Myrtle Bullying me?.. [James P.]

Martes de la Tercera Semana. Después de la última clase.

Aún recordaba mi primer año en Hogwarts. El ser que me inspiró en mis primeras bromas fue Myrtle la Llorona. Así es, ella fue mi tutora desde que la conocí en aquel baño húmedo lleno de charcos de agua al que entré por accidente al ver que el de hombres estaba lleno y mis necesidades eran incontrolables. Para muchos era un error, pues serías victima de las bromas de Myrtle, pero para mi fue el inicio de una gran amistad. Además siempre me contaba cosas de mi padre cuando estuvo por Hogwarts, de sus transformaciones con poción multijugos o la vez que compitió por el torneo de los tres reyes magos con solo 14 años de edad.

Hoy en día había superado su nivel, aunque obviamente ella no lo reconocería. Aún así siempre hacia de las mías con su ayuda y esa tarde no sería la acepción. Había terminado la cena y subía las escaleras camino a la sala común cuando Fred y Roxanne quisieron entrar al baño. Me separé de ellos y fui a saludar a Myrtle que me estaba esperando en la entrada de su baño. - ¿Qué tal, preciosa? ¿A cuantos has empapado hoy? - pregunté apoyándome en el marco de la puerta. - Uy... Jimmy, hace días que no pasabas por aquí... pensé que ya te habías olvidado de mi... snif... - sus voz chillona se hizo presente y yo solo me dediqué a sonreírle coqueto y divertido. - Anda, no digas eso, jamás me olvidaría de ti, de hecho mira... alguien se acerca -dije al escuchar pasos en el pasillo y me separé de ella escondiéndome tras el busto de una estatua. - Ya sabes qué hacer - murmuré desde mi posición mientras ella se adentraba al baño. La persona que se acercaba era nada más ni nada menos que mi ex-cuñadita-profanadora. Sonreí y ya el resto es historia. Myrtle hizo su trabajo y yo entré detrás de Allie riendo a carcajadas. - ¡Bien hecho, Myrtle! - reí y alcé mi brazo imitando que hacíamos chocar nuestras manos en señal de victoria. - ¿Paso algo, Allie? Con Mystle creímos que te hacía falta un baño, además te vez más bonita así - recorrí su cuerpo con la mirada. Estaba completamente empapada. Sexy. Lastima que la túnica de Ravenclaw no fuera tan ajustada ni dejara ver su blusa traslucida.

Me adentré en el baño, arrastrando comino a Allie - Creo que te faltó un poco ahí -, dije sacando mi varita mientras me acercaba a ella. - Acueructo - musité apuntándole al rostro y un ligero chorro de agua salió de mi varita impactando en su mejilla. No describiré la cara que puso la morena, solo diré que si las miradas mataran yo estaría bajo tierra hacía mucho. - Arg, no me mires así, linda, ¿no ves que solo lo hago para que salgas un poco de la rutina y te diviertas? - señalé rodando los ojos mientras alzaba los brazos exageradamente. Guardé mi varita y me aproximé a ella quedando a escasos centímetros de su cuerpo. Alcé mi mano y la deslicé por su mejilla, húmeda. - Además, no miento, te ves muy bonita - sonreí levemente mientras observaba su rostro desde sus cabellos hasta sus labios.

De un manotazo, Allie, apartó mi mano de su mejilla. - wojojouu, tranquila, nena - alcé mis brazos fingiendo que me había asustado y puse las palmas de mis manos como una muralla para luego recibir su empujón y reír divertido. Aunque ésta sonrisa cambió por una un tanto más incrédula al ver como se quitaba la túnica en frente de mi. Myrtle se posó en el aire, entre ella y yo para que no pudiera verla del todo bien -pues Myrtle era totalmente trasparente-, mientras Allie se volteaba. Su blusa se marcaba también en sus espalda y lamentablemente llevaba un brasier debajo de ella o así se veía. Rodé los ojos ante su último comentario y caminé a travez de Myrtle y me acerqué a Allie que estrujaba sus ropas. - Pero si tu tienes muchos amigos Slytherin, eres una de ellos - dramaticé a sus espaldas y lo rodeé lentamente, pero ella giraba en torno a si misma para que no pudiera verla de frente. No sabría decir si lo hacia porque estaba molesta o para que no viera su blusa traslucida por el agua. Suspiré con fuerza y sin previo aviso me incliné detrás suyo para comenzar a desabrochar mis zapatos.

