Viernes Libre [Privado]
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Viernes Libre [Privado]
Viernes por la noche, 7:00 PM // Pasillos del colegio Hogwarts // Aburrida y con ganas de matar a alguien // Privado, Petar
Acababa de terminar oficialmente la semana y ahora tenía tiempo para disfrutar, cada día que pasaba comenzaba a aceptar un poco más al colegio, pero solo el colegio, no a sus alumnos, los ingleses se me hacían tan engreídos porque tomaban el té a las 5 de la tarde pero eran unos bárbaros que mataban por unos cuantos barriles de cerveza, eran patéticos, y el ejemplo perfecto eran sus alumnos. Salí del barco dejando mis libros y pergaminos en un baúl, no tenía tarea para ese fin de semana y estaba contenta de tener tiempo de libertad, ahora faltaba alguna víctima que quisiera divertirse conmigo aquella noche, en el cielo resplandecían las estrellas con un fulgor poco conocido por mis ojos, me gustó esa imagen, la guardé en mi memoria y caminé a paso decidido hacia el castillo, mis compañeros seguramente estarían metidos en el gran comedor o en los alrededores del castillo, en los jardines.
Entré al castillo, por supuesto que algunos ojos curiosos se fijaron en mí, era mitad veela, era evidente que quedarían impactados por mi belleza y mi sonrisa perfecta mostraba la gran suficiencia que sentía por ello, aunque fueran ingleses, les reconocía que tenían buen gusto cuando de mí se trataba. Me había puesto un vestido de color verde metálico y unas zapatillas que le hacían juego, había recogido mi cabello con dos pasadores y lo llevaba suelto en la espalda, pero mi rostro estaba despejado para que se pudieran admirar mis facciones y mi ligera sombra verde sobre los ojos. También llevaba una pequeña bolsita de mano en donde había guardado dinero y mi varita además de algunos otros artículos personales para retocar mi maquillaje y mi perfume.
Había un grupito de muchachitas que revoloteaban en una esquina, cerca de una estatua, daban de grititos y brincos, la verdad no pude evitar ver aquello, curvé una ceja y luego solté una carcajada cuando ví porque se aconglomeraban en ese lugar y ví a un muy despeinado Petar en medio de todas ellas. "Inglesas" negué con la cabeza y caminé hacia ellas abriéndome paso entre las féminas que estaban acosando a mi amigo. - Qué no tienen otra cosa que hacer? Váyanse a conseguir un poco de sentido común o tal vez un poco de buen gusto para la ropa... aléjense!- también dije algo en alemán que solo Petar pudo entender por supuesto algo que sonó a "Malditas perras en celo" Sin darme cuenta tenía a Petar tomado de la mano y le sonreía mientras las niñas lloriqueaban a nuestro alrededor, algunas se fueron, otras miraban embelezadas y otras, bueno no me preocupé, estaba entretenida mirando a mi compañero, del cual seguía sin soltar la mano. - ¿Estás ocupado? Estoy un poco aburrida y no tenemos deberes! - mi voz sonó esperanzada ante la idea de salir y hacer algo divertido, hacía tiempo que no me adueñaba de Petar y sería divertido hacerlo aquella noche, me gustaba más la idea de las niñas mirandonos y llorando por el desaire.
Acababa de terminar oficialmente la semana y ahora tenía tiempo para disfrutar, cada día que pasaba comenzaba a aceptar un poco más al colegio, pero solo el colegio, no a sus alumnos, los ingleses se me hacían tan engreídos porque tomaban el té a las 5 de la tarde pero eran unos bárbaros que mataban por unos cuantos barriles de cerveza, eran patéticos, y el ejemplo perfecto eran sus alumnos. Salí del barco dejando mis libros y pergaminos en un baúl, no tenía tarea para ese fin de semana y estaba contenta de tener tiempo de libertad, ahora faltaba alguna víctima que quisiera divertirse conmigo aquella noche, en el cielo resplandecían las estrellas con un fulgor poco conocido por mis ojos, me gustó esa imagen, la guardé en mi memoria y caminé a paso decidido hacia el castillo, mis compañeros seguramente estarían metidos en el gran comedor o en los alrededores del castillo, en los jardines.
