Algún buen consejo??[Henry]
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Algún buen consejo??[Henry]
El hermoso canto de los pajaritos llegaron a mis oídos haciendo que el sueño disminuyera y finalmente despertara. Observe como los rayos del sol se colaban a la habitación e iluminaban levemente la misma. Entonces recordé lo que había querido olvidar durante toda la semana, hoy cumplía 15 años. Debía de sentirme emocionada y contenta de que era mi cumpleaños; cualquier otra chica estaría feliz al saber que recibiría regalos y que tal vez su familia la sorprendería. Pero yo no recibiría regalos..o al menos no esperaba recibir dado que mi madre estaba enojada y cuando ella se enojaba era difícil que diera a torcer su brazo. Por otro lado tenía a mis nuevos amigos, esos amigos que había hecho de Hogwarts, pero aunque me había encariñado con ellos de cierta forma no les había comunicado lo especial de este día; tal vez porque inconscientemente solo quería escuchar la voz de una sola persona: mi padre. Un suspiro se escapó de mis labios, hacía 15 años que me preguntaba por él. hacía 15 cumpleaños que el deseo era el mismo a la hora de soplar las velitas: poder conocer a mi padre. Estaba más que claro que hoy no sería por lo cual con un dejo de angustia me puse de pie y luego de vestirme salí a caminar por el castillo.
Era sábado y aún eran las 10 de la mañana. Los demás estudiantes deberían de estar durmiendo y eso explicaba el porque de los pasillos tan vacíos. Sonreí de lado al darme cuenta que de alguna u otra forma el castillo estaba como yo me sentía..vació, tranquilo..ausente. Caminaba sin ganas, pensando y queriendo no pensar. Se suponía que debía de estar alegre, pero no me sentía así. Hoy era uno de esos días que lo mejor era quedarme acostada, pero no quería que nadie se preocupara por mi. Fue entonces que sin darme cuenta de cuanto había caminado, me encontré a mi misma algo cansada. A mi derecha había una puerta que dirigía a un salón y el mismo parecía estar tranquilo. Sin pensarlo me adentré a aquella habitación. La misma era grande y bastante espaciosa, tenía varios sillones esparcidos por la sala pero el que más llamó mi atención era uno que estaba ubicado al lado de un gran ventanal.
Unos momentos más tarde estaba sentada en el mismo mientras mi mirada estaba perdida en un pajarito que cuidaba a su pichón. Lucían muy dulces y sin querer volví a preguntarme como se sentiría eso, un padre que te cuidara, te aconsejara y te protegiera más allá de todo..
-Feliz cumpleaños Camille- Susurre para mi misma para luego suspirar algo desganada sin dejar de mirar a aquel pajarito.
Era sábado y aún eran las 10 de la mañana. Los demás estudiantes deberían de estar durmiendo y eso explicaba el porque de los pasillos tan vacíos. Sonreí de lado al darme cuenta que de alguna u otra forma el castillo estaba como yo me sentía..vació, tranquilo..ausente. Caminaba sin ganas, pensando y queriendo no pensar. Se suponía que debía de estar alegre, pero no me sentía así. Hoy era uno de esos días que lo mejor era quedarme acostada, pero no quería que nadie se preocupara por mi. Fue entonces que sin darme cuenta de cuanto había caminado, me encontré a mi misma algo cansada. A mi derecha había una puerta que dirigía a un salón y el mismo parecía estar tranquilo. Sin pensarlo me adentré a aquella habitación. La misma era grande y bastante espaciosa, tenía varios sillones esparcidos por la sala pero el que más llamó mi atención era uno que estaba ubicado al lado de un gran ventanal.
Unos momentos más tarde estaba sentada en el mismo mientras mi mirada estaba perdida en un pajarito que cuidaba a su pichón. Lucían muy dulces y sin querer volví a preguntarme como se sentiría eso, un padre que te cuidara, te aconsejara y te protegiera más allá de todo..
-Feliz cumpleaños Camille- Susurre para mi misma para luego suspirar algo desganada sin dejar de mirar a aquel pajarito.
Invitado- Invitado
Re: Algún buen consejo??[Henry]
El despertador sonó a las ocho en punto, odiaba tener que levantarme tan temprano un día sábado, pero no me quedaba alternativa, el lunes comenzaba mis clases en el colegio y se me había quedado la pauta en el casillero de la sala de profesores, no quería decepcionar a Harry haciéndolo mal con estos chicos así que estaba dispuesto a memorizar cada clase si era necesario para no cometer ningún error, además aún debía leer el expediente de cada alumno que ingresaría al club, sólo había tenido tiempo de leer un par la semana recién pasada, pues con todo el cambio que había tenido que hacer desde el ministerio al castillo no me había quedado mucho tiempo para ponerme al día con lo deberes que me esperaban desde la próxima semana. Suspiré sabiendo que no podía quedarme más tiempo en la cama y tiré las tapas que cubrían mi semi desnudo cuerpo hacia atrás de un solo movimiento, saqué mis pies de las cama para ponerme las pantuflas que como siempre me esperaban a orillas de la cama, listas para ser usadas, y sin contener un bostezo, frotándome los ojos con una mano mientras que la otra se estiraba a más no poder, me dirigí hacia el baño en donde me esperaba mi ducha caliente matutina.
