Al fin sé tu nombre -Dimitri-

1 de octubre/ 4 p.m

Me encontraba sentada en la sala común, leyendo un libro sobre las criaturas más temidas en el mundo mágico, mi pose demostraba lo tranquila que estaba arrecostaba en una de las ventanas que daban a el jardín, cuando una vocecita dulce me saco de mi lectura, era una de mis amigas

-Te superaste a ti misma Adhara- Mi vista se levantó hasta su rostro con una sonrisa. -No fui yo- Dije asumiendo que se refería a una broma realizada a alguien. -¿No fuiste tu?, te mencionan dos veces en Corazón de bruja- Una sonrisa se dibujo en mi rostro, mientras levantaba los hombros. -Dejame ver con quien me casan ahora-

Ella me cedió la revista mientras desaparecía como había llegado, empecé a leer una nota donde aparecía junto a Scor y la estúpida de la Weasley esa. -Maldita sea- Dije mientras caminaba hacia la salida de mi sala común tenía que hablar con alguien antes de que una crisis nerviosa se desatara en mi y empezarán a volar enanos por las ventanas.

Pero otra nota, a la que se refería mi amiga me hizo soltar una carcajada. -Con que así te llamas Dumstrang- Dije al ver su fotografía, pero al leer lo de la tensión sexual rodeé los ojos. -¿Es que esta mujer no tiene más vida que ponerme como la zorra del colegio?- Al cabo de un rato estaba sentada bajo un árbol cerca del lago releyendo esa estúpida nota, como era capaz de enterarse de todo, era humanamente imposible, claro debía tener mucha gente trabajando con ella. Una sonrisa de dibujo en mi rostro. -Así que mi enemigo mortal se llama Dimitri Grey- Y mira hasta hermano de Lys una chica que me agradaba bastante.

Cuanta estupidez podía salir en una revista de chismes, era impresionante la lengua venenosa que tenía esa mujer, me imagine el problema que tendría Scor con la pelirroja pobretona de la Weasley, y una sonrisa se dibujo en mi rostro. -Que pena- Dije con todo el sarcasmo que podía soltar mientras cerraba la revista tirandola a un lado de donde estaba sentada.

De pronto escuché el crujir de las hojas que gracias al otoño empezaban a caer formando una alfombra rojiza y naranja en el césped del colegio, me volteé para toparme de frente justo con él, Dumstrang. -Miren, miren lo que nos trajo el viento otoñal- Me pusé de pie suavemente mientras miraba a lo lejos a aquel muchacho fornido y medianamente apuesto, al que detestaba más que a nadie.

Me crucé de brazos mientras me ponía de pie justo enfrente de él, con una sonrisita había tomado la revista mientras me ponía de pie. -Dimitri, es que te llamas ¿verdad? Dumstrang- Acomodé mi cabello hacia atrás con una risita de falsedad. Me daba igual como se llamaba para mi siempre sería el engreido de Dumstrang

Una sonrisa de sarcasmo se dibujo en mi rostro: era mi pesadilla, según él. Negué con el dedo mientras me acercaba a él despacio, extendiendole la maldita revista esa justo en la página que hablaban de ambos, y "nuestra tensión sexual" que más bien era un poco de odio la gente ya no sabía leer las emociones, no le iba a dar la revista solo esperaba que el viera la nota y como me había enterado de su nombre. -Aunque para mí pesadilla tu sigues siendo el presumido y tonto Dumstrang-.

Dije mientras retiraba la revista de sus ojos, si no la había leído no le daría la oportunidad de saber mi nombre. -¿Los lugares que tu más frecuentas?, te recuerdo que estos lugares son más míos que tuyos- Me dí vuelta mirando hacia el lago, siempre era bueno discutir con Dumstrang, después de maldecir a Bohan me di cuenta que Dumstrang era el único capaz de cabrearme en menos de dos segundos, por que sí ya estaba molesta, no entendía por que no le cabía en la cabeza que todo lo que sentía por él era odio, el más puro.

Empecé a jugar con mi cabello suavemente, mientras lo miraba por encima del hombro. -¿Me extrañaste todo este tiempo Dumstrang?- Dije por que había pasado un tiempo desde nuestro primer encuentro, y yo había estado esperando verlo para darle su merecida revancha.

-¿Fan tuya?, antes me saco los ojos engreído- Ni siquiera lo estaba mirando era demasiado aburrido poner toda mi atención en una persona que tenía más ego que todo Hogwarts juntos, rodeé los ojos ante sus palabras, este tipo me sacaba de quicio. -Siempre me he paseado por aquí, no entiendo tu problema, si no quieres estar conmigo ¿Por que no te has largado?- Mire al lago con descuido, no sin recordar antes, la última discución con Dumstrang, donde su única arma para callarme había sido besarme, claro que había tenido demasiados besos en mi vida, pero ninguno había sido para callarme, ninguno había ocurrido mientras discutía con alguien, rodeé los ojos con una sonrisa, ¿Y después decía que no le gustaba?, uno no va repartiendo besos por la vida, estaba segura de que en parte le gustaba discutir conmigo.

Al escucharlo hablar mal del colegio, mi cuerpo se tensó por completo. -¿Ah sí no es cierto en Dumstrang solo hay sangre pura no? Hay tanta basura mágica como en este colegio, Dusmtrang, deja de hacerte el digno- Mi voz sonó seca, jamás había hecho un comentario tan purista como en ese momento, odiaba a los Hufflepuff, que solían ser sangresucia, pero jamás me había portado con todos los no puros iguales.

-Es más me atrevo a jurar, que probablemente por eso atacaron a tu colegio primero, por aceptar tanta impureza, por ser cuna de procreación de sangresucia, es más apuesto que tu mismo te has acostado con impuros- Me volteé al terminar la frase, mientras mis manos viajaban hasta las bolsas de mi túnica para tomar mi varita. -Por eso no sabes como tratar a un sangre pura, pobres de tus padres, tener un hijo enamorado de una sangresucia, por que me imagino que por eso estas tan amargado, se murió tu noviecita sangresucia en el ataque a tu castillito Dumstrang- Aclaré con una sonrisita de satisfacción, esperando que eso lo ofendiera lo suficiente.