Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
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Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Cualquiera que la viese ese día se preguntaría varias veces si era posible que ella justo ella estuviese en esa sala de té esperando a algún enamorado, y era posiblemente por las horas que se había demorado en arreglarse, en verse bien para él. Al verse al espejo debe aceptar que se sintió orgullosa, por el simple hecho de haber dejado de ser una niña que si bien era valiente en su interior en ocasiones temblaba de miedo. ¿Por qué? Fácil, nunca había logrado agradar a su padre, y sabía que en el momento que se impusiera se quedaría en la calle, y había sido tan irresponsable... ¿Cómo si sabía eso desde los 11 años, jamás había ahorrado ni un galeón?, tal vez por que gastaba todo su dinero en dulces, y en bromas de Zonko y la tienda de sortilegios Weasley, por suerte siempre hubo detrás de ella un hombre, ese hombre que era el único de hacerla centrar cabeza un segundo.
Recordó con los ojos húmedos, cuando le confesó que quería ser abogada, el resplandor en su cara, le demostraba que la apoyaría, aún ni siquiera entendía por qué aquel buen hombre jamás había estado con una chica que lo hiciera feliz, aunque en el fondo también lo agradecía por que habría muerto de los celos, pensaría que ya su amigo no tendría tiempo para ella, porque sí ese hombre que la hacía derretirse con sus dulces palabras era eso, su mejor amigo del mundo.
-Señorita, ¿Desea algo para tomar?-
-¿Ah?- En la cara de la mesera se vio que había pensado que era tonta, una sonrisa se dibujo en su rostro por aquello, si aquella señora supiera en que estaba pensando probablemente se sentarían a compartir una taza de té mientras la pelirroja le contaba cada una de las cosas que la habían llevado a adorar a Henry. -Emm disculpe estaba distraída.. Me regala por favor un té de rosas- Mientras la madame se alejaba su mente volvió a esta mañana, cuando estaba en mi escritorio, en la secretaria del ministerio, y sus manos temblaban escribiendo aquella nota, estaba nerviosa, muerta de nervios, por solicitarle una cita a su mejor amigo. ¡Vaya tonta estaba hecha!, de todos modos tomó su pluma, no usaría jamás una pluma a vuelapluma para escribirle a su amigo, así que lo escribió ella misma.
"Hola precioso, espero que reconozcas mi letra y no deba presentarme porque si no conocerás mi furia, te adoroooooo y necesito verte, tenemos tantas cosas que contarnos, no sabes lo que te extraño, deberíamos vernos como en el colegio...TODOS LOS DÍAS, te amo, ok para que era que te escribía, !AH SI!, quiero verte, ¿Puede ser hoy?, nos vemos en Madame Tudipié, no acepto un no como respuesta, prometo que no serán más de 12 horas"
Qué carta tan informal había escrito, pero ella era así, la madame se aclaró la garganta y ella la miró con sus ojos claros con una sonrisa en el rostro. -Gracias- Susurró tomando la taza y llevándosela a los labios frente a la madame, solo para no seguir pareciendo una loca. -Umm...Huele delicioso, gracias- Miró hacia la puerta esperando pronto ver aquella sonrisa hermosa aparecerse, cuanto lo estaba extrañando. Cerró los ojos mientras bebía aquella delicia, pensando en cómo empezaría a contar sus locuras de manera lo suficientemente ordenada para que Henry no le dijera que estaba hablando demasiado rápido
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Recordó con los ojos húmedos, cuando le confesó que quería ser abogada, el resplandor en su cara, le demostraba que la apoyaría, aún ni siquiera entendía por qué aquel buen hombre jamás había estado con una chica que lo hiciera feliz, aunque en el fondo también lo agradecía por que habría muerto de los celos, pensaría que ya su amigo no tendría tiempo para ella, porque sí ese hombre que la hacía derretirse con sus dulces palabras era eso, su mejor amigo del mundo.
-Señorita, ¿Desea algo para tomar?-
-¿Ah?- En la cara de la mesera se vio que había pensado que era tonta, una sonrisa se dibujo en su rostro por aquello, si aquella señora supiera en que estaba pensando probablemente se sentarían a compartir una taza de té mientras la pelirroja le contaba cada una de las cosas que la habían llevado a adorar a Henry. -Emm disculpe estaba distraída.. Me regala por favor un té de rosas- Mientras la madame se alejaba su mente volvió a esta mañana, cuando estaba en mi escritorio, en la secretaria del ministerio, y sus manos temblaban escribiendo aquella nota, estaba nerviosa, muerta de nervios, por solicitarle una cita a su mejor amigo. ¡Vaya tonta estaba hecha!, de todos modos tomó su pluma, no usaría jamás una pluma a vuelapluma para escribirle a su amigo, así que lo escribió ella misma.
"Hola precioso, espero que reconozcas mi letra y no deba presentarme porque si no conocerás mi furia, te adoroooooo y necesito verte, tenemos tantas cosas que contarnos, no sabes lo que te extraño, deberíamos vernos como en el colegio...TODOS LOS DÍAS, te amo, ok para que era que te escribía, !AH SI!, quiero verte, ¿Puede ser hoy?, nos vemos en Madame Tudipié, no acepto un no como respuesta, prometo que no serán más de 12 horas"
Qué carta tan informal había escrito, pero ella era así, la madame se aclaró la garganta y ella la miró con sus ojos claros con una sonrisa en el rostro. -Gracias- Susurró tomando la taza y llevándosela a los labios frente a la madame, solo para no seguir pareciendo una loca. -Umm...Huele delicioso, gracias- Miró hacia la puerta esperando pronto ver aquella sonrisa hermosa aparecerse, cuanto lo estaba extrañando. Cerró los ojos mientras bebía aquella delicia, pensando en cómo empezaría a contar sus locuras de manera lo suficientemente ordenada para que Henry no le dijera que estaba hablando demasiado rápido
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Lilliam B. Whyte- Mensajes : 90
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Fecha de inscripción : 13/04/2011
Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Tercera semana de septiembre, dos días antes de luna llena, tres y media de la tarde.
Con una sonrisa de despedida dirigida hacia el resto de sus colegas, el profesor salió de la sala de profesores del colegio rumbo a hogsmeade, desde que estaba impartiendo en el colegio que no había ido a recorrer los lugares aledaños y le encantaba saber que ahora tenía un motivo, más que bueno, para poder hacerlo. Hacía varias semanas que no veía a su mejor amiga, desde que se había ido para impartir clases en el colegio, si es que somos más exactos, por lo que era totalmente comprensible que la extrañaba más de lo que podía expresar con palabras, de hecho la sonrisa de estúpido no se le había borrado en toda la mañana ante la nota de Liliam, era tanta su fascinación que hasta se le había olvidad que dentro de dos días sería luna llena logrando que no se percatara de los pequeños dolores que ya estaba comenzando a sentir o de esa ansias de comida que crecían sin detenerse conforme pasaba la hora.
Llegó a los límites del colegio pudiendo traspasar la barrera sin ningún problema al ser profesor, era plenamente consciente de que podía llegar y aparecerse en el lugar de encuentro, pero si había algo que Henry disfrutaba más que hacer las cosas al modo muggle, era la naturaleza, el perderse toda la belleza que el otoño le ofrecía al caminar era algo que para él no podía ser definido de otra manera que: Sacrilegio. Sin dejar de sonreír se acomodó la bufanda para luego meter sus manos al interior de su abrigo largo de color plomo, por lo general el joven usaba camiseta, camisa, chaleco, el abrigo, bufanda y guantes, pero como la luna llena estaba cerca provocaba que su temperatura estuviera más alta de lo normal por lo que debajo del abrigo sólo iba con unos pantalones de tela delgados acompañados de una camisa negra a tono con el pantalón y en su cuello la bufanda que lo acompañaba desde que se había titulado de la academia de Aurores, un regalo por cortesía de Maximiliano ¡Uff, Maximiliano! El pobre hombre apenas podía creer que después de ocho años al fin sabía que sus sentimientos eran correspondidos.
A los poco minutos, cuando ya eran las cuatro menos cuarto las calles de Hogsmeade comenzaron a ser visibles para el profesor, la cita era a las cuatro así que de tiempo estaba bastante bien, la impuntualidad era algo que no le gustaba para nada al auror, así que trataba de ser lo más puntual posible, especialmente cuando la persona con quien se iba a reunir era importante para él. No tardó mucho en divisar el salón de té que le había mencionado Lili en su nota y empujó la puerta para abrir sintiendo como un calambre le venía en el brazo derecho, reprimió un gemido de dolor al sentir lo fuerza de la punzada pues no quería hacer un escándalo delante de tanta gente y mucho menos que Lili se preocupara por él más de la cuenta, al parecer ni la noticia más feliz del universo podía hacer el que hombre olvidara por mucho tiempo al monstruo que llevaba dentro.
Una vez comenzó a sentir que el dolor se mitigaba entró completamente al local para luego comenzar a buscar a su mejor amiga por todos lados, una vez la encontró la sonrisa volvió a su rostro con mayor énfasis que antes - ¡Mariposita! - susurró cuando llegó a ella sin tomar en cuenta a los que estaban en el lugar, su té de rosas u otra cosa y abrazarla como si hubiesen pasado años desde su último encuentro - Dios mío ¡cuánto te he extrañado! - murmuró apretándola fuerte y meciéndola para todos lados en la silla al mismo tiempo que le daba un sonoro, pegajoso y largo beso en su mejilla derecha.
Con una sonrisa de despedida dirigida hacia el resto de sus colegas, el profesor salió de la sala de profesores del colegio rumbo a hogsmeade, desde que estaba impartiendo en el colegio que no había ido a recorrer los lugares aledaños y le encantaba saber que ahora tenía un motivo, más que bueno, para poder hacerlo. Hacía varias semanas que no veía a su mejor amiga, desde que se había ido para impartir clases en el colegio, si es que somos más exactos, por lo que era totalmente comprensible que la extrañaba más de lo que podía expresar con palabras, de hecho la sonrisa de estúpido no se le había borrado en toda la mañana ante la nota de Liliam, era tanta su fascinación que hasta se le había olvidad que dentro de dos días sería luna llena logrando que no se percatara de los pequeños dolores que ya estaba comenzando a sentir o de esa ansias de comida que crecían sin detenerse conforme pasaba la hora.
