Adaptándome en las alturas... [Adhara]

Sus pensamientos estaban volando al igual que las pocas hojas que quedaba en los árboles al ser azotadas por el fuerte viento provocando que salieran de las firmes ramas y comenzaran su tránsito lento hacia el suelo, un suspiro salió de la boca de la muchacha al instante en que otra pequeña y café hoja se alejaba de sus hermanas que quedaban en el árbol, sintiéndose completamente identificada con aquella escena, pues prácticamente de esa forma había sido apartada de todo lo que amaba y de todo lo que había construido tras años de amistad, había sido demasiado doloroso para Caro el haberse tenido que despertar una tarde en un hospital alejado de la mano de Dios para que le dieran la noticia de que dos de sus amigos estaban muertos, siendo uno de ellos en quien siempre se refugio, como para también tener que haber sido apartada de forma abrupta de su mejor amiga después del ataque del colegio, la vida para la pequeña rubia en vez de mejorar lo único que hacía era empeorar.

Una solitaria lágrima rodó por su mejilla provocando que la muchacha frunciera su ceño y la secara rápidamente al no haberse percatado de que sus ojos estaban conteniendo lágrimas, había pasado tanto tiempo tratando de reprimirlas que su organismo ya estaba cansado de no dejarlas fluir como era debido. Un nuevo suspiro salió de sus labios al mismo tiempo que la puerta de la torre se abría y una voz desconocida invadía el lugar, asustada Caroline se dio la vuelta para ver quien invadía su privacidad, pero su expresión se relajó al percatarse de que se trataba de una niña que parecía tener su misma edad.

Sin poder evitarlo sus labios se curvaron en una sonrisa al ver como la joven cantaba y bailaba al mismo tiempo sin ser consciente de que alguien la observaba, aquello le hizo recordar mucho a como solía ser cuando tenía un motivo poderoso para vivir alegremente - Hola - la saludó con una tierna sonrisa sin poder evitar que su acento ruso apareciera en la escena - lamento no poder ayudarte, no conozco mucho la música inglesa - se disculpó sonrojándose levemente respondiendo la pregunta dirigida para nadie en particular que había realizado su acompañante esperando que no se enojara por su atrevimiento - ¿Vo- volar? ¡Oh Dios, no! Apenas y puedo estar parada aquí sin que me invada el pánico - se sinceró la blondy apartándose un poco del barandal pues se había tentado con mirar nuevamente hacia abajo - ¿Tu te vas a tirar de la Torre? - los ojos de la pequeña se abrieron con sorpresa al pensar en la tremenda osadía que haría la muchacha, una que ella jamás estaría dispuesta a realizar.

La chica no dudó en dedicarle otra sonrisa ahora más confiada al notar que no se había molestado por su atrevimiento de seguir con el tema de la canción que venía escuchando y no pudo evitar arquear su perfecta ceja ante el comentario de la que pronto sería su nueva amiga, o eso esperaba, pues a ella también le gustaba la música muggle, de hecho era el único tipo de música que escuchaba y en Durmstrang casi nadie compartía sus gustos por esos estilos en particular, algo que realmente la rubia lamentaba pues no tenían idea de la buena música de la que se perdían - ¡oh, genial! A mi me encanta la música Muggle - confesó sonrojándose levemente mirando a la castaña fijamente sin sentir miedo a conocer alguien nuevo, la verdad era que Caro era demasiado sociable por lo que conversar no era un problema, su verdadero problema era el temor a encariñarse nuevamente con personas para luego volverlos a perder, la pequeña no quería volver a pasar por lo mismo una tercera vez. - ¿juegas quidditch? - la sonrisa de la blondy se expandió a más no poder pues era su deporte favorito, también miraba alguno que otro muggle, pero nada superaba el quidditch, estaba segura que si tuviera la valentía de volar por más de cinco minutos sin temer al mirar el suelo le gustaría mucho ser cazadora. - Creo que ya comienzo a envidiarte - comentó entusiasmada para luego explicar sus palabras antes de que comenzaran a malinterpretarse - quiero decir... no me refería a... ya sabes... quiero decir que es una envidia sana por el valor que tienes a volar sin el temor de caerte de la escoba - susurró nerviosa, frunciendo el ceño ante su reacción, definitivamente la rusa había cambiado volviéndose algo vulnerable ante los desconocidos, antiguamente si hubiese estado en su colegio no le hubiese tomado mucha importancia a lo que la castaña hubiese pensado y en caso de que la hubiese mirado extraño le habría entrado a explicar a qué se estaba refiriendo, pero nunca de la forma tan tímida como recién lo había hecho.

