la cara de Rose, al fin había algo que la distraería. Buscó con la mirada a la bibliotecaria pero nada, el ambiente era propicio para romper las reglas. En casos así era bastante flexible, sabía que era prefecta y podía hacer que lo castigasen en ese mismo instante pero, eran niños. Y los niños de primer año aún no tenían mucha idea del funcionamiento de las cosas. Se levantó con lentitud, ordenó los libros que tenía sobre la mesa en los estantes correspondientes y se abrió paso hasta el chico Gryffindor. - ¿Qué haces? - preguntó con una sonrisa, no tenía por qué saber que lo había estado observando y esperaría a obtener una buena excusa.
Rose J. WeasleyPREFECTO/A DE RAVENCLAW - Mensajes : 42
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
La voz de una chica me hizo dar un brinco en mi lugar, apenas imperceptible, pero como un resorte devolví el libro que en ese momento se encontraba con la tercer gotita en su tapa al estante que le correspondía. Escondí, lo sé, estupidamente, la prueba de mi delito detrás de mi espalda como si mis manos pudieran hacer desaparecer como por arte de magia el pegamento. Por cierto, todavía no había aprendido ningún hechizo que me permitiera eso.
Empalidecí cuando me enfrenté de nariz a nariz -la mia unos centimetros más abajo- a la estudiante de Ravenclaw. Tenía una gran y terrible P en su túnica. Con un pestañeó me libré de la culpa, y respondí quedamente:
-¿Uh?... Nada. Ya sabes, estudiando...- con una mano mantuve el pegamento tras mi espalda, y con la otra agarré el primer libro que encontré a mano:-"Trasnformaciones avanzadas"
Decir que en libro me quemó en las manos es quedarse corto.
-Bueno, es como dicen, nunca es demasiado temprano para aprender- con mi mejor sonrisa intenté sonar entusiasta. Ya, las transformaciones siempre me gustaron, desde que mi hermana me describió algunas y más aún cuando conocí a la profesora.
Ella era Ravenclaw. Posiblemente, podría creerme, si en ese momento me invitaba a formar parte de su club de intelectualoides, aceptaría sin dudarlo. Nunca asistiría a las reuniones, claro.
Empalidecí cuando me enfrenté de nariz a nariz -la mia unos centimetros más abajo- a la estudiante de Ravenclaw. Tenía una gran y terrible P en su túnica. Con un pestañeó me libré de la culpa, y respondí quedamente:
-¿Uh?... Nada. Ya sabes, estudiando...- con una mano mantuve el pegamento tras mi espalda, y con la otra agarré el primer libro que encontré a mano:-"Trasnformaciones avanzadas"
Decir que en libro me quemó en las manos es quedarse corto.
-Bueno, es como dicen, nunca es demasiado temprano para aprender- con mi mejor sonrisa intenté sonar entusiasta. Ya, las transformaciones siempre me gustaron, desde que mi hermana me describió algunas y más aún cuando conocí a la profesora.
Ella era Ravenclaw. Posiblemente, podría creerme, si en ese momento me invitaba a formar parte de su club de intelectualoides, aceptaría sin dudarlo. Nunca asistiría a las reuniones, claro.
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
Asintió a cada palabra para parecer entusiasmada e interesada en lo que explicaba. Estaba resultando ser un niño muy audaz e inteligente, apenas tenía once años y no quería imaginar cómo sería con diecisiete. Todo un peligro, tal y como su primo James, a decir verdad el chico le recordaba mucho a él. Sonrió notando el pegamento tras su espalda, si ella hubiese estado metida en algo como eso seguramente se habría desmayado o puesto tan nerviosa que su voz habría sido diferente. La habrían descubierto de inmediato, tenía muy mala suerte en cosa de romper reglas. Cruzó sus brazos e intentó tomar una postura de seguridad y autoridad, aunque ya eso le salía muy natural desde antes. Tener un hermano menor le había enseñado ciertos códigos y estrategias de convencimiento que sin dudas, le serían útiles esta ocasión. ¿Quién imaginaría que pasar tiempo con Hugo hablando estupideces le brindaría ayuda en un momento dado? Era estúpido, pero gracioso. Era como estar volviendo al pasado y ver a uno de sus primos mayores mintiendo en juntas familiares.
Cuando escuchó 'Transformaciones Avanzadas' tuvo que reprimir la gracia que le provocaba. Un niño de once años, Gryffindor, con un libro que apenas podía sostener con una mano... le estaba resultando bastante graciosa toda la situación. - Transformaciones Avanzadas, wow. - abrió sus ojos más de lo común, para darle un énfasis especial a sus 'logros'. - Debes ser el mejor alumno de tu clase, es raro que no estemos en la misma casa. - se encogió de hombros intentando parecer amigable, le encantaban los niños y todo lo que estaban dispuestos a hacer con tal de que alguien les creyera. Era absolutamente adorable. Veía cómo sus primos a diario daban excusas por las travesuras que cometían y aquello le había dado buenas claves para descubrir a quienes engañaban de cierta forma a la 'autoridad'. En ese momento le resultaba extraño tener algo que ver con la 'autoridad' de la biblioteca, jamás acusaría a un niño pero de todos modos, debía ejercer su cargo e intentar hacer entrar en razón al susodicho.
- Me llama mucho la atención tu entusiasmo. ¿Cómo te llamas? - preguntó con una tierna sonrisa, tarde o temprano declararía su culpabilidad y para entonces no quería verse como un sucio ogro. Intentaría ganar su confianza y sacarle la verdad. Tenía todo el resto de la tarde libre por lo que le resultaba bastante entretenido pasarlo allí -en la biblioteca- intentando conocer más a un niño de once años. Podría inclusive intentar solucionar el problema en el que se había metido. No significaba que los niños tuvieran todo perdonado, habían ciertos límites, pero esta vez Rose estaba relajada y no tenía intenciones de perjudicar a nadie. Todo estaría bien mientras la bibliotecaria no se apareciera por el lugar y no descubriera lo que estaba pasando en realidad. Tendrían muchos problemas entonces.
Cuando escuchó 'Transformaciones Avanzadas' tuvo que reprimir la gracia que le provocaba. Un niño de once años, Gryffindor, con un libro que apenas podía sostener con una mano... le estaba resultando bastante graciosa toda la situación. - Transformaciones Avanzadas, wow. - abrió sus ojos más de lo común, para darle un énfasis especial a sus 'logros'. - Debes ser el mejor alumno de tu clase, es raro que no estemos en la misma casa. - se encogió de hombros intentando parecer amigable, le encantaban los niños y todo lo que estaban dispuestos a hacer con tal de que alguien les creyera. Era absolutamente adorable. Veía cómo sus primos a diario daban excusas por las travesuras que cometían y aquello le había dado buenas claves para descubrir a quienes engañaban de cierta forma a la 'autoridad'. En ese momento le resultaba extraño tener algo que ver con la 'autoridad' de la biblioteca, jamás acusaría a un niño pero de todos modos, debía ejercer su cargo e intentar hacer entrar en razón al susodicho.
- Me llama mucho la atención tu entusiasmo. ¿Cómo te llamas? - preguntó con una tierna sonrisa, tarde o temprano declararía su culpabilidad y para entonces no quería verse como un sucio ogro. Intentaría ganar su confianza y sacarle la verdad. Tenía todo el resto de la tarde libre por lo que le resultaba bastante entretenido pasarlo allí -en la biblioteca- intentando conocer más a un niño de once años. Podría inclusive intentar solucionar el problema en el que se había metido. No significaba que los niños tuvieran todo perdonado, habían ciertos límites, pero esta vez Rose estaba relajada y no tenía intenciones de perjudicar a nadie. Todo estaría bien mientras la bibliotecaria no se apareciera por el lugar y no descubriera lo que estaba pasando en realidad. Tendrían muchos problemas entonces.
Rose J. WeasleyPREFECTO/A DE RAVENCLAW - Mensajes : 42
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
Mamá solía decir que era tan parlanchín como mi hermana, que siempre tenía una respuesta en la punta de la lengua. Lo que para mal de ella, me permitía encontrar buenas excusas a mis travesuras. Podía llegar a mentir con tal descaro, que decía que algún día yo aseguraría que las nubes eran verdes solo para no admitir que eran blancas. Mi mente trabajaba aceleradamente con años de práctica de hacerme el tonto al ser pillado con las manos en la masa. Cuando uno se dedicaba a buscar líos como oficio, se vuelve experto en esto. Si uno se va a poner a temblar como gelatina al ser descubierto, no tiene que hacerlo.
-¿Yo en Ravenclaw?- las carcajadas se atragantaron en mi garganta-El Sombrero dijo que era demasiado listo que podía elegir yo mismo mi casa- en esto no había necesidad de mentir, pero autohalagarme era otro de mis defectos.
El problema es, que esa chica, se plantaba tan firme ante a mi que algo me decía que sabía lo que estaba haciendo. Ella sabía que mentía, ¡me había visto con el pegamente en manos! Pero no hacía nada. No me decía nada. En vez de eso me preguntó como me llamaba, ¡ajá! me había seguido la corriente solo para obtener información sobre mí y poder culparme abiertamente. Ya me la imaginé gritando y señalándome acusadoramente "¡Fue él!", y después el juicio... mucha imaginación, la escena se disolvió en mi mente y volví a la realidad.
-Eh...- miré el libro que tenía en manos-Trans... Transford Avan.- el pegamento escondido tras mi espalda me resultaba patético, así que se lo mostré-Me gusta arreglar los libros de la biblioteca.
Si mi madre creyera todo lo que decía, se sentiría muy orgullosa de mi. Lastima.
-¿Yo en Ravenclaw?- las carcajadas se atragantaron en mi garganta-El Sombrero dijo que era demasiado listo que podía elegir yo mismo mi casa- en esto no había necesidad de mentir, pero autohalagarme era otro de mis defectos.
El problema es, que esa chica, se plantaba tan firme ante a mi que algo me decía que sabía lo que estaba haciendo. Ella sabía que mentía, ¡me había visto con el pegamente en manos! Pero no hacía nada. No me decía nada. En vez de eso me preguntó como me llamaba, ¡ajá! me había seguido la corriente solo para obtener información sobre mí y poder culparme abiertamente. Ya me la imaginé gritando y señalándome acusadoramente "¡Fue él!", y después el juicio... mucha imaginación, la escena se disolvió en mi mente y volví a la realidad.
-Eh...- miré el libro que tenía en manos-Trans... Transford Avan.- el pegamento escondido tras mi espalda me resultaba patético, así que se lo mostré-Me gusta arreglar los libros de la biblioteca.
Si mi madre creyera todo lo que decía, se sentiría muy orgullosa de mi. Lastima.