Llegó a los límites del colegio pudiendo traspasar la barrera sin ningún problema al ser profesor, era plenamente consciente de que podía llegar y aparecerse en el lugar de encuentro, pero si había algo que Henry disfrutaba más que hacer las cosas al modo muggle, era la naturaleza, el perderse toda la belleza que el otoño le ofrecía al caminar era algo que para él no podía ser definido de otra manera que: Sacrilegio. Sin dejar de sonreír se acomodó la bufanda para luego meter sus manos al interior de su abrigo largo de color plomo, por lo general el joven usaba camiseta, camisa, chaleco, el abrigo, bufanda y guantes, pero como la luna llena estaba cerca provocaba que su temperatura estuviera más alta de lo normal por lo que debajo del abrigo sólo iba con unos pantalones de tela delgados acompañados de una camisa negra a tono con el pantalón y en su cuello la bufanda que lo acompañaba desde que se había titulado de la academia de Aurores, un regalo por cortesía de Maximiliano ¡Uff, Maximiliano! El pobre hombre apenas podía creer que después de ocho años al fin sabía que sus sentimientos eran correspondidos.
A los poco minutos, cuando ya eran las cuatro menos cuarto las calles de Hogsmeade comenzaron a ser visibles para el profesor, la cita era a las cuatro así que de tiempo estaba bastante bien, la impuntualidad era algo que no le gustaba para nada al auror, así que trataba de ser lo más puntual posible, especialmente cuando la persona con quien se iba a reunir era importante para él. No tardó mucho en divisar el salón de té que le había mencionado Lili en su nota y empujó la puerta para abrir sintiendo como un calambre le venía en el brazo derecho, reprimió un gemido de dolor al sentir lo fuerza de la punzada pues no quería hacer un escándalo delante de tanta gente y mucho menos que Lili se preocupara por él más de la cuenta, al parecer ni la noticia más feliz del universo podía hacer el que hombre olvidara por mucho tiempo al monstruo que llevaba dentro.
Una vez comenzó a sentir que el dolor se mitigaba entró completamente al local para luego comenzar a buscar a su mejor amiga por todos lados, una vez la encontró la sonrisa volvió a su rostro con mayor énfasis que antes - ¡Mariposita! - susurró cuando llegó a ella sin tomar en cuenta a los que estaban en el lugar, su té de rosas u otra cosa y abrazarla como si hubiesen pasado años desde su último encuentro - Dios mío ¡cuánto te he extrañado! - murmuró apretándola fuerte y meciéndola para todos lados en la silla al mismo tiempo que le daba un sonoro, pegajoso y largo beso en su mejilla derecha.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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Fecha de inscripción : 24/03/2011
Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
La gente que solía hablar del amor de pareja como el amor más grande del mundo, era un blasfemo, el amor que la pelirroja sentía por aquel hombre que esperaba ese era el más grande del mundo,lo sentía en su corazón conforme el tiempo avanzaba y sabía que la puntualidad de su adorado amigo lo haría llegar temprano, se sostuvo las manos para no seguir golpeteando la mesa con desesperación y así fue como acabo sumergida en el mar de buenos recuerdos de esa amistad que habíase fortalecido y crecido al mismo tiempo que ellos.
"Era primero de setiembre de hace ya muchos años, pero no era cualquier primero de setiembre era su primer día de escuela, y sentía como sus dedos se dormían por la presión que ejercía en aquel cuadernito que pegaba a su pecho con desesperación, aquella pelirroja se veía tan nerviosa que nadie podría creer que dentro de ese manojo de nervios rojizo había un corazoncito latiendo con dolor por alejarse de su mamita.
Veía los rostros alegres de todos, y las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas mientras el tren anunciaba su partida, se volteó hacia su padre esperando alguna palabra de aliento, que jamás salió de aquellos delgados labios que se ocultaban bajo un pequeño bigote, su padre todo lo que hizo fue empujarla por la espalda hacia uno de los vagones.
-Te quiero- Susurró la niñita, pero no hubo respuesta, jamás la había para esas demostraciones de "debilidad" que ella creía que era amor puro, aun con los ojitos llenos de tristeza se encamino hacia un vagon sentandose cerca de la ventana, para no marearse, de verdad era débil o eso creía en aquel tiempo, ojala esa niña hubiese sabido la furia roja que sería en unos años.
El silencio del vagón se interrumpió con un leve sonido de una puerta corrediza, sus ojos se clavaron en unos más claros, de un chico de su edad, ella sonrió por que la sonrisa era la llave mágica al corazón. Y el chico le devolvío la sonrisa"
Así era como había conocido a Henry, él le enseño a volar, como la mariposa que el decía que era, por eso lo amaba por darle siempre esas oportunidades, y como si con el pensamiento lo hubiese invocado, esa voz la despertó, mientras el mundo desaparecia y ella se acomodaba en los brazos de su amigo, que apenas tenía algo de aquel chico que había sido, solo quedaba el parecido en aquellos ojos y su corazón. -Henry mi vida, yo también te he echado taaaanto de menos, no sabes, te quiero tanto- Lo abrazo con fuerza, levantandose de su silla, no le importaba parecer una loquita por que lo adoraba y lo extrañaba demasiado.
Nunca habían logrado pasar tanto tiempo separados, claro excepto cuando el debió estudiar y como buena amiga, ella iba a regar sus plantas y ¿si por que no? a llorar sobre su cama, por lo que lo echaba de menos. -Sientate cariño- el té de rosas había pasado a segunda instancia por que el estaba ahí, de hecho lo único que quería era saltar a sus piernas mientras él la mecía suavemente como de costumbre.
No le paso desapercibido que su amigo estaba algo paliducho, pero tal vez era por ese frío castillo, o por las noches estudiando para ser cada vez mejor y ser el mejor profesor del mundo. -¿Estas enfermito, te sientes mal?- Dijo mientras su mano viajaba hasta sus mejillas suavemente, con cara de preocupación, aprovecho para dejar una suave caricia, amaba esa manera de darle besos de Henry, la gente debía aprender a querer más, por que querer rejuvenecia, sino solo había que ver a su amiguito.
"Era primero de setiembre de hace ya muchos años, pero no era cualquier primero de setiembre era su primer día de escuela, y sentía como sus dedos se dormían por la presión que ejercía en aquel cuadernito que pegaba a su pecho con desesperación, aquella pelirroja se veía tan nerviosa que nadie podría creer que dentro de ese manojo de nervios rojizo había un corazoncito latiendo con dolor por alejarse de su mamita.
Veía los rostros alegres de todos, y las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas mientras el tren anunciaba su partida, se volteó hacia su padre esperando alguna palabra de aliento, que jamás salió de aquellos delgados labios que se ocultaban bajo un pequeño bigote, su padre todo lo que hizo fue empujarla por la espalda hacia uno de los vagones.
-Te quiero- Susurró la niñita, pero no hubo respuesta, jamás la había para esas demostraciones de "debilidad" que ella creía que era amor puro, aun con los ojitos llenos de tristeza se encamino hacia un vagon sentandose cerca de la ventana, para no marearse, de verdad era débil o eso creía en aquel tiempo, ojala esa niña hubiese sabido la furia roja que sería en unos años.
El silencio del vagón se interrumpió con un leve sonido de una puerta corrediza, sus ojos se clavaron en unos más claros, de un chico de su edad, ella sonrió por que la sonrisa era la llave mágica al corazón. Y el chico le devolvío la sonrisa"
Así era como había conocido a Henry, él le enseño a volar, como la mariposa que el decía que era, por eso lo amaba por darle siempre esas oportunidades, y como si con el pensamiento lo hubiese invocado, esa voz la despertó, mientras el mundo desaparecia y ella se acomodaba en los brazos de su amigo, que apenas tenía algo de aquel chico que había sido, solo quedaba el parecido en aquellos ojos y su corazón. -Henry mi vida, yo también te he echado taaaanto de menos, no sabes, te quiero tanto- Lo abrazo con fuerza, levantandose de su silla, no le importaba parecer una loquita por que lo adoraba y lo extrañaba demasiado.
Nunca habían logrado pasar tanto tiempo separados, claro excepto cuando el debió estudiar y como buena amiga, ella iba a regar sus plantas y ¿si por que no? a llorar sobre su cama, por lo que lo echaba de menos. -Sientate cariño- el té de rosas había pasado a segunda instancia por que el estaba ahí, de hecho lo único que quería era saltar a sus piernas mientras él la mecía suavemente como de costumbre.
No le paso desapercibido que su amigo estaba algo paliducho, pero tal vez era por ese frío castillo, o por las noches estudiando para ser cada vez mejor y ser el mejor profesor del mundo. -¿Estas enfermito, te sientes mal?- Dijo mientras su mano viajaba hasta sus mejillas suavemente, con cara de preocupación, aprovecho para dejar una suave caricia, amaba esa manera de darle besos de Henry, la gente debía aprender a querer más, por que querer rejuvenecia, sino solo había que ver a su amiguito.
Lilliam B. Whyte- Mensajes : 90
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Fecha de inscripción : 13/04/2011
Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Las palabras de cariño de mi amiga llegaron a mis oídos como una hermosa melodía, a veces encontraba imposible que mis amigos me quisieran tanto, pero me bastaba mirarlos a los ojos para saber que así era, nunca he sabido qué fue lo que hice bien o por qué Dios me ha querido premiar de esta manera, cuando lo único que he hecho - desde los dieciséis años - ha sido traer muerte a nuestro mundo... Negué con la cabeza de forma disimulada para desechar aquellos pensamientos mientras comenzaba a dar los pasos necesarios para poder sentarme en la silla que estaba frente a la de mi mejor amiga, cuando conversaba con una persona me gustaba mirarla directamente a los ojos, sentía que era una falta de respeto hacerlo de otra forma.