- Encantada Addy - la mirada de Caroline se tranquilizó al ver que la muchacha seguía con la platica - Soy Caroline Dunst, pero puedes decirme Caro como... todo el mundo - se encogió de hombros con una tierna sonrisa - ¿Qué si le temo? Creo que "temor" es demasiado corto para lo que realmente siento cuando estoy a demasiada altura, sufro de un vértigo horrible, entro en pánico - hizo una mueca de desagrado mezclado con miedo con su boca mientras miraba como Adhara balanceaba sus pies desafiando al vacío, al parecer los ingleses eran muy osados, un ligero escalofrío recorrió su cuerpo cuando la Sly se levantó de golpe quedando al borde del precipicio sin inmutarse - ¡cuidado! - gritó sin poder contenerse temiendo de que la niña se cayera al vacío, pero se tranquilizó cuando vio que seguía parada a su lado soltando un suspiro de tranquilidad.

La prefecta de Durmstrang miró la mano estirada de Addy y frunció ligeramente el ceño para luego dirigir su mirada al vacío, aún no sabía qué era lo que se proponía la chica teñida de verde, pero si había algo que la pequeña rusa no podía evitar era confiar en la gente - ¿Slytherin? ¿Debería eso interferir en mi respuesta? - preguntó confusa al no estar al tanto de la connotación que tenían las casas en Hogwarts, además la muchacha nunca había sido prejuiciosa, aunque todo el mundo hablara mal de una persona en particular, ella jamás tendría la misma opinión antes de conocerla y cerciorarse de que así fuera - Pues Adhara Rubinsen, Slytherin o no, no tiene nada de malo confiar en las personas - con una sonrisa amistosa selló su sentencia y posó su mano encima de la mano de la castaña entregándose a su suerte.

Definitivamente la rubia estaba comenzado a soltarse, ¿quién lo diría? Llevaba quince días en ese lugar llorando cada vez que estaba sola, extrañando lo que debía dejar ir porque por más que quisiera no volvería, reprochándose muchas veces por salir ilesa de un accidente que debió matarla también, de hecho aún nadie le encontraba explicación a cómo se había salvado después de haber sido expulsada del vehículo, y ahora al fin tenía ganas de sonreír, pero no con esa sonrisa que tenía en su rostro día a día demostrándole a todos que había amanecido bien esa mañana y el pasado ya estaba prácticamente en el olvido, sino que con esa sonrisa que le dedicaba a Arthur cuando aún vivía y la abrazaba sin razón de ser promtiendole que siempre la protegería de cualquier mal, con esa sonrisa que a veces le dedicaba a Dimitri cuando la cuidaba tal y como había echo Arthur en el pasado, quería mirar a Adhara y entregarle la verdadera sonrisa que poseía en su interior, pero no lo hizo, aún era muy pronto para entregarse con tan apertura hacia alguien aún desconocido, aunque la verdad era que ya nada le impediría seguir conociendo a aquella castaña y quizás un día podría decir con orgullo que enfrentó su temor rompiendo sus barreras para volver a querer aceptando que algún día eso le traería como consecuencia que tendría que volver a sufrir.

