Cállate y ayudame a estudiar -Libre-

El tiempo estaba transcurriendo demasiado despacio estos días, mi cabello caía a un lado de mi rostro mientras quitaba algunas ramitas secas de mi cabello, ese era el problema de estar tanto tiempo tirada en el pasto verde, como esperando a que algo sucediera en unos minutos, como sí solo necesitara unos segundos más para poder vivir un suceso increiblemente bueno para poder llamar mi atención.

Me había levantado del césped con aquella pereza que me caracterizaba hoy, aunque el entusiasmo no estaba en mi cuerpo, caminaba con la elegancia que me caracterizaba también, un pie luego el otro mientras mi falda se contoneaba suavemente sobre aquellas piernas delgadas que producto del quidditch se habían fortalecido, mis brazos fuertes de golpeadora estaban de cada lado de mi cuerpo, de vez en cuando uno de ellos se levantaba con destreza acomodando mi fleco tan insistente.

De ese manera me senté en el hall del colegio, a esperar que algo pasará, que alguien se cayera, que dos se pelearan, que algún fantasma se decidiera a volar por ahí haciendole la broma a un profesor, pero nada, chasqueé la lengua con aburrimiento, mientras sacaba de mi bolsa, un libro de pociones, últimamente estaba centrada en mejorar en esa materia, que gracias a mis constantes bromitas y faltas estaba a punto de reprobar, en otro momento me hubiera hasta reído de eso, pero la sentencia de nuestro jefe de casa era clara. "El que no apruebe todas las materias hasta el día de hoy se va olvidando del quidditch", vaya mierda ahora se podía ver a la mayoría de los jugadores estudiando, todos menos Cassie que gracias a sus contactos con algunos conseguía apuntes, lo bueno de caerle bien a las personas, Nive por su parte me había ayudado con algunos apuntes, pero en cuanto a pociones todo el trabajo me tocaría sola, yo no era una vaga no señores, pero mi conducta problematica no le agradaba a muchos, suspiré cansadamente mientras pasaba de página.

Mi mente, que esa sí que era rebelde me instaba a largarme de ahí y coquetear con alguien para sacarle unos buenos apuntes, y unas clases personales, pero me rehusaba a quedar como la que necesitaba ayuda, tendría que estudiar por mí misma, eso era un maldito hecho.

La caminata del joven ya estaba llegando a su fin, había estado gran parte de la mañana en el campo de quidditch, jugando con la pequeña Snitch que se había comprado con uno de los primeros cheques que su padre le había enviado, seguramente por su falso pensamiento de que el dinero hacía la felicidad, tratando de acostumbrarse a la nueva cancha que sería su terreno desde ahora, sabía que poseía las mismas medidas que la de su antiguo colegio, tenía los mismos aros y crecía el mismo tipo de césped, pero aún así no podía sentirse cómodo con la imagen, extrañaba su hogar y lo extrañaría hasta que saliera de ese horrible castillo y pudiera volver a su país natal.

Sus pasos se hicieron más lentos al percibir el castillo ya en su totalidad, la razón por la que el muchacho tenía tiempo libre se debía única y especialmente a su inteligencia y capacidad para las materias, pues mientras la mayoría de las personas estaban preocupadas de no reprobar una asignatura, al castaño lo único que le preocupaba era mantener sus sobresalientes notas lo cual era casi un hecho, al menos en los ramos de pociones y transformaciones que eran su fuerte de forma indiscutible, aunque no podíamos decir que Arcturus era una persona confiada, de eso no tenía absolutamente nada. Esa semana le tocaba a todos examen de pociones y él a pesar de que ya se sabía la materia de memoria, tanto así que era capaz de recitarla, seguía estudiando por si acaso.

Aburrido comenzó a lanzar la Snitch por encima de su cabeza, a una distancia prudente para poder volver a atraparla, al tiempo que desafiaba su capacidad de concentración y memoria intentando no perder a la Snitch y recordar la preparación de algunas pociones a la vez - ... se revuelve el líquido hasta que quede de un color violeta, luego le agregamos, cuatro ramitas de ajenjo remojadas en agua destilada, todo sin dejar de revolver... - sus murmullos ya se escuchaban en el hall del colegio, lugar al cual Arcturus había llegado sin darse cuenta por estar jugueteando con su dichosa pelotita dorada.

