Secretos [Cassandra Nott]

Tercera semana de clases, viernes 9 pm

La noche era sumamente cálida, por lo que al llegar del entrenamiento cada uno de nosotros se dirigió a tomar un baño, como siguiéramos así teníamos dos opciones o moriríamos por exceso de entrenamiento o la copa de las casas deslumbraría en la sala de trofeos de Slytherin. Mis brazos estaban agotados y sentía que en cualquier momento se partirían en dos, no era nada fácil ser golpeadora de la casa de Slytherin menos cuando tus compañeros no conocen para nada lo que es la consideración por género, aunque les agradecía eso porque probablemente los de las otras casas tampoco las tendrían después de una larga ducha, mis pies tocaron el piso de los baños mientras mi cuerpo entraba en contacto con una bata de color verde oscuro, que amarré a mi cuerpo con descuido.

Gracias al entrenamiento, las clases y el club de duelo no había contado con el tiempo para hablar con Cassie, a pesar de que nos topábamos casi en todas las actividades, luego de vestirme adecuadamente bajé a la sala común sonriendo un tanto más relajada, preguntado por Cassandra, me indicaron que había bajado a los jardines con el pretexto de despejarse un rato. Cassie nunca había sido particularme cuidadosa pero eso de bajar a altas horas de la noche a los jardines me decía a viva voz que probablemente acabaría metiéndose en problemas. Así que me despedí mientras mis pies empezaban a medio correr hacia ese lugar.

Había un par de cosas que debía contarle a mi amiga, desde que Cass y yo nos habíamos conocido entre nosotras se había desarrollado una amistad increíble, a pesar de nuestras diferencias en todos los ámbitos teníamos muchas cosas que nos unían entre ellas la facilidad de meternos en demasiados líos. Sin embargo esa amistad tan fuerte jamás nos había hecho influenciar la vida de la otra, simplemente éramos amigas nos prestábamos el hombro, aunque jamás habíamos llorado juntas pero sabíamos que ante todo nos entendíamos y tratábamos de ser apoyo mutuo, en otras ocasiones reíamos a carcajadas, pero ante todo teníamos un acuerdo nunca dicho de no entrometernos demasiado en las decisiones que se tomasen. Pero jamás le había ocultado algo de mi vida.

Y últimamente muchas cosas de interés estaban pasando en ella, como la relación con Scor, aquel encuentro con el chico Gryffindor que era sumamente tímido o lo de cierto León del cual prefería no recordar su nombre. El aire otoñal golpeo mi rostro en cuanto salí del castillo, adentrándome en los jardines, y ahí estaba Cassie, con sus cartas revisándolas una y otra vez, sonreí de lado, al menos no estaba haciendo nada malo.

-Ey- Dije como todo saludo mientras me tiraba a su lado, sonriente, mi cabello húmedo se adhirió a mi frente por lo que lo acomodé. -Cassie, tenemos que hablar- No estaba demasiado seria, aunque algunos de los temas que tocarían eran dignos de seriedad, acomodé mi cabello hacía atrás y sentándome para acomodarme de frente a ella, una sonrisa despreocupada se dibujo en nuestro rostro. -No me has contado nada de tus vacaciones por ejemplo- La frase salió para poner el ambiente lo suficientemente tranquilo antes de tocar temas de mayor seriedad. Cassie y yo nos parecíamos en tantas cosas desde nuestra perspectiva del amor como algo atador, aunque yo hubiese encontrado hace tiempos la persona indicada para amar, pero se me había escapado de las manos, lo que indicaba que el amor siempre sería un sentimiento libre.

En cuanto a conquistas, ambas teníamos la manía de coquetear con lo que se moviese aunque yo era de esas personas que se dejan perder por la pasión con mayor facilidad, siempre teniendo muy claro que lo mejor era huir, en cambio Cassie prefería no meterse en esos ámbitos, jamás había tenido un desliz solo para sacarse las hormonas de encima, tal vez eso era algo que debía aprender de ella, probablemente cuando le comentase todo lo que tenía que decirle, acabaría molestándose y retándome, pero prefería no ocultarle nada. Por que cuando ella quisiese accesar a esa información solo debía mirarme fijamente y estaba segura de que lo sabría.

