¡A Entrenar, Pecas! [Lilylú]

Segunda Semana de Septiembre. 6:50 am

-Anda, anda, camina. ¿No vez que se nos hace tarde? - A empujones tironeaba de Lily para que se adentraba en el campo con su Nimbus de último modelo en mano. Pobre de mi hermanita que se le había ocurrido la brillante idea de que yo entrenara con ella y así prepararnos para nuestro primer partido de Quidditch contra Slytherin, que comenzaría en aproximadamente un mes. El campo de Quidditch había sido recién abierto para los entrenamientos de las casas, pero como los partidos no comenzarían pronto eran muy pocos los que se presentaban a entrenar en las mañanas. Nuestro antiguo capitán había dejado el equipo y aún no habíamos escogido a alguien que nos dirigiera, por lo que los muy perezosos de mis compañeros preferían quedarse a dormir en la sala común a prepararse para el partido del próximo mes. Pero los Potter no se podían dar un lujo como ése. Éste sería mi último año en Hogwarts, y esperaba poder cargar la copa con la ayuda de la mejor buscadora que Hogwarts había conocido; mi pequeña Lilylú. Para nadie era un secreto que había heredado la agilidad y velocidad de nuestros padres, así como yo la de mi abuelo, quien se decía era uno de los mejores cazadores del equipo, según la directora McGonagall.

- Veremos que tanto has mejorado, Lilylú - sonreí mientras abría el baúl que contenía la snitch, la cual me había facilitado el profesor de Vuelo. - Vamos a hacer el juego más divertido - dije mientras la Snitch se paseaba entremedio de nosotros de un lado a otro, impaciente por comenzar a escapar. - Trataré de impedir a toda costa que cojas la Snitch, obviamente no usaré las Bludgers ni el bate, o podrías lesionarte, pero con ésta... - dije alzando la escoba de mi padre que sostenía en mi mano - Te alcanzaré fácilmente, y cometeré faltas si es necesario - le dije divertido. Se me hacía difícil verla como una rival o tratar siquiera de cruzarme en su camino, pero si quería entrenar conmigo lo haríamos bien, pues de seguro no solíamos hacerlo porque era muy flexible con ella. Pero éste, mi ultimo año, sería diferente. - ¿Lista? - pregunté acomodando mis piernas a cada lado de la escoba - ¡Empecemos! - exclamé dando un golpe al piso con el pie para que la escoba se elevara mientras la snitch se alejaba de nosotros en dirección a los aros.

Tampoco es que le costara demasiado levantarse temprano,pero sus amigas habían estado toda la noche hablando y ella, no terminaba de comprender como era que se hacían de tanto tiempo en vacaciones para hacer todo aquello. A veces, las historias hasta incluían a thestrals o hasta su propio padre. Había hundido su cabeza en la almohada, pero aún así se le había hecho muy dificil caer en los brazos de Morfeo. Esa mañana no desayunaron como siempre, tomó una manzana que intentó comer en el camino, oyendo a su hermano y sintiendo los tironeos para que se apresurara. Cualquiera que los viera diría que la maltrata pero claro, no hay nadie despierto a esa hora. Le dió tan sólo unos tres mordiscos a su manzana, antes de tener que lanzarla por allí.Naturaleza con naturaleza se entenderían. Llevaba en su mano su escoba, la cuál dejó unos momentos recostada sobre el suelo, buscando en el bolsillo de sus pantalones una colita para poder atarse el cabello y que éste, no le dificultara la vista. Los ojos de la pelirroja se despegaron de su hermano cuándo éste dejó que la snitch fuese libre. El primer día, una snitch nueva para atrapar.Perfecto. Nueva, su objetivo ese año era que no pudieran librarse de su tacto. Escuchó las indicaciones de James, con atención, aunque sus ojos seguían persiguiendo el pequeño punto dorado en el aire. En contraste con la brillante luz solar sería un tanto complicado, el verano estaba abandonándoles pero aún su luz brillaba con fuerza, aunque pasaría media hora antes de eso.

Asintió con la cabeza, estaba mucho más despierta ahora. La brisa matutina,fresca, le daba de lleno en el rostro. Sintió cómo el viento se agitaba después del despegue de su hermano. Qué injusto, todavía no entendía porque el había heredado la escoba, pero bueno, tenía que conformarse con la suya...un año más. Se mordió el labio y sonrió ante las expectativas.
Su mano se extendió por encima de la escoba y cuando un ¡Arriba! bajo pero firme sonó, la escoba llegó a su mano inmediatamente. El juego empezaba y no se conformaría hasta que el suplicara algo de clemencia. Con una pierna a cada lado de su Nimbus, golpeó el suelo con fuerza, despegando ahora ella también.