Luego de quince minutos bajo el exquisito chorro de agua salí del cuarto de baño que estaba lleno de vapor secándome mientras caminaba hacia el sillón que había en mi pieza en dónde me estaba esperando la ropa que usaría ese día, esa era una de las ventajas de vivir solo, podía pasearme desnudo cuando quisiera. Me vestí rápidamente y me abroché la corbata al mismo tiempo que bajaba a la primera planta, específicamente a la cocina, para tomar mi tazón de café cargado, era el último paso para despertar. Apenas llegué le puse agua al hervidor encendiéndolo de inmediato, saqué un tazón del mueble en el cual deposité dos cucharadas de café del que estaba encima de la mesa mientras veía la hora en el reloj de pared que estaba frente a mí en esos momentos, fruncí el ceño al darme cuenta que pronto serían las nueve. Escuché como el botón del hervidor subía asegurándome de que el agua ya estaba hervida, llené mi tazón que tenía una foto de toda mi familia, regalo de mi madre en las navidades pasadas, y me lo serví sin prisas mientras que prendía la pequeña radio que estaba en la cocina para poder escuchar un poco de buena música.
Una vez terminé mi café apagué la radio justo cuando Bon Jovi comenzaba a sonar con Blood on Blood, una lástima porque era mi canción favorita, caminé hacia la salida de mi casa deteniéndome en el perchero para tomar mi abrigo y una ligera bufanda, el sol estaba saliendo, pero estaba seguro que el viento que corría no era para nada amistoso, en esta época del año nunca se podía estar seguro cuanto durarían los rayos del sol. Abotoné mi abrigo con cuidado y, cuando el reloj marcaba las nueve y media, volví a suspirar, hasta ahí quedaba mi vida muggle al menos por lo que quedaba de mañana, era hora de sacar al mago que llevaba dentro, cosa que no me agradaba mucho, pero había sido mi elección de vida. Moví ligeramente mi cabeza lo suficiente para hacer sonar mi cuello que quedaba resentido cada vez que despertaba de mala gana y luego de cerciorarme de que mi varita estuviera en el bolsillo derecho de mi abrigo me di media vuelta con mis pies juntos y me concentré en la entrada de hogwarts, fuera de los límites del colegio, pues no podía aparecerme dentro debido a la protección que por siglos llevaba consigo.
Las rejas de Hogwarts aparecieron ante mí y con mi pase de profesor pude ingresar sin mayores problemas en donde un Thestral me esperaba con un carruaje para guiarme hasta el castillo - Hola, bonito - lo saludé acariciándolo suavemente luego de percatarme de que era macho, estas criaturas eran realmente magnificas. Me subí al carruaje y dejé que el gran animal hiciera su trabajo mientras yo me concentraba en el mío.
Llegué al castillo a las diez en punto así que no perdí más tiempo y entré en la primera planta dirigiéndome de inmediato a las escaleras para bajar a la planta baja en donde se encontraba la sala de profesores, mi ceño se frunció ligeramente al notar que la puerta estaba semi abierta ¿que profesor se levantaría tan temprano un sábado por la mañana cuando aún no empezaban las clases? Arqueé mi ceja izquierda y empujé la puerta levemente con el fin de no interrumpir a quien quiera que estuviera haciendo, quizás, lo mismo que tenía pensado hacer yo, sin embargo mi sorpresa fue tremenda al quedarme parado frente a un pequeño cuerpo que miraba por la ventana como si su mente estuviera a miles de kilómetros de la sala, no podía reconocer a la muchacha pues su rostro no había sido apreciado por mis ojos aún, sin embargo ese larga cabellera me parecía familiar - Disculpe, ¿la puedo ayudar en algo? - pregunté sacando a la chica de sus pensamientos.