Me acomodé en la silla al tiempo que me sacaba la bufanda del cuello para dejarla a un lado de la mesa para luego levantar la mano en busca de la mesera, no me gustaba mucho el té, era demasiado suave para mi organismo, sin embargo me apetecía un café negro y esperaba que ese local pudiera ofrecerme lo que deseaba. Comencé a desabrocharme los botones del abrigo para dejarlo afirmado en el respaldo de la silla -la temperatura dentro del recinto era bastante agradable - quedando así frente a mi amiga con sólo una camisa cubriendo mi torso. Una sonrisa se posó en mi rostro cuando su mano comenzó a acariciar la mía con preocupación - Nada de lo que debas preocuparte, tesoro mío - mis palabras salieron con cariño como siempre lo habían hecho, debía admitir que no con todo el mundo era así de cursi o cariñoso, sólo Liliam tenía ese privilegio desde que eramos pequeños y ahora - hace unos meses - Ever estaba conociendo esa faceta mía - Quizás sólo es un resfriado que está empezando a presentarse - Mis ojos se perdieron en los de ella como si fuera lo más natural del mundo, realmente habían veces en las que me daba miedo la enorme conexión que tenía con la mujer que estaba sentada a mi lado, si algo le llegara a pasar mi vida no tendría el mismo sentido.
La mesera no tardó en llegar lo que provocó que otra sonrisa se posara en mi rostro hacia la joven muchacha que me miraba como si fuera el último hombre del mundo, así como muchas otras chicas que estaban en el local, estaba seguro que más de la mitad me miraría muy diferente si supieran cual era mi orientación sexual - Un café negro, por favor - mis palabras salieron de forma dulce, me gustaba tratar a toda la gente con respeto. Mi mirada siguieron los pasos de la muchacha al alejarse para luego enfocarse nuevamente en mi amada amiga - Debo reconocer que me sorprendió y entusiasmó tu carta, Lili - seguí con la conversación - tenía muchas ganas de verte, pero el tiempo se me hace tan corto en el colegio, es realmente complicado tratar con niños - susurré arqueando mis cejas para darle más énfasis a mis palabras, habían niños que eran menos complicados que otros, pero la verdad era que me apiadaba de los profesores que tenían que tratar con tantos a la vez, especialmente los que le hacían clases a los alumnos de primer y segundo año - Pero cuéntame de ti... quiero saber todo lo que has hecho desde que no nos hemos visto, ¿ya tienes pareja para la fiesta de disfraces? - pregunté como quién no quiere la cosa, sería genial poder ir con ella, me gustaría mucho poder ir con Maxi como mi novio, pero sabía que eso era imposible, él tenía que mantener una reputación en el ministerio y yo, aunque poco me importaba lo que la gente pensara, sabía que me traería consecuencias si en el colegio se enteraban que era homosexual, y no me gustaría ir con una persona completamente desconocida, Lili era mi única opción, era ella o iba solo.
Me acomodé en la silla al tiempo que me sacaba la bufanda del cuello para dejarla a un lado de la mesa para luego levantar la mano en busca de la mesera, no me gustaba mucho el té, era demasiado suave para mi organismo, sin embargo me apetecía un café negro y esperaba que ese local pudiera ofrecerme lo que deseaba. Comencé a desabrocharme los botones del abrigo para dejarlo afirmado en el respaldo de la silla -la temperatura dentro del recinto era bastante agradable - quedando así frente a mi amiga con sólo una camisa cubriendo mi torso. Una sonrisa se posó en mi rostro cuando su mano comenzó a acariciar la mía con preocupación - Nada de lo que debas preocuparte, tesoro mío - mis palabras salieron con cariño como siempre lo habían hecho, debía admitir que no con todo el mundo era así de cursi o cariñoso, sólo Liliam tenía ese privilegio desde que eramos pequeños y ahora - hace unos meses - Ever estaba conociendo esa faceta mía - Quizás sólo es un resfriado que está empezando a presentarse - Mis ojos se perdieron en los de ella como si fuera lo más natural del mundo, realmente habían veces en las que me daba miedo la enorme conexión que tenía con la mujer que estaba sentada a mi lado, si algo le llegara a pasar mi vida no tendría el mismo sentido.
La mesera no tardó en llegar lo que provocó que otra sonrisa se posara en mi rostro hacia la joven muchacha que me miraba como si fuera el último hombre del mundo, así como muchas otras chicas que estaban en el local, estaba seguro que más de la mitad me miraría muy diferente si supieran cual era mi orientación sexual - Un café negro, por favor - mis palabras salieron de forma dulce, me gustaba tratar a toda la gente con respeto. Mi mirada siguieron los pasos de la muchacha al alejarse para luego enfocarse nuevamente en mi amada amiga - Debo reconocer que me sorprendió y entusiasmó tu carta, Lili - seguí con la conversación - tenía muchas ganas de verte, pero el tiempo se me hace tan corto en el colegio, es realmente complicado tratar con niños - susurré arqueando mis cejas para darle más énfasis a mis palabras, habían niños que eran menos complicados que otros, pero la verdad era que me apiadaba de los profesores que tenían que tratar con tantos a la vez, especialmente los que le hacían clases a los alumnos de primer y segundo año - Pero cuéntame de ti... quiero saber todo lo que has hecho desde que no nos hemos visto, ¿ya tienes pareja para la fiesta de disfraces? - pregunté como quién no quiere la cosa, sería genial poder ir con ella, me gustaría mucho poder ir con Maxi como mi novio, pero sabía que eso era imposible, él tenía que mantener una reputación en el ministerio y yo, aunque poco me importaba lo que la gente pensara, sabía que me traería consecuencias si en el colegio se enteraban que era homosexual, y no me gustaría ir con una persona completamente desconocida, Lili era mi única opción, era ella o iba solo.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
Auror - Mensajes : 361
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Fecha de inscripción : 24/03/2011
Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Claro que la había tranquilizado el hecho de que le dijera que no era más que una gripe, sonrió aliviada, sus miradas se encontraron por unos minutos, Lilliam siempre había sido una buscadora de la libertad pero no solo la física sino esa libertad interna, esa que te permite dormir tranquilo y solo había un lugar donde podía encontrarla, en esos ojos que la escudriñaban de manera contundente, no había nada que pudiera esconderle a su amigo aunque lo intentará con todas sus fuerzas.
Sus miradas se separaron de manera tierna, mientras él solicitaba la presencia de la mesera, no le paso inadvertido las miradas de todas las feminas enloquecidas ante su amigo, sintió ganas de patearlo bajo la mesa para que observara al resto de las chicas, pero ella sabía que Henry no era de los hombres que se fijaban en la primera minifalda que se contoneara para él. Los años de experiencia se lo habían demostrado.
No pudo evitar arrugar la nariz ante el pedido de su amigo, nada por más que había tratado nunca logró que aprendiera a beber té, siempre era lo mismo. -No satisface mi necesidad de cafeína-. Ni siquiera en siete años juntos, ni los meses conviviendo bajo el techo de Henry, pero lo aceptaba así, además el té de verdad era algo suave para alguien como él.
Sonrió con la frase de su amigo, le había gustado recibir su carta y eso la hizo encoger los hombros. -Es que sino te escribo yo- Soltó con un tono de falso resentimiento, mientras sonreía. -Ya me imagino, espero que no tengas alumnos demasiado revoltosos, que te pongan el cabello blanquecino- Tuvó una imagen mental de su amigo con el cabello canoso y una risita se escapo de su boca. -¿Bueno que te puedo contar de mi?, pues me va bien en el ministerio, espero que alguien algún día noté mi arduó trabajo y me asciendan, pero como dependo de la Señora Nott, tampoco la tengo fácil- Dijo con toda la sinceridad que la caracterizaba por que esa era ella, demasiado sincera para el gusto de muchos.
Cuando la pregunta del baile llegó a sus oídos, hizo un medio puchero. -No no tengo pareja- Ah, pero de inmediato un bombillito se encendió sobre su cabeza. -¿TU TIENES?- Chilló emocionada mientras pensaba en que tal vez, si Henry no tenía pareja podrían ir juntos, y aquello la hacía sentirse tan emocionada que no podría describirlo, es que ¿Con quién más podría ir?, una noche de disfraces con su mejor amigo sería perfecto para ambos, y así pasarían aún más tiempo juntos.
Deseo con toda su alma que su Henry no estuviera comprometido con ninguna niña o más bien adulta, por que sería feliz entrando de la mano de él, y poder entrar abrazado de su bonito pero no sabía si solo preguntaba para poder encontrarse con ella y su pareja, pero no quería creer eso, por que sabía que su amigo sabía de su dificultad para acercarse a una persona en plan amoroso, él sabía que ella le temía a que le cortarán sus alas de mariposa
Sus miradas se separaron de manera tierna, mientras él solicitaba la presencia de la mesera, no le paso inadvertido las miradas de todas las feminas enloquecidas ante su amigo, sintió ganas de patearlo bajo la mesa para que observara al resto de las chicas, pero ella sabía que Henry no era de los hombres que se fijaban en la primera minifalda que se contoneara para él. Los años de experiencia se lo habían demostrado.
No pudo evitar arrugar la nariz ante el pedido de su amigo, nada por más que había tratado nunca logró que aprendiera a beber té, siempre era lo mismo. -No satisface mi necesidad de cafeína-. Ni siquiera en siete años juntos, ni los meses conviviendo bajo el techo de Henry, pero lo aceptaba así, además el té de verdad era algo suave para alguien como él.
Sonrió con la frase de su amigo, le había gustado recibir su carta y eso la hizo encoger los hombros. -Es que sino te escribo yo- Soltó con un tono de falso resentimiento, mientras sonreía. -Ya me imagino, espero que no tengas alumnos demasiado revoltosos, que te pongan el cabello blanquecino- Tuvó una imagen mental de su amigo con el cabello canoso y una risita se escapo de su boca. -¿Bueno que te puedo contar de mi?, pues me va bien en el ministerio, espero que alguien algún día noté mi arduó trabajo y me asciendan, pero como dependo de la Señora Nott, tampoco la tengo fácil- Dijo con toda la sinceridad que la caracterizaba por que esa era ella, demasiado sincera para el gusto de muchos.