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
Continuó sonriendo sin inmutarse, sabía que los chicos tenían ese afán de superioridad clave en su personalidad. El pequeño resultaba tenerlo marcado también y a muy temprana edad. El sombrero siempre te dejaría escoger, y a decir verdad había acertado en enviarlo a Gryffindor. Siempre resultaba que allí terminaban los bromistas, valientes y ansiosos por concretas sus travesuras. - Que gentil fue el sombrero. - dijo observando la entrada, esa tarde la biblioteca estaba más concurrida que nunca. Estaba claro, se acercaban los exámenes y todos querían aprobar de una u otra forma. Volvió a observar al chico y agregó - Siempre me ha caído bien, ya sabes, es tan sabio y ocurrente. No pasan los años sobre él. - rió un momento. De cierta forma era cierto, siempre había admirado al sucio y antiguo sombrero. Cada año tenía una nueva canción e incentivaba a los alumnos a seguir sus sueños y anhelos más preciados. Era un sabio y bromista personaje de Hogwarts, todos lo admiraban y esperaban recibir sus consejos. Toda una leyenda. - Aún así habrías quedado bien en Ravenclaw. - asintió aún con los brazos cruzados. Había que tener mucha inteligencia y rapidez mental para ser tan ocurrente en los engaños que se hacían, aunque la valentía fuera de la mano con ello.
Tuvo que respirar profundamente para que las carcajadas no salieran de su boca, era increíble la creatividad que tenía ese niño. El nombre que había creado era simplemente chistoso, pero daba a entender que se saldría con la suya hasta el final. Transford, ¿qué era eso? sólo a alguien que tuviera un libro de Transformaciones Avanzadas se le podría ocurrir algo así. - Un gusto, Transford. - dijo extendiendo una mano, la cordialidad era algo que no se debía perder ni porque fuera una 'presentación de juego' para Rose. - ¿Te han dicho alguna vez lo único que es tu nombre? Eres el primer Transford que conozco. - intentó que el tono de su voz sonara emocionado. Ahora seguiría jugando su juego hasta que confesara. Había sido algo muy ocurrente señalar que arreglaba libros, quien no hubiera estado observando de antes lo que hacía, lo habría felicitado e incluso destacado en público. - Oh, es muy lindo lo que haces por la biblioteca. La bibliotecaria estará muy agradecida. - asintió con firmeza y seguridad. Agradecía que la mujer encargada de cuidar el lugar no se encontrara allí, se le habría hecho muy difícil entonces. - Por cierto, soy Felicia Felicis, un gusto nuevamente. - mordió su labio para que la gracia de la situación no la invadiera y delatara.
Sacó un libro de la estantería casualmente. 'En busca de la Quintaesencia' era un conocido libro de encantamientos, abrió la primera página y ojeó con rapidez las imágenes e indicaciones. No debía levantar sospechas y a la biblioteca se iba a estudiar, así que estaba actuando bien hasta el momento. De vez en cuando miraba hacia la puerta. Su mayor temor en esos momentos era la llegada de la bibliotecaria, seguramente ya sabía que a esas horas el lugar se encontraba repleto y brindaría su presencia de un momento a otro. Su cara adoptó una expresión de concentración - Deberías leer este libro, como dices tú nunca es demasiado temprano para aprender. - dijo con una sonrisa sincera, tal vez en una lejana posición él haría caso y podría cambiar los pasos que estaba siguiendo. Un momento, sus primos no habían cambiado...ok, la situación era bastante complicada, no se podía cambiar de parecer a alguien en un dos por tres. - Hay muchos libros que podrían llamar tu atención, algún día te los mencionaré. - continuó observando el libro y los centenares de hechizos que se agolpaban en las cientos de páginas.
Tuvo que respirar profundamente para que las carcajadas no salieran de su boca, era increíble la creatividad que tenía ese niño. El nombre que había creado era simplemente chistoso, pero daba a entender que se saldría con la suya hasta el final. Transford, ¿qué era eso? sólo a alguien que tuviera un libro de Transformaciones Avanzadas se le podría ocurrir algo así. - Un gusto, Transford. - dijo extendiendo una mano, la cordialidad era algo que no se debía perder ni porque fuera una 'presentación de juego' para Rose. - ¿Te han dicho alguna vez lo único que es tu nombre? Eres el primer Transford que conozco. - intentó que el tono de su voz sonara emocionado. Ahora seguiría jugando su juego hasta que confesara. Había sido algo muy ocurrente señalar que arreglaba libros, quien no hubiera estado observando de antes lo que hacía, lo habría felicitado e incluso destacado en público. - Oh, es muy lindo lo que haces por la biblioteca. La bibliotecaria estará muy agradecida. - asintió con firmeza y seguridad. Agradecía que la mujer encargada de cuidar el lugar no se encontrara allí, se le habría hecho muy difícil entonces. - Por cierto, soy Felicia Felicis, un gusto nuevamente. - mordió su labio para que la gracia de la situación no la invadiera y delatara.
Sacó un libro de la estantería casualmente. 'En busca de la Quintaesencia' era un conocido libro de encantamientos, abrió la primera página y ojeó con rapidez las imágenes e indicaciones. No debía levantar sospechas y a la biblioteca se iba a estudiar, así que estaba actuando bien hasta el momento. De vez en cuando miraba hacia la puerta. Su mayor temor en esos momentos era la llegada de la bibliotecaria, seguramente ya sabía que a esas horas el lugar se encontraba repleto y brindaría su presencia de un momento a otro. Su cara adoptó una expresión de concentración - Deberías leer este libro, como dices tú nunca es demasiado temprano para aprender. - dijo con una sonrisa sincera, tal vez en una lejana posición él haría caso y podría cambiar los pasos que estaba siguiendo. Un momento, sus primos no habían cambiado...ok, la situación era bastante complicada, no se podía cambiar de parecer a alguien en un dos por tres. - Hay muchos libros que podrían llamar tu atención, algún día te los mencionaré. - continuó observando el libro y los centenares de hechizos que se agolpaban en las cientos de páginas.
Rose J. WeasleyPREFECTO/A DE RAVENCLAW - Mensajes : 42
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
"No, créeme, Ravenclaw no" pensé. ¿Libros? ¿Estudio? ¿Salvar al mundo descubriendo antídotos o formular nuevas teorías sobre ser o no ser? No era lo mío; la Prefecta insistía en que Ravenclaw sería mi casa ideal, con tanto empeño, que me esperaba que en el cualquier momento me invitará a un club de nerds o algo así. Me dio escalofríos.
- Si tú dices, quizás... - respondí con una evasiva.
Siempre supe que sería Gryffindor. Desde que Lion, mi primo, me había contado que fue seleccionado en esa Casa y quienes iban ahí, lo supe. Mi hermana me había detallado las virtudes que el Sombrero Seleccionador le atribuía a cada una, lo que solo confirmó que no encajaría en ninguna otra. Había nacido para vivir grandes aventuras.
Acepté la mano de la chica dejando el pegamento en un estante. Listo, ya me había librado de la prueba del delito.
- Mi madre estaba muy inspirada el día que nací. - me justifiqué por un nombre tan singular; lo siguiente hizo que una parte de mi se pusiera en alerta y otra se consumiera de risa por dentro. Obviamente, ella también mentía con respecto a su nombre. ¡Me estaba siguiendo la corriente! Como a los locos. Divertido, comenté:- ¡Vaya! Apuesto a que tu mamá estaba muy feliz cuando naciste.
Felicia tomó un libro del estante, y receloso de lo que haría a continuación, me deshice del libro de Transformaciones Avanzadas que tenía. Con nada en manos era más sencillo salir corriendo cuando se presentara la posibilidad. Como no podía simplemente desaparecerme, comencé a caminar unos pasos, alejándome... Escondí mis manos en los bolsillos de mi pantalón y me hamaqué sobre mis pies cuando ella me ofreció un libro raro para leer. A la fábrica procesadora de mentiras que era mi cerebro le ordené algo nuevo.
- Eh... bueno, es que... ¿nunca escuchaste decir que a los niños brillantes no debes agobiarlos con tantos conocimientos? Es... contraproducente - abrí grande los ojos como para señalar la gravedad del asunto- Nuestro cerebro tendría un cortocircuito, y no querrás ver materia gris volando por los aires - ilustré mis palabras levantando los brazos. - En fin. Podrías hacerme una lista y los voy leyendo de a poco... - si, si, claro.
- Si tú dices, quizás... - respondí con una evasiva.
Siempre supe que sería Gryffindor. Desde que Lion, mi primo, me había contado que fue seleccionado en esa Casa y quienes iban ahí, lo supe. Mi hermana me había detallado las virtudes que el Sombrero Seleccionador le atribuía a cada una, lo que solo confirmó que no encajaría en ninguna otra. Había nacido para vivir grandes aventuras.
Acepté la mano de la chica dejando el pegamento en un estante. Listo, ya me había librado de la prueba del delito.
- Mi madre estaba muy inspirada el día que nací. - me justifiqué por un nombre tan singular; lo siguiente hizo que una parte de mi se pusiera en alerta y otra se consumiera de risa por dentro. Obviamente, ella también mentía con respecto a su nombre. ¡Me estaba siguiendo la corriente! Como a los locos. Divertido, comenté:- ¡Vaya! Apuesto a que tu mamá estaba muy feliz cuando naciste.
Felicia tomó un libro del estante, y receloso de lo que haría a continuación, me deshice del libro de Transformaciones Avanzadas que tenía. Con nada en manos era más sencillo salir corriendo cuando se presentara la posibilidad. Como no podía simplemente desaparecerme, comencé a caminar unos pasos, alejándome... Escondí mis manos en los bolsillos de mi pantalón y me hamaqué sobre mis pies cuando ella me ofreció un libro raro para leer. A la fábrica procesadora de mentiras que era mi cerebro le ordené algo nuevo.
- Eh... bueno, es que... ¿nunca escuchaste decir que a los niños brillantes no debes agobiarlos con tantos conocimientos? Es... contraproducente - abrí grande los ojos como para señalar la gravedad del asunto- Nuestro cerebro tendría un cortocircuito, y no querrás ver materia gris volando por los aires - ilustré mis palabras levantando los brazos. - En fin. Podrías hacerme una lista y los voy leyendo de a poco... - si, si, claro.
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
No insistiría más con lo de las casas y ese tipo de cosas, estaba claro que nada haría cambiar su parecer. Toda esa situación le estaba resultando bastante divertida e insólita. Había pasado de estar sentada sin tener nada interesante que hacer a lidiar con 'Transford', un chico travieso y que salía de lo común. El día estaba resultando ser bastante raro y muy movido, no solía tener situaciones así y le gustaba. Era como volver a ser niña y disfrazarse, ahora no estaba siendo ella, era Felicia. Sí, Felicia Felicis era el nombre más estúpido que se le había ocurrido. Sonrió casi riéndose sin poder evitarlo, no duraría mucho con eso. Deslizó su índice por una página del libro, había sacado ese texto unas cien veces y tenía en su mente todos los hechizos más importantes. Esa página en específico le traía muchos recuerdos, había sido lo primero que había leído en su 'lugar secreto'. Cada libro de la biblioteca tenía una historia distinta para Rose y guardaban secretos inimaginados por el resto. Todos veían simples libros en las estanterías, Rose por el contrario, veía nuevos mundos que se abrían para dar paso a su imaginación. Era una maniática de la lectura y el aprendizaje, por eso estaba tan orgullosa de pertenecer a Ravenclaw.