Luego de quince minutos bajo el exquisito chorro de agua salí del cuarto de baño que estaba lleno de vapor secándome mientras caminaba hacia el sillón que había en mi pieza en dónde me estaba esperando la ropa que usaría ese día, esa era una de las ventajas de vivir solo, podía pasearme desnudo cuando quisiera. Me vestí rápidamente y me abroché la corbata al mismo tiempo que bajaba a la primera planta, específicamente a la cocina, para tomar mi tazón de café cargado, era el último paso para despertar. Apenas llegué le puse agua al hervidor encendiéndolo de inmediato, saqué un tazón del mueble en el cual deposité dos cucharadas de café del que estaba encima de la mesa mientras veía la hora en el reloj de pared que estaba frente a mí en esos momentos, fruncí el ceño al darme cuenta que pronto serían las nueve. Escuché como el botón del hervidor subía asegurándome de que el agua ya estaba hervida, llené mi tazón que tenía una foto de toda mi familia, regalo de mi madre en las navidades pasadas, y me lo serví sin prisas mientras que prendía la pequeña radio que estaba en la cocina para poder escuchar un poco de buena música.
Una vez terminé mi café apagué la radio justo cuando Bon Jovi comenzaba a sonar con Blood on Blood, una lástima porque era mi canción favorita, caminé hacia la salida de mi casa deteniéndome en el perchero para tomar mi abrigo y una ligera bufanda, el sol estaba saliendo, pero estaba seguro que el viento que corría no era para nada amistoso, en esta época del año nunca se podía estar seguro cuanto durarían los rayos del sol. Abotoné mi abrigo con cuidado y, cuando el reloj marcaba las nueve y media, volví a suspirar, hasta ahí quedaba mi vida muggle al menos por lo que quedaba de mañana, era hora de sacar al mago que llevaba dentro, cosa que no me agradaba mucho, pero había sido mi elección de vida. Moví ligeramente mi cabeza lo suficiente para hacer sonar mi cuello que quedaba resentido cada vez que despertaba de mala gana y luego de cerciorarme de que mi varita estuviera en el bolsillo derecho de mi abrigo me di media vuelta con mis pies juntos y me concentré en la entrada de hogwarts, fuera de los límites del colegio, pues no podía aparecerme dentro debido a la protección que por siglos llevaba consigo.
Las rejas de Hogwarts aparecieron ante mí y con mi pase de profesor pude ingresar sin mayores problemas en donde un Thestral me esperaba con un carruaje para guiarme hasta el castillo - Hola, bonito - lo saludé acariciándolo suavemente luego de percatarme de que era macho, estas criaturas eran realmente magnificas. Me subí al carruaje y dejé que el gran animal hiciera su trabajo mientras yo me concentraba en el mío.
Llegué al castillo a las diez en punto así que no perdí más tiempo y entré en la primera planta dirigiéndome de inmediato a las escaleras para bajar a la planta baja en donde se encontraba la sala de profesores, mi ceño se frunció ligeramente al notar que la puerta estaba semi abierta ¿que profesor se levantaría tan temprano un sábado por la mañana cuando aún no empezaban las clases? Arqueé mi ceja izquierda y empujé la puerta levemente con el fin de no interrumpir a quien quiera que estuviera haciendo, quizás, lo mismo que tenía pensado hacer yo, sin embargo mi sorpresa fue tremenda al quedarme parado frente a un pequeño cuerpo que miraba por la ventana como si su mente estuviera a miles de kilómetros de la sala, no podía reconocer a la muchacha pues su rostro no había sido apreciado por mis ojos aún, sin embargo ese larga cabellera me parecía familiar - Disculpe, ¿la puedo ayudar en algo? - pregunté sacando a la chica de sus pensamientos.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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Fecha de inscripción : 24/03/2011
Re: Algún buen consejo??[Henry]
En más de una ocasión me había repetido a mi misma que el hecho de vivir la vida como la vivía, de que cada cosa que me sucedía era por alguna razón. Tal vez debía de aprender de cada situación. Pero por más que lo intentara no entendía que se suponía que tenía que entender al crecer preguntándome porque mi papá no me quería. De niña le había preguntado incontables veces a mi madre aquello, pero nunca obtenía una respuesta. Estaba agotada emocionalmente, cansada de buscar en mi que era lo que tenía de malo. Era demasiado buena?demasiado mala? o es que acaso no era nada de eso y era tan poca cosa que no valía ni la pena quererme un poquito. No lo entendía..quería hacerlo, de verdad aceptaría lo que fuera con tal de que mi propio padre pudiera contestarme aquella pregunta que toda la vida me había acechado..¿Por qué no me quieres papá?..
