Sin fuego en este banco [Adhara Rubinsen]
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Sin fuego en este banco [Adhara Rubinsen]
Para todos aquellos que lean algún día mis memorias, bienvenidos a mi jungla de pensamientos donde los rincones están llenos de escrituras, donde en las paredes se notan los golpes fuertes que nos da la vida. Si salís de la jungla solo encontrareis un mar de dudas, y en cada una de las imágenes a mi hermana, y en cada gesto mi amor por ella. Cerré la mente, no quería escuchar nada, algo malo podría pasar tenía ese presentimiento.
Me fui a los jardines, llegaba el ocaso y se estaba bastante bien en los jardines, necesitaba uno de los últimos cigarros del día, con ellos mis últimos pensamientos que me esclavizaban al pasado. A veces en aquellas ocasiones echaba de menos el año que había pasado fuera de todo esto, una aventura que toda persona debía de vivir, aunque no era recomendable para nadie, solo admitiría a alimañas dispuestas a consumirse, de los vicios al cielo y sin equipaje. Donde habían quedado las mujeres de una sola noche, las relaciones inverosímiles, los locales de mala muerte, los vicios de infierno… quedaban donde yo no era nadie, quería que todo cambiara, que todo fuera como antes, volver a ser el que era sin abandonar parte de toda aquella historia, sin olvidarla a ella y vivir por los míos.
De vez en cuando me acordaba de ella, y pedía que se apagaran sus ojos de mi mente, que mis recuerdos se queden solo en papeles, era superior a mí el afán por amar a todas las mujeres y de odiarlas, o que me acaben odiando. Pero con todo aun quedaba esperanza de que algo, de que alguien cambiara a este cabrón… Llegue a uno de los bancos de los jardines y me senté, la verdad es que aquellos jardines eran preciosos, no se veían cosas así por la ciudad. Saque un cigarro de la cajetilla y busqué el mechero en mis bolsillos, “¿y el mechero?” pensé, no tenía mechero, maldito sea.
Me fui a los jardines, llegaba el ocaso y se estaba bastante bien en los jardines, necesitaba uno de los últimos cigarros del día, con ellos mis últimos pensamientos que me esclavizaban al pasado. A veces en aquellas ocasiones echaba de menos el año que había pasado fuera de todo esto, una aventura que toda persona debía de vivir, aunque no era recomendable para nadie, solo admitiría a alimañas dispuestas a consumirse, de los vicios al cielo y sin equipaje. Donde habían quedado las mujeres de una sola noche, las relaciones inverosímiles, los locales de mala muerte, los vicios de infierno… quedaban donde yo no era nadie, quería que todo cambiara, que todo fuera como antes, volver a ser el que era sin abandonar parte de toda aquella historia, sin olvidarla a ella y vivir por los míos.
De vez en cuando me acordaba de ella, y pedía que se apagaran sus ojos de mi mente, que mis recuerdos se queden solo en papeles, era superior a mí el afán por amar a todas las mujeres y de odiarlas, o que me acaben odiando. Pero con todo aun quedaba esperanza de que algo, de que alguien cambiara a este cabrón… Llegue a uno de los bancos de los jardines y me senté, la verdad es que aquellos jardines eran preciosos, no se veían cosas así por la ciudad. Saque un cigarro de la cajetilla y busqué el mechero en mis bolsillos, “¿y el mechero?” pensé, no tenía mechero, maldito sea.
Damian SpencerGRYFFINDOR - Mensajes : 48
Puntos de Canje : 72909
Fecha de inscripción : 05/08/2011
Re: Sin fuego en este banco [Adhara Rubinsen]
Salí medio corriendo de la clase de historia de la magia, MALDITO FANTASMA, por que diablos no lo echaban de una maldita vez y nos hacían felices a todos los desgraciados estudiantes que teníamos que soportarlo, con sus estúpidos castigos de la era de mis tatarabuelos. -Adhara Rubinsen, el profesor te llama- Me advirtió una mocosa de mi año que no recordaba quien era. -Dile que digo yo QUE ESTA MUERTO- Alguien debía recordarselo cada día al muy maldito, seguí caminando mientras le encargaba mi bolsa a una de mis amigas para que lo dejara en la sala común, solo saqué uno de esos condenados cigarrillos muggles que le había robado a Jake la última vez que estuve en su habitación, debía preguntarles donde los vendían por que me estaba haciendo condenadamente adicta a esas cosas.
Espere a salir a los jardines para dar una vuelta sobre mi propio eje, al fin libertad, luego de aquella reunión secreta me había vuelto una chica muy ansiosa, estaba esperando el momento para llevar a cabo mi misión y entonces podría descansar de nuevo, o al menos estaría en sus filas de seguro, empecé a caminar hasta uno de los banquitos de los jardines y saqué mi mechero para encender aquel endemoniado veneno tan apetitoso, cuando vi a un chico con un cigarrillo en su boca, que parecía buscar incansablemente algo en sus bolsas, sonreí era un gryffindor, aun así me acerqué dándole una vuelta para aparecerme tras él.