Su madre no era la inspirada, más bien dicho era él. Fingió estar interesada en saber algo más - Oh vaya, ¿eres hijo único? no creo que las inspiraciones vengan de un día a otro. - intentaría permanecer en la misma línea de siempre, no ir un paso delante ni uno atrás. Estaban como iguales, ambos mintiendo por una causa común. Juntos habían creado ese universo paralelo que no salía de lo real pero que sí, tenía ciertos fallos por ambas partes. Agradecía que el niño estuviera en su primer año y aún no ubicara mucho a su familia, sino habría sabido hace mucho que se trataba de una Weasley. Pero, ¿y si sabía? entonces, ambos estarían perdonados. - ¿Qué? - preguntó distraída, sus pensamientos la habían consumido una vez más y hacían que se desplazara del tiempo y espacio. - Ah sí, mis padres estaban sumamente felices ¿tanto se nota? - sonrió divertida. Su nuevo nombre aparte de sonar divertido tenía fuerte impacto con lo mencionado, la felicidad. Quizás por eso se le había venido a la mente, estaba feliz en esos instantes. No tenía nada por qué preocuparse.
Explicaciones, explicaciones y más explicaciones. Ese niño tenía el don de la palabra. ¡Cielos! siempre sabía como esquivar los temas. Le estaba resultando bastante curioso, Transford debía dedicarse a eso, de otro modo jamás hubiera podido mantener la mentira por tanto tiempo. Era un experto en el tema. - No querríamos que eso sucediera, sería catastrófico y ya no podrías venir a la biblioteca. - se tapó la boca con una mano, fingiendo terror por el hecho. - Ok niño brillante, te haré una lista detallada con todos los libros que te haría bien leer este año. - devolvió el libro de encantamientos a la estantería, observando el pegamento inmóvil. - Podrías comenzar con 'No debo decir mentiras' y terminar con 'Te he descubierto'. - sonrió encogiéndose de hombros, no haría nada. No podía ser dura con los niños, no le salía e iba contra sus principios. - No te preocupes, nadie se enterará. - le guiñó un ojo para que no se asustara, lo último que quería era ver un niño corriendo por la biblioteca y alarmando al resto. Eso no lo habría favorecido para nada.
Su madre no era la inspirada, más bien dicho era él. Fingió estar interesada en saber algo más - Oh vaya, ¿eres hijo único? no creo que las inspiraciones vengan de un día a otro. - intentaría permanecer en la misma línea de siempre, no ir un paso delante ni uno atrás. Estaban como iguales, ambos mintiendo por una causa común. Juntos habían creado ese universo paralelo que no salía de lo real pero que sí, tenía ciertos fallos por ambas partes. Agradecía que el niño estuviera en su primer año y aún no ubicara mucho a su familia, sino habría sabido hace mucho que se trataba de una Weasley. Pero, ¿y si sabía? entonces, ambos estarían perdonados. - ¿Qué? - preguntó distraída, sus pensamientos la habían consumido una vez más y hacían que se desplazara del tiempo y espacio. - Ah sí, mis padres estaban sumamente felices ¿tanto se nota? - sonrió divertida. Su nuevo nombre aparte de sonar divertido tenía fuerte impacto con lo mencionado, la felicidad. Quizás por eso se le había venido a la mente, estaba feliz en esos instantes. No tenía nada por qué preocuparse.
Explicaciones, explicaciones y más explicaciones. Ese niño tenía el don de la palabra. ¡Cielos! siempre sabía como esquivar los temas. Le estaba resultando bastante curioso, Transford debía dedicarse a eso, de otro modo jamás hubiera podido mantener la mentira por tanto tiempo. Era un experto en el tema. - No querríamos que eso sucediera, sería catastrófico y ya no podrías venir a la biblioteca. - se tapó la boca con una mano, fingiendo terror por el hecho. - Ok niño brillante, te haré una lista detallada con todos los libros que te haría bien leer este año. - devolvió el libro de encantamientos a la estantería, observando el pegamento inmóvil. - Podrías comenzar con 'No debo decir mentiras' y terminar con 'Te he descubierto'. - sonrió encogiéndose de hombros, no haría nada. No podía ser dura con los niños, no le salía e iba contra sus principios. - No te preocupes, nadie se enterará. - le guiñó un ojo para que no se asustara, lo último que quería era ver un niño corriendo por la biblioteca y alarmando al resto. Eso no lo habría favorecido para nada.
Rose J. WeasleyPREFECTO/A DE RAVENCLAW - Mensajes : 42
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
- No, tengo una hermana mayor - eso era verdad, pero…- Su nombre es Encant, y también tengo dos menores, Pocik y Defens. Somos árabes eslovacos.
Lo malo de las mentiras es que, como bien es sabido –y como mi mamá se encargó de explicarme mil veces-, se convierte en una telaraña a tu alrededor. Cada vez te envuelves más, y más. Cualquier paso en falso, y estás a merced de la voraz araña. Llegué a un punto con Felicia en que me sentí así. No había razón para seguir mintiendo en cuanto a mis hermanos, pero cuando empiezas, ya no puedes parar. La imaginación está tan acelerada que no da paso a la lógica.
Entonces, siguiendo la cuerda, ella me puso entre la espada y la pared, y… me hice el tonto otra vez.
- Creo que no conozco esos libros.
Pero ella me sonrió. Felicia o quien quiera que fuera, con una placa de Prefecta, me guiñó el ojo y me aseguró que no se lo contaría a nadie. Antes de que me arrodillara ante ella dándole las gracias, despojándome de mi careta de mentiroso, no obstante, una alarma se prendió en mi cabeza empezando a zumbar.
- ¿En serio? ¿No me darás a leer luego algún libro llamado “Castigado por tres meses”, verdad? - pregunté con desconfianza, entrecerrando los ojos. Lo cierto es que tendía a confiar en ella, quizás se debía a que no me había reprendido en un primer momento y que como su túnica no era de color verde suponía que era menos propensa a usar artimañas para atrapar a una inocente, joven y adorable víctima.- ¡Y tampoco he hecho nada malo! - salté en mi defensa, declarándolo todo – Solo estaba haciendo combos de libros, tres por uno, mejor para los estudiosos- indiqué, sacando tres libros del estante y enseñándole lo unidos que estaban por el pegamento, como si esperara un cumplido por mi labor.
Lo malo de las mentiras es que, como bien es sabido –y como mi mamá se encargó de explicarme mil veces-, se convierte en una telaraña a tu alrededor. Cada vez te envuelves más, y más. Cualquier paso en falso, y estás a merced de la voraz araña. Llegué a un punto con Felicia en que me sentí así. No había razón para seguir mintiendo en cuanto a mis hermanos, pero cuando empiezas, ya no puedes parar. La imaginación está tan acelerada que no da paso a la lógica.
Entonces, siguiendo la cuerda, ella me puso entre la espada y la pared, y… me hice el tonto otra vez.
- Creo que no conozco esos libros.
Pero ella me sonrió. Felicia o quien quiera que fuera, con una placa de Prefecta, me guiñó el ojo y me aseguró que no se lo contaría a nadie. Antes de que me arrodillara ante ella dándole las gracias, despojándome de mi careta de mentiroso, no obstante, una alarma se prendió en mi cabeza empezando a zumbar.
- ¿En serio? ¿No me darás a leer luego algún libro llamado “Castigado por tres meses”, verdad? - pregunté con desconfianza, entrecerrando los ojos. Lo cierto es que tendía a confiar en ella, quizás se debía a que no me había reprendido en un primer momento y que como su túnica no era de color verde suponía que era menos propensa a usar artimañas para atrapar a una inocente, joven y adorable víctima.- ¡Y tampoco he hecho nada malo! - salté en mi defensa, declarándolo todo – Solo estaba haciendo combos de libros, tres por uno, mejor para los estudiosos- indiqué, sacando tres libros del estante y enseñándole lo unidos que estaban por el pegamento, como si esperara un cumplido por mi labor.
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
La creatividad iba y venía, Encant, Pocik y Defens, al parecer tenía cierto gusto por las asignaturas aludidas. Árabes eslovacos, eso había sido la gota que rebalsó el vaso. Soltó una corta risa que extinguió con seriedad, no apoyaría su conducta, pero era inevitable no reír de todo eso. Con once años Rose destacaba académicamente, Transford en cambio, destacaba por sus travesuras y creativas mentiras que engañaban a cualquiera. La personalidad de los niños variaba de un tipo de persona a otra. Rose había convivido con tantos niños en su vida que sabía perfectamente los tipos de personalidades que existían: Tranquilos, traviesos, tímidos, inteligentes, relajados, hiperactivos, y ¡en fin! Todo era cosa de observar más allá y saber cómo tratar con cada tipo. Le habría gustado que 'uno de los suyos' viera cómo Transford usaba las palabras y engatusaba a las personas con sus mentiras, seguramente habrían aprendido un poco más de él. Para algunos, habría resultado como mirarse en un espejo con los años retrocedidos.
- Oh yo creo que los conoces muy bien. - sonrió asintiendo con seguridad. Había demostrado ser muy rápido mentalmente y eso se aprendía con los libros de la vida. El chico no era nada tonto, entendía perfectamente lo que le esperaba de no haber sido descubierto por ella. Sí, habría sido mucho peor de ser un Slytherin con ansias de tortura. Slytherin, sus dos mejores amigos pertenecían a esa casa y habían cambiado mucho con el correr de los años. No era un mito, el llevar la túnica verde te cambiaba radicalmente y era verdaderamente lamentable. Maldita estupidez humana. Imitaciones, eran sólo tácticas de integración, todos actuaban como verdaderos estúpidos. Sacudió su cabeza negando, ella no castigaba a los niños. Jamás lo haría. - Es tu día de suerte Transford. No estarás castigado por tres meses ni mucho menos, no es mi estilo. - eso era muy cierto, fuera de la casa que fuera si era un niño lo pensaba dos veces. Era su primer año en Hogwarts y sólo quería experimentar y conocer el lugar, no era un delito. Todos los niños eran así, les gustaba explorar y llamar de cierta forma, la atención de sus pares.
Observó el trabajo que había hecho con los libros, estaban muy bien pegados y unidos. - Mucho mejor para los estudiosos, pero deberías dejar que ellos mismos se las arreglen por su cuenta. Así que, todo esto fue con buena intención ¿no? - elevó una ceja cuestionándole los hechos. La bibliotecaria aún no se hacía presente, extraño pero muy propicio. - Sea como sea creo que ya es tiempo de enmendarse y decir la verdad. Empecemos de nuevo, soy Rose Weasley, un gusto. - extendió por segunda vez su mano, esta vez sería una presentación verdadera y real. Sabía que algunas veces la insignia de prefecta podía intimidar al resto, pero ¡vamos! era sólo una responsabilidad más, nada por qué preocuparse o temer. Habían algunos alumnos que se tomaban atribuciones estúpidas y absurdas, sólo por el hecho de llevar la 'P' en el pecho. Rose no era así, analizaba las cosas antes de llevarlas a cabo, no actuaba sin pensar, era práctica y muy responsable en cuanto a eso.