- Está bien, para que veas que soy bueno estaremos en igualdad de condiciones y dejaré que me mojes entero - dije mientras dejaba los zapatos en un lugar más seco, pues no quería que se mojaran. La ropa me daba igual. - Anda, tira tu mejor golpe - le dije alzando ambos brazos preparado para recibir algún balde con agua o lo que quisiera, pero en ese momento noté que la enorme bañera temperada estaba llena de agua, y el vapor salía de ella, por ende estaba tibia. Sin previo aviso me abalancé contra Allie y la levanté con fuerza entre mis brazos. - ¡Tengo una mejor idea! - exclamé corriendo con ella sobre mi hombro sosteniéndola con mi brazo para que no cayera. - ¡Al agua! - exclamé al llegar a la orilla de la enorme bañera y di un salto logrando caer dentro de ésta con Allie entre mis brazos. Tocamos fondo y le sonreí debajo del agua, era tan onda como una piscina. Ahora estábamos en igualdad de condiciones, por ende ya no tendría por qué estar molesta.

¿Dije que no tendría que estar molesta? Pues me equivocaba, ahora parecía estar furiosa. ¿Quién entendía a las mujeres? No había como darles en el gusto, si no era una cosa, era otra. Quizás eso las hacía tan divertidas y atrayentes.
Se separó de mi y me incorporé para salir a la superficie. Me aproximé hasta ella caminando con la intensión de rodear su cintura con mis brazos y jugar un poco, pero a mitad de camino me detuve, pues ella misma se acercó hasta con una cara de frustración y enfado que es mejor no describirla. Su grito me hizo cerrar mis ojos y pestañear con fuerza. Sentí como una especie de pitido comenzaba a sonar en mi oído y creí que era producto del agua, pero al meter mi dedo en mi oreja comprobé que no era agua, sino que mi tímpano seguía vibrando por aquel chillido.
Seguía a Allie con la mirada mientras salía de la bañera. Debía reconocer que tenía una figura bastante atrayente, y usaba una ropa interior bastante... linda, por llamarla de algún modo. A decir verdad para mi gusto era algo infantil, pero en una situación como esa de infantil no tenía nada.
Comencé a quitarme la túnica, dejándola al borde de la bañera, para luego quitar mi camisa que se me pegaba a la piel. Entonces fue cuando uno de mis zapatos volaron y casi me da en la cabeza. Alcé la vista solo para ver como Allie lanzaba mi segundo zapato a la bañera.
- ¡Mi tatitos! - exclamé hundiéndome en la piscina. Tatitos les solía decir Lily a las zapatos cuando pequeñas, y por algún extraño motivo se me quedó aquel gesto pegado, y siempre me refería a los zapatos como "tatos", aunque solo cuando estaba con personas de confianza. Saqué mis zapatos de la bañera, los cuales parecían estar inservibles. Salí también mientras desabotonaba los últimos botones de la camisa y al pisar el suelo sentí como la fría cerámica estremecía todo mi cuerpo al momento en que mis pies, descalzos, habían contacto con el suelo. Caminé hasta ella dejando caer mi camisa y arrastrando los pies en las diversas posas de agua. Recibí su mirada fulminante rodando los ojos y la observé de pies a cabezas descaradamente, siguiendo el contorno de su figura y deteniendo mi vista en las zonas más atrayentes, como su pecho y sus caderas. Por último la posé en sus zapatos.
- Deberías quitártelos, pueden crear hongos - dije arrugando mi nariz en una mueca de asco mientras ella se los comenzaba a quitar. Observé los miso a un lado de la bañera y fingí un puchero. Detestaba que se mojaran, más que nada porque luego quedaban hediondos, pues bastaba con una movimiento de mi varita para secarlos, pero el olor a humedad no se los quitaba nadie. Volví la vista hasta Allie que ya se había quitado los zapatos y sostuve el cuello de su blusa.
- También deberías quitarte ésta, o podrías refriar - sugerí divertido mientras aprovechaba de atraerla por el cuello de la camisa hasta mi. Su cuerpo, húmedo, se adhirió a mí torso desnudo unos instantes y las palabras sobraron. O mejor dicho, no quise decir una sola palabra, solo observar su rostro goteando, mientras éstas mismas gotas se deslizaban por su cuerpo. Sexy. Aproximé mi mejilla hasta suya y mis labios a su oído.
- Si quieres yo puedo ayudarte - susurré mientras mi cálido aliento impactaba en el oído de Allie. Hacia mucho tiempo que no la sentía tan cerca, de hecho me atrevería a decir que a pesar de haber tenido "algo" nunca estuvimos tan cerca.