Cuando la pregunta del baile llegó a sus oídos, hizo un medio puchero. -No no tengo pareja- Ah, pero de inmediato un bombillito se encendió sobre su cabeza. -¿TU TIENES?- Chilló emocionada mientras pensaba en que tal vez, si Henry no tenía pareja podrían ir juntos, y aquello la hacía sentirse tan emocionada que no podría describirlo, es que ¿Con quién más podría ir?, una noche de disfraces con su mejor amigo sería perfecto para ambos, y así pasarían aún más tiempo juntos.
Deseo con toda su alma que su Henry no estuviera comprometido con ninguna niña o más bien adulta, por que sería feliz entrando de la mano de él, y poder entrar abrazado de su bonito pero no sabía si solo preguntaba para poder encontrarse con ella y su pareja, pero no quería creer eso, por que sabía que su amigo sabía de su dificultad para acercarse a una persona en plan amoroso, él sabía que ella le temía a que le cortarán sus alas de mariposa
Lilliam B. Whyte- Mensajes : 90
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Fecha de inscripción : 13/04/2011
Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Arrugué el ceño ante el comentario de mi amiga, sabía que lo decía en broma, pero de igual forma me sentí culpable porque era cierto, últimamente tenía tantas cosas en mi cabeza con el colegio, el hecho de que Maximiliano se me declarara provocando que al fin pudiéramos estar juntos, el accidente de Ever, la transformación que se aproximaba... todo había pasado demasiado de golpe dejándome absolutamente copado en todo sentido. Solté un ligero suspiro y la miré realmente apenado disculpándome a través de mis ojos, quería que supiera que realmente no había sido mi intención dejar pasar tanto tiempo antes de que nos pudiéramos encontrar.
Abrí mi boca para disculparme pero en ese momento la camarera llegó con mi café interrumpiendo mis palabras provocando que el asunto ya quedara atrás y la conversación tomara otro rumbo - muchas gracias - sonreí mirando a la señorita en todo momento, para todos los que estaban allí presentes podrían decir con certeza de que estaba coqueteando con la mujer, sin embargo mis acciones eran por mera cortesía, todo lo demás que se pudiera ver era totalmente inconsciente. - Tengo de todo, pero hay un grupo realmente sobresaliente - comenté pensando en Ever y James, cuando les tocó el duelo juntos no eran pareja, así que prácticamente se habían atacado sin importarles el daño que pudieran provocar, eso por no decir el talento que tenían los pequeños Slytherin, aunque esa casa siempre había sido buena para el duelo, así que no era nada nuevo - de todas formas no me quejo, me gusta enseñar, puede que ocupe más horas en preparar una clase que en seguir la pista a un criminal, pero por lo menos ya nadie me despierta a las tres de la madrugada para informarme que tenemos que agregarle otra muerte a nuestro informe, todo tiene sus pros y sus contras - le sonreí encogiéndome de hombros, echaba de menos mi trabajo pues realmente me encantaba todo lo que tenía que ver con investigación, pero no podía negar que por primera vez estaba algo más tranquilo por la transformación que estaba por llegar, en el colegio tenía miles de partes donde poder transformare evitando cualquier tipo de riesgo.
Mi mano se fue a la taza la cual llevé delicadamente a mis labios para poder beber un poco del caliente y cargado líquido, justo como me gustaba - ¡Perfecto! - exclamé ante su respuesta por lo del baile y, luego de dejar la taza en su respectivo plato, me levanté de mi asiento para poder hincarme delante de ella y tomar su mano, no me importaba las miradas curiosas de los demás clientes o si me echaban del local por escandaloso, esa era mi personalidad y no la iba a cambiar porque el mundo no estuviera preparado para ella - señorita Liliam Berenice Whyte, más conocida como MI mariposita, ¿le concedería el privilegio y honor a este humilde mestizo de permitirle ser su pareja en dicha celebración? - mis ojos se clavaron en los de ella mientras que mi rostro se dejaba guiar por la caracterización poniendo un semblante dudativo e impaciente, definitivamente la época antigua era mi favorita y lo seguiría siendo, podía ver películas de amor, como orgullo y prejuicio, mil y una vez y seguir viéndolas sin lograr aburrirme.
Abrí mi boca para disculparme pero en ese momento la camarera llegó con mi café interrumpiendo mis palabras provocando que el asunto ya quedara atrás y la conversación tomara otro rumbo - muchas gracias - sonreí mirando a la señorita en todo momento, para todos los que estaban allí presentes podrían decir con certeza de que estaba coqueteando con la mujer, sin embargo mis acciones eran por mera cortesía, todo lo demás que se pudiera ver era totalmente inconsciente. - Tengo de todo, pero hay un grupo realmente sobresaliente - comenté pensando en Ever y James, cuando les tocó el duelo juntos no eran pareja, así que prácticamente se habían atacado sin importarles el daño que pudieran provocar, eso por no decir el talento que tenían los pequeños Slytherin, aunque esa casa siempre había sido buena para el duelo, así que no era nada nuevo - de todas formas no me quejo, me gusta enseñar, puede que ocupe más horas en preparar una clase que en seguir la pista a un criminal, pero por lo menos ya nadie me despierta a las tres de la madrugada para informarme que tenemos que agregarle otra muerte a nuestro informe, todo tiene sus pros y sus contras - le sonreí encogiéndome de hombros, echaba de menos mi trabajo pues realmente me encantaba todo lo que tenía que ver con investigación, pero no podía negar que por primera vez estaba algo más tranquilo por la transformación que estaba por llegar, en el colegio tenía miles de partes donde poder transformare evitando cualquier tipo de riesgo.
Mi mano se fue a la taza la cual llevé delicadamente a mis labios para poder beber un poco del caliente y cargado líquido, justo como me gustaba - ¡Perfecto! - exclamé ante su respuesta por lo del baile y, luego de dejar la taza en su respectivo plato, me levanté de mi asiento para poder hincarme delante de ella y tomar su mano, no me importaba las miradas curiosas de los demás clientes o si me echaban del local por escandaloso, esa era mi personalidad y no la iba a cambiar porque el mundo no estuviera preparado para ella - señorita Liliam Berenice Whyte, más conocida como MI mariposita, ¿le concedería el privilegio y honor a este humilde mestizo de permitirle ser su pareja en dicha celebración? - mis ojos se clavaron en los de ella mientras que mi rostro se dejaba guiar por la caracterización poniendo un semblante dudativo e impaciente, definitivamente la época antigua era mi favorita y lo seguiría siendo, podía ver películas de amor, como orgullo y prejuicio, mil y una vez y seguir viéndolas sin lograr aburrirme.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Sonrió ante la elegancia de su amigo, aunque podía observar aquella caballerosidad que hacía que las chicas a su alrededor revolotearan a su alrededor, miró disinuladamente a la camarera por que quería que esta desapareciera y dejara un poquito de privacidad para ambos amigos, luego de que esta se retirara, lo escuchó hablar de su trabajo, y sonrió de verdad Henry había nacido para ser profesor, en muchas ocasiones le había ayudado hasta a ella misma con los duelos, y gracias a él era que la pelirroja podía coronarse como una de las mejores en duelo de su época, claro esta justo detrás de Henry.
El tema del baile, parecía emocionarlo en demasía, y al soltar un perfecto la pelirroja se sintió confusa, ¿Como podía ser perfecto que no tuviera pareja, y estuviera más sola que un cangrejo?. Sin embargo al verlo inclinarse frente a ella, la pequeña secretaria no pudo evitar que los colores se le subieran a el rostro, haciendo una perfecta armonía con su cabellera y sus mejillas, lo miró a los ojos cual una Julieta enamorada. Levantó solo la mirada para percatarse de las miradas de tristeza de las demás chicas, jurarían todas que estaba pidiendo a la chica en matrimonio.
Al escuchar su pregunta la mariposita no dudó en tirarse a los brazos de su amigo. -Siiiii, por supuesto que acepto mi amor- A pesar de su alegría y de encontrarse en los brazos de su mejor amigo, que por poco había perdido el equilibrio cuando se le abalanzo encima, todos los suspiros de las chicas de la cafetería, se habían decepcionado del sí de la ahora envidiada pelirroja, ambos se levantaron, ella dandole espacio a su amigo, que sí bien estaba acostumbrado a cargarla, le preocupaba que hiciera demasiada fuerza estando enfermo.
Lo abrazo una vez más estando de pie, antes de volver a su posición inicial, mientras lo miraba detalladamente, ¿como era posible que hubiesen pensado lo mismo?, por que claro estaba que no habría mejor pareja para Lil que el mismisimo Henry, el único chico con el que se sentía completamente a salvo y segura, además tendrían que codearse con demasiada gente "importante" y eso asustaba a la secretaria, puesto que a pesar de que su familia creció falsamente en una condición économica bastante ostentosa, jamás habíase sentido parte de la alcurnia. Y el refinado amigo que tenía podía ayudarla a no cometer ningún error.
-Bien, ahora que somos oficialmente pareja- La sonrisa de la chica no podía ser más grande por que entonces le lastimaría el rostro, estaba más que feliz de ir con él. -Debemos elegir una misma temática no te parece-. Preguntó a sabiendas de que su amigo, también, siempre había tenido mejores gustos que ella en cuanto a la ropa, si bien por ella iría a lo pocahontas pelirroja con tal de no complicarse, ahora prefería dejar en elección de ambos la elección de su disfraz.
El tema del baile, parecía emocionarlo en demasía, y al soltar un perfecto la pelirroja se sintió confusa, ¿Como podía ser perfecto que no tuviera pareja, y estuviera más sola que un cangrejo?. Sin embargo al verlo inclinarse frente a ella, la pequeña secretaria no pudo evitar que los colores se le subieran a el rostro, haciendo una perfecta armonía con su cabellera y sus mejillas, lo miró a los ojos cual una Julieta enamorada. Levantó solo la mirada para percatarse de las miradas de tristeza de las demás chicas, jurarían todas que estaba pidiendo a la chica en matrimonio.
Al escuchar su pregunta la mariposita no dudó en tirarse a los brazos de su amigo. -Siiiii, por supuesto que acepto mi amor- A pesar de su alegría y de encontrarse en los brazos de su mejor amigo, que por poco había perdido el equilibrio cuando se le abalanzo encima, todos los suspiros de las chicas de la cafetería, se habían decepcionado del sí de la ahora envidiada pelirroja, ambos se levantaron, ella dandole espacio a su amigo, que sí bien estaba acostumbrado a cargarla, le preocupaba que hiciera demasiada fuerza estando enfermo.