Entré al castillo, por supuesto que algunos ojos curiosos se fijaron en mí, era mitad veela, era evidente que quedarían impactados por mi belleza y mi sonrisa perfecta mostraba la gran suficiencia que sentía por ello, aunque fueran ingleses, les reconocía que tenían buen gusto cuando de mí se trataba. Me había puesto un vestido de color verde metálico y unas zapatillas que le hacían juego, había recogido mi cabello con dos pasadores y lo llevaba suelto en la espalda, pero mi rostro estaba despejado para que se pudieran admirar mis facciones y mi ligera sombra verde sobre los ojos. También llevaba una pequeña bolsita de mano en donde había guardado dinero y mi varita además de algunos otros artículos personales para retocar mi maquillaje y mi perfume.
Había un grupito de muchachitas que revoloteaban en una esquina, cerca de una estatua, daban de grititos y brincos, la verdad no pude evitar ver aquello, curvé una ceja y luego solté una carcajada cuando ví porque se aconglomeraban en ese lugar y ví a un muy despeinado Petar en medio de todas ellas. "Inglesas" negué con la cabeza y caminé hacia ellas abriéndome paso entre las féminas que estaban acosando a mi amigo. - Qué no tienen otra cosa que hacer? Váyanse a conseguir un poco de sentido común o tal vez un poco de buen gusto para la ropa... aléjense!- también dije algo en alemán que solo Petar pudo entender por supuesto algo que sonó a "Malditas perras en celo" Sin darme cuenta tenía a Petar tomado de la mano y le sonreía mientras las niñas lloriqueaban a nuestro alrededor, algunas se fueron, otras miraban embelezadas y otras, bueno no me preocupé, estaba entretenida mirando a mi compañero, del cual seguía sin soltar la mano. - ¿Estás ocupado? Estoy un poco aburrida y no tenemos deberes! - mi voz sonó esperanzada ante la idea de salir y hacer algo divertido, hacía tiempo que no me adueñaba de Petar y sería divertido hacerlo aquella noche, me gustaba más la idea de las niñas mirandonos y llorando por el desaire.
Rose L. KnnoxPREFECTO/A DE DURMSTRANG - Mensajes : 57
Puntos de Canje : 74872
Fecha de inscripción : 27/03/2011
Re: Viernes Libre [Privado]
La semana no había hecho más que terminar, y todo cuanto se podía oír o ver tras la última clase eran estudiantes ansiosos de la próxima excursión a Hogsmeade. Qué harían, qué comprarían, con quién irían... Planeaban hasta el último detalle del día siguiente, y es que todos parecían muy felices. Se suponía que aquellas excursiones eran algo bueno a lo que agarrarse por los tiempos oscuros que se acercaban. Los ataques, las desapariciones, las muertes...
Los viernes no había entrenamiento de quidditch, ni de Durmstrang ni de cualquier otro equipo, por lo que Petar lo pasó con algunos de sus compañeros de casa en el castillo. Obviamente era difícil que el chico pudiera estar tranquilo entre esas paredes de piedra fría, pero por lo menos las cosas no acostumbraban a pasar a más de miraditas, sonrisitas, gritos ahogados y algún que otro suspiro. Las chicas de allí parecían algo más tímidas, pues eran pocas las que se atrevían a ir hacia él y dirigirle la palabra. Pero aquel día resultó ser distinto. Por lo menos en lo que aquello respetaba. Antes de entrar en el castillo con demás chicos del norte, Petar se cambió el uniforme por ropa casual. Unos tejanos oscuros desgastados, unas botas oscuras gruesas y una sudadera marrón con el logo del equipo de quidditch del norte de un color rojo sangre. Luego tuvo tiempo de pasearse por los jardines interiores del castillo antes de que se formara el grupo típico. Reconocía algunas de cara porque no era la primera vez que ocurría algo así. Una de ellas se llamaba... ¿Evelyn? Sí, o eso cree. Por lo menos aquel era el nombre de la tarjeta de la caja de bombones que Peter terminó regalándole a su compañero de habitación.
