'Cause none of it was ever worth the risk, but you, are, the only exception ♪ - Scorpius -

Acababa de terminar la cena en el Gran Comedor, bueno, terminar para ellos. Sí, hablaba en plural. Molls no había terminado su plato - aunque en realidad lo había dejado de lado pues ya no tenía hambre - cuando se encontró con Scorpius del otro lado de la mesa de los Slytherin que la estaba observando. La pequeña pelirroja no dudó en sonreírle, disimuladamente claro está por todo ese rollo que el rubio tenía de mantener una amistad extraña en la clandestinidad. Ella era demasiado ingenua y benigna como para enfurecerse u ofenderse por esto, aunque cada tanto se quejaba por esto, pero no es que Malfoy le prestara mucha atención.

Notó algo en sus ojos cuando cruzaron miradas, como si le urgiera algo. Comprendió un gesto crucial en su rostro, y con un ligero encogimiento de hombros y un asentimiento breve terminó su jugo de calabaza y, tras saludar a Emily y Allison, quienes estaban junto a ella en aquel momento, se despidió. Era temprano para irse, pero quería saber qué le sucedía a su serpiente amiga. Se alejó de los bancos, alisándose la falda del uniforme y los botones de la camisa. No era muy ordenada, pero cuando salía o entraba al Salón Comedor tenía esa manía, desde hacía años ya. Miró sobre su hombro, cerciorándose de que Scorpius la seguía o no, pero no pudo asegurarlo. Se detuvo tras las puertas del salón, aunque lo mejor para el rubio sería que se alejaran un poco más, quizás en las mazmorras debido a la escasez de gente a esa hora. Suspiró, ¿cuándo dejarían esa estupidez de "amigos en secretos"?

Su plan era perfecto, lo había mediado toda la mañana y su padre estallaría de la rabia cuando lo supiera, Scorpius había tenido clase de Astronomía esa mañana y al salir de la torre había ido con sus compañeros a almorzar al Gran Comedor. Algunos ya le preguntaban porque estaba tan callado a lo que él siempre contestaba que era callado con seriedad. Ahora lo que le faltaba era encontrar a la chica ideal, ninguna de su casa, los Slytherin serían bienvenidos en la Mansión sin problema y su misión era alterar a su padre con una novia no digna. Los Ravenclaw, descartó la idea, solo estaba Rose a quien conocía y estaba seguro que la castaña le golpearía los cojones si se lo proponía. Gryffindor, miró a la mesa de los leones pero todos los que estaban no eran dignos siquiera de tener una conversación con él.

Debía ser una mujer buena, ingenua y que quisiera hacerle ese favor. Una Hufflepuff! No no, cualquier Hufflepuff no, su primera opción era Camille pero a ella preferiría no inmiscuirla en su vida, estaba seguro de que a rubia babeaba con él pero no era la indicada. Su mente se vió iluminada. O más bien encandilada al ver esa melena pelirroja comer allí, le sonreía y él hizo una mueca falsa de desprecio aunque sus ojos demostraran otra cosa diferente. Se disculpo para ir a darse un baño luego de que Molly hubiera entendido su urgencia, esperó a que caminase y se perdiese de vista para seguirla, Albus le grito algo que solo pudo escuchar a medias pero le causó gracias.

El rubio la alcanzó en las masmorras y tomó su mano para apurarla y cerrar la puerta tras de si.

Molly lo había esperado en los límites de las mazmorras, sabía ahora por un ruido particular de pasos que él la seguía, pero había aprendido a utilizar ese arte del disimulo que tan mal le salía en ciertas situaciones. Tarareaba algo por lo bajo, pocos segundos después de quedarse quieta, cuando sintió que la jalaban de la mano y la llevaban donde una puerta. De acuerdo, de ahí en más ella ya no conocía esos lugares fríos y terroríficos. Tenía sabido como llegar al aula de pociones y al despacho del profesor, todos los demás pasillos eran un laberinto para ella, y eso que su Sala Común no estaba muy lejos de allí.

La pelirroja se puso a inspeccionar el lugar antes de dirigirse a él, era una habitación de paredes con losas de piedras grisáceas, como casi todos los pasillos de esos lugares subterráneos. Apenas había un par de haces de luz de luna que se filtraban por los hoyos de las paredes. Con un suave Lumus, se dedicó a buscar las lámparas de gas que prendían con fuego, mientras se dedicaba a interrogar al muchacho.

