Third Generation Hogwarts
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Gomitas de todos los colores del mundo

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Gomitas de todos los colores del mundo  Empty Gomitas de todos los colores del mundo

Mensaje por Emily Langdon Vie Ago 05, 2011 9:11 am

Comedor // Hora de la cena, Jueves 20 // Luna Llena

Mi pie estaba zapateando bajo la mesa al ritmo de una canción que en este momento estaba sonando en mi iPod, la canción se llama "Valerie" y la canta una chica muy extraña que se pone tatuajes y se droga, de todos modos me gusta como canta ella se llama Amy, me gusta la música que ella hace. "Oh Wont You Come On Over, Stop Making A Fool Out Of Me, Why Dont You Come On Over, Valerie." Mi cabeza estaba moviendose hacia la derecha y luego a la izquierda al ritmo de la música y mis hombros comenzaron a acompañar, me gustaba ese son.

Sin embargo y aunque mi cuerpo estaba casi bailando en el banco donde estaba sentada en el gran comedor, mis manos estaban haciendo unas cuantas florituras con la varita sobre un montón de gomitas de color blanco que se encontraban en un tazón. Era lo que le había pedido a los elfos para esa noche, claro que además de eso tenía un té negro en una taza delante de mí con un poco de leche y una pieza de pan de elote mordido.

Estaba segura que algunas de las gomitas ya se veían ligeramente rosadas y otras azuladas, pero no estaba segura que ese fuera el resultado que quería. - Oh vamos, con ese tono parece que quieren vomitar o que se están asfixiando - fruncí el ceño y seguí haciendo florituras, hasta llegué a golpear a alguna gomita con la punta de la varita, juré que se había puesto de otro color pero era mentira.

La canción de mi reproductor musical había cambiado y ahora estaba escuchando algo de una tal Katy, algo titulado "Hot 'n' Cold" y de nuevo mi cuerpo comenzó a moverse ligeramente con el ritmo de la música, que era diferente a la canción anterior. Sí, me gusta la música muggle, soy el tipo de bruja que no se molesta en curiosear en los inventos muggles, como mi iPod, que me había sido regalado con mi padre, con todo y un hechizo que mi hermano le había puesto para poder pasarlo en hogwarts y que funcionara, ahora era mi amigo incondicional, tenía un sin fin de melodías que me acompañaban mientras caminaba por los corredores del castillo, mientras estudiaba (lo sé a veces no me concentraba demasiado con la música), y cuando me encontraba sola como en ese momento, bueno no estaba sola, tenía un montón de gomitas paliduchas que querían adquirir un color brillante.

Me distraje de la música que escuchaba cuando alguien se sentó a mi lado y me miró. Le sonreí aunque seguía escuchando mi música, no supe si había estado hablándome desde antes y no lo había escuchado. Me quité los audífonos. - Lo lamento, dijiste algo, no estaba escuchando - le puse pausa a mi música justo cuando la canción se pasaba a algo de una chica llamada Cindy que cantaba "True Colors" esa canción me encantaba.
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Gomitas de todos los colores del mundo  Empty Re: Gomitas de todos los colores del mundo

Mensaje por Jean de Valois Sáb Ago 13, 2011 2:23 pm

Ya era la hora de la cena y todo mundo baja, o subía, dependiendo de qué casa se tratara al gran comedor para atascarse del banquete que diariamente se servía en las largas mesas. Quizás la cena era el mejor lugar para que todo mundo conversara con todo mundo, intercambiando ideas, opiniones y también información de chismes. Chismes que estaban recién en boca de todos y que ya se expandían a una velocidad increíble como si de pólvora se tratara. Muchas veces era fácil saber sobre quién se hablaba más, pues las miradas indiscretas no se hacían esperar a lo largo de las cuatros mesas.

Después de que la sala común de Ravenclaw quedara casi vacía me levante del sofá donde veía con aburrimiento las llamas de la chimenea. Salí por la puerta y con las manos dentro de los bolsillos de los pantalones empecé a bajar en silencio las escaleras de la torre, escuchando los pasos lejanos, los míos y los que venían detrás de mí. Las ventanas que había a lo largo de toda la torre que llevaba a la casa de Rowena estaba abiertas, lo que hacía que el viento otoñal se colara dentro. A lo lejos, o quizás demasiado cerca para ser verdad, se podía ver como la luna salía detrás de unas inmensas nubes. Me detuve y caminé en dirección a una ventana. Me recargué por unos instantes y pude ver lo poco que iluminaba. Sólo veía las copas de los árboles en el bosque prohibido, un tonto reflejo de la luna sobre el lago y por supuesto, un halo al rededor de ella. Sonreí pensando no sé por qué, en Francia y en los buenos momentos que pasaba junto a mi hermano Gerard cada vez que salíamos por ahí sin la vigilancia de nuestros padres. Me separé de la ventana y sin que la sonrisa se fuera seguí bajando hacia el gran comedor, pues mi estómago ya reclamaba que lo alimentara.