Observé a los pajaritos cantar y luego noté como otro pajarito llegaba con algo en su pico para darle de comer al pichón. Entonces comencé a imaginarme a mi padre, mi madre decía que yo era igual a el..eso significaba que el era rubio..seria alto?...tendría un mal temperamento por las mañanas?...Suspire una vez más al darme cuenta de lo inútil que era todo aquello. Podría pasar mi vida preguntándome cosas como esas y nunca obtendría una respuesta. Fue allí que sentí un sentimiento pronunciarse dentro de mi: la tristeza. Estaba triste y como no estarlo? me encontraba sola en un gran castillo con una madre algo decepcionada y un padre al cual no conocía pero que sabía que me odiaba..pero que había hecho yo para que me odiara tanto?..una vez más volvía la misma pregunta a mi cabeza.
Agotada de pensar siempre lo mismo, deje descansar mi cabeza en el brazo del sillón. Lo único que siempre había tenido conmigo era mi imaginación. Una vez alguien me había dicho que en los sueños entramos a un mundo completamente nuestro. Entonces desearía poder vivir en mis sueños, encontrarme en un lugar con mi madre y mi padre. Poder conocerlo de verdad, saber que es lo que le gusta y poder compartir con el desde una salida hasta un abrazo de esos sobre protectores que se supone que una hija debe recibir cuando le rompen el corazón por primera vez. Mi mente vagaba en aquel mundo donde nada era perfecto pero todo era hermoso tal y como era tan solo por el simple hecho de ser.
Una voz de un hombre llegó a mis oídos haciendo que aquel mundo imaginario se desvaneciera y yo abriera mis ojos. Me incorporé en aquel sillón y quité rápidamente una pequeñísima lagrima que se asomaba por mi ojo izquierdo.
- Hola...lo siento..yo me voy..- titubee sin mirar al hombre que había entrado en la habitación pero dejando a la vista mi rostro, el cual se mostraba algo triste. Me pare y con la cabeza gacha comencé a andar hacia la puerta, pero cada paso que daba parecía tomarme una vida. Suspire hondo una vez más e intente sonreir pero la sonrisa que se dibujo en mi rostro no era exactamente una feliz.
Observé a los pajaritos cantar y luego noté como otro pajarito llegaba con algo en su pico para darle de comer al pichón. Entonces comencé a imaginarme a mi padre, mi madre decía que yo era igual a el..eso significaba que el era rubio..seria alto?...tendría un mal temperamento por las mañanas?...Suspire una vez más al darme cuenta de lo inútil que era todo aquello. Podría pasar mi vida preguntándome cosas como esas y nunca obtendría una respuesta. Fue allí que sentí un sentimiento pronunciarse dentro de mi: la tristeza. Estaba triste y como no estarlo? me encontraba sola en un gran castillo con una madre algo decepcionada y un padre al cual no conocía pero que sabía que me odiaba..pero que había hecho yo para que me odiara tanto?..una vez más volvía la misma pregunta a mi cabeza.
Agotada de pensar siempre lo mismo, deje descansar mi cabeza en el brazo del sillón. Lo único que siempre había tenido conmigo era mi imaginación. Una vez alguien me había dicho que en los sueños entramos a un mundo completamente nuestro. Entonces desearía poder vivir en mis sueños, encontrarme en un lugar con mi madre y mi padre. Poder conocerlo de verdad, saber que es lo que le gusta y poder compartir con el desde una salida hasta un abrazo de esos sobre protectores que se supone que una hija debe recibir cuando le rompen el corazón por primera vez. Mi mente vagaba en aquel mundo donde nada era perfecto pero todo era hermoso tal y como era tan solo por el simple hecho de ser.
Una voz de un hombre llegó a mis oídos haciendo que aquel mundo imaginario se desvaneciera y yo abriera mis ojos. Me incorporé en aquel sillón y quité rápidamente una pequeñísima lagrima que se asomaba por mi ojo izquierdo.
- Hola...lo siento..yo me voy..- titubee sin mirar al hombre que había entrado en la habitación pero dejando a la vista mi rostro, el cual se mostraba algo triste. Me pare y con la cabeza gacha comencé a andar hacia la puerta, pero cada paso que daba parecía tomarme una vida. Suspire hondo una vez más e intente sonreir pero la sonrisa que se dibujo en mi rostro no era exactamente una feliz.
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Re: Algún buen consejo??[Henry]
Apenas mi voz resonó en el lugar la muchacha se levantó del sillón en el que se encontraba dándome una perfecta visión de su rostro el cual reconocí sin mayores problemas, no conocía a la pequeña, eso era verdad, pero sí la había visto unas cuantas veces en los pasillos la semana recién pasada, no se podía decir que yo me anduviera fijando en todo el mundo, pero la mirada de esa criatura tenía algo especial, algo que no necesariamente era lindo, sino que todo lo contrario, el brillo de sus ojos parecía casi no existir, la había visto reír, la había visto sería, incluso creía haberla visto una vez enojada, pero sus ojos siempre reflejando lo mismo: absolutamente nada, como si estuvieran apagados, sin vida, sin razón de deslumbrar, cosa que no era sí hoy, esta mañana los ojos de la pequeña si brillaban, pero no por una buena razón, de hecho el brillo se debía a que se estaban llenando de lágrimas que obviamente trataba contener para que no se deslizaran por sus mejillas.