- ¿Qué sucede, rubio? - preguntó, mientras encendía las lámparas con el extremo de su varita. Una vez todas prendidas, al menos las que estaban a la vista de ella, se dedicó a mirarlo con una sonrisa pequeña en los labios. Aunque su mente no paraba de preguntarse: ¿dónde mierda estaban?

Jugó unos segundos con la varita en su mano, mientras él caminaba hasta ella y se colocaba en frente suyo. Ladeó levemente el cuello, abriendo sus ojos como si así pudiese escuchar mejor. La llenaba de intriga ese favor que necesitaba. ¿Habría que meterse con alguien? ¡Genial! Hacía tiempo que quería hacerle algo cómico a alguna persona pero no encontraba individuo al cual. No evitó fruncir el ceño cuando el la tomó de la barbilla y la alzó levemente, inspeccionándola con la mirada como si tuviese que pasar una prueba. Se dejó tomar de la mano aún curiosa; se sintió bailarina por un momento, pero no rió ante ese pensamiento porque la incertidumbre le podía.

Molls se encontró con que los ojos grises de la serpiente la miraban fijamente, pero no pudo darse más lugar a dudas porque él reveló su necesidad. ¿Prometida? ¿De qué hablaba él? En ningún lugar lógico del mundo Scorpius le pedía compromiso a una Weasley, y mucho menos Molly aceptaba. Rió frescamente ante aquel comentario suyo de un sueño hecho realidad, divertida con eso.

Fingir ser su prometida, claro, ahora cobraba mucho más sentido. ¿Frente a su padre? ¿Por qué habría de hacerlo? ¡Sonaba tan divertido! La pelirroja tenía cierta idea del punto final de todo eso, no estaba segura pero si tenía sabido definitivamente algo, eso no lo hacía por ella ni mucho menos, no tenía ilusiones con él o algo por el estilo. Molly no era como las demás chicas, jamás lo había sido. - ¡Claro que lo haré, suena genial! Pero, no debo vestirme formal ni nada de eso, ¿cierto? - preguntó con una ceja en alto y una sonrisa ladina dibujada en sus labios. Nada de vestiditos de etiqueta para ella.

Para Scorpius aquello no era una broma, no era un juego donde ellos se divertirían, era algo sumamente serio para él, necesitaba ese favor más que nunca, quería que su padre ardiera en cólera, quería jugar al gato y al ratón, quiería escapar de todo eso a lo que se veía obligado. Y allí entraba ella en toda la cosa, ella era fiel, ella era una amiga al a que si podría pedirle aquello sin nada a cambio. ¿O si querría algo a cambio? Eso luego se vería.

No era un plan lógico, pero así tenía que hacer, nadie había puesto etiquetas, pero definitivamente las usaban, los Weasley NO podían estar prometidos a los Malfoy, eso era una abominación, la sangre que corría por sus venas podía ser pura, pero sus relaciones no lo eran, amante de los muggles, su padre caería de espaldas. Era genial.

Cuando ella comenzó a reir el rubio frunció el ceño, eso no tenía nada de divertido, al menos él no le veía el lado divertido en ese momento.Sabía que Molly estaba un poco loca, pero reirse de él de esa manera tan grosera por pedirle aquello? Estaba por gruñir y hacer un berrinche, irse de allí sin antes olvidar hechizarla para que lo olvidase cuando la pelirroja dijo lo que tanto había esperado. Le había dicho que si! No sabía si sonreír o golpearla, pero un Malfoy nunca golpeaba a una mujer. Negó eligiendo la primera opción y sonrió con ganas. - Nada de eso, tienes que ir lo más informal posible, como siempre, será divertido! - ahora si lo vería, era un niño aún a pesar de todo, aunque muchas veces pensaba ser superior a todos, mayor a lo que era, y toda esa historia se las pasaba por la línea de su trasero bien formado.