Salí del camerino duchada después del entrenamiento. Me había quedado platicando con Scor sobre las estrategias de juego aplicadas, y al final me había duchado sin nadie más en el camerino. Me puse una vez más el uniforme de colegio bajo la túnica, y peiné mi cabello mojado tras el baño. La fragancia de limón le dió frescura a mi cuerpo, y con ello fui en búsqueda de una serie de respuestas.
Me gustaba leer las cartas en el jardín, ya que sentía que la naturaleza le daba fuerza a mis predicciones. Así que con la idea de meditar y descubrir respuestas que últimamente no venían a mi cabeza, me dirigí hacia el jardín con la luna como único testigo.
Tomé asiento y la fría brisa del otoño movió mis cabellos. La noche estaba clara por aquella antorcha natural que adornaba el cielo, y las cartas parecían brillar entre mis manos con su contraste. El césped estaba húmedo así que se mojaría mi túnica, pero no me importaba. Mi madre siempre había sido una exagerada, así que tenía una túnica para cada día de la semana, y una suplente por si se ensuciaba. Pensar en mi madre me sacó una leve sonrisa, ya que no olvidaba la conversación que habíamos tenido hace ya un mes atrás. Sin creerlo aún debía reconocer que me había ayudado, ya que ahora estaba lista para enfrentar una parte de la realidad que me era del todo desconocida. Nunca había sido de aquellas chicas que se involucraban con chicos sólo para saciar sus deseos carnales; y aunque los sentía, siempre les había dado poca importancia. No quería involucrar en asuntos que me podían quedar demasiado grande. Y como siempre mi instinto no se había equivocado. Aún aquellas cosas no eran para mí. Así lo había comprobado en el verano.
Suspiré tras ello y pensé en algo que me traía preocupada. James me había hablado de un posible ataque a Hogwart, y desde entonces presentía cosas que no sabía si eran consecuencia de mi "videncia" o de mi "psicosis". Las cartas quizás me podrían ayudar, y por eso hacía una lanzada que tenía como individuo a Hogwart. El problema estaba que al no ser una persona las respuestas parecían ser ambiguas. ¿Cómo adivinar el destino de un edificio?. Esa tarea era imposible, ya que un ser sin vida no podía tener destino. Arrugué mi labio y comencé a lanzar las cartas sobre el paño de terciopelo verde...
Unos pasos desviaron mi atención y vi a Addy. Le sonreí y la seguí con la vista cuando tomó asiento a mi lado. Sus palabras me extrañaron, ya que el "tenemos que hablar" me recordaba a los regaños de mi padre. Pero las siguientes palabras de mi amiga me hicieron notar que no venía un regaño, sino algo que se escondía tras una conversación amigable. ¿Quizás Addy tenía algo que confesar?. Y si así era, ella no era la única. Se venía una confesión de mi parte, y no me podía escapar de ella. No ahora que ya lo había digerido lo suficiente para poder decírselo a alguien.
- ¿Mi verano?- pregunté emitiendo un leve suspiro. Elevé mi mirada a la luna y recordé que esa misma luna llena había acompañado mi regreso a casa después de abandonar Sortilegios Weasley-. Este verano me pasaron dos cosas que no te había comentado, amiga- le dije mirándola a los ojos. Mis palabras eran serias, al igual que el futuro que las cartas me mostraban sobre el paño de terciopelo. Sin poder dar rodeos al asunto decidí decir ambas de golpe. Nunca había sido buena con los rodeos y siempre había preferido la sinceridad. La verdad ante todo era uno de mis lemas, sin mentiras no había necesidad de sentir miedo de ser descubierta-. Este verano mi padre me cruceó por primera vez y perdí mi virginidad- dije no entrando en detalles. Primero quería ver su reacción. Una sonrisa algo apática se dibujó en mi rostro-. ¿Y qué tal el tuyo?- pregunté a modo de aligerar la serie de preguntas que se vendrían. No me gustaba darle peso a los acontecimientos. Todo eso me ahogaba- así como mis sueños- y no me gustaba sentir asfixia.

Su amiga parecía que también acababa de recibir una ducha, no era fácil ser las mejores amigas de Scor y sus exigencias con el quidditch al cabo de dos años, habíamos aprendido que ese era nuestro deber, que debíamos ser señoritas mientras teníamos los pies en la tierra y salvajes cuando estuvieramos en el aire para poder evitar cualquier ataque de los de las otras casas, ¿porque no aceptarlo?, principalmente de los Leones.

Malditos Leones que estaban logrando sacarme canas a tan temprana edad , farfullé en mis pensamientos aquella maldición suavemente. Una tela verde esmeralda me separaba de mi amiga. El verano había apestado para mí , ya que a pesar de mis insistencias para volver hasta Francia con la esperanza de que algún día alguien por la calle me diera señales de que Z no había sido solo un sueño. Este verano habían pasado dos años de aquel acontecimiento que me habían marcado la vida, jamás encontraría a alguien que me hiciera sentir lo mismo, ni siquiera cuando de algo carnal se trataba. Mi mano viajó hasta mi muñeca a aquella pulsera con la Z grabada de la que jamás había hablado demasiado.