Evelyn se acercó aquella vez preguntándole si le habían gustado los bombones que le había regalado, y él se limitó a asentir con una pequeña sonrisa, solo y únicamente con la intención de complacerla. Ella se puso roja y dio un saltito hacia las demás, que la imitaron.
Petar soltó una carcajada algo nerviosa cuando vio aparecer otra melena rubia más entre las chicas. Pero la cara que había entre esos hilos dorados no venía por el mismo motivo que las demás.
Petar soltó un suspiro de alivio al ver que se trataba de Rose. "Gracias Merlín" pensó él mientras ella se hacía paso a golpes entre las demás, con su vestido verde metálico. Rose les gritó lo de siempre, junto con un adorno en alemán que le hizo reír al chico por lo bajo. Cuando ella le tomó de la mano, simplemente la dejó, y, poniendo la otra mano en el bolsillo de la sudadera, observó la reacción de las chicas que parecían haberse puesto de mal humor de golpe, seguramente de celos por la rubia. Petar agachó la cabeza sonriente y miró a Rose, la cual también le estaba mirando a él.
- Si por ocupado te refieres a ser acosado por estas chicas... - solté sin más justo antes de pronunciar en voz baja un "gracias" que solo ella pudiera entender.
Algunas de aquellas chicas seguían observándonos desde lo lejos, hablando por lo bajo y lanzándo algunas miradas que, seguramente, podrían llegar a matar. Y eso solo por el hecho de que Rose y él estaban agarrados de la mano.
- ¿Qué te gustaría hacer? - le preguntó mientras miraba el agradecimiento de sus ojos al comentar que no había deberes y que, por esa semana, ya no tenían nada más que hacer.
Los viernes no había entrenamiento de quidditch, ni de Durmstrang ni de cualquier otro equipo, por lo que Petar lo pasó con algunos de sus compañeros de casa en el castillo. Obviamente era difícil que el chico pudiera estar tranquilo entre esas paredes de piedra fría, pero por lo menos las cosas no acostumbraban a pasar a más de miraditas, sonrisitas, gritos ahogados y algún que otro suspiro. Las chicas de allí parecían algo más tímidas, pues eran pocas las que se atrevían a ir hacia él y dirigirle la palabra. Pero aquel día resultó ser distinto. Por lo menos en lo que aquello respetaba. Antes de entrar en el castillo con demás chicos del norte, Petar se cambió el uniforme por ropa casual. Unos tejanos oscuros desgastados, unas botas oscuras gruesas y una sudadera marrón con el logo del equipo de quidditch del norte de un color rojo sangre. Luego tuvo tiempo de pasearse por los jardines interiores del castillo antes de que se formara el grupo típico. Reconocía algunas de cara porque no era la primera vez que ocurría algo así. Una de ellas se llamaba... ¿Evelyn? Sí, o eso cree. Por lo menos aquel era el nombre de la tarjeta de la caja de bombones que Peter terminó regalándole a su compañero de habitación.
Evelyn se acercó aquella vez preguntándole si le habían gustado los bombones que le había regalado, y él se limitó a asentir con una pequeña sonrisa, solo y únicamente con la intención de complacerla. Ella se puso roja y dio un saltito hacia las demás, que la imitaron.
Petar soltó una carcajada algo nerviosa cuando vio aparecer otra melena rubia más entre las chicas. Pero la cara que había entre esos hilos dorados no venía por el mismo motivo que las demás.