Me descolocó un poco aquella risa espontanea que salió de sus labios, pero más me descolocó su comentario. ¿Desde cuando se había vuelto una chica tan sexy y atrevida? - Sé que no necesito mojarte para que te desvistas para mi - comenté en un tono arrogante y divertido. Sin embargo no pude seguir con mi show de sexsymbol pues Allie comenzó a quitarse la blusa botón por botón. Sentí su mirada sobre mi mientras lo hacía, pero no me importó en lo absoluto. Mis labios se entreabrieron levemente y mis ojos la observaron curioso y expectante, fijos en su dedos, ante la separación de cada botón. Su brasier quedó casi completamente a la vista y ella misma sugirió que yo terminara el trabajo, mismo trabajo que me estaba volviendo loco.

- No juegues conmigo, Allie - musité frunciendo el ceño y tirando del botón el cual salió volando en quizás qué dirección. Aquel gesto logró que en el impulso sus labios hicieran presión levemente en los míos. Rodeé su cintura apartando su blusa y la atraje desde la espalda para luego morder su labios inferior. Mis manos acariciaron su piel completamente desnuda a su espalda mientras su blusa descubría la zona de su hombro. Mi pecho se adhirió a su busto, y la rugosidad de su brasier se marcó sobre éste. Separé mis dientes de sus labios y en un vaivén los rocé con los míos.

- Me pregunto si seguirás besando igual que hace un año - pregunté arrugando mi mejilla en una sonrisa marcada de medio lado. Hacía ya un año habíamos tenido nuestro primer beso, y debía reconocer que, según recordaba, no lo hacía tan mal.

Mi sonrisa se desvaneció al sentir los brazos de Allie rodear mi espalda. Me quedé perplejos unos instantes mientras ella se hundía en mi pecho, y mis manos que acariciaban su espalda, bajo su blusa a medio caer, se apartaron ascendiendo hasta posarse en su cabello. Apoyé mi mano en su cabeza y besé ésta misma mientras escuchaba su pregunta. Nuestras mirada se cruzaron y un mohín de incomprensión se asomó en mi rostro. - ¿A Snivellus? - pregunté por inercia haciendo memoria. - No, jamás se lo he dicho, ¿por qué iba a hacerlo? - no mentía. Jamás se lo había dicho a Albus directamente, aunque era probable que los bocazas de Fred, Frank o Roxie se les hubiera escapado, pues para nadie era secreto que yo les contaba todo a ellos tres. - ¿El lo sabe...? - pregunté apartandola un poco posando mis manos en sus hombros. - Lo más probable es que lo haya escuchado de otra persona, tu sabes que los rumores vuelan el éste colegio - fruncí el ceño y alcé la vista. ¿Dónde se había metido Myrtle? De seguro se había puesto celosa y se había esfumado.

Suspiré con fuerza y negué con la cabeza volviendo la mirada nuevamente a Allie. Me perdí unos instantes en sus embrujantes ojos y de vez en cuando mi mirada recorrió su cuerpo semidesnudo. La blusa aún estaba medio quitar, y su ropa interior superior se veía con total claridad. - ¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso importa? - pregunté aún con mi ceño fruncido - ¿Qué importa si él lo sabe? O es que... ¿Sigues enamorada de él? - pregunté deslizando mis dedos por su brazo con leves caricias. Hacía mucho tiempo que no estaba tan cerca de Allie. Era una lastima que manchara el momento con aquella conversación. ¿Qué tenía de malo? Ambos eramos personas solteras, y ella había roto con Albus hacia más de 1 año cuando pasó lo nuestro. No entendía por qué debería sentirse mal, eso no tenía sentido.