Cassie empezó a hablar algo a la defensiva, lo que me hizo rodar los ojos con descuido, para luego mirarla mientras ladeaba la cabeza, jamás espere que el verano de mi amiga hubiese sido tan "movido", negué con la cabeza dando unos segundos de silencio, mientras intentaba acomodar mis ideas. Tal vez otras dos amigas comunes y corrientes se habrían abrazado y saltado celebrando aquello, pero debido a que ella no mostró ningún sentimiento, le dió a entender que no había nada por lo que cotorrear con emoción, aparte ellas no eran como las niñas tontas de su edad, eran demasiado frías ambas, aunque Cass siempre había sido un tanto más tierna y atenta. Suspiré suavemente mientras levantaba el rostro -Mi verano no importa ya lo hablaremos luego- Me pregunté que habría pasado de no preguntarle, tal vez jamás me lo habría contado y aquí yo de bocaza a contar cosas que no tenían tanta importancia, recordé que cuando había perdido mi virginidad hace un año, se lo había contado era la primera a la que se lo había contado.

Pero dejaría aquel tema en segundo término para inclinarme hacia adelante suavemente. -¿Que es lo que le sucede a tu padre?- Dije dejando que mis ojos se toparan un segundo con los de mi amiga, el Sr, Nott nunca había sido un padre amoroso, aunque yo envidiaba su decisión, su valentía, ¡cuanto deseaba que mi padre hiciera algo, al menos cruciarme!.

Pero sabía que Cassie jamás podría aceptar aquello. Aparte de que si le decía que la envidiaba por que al menos asi su padre había notado que existía, unas cuantas flores habrían sido arrancadas y gritos habrian llegado, ambas habían aprendido que el tema de los padres eran demasiado delicados para la otra. -¿A que se debió que lo hiciera? y, ¿Donde estaba tu madre?. No había que conocer demasiado a la Señora Nott, para saber que se habría interpuesto a aquello como cualquier madre.-

Addy se mantuvo en silencio. Sabía que no haría gran alarde de lo que le había contado, ya que mi voz no había hablado con emoción de ninguna de las dos situaciones. Ambas cosas debían pasar tarde o temprano. Lo de mi padre era un reloj contra el tiempo, ya que desde que lo había comenzado a provocar sabía que podía terminar así. Y lo de mi virginidad debía suceder en algún momento, ya que no me privaría de esa experiencia por no encontrar el amor. Quizás lo más curioso de eso era con quién la había perdido, pero por el momento Addy no se interesó por ello. ¿Y quién lo habría hecho?. El trauma de una hija maltratada por su padre era mayor, y aunque yo no demostraba signos de trauma, si los había tenido. Sufrir tal dolor y saber que no puedes hacer nada por evitarlo es traumante. Duele todo, no sólo el cuerpo, sino también cada fibra del alma. Era difícil expresarlo en palabras, porque era un sentimiento tan íntimo que no tenía definición propiamente tal. Pero necesitaba hablarlo con alguie, y Addy sería la única que no me diría "¿Pero cómo lo permites?. Acúsale a McGonagall". Ella sabía cómo eran las cosas, y comprendería mi reacción.

- Mi padre es un monstruo- fue lo primero que salió de mis labios. Contuve la mirada de mi amiga y tomé mis manos para infundirme calor-. Mi madre no estaba, y no se lo dije, de hecho, no se lo diré. Estoy en buenos términos con ella y no quiero arruinarlo por el momento- confesé. Ahora mi enemigo número uno era mi padre, no mi madre. Y aunque aún no soportaba su ahinco por intenar hacer de mí su "hija perfecta", sabía que lo mejor era soltar lo del maltrato en el momento adecuado-. Y fue porque volvió a intentar controlarme, y yo, como siempre, me revelé. Pero sabía que eso iba a pasar... tarde o temprano tenía que suceder- mi voz parecía meditabunda, como si le hubiese dado muchas vueltas al tema. Hablaba casi como si estuviese hablando conmigo misma, y mis ojos estaban posados en el césped, donde la luz de la luna iluminaba el césped dándole un brillo plateado-. Sólo que jamás creí que me dolería tanto- finalicé con un susurro. Reconocerlo en voz alta era difícil, muchísimo. Detrás de ese dolor no sólo iba el dolor físico, sino el emocional. Todo el dolor que me llevó a cometer la locura posterior con James. Aquel dolor que desgarró parte de mi alma, del orgullo que sentía de ser una Nott, del amor por mi padre que aún había tenido cabida en mi corazón. Mi vida era un antes y un después de ese momento. El daño era irreparable, y no había nada que pudiera echar marcha atrás a lo acontecido.