¡Genial, sería tan divertido! Hasta podría llevar su guitarra si de informalidad se trataba. Molly siempre estaba dispuesta a ofrecer su ayuda, y él estaba pidiéndole un favor, así que ¿por qué no ayudarlo? Para muchos sería una tonta, en particular por el hecho de que es a Scorpius a quien ayuda ciegamente. Pero la pelirroja jamás fue prejuiciosa, y si bien tiene sus contras - escasas de todas formas - no tenía motivo alguno para fallarle en un momento como ese a su rubión amigo. Que para él no fuese una situación divertida, lo ignoraba, dentro de la seriedad y la fidelidad que ella pondría al asunto, debía divertirse un poco o no había gracia.

- Excelente - dijo contenta, sonriendo de lado. - Y dime, ¿sólo frente a tu padre, o también en Hogwarts? Eso sería complicado - Hablaba del asunto como si no fuese una broma tan pesada como el compromiso, como si hablaran de banalidades puras. Era tan nulo el nivel de realismo que tenía su vida que, el que llegaran rumores de su "compromiso" a su familia sería realmente cómico, y no le afectaba mucho. Siempre podía hacer una que otra broma, por algo era la artista de la familia, fingir estaba entre uno de sus aspectos principales, ¿cierto?

Ahí estaba otro punto. Estaba dicho que, por más que no mintiera en su vida, actuar le gustaba mucho, y eso llevaba a mentir de una u otra forma; tampoco se la pasaba mintiendo, al contrario, solía hacer bromas con esa habilidad suya, nada que la catalogara como una obsesionada de las falsedades. Pero esta no era una actuación como las que confeccionaba ella, esta influía a un muchacho. Y Molls, de muchachos, nada sabía. ¿Debería besarlo en público? La pelirroja pensó en ello con inseguridad, ni siquiera quería besar a su amigo!

Le agradaba la sonrisa de Scorpius, se le contagiaba. Sus cejas se alzaron y un pequeño "ouch" salió de sus labios, escaso de dolor, cuando él la jaló y ambos quedaron sentados en el suelo. Asintió a lo que decía, meditando. Los dedos de la pelirroja jugaron con el filo del pantalón del rubio que tenía próximo, sin evitar seguir pensando al respecto como si fuese un plan de vida o muerte. No recordaba haber tenido tantas ideas sobre un proyecto desde que Lucy y ella habían llenado de chocolate el rostro de James una noche de vacaciones en La Madriguera.

De a poco. Eso era. Si querían que la broma se creyera, debían darle realismo, y sabía o mejor dicho se imaginaba cómo hacerlo. Dentro de su personalidad, podía fingir un enamoamiento dulce, la típica historia. Scorpius intentaba conquistarla, ella se negaba, no pudo seguirlo por mucho tiempo y cayó ante él. Algo en Molly modificó al Slytherin, y de allí comenzó toda la estupidez del amorío. No tardó en comunicarle esa opinión suya con textuales palabras, hablando de aquello como si fuese una tontería y no una supuesta relación de ellos dos.

La pregunta de Scorpius le cayó como un balde de agua fría; la pelirroja dejó de mirar su pantalón para observarlo a él repentinamente, con sorpresa reflejada en los ojos. - Ehmm... - ¿Cómo responder a eso? La huffie ya había tenido un novio antes, pero había sido una relación muy infantil y los besos no habían abundado en la misma. Como saber... sabía, o eso era lo que pensaba. - Digamos que sí... - murmuró, volviendo sus ojos verdes al suelo nuevamente; siempre podía fingir e intentarlo.

El plan en sí sonaba bien, uno ayudaba al otro y ya. Pero para ella había un problema: era fácil enseñarle a actuar, podría hacerlo con cualquier situación falsa del mundo, pero no era nada agradable saber que había una sola forma de enseñar a besar, y no era nada teórico. Molly no era de las muchachas que besaban a cualquier chico, al contrario, no sabía nada de relaciones porque en aquel sentido era la inexperiencia pura. No había pensado en eso hasta ese momento, la novia de Scorpius Malfoy debía igualarlo en el arte del coqueteo, de los besos y las caricias, y ella no estaba segura de que su actuación alcanzara. Según más de la mitad de las féminas de Hogwarts - y es que ella se enteraba de todo por chismosa - Malfoy era una excelente besador; estaba tan jodida.