Observé atentamente como se secaba una rebelde que se escapó de uno de sus lagrimales y por una extraña razón sentí su pena como mía, fruncí mi ceño sintiendo como mi pecho se oprimía cuando su voz llegó a mis oídos, esa forma acongojada que aunque quisiera ocultarla era tan grande que no podía provocaba que las ganas de abrazarla y sacar su pena se apoderaran de mi con una fuerza casi incontrolable. Despejé mi frente dejando de fruncir mi ceño para brindarle una amigable sonrisa - No tienes que disculparte... ni mucho menos irte - no quise dejar de sonreír a pesar de que mi estado anímico quería hacer todo lo contrario. Mis pies comenzaron a avanzar entrando en la habitación mientras me dirigía a mi casillero sin dejar de hablarle - Eres muy madrugadora, no todos los alumnos se levantan tan temprano un fin de semana ¿es algún día especial? - pregunté como si nada aunque la curiosidad me estaba invadiendo, el hecho de que estuviera llorando cuando legué me daba a pensar que quizás era una fecha en la que sufrió una perdida importante ¿o tal vez había roto con su novio? Los adolescentes tendían a ser muy sensibles en esos casos ¡Demonios yo era sensible en esos casos y ya tenía veintitrés!
Abrí mi casillero mirándola en todo momento de reojo, no quería que se fuera, yo más que nadie sabía lo que era llorar en silencio, sufrir en silencio, lo había hecho por mucho tiempo cuando era un estudiante de ese mismo colegio, desde aquel día en el que ese licántropo me mordió, de hecho aún, después de seis años llevando esa carga, no le contaba a mi familia, pero había tenido dos pilares fundamentales como ayuda, Maximiliano y Sally, mis dos mejores amigos desde que tenía memoria, por lo que los llantos en los pasillos a solas me habían durado unos cuantos meses, meses en los que sentí el infierno en mi vida y no quería que otra persona comenzara a pasar por lo mismo, llorar hacía bien, pero era mucho mejor tener un hombro sobre el cual llorar.
Observé atentamente como se secaba una rebelde que se escapó de uno de sus lagrimales y por una extraña razón sentí su pena como mía, fruncí mi ceño sintiendo como mi pecho se oprimía cuando su voz llegó a mis oídos, esa forma acongojada que aunque quisiera ocultarla era tan grande que no podía provocaba que las ganas de abrazarla y sacar su pena se apoderaran de mi con una fuerza casi incontrolable. Despejé mi frente dejando de fruncir mi ceño para brindarle una amigable sonrisa - No tienes que disculparte... ni mucho menos irte - no quise dejar de sonreír a pesar de que mi estado anímico quería hacer todo lo contrario. Mis pies comenzaron a avanzar entrando en la habitación mientras me dirigía a mi casillero sin dejar de hablarle - Eres muy madrugadora, no todos los alumnos se levantan tan temprano un fin de semana ¿es algún día especial? - pregunté como si nada aunque la curiosidad me estaba invadiendo, el hecho de que estuviera llorando cuando legué me daba a pensar que quizás era una fecha en la que sufrió una perdida importante ¿o tal vez había roto con su novio? Los adolescentes tendían a ser muy sensibles en esos casos ¡Demonios yo era sensible en esos casos y ya tenía veintitrés!
Abrí mi casillero mirándola en todo momento de reojo, no quería que se fuera, yo más que nadie sabía lo que era llorar en silencio, sufrir en silencio, lo había hecho por mucho tiempo cuando era un estudiante de ese mismo colegio, desde aquel día en el que ese licántropo me mordió, de hecho aún, después de seis años llevando esa carga, no le contaba a mi familia, pero había tenido dos pilares fundamentales como ayuda, Maximiliano y Sally, mis dos mejores amigos desde que tenía memoria, por lo que los llantos en los pasillos a solas me habían durado unos cuantos meses, meses en los que sentí el infierno en mi vida y no quería que otra persona comenzara a pasar por lo mismo, llorar hacía bien, pero era mucho mejor tener un hombro sobre el cual llorar.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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Re: Algún buen consejo??[Henry]
Era algo extraño pero por alguna razón desde que había llegado a este colegio, a este castillo en el que ahora me encontraba, me había sentido absoluta y totalmente fuera de lugar en la mayoría de los momentos en los cuales se suponía que debía de disfrutar. Ahora estaba a salvo, el mundo mágico estaba algo revolucionado pero yo estaba a salvo en este castillo, y , sin embargo, no me sentía protegida. Sabía que habían muchas personas que me calificaban como rara o sumamente inocente y un poco tonta, pero no me importaba. Tal vez en otro momento hubiera tomado la molestia de demostrarle a las personas que no era como aparentaba ser pero ahora nada me importaba. Siempre era lo mismo, me levanta y en lo primero que me preguntaba era como estaría mi madre y si mi padre en algún momento recordaría mi existencia.