Muchos se iban directamente a las escaleras movedizas, pero yo hacía uso de un pasadizo que había al pie de las escaleras de la torre. El cuadro era de unos molinos que en vez de tener grandes aspas, tenían grandes alas de mariposas. Si se prestaba atención se podía ver a un pequeño hombre que se paseaba entre el paisaje con un red en sus manos, como si tratara de atrapar en ella a las mariposas que en realidad eran los molinos. No tenía la más remota idea de quién había traído el cuadro y muchos menos quién lo había encantado para que se moviera, pues hasta donde sabía era un muggle. –Vladimir Kush– dije. Inmediatamente las alas de las mariposas empezaron a girar y el cuadro se movió para darme paso. No sabía si conocían este camino pero yo lo había aprendido de mi hermano cuando había estudiado aquí, él mismo me lo enseñó en su séptimo año.

Spoiler:

Salí en el tercer piso, cerca de donde estaba la sala de trofeos. Rápidamente caminé hasta las escaleras para terminar de bajar. Me había ahorrado tanta espera y todo ese tráfico que se hacía gracias a los brutos de Gryffindor que también querían bajar a cenar. Corrí antes de que se fuera la escalera y a punto de caerme, logré poner un pie encima. Se detuvo y bajé, pasando por el Hall y llegando al fin al comedor. Vi la mesa de las águilas para ver si había alguna cara conocida pero no había nadie. Quizás seguían tratando de bajar. Me senté en el primer lugar que vi, a un lado de una chica que no dejaba de cantar y de moverse con unas cosas en sus oídos. –Hola– dije mirando sus golosinas que tenía delante de ella –¿Podrías pasarme esa jarra con soda de naranja?– le pregunté amablemente. No había respuesta alguna. Se dio cuenta al fin que le hablaba. –Te quedaras sorda de escuchar lo que sea que escuches– le dije arrugando la nariz.

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Gomitas de todos los colores del mundo  Empty Re: Gomitas de todos los colores del mundo

Mensaje por Emily Langdon Dom Ago 14, 2011 10:08 am

Era Jean el que me había interrumpido y le sonreí alegre de que alguien se hubiera sentado a cenar conmigo. "Te quedaras sorda de escuchar lo que sea que escuches" Miré hacia ambos lados de la mesa viendo que había personillas sentadas en grupos y no veía a ninguno de los usuales amigos del francés cerca, me dí una idea de porque se había sentado conmigo.

Jean y yo eramos compañeros desde que recordaba. La verdad no recordaba cuando el sombrero lo había colocado en Ravenclaw pero si lo recordaba en las clases sobre todo en la última. - Y tú necesitas comer más zanahorias, ya te lo he dicho - lo mencionaba al igual que en la última clase de DCAO en donde él se había ido a darle sus ideas a los de séptimo en vez de ir con nosotros. Le pasé la jarra de soda que él miraba, parecía que era eso lo que me había pedido. - Y no me quedaré sorda, escucha - le puse "Play" de nuevo a mi iPod y le puse uno de los audífonos en la oreja para que escuchara que no estaba demasiado fuerte, pero cuando eres un mago o bruja de sangre pura que no estás acostumbrado a los inventos de los muggles, escuchar por primera vez un audifono es una cosa completamente novedosa, como si la música se metiera dentro de tu cabeza y no te das cuenta de lo que hay afuera. - ¿Lo ves? - le dije mientras le retiraba el audífono y apagaba el instrumento dejándolo sobre la mesa. - Mi madre dice que la música es vida - sonreí pensando que tenía toda la razón. Merlín bendiga a esa señora.

Miré la jarra de soda que estaba entre Jean y yo y pensé... "Oh si" Vertí una generosa cantidad de soda en el plato con las gomitas para que se pintaran de naranja aunque ahora parecía un platón de cereles con leche naranja "Oh mi Dios" pensé luego y traté de recordar un hechizo para transferir el color naranja de la soda hacia las gomitas. - Impregno - dije mientras daba un golpecito de varita en el contorno del plato y algunas gomitas comenzaron a adquirir el intenso color naranja de la soda y el color de la soda se rebajó como si le hubieran añadido agua natural. Ahora me preguntaba si las gomitas también sabrían a naranja. De pronto me dí cuenta que no estaba sola. A veces me pasaban esas cosas, estaba con alguien y olvidaba que en realidad había alguien ahí, como si tuviera un poco de autismo. Estaba tan acostumbrada a estar sola que cuando alguien me hacía compañía, mi atención se volatilizaba de inmediato en otras cosas. Lo miré. - Oh lo siento, quieres una gomita? Estoy tratando de volverlas de colores pero no tengo mucho éxito. Me gusta la repostería mágica... aunque no es mi fuerte - me encogí de hombros y tomé una de las gomitas mirándola fijamente a la altura de mis ojos como si la propia gomita tuviera ojitos y fruncí la vista como si hablara con ella mentalmente, y realmente lo estaba hacendo "Más te vale que tengas buen sabor y que no me dejes la lengua naranja" me metí la gomita a la boca y en verdad sabía a naranja, tenía un increíble sabor y le sonreí a Jean sacándole la lengua para que me dijera si se había teñido. - "Edtá nadanga mi dengua?" - pregunté aún mostrándole una gran parte de mi lengua imposibilitándome para hablar correctamente
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