Petar soltó un suspiro de alivio al ver que se trataba de Rose. "Gracias Merlín" pensó él mientras ella se hacía paso a golpes entre las demás, con su vestido verde metálico. Rose les gritó lo de siempre, junto con un adorno en alemán que le hizo reír al chico por lo bajo. Cuando ella le tomó de la mano, simplemente la dejó, y, poniendo la otra mano en el bolsillo de la sudadera, observó la reacción de las chicas que parecían haberse puesto de mal humor de golpe, seguramente de celos por la rubia. Petar agachó la cabeza sonriente y miró a Rose, la cual también le estaba mirando a él.
- Si por ocupado te refieres a ser acosado por estas chicas... - solté sin más justo antes de pronunciar en voz baja un "gracias" que solo ella pudiera entender.
Algunas de aquellas chicas seguían observándonos desde lo lejos, hablando por lo bajo y lanzándo algunas miradas que, seguramente, podrían llegar a matar. Y eso solo por el hecho de que Rose y él estaban agarrados de la mano.
- ¿Qué te gustaría hacer? - le preguntó mientras miraba el agradecimiento de sus ojos al comentar que no había deberes y que, por esa semana, ya no tenían nada más que hacer.
Petar V. Krum*DURMSTRANG - Mensajes : 55
Puntos de Canje : 73016
Fecha de inscripción : 29/07/2011
Re: Viernes Libre [Privado]
Estaba satisfecha de que las niñas se vieran molestas y llorosas al rededor, mi mano seguía sujetando la de Petar y notaba que él correspondía a aquella cercanía física y que no porecía estar incomodado. Se veía tan lindo con esa mirada de cahorrito, entendía perfectamente porque ellas se derretían ante él, bueno eso y por ser el hijo de Viktor Krum y un excelente jugador de quidditch, pero todo eso para mí era un plus.
¿Era mi imaginación o cada verano Petar se ponía más apuesto?
Gesticulé un "Cuando gustes" cuando dió las gracias por haberlo salvado de las malditas perras en celo, como yo acostumbraba a llamar a toda esa prole de Hogwarts, si no estaban sobre Petar, estaban sobre Luke o sobre alguno de mis compañeros y ni que decir de esos niños que me rondaban, preferiría salir con alguno de los empleados de mi padre antes de hacerle caso a algún infante de Hogwarts, les tenía tirria a todos y a cada uno de ellos, no iba a hacer lazos de amistad ni diplomáticos con ellos aunque mi padre me había advertido que lo intentara.
Me paré de puntitas en un movimiento emocionado y volví al suelo repitiendo esto un par de veces cuando supe que lo tendría para mí aquella noche, mi pequeña manera de festejar mi victoria de la semana, era la mejor noticia que había recibido en meses. Me acerqué a su oido parándome en mis puntas de nuevo pero me sujeté con la mano libre a su pecho para mantenerme aún más de puntas si es que los zapatos me lo permitían y acerqué mis labios a su lóbulo. - Si te dijera lo que me "gustaría" hacer puede que la sociedad me mirara mal - acentué la palabra "Gustaría" con un doble sentido afirmando que en realidad me gustaría hacer algo prohibido con él pero no era una chica tan fácil como todas esas que lo rondaban como moscas en la piel. Bajé mis puntillas al suelo y lo miré con una sonrisilla - Así que me puedo conformar con pasear contigo, tal vez no sea tan malo caminar por los terrenos de este castillo si tú me acompañas, creo que los insectos que viven cerca del lago no aon tan venenosos - mi mirada estaba fija en sus ojos, su manera de moverse, la forma tan despreocupada con la que se paraba metiendo su mano dentro de su sudadera y mirando al mundo como si fuera sencillo era la miel que necesitaba para revolotear a su alrededor. Cada gesticulación que hacía me hizo darme cuenta en ese momento que en realidad cada vez era más un hombre, y uno muy apuesto. - Aunque si quieres llevarme furtivamente a ese pueblo cercano no diría que no, dicen que la caminata hasta ahí no es tan larga - agregué luego de darle mi primera idea, y la opción de salir del castillo, alejarnos de las miradas curiosas de las niñas que lo rondaban y estar completamente a solas con él se convirtió en una gran tentación
¿Era mi imaginación o cada verano Petar se ponía más apuesto?