Me separé de ella completamente y volví mis pasos hasta la bañera. En el trayecto recogí la camisa que había dejado caer y fuí por mis zapatos que estaban desparramados, uno dentro y otro fuera de la tina. Usaría mi varita para secar ambas antes de volver a ponérmelas, por lo que me devolví hasta Allie y dejé caer los zapatos y la camisa al suelo, para luego sacar mi varita de mi pantalón, la cual estaba mojada también. La sacudí y apunté con ellas mi ropa en el suelo, pero no conjuré ningún hechizo para secarlas. En vez de eso comencé a mecer mi varita frente a Allie. - Si quieres me aparto y no vuelvo a actuar así contigo, solo amigos - musité. El asunto había estado dando vueltas en mi cabeza todo el rato. No sabía qué hacer. La chica era bonita, y divertida, pero no era mi intención incomodarla. Me gustaba jugar, pero no con los sentimientos de los demás.

Pobre Allie, en el fondo la entendía, no es fácil lidiar con el anormal de Severus, y mucho menos siendo su ex-pareja. Solo esperaba que lo que me decía lo pensara de verdad y no lo dijera solo para salir bien parada, pues si seguía enamorada de él no conseguiría nada bueno. De todos modos no le seguiría dando vueltas al asunto, no era un tema que a mi me concernieran, yo no me metía en los asuntos de mis hermanos, y mucho menos de mis amigos, todos son libres de hacer lo que quieran con su vida y su... corazón.

Cuando iba a conjurar el hechizo para secar mis ropas Allie me detuvo sosteniendo mi mano con la suya. - Sé que no hemos hecho nada ma... - mis palabras se cortaron al sentir sus manos rodear mi cuello. Su pecho semidesnudo se adhirió al mío y la confusión que sentí en ese momento se vio reflejada con mi gesto: una perfecta ceja alzada hasta más no poder. Aunque ya pronto mi clásico sonrisa apareció al oír que "no caería". - ¿Quieres apostar? - pregunté divertido y aprovechando la corta distancia para atrapar sus labios con mis dientes, procurando que los míos no hicieran contacto con los suyos, solo mis dientes.

- Claro, la hablas de... ésta estrella, ¿no? - dije contemplando la estrella tatuada en su espalda, - pero... ¿Cómo que dos? Yo solo veo una - aseguré mientras la apartaba un poco y la observaba de pies a cabezas. No veía ningún otro tatuajes y la mancha en su mano con forma de mariposa no contaba. - ¿Dónde está el otro? - pregunté divertido haciéndole cosquillas en su estomago para que confesara, ya que era obvio que el tatuaje no estaba a simple vista. - ¡La encontraré! - exclamé tirando de su falda, la cual se abrió de par en par dejando ahora un panorama bastante más tentador de su entrepierna, aunque no era tan necesario, pues el tatuaje estaba justo en su cadera, pero de todos modos la falda no me dejó verlo en un principio.

La observé de pies a cabezas literalmente con su falda en mi mano y en la otra sostenía mi varita. Un silbido pausado y largo salió de mis labios. - Que lindo... tatuaje. - musité divertido y en un tono insinuante, pues no solo el tatuaje era "lindo". - No sería mala idea hacerme uno, ¿Dónde crees que se me vería mejor? - pregunté aproximándome a ella nuevamente y posé una de mis manos en la zona donde tenía su segundo tatuaje. Mordí mi labio al sentir la yema de mis dedos deslizarse por él. Al parecer Allie no sentía pudor alguno estando conmigo, eso me alagaba.

- No, más bien soy un zorro - comenté divertido mientras balanceaba su falda y la hacia rotar en mi mano. Me divertía aquel panorama tan sensual, pero la sonrisa de Allie era lo que hacía el momento especial. Allie no era como todas las cerebritos de su casa, tenía ese toque coqueto y divertido que pocas tenían en Ravenclaw, pero sin dejar de lado su inteligencia y sabiduría. Algo que complementaba muy bien su manera de actuar, ya que sus pensamientos aveces eran impredecibles. Quizás no la conocía lo suficiente como para saber qué estaba pensando, pero aún así sabía que era una chica de confianza. Quizás era hora de poner a prueba esa confianza y contarle acerca de la Orden del Fénix, de seguro ella estaría dispuesta a ayudar.