Levanté mi mirada y miré los ojos de Addy. Sabía que ella me comprendería, aunque sea de una manera empática. Su padre jamás haría algo así. Y ella no se imaginaba cuánto envidiaba eso.

Como me gustaría pensar que mi padre fuese un monstruo y no un cobarde, cerré los ojos levemente escuchando cada palabra de Cassie, mientras mi mano viajaba a su hombro, ese era el apoyo que nos dabamos no hacían falta demasiadas palabrerías, sonreí cuando acabo, nunca había sufrido los embates de un crucio pero supusé que debería ser desgarrante más para un alma tan libre como el de mi amiga. -Ustedes jamás se han llevado bien, pero sí tu padre es un monstruo- Un monstruo capaz de hacer llorar y sufrir a su hija total de cumplir su cometido, cada día en silencio admiraba más al Señor Nott, no por hacer sufrir a Cassie sino por que sus deseos estaban por encima de su amor, por que si en algún recondito lugar debía amar a Cass.

-Venga, ya no pienses más en eso, no le veras hasta la navidad- Aunque tal vez este año nos safaramos de ir a casa en la navidad, quedandonos juntas en nuestra sala común hablando de Quidditch. Tragué antes de hacer la próxima pregunta, no quería entrometerme demasiado pero era importante comentarle a Cassie todo y para eso debíamos sincerarnos por completo.

-¿Con quién te acostaste? ¡Albus!- Dije apostando a tener la verdad, esos eran unos cuantos galeones que me debería a mi misma, entre ellos estaba pasando algo diferente desde que entramos, jamás Cassie se había portado tan caprichosa con alguien, me volteé para animarla a hablar de aquello.- ¿Como fué?, ¿Donde? y demás detalles- Solté mirandola de lado, jamás espere un cambio en la doctrina de libertad de mi amiga.

-Ya sabes no creería que fuese cierto si tu no me lo estuvieses diciendo- Aseguré sonriendo, aquello de todos modos debió tener algo de especial, no todos los días era tu primera vez, y aunque siempre había sido más alocada en ese tema que mi amiga, siempre había respetado sus decisiones.

Mi amiga tocó mi hombro y yo acepté ese gesto con una sonrisa. Con eso me bastaba, pues ya había pasado el suficiente tiempo para no sentirme del todo desconsolada por ese hecho. Elevé mi vista hacia el rostro de Addy tras sus palabras y asentí. Nunca nos habíamos llevado del todo bien, tal como mi amiga decía, pero tampoco teníamos tan mala relación como para llegar a ese nivel de violencia. Sin embargo las cosas habían cambiado en los últimos años. Entre más grande me hacía, más me quería alejar de él. Entre más abría los ojos al mundo que me rodeaba, deseaba con mayor fuerza ser todo lo ajeno de mis padres que pudiera. Mi libertad era una lucha más que nada contra ellos y su control. De tener padres más normales de seguro yo habría sido mucho menos rebelde de lo que era.