Lo abrazo una vez más estando de pie, antes de volver a su posición inicial, mientras lo miraba detalladamente, ¿como era posible que hubiesen pensado lo mismo?, por que claro estaba que no habría mejor pareja para Lil que el mismisimo Henry, el único chico con el que se sentía completamente a salvo y segura, además tendrían que codearse con demasiada gente "importante" y eso asustaba a la secretaria, puesto que a pesar de que su familia creció falsamente en una condición économica bastante ostentosa, jamás habíase sentido parte de la alcurnia. Y el refinado amigo que tenía podía ayudarla a no cometer ningún error.
-Bien, ahora que somos oficialmente pareja- La sonrisa de la chica no podía ser más grande por que entonces le lastimaría el rostro, estaba más que feliz de ir con él. -Debemos elegir una misma temática no te parece-. Preguntó a sabiendas de que su amigo, también, siempre había tenido mejores gustos que ella en cuanto a la ropa, si bien por ella iría a lo pocahontas pelirroja con tal de no complicarse, ahora prefería dejar en elección de ambos la elección de su disfraz.
Lilliam B. Whyte- Mensajes : 90
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Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
No alcancé a pararme antes de que mi mariposita se lanzara a mis brazos con un sonoro "Siii", las personas que nos rodeaban suspiraron y no pasó mucho tiempo antes de que empezaran a aplaudir (?) Como no escuchaban nuestra conversación y sólo veían nuestros actos estaba seguro que habían pensado que le había propuesto matrimonio, por un leve instante me sentí tentado a besarla para que así las personas tuvieran más de qué hablar, pero me contuve al recordar que ella aún no sabía mi condición sexual por lo que, a parte de enredar nuestra amistad, no se lo tomaría con la misma connotación que yo provocando que la situación no terminara nada de bien.
Lancé una carcajada sin poderlo evitar mientras que me levantaba agarrándola por la cintura abrazándola fuerte, su peso era tanto como un grano de arroz para mi fuerza, lo bueno de ser hombre lobo es que tu fuerza y rapidez superan la de un humano con creces, así que técnicamente no existía persona que no pudiera tomar en brazos sin esfuerzo alguno.
Guiado por un pensamiento loco tomé su cintura con ambas manos y di dos vueltas con ella en el aire, era infantil, pero no podía dejar de ver el lado tierno de la situación, definitivamente si fuera un hombre heterosexual no habría mujer mejor para mí que Lili, era todo lo que un hombre pudiera desear y mucho más, su inteligencia me dejaba abrumado, su ternura me hacía que me enterneciera por dentro y su belleza... wow... su belleza era única - Ay Dios... me haces tan feliz - susurré aun junto a ella para luego depositarla en el suelo con el fin de que se volviera a sentar y así poder continuar con la conversación mientras que las miradas dejaban de mirarnos de forma directa y sólo se conformaban con apreciarnos de reojo.
Me senté aún con la sonrisa en mi rostro mientras escuchaba sus palabras ¡Tenía toda la razón del universo! Bueno siempre la tenía - Por supuesto - comenté demasiado entusiasmado para ser hombre, pero como siempre era así dudaba que se diera cuenta de mi verdadera condición sexual - Vamos a ver ¿te parece algo antiguo? Sabes que me encanta esa época de reyes, ¿quieres ser mi Anna Bolena? - comenté entre risas para luego servirme otro sobro de café que ya se estaba comenzando a enfriar, no sabía si es que podía personificar a Rey Enrique VIII de forma perfecta, pero lo podía intentar ¿no? ¡Demonios ya no había caso, estaba demasiado entusiasmado por ir a esa fiesta aunque supiera que Maximiliano no estaría ahí para disfrutarla conmigo!
Lancé una carcajada sin poderlo evitar mientras que me levantaba agarrándola por la cintura abrazándola fuerte, su peso era tanto como un grano de arroz para mi fuerza, lo bueno de ser hombre lobo es que tu fuerza y rapidez superan la de un humano con creces, así que técnicamente no existía persona que no pudiera tomar en brazos sin esfuerzo alguno.
Guiado por un pensamiento loco tomé su cintura con ambas manos y di dos vueltas con ella en el aire, era infantil, pero no podía dejar de ver el lado tierno de la situación, definitivamente si fuera un hombre heterosexual no habría mujer mejor para mí que Lili, era todo lo que un hombre pudiera desear y mucho más, su inteligencia me dejaba abrumado, su ternura me hacía que me enterneciera por dentro y su belleza... wow... su belleza era única - Ay Dios... me haces tan feliz - susurré aun junto a ella para luego depositarla en el suelo con el fin de que se volviera a sentar y así poder continuar con la conversación mientras que las miradas dejaban de mirarnos de forma directa y sólo se conformaban con apreciarnos de reojo.
Me senté aún con la sonrisa en mi rostro mientras escuchaba sus palabras ¡Tenía toda la razón del universo! Bueno siempre la tenía - Por supuesto - comenté demasiado entusiasmado para ser hombre, pero como siempre era así dudaba que se diera cuenta de mi verdadera condición sexual - Vamos a ver ¿te parece algo antiguo? Sabes que me encanta esa época de reyes, ¿quieres ser mi Anna Bolena? - comenté entre risas para luego servirme otro sobro de café que ya se estaba comenzando a enfriar, no sabía si es que podía personificar a Rey Enrique VIII de forma perfecta, pero lo podía intentar ¿no? ¡Demonios ya no había caso, estaba demasiado entusiasmado por ir a esa fiesta aunque supiera que Maximiliano no estaría ahí para disfrutarla conmigo!
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
A la ojiazul le encantaban las demostraciones de amor de su amigo, y aunque todos se murieran de celos, ellos tenían una relación que simplemente si no la vivias no podías entender, por eso a la chica le causaba mucho dolor que hubiesen personas que jamás conocerían el verdadero poder de la amistad, y lo que esta significaba. El hecho de poder estar al lado de una persona que te comprende a un nivel que tu no puedes comprender, me conocía de una manera que no podía ser explicada. La pequeña sacudió su cabeza logrando que su fleco se moviera de un lado a otro, siempre había sido demasiado rebelde su cabello y tenía que luchar por domarlo.
Se llevó la mano al rostro sonrojada con los aplausos y todas los cuchicheos de las personas de la cafetería, tomó las manos de su amigo, mientras trataban de concordar como vestirse para esa fiesta, de élite. -Oh claro que quiero ser tu Ana Bolenna, aunque debes recordar que no suelo vestir demasiado elegante- Aclaró y el lo sabía a pesar de tener que esforzarse en vestir casual en su trabajo la chica siempre había preferido usar unos jeans raídos o un vestido tan ligero que se sentía desnuda, sonrió con su amigo, mientras se llevaba la taza de té a la boca, pero de inmediato arrugó el ceño enfurruñada, mientras se llevaba las manos a el pecho cruzandolas. -Se enfrió- Reclamo cual niña, mientras llamaba a la mesera con la mano y esta trajo una tetera llena de su té de rosas dejandola enfrente de la chica pelirroja. -Felicidades-
Alcanzó a decir la mesera antes de voltearse molesta, la mariposita miró a su amigo con una sonrisa alegre mirando a la mesera, aceptando que si ella viera a su Henry con otra chica estaría igual de resentida que la mujer. -Bien ahora, que ya ambos sabemos de que iremos, quiero que me cuentes algo cariño- Se mordió el labio, odiaba presionar a su amigo, pero quería preguntarle sino había ninguna otra chica con la que quisiera ir al baile, aunque claro estaba que la pelirroja se sentía confundida, porque prefería en cierto modo que fuera con ella.
-No hay nadie aparte de la mesera que pueda ponerse celosa de vernos juntos- Bromeó para quitar un poco la carga de la pregunta que había realizado, jamás había conocido una novia de su amigo, y no entendía como un hombre tan perfecto no se había enamorado.
Se llevó la mano al rostro sonrojada con los aplausos y todas los cuchicheos de las personas de la cafetería, tomó las manos de su amigo, mientras trataban de concordar como vestirse para esa fiesta, de élite. -Oh claro que quiero ser tu Ana Bolenna, aunque debes recordar que no suelo vestir demasiado elegante- Aclaró y el lo sabía a pesar de tener que esforzarse en vestir casual en su trabajo la chica siempre había preferido usar unos jeans raídos o un vestido tan ligero que se sentía desnuda, sonrió con su amigo, mientras se llevaba la taza de té a la boca, pero de inmediato arrugó el ceño enfurruñada, mientras se llevaba las manos a el pecho cruzandolas. -Se enfrió- Reclamo cual niña, mientras llamaba a la mesera con la mano y esta trajo una tetera llena de su té de rosas dejandola enfrente de la chica pelirroja. -Felicidades-
Alcanzó a decir la mesera antes de voltearse molesta, la mariposita miró a su amigo con una sonrisa alegre mirando a la mesera, aceptando que si ella viera a su Henry con otra chica estaría igual de resentida que la mujer. -Bien ahora, que ya ambos sabemos de que iremos, quiero que me cuentes algo cariño- Se mordió el labio, odiaba presionar a su amigo, pero quería preguntarle sino había ninguna otra chica con la que quisiera ir al baile, aunque claro estaba que la pelirroja se sentía confundida, porque prefería en cierto modo que fuera con ella.
-No hay nadie aparte de la mesera que pueda ponerse celosa de vernos juntos- Bromeó para quitar un poco la carga de la pregunta que había realizado, jamás había conocido una novia de su amigo, y no entendía como un hombre tan perfecto no se había enamorado.
