Halo {Albus Potter}

Sabado 8 de Octubre / Despues de Almuerzo / Tarde fria y despejada

Una semana completa que no lo veia y que practicamente no sabia nada de el. Las lechuzas eran un medio muy antihigenico para San Mungo, por lo que se limitaba su uso en lo minimo posible. Ademas de eso no me gustaba molestar. No queria ser una chica de aquellas que molestan al tipo hasta que lo cansan. ¿Y que tanto le podia contar a Albus en una carta?. La semana habia sido poco interesante. Las practicas de Quidditch cansadoras. Y el estudio habia sido agonizante. Si no fuera por Addy y su buen humor mis dias habrian sido tan tediosos como una clase continuada de Historia de la Magia, y con ello no hay que explicar mucho mas al respecto.
Segun habia podido averiguar gracias a Roxy, Albus llegaria a Hogwart antes de almuerzo. Se suponia que Scor, Addy y yo lo estariamos esperando en el Gran Comedor, y de ahi iriamos a la Sala Comun para ponernos al dia. Me habia cambiado tres veces de ropa en la mañana, ante lo cual Addy habia enarcado una ceja mirandome divertida. Despues de descartar algo tan provocador, decidi vestirme con unos jeans ajustados y una camiseta blanca bajo la chaqueta gris. El dia estaba helado, y de seguro Albus querria dar un paseo por el jardin en vez de ir a encerrarse todo el dia entre las paredes del castillo.

Asi fue que esperamos y esperamos durante el almuerzo a Albus, quien nunca llego. Me preocupe y le pregunte a Scor si el creia que algo le habia pasado, pero nosotros no lo sabiamos. Y al parecer ninguno del clan Weasley tenia ninguna otra nueva informacion. Frustrada y decepcionada por la estupida espera, me puse de pie con el semblante molesto. Scor y Addy me invitaron a jugar Quidditch un rato, para ver si con ello me calmaba. Pero yo me negue. No tenia ganas de seguir evadiendo mis preocupaciones. Preferia caminar y meditar sobre todo ello, porque los nervios me habian impedido comer, y no sabia bien como serian las cosas ahora que Albus volvia. Ya no estaba segura de nada, ni siquiera si lo de fingir todo esto habia sido una buena idea en primer lugar.

Fue por ello que en ese momento me encaminaba al lago. Con mi varita habia atraido con un accio mis apuntes de estrategia de Quidditch, y caminaba en busqueda del arbol donde me solia apoyar desde que habia entrado al Colegio. La brisa despeinaba mi cabello, y mis manos iban enfundadas en unos guantes de cuero negro. Llegue a mi arbol favorito, donde en segundo año habia tallado mi nombre, y tome asiento bajo el, observando el lago que ondeaba a unos metros y sintiendo con agrado el aire limpio que ahi se podia respirar. Lejos de todo lo demas emane un largo suspiro, y deje el cuaderno sobre mi regazo, esperando que de un momento a otro la inspiracion del juego llegara a mi.

Después de una tarde en Honeydukes con Allie por fin me dirigí al castillo luego de dos semanas de ausencia por estar hospitalizado a causa del ataque del lobo.

La profesora McGonagall fué la primera en recibirme en el castillo, aún no sabía como le hacía esa anciana para aparecerse en los lugares más indicados y no había podido aparecer antes de que un lobo se comiera mis tripas. - Ni un solo merodeo más en el bosque, Potter, o a la próxima el castigo será mayor que dos semanas en San Mungo! ahora váya a su habitación que seguro sus amigos querrán ponerlo al corriente del próximo partido de quidditch- asentí y caminé hacia las mazmorras alegre de por fin ver a mis amigos, estaba tan contento de regresar al colegio que hasta pegaba algunos brinquitos emocionados por los corredores. Llegué a la sala común - Colacuerno Húngaro- le dije a la gárgola que cuidaba la entrada de nuestra sala común y la puerta se abrió dándome acceso a mi atesorada sala común.

En el momento en el que entre, dos rostros mas que familiares me recibieron pero no tan calidamente como esperaba. "Se fué tan cabreada que casi me asusta" sentenció Adhara con el rostro serio y entonces regresé sobre mis pasos, estaba casi seguro de donde la encontraría así que salí a pleno trote por el corredor hacia la entrada del castillo y corrí al lago al lugar en donde, en efecto estaba Cassandra sentada con un libro, ese árbol era algo especial para ella y siempre que la había buscado, la había encontrado recostada bajo él. - He regresado!- anuncié feliz y me arrodillé a su lado, aún no sabía porque estaba molesta, y aunque en el trote hasta el árbol traté de adivinarlo, no lo había conseguido.

Dudé un momento en abrazarla puesto que cuando se molestaba era mejor tener cuidado.

Mi mente estaba fija en el lago. No pensaba en nada mas, solo sintiendo el aire y respirando con normalidad. Estaba ida, vagando en pensamientos incoherentes mientras observaba como una hoja dorada bailaba con la brisa e iba a caer sin mas sobre la superficie del agua. De a poco la hoja se adentraria hasta el fondo del lago. El agua la mojaria, y quizas nunca mas retornaria a la orilla. La hoja que habia escapado lejos del arbol, intentando buscar su libertad, era atrapada por la seductora transparencia del agua y parecia ser capturada por ella. Su brillo dorado se tornaba oscuro con la humedad. Y al parecer perdia todo el encanto... toda la gracia de ser la hoja de un arbol.

No escuche a Albus hasta que grito hincandose a mi lado. Ladee mis ojos y no dije palabra, contemplando su rostro bañado por el palido sol otoñal. Sus ojos habian retomado el brillo perdido que no habia visto en San Mungo. Y en sus labios surcaba una sonrisa que ablando mi corazon, obligandome a sonreirle a la vez, levemente.

- Ya veo- dije con un tono de voz algo apatico. Verlo me confundia, ya que era en esos momentos en los que queria salir arrancando antes de que su encanto me hundiera en el agua, igual como el lago habia tomado presa a la hoja en sus caudales-. Pues... bienvenido. Te estuvimos esperando- comente levantando mis hombros un poco y dejandolos caer. Acomode mi cabello con una mano y lo puse tras mi oreja para evitar que entrara en mi ojo. Habia estado tan preocupada por el que no me creia del todo que por fin estaba ahi, conmigo. Eso me hizo recordar la promesa del tren, aquella promesa que habia roto al internarse en el bosque, como sea que hubiesen sido las cosas. No se habia cuidado a pesar de que le habia dicho que algo malo le podia suceder. Y el porque no habia muerto solo era capaz de explicarmelo con el hecho de que en el momento del accidente yo estaba pensando en el, lanzando las cartas sobre lo que era que estabamos viviendo antes de que Scor y Addy me interrumpieran con su conversacion de Quidditch.

Quizas el parcial futuro que me habian mostrado las cartas en ese momento indicaban que el no podia morir. Un futuro que se tambaleaba en el miedo y el querer salir corriendo. Por eso parecia ser un futuro del todo incierto.

Alce mi vista hacia su rostro una vez mas-. ¿Por que demoraste?. Se suponia que llegabas antes de almuerzo- dije intentando no parecer controladora. ¿Pero si habia ocurrido alguna complicacion de ultimo minuto?. Aunque no, no habia sido eso. Tenia una mala intuicion-. ¿Papeleo? ¿Ayudaste a algun viejito a cruzar la calle? ¿Te juntaste con una sexy enfermera que te robo el aliento?- pregunte lo ultimo en un tono de burla, buscando relajarme un poco y enarcando una ceja de forma divertida. No me gustaba ser borde, menos aun con Albus. Pero si estaba asi era indirectamente culpa de el, aunque el de seguro ni lo sospechara.