- Navidad... ufff- suspiré apartando mi cabello hacia un lado-. No quiero vacaciones- comenté en un susurro, cosa extraña. Yo no soportaba los deberes, por lo cual me gustaba andar de vaga. Pero si las vacaciones significaba estar siendo vigilada a cada momento, prefería estar en clases... definitivamente. Rodeé los ojos ante mi pensamiento y sonreí negando con la cabeza al escuchar que Addy pensaba que Albus había sido el primero. Ese pensamiento parecia bastante lógico, ya que nos veíamos muy cercanos en el último tiempo. Pero Addy ni se imaginaba lo equivocada que estaba con su apuesta, lo que me hizo reír al escuchar sus sucesivas preguntas sobre aquel encuentro que le estaba confiando-. No me vas a creer- le dije sonriendo levemente. Ya había aprendido a tomarme el asunto con gracia. O al menos de forma natural, pues no quería hacer mayor alarde de ello. Menos aún con todo lo que pasaba por mi cabeza-. Primero te diré que fue la noche después de que pasara lo de mi padre. ¡Estaba tan enojada!. Tanto que me fui de la casa sin dirección alguna- comencé a relatar rememorando esa caminata por el Callejón Diagon. Aún había sol, y la brisa tibia del verano acariciaba mis piernas desnudas-. Llegué al Callejón Diagon y comencé a caminar. Ya era tarde, así que la mayoría de las tiendas estaban cerradas. Pero no le prestaba atención a eso, sino a lo ofuscada que me sentía. Quería golpear a alguien o cometer una locura- mis palabras sonaban rápidas mientras lo relataba. Era primera vez que lo decía en voz alta, y al hacerlo cobraban una coherencia que antes me era desconocida-. Entonces llegué a la única tienda que estaba abierta. Entré, esperando distraerme y...- tomé una gran bocanada de aire. El nombre no quería salir de mis labios, pero tenía que decirlo. Cerré mis ojos un segundo, imaginándome de nuevo ahí, entre las bromas, escuchando las palabras de James y mirando sus ojos chocolate sin verlo realmente. Recuerdo que mi mirada se posó de sus ojos a sus labios, y no medié ningún otro pensamiento antes de lanzarme hacia ellos. Fue un acto completamente impulsivo que no tenía conexión con lo que había planeado. Aunque quizás tenía demasiada conexión con quién y cómo era yo. Cuando lo besé descubrí que siempre había querido saber cómo besaba. Era una muda pregunta que siempre me había hecho, pero que hasta entonces jamás la había formulado del todo en mi cabeza. Con ese pensamiento abrí los ojos nuevamente y miré a Addy, quien estaba expectante a mi historia-. Y ahí me encontré con James- finalicé borrando toda sonrisa de mi rostro-. Él fue. Ahí, en Sortilegios Weasley. Totalmente fuera de contexto y sin ninguna explicación-.

Asentí levemente, mientras escuchaba a Cassandra. -Tampoco quiero ir de vacaciones esta estupida navidad- Dije cruzandome de brazos suavemente, de verdad no quería ir, por que mi madre me prohibiría volver a Francia y entonces ahí empezarían las malditas discusiones de siempre, -Que voy-, -Que no vas- Prefería hacerme a la idea de que no íria y ya, además de seguir vivo él estaría aquí en Hogwarts, un impulso casí me hace levantarme corriendo para ir a revisar todas las listas del colegio y ver a todos los que empezaban por la letra Z, pero bueno ya tendría tiempo para eso mañana, cuando mi amiga no la necesitara.

Su amiga empezó con un no me vas a creer, y de hecho aún no me lo creería, la escuchó con cuidado, ¡Claro todos buscabamos un aliciente en el sexo, eso estaba claro!, era normal que Cassie hubiese corrido a los brazos de un hombre luego de los maltratos de su padre, el gran señor Nott. Escuchó cada momento del relato hasta que la historia la hizo abrir los ojos de par en par...James Potter, por que todo siempre se resumía a él. En ese momento quería morir, sin querer había roto una de las reglas básicas de la amistad meterse con el casi-algo de MI mejor amiga, suspiré mientras acomodaba mi cabello hacia atrás.

Plan A, descartado. Aquello no podía comentarselo a Cassandra, aunque para ambas solo fuese un desahogo, no podría confesarle aquello jamás, cerré los ojos un segundo para acomodar mis ideas. -Entiendo...- De verdad yo entendia de impulsos pero de eso a entender que...Ash! ninguna de nosotras lo sabía, ¡PERO ÉL SI!.

Sacudí mi cabeza mientras miraba a Cassie. -Dime que al menos fue amable contigo, o se las vera conmigo ese León- Esa era mi manera de demostrarle a mi amiga, que la entendía y sobre todo la apoyaba. Aunque en ese momento me sintiera como la peor traidora. -No pasa nada Cassie la primera vez siempre te deja ese sin sabor de que pudo ser mejor- Solté mientras me sentaba de nuevo bien, para no tener que verla a los ojos.