Estaba dispuesta a abandonar aquella habitación. No quería ser una carga o una molestia. Había vivido mi vida sintiéndome de aquella forma y no quería hacerlo más, solo que no sabía como dejar de sentirme de esa forma. Escuché como el hombre que había entrado volvía a hablarme y sin importarme que tuviera mis ojos rojos y llenos de lagrimas levante mi mirada, observando a aquel hombre. Era un profesor, lo había visto en alguno de los almuerzos o cenas y en ciertos momentos habría podido jurar que me había estado mirando pero con el tiempo me había convencido que habían sido ilusiones mías. Después de todo porque una persona se molestaría en preocuparse en alguien tan insignificante como yo?
- Si tengo que disculparme...no quiero molestarle..mejor le dejo trabajar en paz..- dije con un leve tono de voz, como cuando el cansancio o la tristeza abarca todo de una manera que la voz pareciera luchar por ser oída. Camine un par de pasos acercándome a la puerta para abandonar aquel salón cuando noté como aquel profesor se dirigía a un casillero y me preguntaba aquello. Me quede parada, de espaldas a aquel hombre. Acaso el día en el que habías nacido debía de ser especial?..claro que si..pero en mi caso no lo era;tan solo era un día más en mi vida. Agache la cabeza y sin darme vuelta me encogí de hombros.
- Especial?..no..porque debería de ser especial el día en que por alguna razón te trajeron a la vida?...no no es especial..e-es so-solo..un día más..- murmure sintiendo arder mis ojos al juntarse más lágrimas en los mismos e instintivamente me tape mi rostro con mis manos, quitando mis lagrimas con rabia. No quería darle lástima así que me quedé allí esperando que aquel profesor no se diera cuenta de mi tan patético estado.
Estaba dispuesta a abandonar aquella habitación. No quería ser una carga o una molestia. Había vivido mi vida sintiéndome de aquella forma y no quería hacerlo más, solo que no sabía como dejar de sentirme de esa forma. Escuché como el hombre que había entrado volvía a hablarme y sin importarme que tuviera mis ojos rojos y llenos de lagrimas levante mi mirada, observando a aquel hombre. Era un profesor, lo había visto en alguno de los almuerzos o cenas y en ciertos momentos habría podido jurar que me había estado mirando pero con el tiempo me había convencido que habían sido ilusiones mías. Después de todo porque una persona se molestaría en preocuparse en alguien tan insignificante como yo?
- Si tengo que disculparme...no quiero molestarle..mejor le dejo trabajar en paz..- dije con un leve tono de voz, como cuando el cansancio o la tristeza abarca todo de una manera que la voz pareciera luchar por ser oída. Camine un par de pasos acercándome a la puerta para abandonar aquel salón cuando noté como aquel profesor se dirigía a un casillero y me preguntaba aquello. Me quede parada, de espaldas a aquel hombre. Acaso el día en el que habías nacido debía de ser especial?..claro que si..pero en mi caso no lo era;tan solo era un día más en mi vida. Agache la cabeza y sin darme vuelta me encogí de hombros.
- Especial?..no..porque debería de ser especial el día en que por alguna razón te trajeron a la vida?...no no es especial..e-es so-solo..un día más..- murmure sintiendo arder mis ojos al juntarse más lágrimas en los mismos e instintivamente me tape mi rostro con mis manos, quitando mis lagrimas con rabia. No quería darle lástima así que me quedé allí esperando que aquel profesor no se diera cuenta de mi tan patético estado.
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Re: Algún buen consejo??[Henry]
Sus primeras palabras provocaron que dejara de mirar hacia mi locker y me concentrara sólo en ella para darme cuenta que nuevamente sólo tenía su espalda para admirar, fruncí mi ceño y suspiré suavemente con el fin de que no lo notara, durante todos mis años de escuela nunca me preocupé en preguntar si es que había un psicólogo o alguien con quien se pudiera conversar con el único fin de desahogarte, alguien completamente externo que no se dedicara a cuestionar cada palabra que saliera de tu boca sino que simplemente te escuchara, pero creo que ahora estaba allí con el fin de ayudar a esos chicos era mi deber comenzar a preocuparme y ayudar a los que más pudiera - Es sábado, ¿quién trabaja en sábado? - sonreí burlándome de mi mismo volviendo a poner mi concentración en mi casillero encontrando la carpeta en dónde tenía el historial de cada uno de mis alumnos, la saqué y cerré mi casillero, ahora mis cinco sentidos estarían concentrados en ella, quizás podría pedirle ayuda a que me hablara de cada uno de los chicos a los que le haría clase con tal de distraerla un poco...