Su leve sonrisa me hizo pensar que había algo mal en el momento, me preguntaba que podía ser puesto que yo acababa de llegar y mi sonrisa se desdibujó de inmediato al darme cuenta de que no se había puesto feliz por mi regreso y me sentí como idiota por haber corrido desde las mazmorras para encontrarme con ella. "Idiota, Potter..." pensé y me dejé caer en el pasto sentándome "De indio" y solté un fuerte respiro fastidiado, no pensé que regresar al colegio sería algo amargo. No sabía que pensar de mí y Cassandra, nuestra relación no era real, estabamos fingiendola y ahora la verdad es que no entendía porque había aceptado, tal vez era porque en el fondo si quería estar con ella y mi subconciente quería conformarse con la falsedad de tenerla a mi lado, pero ahora eso había resultado muy complicado.
Todavía no lograba explicarme porque me había pedido que tuvieramos la clase de acercamiento que tuvimos en el tren, durante mi estadía en San Mungo, mientras me encontraba conciente me lo preguntaba y aún no encontraba una respuesta sensata a ello, y mientras dormía imágenes se recreaban en mi mente con los recuerdos de esa noche, intensificándo y reviviendo todo lo que pasó en ese vagón del tren. Al salir del hospital, fué como si hubiera salido de una ensoñación, como si hubiera caído en la realidad de que para Cassandra esto no era más que un juego tonto para molestar a su familia y que yo la estaba ayudando. Era solo eso. Era lo que podía flanquear mis emociones, el pensar que por un momento la había tenido mía, que había caído víctima en mis brazos y que ahora la tenía tan lejana como en el primer momento. Eso, si eso, era amargo.
Su rostro siguió impacible y sus palabras me hicieron casi reir y ahora sonreí de nuevo, entendía el porqué de su molestia y estiré mi mano hacia la de ella juntando sus dedos con los míos un poco tímidamente. - No sabía que estaban al corriente de la hora en la que salía, si hubiera sido así te hubiera avisado que iba a hacer algo antes de regresar al colegio - saqué una caja de bombones ácidos que tronaban en la lengua cuando los mordías, de la mochilita que aún llevaba cargando de medio lado y se la entregué esperando que entendiera que había ido a comprar dulces a Hogsmeade, no pensaba que mencionar a Allie fuera del todo una buena idea, pero tampoco se lo iba a negar, porque no negaría a la ravenclaw y porque tampoco quería mentirle a Cassandra, nunca lo había hecho y no iba a empezar en ese momento.
Mi sonrisa no disminuyó, comenzaba a pensar que sonreirle a Cassandra tenía un efecto en ella puesto que ahora que lo analizaba, cuando llegué estaba enojada y cuando me vió sonreir me sonrió aunque fuera ligeramente. - No te enojes, ¿Sí? - le acerqué más los bombones para que los tomara, eran un nuevo sabor de Honeydukes y cuando los ví, pensé en ella. - Te vas a enojar con este pobrecillo convalenciente?- fingí estar muy enfermo y tosí, me tiré de lado a la hierva y encogí los codos a las rodillas poniéndome en posición fetal. Ya me sentía excelente, si hubiera hecho hacía unos días me hubiera partido de dolor, ahora me partía de una semi risa que sonaba a un quejido bastante falso.

Su mano se acerco a la mia y el roce de sus dedos me produjo un corte electrico sin importar que mis dedos estuvieran cubiertos por los guantes. Otro impulso que no podia controlar. La sonrisa volvio a su rostro y yo, a la vez, me fui relajando. Me gustaba ver a Albus sonreir, y me encantaba ver en sus ojos ese brillo de vida. De a poco me estaba dando cuenta que habian ciertas cosas de Albus que siempre me habian gustado mucho, solo que antes no le prestaba atencion. ¿Acaso era posible que tuvieses a una persona a tu lado durante tanto tiempo y que nunca fueras capaz de verla realmente?. Creia que eso me habia pasado con el, porque recien ahora venia descubriendo a un Albus completamente distinto al que siempre vi, a pesar de que nada habia cambiado en el aun.

Con mi mano entrelazada con la suya vi como sacaba algo de su mochila. El ver los chocolates me recordo que no habia almorzado nada, ya que el nudo de nervio que se habia formado en mi estomago por esperar su llegada me lo habia impedido. Me los entrego y yo, sin dudarlo ni un segundo, solte su mano y abri la caja. Escuche su quejido de niño enfermo, y sonrei divertida por su actuacion. Al final del dia Albus seguia siendo el maldito chico que tenia esa dualidad de ser un cabron y un tierno a la vez. Cabron por hacerme esperar y tierno por aquellas actuaciones que me tentaban a plantarle un puño y luego un beso. Con el todo en mi vida se habia vuelto una terrible y ahogante contradiccion.

- Convaleciente y todo deberia enojarme contigo- dije sacando un chocolate de la caja. Era redondo y de un cafe muy oscuro. Ladee mis ojos hacia Albus y en mi rostro se mostraba un gesto de coqueteria implicito-. Me abandonaste durante dos semanas y luego llegas tarde, justo cuando yo te tenia una sorpresa esperando en el Gran Comedor- lleve el chocolate a mi boca y lo mordi sexymente. Estaba jugando, nada mas, provocando a Albus con mi gesto de placer al morder el dulce y acariciando con solo un toque la punta de mi dedo con mi lengua. El chocolate y su acidez me obligo a arrugar el ceño un poco, y tras ello me sonrei, porque no me esperaba ese sabor. Pero nuevamente volvi al juego. Deje mi cuaderno a un lado e incline mi rostro hacia Al. La caja de chocolate la deje entre nosotros, y saque de ella un chocolate para darselo a Albus-. Pero como soy la mujer mas adorable de todo Hogwart- dije sin quitar de mi voz ese tono narcisista que mas de una vez venia con mis frases-. Te perdonare y te convidare chocolate- apoye una de mis manos en el cesped e incline de todo mi rostro hacia el suyo. Mordi la punta de su nariz en un roce suave y jugueton, y lleve del todo el chocolate hacia la boca de Albus. Aleje solo un poco mi rostro del suyo.

La sonrisa coqueta de Cassandra era algo que desde siempre me había gustado, solo que nunca me la había dedicado tan descaradamente a mí, siempre la había visto usándola con otras personas, inclusive con Scorpius pero nunca conmigo, menos con esas insinuaciones tan declaradas, seguía preguntándome porque lo hacía. Seguramente sería algo que en mucho tiempo no averiguaría, o por lo menos no muy pronto.

- Una sorpresa? Ya veo.... - alcé una ceja aflojando un poco la postura de retortijón en el suelo y recargué la mejilla en el pasto seco. Era evidente que se insinuaba, estaba coqueteando y me gustaba verla así, sus rizos cayendo sensuales por sus costados y sus labios entornando esa mueca sexy, era un orgasmo visual verla así con la luz de la media tarde. Hasta la manera en la que se sorprendió por el sabor del chocolate era tierna, y esa mezcla podía dejarme más vulnerable de lo que esperaba. Me estiré y crucé los brazos por detrás de mi nuca quedándo con el pecho hacia arriba. En esa pose, ella se inclinó sobre mí tan derepente que si hubiera podido hacer mi cabeza hacia trás lo hubiera hecho porque me tomó por sopresa pero sin darme cuenta ya estaba sonriéndo, como idiota, de nuevo por su cercanía y el aroma que emanaba su esencia.

Acercó el chocolate a mis labios y me lamí el labio inferior lentamente y separé su mano de mi boca llevándose el chocolate lejos de mí. Levanté un poco el rostro acercándome más a ella. - ¿Y quién dijo que eras la mujer más adorable del colegio? - pregunté arrastrando las palabras mientras miraba sus labios sintiendo como su aliento golpeaba contra el mío por la cercanía. Sujeté el cabello de su nuca con mis manos aferrándola para que no se alejara, con esos sencillos movimientos quería decirle que lo que quería, no era chocolate, era otra cosa. Sus labios.

No queria chocolate, y asi me lo hizo sabes. Alejo mi mano de su boca y el chocolate cayo al suelo. Mis dedos enfundados en guantes de cuero negro se acercaron a su rostro y rozaron su mejilla, en el momento preciso que su mano se enredaba en mi cabeza. Tener a Albus asi de cerca, tan cerca como la ultima vez que habiamos estado los dos juntos, hizo que mi corazon se acelerara y que de inmediato sintiera esa emocion de verlo, la misma que provocaba que una sonrisa ridicula se dibujara en mi rostro.

Ante su pregunta sabia lo que debia responder, pero hacerlo me daba miedo. Debia hacerlo de tal forma que el asunto pasara a segundo plano, restandole importancia y demostrandole que cualquier cosa que esa revista señalara no era para nada relevante. Por ello deje que su rostro se acercara al mio, y sin pensarlo dos veces me deje llevar por aquello con lo que habia soñado desde que habia sido atacado por ese hombre lobo. Mis labios rozaron los suyos en un beso lento, embriagante, sin olvidar asi la calidez de su tacto y el picazon que el mismo producia en mi piel. Cerre los ojos y no me preocupe de toda la gente que podia estar viendonos. Mi atencion estaba en Albus, en sus besos, y en esas mariposas que me hacia sentir con su existencia. El tenerlo ahi me demostraba cuanto lo habia extrañado, aunque jamas lo admitiera. En el fondo los dias habian sido vacios sin su sonrisa. Nunca antes me habia dado cuenta que sin Albus la vida perdia un poco su brillo. ¡Por Merlin! ¿Que me estaba pasando?.