Sabía que debía de distraer un poco a su hermano, mientras hacia el reconocimiento del terreno y del contexto en sí. Le observó desde la distancia,siendo consciente de que el estaría pendiente de sus movimientos, o al menos eso debía de lograr. Le dió un vistazo al lugar y luego, sin previo avisó, se abalanzó a un lugar por encimade las gradas, pasando uno dos metros debajo de James.

Me elevé por los aires sobre la escoba y giré levemente sin perder di vista a mi hermana, pues la Snitch ya no sería mi problema, ahora era problema suyo buscarla atraparla para mi. Lily emprendió vuelo a hacia las gradas, pasando justo debajo mío. Emprendí vuelo y giré en su dirección. Sentir el aire impactar mi rostro y los pocos rayos del sol mañanero sobre mi túnica me hizo sonreír. La sensación de volar era indescriptible, y más aún cuando aquellas gradas a las que nos dirigíamos estaban repletas de fervientes espectadores. Cerré mis ojos recordando los cánticos, los aromas, los gritos y los silbidos de el publico en un partido real, eso si era vida. Abrí mis ojos nuevamente y una Bludger pasó rosando mi rostro. Alcancé a esquivarla por muy poco mientras veía como se alejaba. ¿Qué carajo...?

- ¡Lily! - exclamé su nombre llamando su atención - ¡¿Cerraste el Ba...!? - mis palabras se vieron cortadas al momento en que mi mirada se topó con el baúl de las bolas, el cual había quedado abierto - úl... - terminé la frase alzando la vista sobre el campo y pude ver ambas bludger volando en dirección contrario sin destino aparente. Solo esperaba que no fueran a darle a Lilylú, si algo le pasaba no me lo perdonaría. - ¡Ten cuidado! - exclamé tratando de darle alcance pues al parecer ya había dado alcance. Ella ya había seguido su misión de buscar la Snitch, al parecer sin siquiera tomar atención a mi advertencia. Ella siempre decía que me escuchaba, pero nunca lo parecía. Alcé la vista por sobre ella elevándome un poco cuando ya estuve a punto de alcanzarla y vi que a escasos metros de ella estaba la Snitch ¿Cómo es que lo hacía para localizarlas tan rápido? Parecía como si tuviera una imán atrae Snitch.

La escoba de Lily era mucho más rápida que la mía, no solo por ser más nueva, sino porque era un modelo mucho más superior. Aún así la mía era una reliquía, y por mucho que mis amigos me decían que la cambiase yo no lo haría, me gustaba, y me sentía como con ella, como si fuera parte de mi.

Aquello parecía más una carrera por salvar a mi hermana que por ponerle dificultades. La pequeña era un haz con las escobas rápidas, se notaba que tenía el talento de nuestros padres. En más de un ocasión la Bludger estuvo a punto de darle y mi corazón se detenía cada vez que eso pasaba.

- ¿Lily estás...? - pregunté cuando una bludger casi le da pasando por su hombro. Sin embargo, la pecosa estaba demasiado metida en el juego y en buscar la Snitch que ni caso me hizo, - ¿bien...? - terminé mi pregunta pero ella ya estaba lejos de mi alcancé nuevamente. Apresuré el paso, el juego se estaba volviendo demasiado peligroso y así lo noté cuando la otra Bludger pasó casi rosando su escoba. Lilylú se detuvo de golpe y yo pasé en banda con mi escoba.

- Se terminó el entrenamiento - dije en un tono serio y seco. - Es demasiado peligroso, podrías lesionarte antes del partido y te necesitamos en optimas condiciones - dije mientras comenzaba a descender con mi escoba - Además... - no pude terminar mi frase pues una Bludger, que no había visto venir, impactó de lleno contra mis costillas derribándome. Por suerte había descendido ya un par de metros o la caída hubiera sido más dolorosa que el mismo golpe.

Caí y me quedé tendido sobre el césped. Un quejido de dolor salió de mis labios y arqueé mi espalda ante el golpe. - Ouch... - murmuré y abrí un ojo para ver como Lilylú comenzaba a descender algo preocupada. Sonreí de lado y volví a cerrar mis ojos borrando la sonrisa. Me divertiría un poco, y tomaría ese lapsus como un descanso. Esperé a que se aproximara mientras fingía estar completamente inconsciente.

Había estado toda la noche preparando aquello y habían quedado que sería la próxima noche cuando sucedería. Scorpius y Albus no habían dormido trazando su plan metódicamente, nada podía salir mal, su primera misión de ese año estaba en juego y no permitiría que algo así se le saliera de las manos. Se había enterado de que Potter estaría en el campo de Quidditch por la mañana y allí estaba, ese muchacho podía ser muy predecible, luego del chapuzón que se había dado por su culpa merecía una buena reprimenda.

El rubio se había puesto unos pantalones cómodos y una sudadera verde y había madrugado para estar allí. Al parecer Potter no entrenaba solo, necesita de su hermana pequeña para no hacerse daño.