Sus pasos alejándose provocaron que me girara pensando en la forma en la que podía retenerla, sin embargo sus palabras me dieron todo lo que necesitaba, mis cejas se alzaron evidentemente sorprendidas ante su confesión, ¿la pequeña estaba de cumpleaños? ¿Cómo alguien podía referirse a su cumpleaños de esa forma y, peor aún, cómo podía estar tan melancólica en un día así? - ¡Oh! - fue lo único que salió de mi boca. Me acerqué a la mesa más cercana deposité la carpeta encima y saqué la varita que estaba en mi abrigo - ¿Te gusta la pizza? - le pregunté sabiendo que lo más probable era que ella siguiera de espaldas a mi tratando de evitar que me diera cuenta de sus estado anímico más que evidente - acompañame a comer un poco - proseguí mientras dejaba la varita encima de la mesa y comenzaba a desabotonarme el abrigo, me lo saqué y lo dejé en el respaldo de la silla - mi favorita es de choclo, champiñones, peperoni, carne y extra queso - mi voz salía tan normal como si nada malo estuviera pasando, no quería abordarla con preguntas, primero tenía que asegurarme de que se quedara conmigo en la sala - ¿o tienes algo mejor que hacer? - le pregunté esta vez mirando fijamente en su dirección al notar que sólo había conseguido que se girara y me mirara mientras que sus pies seguían clavados en el suelo sin moverse ni un centimetro. - vamos, ven aquí... sino me veré en la obligación de madarte al despacho de la directora por estar en la sala de profesores sin autorización - bromeé corriendo una silla indicándole con la cabeza que se sentara.
Sus pasos alejándose provocaron que me girara pensando en la forma en la que podía retenerla, sin embargo sus palabras me dieron todo lo que necesitaba, mis cejas se alzaron evidentemente sorprendidas ante su confesión, ¿la pequeña estaba de cumpleaños? ¿Cómo alguien podía referirse a su cumpleaños de esa forma y, peor aún, cómo podía estar tan melancólica en un día así? - ¡Oh! - fue lo único que salió de mi boca. Me acerqué a la mesa más cercana deposité la carpeta encima y saqué la varita que estaba en mi abrigo - ¿Te gusta la pizza? - le pregunté sabiendo que lo más probable era que ella siguiera de espaldas a mi tratando de evitar que me diera cuenta de sus estado anímico más que evidente - acompañame a comer un poco - proseguí mientras dejaba la varita encima de la mesa y comenzaba a desabotonarme el abrigo, me lo saqué y lo dejé en el respaldo de la silla - mi favorita es de choclo, champiñones, peperoni, carne y extra queso - mi voz salía tan normal como si nada malo estuviera pasando, no quería abordarla con preguntas, primero tenía que asegurarme de que se quedara conmigo en la sala - ¿o tienes algo mejor que hacer? - le pregunté esta vez mirando fijamente en su dirección al notar que sólo había conseguido que se girara y me mirara mientras que sus pies seguían clavados en el suelo sin moverse ni un centimetro. - vamos, ven aquí... sino me veré en la obligación de madarte al despacho de la directora por estar en la sala de profesores sin autorización - bromeé corriendo una silla indicándole con la cabeza que se sentara.
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Re: Algún buen consejo??[Henry]
Me sentía una completa tonta, nunca había sido del tipo de persona que lloraba en público pero últimamente no podía manejarlo y generalmente terminaba huyendo y escondiéndome sola en algún lugar en el que pudiera lamentarme sin que nadie me mirara raro o me hiciera preguntas que no tendría ganas de contestar. De todas formas no había podido huir y ahora me encontraba en aquel salón con un profesor el cual de seguro me estaría teniendo lástima. No lo culpaba dado que si yo fuera él tambien me tendría lástima. Mientras intentaba controlarme escuché como él decia aquello de los sabados e inconscientemente me encogí de hombros.
- No..no lo se..- susurre dado que el tenía razón a nadie le gustaba trabajar los sabado y generalmente nadie lo hacía, pero eso no significaba nada...los padres generalmente amaban a sus hijas y sin embargo, el mio a mi no me quería.
Escuché el sonido de un locker cerrándose y fue entonces que la reacción hacia lo que había dicho sobre mi cumpleaños llego a mis oidos. Me voltee ya segura de que mis lagrimas no se encontraban mas en mis ojos pero sabía que los mismo estarían rojos e hinchados.