La pelirroja quería refutar, pero no le salía palabras con cuál fundamentarse y no quedar como una tonta. De todas formas iba a terminar aprendiendo, y se había comprometido a ayudarlo, no podía negarse ¿cierto? Un ruidito silencioso que sólo ella escuchó salió de sus labios cuando Scorpius la tomó por la cintura y la sentó en su regazo, despejando su rostro de aquellos mechones rebeldes de cabello suyos, para luego acariciar su mejilla. Era demasiada intimidad para ella, mucha más de la que estaba acostumbrada. Molly se detuvo, rígida en su lugar cuando los labios pálidos del rubio recargaron los suyos. Tenía los ojos bien abiertos y los brazos a cada lado de su cuerpo, rectos, demasiado quieta quizás. No le sería fácil, para nada.

Estaba siendo extremadamente egoísta. Se había comprometido a ayudarlo y allí estaba, dándole vueltas al asunto como si no tuviese importancia, y era claro que para Scorpius la tenía. Se dijo a sí misma que intentaría ayudarlo porque, después de todo, Molls vivía para ayudar a los suyos, pero si no le salía fingir de su prometida, debía decirle que no podría. Debería encontrar a otra.

Carraspeó ligeramente, aún estaba sentada sobre su regazo y la cercanía era bastante. Debía ser inteligente y no dejar que la vergüenza la superara; después de todo aquellas prácticas le servirían, y el rubio no la juzgaría o la humillaría por ahí diciendo que besaba mal. Recordaba los pocos y tiernos besos que Gabriel le había brindando, sonriendo interiormente por el dulce recuerdo.

- Sí, claro que si. Dije que iba a ayudarte - le dijo, con una sonrisa ladeada en sus labios y sus ojos entrecerrados apenas. - Además, no creas que eres mi primer beso, Malfoy - Quiso hacerse la superada, alzando una ceja secundariamente. La pelirroja se rió de su propia broma irreal, tomando el rostro del rubio entre sus manos con la suavidad que la caracterizaba esperando por algún paso más. Eso era fácil, lo hacía con todo el mundo, pero de ahí en más...

La pelirroja comprendió por sus palabras que no practicarían más en ese momento, por lo que tras apretar ligeramente su mejilla como una tía lejana, vieja y molesta, y una sonrisa levemente burlona, bajó sus manos y las dejó sobre sus piernas, ambas a un lado del cuerpo del rubio. Rodó los ojos ante el comentario presumido de su amigo, riéndose poco después de eso. - Ya quisieras - concluyó comentando, encogiéndose apenas de hombros y observaba la puerta de la habitación a oscuras apenas iluminada por las pequeñas antorchas.

Asintió, se los imaginaba realmente. Se sintió un poco cruel al pensar que causaría un par de estragos en su familia, y no podía decirles la verdad porque había prometido confidencialidad con Scorpius y, si uno lo sabía, todos se enterarían y la broma se perdería. - Desde Hogwarts se odiaban, creo que ya era por parte de nuestros abuelos. Cuestión de piel, supongo. Y lo que sucedió con Voldemort y eso, ya sabes... - No le quiso dar mucha importancia en verdad, porque no lo juzgaba por lo que había hecho su padre años atrás, y tampoco a este último por lo mismo. Aunque, en realidad no se había puesto a pensar al respecto tampoco.

Ladeó el cuello cuando notó que se masajeaba la sien, curiosa. - ¿Sucede algo, Scorp? - preguntó, mientras le corría la mano para poder ver mejor la expresión de su rostro.

Molly siguió mirándolo esperando que respondiera a su duda, ella no era un as en la lectura de personas, pero sí era lo denominado empática. Lo observó y escuchó atentamente, con el ceño fruncido de la preocupación, esa que ella siempre cargaba en su cuerpo por sus mayores allegados. Inevitable era no ponerle atención, Scorpius no aparentaba ser esas personas que cuentan sus problemas abiertamente y que buscan consejos. Al contrario, parecía ser de los que creían poder arreglarse con su propia psiquis, más reservados. Completamente contrario a ella. Frunció el ceño, ¿qué le estaba diciendo?