Lilliam B. Whyte- Mensajes : 90
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Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
No pude evitar soltar una sonrisa ante su berrinche por su té - El mío también se enfrío - no pude evitar sumarme a su queja, la verdad era que odiaba las cosas tibias, si debía ser caliente, pues que estuviera hirviendo, y si tenía que ser helado, me gustaba a temperatura glacial, sabía que los extremos no eran buenos, pero cuando se trataba de mi paladar no me gustaba el balance en lo absoluto. Observé como la mesera se acercaba a nosotros con la tetera que contenía el te de Lilliam, por un momento estuve tentado a que también me trajera un poco de agua caliente para mí, pero lo dejé pasar, lo mejor era terminarme ese y luego pedirle otro preocupándome de que no se me enfriara tan rápido... odiaba molestar demasiado a las personas aunque fuera parte de su trabajo - Gracias - le seguí el juego a la mesera ante su felicitación, era una palabra inocente, estaba seguro que no causaría tanto daño o preguntas en la cabeza d mi querida a amiga ¿o si?
Tomé un buen sorbo del tibio café mientras que las palabras llegaban a mis oídos, la miré con una sonrisa asintiendo con la cabeza en señal de que podía preguntarme lo que quisiera, ella era mi mejor amiga, por supuesto que no le ocultaba absolutamente nada, su pregunta sonó en el aire provocando que el líquido se fuera por un camino que no era el correcto haciéndome toser, bueno no le ocultaba CASI NADA. - Lo siento - susurré mientras seguía tosiendo y me llevaba la servilleta a la boca para que no saltaran gotas de saliva en la mesa - Oh Dios - murmuré luego de que dejé de toser, mi garganta había quedado algo adolorida - Lo siento por eso, de verdad - la miré directamente a los ojos, al parecer la hora de la verdad había llegado y tendría que ser transparente como el cristal con mi amiga... sabía que tenía que hacerlo, pero no podía negar que el miedo, que me provocaba el pensar que tal vez pudiera perderla, recorría por todo mi ser en esos momentos.
Llamé a la mesera haciendo que la sonrisa volviera a mi rostro - ¿Tiene algo más fuerte? Whisky de fuego ¿Tal vez? - Mi mirada se enfocó en la de la muchacha rezando para que me dijera que sí y al ver asentía no duda en pedir - Uno doble con dos hielos, por favor - Carraspeé esperando a que la joven se fuera para luego volver a mirar a mi adoraba amiga, esperaba no perderla por lo que pronto le iba a decir - Lilli... hay algo en lo que no te he sido... completamente honesto - comencé a hablar tratando de encontrar las palabras correctas - La verdad es que es probable que si haya alguien... pero no es como tu crees - mi mirada se desvió de sus ojos, no podía seguirla mirando, por alguna extraña razón me sentía... mal, no por mis gustos sexuales, sino por haberle ocultado mi tendencia por tanto tiempo - Lilliam yo... Oh Gracias - murmuré al ver como la mesera me ponía el whisky encima de la mesa, la verdad es que no la había visto ni acercarse, pero le agradecía que mi trago ya estuviera preparado, tomé un buen sorbo y volví a levantar mi mirada hacia mi mejor amiga - Lilli... soy Gay - ¡Ahí estaba! ¡Bingo! ¡Eureka! Y todo lo que se te ocurra, el punto es que lo había dicho, después de más de diez años de amistad, al fin se lo había confesado.
Tomé un buen sorbo del tibio café mientras que las palabras llegaban a mis oídos, la miré con una sonrisa asintiendo con la cabeza en señal de que podía preguntarme lo que quisiera, ella era mi mejor amiga, por supuesto que no le ocultaba absolutamente nada, su pregunta sonó en el aire provocando que el líquido se fuera por un camino que no era el correcto haciéndome toser, bueno no le ocultaba CASI NADA. - Lo siento - susurré mientras seguía tosiendo y me llevaba la servilleta a la boca para que no saltaran gotas de saliva en la mesa - Oh Dios - murmuré luego de que dejé de toser, mi garganta había quedado algo adolorida - Lo siento por eso, de verdad - la miré directamente a los ojos, al parecer la hora de la verdad había llegado y tendría que ser transparente como el cristal con mi amiga... sabía que tenía que hacerlo, pero no podía negar que el miedo, que me provocaba el pensar que tal vez pudiera perderla, recorría por todo mi ser en esos momentos.
Llamé a la mesera haciendo que la sonrisa volviera a mi rostro - ¿Tiene algo más fuerte? Whisky de fuego ¿Tal vez? - Mi mirada se enfocó en la de la muchacha rezando para que me dijera que sí y al ver asentía no duda en pedir - Uno doble con dos hielos, por favor - Carraspeé esperando a que la joven se fuera para luego volver a mirar a mi adoraba amiga, esperaba no perderla por lo que pronto le iba a decir - Lilli... hay algo en lo que no te he sido... completamente honesto - comencé a hablar tratando de encontrar las palabras correctas - La verdad es que es probable que si haya alguien... pero no es como tu crees - mi mirada se desvió de sus ojos, no podía seguirla mirando, por alguna extraña razón me sentía... mal, no por mis gustos sexuales, sino por haberle ocultado mi tendencia por tanto tiempo - Lilliam yo... Oh Gracias - murmuré al ver como la mesera me ponía el whisky encima de la mesa, la verdad es que no la había visto ni acercarse, pero le agradecía que mi trago ya estuviera preparado, tomé un buen sorbo y volví a levantar mi mirada hacia mi mejor amiga - Lilli... soy Gay - ¡Ahí estaba! ¡Bingo! ¡Eureka! Y todo lo que se te ocurra, el punto es que lo había dicho, después de más de diez años de amistad, al fin se lo había confesado.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Su amigo se quejo de su café y ambos sabían perfectamente que las bebidas calientes debían ser calientes, más él se rehusó a pedir una nueva taza de café, mientras esperaba una respuesta de su amigo la pelirroja se servía de su té a la mejor manera de los Inglesés con todo el rito que había aprendido junto a su madre, pero ¿Que significaba esa reacción de Henry?, levantó la mirada preocupada al escuchar a su amigo toser de aquella manera, temía que fuese a ahogarse con el café, estuvo a punto de levantarse, cuando lo escucho pedir un whiskey.
La chica miró a su amigo como si de un extraño se tratará, sabía por sus años que uno no pedía una bebida tan fuerte de no ser necesario tomar agallas de donde no se tenía, el licor siempre había sido un estimulador de la valentía de la humanidad desde antaño, su mirada estaba clavada en su amigo, estuvo a punto de reclamar cuando le dijo que no había sido sincero, pero esa vocecita en su interior que se parecía tanto a la de su muñequito la mando a callar, debía ser algo importante si él no se lo había contado en estos 10 años.
"Lilli soy gay, Lilli soy gay, Lilli soy gay", en su mente aquella frase trataba de buscar algún punto en el que sonara a broma pero no era así, Henry lo había dicho con aquel tono que usas para decir la verdad, como cuando ella misma le había dicho, me escape de casa. Su mente que para esas cosas funcionaba tan rápido, empezó a hacer enlaces.
Quinto año: Ambos Gryffindor's estaban sentados en DCAO cuando un papel en forma de pajarito llego hasta la mesa de ambos, Lils lo tomo rápidamente mientras lo leía y se reía a carcajadas. -Henry parece que Vannesa esta enamorada de tí y quiere que la acompañes al baile-
-Yo ire contigo- Y ahí había quedado la conversación, en ese momento la pelirroja se pregunto si la rechazaba por su amistad.
¡Pero no! Henry su Henry era gay. Los ojos de la pelirroja se abrieron como si hubiesen estado cerrados por muchoooo tiempo, viendo a su amigo, su rostro, sus expresiones, que si no se equivocaba esperaban alguna aprobación o gritos.
-Henry- Dijo aún en su lugar, pero eso duro lo que dura decir gagreas, por que la muchacha se levanto tirandose en las piernas de su amigo y depositando besos cálidos en cada centimetro de su rostro. -Mi amor me alegra muchisiiiiiiiiiiiimo, gracias Henry, gracias por decirmelo- Lo abrazó con los ojos húmedos, le gustaba la idea de que su amigo no fuera un pervertido del que tuviera que cuidarse, por primera vez se había preocupado en eso, pero le alegraba que no fuera así, un mejor amigo gay, era lo que todas las chicas amaban, un amigo con el que pudieran desnudarse sin temores. La cara de Henry era confusa pero la chica se separo de él suavemente. -¿Esperabas que te retara?, por Merlín sabes lo que me alegra saber que estas bien, que te interesan las personas, que puedes ser feliz, aaaaaaaaaaaay amigo- Chilló alegremente, por que ella siempre se había preguntado si su amigo, simplemente estaba desinteresado en el amor, por que alguien lo había lastimado.
La chica miró a su amigo como si de un extraño se tratará, sabía por sus años que uno no pedía una bebida tan fuerte de no ser necesario tomar agallas de donde no se tenía, el licor siempre había sido un estimulador de la valentía de la humanidad desde antaño, su mirada estaba clavada en su amigo, estuvo a punto de reclamar cuando le dijo que no había sido sincero, pero esa vocecita en su interior que se parecía tanto a la de su muñequito la mando a callar, debía ser algo importante si él no se lo había contado en estos 10 años.
"Lilli soy gay, Lilli soy gay, Lilli soy gay", en su mente aquella frase trataba de buscar algún punto en el que sonara a broma pero no era así, Henry lo había dicho con aquel tono que usas para decir la verdad, como cuando ella misma le había dicho, me escape de casa. Su mente que para esas cosas funcionaba tan rápido, empezó a hacer enlaces.
Quinto año: Ambos Gryffindor's estaban sentados en DCAO cuando un papel en forma de pajarito llego hasta la mesa de ambos, Lils lo tomo rápidamente mientras lo leía y se reía a carcajadas. -Henry parece que Vannesa esta enamorada de tí y quiere que la acompañes al baile-
-Yo ire contigo- Y ahí había quedado la conversación, en ese momento la pelirroja se pregunto si la rechazaba por su amistad.
¡Pero no! Henry su Henry era gay. Los ojos de la pelirroja se abrieron como si hubiesen estado cerrados por muchoooo tiempo, viendo a su amigo, su rostro, sus expresiones, que si no se equivocaba esperaban alguna aprobación o gritos.