Una receta de una poción que estaba estudiando llegó a mis oídos, levante el rostro esperando a toparme con algún rostro nerdy a la vista, pero a diferencia un uniforme celeste se posaba frente a mí, sonreí suavemente, mientras me levantaba frente al chico que parecía jugar con una snitch, tirandola continuamente hasta el aire, un suave brinquito hizo que mi mano se adelantará a la de él tomando la snitch dorada en mis suaves pero firmes manos, la sostuve con una sonrisa de esas que usaba para confundir a las personas, esa dulce sonrisa que al llegar hasta mis ojos se convertía en sombría. -Hola- Dije mientras extendía la snitch en la palma de mi mano derecha. -¿Estudiando pociones tu también?- Mi mano aún estaba extendida esperando a que se atreviera a tomar aquella cosita molesta. Por eso era golpeadora y no buscadora.

-Eres bueno en pociones, digo estas recintando una poción compleja de memoria- Le entregué en la mano la snitch mientras volvía a sentarme suavemente, como sí no acabase de ser una atrevida tomando la snitch de ese desconocido, parandome en su camino y entablandole conversación como si fuese la mar de normal, tomé mi libro y le enseñe la portada. -Deberías hacer tu obra buena del día ayudandome a estudiar pociones, o te perderas de mi increíble desempeño en quidditch, por que reprobaré- Tenía la facilidad de hacer aparentar las cosas como algo tan común que asustaba a la mayoría pero esa era mi personalidad, así que ni caso tenía tratar de disculpar mi atrevimiento. Volví mi rostro a leer el libro, repasando varias veces una misma poción. -Por cierto soy Adhara Rubinsen, Addy para los amigos y compañeros de estudio- Dije con aquella simpleza que sacaría de quicio a cualquiera.

Los pies del muchacho se pararon en seco ante la intromisión de una miniatura castaña que había osado tomar una de las posesiones más preciadas del alto joven. Arqueó una de sus cejas de forma perfecta mientras escuchaba los comentarios de la niña teñida de verde, afortunadamente entendía el inglés a la perfección, de lo contrario no hubiese sabido ni la mitad de las cosas que habían salido de su boca. Su mirada pasó del rostro de la extrovertida criatura a la Snitch que yacía en una de sus manos con sus alas dispuestas a volar, mas sin hacer ningún movimiento brusco que provocara que Arcturus tuviera que acudir a su escoba para salir en su búsqueda.

Su semblante estuvo serio en todo momento, ni por asomo se le pasó por la cabeza reír, pues no encontraba nada gracioso en la situación, no podíamos decir que el muchacho fuera la persona más sociable del mundo, así como tampoco podíamos asegurar que le brindaba ayuda a una completa desconocida sólo por "hacer una buena obra", de hecho Arcturus ni siquiera sabía lo que significaba hacer una buena obra - Un placer, Adhara. - pronunció el muchacho por cortesía dejando en claro que no le interesaba para nada estar entre sus amigos o "sus compañeros de estudio" - Arcturus - finalizó el saludo sin pronunciar su apellido, para luego guardar la Snitch en uno de los bolsillos del pantalón en caso de que a la castaña se le ocurriera volver a tomarla sin pedir permiso.

- Creo que te has equivocado de estudiante - su voz sonó neutral, pareja, sin ningún tipo de entonación, igual que siempre - no soy la clase de persona que hace caridad - Para ser honestos con el muchacho debemos decir que muchas veces sí la había hecho, pero eso era cuando conocía a la otra persona, si bien no conocía hasta las mínimas intimidades, al menos estaba seguro de la pureza de su sangre, algo que de "Addy" ni siquiera sospechaba, lo que la dejaba con puntos menos para entrar a relacionarse con el inteligente Black, pues Arcturus era demasiado minucioso a la hora de interactuar con otras personas, siendo la sangre su primer criterio a considerar.

Mi mirada se clavo en sus ojos que eran de un color claro dispuesto a ser descifrado, pero aquello perdió mi interés en tanto escuché sus frases llenas de desprecio ladeé la cabeza, mientras negaba con la cabeza. -Entiendo, no todos tenemos esa amabilidad en la sangre- Dije mientras volvía a clavar los ojos en el libro sin interés alguno. Hasta que recorde el nombre del chico. -Acturus es un nombre interesante- Saqué una pluma de mi bolsa con descuido empezando a garabetear cosas en las orillas del libro de pociones, mientras pensaba por que al chico no tenía la consideración de ayudar a estudiar una chica tan dulce como ella.