Gesticulé un "Cuando gustes" cuando dió las gracias por haberlo salvado de las malditas perras en celo, como yo acostumbraba a llamar a toda esa prole de Hogwarts, si no estaban sobre Petar, estaban sobre Luke o sobre alguno de mis compañeros y ni que decir de esos niños que me rondaban, preferiría salir con alguno de los empleados de mi padre antes de hacerle caso a algún infante de Hogwarts, les tenía tirria a todos y a cada uno de ellos, no iba a hacer lazos de amistad ni diplomáticos con ellos aunque mi padre me había advertido que lo intentara.
Me paré de puntitas en un movimiento emocionado y volví al suelo repitiendo esto un par de veces cuando supe que lo tendría para mí aquella noche, mi pequeña manera de festejar mi victoria de la semana, era la mejor noticia que había recibido en meses. Me acerqué a su oido parándome en mis puntas de nuevo pero me sujeté con la mano libre a su pecho para mantenerme aún más de puntas si es que los zapatos me lo permitían y acerqué mis labios a su lóbulo. - Si te dijera lo que me "gustaría" hacer puede que la sociedad me mirara mal - acentué la palabra "Gustaría" con un doble sentido afirmando que en realidad me gustaría hacer algo prohibido con él pero no era una chica tan fácil como todas esas que lo rondaban como moscas en la piel. Bajé mis puntillas al suelo y lo miré con una sonrisilla - Así que me puedo conformar con pasear contigo, tal vez no sea tan malo caminar por los terrenos de este castillo si tú me acompañas, creo que los insectos que viven cerca del lago no aon tan venenosos - mi mirada estaba fija en sus ojos, su manera de moverse, la forma tan despreocupada con la que se paraba metiendo su mano dentro de su sudadera y mirando al mundo como si fuera sencillo era la miel que necesitaba para revolotear a su alrededor. Cada gesticulación que hacía me hizo darme cuenta en ese momento que en realidad cada vez era más un hombre, y uno muy apuesto. - Aunque si quieres llevarme furtivamente a ese pueblo cercano no diría que no, dicen que la caminata hasta ahí no es tan larga - agregué luego de darle mi primera idea, y la opción de salir del castillo, alejarnos de las miradas curiosas de las niñas que lo rondaban y estar completamente a solas con él se convirtió en una gran tentación
Rose L. KnnoxPREFECTO/A DE DURMSTRANG - Mensajes : 57
Puntos de Canje : 74872
Fecha de inscripción : 27/03/2011
Re: Viernes Libre [Privado]
El búlgaro observó como su compañera rubia, Rose, la cual tenía su propio encanto -físicamente hablando- mágico solo por esa apreciada esencia de Veela recorriendo por su sangre, dar saltitos repetidas veces como celebración a su pequeña victoria. Aquel pequeño y casi insignificante gesto hizo sonreír al chico, aunque casi imperceptiblemente.
Él arqueó ambas cejas mientras ella se volvía a poner en puntitas mientras que, ayudándose de un apoyo al pecho del chico, le mencionó a susurros ciertamente provocativos que por la cabeza no le pasaba "nada bueno". Él sonrió, esta vez ampliamente, sin importar las chicas que estuvieran mirando y teniendo aún menos importancia en lo que fuese que pudieran estar cuchicheando. No le respondió, pues él conocía demasiado bien a aquella bella rubia, y eso conllevaba a saber también que no era una chica ingenua y fácil como tantas otras. Bueno, más bien, como el ochenta por cierto de todas aquellas que nos seguían mirando con recelo.
