Casting para D R U E L L A.
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Casting para D R U E L L A.
Druella Walburga Black. La perfecta chica imperfecta. Esa que camina petulantemente por los pasillos con extrema elegancia, portando su nuevo uniforme de Hogwarts. Claro, ella sabe que no es lo mismo, y no lo será jamás. Beauxbeatons. Su amado colegio. Ese que la sintió crecer, que vivió sus más grandes logros. Lo extrañaría siempre, y lo recordaría como la experiencia más maravillosa de su vida. Pero ya no había nada qué hacer, ella misma había visto lo poco que quedó de éste. Los brazos desesperados de su hermano alrededor de ella, impidiéndole perecer al igual que muchos a manos del fuego mientras lágrimas amargas resbalaban por sus mejillas. La impotencia que sintió al no poder correr y desaparecer junto con las cenizas, el saber que nunca más vería todo lo que era un hogar para ellos. En el largo camino que se vió obligada a recorrer junto a personas desconocidas para ella, sintiéndose sola en el mundo, deseando morir, aún cuando la situación ya era lo suficientemente mala. No sabía nada de nada, y sí, aunque probablemente era la chica más lista de su generación, no tenía esas respuestas que estaba tan acostumbrada a encontrar. ¿Qué haría ahora? ¿Quienes habían sobrevivido? ¿Estarían bien sus padres? Los sollozos intranquilos volvían a apoderarse de ella, mientras que su hermano la consolaba valientemente. Era uno de esos momentos en los que quedaba claro que no por ser la mayor, dejaría de ser la pequeña de la casa. Peleaban a diario, discutían por cosas triviales como el cereal y las ventajas de ser un elfo doméstico, pero nunca faltarían si el otro lo necesitaba. Y allí era cuando la chica necesitó de verdad a su Arcturus.
Pero pocos saben la situación de Druella. Todos creen en esa pantalla que ella misma ha creado por temor a ser juzgada. Es soberbia, odiosa, adora tener la razón. Siempre es la primera en levantar la mano en clase de Pociones. Sabe hacer perfectamente una transformación y, por lo que ha demostrado, las artes oscuras no acabarán con ella. El apellido Black fue manchado en varias ocasiones, y en el caso de su familia, habían sido retirados del árbol familiar. Pero ella se había encargado de que los demás comenzaran a creer de nuevo en este, a imponer respeto con su inteligencia. Es fiel a sus cometidos, a sus metas y deseos. Decidida, cosa que a muchos les molesta. Pero en esa ocasión, la pelirroja camina presuntuosamente por los vacíos pasillos de Hogwarts. Es Sábado en la tarde, y definitivamente no es un buen día. Apresura su paso, hasta el gran comedor. No está lleno. Hay apenas algunos estudiantes, pero allí, sentada en una mesa, está la persona con quien quería hablar. Se acerca a su hermano, y en cuanto sus ojos se encuentran con los de él, sale por donde mismo que entró.
No le hace falta voltear la cabeza para saber que Arcturus ya viene pisándole los talones, y cuando siente que ya está a una distancia prudente de los chismosos, se lanza a los brazos de su acompañante. Algunas lágrimas empiezan a desbordarse de sus ojos, otra vez. Como en los últimos meses. Su interlocutor sabe que pasó una mala noche, y se limita a abrazarla con cariño, transimitiéndole con la acción que no está sola, que él siempre la apoyará cuando lo necesite. Druella da un paso hacia atrás y con cuidado seca sus lágrimas, porque nadie más que él puede verla en ese estado. -Anoche... Carson me gritaba, Arc, me pedía que la salvara. Y yo no hice nada.- La frase suena más dolida y triste de lo que a ella le gustaría, pero no lo puede evitar. Otra vez las lágrimas amenazan con salirse, pero ella es perfecta a la hora de contolar sus sentimientos. Se quedan en su lugar, tal como debieron estar. Su orgullo no permitiría caer por tercera ocasión en un mismo día.