Cada una de las palabras de Addy se grabaron en su mente provocando que se entusiasmara de miles de formas distintas, primero porque la simple mención de fiesta ya la ponía d excelente humor, la rubia adoraba bailar más que muchas otras cosas, de hecho desde pequeña que había tomado clases de baile de salón con su hermano y, por la rebeldía que ambos presentaban en esos tiempos, también se colaban en las clases de baile urbano siendo bastante buena para ambas ramas, por lo que asintió emocionada ante la afirmación de la que ahora sería su maestra. - ¡Claro que iré a verte! No me pierdo los partidos por nada del mundo - comentó sin dejar el entusiasmo de lado mientras pensaba que en toda su vida jamás faltó a un partido de Quidditch de su colegio, ni siquiera después del accidente porque era la única forma en la que podía despejar su mente por algunos segundos - Pero creo que no seré muy buena alumna - prosiguió mirando la escoba con algo de recelo - De verdad que ni siquiera sé como aprobé esa asignatura en primer año, lo único que recuerdo fue que me tomé un frasco de puros calmantes y cerré los ojos mientras la escoba se elevaba - evidentemente su tono de voz demostraba un miedo sin igual que no sólo se habitaba a una gran altura, sino que al hecho de que sus pies no tocaran suelo - Ayer intenté vencer el miedo de alguna forma... me subí a un árbol y en cuanto miré hacia abajo mientras trepaba... no aguanté la presión y me caí - se sonrojo sintiéndose realmente torpe mientras le confesaba la pequeña osadía que había intentado hacer, pero la pequeña no lo había podido evitar, era como si el árbol la estuviera desafiando y ella nunca se negaba a un desafío a menos que las consecuencias pudieran ser malas.

- De todas formas lo intentaré - sentenció al fin mirando a Addy directamente a los ojos con una sonrisa nerviosa en los labios sintiendo como su estómago se contraía - y para que sepas, adoro bailar así que te tomaré la palabra - le sonrío amigable - en cuanto al lema de tu casa la ambición no es mala si se sabe controlar y se usa para buenos fines, hasta donde sé la Astucia tampoco es un delito y acabo de descubrir que tenemos algo en común, para mi todas las amistades son sin intereses de por medio - caminó lentamente a ella sonríendole con esa sabiduría que la caracterizaba que estaba volviendo a ser parte de ella después de que ya ni siquiera dar concejos a la gente la había motivado - Así que ¡UFF! vamos a ver si tu madre tiene razón y hacer esto me dará mi felicidad - "que anda bastante perdida" le hubiese gustado agregar a la blondy, pero no lo hizo pues no le gustaba hablar del tema y un comentario así traería preguntas por parte de su compañera, eso era más que seguro.

Caminó unos cuantos pasos hasta quedarse algo cerca de Addy que estaba con su escoba - ¿qué debo hacer? - preguntó mirando a la escoba con una mueca de terror.

La rubia observó como la muchacha movió sus caderas al ritmo de una melodía ficticia y las ganas de soltar una carcajada la carcomieron por dentro al punto que no puedo evitar reír levemente y eso ya era mucho decir debido a como era Caro últimamente, prácticamente no reía con sinceridad y las únicas veces que una carcajada salía de sus cuerdas vocales se debía a un chiste o broma que hacía su hermano con Dimitri, pero duraban la nada misma, se acababa la broma se acababa la risa y su semblante serio y pensativo volvía a ser parte de ella otra vez, sin embargo ahora era algo distinto, pues luego de la risa, la sonrisa permaneció. La pequeña no entendía aún por qué la muchacha se empeñaba en enseñarle ni mucho menos el por qué la invadía un aura de tranquilidad cuando la castaña estaba cerca, pero le era imposible no confiar que sus intenciones eran las mejores, simplemente lo sentía, probablemente Stefan la reprendería si supiera lo que estaba haciendo con una desconocida, pues el mismo sentimiento de tranquilidad lo había tenido antes teniendo que enfrentarse a la consecuencia de romper en llanto por la decepción al darse cuenta que su instinto estaba equivocado, no obstante eso nunca le impedía seguir confiando y jamás lo haría.