- ¿Irte de Hogwarts, de tu hogar? - cuestionó, probablemente sus cercanos no se le ponían en contra, quizás las serpientes harían lo mismo que él. Pero Molly no podía callarse, no podía evitarlo. - No comprendo, ¿malas influencias? ¿Quiere que abandones Hogwarts por eso? - preguntó, Molly estaba completamente en ignorancia con la relación que él tenía con su padre, como también estaba bastante alejada de la situación actual del mundo mágico, aún teniendo más de un tutor en la familia.

La pelirroja prefería vivir así, sin saber mucho de todo eso que le daba miedo. La muerte del ministro ya la había dejado bastante atolondrada como para pretender seguir averiguando sobre el asunto, cosas raras sucedía entre los magos, y ella era una de esos ciegos que preferían dejarlas pasar.

Molly dedujo en su cabeza que, como para Draco Malfoy los Weasley eran malas influencias, debían existir un centenar de otras cosas que le parecían erróneas y de las cuales privaba a Scorpius por ser su personalidad así; ni siquiera podía imaginarse a sí misma en el lugar del rubio, luego ella andaba quejándose de que su padre no estaba contento con todo ese arte excesivo suyo. Negó con la cabeza, siguiéndole el hilo de la conversación.

- No voy a preguntarte nada que no quieras contarme - contestó, quizás la cuota diaria de confesiones de Scorpius había terminado por esa noche, y si bien no podía encontrarse satisfecha - simplemente no podía, deseaba saber qué líos pasaban por su cabeza y ayudarlo, como amiga que era - no iba a obligarlo a más nada. - Gracias por contarme esto, y... ya sabes, puedes seguir contándome lo que sea, cuando quieras. - le sonrió, acariciando levemente el hombro de su amigo por un momento, para luego llevar sus dedos a su collar de Hogwarts y escuchar su broma.

Rió porque comprendía todo ello. Parecía bromear para salir del asunto, como era lógico en algunas personas. El rubio no era tan diferente a los demás después de todo. - ¿Scorpius Pan? ¿Es una broma cierto? - le preguntó divertida, omitiendo una risa. - Lo sé, jamás me imagino a mi misma como una persona adulta - Era algo para tomar en cuenta, porque no iba por ahí confesándose con ese tema en particular, y era algo que con el pasar de los días más la torturaba. Molly era una cría aún, una inexperta en muchas cosas. - Y por cierto, queda mucho mejor Molly Darling - refutó, haciendo una referencia a Wendy.

No se había dado cuenta en que momento se había recostado en el frío piso con ella aún abrazada a la cintura, Scorpius estaba más que cómodo allí. Platicando de la vida como si nada importase. Sonreía más de la cuenta, bromeaba cuando tenía que bromear, hasta parecía un muchacho feliz de la vida. - Lo sé, se que estas cuando te necesite.. emmh.. - no era muy bueno para aquello de las cursilerías pero se lo agradecería de alguna manera, pero ya había cortado ese hilo conductor para no desembocar en algo más complicado. Había preferido desvariar con alguna fantasia de niño.

- Molly Darling y Scorpius Pan suenan bien, me gustan.. - rió el rubio rascandose vagamente el estómago. Y era dificil ciertamente pensansarse en un futuro, de grande, no tenía planes, solo algunas fantasías que de seguroterminarían por irse, no se imaginaba con nadie a su lado, ninguna compañera, si no que viviría solo alejado del resto y conociendo gente nueva, para el amor, como habian dicho las cartas de Cassandra encontraría algo con que saciarse.

Molls sí había notado que de estar abrazados, ella sentada en sus piernas y él abrazando a su cintura, habían cambiado la posición a recostarse en el suelo, de un segundo a otro como si fuera algo normal. Más no le preocupaba ni alarmaba, era agradable tener una conversación así con Scorpius porque no recordaba haberla tenido antes. Negó riendo con la cabeza, no necesitaba que él siguiera hablando ni mucho menos. El suelo de ese cuarto estaba frío, helado bajo su espalda. La pelirroja sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal, hasta en la zona descubierta de sus piernas sentía frío ahora.

- La versión original es mejor, de todas formas - comentó riendo, medio aguafiestas en sus palabras. De por sí, Peter Pan y Wendy Darling quedaban bastante irreales, pero los suyos los sobrepasaban. Además, en todo caso, Scorpius Malfoy y Molly Weasley tenía más estilo, quizás porque se hallaba acostumbrada a esos nombres y modificarlos no le era llamativo.