No me pasó desapercibido el gesto de impresión de Addy al escuchar el nombre del personaje en cuestión. Y no podía juzgarla de que se impresionara, porque a veces ni yo me lo terminaba de creer. ¿Por qué él?. La mejor respuesta solía ser: porque era quien estaba en el momento y lugar preciso. ¿Destino?. Las cartas no me lo habían dicho, pero yo intuía que James era la otra cara de mi moneda, aunque no de esa forma. Ambos teníamos una personalidad tan parecida que estábamos destinados al mismo fin, ser unos eternos luchadores. La diferencia era que él luchaba por una causa altruista, y yo por una egoísta. James luchaba por el bien, yo en cambio por mi bien propio. ¿Pero acaso podía ser que mi propio bien llevara a un bien social?. Al final yo no ambicionaba poder de masas ni una fortuna. Sólo quería sentirme libre y ser capaz de hacer lo que me diera la gana, sin romper la normativa social de “no dañar a otros”. No era cruel, aunque la gente pensara lo contrario. Y si insultaba era porque tenía motivos para hacerlo, al menos en la mayoría de los casos. Muchos pensamientos que habían pasado por mi cabeza que fueron interrumpidos por el “Entiendo” de Addy. ¿Pero entendía realmente?. Yo creía que no. Ni yo lo entendía… ¿cómo lo iba a entender ella?. Su gesto era confuso y la miré notando reflejos dorados en su cabello bajo la luz lunar. El aire se tornaba más helado y el frío enrojecía la punta de mi nariz, por lo cual la acaricié con mis dedos para intentar infundirle un falso calor al menos momentáneo.

-¿Bien?- pregunté dudando un poco. Los recuerdos se me entremezclaban y no tenía muy claro el papel que había jugado James en el asunto-. Sí, supongo… no sé, nunca fui de las que idealizaron ese acontecimiento. Sólo fue, y ya- respondí elevando mis hombros asintiendo ante las palabras de Addy-. A veces creo que no era la persona, ni el momento, ni el lugar, pero bien sabes que nunca me arrepiento de lo que hago. Ni aún cuando debería- agregué con una sonrisa arrogante y metí mis dedos entre mi cabello que seguía húmedo por la ducha que había tomado después del entrenamiento-. Fue un impulso sin romance y sin sentimientos claros. Todo fue confuso, lo sigue siendo- comenté emanando un tenue suspiro y manteniendo mi mano entre mis cabellos-. Sólo espero que James no lo ande divulgando. Si alguien lo sabe quiero que lo sepa por mi boca- dije con un poco más de firmeza y llevando mis manos a mi regazo. Ahí las restregué y las entrelacé, mirando a Addy con una ceja elevada-. ¿Y tú, ninguna novedad interesante que contar?. ¿Siguen las andanzas con mi primito?- pregunté con un leve tono de burla. La relación de Scor y Addy siempre me había producido risa, más que nada porque era algo que yo jamás tendría. O al menos así siempre había sido. Todo parecía cambiar… ahora que Albus y yo teníamos un extraño secreto.

Tenía esa sensación de traición en la boca, que descendía fugazmente por todo mi cuerpo, a lo mejor las palabras de Cassandra eran ciertas y entonces el seudoromance con James, no había significado nada, para ninguna, y entonces no era traición, ¿Pero entonces por que no lograba sentirme mejor?. Ladeé la cabeza al escucharla y asentí. -Entre menos idealices menos será la desilución- Recordé todas nuestras antiguas conversaciones, donde Cass jamás entendía a que se debía que yo me dejase llevar siempre por el impulso, me daba igual si después de eso la gente hablaba. -No lo creo, Potter es un...Caballero- Dije sintiendo un asco de nuevo, producto de la rabia que le tenía, por dejarme cometer tal imprudencia. -Y los caballeros no tienen memoria, o siempre puedes usar tu varita- Sonreí por aquel comentario, mientras escuchaba la siguiente pregunta de Cassie, Scorpius claro que a lo adoraba y nuestra "relación" era buena, no podía pedirle más a la vida o sí encontrar a Z.

-Pues con Scor voy bien, ya sabes que no tiene nada que ver con sentimientos nos queremos como amigos- Sonreí de lado, todo lo dicho era cierto, lo malo es que siempre acababamos jurandonos que nuestros desliz no ocurririan más, puras mentiras y sandeces. -Pero...Todo regío un par de cosas que olvidar- Había aún una lección por enseñarle a James y era nunca me ocultes cosas tan importantes normalmente eso iría acompañado de una patada o un hechizo mocomurcielago, aún no decidía como darle su lección.

Una pregunta se formulo en mi garganta aunque no sabía bien si debía preguntarlo, pero al cabo de un silencio incomodo lo hice. -¿Cassie has escuchado de algún Dumstrang que su nombre empieza por Z?-

Asentia a las palabras de mi amiga sonriendo con sus comentarios. ¿Potter caballero? No tenia idea si eso era verdad, pero mas le valia que asi lo fuera, o sino arderia Troya-. ¿Un oblivate, no?- pregunte a Addy riendome levemente. Seria gracioso borrar ese acontecimientos de la memoria de James, pero sabia que me seria imposible llevarlo a cabo aun. Quizas le diria a mi madre o a mi tia que me lo enseñaran.