Mis labios se separaron de los suyos y abri los ojos. Mi cabello nos cubria como una cortina y pegue mi frente a la suya, respirando entrecortadamente por el vigor del beso. Una sonrisa se dibujo en mi rostro y mordi mi labio inferior antes de hablar-. Corazon de Bruja dijo que era la mujer mas atractiva de Hogwart- le comente quitandole peso al asunto pero con un toque de arrogancia. Mis labios volvieron a buscar los suyos y deposite un pequeño beso en ellos, casi como un espejismo de un beso real. Si cualquiera nos hubiese estado viendo desde afuera me habria visto a mi encima de el. Mi cuerpo estaba ladeado hacia Albus y una de mis manos se posaba en el cesped humedo de otoño-. Solo en eso Corazon de Bruja no mintio- dije en un tono leve, volviendo hacia sus labios y mordiendo esta vez el suyo. Entre antes tocar dicho tema, mejor. Queria ser yo la primera en hablar del asunto, para que asi no se llevara una sorpresa. Quien nada hace, nada teme, cosa que siempre decia mi madre; y por primera vez actuaria como una hipocrita y negaria todo lo que esa revista habia dicho.

No podria soportar que Albus me mirara con tal decepcion despues de saber la verdad.

Suspire y bese la comisura de sus labios. Subi hasta su nariz y deposite un beso en su punta. Lo besaba porque queria hacerlo desde que lo habia visto sentarse a mi lado, y nunca habia sido buena para negarme a mis impulsos. Mis mejillas estaban arreboladas, y seguia sonriendo sin importar las mentiras que salian de mi boca-. ¿Ves, Albus?. Estas de novio con la chica mas codiciada del colegio. Asi que cuidame- agregue con arrogancia y aleje mi rostro del suyo. Nuestros ojos se encontraron en dicho acto y lo verde de sus ojos me hizo sentir mejor.

Mientras Albus siguiera conmigo seria capaz de todo... incluso de mentirle para no hacerle daño. Nunca antes habia decidido mentir para no dañar a alguien.

Las últimas semanas había logrado convertir los labios de Cassandra en una sonrisa que me encantaba, era una sonrisa que después de pensarlo, únicamente la compartía cuando estaba cerca de mí, solo yo lograba sacarle esa mueca tan tierna en donde podía ver un poco de reflejo de su interior, era una sonrisa solo para mí. Esa sonrisa siempre me hacía sonreir igualmente con una sonrisa que solo podía ver para con ella.

Mi pregunta había estado cargada con un ligero deje de sarcasmo implícito puesto que yo pensaba que ella se refería a que yo decía que era la mujer más encantadora del colegio, pero su respuesta me hizo darme cuenta de que ella se refería a otra cosa, no estabamos sintonizados en el mismo canal y por la manera en la que respondió pude darme una idea de que en el fondo ella quería decirme algo. Sus labios se aferraron a los míos haciendo que el tema pasara a segundo plano y cerré los ojos sin darme cuenta dejandome saborear sus labios lenta y tiernamente mientras que mis manos dejaban de sujetarla de esa forma tan poco caballerosa y ahora mis dedos se hundían en su cabello intensamente sin querer que se alejara de mí. Mi respiración estaba cortada y profunda, tan profunda que podía saborear el sabor de su esencia y su aliento. El tener el cuerpo de Cassandra así de cerca me hacía estremecer y sentirme abrumado, como si un calor insistente recorriera mi espalda y ahogara mi cuello, pero no quería separarme de ella, durante todo el tiempo que estuve en el hospital solo había deseado que se acercara a mi, que estuviera entre mis brazos, besándome sin pudor alguno, como en ese momento, nunca me imaginé que en realidad esto fuera a pasar fuera de mi imaginación. Cassandra cada vez se comportaba como si esto no fuera solo un juego y en un rincón de mi mente eso comenzaba a picarme la duda, pero aún no era tiempo de preguntárselo.

No podía tener dudas al respecto y aún así las tenía, ella sonreía, respiraba al compás de mi respiración cortada a causa de la intensidad del beso y estaba cuerpo con cuerpo junto a mí, y aún así, yo dudaba. Podía sentir como era su alivio de tenerme con ella de nuevo, las ganas que tenía de estar tan pegada a mí, y aún así no sabía que pensar... los asuntos que la involucraban siempre eran peligrosos.

Ahora comenzaba a sacar el tema, la escuché atento sin decir nada y cuando mencionó la revista esa solo pude sonreir altivamente y crucé los brazos de nuevo detrás de mi nuca soltándo su cuerpo dando todo por entendido. - Quienes se dedican a publicar la vida personal de las mujeres en una revista para adolescentes no merecen mi atención, no sé porqué habrías de preocuparte de que publiquen cosas que no son ciertas...- aclaré dándole a entender que comprendía perfectamente que había algo que publicaron que era mentira y que al parecer le perjudicaba, pero a mí lo que esas personas dijeran me valía lo mismo que un escorguto de cola explosiva en un cofre vacio.

Sus besos comenzaron a pasar por cada centímetro de mi rostro y sin darme cuenta estaba sonriendo pacíficamente dejándome consentir por sus caricias, por los cariños que había deseado hacía tanto tiempo y que no me había atrevido a afrontar. - Corrección. La chica más codiciada del colegio pretende ser mi novia, eso me coloca en una posición bastante respetable no lo crees? - al decir esas palabras me dí cuenta que yo solo me acababa de abrir camino al tema que quería abordar con ella y si podía sacarlo como si no hubiese querido esperaba que no se espantara. Sobre todo porque yo no estaba buscando la situación, la situación se sirvió para poder abordar el tema. Sonreí infantilmente como si la estuviera molestando.

Un alivio se extendio por cada fibra de mi cuepo cuando Albus dijo que no le importaba cualquier cosa que se hubiese publicado. Con ello yo no necesitaba dar mas explicacion, y era mejor asi, porque nunca me habia gustado mentir. No era que no fuera buena haciendolo o que lo encontrara poco noble. Si no mentia era porque no tenia la necesidad, pues no temia a las consecuencias de mis actos... exceptuando esta vez. Asi que sonrei en compañia de Albus y lo deje que se acomodara. Mis ojos seguian situados en los suyos, mas los aleje y me tendi en el cesped igual que el, solo que con una mano bajo mi cabeza y la otra acariciando su camisa, no rompiendo del todo mi contacto con el suyo.

Sonrei ante sus siguientes palabras y senti un nudo en mi estomago. Habia comprendido el talante de su comentario y de inmediato me senti nerviosa. ¿Era lo que yo estaba pensando?. Abri los ojos y observe el cielo del dia otoñal. Tome un respiro profundo y ladee mi rostro hacia Albus, admirando su perfil con una sonrisa burlona solo para cubrir la verguenza-. Creo que si- fue mi primera respuesa. Mi mano apreto su camisa y me ladee del todo hacia el. Con lentitud mi mano viajo hacia arriba, acariciando su pecho con mis dedos y mirandolo mientras hacia eso. Las palabras que debian salir de mi garganta se topaban unas a otras. Estaba pensando, y si me ponia a pensar en ello me aterraba. Lo habia meditado en algun minuto desde que el habia estado ausente. Pero al hacerlo volvian a mi las palabras de Flo. ¿Albus me queria, verdad?. Me lo habia dicho. Aunque quizas me lo dijo en el fragor del momento. Tal vez mentia y yo no tenia como saberlo del todo. ¿Me arriesgaria?. Debia hacerlo, porque lo que podia ser peor de arrepentirse de actuar era arrepentirse de no hacerlo-. Aunque hay un pequeño detalle- prosegui sin borrar la sonrisa de mis labios a la vez que mis mejillas se teñian de rojo. Mis ojos brillaban y mi corazon estaba acelerado. Nunca antes me habia sentido igual. Solo se podia comparar con los segundos antes de un partido de Quidditch: adrenalina, expectativa y emocion. Me incorpore sobre mi cuerpo un poco y me incline hacia su cuello. Deposite un beso perdido ahi y acaricie con mi nariz su piel. Cerre los ojos el segundo que duro esa caricia y volvi a mi lugar, sobre mi brazo, en el cesped- ...tu no me haz pedido ser tu novia, y yo no he aceptado- dije en un tono de seguridad que solo eran la cubierta del nerviosismo. Mis dedos bajaron por su pecho hacia su estomago, y subieron nuevamente. Aspire aire una vez mas y mordi mi labio inferior-. ...aun- agregue como punto final.