Podía ser que la versión original fuera mejor, pero igualmente no le interesaba, ellos crarían su propio cuento y eso era lo importante. Scorpius se quedó mirando el techo un targo rato, se estaba bien allí y faltaban unas cuantas horas para la clase de ese día. Estaba relajado, lejos de la realidad.

- Estas preparada para seguir practicando o seguimos en otro momento? - preguntó despacio, dejando arrastrar sus propias palabras, cerrando los ojos y volviendolos a abrir para enfocar a la pelirroja. Lo mejor sería que esperaran, que alguna situación se diera para ellos besarse en público, en clases sería lo ideal, dejar en estado de shock a más de uno.

Las mazmorras eran el lugar ideal para que se ocurrieran las ideas más bizarras. Scorpius se enorgullecía de el mismo y de sus buenas ideas para hacer miserable a su padre. En un arrebato puso a Molly sobre él dejando que esta pierda contacto con el frío suelo de piedra.

Por extraño que pareciera el silencio le sabió agradable. Molly se quedó con la cabeza descansando sobre el hombro de Scorpius, más que cómoda a excepción del frío, pensando y repitiendo en su mente los datos que se le ocurrían para ese compromiso de ambos, meditando. Tenía muchas ideas sacadas de películas y esa clase de cosas, ¡sería tan divertido! Esperaba, nada más, que tío Ron no quisiera matarla cuando se enterara - si es que lo hacía, lo que creía claramente probable.

Molls levantó la vista cuando él habló, creyendo que si estaban allí lo mejor era practicar, así podrían empezar con el asunto lo más rápido posible. Estaba a punto de aceptar su idea cuando se sintió jalada, ubicada en una posición diferente. El pecho de Scorpius era cálido a comparación del frío suelo, pero lo que más sentía era el calor en sus mejillas, probablemente rosadas.

- Aam... claro. - dijo en un murmuro y se puso de pie tras arrodillarse por un momento. - Es mi turno ahora, ven. - le tendió la mano, con una sonrisa amiga. De acuerdo, Molly no sabía besar, pero Scorpius no sabía fingir - o no en esta situación, al menos -, por lo que era una excelente excusa para abandonar su posición anterior. - Imagínate en el Gran Comedor, digamos que es... el inicio de nuestra relación. Sin besos, ni nada. - aclara, señalándolo con un dedo, hablando más rápido de lo normal. La situación anterior la había dejado levemente alterada.

De un momento a otro se puso de pie y caminó hacia ella con seguridad. Sonriendole de lado la tomó de la mano y besó su mano como un caballero, arrodillandose frente a ella.

Enarcó las cejas esperando por su respuesta, sonriendo feliz cuando aceptó. Lo observó mientras iba hacia la puerta, ubicándose contra la pared como si estuviese recargada en la misma esperando a alguien, gesto que indicaba su mirada alerta, que se dirigía a todos lados. Claramente lo buscaba a él, ese era un buen inicio o eso creía. Ya se imaginaba en Corazón de Bruja, no podía evitar querer reírse ante esos pensamientos.

Hizo como si sus ojos lo encontraran, algo que como era obvio debía causarle una emoción desmesurada. Aún así, todos los que habían vivido su relación con Gab, estaban al tanto de que ella no era una desesperada ni mucho menos, sabía ser suave y disimular sus sentimientos cuando se trataba de hombres, así que, si bien mentía, debía mentir lo más cercano a la verdad posible.

Le sonrió de lado, bajando la mirada por unos segundos mientras intentaba que sus mejillas se colorearan, en vano por ahora. La sonrisa a él le quedaba bien, era hasta creíble. El ceño de la pelirroja se frunció cuando él se acercó, preguntándose qué haría a continuación. Una risa se sofocó en su garganta al ver como él tomaba y besaba su mano, para luego arrodillarse frente a ella. - Excelente... para un cuento de princesas - le dijo sonriendo torcidamente, divertida. - No harías eso con alguien que ames, quizás sí a una conquista, pero no a tu amada. Piénsalo bien, además, dudo que te pongas de rodillas frente a decenas de alumnos, ¿no crees? - le preguntó, si querían hacerlo, lo harían bien; y Molls no se guardaría ningún consejo.