Pase mi mano por delante de su rostro con el mechero encendido. -¿Necesitas fuego bebé?- Dije con un claro tono seductor, con doble intención. Eso de necesitas fuego podía ser interpretado de mil formas, y eso era lo que me gustaba. No me tome la molestia de presentarme, cualquier chico que hubiese estado al menos dos años en Hogwarts me conocía no solamente por ser una de las Sly's más reconocidas sino también por ser golpeadora de mi equipo. Le sonreí de lado acercando el fuego a su cigarrillo para que se encendiera. Luego dí la vuelta sentándome a su lado sin pedir permiso, mientras soltaba una bocanada de ese hermoso humo. -Debes decirme donde conseguir estos- Dije señalando los cigarrillos con descuido. -Solo me quedan tres, y no creo poder vivir sin ellos, soy una mujer de vicios- Creo que debía hablar con Cassie deberíamos ampliar las ventas ilegales con cigarrillos que ta lvez se venderían tanto o más que el alcohol.
Espere a salir a los jardines para dar una vuelta sobre mi propio eje, al fin libertad, luego de aquella reunión secreta me había vuelto una chica muy ansiosa, estaba esperando el momento para llevar a cabo mi misión y entonces podría descansar de nuevo, o al menos estaría en sus filas de seguro, empecé a caminar hasta uno de los banquitos de los jardines y saqué mi mechero para encender aquel endemoniado veneno tan apetitoso, cuando vi a un chico con un cigarrillo en su boca, que parecía buscar incansablemente algo en sus bolsas, sonreí era un gryffindor, aun así me acerqué dándole una vuelta para aparecerme tras él.
Pase mi mano por delante de su rostro con el mechero encendido. -¿Necesitas fuego bebé?- Dije con un claro tono seductor, con doble intención. Eso de necesitas fuego podía ser interpretado de mil formas, y eso era lo que me gustaba. No me tome la molestia de presentarme, cualquier chico que hubiese estado al menos dos años en Hogwarts me conocía no solamente por ser una de las Sly's más reconocidas sino también por ser golpeadora de mi equipo. Le sonreí de lado acercando el fuego a su cigarrillo para que se encendiera. Luego dí la vuelta sentándome a su lado sin pedir permiso, mientras soltaba una bocanada de ese hermoso humo. -Debes decirme donde conseguir estos- Dije señalando los cigarrillos con descuido. -Solo me quedan tres, y no creo poder vivir sin ellos, soy una mujer de vicios- Creo que debía hablar con Cassie deberíamos ampliar las ventas ilegales con cigarrillos que ta lvez se venderían tanto o más que el alcohol.
Adhara RubinsenSLYTHERIN - Mensajes : 608
Puntos de Canje : 72975
Fecha de inscripción : 22/03/2011
Localización : Donde menos lo esperas
Re: Sin fuego en este banco [Adhara Rubinsen]
Una mano por el lado derecho de mi cara encendió mi cigarrillo, “Necesitas fuego bebe” vaya frase se había marcado esta chica, ni idea de quién era como todo el mundo que me había cruzado, pero allí estaba sentada a mi lado con la tranquilidad de quien se conoce de toda la vida. Me quedé mirándola un rato antes de contestarle, unas gafas blancas poco adecuadas para este cielo gris, una cara de princesa que echaba hacía atrás. Me eche hacía atrás pero para estar más cómodo, apoyando mis dos manos en el borde del banco, pensando lo peculiar que llegaba a ser la gente en este castillo, parecía que estuviera hablando de alguna droga, y la verdad es que más drogas no.
- Tengo suficiente como para poder sobrevivir un tiempo, pero deberías de no tener estos vicios. – Me quedé mirando como el cigarro se consumía por el fosforo del papel. – Pero ¿qué haces sentándote aquí? Déjame morir en paz… - le dije con voz rota.
Me dio un latigazo de locura, me apetecía la verdad, no me conocía de nada ni yo a ella, normalmente no dejaba que alguien desconocido caminara por detrás de mí a menos de un metro y medio, y tampoco que alguien camine a mi lado, desde que [/color]aprendí a andar por lo menos. Seguramente no me entendería, se quedaría medio loca pensando que tengo la cabeza ida, se marcharía sin más o quizás se quedará demostrando que podría ser más interesante que el resto de personas. A veces la desconfianza se apoderaba de mí cosa mala, era algo innato y entendible si se pensaba como yo, no se podía confiar en la primera persona que se te cruzara por delante, a veces no te podías fiar ni de tu propia madre y mira que llevamos todos una firma de ella en el cuerpo.
- … pero gracias por el fuego, me has salvado el ocaso.
- Tengo suficiente como para poder sobrevivir un tiempo, pero deberías de no tener estos vicios. – Me quedé mirando como el cigarro se consumía por el fosforo del papel. – Pero ¿qué haces sentándote aquí? Déjame morir en paz… - le dije con voz rota.
Me dio un latigazo de locura, me apetecía la verdad, no me conocía de nada ni yo a ella, normalmente no dejaba que alguien desconocido caminara por detrás de mí a menos de un metro y medio, y tampoco que alguien camine a mi lado, desde que [/color]aprendí a andar por lo menos. Seguramente no me entendería, se quedaría medio loca pensando que tengo la cabeza ida, se marcharía sin más o quizás se quedará demostrando que podría ser más interesante que el resto de personas. A veces la desconfianza se apoderaba de mí cosa mala, era algo innato y entendible si se pensaba como yo, no se podía confiar en la primera persona que se te cruzara por delante, a veces no te podías fiar ni de tu propia madre y mira que llevamos todos una firma de ella en el cuerpo.
- … pero gracias por el fuego, me has salvado el ocaso.
Damian SpencerGRYFFINDOR - Mensajes : 48
Puntos de Canje : 72909
Fecha de inscripción : 05/08/2011
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