Lo habia dicho y no podia creerlo. Sabia que Albus veria mas alla de mis palabras, porque yo no estaba dispuesta a especificar. Nunca me habia imaginado haciendo algo asi, menos aun en estas circunstancias. Pero lo deseaba, realmente lo deseaba. Y ese deseo pugnaba con mi deseo de libertad. ¿Pero si podia ser igual de libre junto a Albus?. ¿Si el no me pedia cambiar?. Estaba dispuesta a arriesgar ciertas cosas por ello, y con esto lo demostraba.

Por Al estaba dispuesta a arriesgar ciertas cosas que jamas pense en arriesgar por nadie. Eso me daba total miedo.

El lenguaje corporal de Cassandra me hablaba de que estaba completamente nerviosa y su sonrisa me lo confirmaba porque aunque trataba de ocultarlo se veía con muchos nervios, eso era buen presagio, puesto que el hecho de que yo lograra ponerla nerviosa me beneficiaba. Nadie ponía nerviosa a Cassandra Nott, no que yo recordara haberlo visto en esta vida, y el ser yo quiero lograba ponerla así me hacía sentir bien en demasía. Sus manos jugueteaan, apachurraban y jalaban mi camisa, mi semblante se relajó y mi rostro volteó al de ella, no pronuncié ninguna plabra, verla así de nerviosa jugueteando con sus manos en mi pecho era algo digno de no ser interrumpido.

Una pausa y un "detalle". Sus labios se acercaron a mi cuello y lo besaron tiernamente, mientras que su nariz acariciaba mi piel, por un momento el tiempo se detuvo, mi corazón dejó de bombear sangre y el viento dejó de soplar mientras que ella estaba acomodada cerca de mí en esa posición. Eso era lo que me enamoraba de Cassandra, que con un simple movimiento lograba hacer que mi manera de ver las cosas tomara otra dirección, que el tiempo se detuviera o que se acelerara drásticamente, era el motor de la alegría de mi vida, realmente no tenía muchas cosas por las cuales quejarme, pero tampoco tenía muchas por las cuales alegrarme y ella era una de las más importantes para sonreir cada instante.

Regresó hacia el cesped y fué como si el tiempo se hubiera puesto en "Play" y el sonido hubiera vuelto a mis oídos y el viento a soplar por encima de nosotros. El aire de mis pulmones salió de golpe mientras que mis labios formaban una sonrisa de medio lado bastante pronunciada y luego, como si todo fuera tan edivente deparé mis ojos de los de ella haciendo una gesticulación acompañada de los brazos, que descrucé de detrás de mi cuello y los alcé al cielo. - Claro, como no se me había ocurrido antes - dije como si fuera una completa obviedad y luego volví a cruzar solo uno de mis brazos por detrás de mi cabeza mientras giraba mi cuerpo hacia el de ella y la miraba de nuevo con esa alegra sonrisa con la que podía sentir que inclusive mi mirada sonreía.

Acerqué mi rostro al de ella y rocé mi nariz con la punta de la suya. La miré a los ojos y esperé un instante a que mi corazón se tranquilizara y el silencio nos ayudara a crear una atmósfera más privada, propicia para que en ese momento dijera una declaración formal de lo que mi corazón pedía. Mi respiración se controló y comenzó a salir de forma pacífica. - Entonces... - pasé mis dedos hacia su cabello acariciando sus caireles despacio. - Lo tendré en cuenta para la próxima vez que una chica sea tan cercana a mí, excelente consejo! - le guiñé un ojo y solté una risita casi inaudible. Antes de que dijera nada solté su cabello y la sujeté por la espalda acercándola más a mí y la besé con energía, hice un ademán de morderle el labio pero no lo hice, solo lo capturé un segundo entre mis dientes y lo solté para luego succionarlo lentamente con mis labios y finalmente me separé de ella, dí un corto beso más y volví a tenderme de espaldas al pasto.

Estaba tratando de asimilar lo que ella había dicho, en verdad lo único que faltaba era que le pidiera que fuera mi novia? Estaba engañándome, lo sabía, no podía dar paso en falso con ella. Pero si era verdad, y si en verdad ¿ella quería estar conmigo? ¿Y si no le decía nada y se desilusinaba al pensar que no quería que fuera mi novia? ¿Y si lo único que hacía que ella se sintiera atraída a mí era que aparentemente me tenía pero no era cierto y cuando me tuviera se hartaba? Nunca me hbía puesto a pensar en algo asi, que tal si la magia que teníamos se terminaba cuando al final decidieramos estar complemente juntos. Al mismo tiempo, aún seguía sintiendo esa sensación de que Cass iba a desaparecer en cualquier momento, no sabía bien porqué pero sentía que ella podía escapar de mi vida sin decir adios y no quería aferrarme más a ella y que lo hiciera, aunque eso también podía ser parte de mi imaginación. Estaba un poco confundido. No me había dado cuenta de que mi mano estaba sujetando con fuerza la mano de Cassandra y que no había soltado el aire de mis pulmones por algunos segundos, mi cuerpo estaba demasiado tenso y cuando me dí cuenta de eso me relajé y aflojé el agarre de la mano de la rubia. Le seguí sonriendo pero esta vez más calmado, como si quisiera darle a entender algo que nisiquiera yo entendía.

Decir lo que habia dicho resulto dificil, pero emocionante. Mi corazon latia a prisa y mis mejillas seguian sonrosadas. Apoye mi cabeza del todo en mi brazo, mientras mi otra mano acariciaba la camisa de Al. Note como elevaba sus brazos al cielo, y en contraste con un rayo de sol parecia que sus brazos fueran alas. Eso me hizo sonreir, en espera de sus palabras en un intervalo que se me hacia eterno.

Enarque una ceja ante su frase, no entendiendo del todo si me habia comprendido o no. Estando asi no podia ver su mirada, por lo cual no podia deducir de sus reacciones sus pensamientos. ¿Y si no habia entendido?. Recien venia saliendo de San Mungo, asi que podria ser. El nervio hizo que alejara mi mano de su camiseta, y que mis ojos se desviaran a mis dedos, admirando mis uñas, cosa que siempre hacia cuando parecia distraida en mis propias cavilaciones. Sin embargo Albus giro en ese momento. Mi mirada se encontro con la suya y su sonrisa fue acompañada por la mia. Cuando se acerco senti que se formaba un nudo en mi vientre y acepte sin queja alguna su cercania. Sentir su tacto en mi nariz me provoco cerrar los ojos solo un segundo, y al abrirlos nuevamente me encontre con los ojos verdes de Albus. Me encantaba como me miraba.

En el silencio del ambiente mis ojos recorrieron su iris. No me podia alejar de su mirada, olvidando respirar del todo al ser consciente de su cercania. Todo ruido de nuestro alrededor habia desaparecido. Las hojas de los arboles ya no clamaban libertad, porque atadas se sentian libres. Y asi me sentia yo, atada a cada minuto a algo que no comprendia, pero mas libre que nunca antes... porque estaba dejando de tener miedo para enfrentarme a lo unico que siempre me habia aterrado: querer a alguien.

Las palabras de Albus me dejaron sin gesto alguno, incomprendiendo. Arrugue un poco mi ceño, sin reaccion de inmediata, pues el panico se apodero de mis sentidos. En aquella confusion me senti ridicula, con el pecho apretado, y la boca semi abierta para decir algo al escuchar su risa ligera. Pero antes de poder actuar sus manos me acercaron a el. Como una muñeca me deje arrastrar por ellos, y acepte su beso cerrando mis ojos y volviendo a atrapar en un puño su camiseta. Mi cuerpo del todo se entrego a el, y no sabia si reir o llorar, porque no estaba entendiendo que pasaba. ¿Que queria decir ese beso?. Nunca habia sido buena comprendiendo los sentimientos ajenos alejada de un mazo de cartas, y este era el caso. Conocia a Albus, pero ahora no queria imaginar nada, porque facilmente me podia equivocar. Nuestros labios se separaron y un suspiro se escapo de mi boca, con un gesto de absoluta incredulidad y admirando como se alejaba de mi. Por primera vez en mi vida me habia quedado con las palabras en la boca sin saber del todo que queria decir. Estaba perpleja.