-Henry- Dijo aún en su lugar, pero eso duro lo que dura decir gagreas, por que la muchacha se levanto tirandose en las piernas de su amigo y depositando besos cálidos en cada centimetro de su rostro. -Mi amor me alegra muchisiiiiiiiiiiiimo, gracias Henry, gracias por decirmelo- Lo abrazó con los ojos húmedos, le gustaba la idea de que su amigo no fuera un pervertido del que tuviera que cuidarse, por primera vez se había preocupado en eso, pero le alegraba que no fuera así, un mejor amigo gay, era lo que todas las chicas amaban, un amigo con el que pudieran desnudarse sin temores. La cara de Henry era confusa pero la chica se separo de él suavemente. -¿Esperabas que te retara?, por Merlín sabes lo que me alegra saber que estas bien, que te interesan las personas, que puedes ser feliz, aaaaaaaaaaaay amigo- Chilló alegremente, por que ella siempre se había preguntado si su amigo, simplemente estaba desinteresado en el amor, por que alguien lo había lastimado.
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Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Mis ojos se quedaron clavados en sus ojos a esperas de su reacción que tardaba HORAS en llegar, no sabía si comenzar a comerme las uñas, tomarme todo el Whisky de un sólo sorbo o simplemente pararme del lugar a sabiendas que debido a mi confesión Lily no me volvería a hablar, sin embargo no hice ninguna de las tres cosas, simplemente me quedé allí sentando como estúpido sin despegar la mirada de su rostro implorando a través de cada poro de mi cuerpo que la pequeña se lo tomara de la mejor forma posible y pudiéramos seguir tan amigos como antes, o mejor aún, que nuestra amistad se afiatara más de lo que ya estaba debido a mi arrebato de honestidad.
Mi rostro que claramente estaba consternado quedó aún más perplejo en el instante en el que la muchacha se levantó de su silla para tirarse a mis brazos quedando así sentada en mi regazo, mi reacción inmediata debió haber sido abrazarla y sonreír, pero no pude hacerlo, no porque no quisiera, sino porque había sido tan repentino que mis neuronas aún no hacían sinapsis con el fin de que mi cuerpo pudiera reaccionar ante dicho acto, al parecer mis impulsos nerviosos eran algo lentos cuando tenía una mezcla de preocupación y sorpresa. Mis ojos, que se habían quedado mirando a donde anteriormente estaba la pelirroja, subieron lentamente hasta volver a su rostro mientras escuchaba las palabras que me decía entre besos sin saber qué responder al respecto, mi pecho se infló de una manera que no podría llegar a explicar en el momento en el que me dio las gracias como si fuera un secreto reciente y se le estuviera contando de primera fuente, ¿no se suponía que debía retarme o golpearme por no habérselo dicho antes?
De seguro mi rostro debió haber mostrado mi desconcierto pues la pequeña no tardó en responder a mi pregunta mental como si me pudiera leer como un libro abierto, a decir verdad eso a veces me asustaba un poco, el hecho de que hubiera otra persona que sólo le bastaba verme para saber lo que estaba pasando, además de mi madre, era algo escalofriante, así como también lo era el hecho de observar su rostro y poder descifrarla sin mayores problemas, aunque, claro, después de doce años de amistad con otro ser humano ¿quién podría desconocer los gestos faciales de esa persona, aún más cuando estuviste viviendo con ella por un largo período de tiempo? Era totalmente comprensible el hecho de que no pudiéramos tener muchos secretos el uno para el otro. - Te juro que me esperaba todo menos esto, por mi mente pasó el que simplemente me retaras, me golpearas o me pidieras que nunca más nos volviéramos a ver - mis manos de inmediato se fueron a su cintura para poder abrazarla fuertemente como si toda la escena se fuera a evaporar en cualquier momento dejándome despierto en mi habitación con la vida refregándome en el rostro que era simplemente un sueño, no podía negar que era demasiado bueno para ser verdad. - pero esto... supera mis expectativas en un 1000 %, es un tema algo delicado para mí y si no lo cuento es porque no sé si la gente lo entenderá, aparte de mi familia sólo son tres personas la que lo saben - murmuré algo cabizbajo, a decir verdad desde que estaba con Maximiliano que no me importaba gritar a los cuatro vientos que era homosexual y que ÉL era mi pareja, pero por respeto a mi mejor amigo no lo hacía, él ocultaba su homosexualidad como de lugar y yo no era nadie para juzgarlo por ello.
Una sonrisa se curvó en mis labios mientras que mis brazos apretaban el frágil cuerpo de mi amiga sin reparo alguno, si antes la adoraba ahora no sabía qué sentía por ella, era tanto mi amor por esa pelirroja que a veces sentía que mi pecho reventaría cuando estaba a su lado, ahora sólo me faltaba un secreto que contarle... a mi parecer el más preocupante de todos, pero para ese necesitaba encontrar un momento ideal, además no quería saturarla con información, sobre todo si eran tan distintas.
Mi rostro que claramente estaba consternado quedó aún más perplejo en el instante en el que la muchacha se levantó de su silla para tirarse a mis brazos quedando así sentada en mi regazo, mi reacción inmediata debió haber sido abrazarla y sonreír, pero no pude hacerlo, no porque no quisiera, sino porque había sido tan repentino que mis neuronas aún no hacían sinapsis con el fin de que mi cuerpo pudiera reaccionar ante dicho acto, al parecer mis impulsos nerviosos eran algo lentos cuando tenía una mezcla de preocupación y sorpresa. Mis ojos, que se habían quedado mirando a donde anteriormente estaba la pelirroja, subieron lentamente hasta volver a su rostro mientras escuchaba las palabras que me decía entre besos sin saber qué responder al respecto, mi pecho se infló de una manera que no podría llegar a explicar en el momento en el que me dio las gracias como si fuera un secreto reciente y se le estuviera contando de primera fuente, ¿no se suponía que debía retarme o golpearme por no habérselo dicho antes?
De seguro mi rostro debió haber mostrado mi desconcierto pues la pequeña no tardó en responder a mi pregunta mental como si me pudiera leer como un libro abierto, a decir verdad eso a veces me asustaba un poco, el hecho de que hubiera otra persona que sólo le bastaba verme para saber lo que estaba pasando, además de mi madre, era algo escalofriante, así como también lo era el hecho de observar su rostro y poder descifrarla sin mayores problemas, aunque, claro, después de doce años de amistad con otro ser humano ¿quién podría desconocer los gestos faciales de esa persona, aún más cuando estuviste viviendo con ella por un largo período de tiempo? Era totalmente comprensible el hecho de que no pudiéramos tener muchos secretos el uno para el otro. - Te juro que me esperaba todo menos esto, por mi mente pasó el que simplemente me retaras, me golpearas o me pidieras que nunca más nos volviéramos a ver - mis manos de inmediato se fueron a su cintura para poder abrazarla fuertemente como si toda la escena se fuera a evaporar en cualquier momento dejándome despierto en mi habitación con la vida refregándome en el rostro que era simplemente un sueño, no podía negar que era demasiado bueno para ser verdad. - pero esto... supera mis expectativas en un 1000 %, es un tema algo delicado para mí y si no lo cuento es porque no sé si la gente lo entenderá, aparte de mi familia sólo son tres personas la que lo saben - murmuré algo cabizbajo, a decir verdad desde que estaba con Maximiliano que no me importaba gritar a los cuatro vientos que era homosexual y que ÉL era mi pareja, pero por respeto a mi mejor amigo no lo hacía, él ocultaba su homosexualidad como de lugar y yo no era nadie para juzgarlo por ello.
Una sonrisa se curvó en mis labios mientras que mis brazos apretaban el frágil cuerpo de mi amiga sin reparo alguno, si antes la adoraba ahora no sabía qué sentía por ella, era tanto mi amor por esa pelirroja que a veces sentía que mi pecho reventaría cuando estaba a su lado, ahora sólo me faltaba un secreto que contarle... a mi parecer el más preocupante de todos, pero para ese necesitaba encontrar un momento ideal, además no quería saturarla con información, sobre todo si eran tan distintas.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
A la pelirroja le importaba poco tener todas las miradas de la gente encima, ella siempre había sido escandalosa, problematica y gracias a eso se había acostumbrado a que la mirasen como si fuera de otro planeta uno muy lejano, donde no se conocía la educación pública ni la vergüenza. Miró a su amigo con una cara de ternura que era digna de tener empapelada en el room. -Amor, -¿Sabes cuantas veces me pregunte quien te había lastimado de esa manera?. Para que no te interesara nada ni nadie, muchas veces sollosé hasta dormirme por no haber logrado cuidar tu corazón y al fin entiendo todo- Tomó el rostro de su muñequito en sus manos depositando un beso suave en su mentón como lo hacia desde siempre. -Ah no espera, clarooo que me pregunto por que no me lo dijiste antes, tanto tiempo juntos, tantos años de amistad, pero te entiendoo, es dificil, tenías que tomarte tu tiempo y esperar a que yo madurará- Sonrió como si eso no fuera un tema para discutir. -Eso si necesito que me prometas algo- Se acomodó para meter su rostro en el pecho de su amigo por unos instantes. -Necesito que me prometas que NUNCA más volveras a ocultarme algo, por que me duele-.
Deseaba estar lejos de aquella cafetería con su amigo, quería estar acostados en el sofá para poder abrazarlo sin pensar en los demás comensales, levantó el rostro suavemente mientras le daba un beso en la frente y se sentaba frente a él de nuevo. -Ahora cuentame TODO de él, ¿por que hay un él verdad?- Empezó a morderse las uñas debido a que sabría todo sobre su amigo, que ya no habría más secretos, pensó en que tal vez debían hacer una pijamada donde se contaran secretos, pero ella no tenía secretos, era pésima guardandolos. En veintitrés años no había aprendido a guardarse...¿ESPEREN 23?, La pelirroja miro a Henry, MERLÍN en menos de un mes su amigo cumpliría años, y tenía poco tiempo para planear una fiesta como las que les gustaban a ambos, bueno más a ella, debía encontrar la manera de comunicarse con toda la gente importante para Henry, bajo su mano hasta sus bolsas sintiendo todas las llaves, por que sí usaba llaves como buena mestiza, y recordó que en medio de ellas estaba la llave del departamento donde ambos había vivido juntos, claro ahora solo restaba, tomar "prestada" la agenda donde Henry ponía direcciones y enviar LECHUZAS, penso en la pobre TIwi's su lechuza que tendría que trabajar mucho este mes.