- Oh yo creo que los conoces muy bien. - sonrió asintiendo con seguridad. Había demostrado ser muy rápido mentalmente y eso se aprendía con los libros de la vida. El chico no era nada tonto, entendía perfectamente lo que le esperaba de no haber sido descubierto por ella. Sí, habría sido mucho peor de ser un Slytherin con ansias de tortura. Slytherin, sus dos mejores amigos pertenecían a esa casa y habían cambiado mucho con el correr de los años. No era un mito, el llevar la túnica verde te cambiaba radicalmente y era verdaderamente lamentable. Maldita estupidez humana. Imitaciones, eran sólo tácticas de integración, todos actuaban como verdaderos estúpidos. Sacudió su cabeza negando, ella no castigaba a los niños. Jamás lo haría. - Es tu día de suerte Transford. No estarás castigado por tres meses ni mucho menos, no es mi estilo. - eso era muy cierto, fuera de la casa que fuera si era un niño lo pensaba dos veces. Era su primer año en Hogwarts y sólo quería experimentar y conocer el lugar, no era un delito. Todos los niños eran así, les gustaba explorar y llamar de cierta forma, la atención de sus pares.
Observó el trabajo que había hecho con los libros, estaban muy bien pegados y unidos. - Mucho mejor para los estudiosos, pero deberías dejar que ellos mismos se las arreglen por su cuenta. Así que, todo esto fue con buena intención ¿no? - elevó una ceja cuestionándole los hechos. La bibliotecaria aún no se hacía presente, extraño pero muy propicio. - Sea como sea creo que ya es tiempo de enmendarse y decir la verdad. Empecemos de nuevo, soy Rose Weasley, un gusto. - extendió por segunda vez su mano, esta vez sería una presentación verdadera y real. Sabía que algunas veces la insignia de prefecta podía intimidar al resto, pero ¡vamos! era sólo una responsabilidad más, nada por qué preocuparse o temer. Habían algunos alumnos que se tomaban atribuciones estúpidas y absurdas, sólo por el hecho de llevar la 'P' en el pecho. Rose no era así, analizaba las cosas antes de llevarlas a cabo, no actuaba sin pensar, era práctica y muy responsable en cuanto a eso.
- Orden de Rol:
- Ok, ahora es el turno de Fred y luego las cosas irán como antes:
Ethan, Rose y Fred. Ese será el orden (:
Rose J. WeasleyPREFECTO/A DE RAVENCLAW - Mensajes : 42
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
"Diez puntos por haberle dado en la frente" pensé cuando giraba mi cabeza hacia un pergamino en blanco que tenía delante de mí. La víctima, a la cual le había lanzado una grangea mordida de sabor moco, buscaba por todos lados a su agresor. Obviamente no lo iba a poder encontrar, pues había muchísimos más alumnos en el gran comedor que estaban allí haciendo deberes o practicando algunos encantamientos con piedras y otros objetos sin mucho valor. Yo simplemente veía de reojo a la chica de Hufflepuff que volvía a tomar asiento, pero que cada tanto alzaba la vista en cualquier mesa para ver si encontraba con el charlatán atacado de la risa. –Y la próxima gragea es de sabor...– dije mordiéndola por la mitad. Al instante me llegó el sabor de hígados y escupí el pequeño trozo de la golosina. Alcé la vista apuntando a la misma chica y justo cuando levanté mi mano, la de alguien más sujeto mi muñeca.
Giré la cabeza para ver de quién se trataba y en cuanto mis ojos se cruzaron con los McGonagall no pude hacer otra cosa que sonreírle de forma bonita e inocente, pero no pude sostenerle por mucho tiempo la mirada, pues sus ojos expresaban molestia y estaba seguro que muy en el fondo, algo de diversión hacia mi persona y mis actos, como si se acordara de algo que yo ni por enterado. –Lo siento profesora– dije bajando mi mano cuando la directora me hubo soltado. Volví a mi pergamino para leer y me sonrojé cuando me di cuenta que no había letra alguna en su amarillenta superficie. Miré de nueva cuenta a la profesora y esta estaba con una sonrisa apenas notable en sus labios. –Señor Weasley... Creo que estará más agusto si estudia en la biblioteca– me dijo señalando con un ademán las puertas del gran comedor. –Tienes usted toda la razón profesora McGonagall– le dije tomando todas mis cosas y poniéndome de pie de forma inmediata para salir cuanto antes de allí.
Salí del comedor y miré por el vestíbulo con la esperanza de encontrarme con James, Frank o alguien que me acompañara a la biblioteca. No es que tuviera miedo a ese lugar, pero simplemente no quería estar allí metido pues lo más seguro es que me encontrarían muerto del aburrimiento, con mi cabeza sobre un libro de Historia o Runas sin abrir. Suspiré un par de veces, sintiendo como se llenaban mis pulmones y apresurándome a caminar cuando de reojo vi como la profesora McGonagall venía en dirección hacia mí con su varita desefundada. –YA VOY PROFESORA– grité al tiempo que corría hacia las escaleras con una cara de espanto.
Llegué al piso de la biblioteca un poco agitado, arreglando las cosas que tenía entre mis manos como un par de pergaminos, un pluma y un frasquito de tinta roja y otro de tinta dorada. Sí, me gustaba escribir con los colores de Gryffindor, aunque no sobre pergaminos de color claro pues los profesores me quejaban que no veían las letras doradas. Caminé por un pasillo y luego por otro para llegar a la entrada. Desde lejos uno podía leer la viejedad de los libros y ese olor típico de los nerdy que abundaban en la biblioteca. Entré y caminé por los pasillos para encontrar un lugar oculto para poder planear algo o dormir un rato, doble hacia la derecha y me topé con –¡Rose!– dije con una sonrisa y al pequeño –¡Ethan!– al cual le revolví el cabello con mi mano izquierda.
Giré la cabeza para ver de quién se trataba y en cuanto mis ojos se cruzaron con los McGonagall no pude hacer otra cosa que sonreírle de forma bonita e inocente, pero no pude sostenerle por mucho tiempo la mirada, pues sus ojos expresaban molestia y estaba seguro que muy en el fondo, algo de diversión hacia mi persona y mis actos, como si se acordara de algo que yo ni por enterado. –Lo siento profesora– dije bajando mi mano cuando la directora me hubo soltado. Volví a mi pergamino para leer y me sonrojé cuando me di cuenta que no había letra alguna en su amarillenta superficie. Miré de nueva cuenta a la profesora y esta estaba con una sonrisa apenas notable en sus labios. –Señor Weasley... Creo que estará más agusto si estudia en la biblioteca– me dijo señalando con un ademán las puertas del gran comedor. –Tienes usted toda la razón profesora McGonagall– le dije tomando todas mis cosas y poniéndome de pie de forma inmediata para salir cuanto antes de allí.
Salí del comedor y miré por el vestíbulo con la esperanza de encontrarme con James, Frank o alguien que me acompañara a la biblioteca. No es que tuviera miedo a ese lugar, pero simplemente no quería estar allí metido pues lo más seguro es que me encontrarían muerto del aburrimiento, con mi cabeza sobre un libro de Historia o Runas sin abrir. Suspiré un par de veces, sintiendo como se llenaban mis pulmones y apresurándome a caminar cuando de reojo vi como la profesora McGonagall venía en dirección hacia mí con su varita desefundada. –YA VOY PROFESORA– grité al tiempo que corría hacia las escaleras con una cara de espanto.
Llegué al piso de la biblioteca un poco agitado, arreglando las cosas que tenía entre mis manos como un par de pergaminos, un pluma y un frasquito de tinta roja y otro de tinta dorada. Sí, me gustaba escribir con los colores de Gryffindor, aunque no sobre pergaminos de color claro pues los profesores me quejaban que no veían las letras doradas. Caminé por un pasillo y luego por otro para llegar a la entrada. Desde lejos uno podía leer la viejedad de los libros y ese olor típico de los nerdy que abundaban en la biblioteca. Entré y caminé por los pasillos para encontrar un lugar oculto para poder planear algo o dormir un rato, doble hacia la derecha y me topé con –¡Rose!– dije con una sonrisa y al pequeño –¡Ethan!– al cual le revolví el cabello con mi mano izquierda.
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
Así que ese fue el día en que encontré a mi Prefecta ideal. Si todas, y todos, fueran como ella, seguramente tendría una larga carrera de travesuras por delante. Me gustaba que le gente entendiera que mis acciones eran el resultado de energía acumulada en exceso, nada de maldad, ni de estupidez. Por los tiempos jóvenes de Merlín, solo era un inocente niño pasando el tiempo.
- Pues claro que fue con buena intención - exclamé, con ese tono en el que daba entender que no había ni necesidad de preguntarme aquello. Lo de decir la verdad fue un golpe bajo, pero no prometí nada al respecto, en cambio, se me iluminó el rostro:- ¡Eres otra Weasley!
Como si esa fuera una palabra tabú que servía de llamado a todos quienes lo portaran, doblando por una esquina llegó Fred Weasley. Y, claro, después de su saludo no hubo manera en que siguiera sosteniendo que era Transford.
- ¡Hola Fredo! - de tanto que se le había oído decir a su primo James, ese apodo se me había quedado. – Ella también es Weasley - señalé a Rose todavía entusiasmado por el descubrimiento. No se podía decir que fueran dos gotas de agua, así que supuse que no eran hermanos. Uno pelirrojo, la otra de cabello castaño, no, no. Ahora sí, cayendo en el hecho de que Fred había pisado la biblioteca, lo miré sin ocultar mi sorpresa – Espera, ¿qué haces aquí? Oh, no - una terrible idea cruzó por mi cabeza – ¡te hemos perdido! Te pasaste al bando de los nerds - presioné mi cabeza con ambas manos.
- Pues claro que fue con buena intención - exclamé, con ese tono en el que daba entender que no había ni necesidad de preguntarme aquello. Lo de decir la verdad fue un golpe bajo, pero no prometí nada al respecto, en cambio, se me iluminó el rostro:- ¡Eres otra Weasley!
Como si esa fuera una palabra tabú que servía de llamado a todos quienes lo portaran, doblando por una esquina llegó Fred Weasley. Y, claro, después de su saludo no hubo manera en que siguiera sosteniendo que era Transford.