Estrelle mi espalda contra el cesped y lleve mis dos manos a mi rostro, cubriendolo. Simule un bostezo falso, porque no tenia sueño, pero queria cubrir mi rostro para sacarle aquella mueca de estupidez en el. Por un impulso estire mis manos e hice lo unico que se vino a mi mente: Grite. Grite a todo pulmon sin importarme que alguien me pudiera escuchar lejos de ahi. El grito evocado en una "Aaaaah" viajo desde mi pulmon, a traves de mi garganta, hasta salir disparado cual estrella fugaz de mi boca hacia afuera. Baje mis manos hacia el cesped y las aprete en un puño. Y al terminar de gritar sacando de mi cuerpo todo el peso de los nervios, del miedo, de la incompresion, me senti tan relajada que me puse a reir como una loca sin motivo alguno. La risa solo broto de forma natural inundando todos mis sentidos, buscando alguna forma de aclarar mis ideas, o esperando que Albus aclarara las suyas. No entendia nada, y no sabia como preguntarlo, porque siempre habia sido demasiado directa y ahora no sabia si serlo o no. Temia la respuesta.

Parando de reir de a poco me ladee del todo y mire a Albus. Mi cabello estaba desordenado y una hoja se habia colado en uno de sus mechones-. Te odio, Albus- se lo dije con todo el amor del mundo, de tal intensidad que mis mejillas se sonrojaron y mi mirada se torno brillosa. Para cualquiera pareceria una loca, lo sabia, pero Albus era de las pocas personas que me conocian, y que quizas entenderia que no estaba loca, solo actuaba como una de vez en cuando-. Te odio mas de lo que te imaginas- agregue en un tono burlon, esperando que el comprendiera mas alla de mis palabras. Me incorpore sobre el cesped para buscar su cercania, acomodandome sobre una de mis manos y dejando mi rostro sobre el suyo. Mi cabello nos cubrio y una sonrisa se materializo en mis labios. Ante eso estabamos unidos por las sombras. Y nuestros alientos chocaban en el silencio que dejaban las palabras-. Ojala encuentres una chica cercana a quien proponerselo- dije evitando reirme porque la situacion era tan absurda que me atormentaba. Con esa risa en la punta de mis labios bese su nariz, sin alejar la cortina de cabello de nuestro entorno, y quedandome asi, sin besarlo, pero tentandolo con mi simple cercania.

No iba a permitir que los nervios y los miedos me vencieran. Era una rebelde de cuerpo y alma, y estaba dispuestar a rebelarme frente a todo... incluso frente a mi misma.

Cassandra se dió la vuelta, se tapó la cara y ya no comprendí nada porque se puso a gritar y al mismo tiempo yo me puse a reir de la manera en la que se tomaba mi broma, sus gritos me aprecían tan tiernos que me daban ganas de tomarla entre mis brazos y besarla hasta cansarme pero en lugar de eso, decidí dejar que siguiera desahogandose y traté de calmar mi risa per me fué muy difícil.

Entonces, por arte de magia y sin usar varita, Cass comenzó a reir desaforadamente, cosa que me provocó más risa y mi cuerpo se movía sin ritmo de arriba a abajo al compás de mi respiración que estaba acelerada por la risa. - Hey tranquila! - le dije tratando de controlar mi risa. "Te odio, Albus" me reí. - Claro que no! - seguí riendome. "Te odio mas de lo que te imaginas" siguió quejándose pero era evidente que se burlaba y yo no podía parar de reir.

Su cuerpo se acomodó por encima de nuevo haciendo que su cabello nos proporcinara un poco de privacidad y mi risa cesó porque ví que ella hacía mucho esfuerzo para controlarse así que le ayudé un poco con eso.

Me mordí el labio con fuerza para no reir más. - Agradezco tus buenos deseos "amor", yo también espero encontrarla algún día, pero en estos tiempos es difícil encontrar una chica bonita...- hundí mis dedos en su cabello acariciándola sin dejar de hablar. - ... inteligente... sensual... cariñosa... que acepte abiertamente que está enamorada y que no se sienta acorralada por ese hecho... - mis ojos no dejaban los suyos, la risa se había esfumado y a pesar de las indirectas, estabamos sincerándonos mutuamente.

Podía sentirla conmigo, como esas últimas veces, tan cerca y tan mía que me resultaba inverosímil, me encantaba que se sintiera cómoda con la cercanía, cualquiera que supiera la verdad de que no eramos novios no lo creería. Parecíamos una pareja de enamorados sin remedio, y comenzaba a darme cuenta de eso.

Respirar el mismo aire que Albus me transportaba a otro nivel de mi misma. Era como que todo fuera un sueño, y no fuera yo la chica que estaba ahi, sobre el. Aunque contrario a ello nunca antes me habia sentido mas yo, pues no tenia que reprimir mis impulsos estando con el. Podia besarlo, morderlo, arañarlo, incluso reirme sin sentido y de todas formas los dos no perdiamos la logica con dichos actos. Aun con la risa en la punta de la lengua me quede mirandolo. Amaba sus ojos, me encantaban, eran tan expresivos que el no podia controlarlos, y a traves de ellos podia saber cosas que el no me queria decir. El juego comenzado se habia alargado, mas mis nervios iniciales habian cesado. No estaba loca, algo me lo decia, las cartas ya lo habian predicho y no dudaba de que Albus si sentia algo por mi. Sus ojos me lo gritaban desde el mas recondido lugar de su iris. Si, sus ojos me lo decian todo con una mirada.

Ante sus palabras una sonrisa burlona se dibujo en mis labios. Una de mis manos sujetas al cesped me impedian dejar caer todo el peso sobre el, y la otra, libre de dicha tarea, acaricio su mejilla con lentitud. El roce de su piel era tan calido-. Hay muchas chicas por el mundo buscando amor abiertamente- le dije sabiendo que yo no era una de esas. Jamas habia buscado amor, sino que habia rehuido de el a como diera lugar. No sabia en que momento el destino se habia torcido entre mis manos-. De seguro te das un paseo por el colegio y encuentras a diez, total esas son las mas faciles de encontrar-. Arrugue un poco el labio y recorde una pequeña historia que habia leido una vez-. Son las manzanas que estan mas cerca del suelo, al alcance de todos- volvi a sonreir y acerque mis labios a los suyos. Abri la boca y aspire su aliento un segundo, cerrando los ojos para embriagarme de el. Me sentia tan comoda asi, junto a Albus como si nada nos pudiera separar jamas, que a mi mente volvian indicios de panico, los cuales tuve que controlar volviendo a tomar cierto espacio entre su rostro y el mio, y mirando sus ojos con mi cabello cubriendonos el mundo exterior-. El problema esta con esas manzanas que estan en la punta y que nadie tiene la valentia para tomar- enarque una ceja de forma arrogante y sonrei de manera burlona-. Es como intentar atrapar a Cassandra Nott, todos me miran, muchos me han lanzando indirectas... pero ninguno se ha atrevido a jugar a la verdad conmigo- la frase no daba lugar a dudas, ya que en mi vida escolar eso era verdad. Sabia que muchos chicos hacian apuestas para ver cual se atrevia a invitarme a algun baile, pero al final del dia siempre terminaba de la mano de Scor. Mi primo era el unico que no tenia tapujo alguno para decirme que era suya. A veces incluso se pasaba. Mis ojos se posaron de lleno en Albus y mi dedo que acariciaba su rostro bajo por su menton hasta posarse en su pecho, sobre su corazon. Acerque mi frente a la suya, evitando asi su mirada un segundo y concentrandome en mi propia respiracion-. Lo primero que se ha de hacer para pedirle a otro la valentia de amar, es demostrar que se tiene la valentia para corresponderle. Sin eso no hay ninguna oportunidad- finalice con una de las frases mas serias que habia salido de mi boca en mucho tiempo.