- Ok - al escuchar la palabra materia su exrepsión se puso seria, pensativa con su semblante demostrando la inteligencia que poseía en su interior a pesar de que muchas veces sus actos la hicieran parecer una pequeña hasta estúpida, algo que jamás sería. Escuchó su enseñanza con atención al tiempo que observaba como Addy acomodaba con su varita los cojines en caso de que se tropezara, ese simple hecho hizo que la rusa sonriera de forma tierna mirando los cojines mientras que su mente le agradecía por la consideración, definitivamente Adhara era mucho más de lo que se veía a primera vista y en ningún caso lo que se conociera con el tiempo sería decepcionante, la rubia podía apostar por ello. - eso me suena como a una espada - susurró graciosa sin poderlo evitar, algo que no podía contener la muchacha eran sus comentarios sin sentido o decir lo primero que se le venía a la mente cuando algo le sonaba parecido, debido a eso se había ganado con su hermano el título de los más bromistas del colegio, aunque nunca se atrevió a hacerlo dentro de una clase ya que lo más probable era que hubiese sido expulsada del salón. - Lo siento no quería interrumpirte - se disculpó realmente apenada para luego volver a prestarle atención.

Con miedo la blondy se acercó a la escoba levantando una pierna para pasarla por encima de la circular madera, ella poseía una saeta de fuego que había utilizado sólo un par de veces en su vida para dar sus exámenes de vuelo, por lo que se sintió bastante incómoda arriba del medio de transporte del mundo mágico, sus ojos se enfocaron en el suelo no queriendo despegarse de él mientras que sus manos se aferraban con fuerza a la escoba para luego seguir escuchando las palabras de Adhara, estaba segura que en otro momento se hubiese reído sorprendida por la confesión sobre la patada en los partidos del quidditch, pero ahora sólo se podía concentrar en que pronto estaría con los pies en el aire y no quería terminar con su cuerpo estampado en los cojines defraudando a su maestra.

Su mirada azul se posó en la castaña de la joven percatándose por primera vez en lo bonito que eran sus ojos y por una milésima de segundo se detuvo a observar a la Sly llegando a la conclusión de que era bastante atractiva, aunque para el gusto de su hermano, quizás algo delgada. Respiró profundamente aferrándose a la promesa que vio en los ojos de su profesora y golpeó suavemente los cojines con la punta de sus pies sintiendo como la escoba comenzaba a elevarse - ah... woow... mmm - comenzó a hacer todo tipo de ruidos muy tentada a decir una insolencia, pero sus valores no se lo permitían. Sintió como Addy tomaba la escoba tal y como le había dicho y por una milésima de segundo sintió como la escoba se elevaba más de lo que le hubiese gustado, aunque si lo poníamos en términos específicos se encontraba a poco menos de un metro del suelo... la nada misma - Addy... addy tengo miedo - susurró mirando los cojines observando como sus pies ya no los tocaban. - Aaaadddyyy... wooo - no pudo evitar soltar al ser testigo de como la escoba se elevaba unos centímetros más.

En las alturas de la Torre la muchacha a penas podía entender lo que Adhara le decía desde el piso, no porque hablara muy despacio, sino porque su miedo era tanto que no tenía cabeza para nada más que no fuera el hecho de que el suelo estaba en un abrir y cerrar de ojos y la escoba no paraba de moverse para todos lados. Sus ojos que hasta ese momento habían estado fijos en la escoba se dignaron a mirar a su maestra de vuelo para ver si le hacía alguna ceña de lo que debía o no hacer, sin embargo fue un error garrafal porque al ver el suelo su miedo lo único que hizo fue aumentar considerablemente - ¡¿Cómo paro esto, Addy?! Dios mío ayúdame a salir de eeestaaaaaaaaaa - gritó al mismo tiempo que la escoba se alzaba más y más y comenzaba a chocar con las paredes ¿es que la pequeña podía estar peor?

