Third Generation Hogwarts
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Pasando el rato [Libre, sólo un@]

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Mensaje por Invitado Lun Abr 04, 2011 12:48 pm

Era realmente desesperante que a esa hora de la noche mi mente siguiera tan hiperactiva como pocas veces lo estaba y sinceramente no sabía a que se debía la causa de mi insomnio. Mi cuerpo yacía sobre la cama, con un cobertor que me cubría hasta el cuello y mis dedos de los pies encogiéndose constantemente para apaciguar el frío y dando vueltas y vueltas sin lograr conciliar el sueño. Me quedé boca arriba esperando que tal vez mi falta de actividad cerebral diera resultada y de esa manera pudiese descansar de tanto ajetreo del día, primeramente las clases, segundo el partido amistoso de quiddicth donde habíamos ganado y tercera el maldito dolor del hombro que una bludger provocó al estamparse de lleno en mi clavícula, no había ido a la enfermería porque no lo consideré como un golpe severo, pero a estas horas y con el frío calándome los huesos, el dolor se intensificó y cualquier posición que adoptaba me resultaba incomoda. Ya harta de tanta impaciencia, decidí salir de la cama y así mismo de la sala común a cuclillas, no quería despertar a nadie y menos a esas horas, mañana era un día de escuela como cualquier otro y al menos yo corría con la ventaja de que mi condición vampirica me permitiera aguantar mucho más que las de una chica o chico normal. Bajé lentamente las escaleras mientras acomodaba mi cabello de medio lado y en el camino tomaba mi chaqueta que había dejado en un perchero que estaba junto a un sillón, me la puse y salí de la sala común con tranquilidad, no llevaba prisa y solo quería distraerme.

Comencé mi aburrido y ocioso recorrido por los pasillos del séptimo piso, dando una y otra vuelta alrededor mientras me detenía en varias pinturas y las observaba de cerca y cuando volvía a encontrar ni una pizca de sentido, nuevamente caminaba sin rumbo. Llevaba mi varita en mano y un lumus me ayudaba a saber donde pisaba, de otra manera hubiera chocado con cualquier pared más de una vez. Me dirigí hacia las escaleras y salí completamente solitaria, realmente me estaba sorprendiendo que ningún Slytherin se encontrara merodeando por el castillo tan solo para joder al prójimo... ya me darían la satisfacción de bajarles puntos y burlarme de Cassie, quien era de esa casa, una de mis dos mejores amigas desde pequeña. Bajé una a una las escaleras con mi mirada perdida en los rincones que lograban verse gracias a la luz tenue que iluminaba calidamente esa parte del castillo. Por unos momentos pensé que podría encontrarme a la gata del celador y ahí si tendríamos problemas, ese viejo era más amargado y antipático que nada, sólo le gustaba joder.

Cuando estuve en el vestíbulo, abría la puerta de manera con cuidado, aunque esta rechinó tan fuerte que logró escucharse un eco en todo el castillo. Apreté mis ojos y suspiré esperando no escuchar a nadie que me interrumpiera en mi salida nocturna, y para mi suerte, no pasó absolutamente nada. Cerré la misma puerta con mucho cuidado y bajé las escaleras que daban hacia afuera del castillo. Afuera había una noche realmente hermosa y con la luna y estrellas cobijando por si fuera poco. Un suspiro escapo de mis pulmones al recordar lo que por la tarde había pasado, habíamos ganado el partido contra los puffos y eso me estaba manteniendo una buena y gran sonrisa en el rostro, estaba orgullosa de mi. Poco a poco bajé las escaleras que me permitían abandonar el castillo y adentrarme en sus alrededores que lo abrazaban.

Caminé obviamente con la varita en mano, nunca sabía si alguna extraña criatura podía atacarme, no temía a algún tarado que quisiera atacarme porque sabía bien que a pesar de ser mujer y de me veía tan indefensa, no lo era, tan solo a mis 17 años ya me había encargado de matar familias enteras con ayuda de mis socios terroristas. Seguí rodeando el castillo hasta que llegué al lago negro, desde afuera tenía un aspecto maravilloso con la luna reflejada en aquellas ondas ligeras que movían sus aguas. Sonreí de medio lado por inercia y me acerqué un poco más recordando el día en que había ido a buscar sirenas, si por las tardes estaba lleno de criaturas espantosas y asquerosas, no me imagino como estaba de noche bajo el agua, pero eso me interesó aún más. Me quité la chamarra quedando así en una playera sin mangas y el pantalón de mi pijama con mis tenis; me senté frente al lago y sumergía levemente mi mano en éste, moviendola sin temor alguno.
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