- ¡Hola Fredo! - de tanto que se le había oído decir a su primo James, ese apodo se me había quedado. – Ella también es Weasley - señalé a Rose todavía entusiasmado por el descubrimiento. No se podía decir que fueran dos gotas de agua, así que supuse que no eran hermanos. Uno pelirrojo, la otra de cabello castaño, no, no. Ahora sí, cayendo en el hecho de que Fred había pisado la biblioteca, lo miré sin ocultar mi sorpresa – Espera, ¿qué haces aquí? Oh, no - una terrible idea cruzó por mi cabeza – ¡te hemos perdido! Te pasaste al bando de los nerds - presioné mi cabeza con ambas manos.
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
La biblioteca aún estaba tranquila. Todos corrían buscando el libro adecuado, era bastante gracioso ver personas que en la vida habían puesto un pie en la biblioteca buscando sólo un libro que solucionara sus problemas. Estúpidos. Los libros eran como las personas, sólo se buscan cuando se necesitan; bueno, no con todos resulta de la misma forma. Para Rose ese lugar suponía cosas distintas, cosas buenas e irreales. No estaba enfadada con el niño por haber pegado los libros, sólo no le gustaba que mirasen en menos una fuente de tanto conocimiento y distracción. - En verdad espero que haya sido con buena intención. Los libros son increíbles, ¿sabes? - sonrió sabiendo que aquel comentario no tendría un impacto fundamental en la vida del chico. Si era travieso desde ahora, lo sería toda la vida y no habría esperanza ni trance con alguno de esos libros que llenaba la biblioteca. Simplemente no lo entendía. ¿Cómo ella podía ver cosas que el resto ni siquiera tenía en mente? era el costo de tener ése 'don' del que su madre no paraba de hablarle. La mayoría de las veces significaba cierta ventaja abismante sobre el resto, pero algunos días sólo quería aprender de nuevo y ser otra.
- ¿Otra Weasley? - rió sin poder evitarlo. El castillo había permanecido rodeado por Weasleys durante generaciones, y el ser parte de ello sólo le causaba risa. Muchas veces le habían dicho que era una 'plaga' y le molestaba bastante. Si bien su familia era grande, no todos eran iguales. Desde Victoire y hasta Lily Luna habían grandes diferencias y sueños que no se asimilaban en lo más mínimo. - Debes conocer a muchos ya. - asintió. Él era parte de Gryffindor al igual que la mayoría de sus primos, seguramente ya los ubicaba a todos. Weasley, Weasley, Weasley... había vivido rodeada de personas que iban y venían. La Madriguera era el mayor refugio de todos, siempre iban allí en las fechas importantes y se reunían para estar semanas amontonados, durmiendo incluso en la cocina. Esos dieciséis años habían sido los mejores de su vida, aunque no se notara adoraba tener una familia numerosa, sentía protección y soporte. Ahora debía esperar a navidad para volver a gozar de todos esos momentos tan preciados.
Y apareció Fred. Hace mucho que no se topaba con él en el castillo, no era nada de extrañarse, siempre estaba ideando nuevas bromas y cosas divertidas. - ¡Hola Fred! - exclamó con alegría, le tenía mucho cariño a sus primos. A todos por igual, aunque fueran insufriblemente bromistas. Y su primo lo había delatado, se llamaba Ethan y ahora lo sabía. Seguramente juntos ya habían ideado un par de bromas, así era como se hacían amigos con mayor facilidad. - ¡Hey! no es malo estar en el 'bando de los nerds' como dices. - se volvió a cruzar de brazos a la defensiva. No le agradaba que siempre pensaran que era malo o agobiante estudiar para querer algo concreto en la vida. Eran habilidades y sólo quienes las poseían veían con otros ojos la situación. Ok, era obvio, Ethan era un bromista Gryffindor y jamás entendería el por qué de los estudios. - Seguramente Fred estaba haciendo de las suyas y lo han enviado aquí, ¿o no, Fred? - sonrió divertida. Cada vez que se topaba en la biblioteca con sus primos era por la misma situación. Incluso su hermano muchas veces había sido enviado allí por motivos comunes: las bromas. Rose disfrutaba riéndose de las tonteras que hacían, pero habían ciertos límites.
- ¿Otra Weasley? - rió sin poder evitarlo. El castillo había permanecido rodeado por Weasleys durante generaciones, y el ser parte de ello sólo le causaba risa. Muchas veces le habían dicho que era una 'plaga' y le molestaba bastante. Si bien su familia era grande, no todos eran iguales. Desde Victoire y hasta Lily Luna habían grandes diferencias y sueños que no se asimilaban en lo más mínimo. - Debes conocer a muchos ya. - asintió. Él era parte de Gryffindor al igual que la mayoría de sus primos, seguramente ya los ubicaba a todos. Weasley, Weasley, Weasley... había vivido rodeada de personas que iban y venían. La Madriguera era el mayor refugio de todos, siempre iban allí en las fechas importantes y se reunían para estar semanas amontonados, durmiendo incluso en la cocina. Esos dieciséis años habían sido los mejores de su vida, aunque no se notara adoraba tener una familia numerosa, sentía protección y soporte. Ahora debía esperar a navidad para volver a gozar de todos esos momentos tan preciados.
Y apareció Fred. Hace mucho que no se topaba con él en el castillo, no era nada de extrañarse, siempre estaba ideando nuevas bromas y cosas divertidas. - ¡Hola Fred! - exclamó con alegría, le tenía mucho cariño a sus primos. A todos por igual, aunque fueran insufriblemente bromistas. Y su primo lo había delatado, se llamaba Ethan y ahora lo sabía. Seguramente juntos ya habían ideado un par de bromas, así era como se hacían amigos con mayor facilidad. - ¡Hey! no es malo estar en el 'bando de los nerds' como dices. - se volvió a cruzar de brazos a la defensiva. No le agradaba que siempre pensaran que era malo o agobiante estudiar para querer algo concreto en la vida. Eran habilidades y sólo quienes las poseían veían con otros ojos la situación. Ok, era obvio, Ethan era un bromista Gryffindor y jamás entendería el por qué de los estudios. - Seguramente Fred estaba haciendo de las suyas y lo han enviado aquí, ¿o no, Fred? - sonrió divertida. Cada vez que se topaba en la biblioteca con sus primos era por la misma situación. Incluso su hermano muchas veces había sido enviado allí por motivos comunes: las bromas. Rose disfrutaba riéndose de las tonteras que hacían, pero habían ciertos límites.
Rose J. WeasleyPREFECTO/A DE RAVENCLAW - Mensajes : 42
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
Me preguntaba en qué momento de la vida el pequeño león había tenido la suficiente confianza para llamarme de otro modo que no fuera Fred o Weasley, más Fred que Weasley por que me gustaba Fred, y no es que Weasley sonara feo, pero prefería Fred a Weasley. –Ya creo que sea un Weasley– le dije poniendo cara de orgullo. El tener ese apellido hacía, al menos en esta época, que los demás te vieran con cierto respeto y buenos ojos. Teníamos la fama de ser demasiado sociables, incluso con los aburridos de Slytherin.
Las miradas de Ethan iban y venían de Rose hacia mí, quizás estaba buscando el parecido. Esperé a que el pequeño sacara sus propias conclusiones o a que Rose dijera algo sobre nuestro parentesco, pero como ni uno ni otro lo hacía no tuve más remedio que hacerlo yo. –Como pudiste suponerlo Ethan, no somos hermanos, sino primos. Su padre Ron Weasley es hermano de mi padre George Weasley…– le dije –Quizás hayas escuchado algunas ves el nombre de mi padre. Es uno de los creadores de los sortilegios Weasley–.
Mi cara de león orgulloso hubiera durado lo suficiente, de no haber sido por que Ethan dijo que me había convertido en un nerd. –Te equivocas niño– dije frunciendo un poco la nariz y luego mirando a Rose. –Aunque no lo creas. Soy una persona estudiosa, una mente brillante un erudito innato… Si Rose aunque no lo creas– repliqué antes que dijera algo fuera de lugar –Así que comprendo tu sorpresa al verme en este lugar– comente rascando mi nariz –Solo vengo cuando hay que corregir algunos libros. McGonagall me lo pide personalmente–
Hubiera seguido hablando pero Rose como siempre tenía que ser quien arruinara la diversión. Ya decía mi padre que lo llevaba en su sangre… “Hermione siempre arruinaba nuestra diversión” me decía cuando le decía que Rose nos veía de mala forma cuando hacíamos alguna de las nuestras. –Gracias Rose– le dije picándole una mejilla con gentileza. –La verdad es que estaba en el gran comedor estudiando bajo los ojos vigilantes de McGonagall– empecé mi relato. –Pero estaba solo y no podía concentrarme en estudiar Transformaciones Horribles y Altamente Perturbantes– dije suspirando.
–¿Reconocen a Charity Jansen?– pregunté a ambos –La chica regordeta de Hufflepuff con nariz de morro de cerdo– dije aplastando mi nariz –Seguro la conoces Rose. La he visto en varias clases tuyas. No es una chica que llame mucho la atención– comenté haciendo sonidos de un cerdo. –Bueno, pues ella fue la indicada para hacer pasar un buen momento. Su gran frente es buena para jugar tiro al blanco con grageas de sabores asquerosos.– me encogí de hombros –En estos momento deberías llevar ya uno 150 puntos de no haber sido por que McGonagall me vio y me envió aquí– alcé mi puño derecho agitándolo un par de veces en el aire.
–¿Y ustedes que hacían?– pregunté viendo de repente el resistol que había cerca –¿Pegando los libros entre si?– levanté ambas cejas, mirando hacia todos lados para ver dónde estaban las víctimas o los objetos alterados. Quizás se pregunten cómo había asociado el pegamentos con los libros… Bueno, los merodeadores ya habíamos hecho de todo en la biblioteca. Teníamos cicatrices que demostraban como la Señora Pince se había vengado de nuestros actos.
Las miradas de Ethan iban y venían de Rose hacia mí, quizás estaba buscando el parecido. Esperé a que el pequeño sacara sus propias conclusiones o a que Rose dijera algo sobre nuestro parentesco, pero como ni uno ni otro lo hacía no tuve más remedio que hacerlo yo. –Como pudiste suponerlo Ethan, no somos hermanos, sino primos. Su padre Ron Weasley es hermano de mi padre George Weasley…– le dije –Quizás hayas escuchado algunas ves el nombre de mi padre. Es uno de los creadores de los sortilegios Weasley–.
Mi cara de león orgulloso hubiera durado lo suficiente, de no haber sido por que Ethan dijo que me había convertido en un nerd. –Te equivocas niño– dije frunciendo un poco la nariz y luego mirando a Rose. –Aunque no lo creas. Soy una persona estudiosa, una mente brillante un erudito innato… Si Rose aunque no lo creas– repliqué antes que dijera algo fuera de lugar –Así que comprendo tu sorpresa al verme en este lugar– comente rascando mi nariz –Solo vengo cuando hay que corregir algunos libros. McGonagall me lo pide personalmente–
Hubiera seguido hablando pero Rose como siempre tenía que ser quien arruinara la diversión. Ya decía mi padre que lo llevaba en su sangre… “Hermione siempre arruinaba nuestra diversión” me decía cuando le decía que Rose nos veía de mala forma cuando hacíamos alguna de las nuestras. –Gracias Rose– le dije picándole una mejilla con gentileza. –La verdad es que estaba en el gran comedor estudiando bajo los ojos vigilantes de McGonagall– empecé mi relato. –Pero estaba solo y no podía concentrarme en estudiar Transformaciones Horribles y Altamente Perturbantes– dije suspirando.