Addy respondio a mi pregunta de que tal le iba con Scor. Yo ensanche la sonrisa en mi rostro y movi mi melena de cabello para que se secara. Mis manos lo sacudieron y sentia como aun unas gotas de agua caian de el. Me iba a resfriar si seguia asi expuesta al frio en ese patio. No me di ni cuenta del silencio que se habia formado porque estaba pensando en el frio del ambiente. De pronto me habia distraido admirando la luna y sintiendo mi cabello humedo, hasta que la nueva pregunta de Addy me hizo voltear mi mirada hacia ella.

- Curioso que preguntas, porque si- respondo mirandola elevando una ceja y pellizcando con un dedo su costilla-. Te vi mirandolo.. uuuyyy- la moleste poniendome de pronto de buen humor. Recorde como me habia presentado descaradamente a ese muchacho. No iba a permitir que Addy se quedara embobada mirando a alguien que quizas fuera gay. Ultimamente desconfiaba de todos los chicos lindos-. No le gusta el Quidditch, pero me cayo bien. Si le enseñas a jugar podriamos salir en una cita doble- dije haciendo referencia de ella, el chico Durms, Albus y yo. Era extraño que ahora consideraba a Albus constantemente en mis planes. Hasta para mi eso era un tanto anormal-. Aunque tu tendrias que preocuparte que Scor no se enterara... ya sabes lo celoso que es con "sus" personas- recorde rodando mis ojos. Mi primo era un caso. Y era por eso que lo adoraba.

Entonces sí le había puesto atención a Z, sonreí para mi misma, mientras ella me molestaba, tome su mano y la aparte de mis costillas riendome. -Basta- Ella había hablado con él y eso me daba algo de miedo, por que Cassie a veces podía atemorizar mucho, más a un alma inocente como la de Z. -A el...Lo conocí hace dos años, digamos que fue un reencuentro, es mágico- Dije con simpleza aceptando que sentía cosas por él, que jamás había sentido, era completamente diferente. -¿Cita doble?, Ja no gracias, no por ahora- Me sentí un poco frustrada por no saber más de Z, apenas y había aprendido como se llamaba, y yo una aficionada y jugadora de Quidditch estaba enamorada de alguien a quien no le gustaba.

Cuando dijo lo de Scor levante una ceja suavemente. -Que va, Scor sabe que soy así impulsiva y pasional- Sonreí de lado a lado mientras acomodaba mi cabello húmedo a un lado sobre el hombro. -Es raro, pero siempre hay alguien que viene a descolocarte en todo lo que crees, ¿no te parece?- Yo me refería claramente a Z, aunque suponía que el mismo riesgo correría Cassie con Albus. -Cass- La llamé para obtener su atención. -¿Como crees que se tomara Albus el que hayas dormido con James?, ya sabes que se odian- Eso era algo que me preocupaba, no quería ver a Albus de nuevo mal por que sentía que lo cambiaban por su hermano, James no me importaba en lo más mínimo, ojala sintiera lo que sintió Al cuando se metió con la Nerdy, pero no quería que ninguno de mis dos amigos salieran lastimados.

En relidad no sabía por cual debería preocuparme más si por Albus o por Cassie, me parecía que ambos corrían el peligro de salir seriamente lástimados, si llegaba a enamorarse solamente uno, y bien sabía yo por experiencia propia, que hasta el más duro era frágil en el amor, en que lío se estaban metiendo esos dos

¿Dos años?. No recordaba del todo bien que mi amiga me hubiese hablado de ese chico. Quizas si, pero en aquel momento no le habria prestado antencion. De hecho a los 14 años aun no me interesaban del todo los chicos. Lo que sabia de ellos era lo que Flo me comentaba, y no era muy positivo. Pero al parecer a Addy algo le gustaba de ese niñito. Solo sabia que no le gustaba el Quidditch y que venia de Durmstrang, pero nada mas. Quizas tendria que darle unas miradas para ver que le veia mi amiga.

Sonrei de inmediato cuando nego lo de la cita doble. Igual habria sido extraño ir en una cita doble con un chico que no conociamos del todo. Scorpius se habria vuelto furioso de enterarse, y de seguro el chico terminaria cohibido ante nuestra presencia. Soliamos causar eso, aun en los mas valientes. Ante Scor respondio con esa soltura que ya conocia. La relacion de Scor y Addy era bastante peculiar, una relacion que yo consideraba terriblemente peligrosa, cosa que habia descubierto por mi misma. Besar a alguien siempre podia ser peligroso, y yo habia caido en los encantos de ese peligro sin encontrar forma de zafarme de ello. Y lo peor no era eso, sino que no deseba salir de esas garras por el momento.