Guardé mi varita en el bolsillo de mi pantalón, mientras mi dedo seguía recorriendo el contorno de su figura de forma vertical, pero un giro de ella hizo que el deslizamiento fuera en diagonal por su cintura. Mordí mi labio reprimiendo el libido que se acumulaba en mi cuerpo, reflejándose notoriamente en el bulto de mi entrepierna, al notar la nueva vista panorámica que se me presentaba. El trasero de Allie estaba mejor formado de lo que imaginaba y a decir verdad me vi obligado, a mi pesar, a alzar la vista hasta su cuello como ella lo indicaba. Una pequeña flor se dibujaba en su espalda, aquél sería su último tatuaje y el que no había visto antes. Me aproximé acortando las distancias y pegando mi entrepierna a su trasero. Mis labios se posaron sobre aquel tatuaje, logrando que un leve cosquilleo recorriera a Allie, el cual pude sentir con mis manos que rodeaban su cintura posándose en su estomago. Las yemas de mis dedos lo recorrieron con suaves caricias y un nuevo beso, húmedo, en la zona de su tatuaje bastó para que mi entrepierna se adhiriera más a su espalda. Retiré mis labios de aquella zona y los posé en su oído, aproximando mi pecho desnudo a su espalda.

- ¿Tu crees? - pregunté en un susurro sobre su oído, refiriéndome al tatuaje en mi ingle. Me lo pensaría, después de todo era una marca bastante sexy. - Nunca había notado lo suave que es tu piel Allie - comenté divertido, ésta vez en un tono más alto. Pensé en apartarme pero mi cuerpo no parecía reaccionar acorde a mis pensamientos. Si alguien no detenía eso ya, terminaríamos en grandes problemas. Mis dientes se aferraron a su hombro, con firmeza, pero procurando no hacerle daño, ejerciendo presión sobre él, manipulado por el libido que sentía en ese momento. El calor de mi cuerpo era notorio, y se palpaba incluso a centímetros de distancias, de seguro mi pecho adherido a su espalda y mi entrepierna a su trasero ardían como las chimeneas del Expreso Hogwarts.

Traté de hacer memoria para poder recordar si la había visto en ropa interior antes. De seguro con Fredo y Franky la habíamos espiado en algún momento, pero no lo recordaba con seguridad. No podía decir que la hubiera tocado "así" antes, pero si había acariciado sus manos o mejillas en la ocasión en que pude probar sus tan deseados labios. - Creo que no, pero no te aseguro nada - respondí divertido para luego volver a clavar mis dientes en su hombros. Allie comenzó a alejar su cuerpo, pero yo la atraje con más fuerza aún y deposité varios besos subiendo por su cuello. - ¿No te gusta? - pregunté haciéndola girar completamente de forma rápida. Mis manos se aferraron a sus caderas e incliné mi rostro para poder verla directamente a los ojos.

- Me detendré si de verdad lo quieres - anuncié en un murmullo rosando con mis labios los suyos, que estaban muy próximo pero firmemente cerrados. Mis dedos se deslizaron por sus bragas y uno de éstos se introdujo en ella, deslizándose por dentro, sintiendo la piel de Allie arder. Sí, ardía tal como la mía. Mi otra mano ascendió hasta su rostro y lo alcé logrando que sus labios rosaran los míos de mejor forma. - ¿Quieres que terminemos el juego? - pregunté de movimiento mis labios de forma lenta, mientras éstos rosaban los suyos con mayor énfasis. Ambos teníamos claro que eso era juego, la pregunta era cuándo el juego se haría verdadero.

Ése era un juego peligroso. No me importaba que fuera la ex-novia de mi hermano. Merlín, era hermosa. ¿Por qué tenias que torturarme de esa manera, Merlín?. Sin embargo, aveces sentía que nuestra amistad iba más allá de lo carnal. Sí, Allie se podría decir que era una buen amiga, pues confiaba en ella más que en cualquier otra chica de Ravenclaw, quizás tanto como en Lysander, con la diferencia de que Lys era como una prima más para mi. Aún así la confianza era innegable y me sentía obligado a contarle lo que pasaba dentro del colegio y cómo éste comenzaba a hacer sus primeros movimientos para defendernos de los inminentes ataques de los Neo-Mortifagos. - Allie... - murmuré su nombre en un tono tan serio que incluso para mi sonó extraño. - Te daré dos opciones. La primera es no responder a mi pregunta, callar y dejarte llevar por mi. La segunda es responderla y dependiendo de esa respuesta y de como te portes te contaré un pequeño secreto - sonreí mientras mi mano que acariciaba su mejilla seguía con su juego. - ¿Quieres que me detenga? - pregunté deslizando mi dedo que rosaba su piel bajo su calzón hasta sus glúteos, deseoso por seguir explorando más zonas del cuerpo de Allie que aún no había descubierto. Mis labios rosaron los suyos por última vez, pero sin llegar a besarlos. No le robaría un beso pues iba en contra de mis principios y no quería faltarle el respeto, a menos que ella me lo pidiera.