–¿Reconocen a Charity Jansen?– pregunté a ambos –La chica regordeta de Hufflepuff con nariz de morro de cerdo– dije aplastando mi nariz –Seguro la conoces Rose. La he visto en varias clases tuyas. No es una chica que llame mucho la atención– comenté haciendo sonidos de un cerdo. –Bueno, pues ella fue la indicada para hacer pasar un buen momento. Su gran frente es buena para jugar tiro al blanco con grageas de sabores asquerosos.– me encogí de hombros –En estos momento deberías llevar ya uno 150 puntos de no haber sido por que McGonagall me vio y me envió aquí– alcé mi puño derecho agitándolo un par de veces en el aire.
–¿Y ustedes que hacían?– pregunté viendo de repente el resistol que había cerca –¿Pegando los libros entre si?– levanté ambas cejas, mirando hacia todos lados para ver dónde estaban las víctimas o los objetos alterados. Quizás se pregunten cómo había asociado el pegamentos con los libros… Bueno, los merodeadores ya habíamos hecho de todo en la biblioteca. Teníamos cicatrices que demostraban como la Señora Pince se había vengado de nuestros actos.
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
- ¡Los conozco, claro! - exclamé con emoción, ni que dudarlo- Mi mamá está feliz de que siempre le acompañe a hacer sus compras en el callejón, aunque cree con inocencia a que me gusta llevar todas sus bolsas. Soy capaz de hacerlo, solo si de regreso pasamos por ahí - me refería a la tienda de bromas, mi lugar de las maravillas.
Reprimí una risa cuando Fred también se presentó como otro erudito. ¿Cuándo sería el día en que dejaran de tener prejuicios contra los leones y aceptaran que una alta tendencia a meterse en riesgos no significaba que fuéramos retardados mentales? Enfocábamos nuestras habilidades en un campo diferente, nada más.
Nunca había podido tener más que charlas casuales con Fred, y al conocer la reputación (no exactamente buena) que le seguía a él y a su primo, hacía que los viera como íconos en mi vida. Escuché su relato con toda la atención que a mi parecer se merecía, aunque algo me decía que posiblemente Rose había puesto los ojos en blanco.
Asentí la cabeza respondiéndole. Y sonreí al bromear un poco:
- Rose se siente muy complacida de que me interese por libros - aunque no fuera de la manera más adecuada, y agregué:- Me recomendará otros también.
En ese momento me fijé en la diferencia absoluta que había entre los dos primos, no solo físicamente, eran agua y aceite en cuanto a personalidad. Rose sería el agua, Fred el aceite. No debería sorprenderlo, le sucedía lo mismo con su hermana mayor. Pero…
- Ustedes dos me recuerdan a mis hermanos menores, son mellizos. Son completamente opuestos. - dije pensando en voz alta.
Reprimí una risa cuando Fred también se presentó como otro erudito. ¿Cuándo sería el día en que dejaran de tener prejuicios contra los leones y aceptaran que una alta tendencia a meterse en riesgos no significaba que fuéramos retardados mentales? Enfocábamos nuestras habilidades en un campo diferente, nada más.
Nunca había podido tener más que charlas casuales con Fred, y al conocer la reputación (no exactamente buena) que le seguía a él y a su primo, hacía que los viera como íconos en mi vida. Escuché su relato con toda la atención que a mi parecer se merecía, aunque algo me decía que posiblemente Rose había puesto los ojos en blanco.
Asentí la cabeza respondiéndole. Y sonreí al bromear un poco:
- Rose se siente muy complacida de que me interese por libros - aunque no fuera de la manera más adecuada, y agregué:- Me recomendará otros también.
En ese momento me fijé en la diferencia absoluta que había entre los dos primos, no solo físicamente, eran agua y aceite en cuanto a personalidad. Rose sería el agua, Fred el aceite. No debería sorprenderlo, le sucedía lo mismo con su hermana mayor. Pero…
- Ustedes dos me recuerdan a mis hermanos menores, son mellizos. Son completamente opuestos. - dije pensando en voz alta.
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
Sonrió negando, se sentía orgullosa de ser una Weasley pero, al parecer no tanto como Fred. Siempre contaba la historia de Sortilegios Weasley, era una tienda bastante creativa y poco usual. Le gustaba, pero no era fanática del lugar. Fred debía ser un fuerte referente y modelo a seguir para aquellos chicos bromistas, lo llevaba más que nadie en la sangre. Todos conocían las andanzas de George y Fred Weasley en sus tiempos escolares, era bastante divertido escuchar a sus tíos y padres contar qué hicieron y qué no. La historia favorita de Rose, aunque muchos no lo creyeran, era la salida triunfal en la cara de Umbridge. No conocía a la mujer en persona, pero por lo que contaban asumía que era un gato rosa con sombrero. - Eso, somos primos. Muy distintos pero primos al fin y al cabo. - sonrió, dando una ojeada a la entrada. Debía ser el horario libre de la bibliotecaria, de otra forma no se explicaba su inasistencia. Era como si las personas traviesas supieran en qué horarios no se encontraba, tenían plena libertad de hacer lo que se les antojara.
Dos Gryffindors bromistas intentado verse intelectuales. Puso sus ojos en blanco intentando relajarse, era estúpido y le provocaba cierto recelo observarlo. No tenían remedio, ninguno. Su primo ya no tenía vuelta atrás y Ethan ya estaba bastante avanzado en el camino de las travesuras. Era lamentable desde el punto de vista de Rose. Ambos podían focalizar sus ansias de bromas por un cambio absolutamente radical. Eso resultaba ser un sueño bastante imposible de alcanzar. Era muy utópico a decir verdad. Sólo se limitaba a escuchar cómo y hasta dónde podían llegar con tal de parecer medianamente 'civilizados'. Ok, le resultaba difícil imaginarse a Fred con un libro en la mano. Si se daba el tiempo de tomar alguno era solamente para investigar cosas para alguna de sus bromas.
Los límites. Los límites. Sus primos no entendían hasta dónde una broma era pasable. - ¡Fred! ¡Cómo pudiste hacerle eso! - abrió sus ojos más grandes de lo normal. Conocía a Charity Jansen, no era una reina de belleza en absoluto, pero tampoco merecía las molestias de otros. - Es una chica, Fred. Merece respeto. - se mantuvo seria aún con los sonidos de cerdo de Fred, eso siempre le causaba risa incontrolable pero, esta vez era diferente. Charity no tenía la culpa de no ser tan agraciada y no era justo que todos a cada segundo la molestaran. Debía ser bastante triste ser ella, recibiendo insultos cada dos por tres y teniendo que soportar que personas como su primo, le arrojaran cosas en horas de estudio. - Bien hizo McGonagall enviándote aquí. Eres atroz, Fred. - se cruzó nuevamente de brazos, no había remedio con él. Tampoco se arrepentía, así que la pobre Charity no recibiría jamás una disculpa. Era injusto, pero los bromistas no pensaban en eso, de hecho, ni siquiera pensaban antes de hacer las cosas.
- Ethan al parecer quiere seguir tus pasos. - rodó los ojos. Era tan común que los chicos quisieran imitarse entre sí. Fred ya había hecho algo similar con los libros de la biblioteca y ahora, le tocaba a los más pequeños. Inaceptable. Todos repetían lo mismo siempre, era como retroceder años y ponerlos frente a un espejo. Ethan ya no tenía vuelta, una vez más su teoría era nula. Era un niño sin remedio.
Dos Gryffindors bromistas intentado verse intelectuales. Puso sus ojos en blanco intentando relajarse, era estúpido y le provocaba cierto recelo observarlo. No tenían remedio, ninguno. Su primo ya no tenía vuelta atrás y Ethan ya estaba bastante avanzado en el camino de las travesuras. Era lamentable desde el punto de vista de Rose. Ambos podían focalizar sus ansias de bromas por un cambio absolutamente radical. Eso resultaba ser un sueño bastante imposible de alcanzar. Era muy utópico a decir verdad. Sólo se limitaba a escuchar cómo y hasta dónde podían llegar con tal de parecer medianamente 'civilizados'. Ok, le resultaba difícil imaginarse a Fred con un libro en la mano. Si se daba el tiempo de tomar alguno era solamente para investigar cosas para alguna de sus bromas.
Los límites. Los límites. Sus primos no entendían hasta dónde una broma era pasable. - ¡Fred! ¡Cómo pudiste hacerle eso! - abrió sus ojos más grandes de lo normal. Conocía a Charity Jansen, no era una reina de belleza en absoluto, pero tampoco merecía las molestias de otros. - Es una chica, Fred. Merece respeto. - se mantuvo seria aún con los sonidos de cerdo de Fred, eso siempre le causaba risa incontrolable pero, esta vez era diferente. Charity no tenía la culpa de no ser tan agraciada y no era justo que todos a cada segundo la molestaran. Debía ser bastante triste ser ella, recibiendo insultos cada dos por tres y teniendo que soportar que personas como su primo, le arrojaran cosas en horas de estudio. - Bien hizo McGonagall enviándote aquí. Eres atroz, Fred. - se cruzó nuevamente de brazos, no había remedio con él. Tampoco se arrepentía, así que la pobre Charity no recibiría jamás una disculpa. Era injusto, pero los bromistas no pensaban en eso, de hecho, ni siquiera pensaban antes de hacer las cosas.
- Ethan al parecer quiere seguir tus pasos. - rodó los ojos. Era tan común que los chicos quisieran imitarse entre sí. Fred ya había hecho algo similar con los libros de la biblioteca y ahora, le tocaba a los más pequeños. Inaceptable. Todos repetían lo mismo siempre, era como retroceder años y ponerlos frente a un espejo. Ethan ya no tenía vuelta, una vez más su teoría era nula. Era un niño sin remedio.
Rose J. WeasleyPREFECTO/A DE RAVENCLAW - Mensajes : 42
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Fecha de inscripción : 29/07/2011
Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
No era difícil saber que el pequeño león de Ethan era un bromista en potencia, seguramente seguiría los pasos de Lancelot, Frank, James y por supuesto de mí, los actuales merodeadores de Hogwarts que hacíamos de las nuestras gracias al descubrimiento del Mapa del Merodeador y a las explicaciones de mi padre de cómo usarlo. Le sonreí a Ethan y le guiñé un ojo, como agradeciendo su complicidad hacia mis palabras. –Yo también puedo recomendar te unos libros que son realmente interesante– dije rodando los ojos, hablando en un tono de voz cargado de elegancia.