Desde la destrucción de su colegio, no tenía noticias de sus progenitores. Y si bien nunca fueron buenos padres, eso eran: sus padres. Quizá no habían sabido serlo, y habían llenado su ausencia con dinero. Pero Druella intentaba justificarlos, aún con lo mucho que sufrió. No podía evitar sentir que recibía caridad. No estaba a gusto en Hogwarts. Quería su antigua vida, la perfecta vida que llevaba. Esa en la que era una estudiante conocida, en la que caminaba y sabía que todas deseaban ser ella. Pero ahora todo era tan distinto que no lo podía creer. Hogwarts, ¿Porqué ellos no habían sido atacados? Hubiera preferido que fueran ellos los afectados. Sí, así era ella, no le importaba lo que hubiera que pasar. Con tal de que ella y Arcturus estuvieran bien. Con tal de que esos gritos dejaran de acecharla noche con noche, logrando despertarla con pesadillas. Cuando va a la biblioteca a fingir que se interesa en los libros que allí tienen, suele pensar. Ella no sería nada si su hermano no fuera tan desordenado y desobediente. Si él no hubiera estado fuera de la cama a esas horas, serían escombros. Aún recuerda el pánico en los ojos de su salvador. Le debía su vida a Arcturus.
-Tranquila, yo estoy aquí, nada va a pasar... no es tú culpa, te lo digo a diario. Lo intentaste, entiéndelo. Aún puedes ver a Kaitlyn por aquí. También Eustace.- dice su hermano, en un vago intento por tranquilizarla. Sabe que no resultará, pero jamás pierde la esperanza de que la chica entienda y deje de culparse por algo que no estaba en sus manos. Con cuidado, la toma de la mano y empieza a caminar hacia el gran comedor. Le importan poco las miradas curiosas de los alumnos, porque con el caminar de ambos, suelen retirar la mirada. Miedo ante el "tonjours pur", tal vez. Respeto hacia esos Black: definitivamente. Así es como suelen acabar esos momentos, con gelatina de colores. Porque ambos suelen evitar temas tan peligrosos como esos, y basta con unas cuantas palabras para sentir alivio. Al menos durante el resto del día, porque llegada la noche, la almohada de Druella volverá a llenarse de lágrimas antes de que termine en los brazos de Morfeo. Aunque al día siguiente, ella volverá a ser la perfección andando, demostrará que ella es mejor y que no por estar en un nuevo colegio va a dejar de ser ella. Una Black con orgullo.
Pero pocos saben la situación de Druella. Todos creen en esa pantalla que ella misma ha creado por temor a ser juzgada. Es soberbia, odiosa, adora tener la razón. Siempre es la primera en levantar la mano en clase de Pociones. Sabe hacer perfectamente una transformación y, por lo que ha demostrado, las artes oscuras no acabarán con ella. El apellido Black fue manchado en varias ocasiones, y en el caso de su familia, habían sido retirados del árbol familiar. Pero ella se había encargado de que los demás comenzaran a creer de nuevo en este, a imponer respeto con su inteligencia. Es fiel a sus cometidos, a sus metas y deseos. Decidida, cosa que a muchos les molesta. Pero en esa ocasión, la pelirroja camina presuntuosamente por los vacíos pasillos de Hogwarts. Es Sábado en la tarde, y definitivamente no es un buen día. Apresura su paso, hasta el gran comedor. No está lleno. Hay apenas algunos estudiantes, pero allí, sentada en una mesa, está la persona con quien quería hablar. Se acerca a su hermano, y en cuanto sus ojos se encuentran con los de él, sale por donde mismo que entró.