-¿Juegas quidditch?- Preguntó con una sonrisa tratando de entablar una conversación con el chico, pero sentía que había algo en él por lo que el chico se sentía tan distante y frío. -¿Tratas así a todo el mundo?- Se señalo a ambos claro que podía sentir que el chico era demasiado frívolo para su gusto, probablemente la trataba de esa manera por que no la conocía, o no conocía a sus padres, ni su apellido, que tanto respeto había ganado en su generación. -¿O es por que no te agrade de entrada?-Sabía que a lo mejor mi tono de voz y mis frases eran demasiado directas pero no era una de esas personas que se andaban con rodeos. -O a lo mejor es que te intimida mi uniforme y has escuchado que los de de mi casa- Me levanté poniendome de pie justo frente a él. -Tratamos mal a los sangre sucia y a los traidores de la sangre- Mi mirada se clavo en los suyos, buscando un solo movimiento que lo delatará como alguno de esos grupos.

Estaba garabateando cosas cuando la voz del chico contesto cada una de mis preguntas, luego levante la mirada para clavar mi mirada en la suya escuchandolo, una sonrisa decoro mi rostro su rapidez para contestar cada una de ellas con aquella facilidad y con un toque de prepotencia me gustaba.

-Me alegra que sepas que serías Slytherin, es bueno conocer una serpiente que no fue colocada aquí por esas cosas del destino- Sonreí al finalizar la frase, su frase acerca de como era con las personas, me hizo levantar los hombros suavemente tampoco necesitaba que fuera amable, al fin yo tampoco era especialmente amable con las personas, solo que en este momento necesitaba un poco de ayuda con esa maldita materia que me estaba sacando arrugas, lleve una mano a mis ojos por aquello de que de verdad estuvieran saliendo y sonreí.

Hasta que escuché su pregunta final que me hizo arrugar el ceño por completo, deje mi libro en el lugar donde estaba sentada mientras me levantaba para situarme una vez más al frente del chico. -¿Te parece que soy una sangre sucia?- Yo no solía llamar sangre sucia a nadie, y los temas de sangre me tenían sin cuidado pero de ahí a que me compararan con una sangre sucia era la mar de diferente. -Soy sangre pura y mantendré eso en mi familia, no me imagino siendo una impura- Mi cara de asco era de película. -Pero ya que lo preguntas dime tu que tipo de sangre mágica corre por tus venas- Dije sin quitar mi rostro de molestia, jamás nadie me había preguntado mi pureza de sangre, era obvio por que todos lo sabían, excepto algunos extranjeros extraviados, pero era ofensivo para un Slytherin y más para mí.

Ante la no respuesta del chico supuse que era un sangre pura, además ningún mestizo se habría quedado feliz con mi respuesta tan despectiva, el se sentó así que me senté junto a él a una distancia prudencial, hasta que sentí la mirada del chico examinar mi cuerpo sin ningún morbo además no me avergonzaba eso en lo absoluto, estaba acostumbrada a que la gente me viese como una miniatura demasiado altanera. -Claro que juego quidditch- Iba a decirle en que posición jugaba cuando el acertó limpiamente, sonreí llena de orgullo, se notaba que la gente no solo me veía como la enanita, sino como una enana pero fuerte. -Sí soy bateadora o golpeadora como me gusta llamarlo- Mi sonrisa era de fotografía sin duda.

Lo escuché lanzar su siguiente pregunta y me eché a reír como si me estuvieran haciendo cosquillas. -Estos brazos son de los más famosos de Hogwarts- Dije señalando mis músculos que aunque nadie lo creyeran estaban bastante bien formados. -soy ambidiestra, jamás sabes que tan fuerte podré hacerlo, aunque debo aceptar que esta nena es la más fuerte- Dije señalando mi brazo izquierdo, escuché su pregunta y asentí. -A más de uno, en algunas ocasiones hasta me han tildado de mal intencionada, pero te juro que...Bueno a veces la gente me cae mal y de casualidad los golpeo sin intención- Dije con mi carita de ángel. -¿Y tu en que posición juegas?- el chico me agradaba era algo escurridizo pero sin embargo su altanería me hacía sentir cómoda.

Además el chico era atractivo indudablemente sin embargo, no tenía intenciones de coquetearle, era bueno tener amistades con las que no tuvieras que estar haciendo comentarios dobles, como con Albus, y nadie me decía que Acturus y yo no podríamos llegar a considerarnos amigos algún día, teníamos a primera vista muchas cosas en común.