”Bien sabía que esto podía pasar” pensé justo cuando dijo mi nombre para empezarme a reñir por lo que le había hecho a Charity. Ni McGonagall se había puesto así de gruñona cuando me descubrió lanzándole pequeños e inofensivos trozos de grageas de todos lo sabores. –Venga Rose– dije sonriendo de lado y rascando mi nuca, desordenando mi cabello. –Yo sé que es una chica– rodé los ojos –Eso lo sabemos todos– dije bajando mi mano y metiendo ambos dentro de los bolsillos de mi pantalón. –Además querida prima mía– me acerqué a Rose y le pasé un brazo por sus hombros, acercándola a mí un poco. –Solamente fue una pequeña, minúscula y espléndida gragea de sabor moco– sonreí enseñando los dientes. –Ahora ven a tu primo favorito– en realidad no sabía si lo era –Y deja que te dé un beso en esa frente tuya– dije poniendo mis labios sobre ella y besando su frente.
Vi a mi alrededor y busqué una silla para poder sentarme. Por suerte, había una cerca de nosotros. La tomé del respaldo y la coloqué viendo hacia mí, tome asiento y recargué el pecho sobre el respaldo, cruzando mis brazos y viendo a Rose, esperando a que dijera algo más. –Si Ethan quiere seguir mis pasos es muy decisión Rose– le dije un poco a la defensiva. Creo que ella veía en mí a alguien que le importaban más las bromas que otra cosa, pero estaba seguro que no sabía que para todas esas bromas, teníamos que hacer uso de magia, encantamientos complicados y otras cosas que seguro Rose no conocía o que solamente lo había leído en algún libro de este inmenso lugar. –Pero al final la responsabilidad será tuya Ethan–– dije viéndolo. –Debes saber de tus obligaciones, prioridades y demás… Yo las tengo en cuenta y es por eso que tengo un desempeño bueno hablando académicamente– terminé viendo de reojo a Rose.
”Bien sabía que esto podía pasar” pensé justo cuando dijo mi nombre para empezarme a reñir por lo que le había hecho a Charity. Ni McGonagall se había puesto así de gruñona cuando me descubrió lanzándole pequeños e inofensivos trozos de grageas de todos lo sabores. –Venga Rose– dije sonriendo de lado y rascando mi nuca, desordenando mi cabello. –Yo sé que es una chica– rodé los ojos –Eso lo sabemos todos– dije bajando mi mano y metiendo ambos dentro de los bolsillos de mi pantalón. –Además querida prima mía– me acerqué a Rose y le pasé un brazo por sus hombros, acercándola a mí un poco. –Solamente fue una pequeña, minúscula y espléndida gragea de sabor moco– sonreí enseñando los dientes. –Ahora ven a tu primo favorito– en realidad no sabía si lo era –Y deja que te dé un beso en esa frente tuya– dije poniendo mis labios sobre ella y besando su frente.
Vi a mi alrededor y busqué una silla para poder sentarme. Por suerte, había una cerca de nosotros. La tomé del respaldo y la coloqué viendo hacia mí, tome asiento y recargué el pecho sobre el respaldo, cruzando mis brazos y viendo a Rose, esperando a que dijera algo más. –Si Ethan quiere seguir mis pasos es muy decisión Rose– le dije un poco a la defensiva. Creo que ella veía en mí a alguien que le importaban más las bromas que otra cosa, pero estaba seguro que no sabía que para todas esas bromas, teníamos que hacer uso de magia, encantamientos complicados y otras cosas que seguro Rose no conocía o que solamente lo había leído en algún libro de este inmenso lugar. –Pero al final la responsabilidad será tuya Ethan–– dije viéndolo. –Debes saber de tus obligaciones, prioridades y demás… Yo las tengo en cuenta y es por eso que tengo un desempeño bueno hablando académicamente– terminé viendo de reojo a Rose.
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
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Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
“¿Por qué todos insisten con libros?” pensé con tristeza, no había manera de que aprendiera algo leyendo de un papel, la única manera que conocía era la de prueba y error. Nunca fui bueno ni siquiera copiando hechizos para hacer bromas; pero me limité a asentir con la cabeza, agradeciendo las buenas -¿o malas?- intenciones de Fred.
Me reí por lo bajo al ver como Fred acaramelaba a Rose para que ella se quitará un poco ese enojo. Se había puesto muy furiosa con la explicación de los hechos dada por su primo, lo que reafirmaba mi opinión sobre que era una perfecta prefecta. Del tipo que no tolera agravios a los otros, y que encerraría a malas personas y bromistas en una misma bolsa solo para que las “buenas gentes” se encargaran de pintar el mundo con frases de amor y paz. Pobre, Rose. A pesar de su ceño fruncido, simpaticé con ella, reconociendo en sus gestos algo que también veía en mi hermana.
Entonces el tema regresó a mí. Me tensé al oír la última oración de Fred. ¿Qué? ¿Cómo podría distribuir mi tiempo entre hacer travesuras y ponerme a estudiar? ¿¿Estudiar?? En ese momento reconocí que de lo que llevaba del año, no había disgustado a los profesores –me cuidaba de no hacerlo- pero tampoco se podía decir que levantaba la mano con cada pregunta y ganaba diez puntos para mi casa en cada clase.
- Pero… eh,… ¿lo que quieres decir es que puedo portarme mal pero tengo que aprobar las materias?- vacilé.
Esto fue toda una revelación para mí. Si entendía correctamente lo que Fred quería decirme, el punto era que no debía descuidar los estudios haciéndome el travieso. Miré a Rose esperando encontrar en su rostro mi misma sorpresa.
- Ya, comprendo, ¿sería como un seguro contra expulsiones? Por más que me porte lo más mal posible, si apruebo las materias tendré un lugar asegurado en Hogwarts.- reflexioné.
Me reí por lo bajo al ver como Fred acaramelaba a Rose para que ella se quitará un poco ese enojo. Se había puesto muy furiosa con la explicación de los hechos dada por su primo, lo que reafirmaba mi opinión sobre que era una perfecta prefecta. Del tipo que no tolera agravios a los otros, y que encerraría a malas personas y bromistas en una misma bolsa solo para que las “buenas gentes” se encargaran de pintar el mundo con frases de amor y paz. Pobre, Rose. A pesar de su ceño fruncido, simpaticé con ella, reconociendo en sus gestos algo que también veía en mi hermana.
Entonces el tema regresó a mí. Me tensé al oír la última oración de Fred. ¿Qué? ¿Cómo podría distribuir mi tiempo entre hacer travesuras y ponerme a estudiar? ¿¿Estudiar?? En ese momento reconocí que de lo que llevaba del año, no había disgustado a los profesores –me cuidaba de no hacerlo- pero tampoco se podía decir que levantaba la mano con cada pregunta y ganaba diez puntos para mi casa en cada clase.
- Pero… eh,… ¿lo que quieres decir es que puedo portarme mal pero tengo que aprobar las materias?- vacilé.
Esto fue toda una revelación para mí. Si entendía correctamente lo que Fred quería decirme, el punto era que no debía descuidar los estudios haciéndome el travieso. Miré a Rose esperando encontrar en su rostro mi misma sorpresa.
- Ya, comprendo, ¿sería como un seguro contra expulsiones? Por más que me porte lo más mal posible, si apruebo las materias tendré un lugar asegurado en Hogwarts.- reflexioné.
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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Fecha de inscripción : 27/07/2011
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Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
Era bastante claro, Ethan y Fred eran como dos gotas de agua. Bastante lamentable para el niño, considerando todos los problemas que le había traído a su primo el ser como era. - Deberían focalizar esas ansias de bromas en cosas buenas. No los entiendo en verdad. - negó intentando hacerse una idea pero no, nada compatibilizaba con ello. ¿Imaginar a Rose haciendo travesuras? eso era como imaginar a McGonagall bailando rap. Demasiado irreal y mágico para ser cierto. - Si le recomiendas libros, por favor que no sea para arruinarlos. Bastante tiene Madame Pince con todas las bromas que tú y James le han gastado. - le tenía compasión a la pobre bibliotecaria, debía estar hecha un atado de nervios luego de los estantes caídos, libros voladores, libros hablantes, pegamento en ellos y tantas otras cosas que no se terminarían jamás de mencionar. Tenían creatividad pero sobrepasaban todos los límites de las personas civilizadas. Suspiró resignada, ya a esta edad nadie podría cambiar a sus primos y amistades, y con Ethan ocurría algo similar. Era tan lamentable que niños de la edad de Ethan fueran así; eso era claramente por parte de Rose, porque Fred debía estar bastante y notablemente 'orgulloso'.
Dejó que Fred hiciera todo ese 'show' que solía hacer. Todos sus primos usaban la simpatía y ternura para lograr cambiar su humor y ¡rayos!, siempre les resultaba. Cambió su expresión intentando seguir seria, la pobre Charity debía sentirse tan mal que... - Debes prometer que jamás volverás a molestar a Charity nuevamente. Siempre le gastan bromas y debe ser bastante desagradable. - era cierto, en Hogwarts todos atacaban a las personas 'no agraciadas' y la chica Hufflepuff era un referente bastante fuerte en ese aspecto. Era injusto, y las injusticias no iban con ella. Fred ya había ejecutado su broma y no había vuelta que darle, sólo restaba esperar que no lo volviese a hacer -bastante complicado conociendo la personalidad de su primo- pero a Rose no se le iban las esperanzas. Se apoyó contra un estante cercano, simplemente no lo entendía. El respeto era algo que jamás se debía olvidar, pero era algo que entre los tres sólo Rose tenía muy presente. Debía hacer algo lo antes posible, cuando saliera de allí correría a ver a Charity para disculparse y darle palabras de consuelo. Era lo menos que podía hacer.
- Si Ethan quiere seguir tus pasos no seré parte de ello. - medio interrumpió a su primo, no vería nacer a un nuevo bromista de aquellos. No alentaría a un niño a hacer cosas malas, pero tampoco se lo podía prohibir, no era nadie para hacerlo. Escuchó a su primo y lo que esto había provocado en el pequeño. - No, Ethan. Las cosas no son así. Puede que a Fred le vaya bien pero no por eso significa que tenga un cupo asegurado aquí. Debes urgentemente ordenar tus prioridades. - se cruzó de brazos rodando los ojos. Era difícil cambiar la opinión de un Gryffindor, no se rendía pero... Ok, Ethan no daría su brazo a torcer por mucho que Rose soñara en ello. - No sé por qué para divertirse deben pasar a llevar al resto. Explíquenlo. - se acomodó esperando que uno de los dos le diera alguna respuesta medianamente sensata. Ninguna explicación sería suficiente, pero realmente quería entender el por qué.