- Creo que te concederé eso; un paseo por los terrenos. Aunque también creo que apuntas muy bajo, y no usas tus "privilegios" - Comentó él, entre juguetón e irónico por burla. Sabía que la mayoría de aquellas chicas se mutilarían entre ellas por pasar una tarde con él, aunque eso él lo viera un poco exagerado, y Rose, la rubia que podría apuntar más alto, se conformaba con un paseo. Eso le divertía a él, entendiendo que eran amigos desde hace mucho, aunque le resultaba curioso que tras las insinuaciones divertidas que soltaba la rubia de vez en cuando, no hubiera una que fuera realmente en serio. Pues ella juega con más puntuación al tener su belleza de cualidad casi sobrenatural, que, a pesar de que él esté advertido de ello y la viera como una simple amiga, seguía pensando que pocas chicas podían llegar a su belleza física, y a nadie le resultaba difícil imaginarse cosas entre ellos. Sobre todo aquel grupo mezclado de Ravenclaw, Hufflepuff y Beauxbatons que seguían mirando desde el rincón más alejado.
Él le aguantó la mirada a la rubia. Sentía como si sus ojos miraran más allá, como si se quedara pensativa unos instantes. Él vaciló y volteó la cabeza con despreocupación más allá de algunos estudiantes que cruzaban cargados de libros. Y entonces escuchó una segunda proposición de la rubia, que, de hecho, no sonaba a proposición, era más un comentario que deseaba ser aprobado por él.
La idea era tentadora, a pesar de la responsabilidad que conllevaba ser descubierto. Jugaba en el equipo, y tenía la mala sensación que si lo encontraban incumpliendo la normativa del castillo se quedaría sin jugar, por lo menos, durante el primer partido. Así pues, necesitó unos segundos para pensarse aquello, hasta que , finalmente, volvió la cabeza hasta la rubia y esbozó una pequeña pero diabólica sonrisilla. Una de aquellas sonrisas que solo ella podía sonsacarle.
- Vayamos al pueblo. Será interesante - comentó arqueando una ceja, imaginando un viernes por la tarde sin las francesas revoloteando a su alrededor, pidiendo autógrafos y regalando dulces de cajas que ni siquiera abría. - Aunque por nuestro bien será mejor que no nos cojan - terminó él.
Soltó la mano de la rubia para rodearla por los hombros y conducirla hasta la salida. No le importaban los rumores, solo que lo dejaran en paz durante el máximo número de horas posibles.
Él arqueó ambas cejas mientras ella se volvía a poner en puntitas mientras que, ayudándose de un apoyo al pecho del chico, le mencionó a susurros ciertamente provocativos que por la cabeza no le pasaba "nada bueno". Él sonrió, esta vez ampliamente, sin importar las chicas que estuvieran mirando y teniendo aún menos importancia en lo que fuese que pudieran estar cuchicheando. No le respondió, pues él conocía demasiado bien a aquella bella rubia, y eso conllevaba a saber también que no era una chica ingenua y fácil como tantas otras. Bueno, más bien, como el ochenta por cierto de todas aquellas que nos seguían mirando con recelo.
- Creo que te concederé eso; un paseo por los terrenos. Aunque también creo que apuntas muy bajo, y no usas tus "privilegios" - Comentó él, entre juguetón e irónico por burla. Sabía que la mayoría de aquellas chicas se mutilarían entre ellas por pasar una tarde con él, aunque eso él lo viera un poco exagerado, y Rose, la rubia que podría apuntar más alto, se conformaba con un paseo. Eso le divertía a él, entendiendo que eran amigos desde hace mucho, aunque le resultaba curioso que tras las insinuaciones divertidas que soltaba la rubia de vez en cuando, no hubiera una que fuera realmente en serio. Pues ella juega con más puntuación al tener su belleza de cualidad casi sobrenatural, que, a pesar de que él esté advertido de ello y la viera como una simple amiga, seguía pensando que pocas chicas podían llegar a su belleza física, y a nadie le resultaba difícil imaginarse cosas entre ellos. Sobre todo aquel grupo mezclado de Ravenclaw, Hufflepuff y Beauxbatons que seguían mirando desde el rincón más alejado.