Por un momento creí que cedería, pero extrañamente me sentí aliviado al notar que no fue así. Pude contemplar la excitación de su cuerpo, tanto en sus mejillas que se teñían de un intenso colo carmín, como en su mirada expresiva y deseosa, o más literalmente en la erección de sus pezones que marcaban en su brasier. Sentí su cuerpo fundirse en el mío en un abrazo, y el bulto de mi entrepierna presionó la suya, ambas ardieron con intensidad y tragué salida tratando de controlar mi libido. ¿Acaso estaba loca? ¿Cómo se le ocurría rechazarme y luego abrazarme de esa forma? Merlín... Respiré hondo y retiré mi dedo de dentro de su ropa interior con suavidad. Cogí sus manos y retiré tanto mi entrepierna como sus brazos de mi cuello. Volteé y le di la espalda. - Será mejor que te vistas - anuncié y apunté nuestras ropas con la varita. Ya había dado su última palabra y yo no iba a refutarla, al menos no ahora. Conjuré un hechizo simple y eficas para secar nuestras ropas y las elevé hasta mi. Se las entregué a Allie, volviendo mi cuerpo hasta ella nuevamente y se las entregué.

Comencé a vestirme tambien, comenzando por la camisa y luego los zapatos mientras hablaba. - Verás, Allie. Es sobre los ataques a los demás colegios... Todos creen que Hogwarts será el siguiente en caer, por lo que necesitamos hacer algo para defendernos en caso de que la escuela más segura del mundo mágico caiga en manos de magos tenebrosos. Allie, si te digo ésto es porque confío en ti, y creo que eres la indicada para ayudarnos. - negué con la cabeza tratando de buscar las palabras adecuadas, mientras abotonaba los últimos botones de mi túnica. - Veras... según tengo entendido durante el auge de Voldemort en los 70, el antiguo director de Hogwarts, ¿le conoces no? un poderoso mago llamado Dumbledore, reunió a un grupo para que luchase contra el Señor Oscuro. Ellos se llamaron así mismo La Orden del Fénix. Este grupo defiende la filosofía de Dumbledore, en la que todos, sean quien sean, pueden aportar mucho. Obviamente La Orden del Fenix se disolvió cuando el señor tenebroso calló, pero hoy en día la directora McGonagall y mi tío Ron han reabierto ésta organización con la intensión de enfrentar un inminente ataque y me han pedido a mi que enliste a alumnos de confianza y con aptitudes para que nos ayuden. Demás está decir que ésto es un secreto guardado bajo mil llaves, ni siquiera mi padre ésta al tanto - musité ésto último haciendo un gesto de clara decepción. Aún no entendía por qué Harry no hacía nada al respecto, ni mucho menos los aurores a su cargo. - larga historia - "expliqué" alzando la vista nuevamente hasta Allie una vez terminé con la camisa.

- Yo quería pedirte que nos ayudaras y formaras parte de ésta nueva y secreta orden del fénix. Eres una de las chicas más capacitadas que conozco, inteligente, astuta, fuerte y justa. Sé que serías de mucha ayuda - culminé mientras terminaba de abrochar las agujetas de mis zapatos. Ya ambos estábamos completamente vestidos a esas alturas, solo faltaba mi túnica, la cual recogí y mantuve colgada en mi antebrazo. Esperaría alguna reacción por parte de Allie para tomar medidas, solo esperaba que fuera considerada y discreta con el tema. - Demás está decir que es secreto, no puedes hablar con nadie que no pertenezca a la Orden del Fenix, acerca del tema, ni siquiera con Albus. Confío en ti, espero no me defraudes.

Alcé mi mano libre hasta su mentón y lo sostuve entre mis dedos atrayendo aquellos dos intensos ojos azules hasta los míos. - No he dicho nada que no sea cierto - sonreí y deposité un beso en su frente. No tenía por qué sentirse alagada, pues todo lo que decía no era más que la verdad. Aún sostenía en mi otra mano mi túnica y retiré mis dedos de su mentón cuando hizo su pregunta. ¿Qué tan grave era la situación? Solo bastaba con ver los escombros de los demás colegios... aunque seguramente Allie no había tenido la oportunidad de verlos.