La pequeña comenzó a hacer ejercicios de respiración mientras intentaba hacer lo que la Sly le había indicado, inclinó su torso hacia la punta de la escoba impulsando hacia abajo logrando que realmente la escoba descendiera, el único problema es que lo había hecho con más fuerza de la necesaria dirigiéndose a toda velocidad hacia su maestra - ¡Oh Dios mío! - gritó la rubia antes de que se realizara el impacto. Cerró sus ojos para no ver mientras que sentía como su cuerpo se enredaba con el de Adhara y el palo de escoba seguía avanzado sin ella dejando a amabas muchachas tiradas encima de los cojines que la castaña había ordenado en el suelo antes de que Caro se subiera a la escoba para darle un poco más de confianza.

Abrió los ojos lentamente sintiendo como sus piernas estaban enredadas con las de su maestra para luego desviar su mirada hacia la escoba con el fin de comprobar que no tuviera nada malo y soltó un suspiro de alivio al comprobar que así era, no quería que Addy se quedara sin material de juego por su culpa y falta de talento para volar - Lo siento mucho, mucho - comentó tratando de desligarse del enredo de brazos y piernas en el que estaba con la castaña - de verdad no sé qué pasó, ¿estás bien? - preguntó una vez se pudo sentar en los cojines sin mayores dificultades, le dolía un poco el sector de las costillas, pero aparte de eso se encontraba en perfecto estado y todos gracias a la muchacha que la había atrapado antes de que las cosas pasaran a mayores.

El rostro de Caroline pasó de estar completamente preocupado al relajo absoluto en menos de un segundo, las risas de Adhara provocaron que la rubia no tardara nada en esbozar una sonrisa para luego comenzar a reír bajito guiada por las carcajadas que salían de la boca de la Sly, un nuevo suspiro salió de sus labios dándole a entender a su acompañante que ya no había nada que temer ni nada de lo cual pedir perdón, simplemente había sido la reacción típica de una chica miedosa en su primera clase enfrentando a su miedo, aunque debíamos admitir que para ser su primera clase no había estado nada de mal, la pequeña se había enfrentado a las alturas mejor de lo que había pensado y, aunque no lo diría en voz alta, se sentía algo orgullosa de sí misma.

- Sí, estoy bien - comentó aún con la sonrisa en el rostro - naah esto no es culpa de nadie más que de mí, no debí haberme inclinado tan fuerte cuando estaba tratando de mantener el equilibrio, de verdad lo lamento, en todo caso debo ahora que estoy en tierra no puedo evitar encontrarle el lado divertido - admitió con sinceridad la Durms, era cierto que estaba enfrentando a su miedo por lo que lo que acababa de vivir podría traerle secuelas de las que aún no se daba cuenta, sin embargo el hecho de que Addy se lo tomara tan a la ligera había logrado que todo el cuerpo de Caro se relajara a tal punto que aquella sensación se traspasara a su mente logrando olvidar el mal rato que había tenido que pasar en las alturas.

La pequeña miró a Addy con una expresión tierna en su rostro para luego estallar en verdaderas risas al presenciar su parada militar reportando los daños que había causado la "misión", apenas podía creer que la chica fuera tan entretenida como ella, alguna vez, había solido ser. Sus risas se apagaron poco a poco hasta que en su rostro quedó una expresión nuevamente pensativa por las palabras de su maestra, sabía que lo estaba diciendo para animarla, pero, a pesar de que había enfrentado su miedo en parte, no podía quedar disconforme con el hecho de que perdiera el control de la escoba, la pequeña sabía que no era perfecta, de hecho le gustaba ser imperfecta, pero aún así no podía evitar buscar la perfección, ¿a eso se suponía que todos debían aspirar, verdad? - Gracias Addy, de verdad me alegra saber que, después de todo, no lo hice tan mal... pero no quede conforme... ¿crees que podríamos intentarlo otra vez en otro momento? - la mirada de la rubia se clavó en la de la castaña rezando para que su respuesta fuera afirmativa, no quería que esa tarde fuera una de debut y despedida, claro que no... la rubia quería seguir viendo a Adhara con tanta frecuencia como veía a su hermano.