Él le aguantó la mirada a la rubia. Sentía como si sus ojos miraran más allá, como si se quedara pensativa unos instantes. Él vaciló y volteó la cabeza con despreocupación más allá de algunos estudiantes que cruzaban cargados de libros. Y entonces escuchó una segunda proposición de la rubia, que, de hecho, no sonaba a proposición, era más un comentario que deseaba ser aprobado por él.
La idea era tentadora, a pesar de la responsabilidad que conllevaba ser descubierto. Jugaba en el equipo, y tenía la mala sensación que si lo encontraban incumpliendo la normativa del castillo se quedaría sin jugar, por lo menos, durante el primer partido. Así pues, necesitó unos segundos para pensarse aquello, hasta que , finalmente, volvió la cabeza hasta la rubia y esbozó una pequeña pero diabólica sonrisilla. Una de aquellas sonrisas que solo ella podía sonsacarle.
- Vayamos al pueblo. Será interesante - comentó arqueando una ceja, imaginando un viernes por la tarde sin las francesas revoloteando a su alrededor, pidiendo autógrafos y regalando dulces de cajas que ni siquiera abría. - Aunque por nuestro bien será mejor que no nos cojan - terminó él.
Soltó la mano de la rubia para rodearla por los hombros y conducirla hasta la salida. No le importaban los rumores, solo que lo dejaran en paz durante el máximo número de horas posibles.
Petar V. Krum*DURMSTRANG - Mensajes : 55
Puntos de Canje : 73016
Fecha de inscripción : 29/07/2011
Re: Viernes Libre [Privado]
Ese jugueteó era usual entre nosotros. Nada en serio. Petar me gustaba y no conocía a ninguna chica a la que no le gustara, era muy apuesto, su familia era famosa y era el mejor jugador de quidditch que hubiera visto nunca, osea que era el chico con el que todas querían estar, pero no por eso me iba a portar como una corrientona imitando a las jovencitas de Hogwarts y a todas aquellas francesas que POR MERLÍN!!! Eran francesas, su reputación las precedía y no había necesidad de preguntar.
Él tenía una sonrisa encantadora y amaba poder sonsacársela, estaba orgullosa de ver aquella sonrisa a menudo provocada por mi presencia, podía decir que nunca lo veía sonreirle así a nadie, así que mi ración de autosatisfacción estaba completada aquella noche cuando lo miré sonreir. - Así que si tengo privilegios - usé el mismo tono de broma pero hablaba en serio. Me gustaba enterarme que aunque lo decía a broma él en alguna parte de su cabeza pensaba que yo tenía algunos privilegios sobre él y sonreí complacida. ¿Era posible sonreir tanto? Maldición, no quería verme como una cualquiera así que recuperé un poco la cordura y me alejé un paso indiferentemente pero aún sujetaba su mano, era demasiado cálida esa sensación de cercanía.
Aceptó finalmente mi propuesta de salir del colegio e ir a dar un paseo de reconocimiento al pueblo vecino, pude notar su preocupación. Petar siempre era tan cuidadoso. - No te olvides que soy prefecta - le guiñé un ojo. Si las cosas en Hogwarts funcionaban igual que en Durmstrang en cuanto al prefecturado, no podían reprendernos si nos veían en Hogsmeade ya que yo tenía que tener algunos beneficios como en nuestro colegio y en caso de que no fuera así, siempre podríamos decir que no estabamos enterados de que no podíamos salir de Hogwarts, además mi tío -El director de Durmstrang- siempre podía defendernos, yo era intocable.