Asenti hacia la frase de Addy, pues si, alguien me descolocaba. Me llamo y mis ojos azules viajaron a su rostro. Su pregunta hizo que me viera obligada a bajar la mirada otra vez-. Pues... espero que nunca lo sepa- dije de inmediato, ya que habia decidido despues de lo sucedido el dia de ayer que Albus no podia enterarse. Y si es que el rumor comenzaba a circular lo negaria hasta desangrarme-. Aun menos despues de ayer- alce mi menton y volvi a mirar a mi amiga. Su cabello de habia ido a un lado de su cuello, y tenia esa apariencia angelical que yo sabia que era engañosa. Sonrei levemente-. Hice lo que no debia hacer con Albus- dije aclarando la situacion y esperando que por mi tono de voz comprendiera-. Y fue tan....- un suspiro se escapo de mis labios y busque en mi mente un adjetivo para ponerle: "magico", "perfecto", "especial", cada uno de los cuales me parecian terriblemente cursis-... ¡Addy, salvame! Casi te digo una corsileria tonta- exclame sacudiendo mi cabeza y mirando a mi amiga con una verdadera sonrisa. Jamas antes me habia sentido asi, pensando palabras de ese estilo para un chico. Pero entonces me volvi a tornar mas seria, porque necesitaba decir en voz alta lo que pensaba. Quizas solo asi lo podria entender-. Con James fue todo con los ojos cerrados. Rapido. Dejandome llevar. En cambio con Albus mantuve los ojos abiertos para no perderme segundo de ello. Para asegurarme que era el quien estaba conmigo- al decirlo me sonroje levemente y para ocultarlo lleve mis manos a mi cabello y lo sacudi, sabiendo que despues de eso se formaria casi un bosque amazonico en mi cabeza-. ¿Idea mia o este año lo comenzamos mal?- le pregunte a mi amiga riendome nuevamente. A la vez que tomaba las cartas y las comenzaba a guardar. Hablar de ello estaba siendo la mejor de las terapias. Mejor aun que las cartas por el momento.

¿Quién mierdas era esta chica que me hablaba?, mis ojos miraban su rostro como si pudiera enterarme de que ella no era mi Cassie, mi mejor amiga, con la que tantas veces nos habíamos burlado del amor, pero a la vez la entendía por lo que conocía a Albus sabía que era uno de esos chicos demasiado lindos, que podían llevar a la perdición a cualquiera, hasta a Cassandra Nott. -¿Cosa mía o estas enamorada de Al?- Quería que yo la salvara pero como diablos lo haría si apenas conocía del amor, y todo lo que sabía de el amor era que se sentía una desesperación inmensa en el cuerpo, una desesperación que no cesaba hasta encontrarse de sorpresa con esos labios. O eso era lo que me hacía sentir Z.

-Cassie- Tomé sus manos como si de esa forma pudiese sacarla del hoyo donde estaba metida, no quería que ella se hundiera y sí lo hacía quería haberlo intentado. Mil preguntas que podían doler se ahogaron en mi garganta por que no quería lastimarla. -Pero y si Al se entera- Me levanté de golpe alejandome unos pasos de Cassie mientras mis manos peinaban mi cabello. -Sabes bien como se pusó con lo de la maldita nerda esa-.

Vaya mierda, tener que guardar ese secreto, para que mis amigos fueran felices, es que ya me podía ver la carita de Al, podía escuchar su corazón quebrarse enfrente de esa verdad, levanté el rostro hacia el cielo, maldita sea la hora en que la historia se repetía. -Cassie entiendo aunque me duela tanto como a tí, Albus no debe enterarse NUNCA-.

Me dolería mentirle a Al, solo esperaba con todas mis fuerzas que jamás me preguntará nada acerca de este maldito tema que debía estar prohibido entre nosotros. -Por ahora- Me senté de nuevo junto a Cassie. -Debes decirme la verdad, ¿Lo quieres?, ¡esto no era un juego!-. Aunque Cass no me lo había dicho, suponía que era una treta entre ambos para fastidiar a la Nerda y a Scor, pero ahora estaba ahí frente a mi mejor amiga, con una mirada que jamás había visto en ella. Ya había decidido que luego de esta conversación intentaría acercarme a Albus. Necesitaba me urgía saber que sentía Al por mi amiga.