Las palabras de la castaña provocaron que Caroline esbozara una sonrisa de oreja a oreja, levantara sus manos al cielo, cerrara sus ojos y su rostro mostrara una expresión de triunfo al escuchar una hermosa afirmación - ¡Si! - exclamó sin ponerse a pensar en lo ridícula que se podía ver en aquella pose, la verdad es que estaba demasiado contenta de que Adhara hubiese aceptado seguir con aquellas clases, no sólo por la idea de que volvería a volar, sino porque así tendría más tiempo para compartir con ella, nadie podría negar que la pequeña Durmstrang se había encariñado con la Sly que tan amablemente le había ofrecido ayuda, a pesar de que apenas habían compartido una media hora, Caroline sentía que la muchacha era una chica de confiar, ademas debíamos darle un crédito enorme por lograr lo que, hacía mucho tiempo, nadie había logrado, ni siquiera su hermano.

La pequeña poco a poco fue abriendo sus ojos dándose cuenta de lo que había hecho, comenzó a bajar sus manos lentamente mientras sentía como sus mejillas se sonrojaban y sus labios se curvaban en una sonrisa algo tímida como pidiendo perdón por el acto que había hecho, sin embargo la sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco hasta desaparecer por completo al escuchar las siguientes palabras de Adhara provocando que la sorpresa fuera ahora parte de su rostro ¿por qué Adhara le hablaba como si los demás pensaran que era el msimísimo diablo o peor? ¿Es que en ese lugar nadie podía hacerse una opinión de la gente dándose el lujo de conocerla primero? ¡Qué patanes! La rubia no podía entender que existiera gente así en el mundo, con tanta falta de educación y madurez - Hay muchas cosas que me gustaría preguntarte, Addy, pero creo que es mejor ir descubriéndolas por mi misma y de apoco ¿no crees? Si no ¿de qué podríamos conversar en nuestro siguiente encuentro y en el siguiente? Yo siempre me hago una opinión de las personas dependiendo a como ellas se comportan conmigo y, francamente, no veo el motivo por el que alguien me pudiera hablar mal de ti - la sonrisa que le dedicó Caroline era tan radiante como las que le solía dedicar a Alexandra en antaño, esas sin falsedad ni sarcasmo alguno.

Lentamente la Durmstrang se levantó de los cojines para comenzar a avanzar hacia la castaña sabiendo que ya le quedaba poco tiempo antes de entrar a clases, pero antes de irse le quería aclarar de que por mucho que la gente hablara de ella su opinión sobre la chica que había conocido en aquella torre no cambiaría ni en un millón de años - Si tu dices que eres mala cuando una persona realmente se lo merece, te creo, puede que algunas veces discrepe contigo, pero eso no significa que no lo entienda o que te deje de hablar por ese motivo... a decir verdad hacía mucho tiempo que no me divertía ni hablaba tanto con una persona hasta hoy... y debo agradecerte a ti por eso - cuando la pequeña estuvo a unos pasos cerca del barandal se detuvo, había volado en escoba, sí, pero eso no dignificaba que su miedo a las alturas no siguiera ahí al acecho. - Gracias - murmuró con un nudo en la garganta, la pequeña había sufrido tanto en este último tiempo que había olvidado lo que era divertirse y tener a alguien con quien conversar sin sentirse culpable por el hecho de sonreír cuando parte de sus amigos estaban varios metros bajo Tierra...