Los brazos de Petar rodearon mis hombros y caminamos hacia la salida. Tuve que pensar en algunos cuantos cachorros muertos y en alguna de las aburridas tareas de Historia de la Magia para no ponerme nerviosa, ese era un buen remedio que siempre había usado para con él, esa cercanía era demasiado abrumadora para mí, casi nunca la disfrutaba porque no quería que se diera cuenta de lo mucho que me gustaba su contacto, así que en vez de enfocarme en lo lindo que era que me abrazara así enfocaba mi atención en cualquier otra cosa. Justo en ese momento una chica de cabello color paja y muy descuidado pasó a nuestro lado y ahí fué donde tuve mi distracción, la joven vestía como vagabunda, me sentí desconcertada en cuanto a su aspecto, pantalones rotos en las rodillas, playera corta y caída en un hombro, converse de un tono chillón que no combinaban con la ropa y cada uno era de un color diferente y además estaban rotos, no supe me dió pena por su pésimo estilo de la moda o si me dió lástima y ganas de tirarle una moneda.
Las puertas del castillo estaban abiertas por lo que las niñas que estaban en el vestíbulo pudieron ver perfectamente como Petar y yo bajábamos los peldaños y nos encaminábamos hacia el sendero que llevaba al pueblo...
Él tenía una sonrisa encantadora y amaba poder sonsacársela, estaba orgullosa de ver aquella sonrisa a menudo provocada por mi presencia, podía decir que nunca lo veía sonreirle así a nadie, así que mi ración de autosatisfacción estaba completada aquella noche cuando lo miré sonreir. - Así que si tengo privilegios - usé el mismo tono de broma pero hablaba en serio. Me gustaba enterarme que aunque lo decía a broma él en alguna parte de su cabeza pensaba que yo tenía algunos privilegios sobre él y sonreí complacida. ¿Era posible sonreir tanto? Maldición, no quería verme como una cualquiera así que recuperé un poco la cordura y me alejé un paso indiferentemente pero aún sujetaba su mano, era demasiado cálida esa sensación de cercanía.
Aceptó finalmente mi propuesta de salir del colegio e ir a dar un paseo de reconocimiento al pueblo vecino, pude notar su preocupación. Petar siempre era tan cuidadoso. - No te olvides que soy prefecta - le guiñé un ojo. Si las cosas en Hogwarts funcionaban igual que en Durmstrang en cuanto al prefecturado, no podían reprendernos si nos veían en Hogsmeade ya que yo tenía que tener algunos beneficios como en nuestro colegio y en caso de que no fuera así, siempre podríamos decir que no estabamos enterados de que no podíamos salir de Hogwarts, además mi tío -El director de Durmstrang- siempre podía defendernos, yo era intocable.
Los brazos de Petar rodearon mis hombros y caminamos hacia la salida. Tuve que pensar en algunos cuantos cachorros muertos y en alguna de las aburridas tareas de Historia de la Magia para no ponerme nerviosa, ese era un buen remedio que siempre había usado para con él, esa cercanía era demasiado abrumadora para mí, casi nunca la disfrutaba porque no quería que se diera cuenta de lo mucho que me gustaba su contacto, así que en vez de enfocarme en lo lindo que era que me abrazara así enfocaba mi atención en cualquier otra cosa. Justo en ese momento una chica de cabello color paja y muy descuidado pasó a nuestro lado y ahí fué donde tuve mi distracción, la joven vestía como vagabunda, me sentí desconcertada en cuanto a su aspecto, pantalones rotos en las rodillas, playera corta y caída en un hombro, converse de un tono chillón que no combinaban con la ropa y cada uno era de un color diferente y además estaban rotos, no supe me dió pena por su pésimo estilo de la moda o si me dió lástima y ganas de tirarle una moneda.
Las puertas del castillo estaban abiertas por lo que las niñas que estaban en el vestíbulo pudieron ver perfectamente como Petar y yo bajábamos los peldaños y nos encaminábamos hacia el sendero que llevaba al pueblo...
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Rose L. KnnoxPREFECTO/A DE DURMSTRANG - Mensajes : 57
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