No le hace falta voltear la cabeza para saber que Arcturus ya viene pisándole los talones, y cuando siente que ya está a una distancia prudente de los chismosos, se lanza a los brazos de su acompañante. Algunas lágrimas empiezan a desbordarse de sus ojos, otra vez. Como en los últimos meses. Su interlocutor sabe que pasó una mala noche, y se limita a abrazarla con cariño, transimitiéndole con la acción que no está sola, que él siempre la apoyará cuando lo necesite. Druella da un paso hacia atrás y con cuidado seca sus lágrimas, porque nadie más que él puede verla en ese estado. -Anoche... Carson me gritaba, Arc, me pedía que la salvara. Y yo no hice nada.- La frase suena más dolida y triste de lo que a ella le gustaría, pero no lo puede evitar. Otra vez las lágrimas amenazan con salirse, pero ella es perfecta a la hora de contolar sus sentimientos. Se quedan en su lugar, tal como debieron estar. Su orgullo no permitiría caer por tercera ocasión en un mismo día.
Desde la destrucción de su colegio, no tenía noticias de sus progenitores. Y si bien nunca fueron buenos padres, eso eran: sus padres. Quizá no habían sabido serlo, y habían llenado su ausencia con dinero. Pero Druella intentaba justificarlos, aún con lo mucho que sufrió. No podía evitar sentir que recibía caridad. No estaba a gusto en Hogwarts. Quería su antigua vida, la perfecta vida que llevaba. Esa en la que era una estudiante conocida, en la que caminaba y sabía que todas deseaban ser ella. Pero ahora todo era tan distinto que no lo podía creer. Hogwarts, ¿Porqué ellos no habían sido atacados? Hubiera preferido que fueran ellos los afectados. Sí, así era ella, no le importaba lo que hubiera que pasar. Con tal de que ella y Arcturus estuvieran bien. Con tal de que esos gritos dejaran de acecharla noche con noche, logrando despertarla con pesadillas. Cuando va a la biblioteca a fingir que se interesa en los libros que allí tienen, suele pensar. Ella no sería nada si su hermano no fuera tan desordenado y desobediente. Si él no hubiera estado fuera de la cama a esas horas, serían escombros. Aún recuerda el pánico en los ojos de su salvador. Le debía su vida a Arcturus.
-Tranquila, yo estoy aquí, nada va a pasar... no es tú culpa, te lo digo a diario. Lo intentaste, entiéndelo. Aún puedes ver a Kaitlyn por aquí. También Eustace.- dice su hermano, en un vago intento por tranquilizarla. Sabe que no resultará, pero jamás pierde la esperanza de que la chica entienda y deje de culparse por algo que no estaba en sus manos. Con cuidado, la toma de la mano y empieza a caminar hacia el gran comedor. Le importan poco las miradas curiosas de los alumnos, porque con el caminar de ambos, suelen retirar la mirada. Miedo ante el "tonjours pur", tal vez. Respeto hacia esos Black: definitivamente. Así es como suelen acabar esos momentos, con gelatina de colores. Porque ambos suelen evitar temas tan peligrosos como esos, y basta con unas cuantas palabras para sentir alivio. Al menos durante el resto del día, porque llegada la noche, la almohada de Druella volverá a llenarse de lágrimas antes de que termine en los brazos de Morfeo. Aunque al día siguiente, ella volverá a ser la perfección andando, demostrará que ella es mejor y que no por estar en un nuevo colegio va a dejar de ser ella. Una Black con orgullo.
Druella W. BlackPREFECTO/A DE BEAUXBATONS - Mensajes : 22
Puntos de Canje : 73048
Fecha de inscripción : 26/07/2011
Edad : 30
Localización : Soy el monstruo debajo de tú cama.
Re: Casting para D R U E L L A.
Casting perfecto D:
APROBADO!
Tienes 24 horas para subir registros, fichas, etc (:
Casi-bienvenida al foro ^^
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James S. PotterGRYFFINDOR - Mensajes : 918
Puntos de Canje : 72768
Fecha de inscripción : 16/03/2011
Localización : En Sortilegios Weasley.
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