Volvió a colocar toda su atención en su amigo, debía recordar todos los nombres de las personas que a él le importaban y sus amigos, para que no faltase nadie, y por suerte Lils tenía bastante tiempo aún, tomó la mano de su amigo, insitandole a hablar de sus amores, ahora que por fin todo era transparencia entre ellos.
Deseaba estar lejos de aquella cafetería con su amigo, quería estar acostados en el sofá para poder abrazarlo sin pensar en los demás comensales, levantó el rostro suavemente mientras le daba un beso en la frente y se sentaba frente a él de nuevo. -Ahora cuentame TODO de él, ¿por que hay un él verdad?- Empezó a morderse las uñas debido a que sabría todo sobre su amigo, que ya no habría más secretos, pensó en que tal vez debían hacer una pijamada donde se contaran secretos, pero ella no tenía secretos, era pésima guardandolos. En veintitrés años no había aprendido a guardarse...¿ESPEREN 23?, La pelirroja miro a Henry, MERLÍN en menos de un mes su amigo cumpliría años, y tenía poco tiempo para planear una fiesta como las que les gustaban a ambos, bueno más a ella, debía encontrar la manera de comunicarse con toda la gente importante para Henry, bajo su mano hasta sus bolsas sintiendo todas las llaves, por que sí usaba llaves como buena mestiza, y recordó que en medio de ellas estaba la llave del departamento donde ambos había vivido juntos, claro ahora solo restaba, tomar "prestada" la agenda donde Henry ponía direcciones y enviar LECHUZAS, penso en la pobre TIwi's su lechuza que tendría que trabajar mucho este mes.
Volvió a colocar toda su atención en su amigo, debía recordar todos los nombres de las personas que a él le importaban y sus amigos, para que no faltase nadie, y por suerte Lils tenía bastante tiempo aún, tomó la mano de su amigo, insitandole a hablar de sus amores, ahora que por fin todo era transparencia entre ellos.
Lilliam B. Whyte- Mensajes : 90
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Fecha de inscripción : 13/04/2011
Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Dejé que Lilli tomara mi rostro entre sus manos sin dejar de abrazarla por la cintura, esa cercanía que se había formado me encantaba, era increíble, pero ahora que me ponía a pensar bien las cosas a las dos chicas que le había dicho que era homosexual se habían abierto a mí de una forma que jamás imaginé que sería, sin pudores, sin reservas, ¿sería que las mujeres tenían más confianza con un hombre gay que con cualquier otra persona? Sería algo que tenía que averiguar, la única diferencia era que no me excitaba cuando una mujer se desnudaba frente a mi, dejando eso de lado, todo era igual a como si fuera un hombre. Mis ojos buscaron los de mi mejor amiga en el mundo justo en el que comenzó a hablar ¿así que ella pensaba que había sufrido por amor? ¡Madre mía! Eso me pasaba por no haber sido sincero desde el principio, si tan sólo supiera cuál iba a ser la reacción de la gente ante una determinada acción, se lo hubiese contado ese mismo día en el tren en nuestro primer año escolar - Oh amor, mío, lamento oír eso... no era mi intención que comenzaras a cuestionarte mi vida amorosa y mucho menos que eso te causara dolor... soy un maldito tarado, ¿verdad? - suspiré resignado, ya nada le podía hacer, no podía volver el tiempo atrás para poder secar esas lágrimas que injustamente habían rodado por sus mejillas, ahora sólo podía asegurarme que en el futuro procurara ser más honesto.
Las siguientes palabras de mi querida amiga comenzaron a preocuparme, por un momento pensé que había llegado la hora de mi reto, sin embargo sus sonrisa me dio a entender de que estaba todo perdonado ¡GENIAL! ¡OH NO! al parecer canté victoria antes de tiempo... "Necesito que me prometas que NUNCA más volverás a ocultarme algo, porque me duele." Esa maldita oración comenzó a resonar en mi cabeza provocando que una expresión sombría se acomodara en mi rostro y mis manos dejaran de abrazarla mientras que mi mirada se desviaba de la suya ¿cómo mierda podría ocultarle mi otra verdad si me lo ponía de esa forma? ¿Cómo me despediría de ella sabiendo que no había sido completamente honesto? Lamentablemente tenía algo que se llamaba "conciencia" con la cual cargaba día a día y que por muchos años la he sentido bastante pesada, al parecer ese era el día de las confesiones o era ahora o no era nunca.
Lentamente hice que mi amiga se levantara de mi regazo para que volviera a su asiento aludiendo al hecho de que la gente nos estaba mirando, algo que no era cierto, ambos éramos igual de escandalosos así como también ambos nos metíamos por la raja las cosas que dijeran los demás sobre lo que hacíamos o lo que no, pero tenía que darle una excusa valida para hacer que se alejara de mí, lo que ahora le iba a contar era un tema delicado y por sobre todo necesitaba privacidad. En cuanto la muchacha se sentó en su silla comenzaron las típicas preguntas que imaginé que vendrían para poder desviar el tema de mi segundo gran secreto, pero ahora ya no le veía la finalidad... no podía seguir aplazando lo inevitable - Lilliam... antes de hablarte de él, hay otra cosa que quisiera contarte... es algo delicado - susurré con voz algo temblorosa - ¿Sería posible que nos fuéramos de aquí para conversar en un lugar más privado? - mis ojos se posaron en los de ella para luego tomar el vaso de Whisky y beberlo de un sólo sorbo, si ella no quería salir, no importaba encontraría la forma de decirlo bajo, pero era mucho mejor si la pequeña accedía a acompañarme a mi casa.
Las siguientes palabras de mi querida amiga comenzaron a preocuparme, por un momento pensé que había llegado la hora de mi reto, sin embargo sus sonrisa me dio a entender de que estaba todo perdonado ¡GENIAL! ¡OH NO! al parecer canté victoria antes de tiempo... "Necesito que me prometas que NUNCA más volverás a ocultarme algo, porque me duele." Esa maldita oración comenzó a resonar en mi cabeza provocando que una expresión sombría se acomodara en mi rostro y mis manos dejaran de abrazarla mientras que mi mirada se desviaba de la suya ¿cómo mierda podría ocultarle mi otra verdad si me lo ponía de esa forma? ¿Cómo me despediría de ella sabiendo que no había sido completamente honesto? Lamentablemente tenía algo que se llamaba "conciencia" con la cual cargaba día a día y que por muchos años la he sentido bastante pesada, al parecer ese era el día de las confesiones o era ahora o no era nunca.
Lentamente hice que mi amiga se levantara de mi regazo para que volviera a su asiento aludiendo al hecho de que la gente nos estaba mirando, algo que no era cierto, ambos éramos igual de escandalosos así como también ambos nos metíamos por la raja las cosas que dijeran los demás sobre lo que hacíamos o lo que no, pero tenía que darle una excusa valida para hacer que se alejara de mí, lo que ahora le iba a contar era un tema delicado y por sobre todo necesitaba privacidad. En cuanto la muchacha se sentó en su silla comenzaron las típicas preguntas que imaginé que vendrían para poder desviar el tema de mi segundo gran secreto, pero ahora ya no le veía la finalidad... no podía seguir aplazando lo inevitable - Lilliam... antes de hablarte de él, hay otra cosa que quisiera contarte... es algo delicado - susurré con voz algo temblorosa - ¿Sería posible que nos fuéramos de aquí para conversar en un lugar más privado? - mis ojos se posaron en los de ella para luego tomar el vaso de Whisky y beberlo de un sólo sorbo, si ella no quería salir, no importaba encontraría la forma de decirlo bajo, pero era mucho mejor si la pequeña accedía a acompañarme a mi casa.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
Auror - Mensajes : 361
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Re: Té de rosas, tan cálido como tú -Henry-
Lilliam aceptó cambiarse de lugar pero no le paso desapercibido la acción de su amigo, y esperaba que en algún momento entrara un grupo de esos de las peliculas muggles a llevarselos con un cha cha chan. Por que el misterio era demasiado, y se imagino que lo que tendría que decirle su amigo era demasiado fuerte, o esperaba una reacción muy brusca de la pequeña, por lo que no hizo si no abrir los ojos y asentir. -¿Vamos a tu departamento o al mío?- Preguntó mientras pedia la cuenta con la mano, y la salonera se acercaba la chica pagó rápidamente, mientras su amigo se deshacía del trago de whiskey sin mayor problema. La pelirroja se estaba poniendo demasiado nerviosa sentía como sus manos empezaban a temblar y a sudar frío, pago la cuenta sin preocuparse más que por mirar a su amigo, ¿que podía ser tan grave para no ser dicho en ese momento?, la verdad estaba muy preocupada no sabía que hacer al respecto si echarse a llorar como niña chiquita o reirse con aquella risa tonta y nerviosa que tenía en ocasiones, lo único de lo que estaba segura es que debía prepararse para algo que tal vez destrozara su corazón o algo que la hiciera temblar de miedo, no sabía que esperar y el rostro de su amigo no la hacía sentirse más tranquila.
Ambos se levantaron, mientras la chica sabía que se dirigirian a la casa de su mejor amigo, por que eso era el mejor lugar en el mundo Henry se sentiria más tranquilo en ese lugar y ella nada más necesitaba sentirse en casa, y ese había sido en realidad su primer hogar, en el primer lugar que se había sentido libre y feliz, tomó temblando la mano de su amigo, mientras desaparecían de aquel lugar, con un rayito difuso, odiaba desaparecer y ahora mucho más.
Ambos se levantaron, mientras la chica sabía que se dirigirian a la casa de su mejor amigo, por que eso era el mejor lugar en el mundo Henry se sentiria más tranquilo en ese lugar y ella nada más necesitaba sentirse en casa, y ese había sido en realidad su primer hogar, en el primer lugar que se había sentido libre y feliz, tomó temblando la mano de su amigo, mientras desaparecían de aquel lugar, con un rayito difuso, odiaba desaparecer y ahora mucho más.
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Lilliam B. Whyte- Mensajes : 90
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