Scorpius estaba en las gradas y se divertía al ver como las bludger que había soltado con su varita del baúl sin ser visto ahora los atacaban, se sonreía, eso solo era un adelanto. Se carcageó al ver como James Sirius caía a la grava y negó con la cabeza, era un inútil y era hora de tomar partido.

Se puso de pie y con determinación caminó hacia donde el Gryffindor estaba recostado, tapandole el sol, parado frente a este, su su sonrisa había desaparecido. Hey Potter, practicando la caída del año? - preguntó alzando una ceja, no se iba a ir por las ramas, no había ido allí a buscar pelea en realidad. - Si quieres al menos un poco a Albus sígueme, está en problemas. - Fué lo único que le dijo antes de cruzarse de brazos y caminar de vuelta a las gradas, esquivó una bludger que pasó cerca, con la mano y la guardó en el baúl sin inmutarse.

Como lo esperaba Lily corrió, literalmente, hasta donde yo me encontraba. Cerré mis ojos y fingí estar completamente inconsciente, y por algún extraño motivo sentí como se detenía, solo unos instantes, para luego seguir su carrera hasta mi. Comenzó a tantear mi cuerpo con sus manos, seguramente verificando que estuviera completo, pero aquello me hizo cosquillas y no pude evitar reír y terminar con mi actuación.

- ¡Me haces cosquillas, Pecosa! ¡Rawr! - exclamé atrapándola entre mis brazos y llenándola de besos babosos sin permitirle moverse. - Sabía que me adorabas y correrías para ver si estaba - dije en un tono burlón mientras la besaba, pero una sombra se posó en mi frente, nublándome la vista de aquel despejado cielo. Era nada más ni nada menos que Scorpius Malfoy. Ahora entendía porque Lily había dudado en acercarse, de seguro le había visto venir. La sonrisa de mi rostro se desvaneció por completo.

Me incorporé obligando a Lilylú a retirar su mano de mi pecho luego de escuchar las palabras de Malfoy. Cogí mi escoba y saqué mi varita para apuntar atraer la Bludger y la Snitch que aún seguían sueltas. Me acerqué hasta Malfoy guardé ambas bolas en el baúl cerrándolo. - No es mi problema, Malfoy, Snivellus ya está grandecito para cuidarse solo. Vamonos Lily, se acabó en entrenamiento - dije mientras cogía el baúl con mi mano libre. Sin embargo Lily parecía demasiado preocupada por el idiota de Malfoy. - No le hagas caso, pecas, solo lo dice para asustarte - aseguré con una cálida sonrisa a mi hermana. Estúpido Malfoy, si le metía cosas en la cabeza a Lily sería lo último que haría.

Y ahí estaba, la reacción que se habían previsto con Albus, James Sirius no les creería así como así. Pero lo que más le hizo gracia al rubio fue la reacción de la pelirroja, la debilidad de su mejor amigo y un foco se prendió en su cerebro. Se había alejado lo suficiente para que los hermanos se levantaran de allí sin que tuvieran un contacto mayor con él, demasiado esfuerzo tenía que hacer observandolos ahora. Si él tendría un hermano con Albus se preocuparía, sería por el motivo que fuera, lo conocía lo suficiente como para saber que era un rey cuando se trataba de meterse en problemas.

Las palabras del moreno lo hicieron hacer un mohín, ese apodo que le había puesto a su mejor amigo era gracioso si tenía que aceptarlo. - Has lo que quieras, ésta noche entrará en el bosque, Allie le ha dicho que se encontraría allí, pero como no te importa, ahí te vez Potter.. - murmuró mientras caminaba a las gradas nuevamente para ir en busca de su bolso con los libros para la clase, tenía que ver a Albus antes para avisar de que todo había salido a pedir de boca, estaba seguro que a pesar de que James le hubiera dicho aquello se preocuparía por su hermano y si no, la pelirroja se moriría de intriga y le insistiría. Su plan era perfecto. Tomo sus cosas y diguió su camino hacia en castillo.

Caminé con el baúl en mi mano y en la otra mi escoba hasta que Malfoy soltó su veneno sobre el ambiente. Volteé para ver a Lily mientras el estirado se alejaba. Maldito, no sé como había pensado en disculparme con él por lo que le había dicho el primer día de clases.
- No te preocupes, Lily, de seguro son mentiras de Malfoy para preocuparnos - le dije a la pequeña pelirroja que se aproximaba con aquella mirada firme y decidida.
Suspiré y negué con la cabeza.
- Vamos, tenemos clase de DCAO luego del almuerzo, ahí le preguntaremos a Severus si es verdad o no - le dije tratando de calmarla un poco, aunque dudaba que desistiera de su idea de ir al bosque esa noche.
No entendía por qué razón debería juntarse Severus con Allie en un lugar como el bosque prohibido. ¿Acaso estaba locos? Eso no tenía ni un puto sentido. Aquí había gato encerrado y algo me decía que ésa noche sería muy larga.

Continúa Aquí.