- Pizza?-pregunte dado que nunca hubiera esperado aquel tipo de reacción- pues..no quiero molestarlo..peor si usted quiere supongo que podría..-dije poniendo mi boca de costado y frotándome un ojo como cuando solía hacer desde niña-..a mi me gusta la de cuatro quesos..-comente para luego oír eso de que si tenía algo mejor que hacer y negué lentamente con mi cabeza. Me quedé un instante allí parada hasta que el invito a que me sentara y, despacio, me acerque hasta allí. Fue entonces, una vez que ocupé mi lugar que un suspiro se escapo de mis labios.
- No sabía que esta era la sala de profesores.. - comente levantando mi mirada y mirando a aquel extraño que había resultados ser un profesor.
- No..no lo se..- susurre dado que el tenía razón a nadie le gustaba trabajar los sabado y generalmente nadie lo hacía, pero eso no significaba nada...los padres generalmente amaban a sus hijas y sin embargo, el mio a mi no me quería.
Escuché el sonido de un locker cerrándose y fue entonces que la reacción hacia lo que había dicho sobre mi cumpleaños llego a mis oidos. Me voltee ya segura de que mis lagrimas no se encontraban mas en mis ojos pero sabía que los mismo estarían rojos e hinchados.
- Pizza?-pregunte dado que nunca hubiera esperado aquel tipo de reacción- pues..no quiero molestarlo..peor si usted quiere supongo que podría..-dije poniendo mi boca de costado y frotándome un ojo como cuando solía hacer desde niña-..a mi me gusta la de cuatro quesos..-comente para luego oír eso de que si tenía algo mejor que hacer y negué lentamente con mi cabeza. Me quedé un instante allí parada hasta que el invito a que me sentara y, despacio, me acerque hasta allí. Fue entonces, una vez que ocupé mi lugar que un suspiro se escapo de mis labios.
- No sabía que esta era la sala de profesores.. - comente levantando mi mirada y mirando a aquel extraño que había resultados ser un profesor.
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Re: Algún buen consejo??[Henry]
Su comentario me hizo sonreír con ternura, se notaba que la muchacha era como las que ya no quedan, de hecho me hacía acordarme de mi pequeña Ever por lo tierna que era - no te preocupes yo me enteré hace poco también - mis ojos se clavaron en los de ella tratando de transmitirle tranquilidad para luego rodear la mesa y sentarme frente mientras sacaba mi varita - Veamos una de cuatro quesos para ti - comencé a hablar mientras hacía aparecer las cosas en la mesa apartando un poco la carpeta en donde estaban los expedientes de mis alumnos del día lunes - y una de mis favoritas para mí, ¿te gusta la coca - cola? Es mi bebida favorita - confesé mientras que hacía aparecer dos vasos y tres bebidas: una coca - cola, fanta y sprite, en caso de que no le gustara la bebida negra - Antes de que comiences a comer déjame hacer un pequeño detalle - susurré mientras varias velitas flotante se posaban sobre su pizza desprendiendo un poco de luz debido a su llama, debía haberlo dado una torta, pero suponía que esto era más original - Ahora sí. Cumpleaños Feliz, te deseamos a ti... - mi boca comenzó a cantar aún sabiendo de que no era muy afinado, pero por alguna razón que desconocía quería ver una sonrisa en su rostro.
Una vez terminé de cantar aplaudí lentamente y la miré de forma cariñosa - Ahora pide tres deseos - le guiñé un ojo mientras que llenaba mi copa con el negro líquido y me servía un sorbo, quería servir la de ella, pero aún no sabía cuál le gustaba. La muchacha después de un momento apagó las velas y en cuanto lo hizo volví a aplaudir, pero cuando fui a hablarle de nuevo caí en la cuenta de que aún no sabía su nombre - Soy un un torpe total, me llamo Henry - le tendí la mano por sobre la mesa para poder estrechar la de ella esperando que su nombre fuera sus próximas palabras.
Una vez terminé de cantar aplaudí lentamente y la miré de forma cariñosa - Ahora pide tres deseos - le guiñé un ojo mientras que llenaba mi copa con el negro líquido y me servía un sorbo, quería servir la de ella, pero aún no sabía cuál le gustaba. La muchacha después de un momento apagó las velas y en cuanto lo hizo volví a aplaudir, pero cuando fui a hablarle de nuevo caí en la cuenta de que aún no sabía su nombre - Soy un un torpe total, me llamo Henry - le tendí la mano por sobre la mesa para poder estrechar la de ella esperando que su nombre fuera sus próximas palabras.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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