Si, tenia miedo, muchisimo, tanto que era en minutos como ese que sabia porque no me habia mandado el sombrero a Gryffindor. El nervio se volvio a apoderar de mi cuerpo y senti que temblaba. Cerre mis ojos con fuerza, arrugando mi gesto, y la mano que habia sobre el pecho de Albus se transformo en un puño. Por un lado parecia que le habia dicho que me amara, se lo rogaba, me sentia tan pequeña que recorde las palabras de Flo y el porque eso no era algo para mi. Pero a la vez ese miedo iba acompañado con el goce de tener la piel de Albus contra la mia, sus caricias, sus ojos observandome, el calor de su aliento, su mano tomando la mia y haciendome saber que yo era especial, no por el poder que habia heredado de adivinacion, sino por quien era. Con Albus de la mano me podia atrever a muchas mas cosas de las que nunca antes me habia atrevido. Y eso no tenia precio.

Solo en el momento que teniamos realmente miedo podiamos demostrar cual valiente eramos. Y en ese instante yo era valiente a rabiar. Mas valiente que nunca antes, porque me estaba lanzando a un abismo sin escoba que me ayudara a volar... y lo hacia con la seguridad que si algo pasaba Albus iba a tomar mi mano y me iba a detener. Juntos podriamos enfrentar todo tipo de adversidades.

En un principio pensé en levantarme y fingir que me iba de ahí a buscar a la chica que me decía, y no iba a ser difícil encontrar a una chica que estuviera dispuesta a ser mi novia, seguro que si volteaba ahí justo en los terrenos del castillo podía encontrar al menos una. Los adolescentes estaban deseosos de sentirse queridos por otras personas, las chicas buscaban un hombre que las protegiera y les profesara amor eterno, los hombres buscaban mujeres que comprendieran sus instintos animales y que accedieran a estar en sus camas fingiendo que las amarían para siempre. Así era la adolescencia y comenzaba a pensar que cuando los jóvenes crecían no cambiaban demasiado a eso.

Con Cassandra las cosas no eran así, puesto que nuestra relación había comenzado muy diferente, ya habíamos intimado, andabamos pero no andábamos, nos conocíamos perfectamente, esos tapujos de incomodidad, entre nosotros, ya no existían, podía verla como era, con todos los defectos y virtudes que poseía, no podía decir que era perfecta, porque a mis ojos no lo era, sin embargo, la amaba y aceptaba como era, no esperaba que cambiara ni la más mínima gota, me encantaba como era, con todos esos arranques, la efusividad de su alma y la energía que emabana de ella me encantaba era un motor que me revitalizaba.

Su relato me recordó mucho a nuestro primer año y sonreí, cuando ella quería una manzana de un árbol que era muy alto, y ella quería la manzana más roja y la que se veía con más jugo, por supuesto estaba en la cima y nadie se atervió a ir por ella, yo en cambio subí por el árbol y tomé la manzana para ella, no me importaba subir la montaña más alta para complacerla y mucho menos para tomar lo que quería, y lo que quería estaba conmigo en ese momento, casi temblando como una hoja a punto de caer en otoño, con esos ojos tan brillantes que me hipnotizaban.

Acaricié su mejilla saboreando con el tacto la textura fina de su piel mientras la escuchaba hablar, Cassandra se estaba yendo lejos, muy lejos, parecía que no entendía que estaba jugando y ese juego me gustaba, hacerla sentir insegura era casi un deleite, porque ella me estaba obligando a decirle que la quería y que quería que estuviera conmigo, pero en ese instante me dí cuenta que no era necesario decirselo puesto que así era. Decían por ahí que las acciones hablaban más que mil palabras y definitivamente eso era lo que habíamos estado haciendo, no sabía bien desde cuando pero Cassandra y yo eramos una pareja completa sin necesidad de decírnoslo, y para el mundo también lo éramos puesto que ellos nunca supieron de nuestro engaño.

Su mano se cerró en mi pecho sujetándome, exigiéndome que la amara y que se lo demostrara. Tomé el dorso de su mano con mi mano y la apreté suavemente sin dejar de mirar sus ojos. - Te lo he demostrado - por primera vez algo directo, sin divagaciones como las que ella estaba usando con metáforas ni enredos. - Te lo he dicho y lo sabes - proseguí con voz grave sin soltar su mano. - Entonces quiero saberlo ¿Tienes esa valentía? - pregunté finalmente como si fuera tan obvio que yo estaba diciéndole y demostrándo desde el primer momento que yo si la tenía.

Sabia que temblaba, y no podia contenerlo, me sentia fragil y fuerte a la vez, como si una brisa pudiese arrancarme del arbol, pero ni aun el fuego mas brutal pudiese quemarme. Compartia con Albus un momento de intimidad como ningun otro, porque mi cuerpo desnudo no me avergonzaba, pero tener asi, cada uno de mis sentimientos a flor de piel, era como estar sin ropa alguna mientras el se adentraba en mi descubriendo cada recoveco de mi mente. Sus ojos no dejaban de estudiarme, y separe mi frente para observarlos. Mi corazon tronaba en mi pecho con fuerza, y mi mano seguia siendo un puño sobre su camisa, exigiendo silenciosamente la seguridad de sus palabras para dar el salto final.

Su mano tomo la mia y un suspiro se escapo de mi boca entreabierta. El contacto con su piel era un deleite, y sabia que esa mano tomaria la mia cuando quisiera saltar. Sus palabras golpearon mi pecho y mis mejillas se sonrojaron aun mas. Sabia que no mentia. Reconocia en sus ojos la total verdad. Y eso hizo que sintiera como cada una de mis barreras se derrumbaba y me dejaban sin proteccion alguna bajo el encanto que Albus Potter habia producido en mi, sin saber como habia llegado a ese lamentable estado de debilidad ante su persona.

Sentia el latir de mi corazon en mis oidos. Las palabras otra vez atragantandose en mi garganta, queria desviar mis ojos de los suyos y salir corriendo de ahi antes de hacer una idiotez. Estaba invisiblemente atada sin escapatoria, y eso me gustaba, me gustaba tanto que me impulsaba a quedarme ahi a pesar de que mi cabeza me decia: ¡corre, corre, antes de que sea demasiado tarde!. Pero ya no habia posibilidad de escapar. Estaba con el lodo hasta la cintura y el agua ya se habia apoderado de la hoja otoñal que buscaba la libertad, y que fue seducida por las aguas cristalinas. En mis labios se formo una sonrisa nerviosa, pero mi voz sono tan segura que temble ante ello-. Soy la mujer mas valiente que haz conocido, Albus- asegure acercandome a sus labios y rozandolos con la punta de mi nariz-. Espero que estes a mi altura- agregue con un deje de arrogancia, intentando calmar mis propios nervios al saber lo que aquellas palabras significaban. Mi boca, con lentitud, alcanzo la suya. Abri mis labios cerrando del todo mis ojos y lo bese acercandome mas a su cuerpo, olvidando del todo que estabamos en un lugar publico en medio del jardin de Hogwart, y buscando su boca como si ese fuese el primer paso para lanzarme al vacio oscuro que llevaria, quizas, a la luz.

Mi mano que antes habia estado en su pecho subio enredandose en su cabello. Y la otra se afirmaba del cesped sosteniendo el peso de mi cuerpo. El beso lento se fue deteniendo, separando mi lengua de la suya y alenado del todo mi boca de la de el. Mis ojos buscaron los suyos una vez abiertos, y suspire dejando mis pulmones sin aire alguno-. ¿Asi que ya encontraste a quien buscabas, o quieres seguir buscando?- le pregunte en un tono divertido y mordiendo mi labio inferior. Mi respiracion seguia siendo entrecortada, y en mi mente el saber que ahora lo nuestro no era una mentira hacia eco, intentando asimilarlo sin colapsar.

¿Cassandra Nott enamorada de alguien?. Definitivamente algo estaba mal... o simplemente todo comenzaba a tomar equilibrio.

Reí con su "Espero que estés a la altura" había muchas maneras de como tomar eso, claro que para una mujer, un hombre siempre tendría algo que le faltara, ellas nunca se conformaban con nada pero en este caso era evidente a lo que se refería. Ella quería escuchar de mis labios un "Si Cassandra estoy a la altura y quiero que seas mi novia" pero no lo iba a escuchar, me gustaba verla como buscaba la manera de seguir esa silenciosa pelea de egos para ver quien hablaba primero, me encantaba la astucia que tenía, no era como muchas otras que ya se hubieran ido con la cabeza agachada ante mis evasivas, ella siempre buscaba y conseguía lo que quería.

Sus labios bajaron a los míos sumiéndonos en un beso profundo, sus labios danzaban con los míos, cada roce era una nueva experiencia, mis ojos se habían cerrado y era consiente de cada parte de mi cuerpo que se erizaba ante el contacto de Cass.