Dejó que Fred hiciera todo ese 'show' que solía hacer. Todos sus primos usaban la simpatía y ternura para lograr cambiar su humor y ¡rayos!, siempre les resultaba. Cambió su expresión intentando seguir seria, la pobre Charity debía sentirse tan mal que... - Debes prometer que jamás volverás a molestar a Charity nuevamente. Siempre le gastan bromas y debe ser bastante desagradable. - era cierto, en Hogwarts todos atacaban a las personas 'no agraciadas' y la chica Hufflepuff era un referente bastante fuerte en ese aspecto. Era injusto, y las injusticias no iban con ella. Fred ya había ejecutado su broma y no había vuelta que darle, sólo restaba esperar que no lo volviese a hacer -bastante complicado conociendo la personalidad de su primo- pero a Rose no se le iban las esperanzas. Se apoyó contra un estante cercano, simplemente no lo entendía. El respeto era algo que jamás se debía olvidar, pero era algo que entre los tres sólo Rose tenía muy presente. Debía hacer algo lo antes posible, cuando saliera de allí correría a ver a Charity para disculparse y darle palabras de consuelo. Era lo menos que podía hacer.
- Si Ethan quiere seguir tus pasos no seré parte de ello. - medio interrumpió a su primo, no vería nacer a un nuevo bromista de aquellos. No alentaría a un niño a hacer cosas malas, pero tampoco se lo podía prohibir, no era nadie para hacerlo. Escuchó a su primo y lo que esto había provocado en el pequeño. - No, Ethan. Las cosas no son así. Puede que a Fred le vaya bien pero no por eso significa que tenga un cupo asegurado aquí. Debes urgentemente ordenar tus prioridades. - se cruzó de brazos rodando los ojos. Era difícil cambiar la opinión de un Gryffindor, no se rendía pero... Ok, Ethan no daría su brazo a torcer por mucho que Rose soñara en ello. - No sé por qué para divertirse deben pasar a llevar al resto. Explíquenlo. - se acomodó esperando que uno de los dos le diera alguna respuesta medianamente sensata. Ninguna explicación sería suficiente, pero realmente quería entender el por qué.
Rose J. WeasleyPREFECTO/A DE RAVENCLAW - Mensajes : 42
Puntos de Canje : 73007
Fecha de inscripción : 29/07/2011
Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
¿En verdad la buen prima de Rose me estaba pidiendo que dejara de molestar a alguien?, ¿a caso no se daba cuenta de que pedirme eso era como pedirle peras al olmo?. Lo único que pude hacer ante eso fue alzar una ceja y hacer un gesto algo extraño por lo que había dicho. Por supuesto que no iba a dejar de molestar a alguien por que sí. No era la primera vez que alguien nos pedía que no molestáramos a cierta persona, lo que daba como resultado una doble broma, donde las víctimas era el defendido y el defensor. Sólo así podía aprender que nadie podía decirles qué hacer a los merodeadores. –Rose, te quiero demasiado como para que te gastemos una broma– le dije viéndola por unos instantes a lo ojos -Pero si te tranquiliza te prometo que dejaremos a Charity algún tiempo– Además, no eran bromas lo que le hacíamos. Simplemente nos gustaba ver como se ponía toda colorada del coraje cuando la molestábamos, pues estaba seguro de que si le gastábamos alguna broma de verdad se moría de la vergüenza o del enojo.
Nunca había pensado de la forma en que habló Ethan. Tener buenas notas para que se apiadaran de uno y no lo expulsaran por el exceso de detenciones y de normas incumplidas durante alguna travesura, no parecía al final tan mala idea, incluso ya me preguntaba si ese era el verdadero motivo por el cual nos habían perdonado tantas. Si me ponía a pensar un poco más, aquello no tendría mucho sentido, pues nunca nos esforzábamos de más para sacar buenas notas, tampoco era que no lo necesitáramos pero, comprendíamos las cosas de manera rápida y fácil. –Creo que en eso tiene razón la señorita prefecta– dije mirando al pequeño y rodando los ojos al mismo tiempo. No vi el rostro de mi prima, pues no quería ver en ella sus expresiones algo así como cara triunfal y de, te lo dije. Algunas veces esa la castaña podía llegar a ser un poco... molesta con su sentido de lo correcto.
Estaba más que claro que lo único que le molestaba en verdad era que tuviéramos que molestar a los demás para poder divertirnos. Pensé algunas respuesta tipo, Por que no sería divertido gastarnos bromas entre nosotros todo el tiempo o Nos gusta ver esa cara de angustia y de complicidad al mismo tiempo por parte de los afectado. Esto último era por que la mayoría de las personas parecían encantadas de que los merodeadores se hubieran fijado en ellos, pero así esas respuestas seguro harían que Rose se enojara de verdad. Tenía que ser cuidadoso con mis palabras. –Verás Rose– empecé a hablar al tiempo que me acomodaba mejor en mi asiento –Esto de las bromas no es para llamemos la atención claro está– rasqué la punta de mi nariz –El gastar una broma tiene mucho significado espiritual... Al menos para los merodeadores– carraspeé –Y también para los que serán los sucesores– miré a Ethan –Hacemos las bromas por que creemos que...–. Pensé un poco qué decir –Uno no debe olvidar reír ni por un instante. Dejar de preocuparse tanto y...– creo que no estaba dando resultado –...y Ethan te dirá el resto– terminé haciendo una enorme sonrisa, un tanto macabra.
Nunca había pensado de la forma en que habló Ethan. Tener buenas notas para que se apiadaran de uno y no lo expulsaran por el exceso de detenciones y de normas incumplidas durante alguna travesura, no parecía al final tan mala idea, incluso ya me preguntaba si ese era el verdadero motivo por el cual nos habían perdonado tantas. Si me ponía a pensar un poco más, aquello no tendría mucho sentido, pues nunca nos esforzábamos de más para sacar buenas notas, tampoco era que no lo necesitáramos pero, comprendíamos las cosas de manera rápida y fácil. –Creo que en eso tiene razón la señorita prefecta– dije mirando al pequeño y rodando los ojos al mismo tiempo. No vi el rostro de mi prima, pues no quería ver en ella sus expresiones algo así como cara triunfal y de, te lo dije. Algunas veces esa la castaña podía llegar a ser un poco... molesta con su sentido de lo correcto.
Estaba más que claro que lo único que le molestaba en verdad era que tuviéramos que molestar a los demás para poder divertirnos. Pensé algunas respuesta tipo, Por que no sería divertido gastarnos bromas entre nosotros todo el tiempo o Nos gusta ver esa cara de angustia y de complicidad al mismo tiempo por parte de los afectado. Esto último era por que la mayoría de las personas parecían encantadas de que los merodeadores se hubieran fijado en ellos, pero así esas respuestas seguro harían que Rose se enojara de verdad. Tenía que ser cuidadoso con mis palabras. –Verás Rose– empecé a hablar al tiempo que me acomodaba mejor en mi asiento –Esto de las bromas no es para llamemos la atención claro está– rasqué la punta de mi nariz –El gastar una broma tiene mucho significado espiritual... Al menos para los merodeadores– carraspeé –Y también para los que serán los sucesores– miré a Ethan –Hacemos las bromas por que creemos que...–. Pensé un poco qué decir –Uno no debe olvidar reír ni por un instante. Dejar de preocuparse tanto y...– creo que no estaba dando resultado –...y Ethan te dirá el resto– terminé haciendo una enorme sonrisa, un tanto macabra.
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
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Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: En busca de... ¿líos? [Libre]
Rose sonaba como si Fred me estuviera invitando a formar parte de una secta macabra. Así que esa era la otra cara de la prefecta que hace la vista gorda ante los errores pequeños de los pequeños: la que juzga y castiga. Los primos me sacaron de mi equivocada suposición de creer que buenas notas podían opacar a las traviesas bromas. Entonces, tanto una prefecta de Ravenclaw como un merodeador de Gryffindor me estaban diciendo… ¿qué era importante estudiar? ¿Por el simple hecho de estudiar? ¿Y me lo estaba diciendo un merodeador? Yo no podía creer que Fred me lo dijera, ni tampoco que a pesar de eso, Rose mirara con desaprobación a su primo. Sabía que los merodeadores no eran retardados, sus bromas siempre llevaban una pizca de ingenio, supuse entonces que eso era lo que por lo menos, el león mayor me decía: aprender para emplear. Usar lo que se aprende para beneficio propio. Sin maldad, claro. Y era eso a lo que me prendí para seguir la explicación de Fred que murió en el intento de decir algo coherente.
- Es algo espiritual, Rose, lo juro. Es como lo dice él, es para reírnos un rato, los agresores, las víctimas y el público…- mis palabras pisaron mierda- digo, bromistas, embromado y testigos varios. En serio, con una mano en el corazón, pregúntate, ¿crees que tus primos son malas personas? Son bromas, Rosie, nada de actos malvados.- fruncí el ceño, y me valí de lo que consideré un buen recurso para realzar la imagen de mis máximos ídolos aunque hundiera a otros…:- ¿Qué me dices de los Slytherin? Son gente que les gusta pasar por encima de los otros, se creen superiores por sus gotas de sangre. Lo que hacen los merodeadores, a lo sumo, es molestar. Como las moscas. Pero no lastiman,- no que lo supiera- no dejan traumas, no lo hacen sentir a uno miserable e inferior. Solo buscan reírse, reír a quienes lo miren. Y a la larga, que quienes fueron molestados, también se reían al recordar. Es más, creo que Charity está convencida que Fred gusta de ella. ¿Por qué o sino buscaría llamar su atención?- me colgué del codo de Rose moviendo una mano al hablar, señalándole las cosas en el aire- Si te deja tranquila, prometo no molestar nunca a alguien por mera maldad. A menos que se lo merezca- susurré para mí- Ni meterme con ancianos, ni niños, a excepción de mis mellizos.- la miré a los ojos esbozando mi sonrisa de bonachón.
- Es algo espiritual, Rose, lo juro. Es como lo dice él, es para reírnos un rato, los agresores, las víctimas y el público…- mis palabras pisaron mierda- digo, bromistas, embromado y testigos varios. En serio, con una mano en el corazón, pregúntate, ¿crees que tus primos son malas personas? Son bromas, Rosie, nada de actos malvados.- fruncí el ceño, y me valí de lo que consideré un buen recurso para realzar la imagen de mis máximos ídolos aunque hundiera a otros…:- ¿Qué me dices de los Slytherin? Son gente que les gusta pasar por encima de los otros, se creen superiores por sus gotas de sangre. Lo que hacen los merodeadores, a lo sumo, es molestar. Como las moscas. Pero no lastiman,- no que lo supiera- no dejan traumas, no lo hacen sentir a uno miserable e inferior. Solo buscan reírse, reír a quienes lo miren. Y a la larga, que quienes fueron molestados, también se reían al recordar. Es más, creo que Charity está convencida que Fred gusta de ella. ¿Por qué o sino buscaría llamar su atención?- me colgué del codo de Rose moviendo una mano al hablar, señalándole las cosas en el aire- Si te deja tranquila, prometo no molestar nunca a alguien por mera maldad. A menos que se lo merezca- susurré para mí- Ni meterme con ancianos, ni niños, a excepción de mis mellizos.- la miré a los ojos esbozando mi sonrisa de bonachón.
Ethan F. WesterfeldGRYFFINDOR - Mensajes : 63
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