- Grave, MUY grave... - respondí a su pregunta con una seriedad absoluta invadiendo mi rostro. - Lo más probable es que ya estén planeado atacar Hogwarts, tal como lo han hecho con Durmstrang y Beauxbatons, por eso nos estamos organizando, pero lamentablemente... sospechamos que dentro del colegio hay Neo-Mortifagos infiltrados, pero no tenemos pruebas, lo peor de todo es que tambien parece haber alumnos involucrados - le dije mientras por mi cabeza pasaban miles de ideas. Los Malfoy, los Nott, los Zabinni, entre muchas otras familias eran los principales sospechosos. - Yo solo espero que Albus... - murmuré, pero rápidamente negué con la cabeza. No, mi hermano no podía estar implicado en esas cosas. Lo conocía lo suficiente, como para saber que en el fondo no estaba demente como el resto de los sangre pura.

Suspiré aliviado, ya le había dicho todo lo que tenía que decirle a Allie. La observé unos instantes y noté como su cabello, aún húmedo por lo acontecido hace unos instantes cubría parte de su rostro. Me aproximé hasta ella y deslicé un mechón de su cabello que se había quedado literalmente pegado en su rostro. Sonreí y observé las facciones finas de su rostro detenidamente. Era una lastima que alguien tan hermosa hubiera caído en las garras de Severus, de seguro si no le hubiera conocido la personalidad de Allie no se hubiera visto tan afectada como la sentía hoy en día. O quizás no era Albus el problema, quizás simplemente yo no atraía como para corresponderme. - Allie, yo... - mi voz se alzó susurrante y mis ojos se posaron en sus labios unos instantes. Maldita sea, como deseaba probarlos, pero ella ya había dado su última palabra. "Vamos James, contrólate" me dije a mi mismo, pero mis labios se aproximaban lentamente a los de ella sin poder evitarlo. Si seguía así me ganaría la bofetada del día. No obstante no alcancé a aproximarme complamente a ella porque un chorro de agua impactó contra mi espalda sobresaltándome de golpe.

- Myrtle! - exclamé dándole la espalda a Allie. Efectivamente Myrtle la llorona yacía a mis espaldas con un balde. ¿Por qué un fantasma te roseaba con un balde con agua? Mejor ni preguntármelo. - James es mío - rió volando entre Allie y yo para luego alejarse dejando el rastro de su risa en el aire. Suspiré y negué con la cabeza divertido. - Será mejor que me vaya, ya me entró el hambre - le dije a Allie aún de espaldas a ella - Además tengo que secar mi ropa camisa -dije cubriéndome con la túnica. No quise voltear, pues temía que si lo hacía volvería a caer en el encanto de la mirada de aquella hermosa Ravenclaw.

Cuando me disponía a irme las palabras de Allie me detuvieron. Una cosa era que no se sintiera atraída por mi, pero otra muy distinta era "arriesgar cariño por algo pasajero". Yo siempre había sido sincero con toda y cada una de las chicas con las que "jugaba" y si ellas no participaban del juego prefería retirarme antes que hacerles daño. Todas, sobre todo mis amigas sabían que James Sirius Potter era igual a algo pasajero, pues de momento no había conocido alguna chica que me quitara el sueño, o quizás si, pero prefería mantenerme alejado de ella. Volteé cuando se separó de mi y llevé mis manos a las carteras, negué con la cabeza.

- No quiero confundirte Allie, lo siento pero yo... por mucho que me divierta estando contigo y por muy atractiva que te encuentre no te puedo ofrecer estabilidad en éste momento - señalé dejando de lado mi sonrisa más tiempo de lo debido, de hecho ya comenzaba a extrañarla. - Eres hermosa, pero en mi cabeza ya hay demasiados líos - añadí y di un paso atrás aumentando más las distancias entre ambos. - Iré a cambiarme ropa antes, no quiero que McGonagall me vea o vaya a pescar un resfriado, si quieres nos vemos en las cocinas luego, aunque ya se hace tarde - miré el reloj y al salir del baño noté que ya había oscurecido. Luego de la cena habíamos estado toda la tarde juntos, como pasaba el tiempo con Allie a tu lado. Subí las escaleras rumbo a mi sala común, tenia mucho en qué pensar y tenía aún una conversación pendiente con Allie, solo esperaba no confundirla ni confundirme yo también.