El beso era lento pero impregnado de todo, contenía su ternura, su deseo y el cariño que jamás había sentido con nadie más. Mi corazón latía con fuerza y comenzaba a querer más de ella, no solo un beso. Se separó para mi mala suerte y volvió al tema, que en ese momento ya no me importaba - Shhhh...!!!! - la silencié mientras que una de mis manos la sujetaba por la nuca apresando su cabello entre mis dedos y la jalaba nuevamente a mis labios. Capturé sus labios con los míos obligándola en cierta manera, a que su cuerpo se tendiera sobre el mío porque con el otro brazo abracé su cintura jalándola hacia mi cuerpo y luego ese mismo brazo subió por su espalda apresándola más a mí.

- Deja de hablar tonterías... - mis labios jugaban con los suyos y sin darme cuenta estaba besando el contorno de su mentón moldeando su rostro a donde yo quería. - ...sabes que te quiero y no tengo que decirlo para que lo sientas...- mis labios seguían una línea por su cuello mientras mi cuerpo rodó para dejarla postrada en el césped y una de mis piernas se enrredaba entre las de ella y ahora era yo el que a medias estaba contra su cuerpo. -... encontré lo que buscaba sin siquiera buscarlo... - seguí besando su cuello con mi respiración entrecortada mientras que mis manos acariciarban el cuerpo de Cassandra, una subió uno de sus brazos hacia arriba de su cabeza y ahí lo sujetó con fuerza para inmovilizarlo y con mi otra mano sujetaba su rostro.

Mis labios subieron de nuevo hacia los suyos y nuestras miradas se encontraron furtivamente. - Pero ahora creo que deberías de irte - mi nariz rozó la suya. - Para que pueda encontrarte de nuevo - entrelacé mis dedos con los de ella en la mano que estaba sujetando por encima de su cabeza. No dejé de verla. Sólamente ella podía hacer que esa parte de león que residía muy dentro de mi corazón saliera de esa manera.

Nunca habia visto a Albus tan demandante, y esa actitud de el solo me hizo desearlo mas. No era un chico timido que caia bajo mis encantos con facilidad. Queria batallar, pero no pisotear, era una guerra blanca donde los dos podiamos salir vencedores si sabiamos como jugarla. Su mano se enterro en mi cabello y con ello me llevo a sus labios. Cerre los ojos y me deje hipnotizar por el sabor de su aliento, sintiendo la corriente electrica que erizaba mi piel. Su otro brazo apreso mi cintura, provocando que cayera del todo sobre el. Nuestros cuerpos ya no tenian espacio que los separase, y todo ello me recordaba al tren y a aquella noche donde los sueños se habian confundido con la realidad, y que nos habia llevado a lo que hoy reconocia como una experiencia inolvidable. Una experiencia que queria volver a repetir una y otra vez, sin cansarme nunca.

Sus palabras contra mi piel me hicieron reir por las cosquillas. Habia olvidado del todo donde estaba, y solo me concentraba en el aroma de Albus y en la calidez de su cercania. Las hormonas ya habian comenzado a revolotear, y recien entonces caia en el hecho que habian pasado muchisimos dias desde la ultima vez que nos habiamos besado con tal intensidad. Lo escuche, aun con los ojos cerrados, y esta vez no quise escapar. Me gustaba oir que me queria, porque nunca antes me lo habian dicho con tal sinceridad. Yo no lo decia, en cambio Albus no tenia miedo a repetirlo una y otra vez, derritiendome con cada vez que aquello salia de sus labios. De aquellos labios que ahora me pertenecian.

En un movimiento que no me esperaba sus besos bajaron por mi cuello y, sin hacer nada por evitarlo, me deje atrapar entre el y el cesped. Abri los ojos y busque los suyos, al compas de mi respiracion acelerada y mis mejillas arreboladas. Pero Albus estaba deleitando mi cuello con sus besos, ante lo cual yo me vi obligada a mirar hacia arriba y notar las ramas del arbol que nos hacia sombra. Era como estar viviendo una extraña fantasia.

Deje que tomara el control de la situacion, sumisa ante sus movimientos. Mi mano estaba prisionera de la suya sobre mi cabeza, y nuestros dedos se entrelazaban. Sus palabras, acompañadas de su mirada apasionada sobre mi, me hizo sonreir. Yo ya habia decidido que no escaparia. Y que no lo haria hasta escuchar aquello que queria que saliera de sus labios. Asi tuviera que venir la misma McGonagall a separarnos. Por lo que lleve mi mano libre hacia su pecho, desde donde me era claro el tronar de su corazon-. Pero si aun no haz encontrado nada, Albus- dije con una sonrisa coqueta y mordiendo mi labio inferior, rojo e inflado por sus besos. Lleve mi mano hacia mi boca y mordi la punta de mi dedo enguantado. Con una conqueteria consciente saque el guante de mi mano deslizandola hacia abajo, y una vez que estuvo fuera lo lance hacia un lado. Ahora, con aquella parte de mi cuerpo descubierta, acaricie el menton de Albus respirando con dificultad por la excitacion de los suscesos. Mi mano luego se deslizo por su torso y bajo hasta el linde donde estaba su camisa. Y sin pudor alguno se colo bajo ella tocando de forma directa la calidez de su piel. Por un instante detuve mi respiracion.

Con sus ojos en los mios incline mi rostro hacia adelante, buscando sus labios a la vez que mi mano vagaba por su espalda bajo su ropa. Casi no me podia mover, por lo que cualquier indicio de querer salir de su prision significaba chocar mis caderas contra las suyas llevando a que cada nuevo intento fuera insuficiente. Eso solo me hizo sonreir mas en el beso, y con la respiracion inconstante deje mis labios posados en los suyos, masajeando su piel y podiendo escuchar el propio pulso acelerado de mi sangre-. O al menos, aquello que haz encontrado aun no te pertenece- señale sin ser capaz de decir otra palabra. Deje caer mi cabeza hacia el cesped y lo mire dejando mi boca entreabierta.

Si queria jugar, jugariamos. Pero que no se le olvidara que Cassandra Nott jamas perdia. Menos aun cuando habia tomado una decision de tal embergadura.

Nunca me había detenido a pensar o a analizar la sensualidad que derrochaban los movimientos de Cassandra hasta que sus acciones eran dirigidas a mí, o tal vez hubiese sido que nunca se hubiera mostrado tan sensual delante de mí. Maldecía un millón de veces a quien hubiera estado antes bajo los encantos de Cassandra, ahora que me pertenecían iba a ser muy difícil que la liberara, nadie se podía acercar, me había convertido en una serpiente venenosa protectora de lo que le pertenecía y que de alguna u otra manera había tomado a pesar de que la vida decía que no podía hacerlo. Ella era mía, era como una cachorrita seducida y postrada ante mí, amaba tenerla así y no iba a dejarla ir jamás.

Sus labios apresaron a los míos, comenzaba a hacerse muy difícil la tarea de estar con Cassandra puesto que cada vez que estaba con ella una corriente eléctrica recorría mi cuerpo y lo dejaba frenético y deseoso de su cuerpo, de sus labios y sus caricias, que ella no dudó en darme, su mano se deslizó por debajo de mi camisa y comenzó a acariciar mi espalda con el tacto digno de una mujer delicada como ella.

La respiración de ella se detenía a momentos y regresaba algo agitada, mientras que la mía era muy profunda y trataba de controlarse para no descontrolar a mi cuerpo que si estuviésemos en un lugar privado ya se hubiera puesto frenético y estaría desprendiendo las prendas de ropa. Ella hablaba pero en ese momento el juego para mí había terminado porque ya no la escuchaba, no entendía lo que me estaba diciendo, solo sentía su cuerpo contra el mío y los deseos de besar cada rincón de su piel.

- Te deseo Cass... - dije casi en un gemido grave mientras mis ojos se postraban sobre los de ella y mi mano que la sujetaba por detrás de la cabeza bajó por el contorno de su brazo y siguió por la línea lateral de su pecho sintiendo el borde de su busto y apretó un poco mientras seguía bajando hacia su cintura. - No entiendo nada cuando estoy contigo - dije mientras mi mano sujetaba su blusa y la aferraba a mi puño como si quisiera arracarsela. - Tengo pánico de enamorarme de tí y parece que es lo que buscas a cada instante - tragué saliva y las palabras salieron de mi boca sin ser pensadas, le acababa de decir lo que sentía, tenía un miedo atróz de enamorarme de ella y que no me correspondiera que iba a enloquecer si seguía deseandola de esa manera.

La sangre fluia por mi cuerpo entibiandolo a cada segundo, elevando mi temperatura corporal. La brisa fresca era un alivio para mis pomulos, y mi respiracion daba a conocer mas de lo que me habria gustado mostrar. Sin embargo, no podia evitar todas aquellas reacciones, ya que tenia a Albus atrapandome con total posesion, y su cercania, sus besos, hasta su mirada hacian que no quisiera otra cosa que estar con el, sin importar que estuvieramos junto al lago en una tarde de Octubre.

Entonces me di cuenta que esto estaba mal, muy mal, pues la situacion se nos estaba saliendo absolutamente de control. Y habian pocas cosas que me gustaran mas que el descontrol. Quizas Albus se estaba transformando en una de ellas. Su cercania me tenia con los nervios a paso de colpasar a cada momento, olvidando mi mente y siendo poseida por mis impulsos. Fue asi que sus palabras tan precisas me hicieron ahogar un gemido cuando su mano paso a rozar mi cuerpo, tocando sin pudor alguno mi busto. Mi mano que acariciaba su espalda se hundio en su piel, y mis ojos no dejaron de mirar los suyos, hundiendome en el mar de sensaciones que aquella caricia me habia provocado.

Lo escuche en silencio, impresionada por su siguiente frase, pues a mi me pasaba lo mismo. Cuando se trataba de el no sabia lo que hacia, y ese preciso instante que estabamos compartiendo era una muestra de ello. Mi alma le pedia que me dijera lo que queria escuchar, cuando yo nunca antes necesite que alguien me dijera que me queria. Ni aun mi madre.

Mi mano que antes habia sido prisionera de la suya bajo sobre su camisa con lentitud, invadiendome del calor de su cuerpo para obtener la fuerza para no salir corriendo. Abri mis ojos del todo y recibi su ultima declaracion como un dardo de fuego que llegaba a mi pecho y lo hacia explotar, sintiendo como mis mejillas se hacian sangre, la cual fluia por mis venas a una impactante velocidad. Una sonrisa, leve y sincera, se poso en mis labios percibiendo que mi alma se hacia mas liviana al ser testigo de sus palabras. Era como que todo nuestro alrededor se habia esfumado, y en mi mente su miedo era tan latente como en mi corazon era el mio. Su puño en mi camisa me hizo aflojar el agarre de mi mano contra su piel.

- En tal caso, Albus- abri mi boca para responder con un tono calmado que me impresionaba de mi misma. Estaba nerviosa, y tanto mi cuerpo tembloroso como mi pulso acelerado lo demostraban, pero logre controlar mi voz-... ¿que dices si nos arriesgamos juntos?- le pregunte terminando mi frase con un suspiro prolongado, el cual fue acompañado por mi mano que ahora subia hasta enredarse en sus cabellos. El nervio me obligo a desviar mi mirada de la suya hacia su cuello, y tome impulso hasta posar mis labios en su piel sobre el cuello de su camisa, donde podia sentir su aroma. Bese aquella porcion de su cuepo abrazandome de su espalda con fuerza. Sentirlo asi de cerca me nublaba y me hacia dejar a un lado el tema que estabamos tratanto, que aunque me importaba se me hacia absolutamente vergonzoso. Mi pecho se pego al suyo y nuestros corazones tronaron con impaciencia.

Lo habia dicho todo sin tener ni la mas remota intencion de hacerlo. Y ahora que ya me habia arriesgado solo queria que la mano de Albus me sujetara y no me dejara caer. Porque ese era un dia de primeras veces. Y yo por primera vez habia dicho mas de lo que queria decir, con el terror de la verdad que lo antecedia. Si Albus no se arriesgaba conmigo no sabia que conducta iba a tomar. Pero fuera la que fuera, ambos nos perderiamos para siempre.

Yo quería que Cassandra se diera cuenta de una cosa y no lo estaba haciendo, quería que ella viera que para mí, ella era lo más importante en mi vida y que se lo demostraba a casa segundo que pasaba tanto con ella como lejos de ella, pero parecía que ella no se daba cuenta y quería escucharlo de mis labios, para mí inicialmente era un juego el rehusarme a decírselo porque en mi experiencia las palabras eran huecas cuando no tenían un sentimiento impreso en ellas, yo era de los que prefería expresar con actos lo que sentía y lo que pensaba, por eso no me costaba trabajo decirle que la quería porque se lo demostraba tan intensamente que el decirlo era solo un bonus.

Mis labios estaban marcando una sonrisa cómplice y sincera que comprendían perfectamente lo que ella quería. - Creo que en realidad lo que me da miedo es reconocer que yo estoy.... demasiado... enamorado ya... no sé como dejé que esto sucediera pero... - estaba titubeando, tenía pánico escénico en ese intante y mi público me veía espectante. Solamente le había dicho semejantes cosas a Allie hacía mucho tiempo y estar confesandome con Cassandra era como una agonía. Tenía la boca seca y parecía como si la piel se me hubiera hecho pequeña y ya no me quedara. - Yo me estoy arriesgando y tú también. Quieres que te diga algo que no te voy a decir porque quiero que te des cuenta que lo que hago significa más para mí que las palabras - sujeté la mano que me estaba acariciando y la puse contra mi pecho a la altura de mi corazón. - Ya no puedo estar sin tí, así que no me voy a resistir más si tú quieres estar conmigo .- eso era una petición, era como un ruego de que se quedara conmigo para siempre, que no me dejara solo, que no me dejara caer porque para mí ella ahora lo era todo, si no me tenía me íba a encontrar en un agujero sin salida.

En ese momento recordé la recordadora que Allie me había regalado y me pregunté de que color se habría puesto el humo que contenía y que sería lo que ella pudiera estar escuchando en ella en ese momento. Aún no sabía si funcionaba aunque no tuviera la esfera en la mano, la tenía guardada en la mochila que estaba tirada en el césped a un lado de nosotros.

Apreté la mano de Cassandra. - Esto dejó de ser un juego para mí y quiero que lo deje de ser para tí. Sólo hay algo que quiero pedirte - me estaba muriendo de terror, eso de sentirse enamorado no era lo mío y si confesarse era así de difícil viviría aterrado el resto de mis días.

Ante las primeras palabras de Albus deje su cuello y volvi mi cabeza al suelo. Mi mano seguia acariciando sus cabellos, a la vez que lo miraba sin poder creer del todo lo que me decia. ¿Enamorado? Esa palabra me causaba panico, mas que ninguna otra. Porque en ese preciso instante que el la decia yo me daba cuenta que le correspondia. ¿Estaba enamorada?. Mi corazon latiendo tan a prisa y mis mejillas encendidas me lo confirmaban. Solo el saber eso me hacia volar a lo mas alto y desear que Albus me besara por siempre sin ninguna interrupcion. No sabia en que momento ambos nos habiamos dejado atrapar a tal nivel por el juego. Pero de pronto tener su mano entre la mia se habia transformado en un anhelo, y besarlo - con o sin gente mirandonos- era un impulso que nacia de la profundidad de mi ser, como si no tenerlo cerca me hiciera sentir mutilada.

Su mano tomo la mia y la llevo sobre su corazon. Latia. Y yo lo miraba con los ojos bien abierto, calmando lentamente mi respiracion. Sonrei ante su peticion y mordi mi labio inferior, percibiendo como un nudo se atragantaba en mi estomago. Sus palabras, nada mas, provocaban una serie de reacciones en mi que no podia evitar. Estaba tensa bajo su cuerpo, y la mano que el atrapaba con la suya, se sujetaba de su camisa sin querer salir de ahi. La hora de la pregunta se acercaba, y yo no podia creer que llevar aquel dialogo me tuviera asi. Estaba totalmente concentrada en el momento. Y no queria, bajo ningun punto de vista, que alguien nos interrumpiera.

- Pregunta...- lo alente sin poder comentarle nada sobre todo su discurso. Si el no era bueno para las palabras a ese estilo, yo era pesima. Sonrei tiernamente y me senti pequeña bajo el, como si estuviera desapareciendo-. Albus...- su nombre escapo de mis labios seguido de un golpe de aire. Queria abrazarlo, fundirme en sus brazos, ser parte completa de su calor. Todas esas sensaciones que cosquilleaban en mi piel me eran casi extrañas, porque la unica vez que habia sentido un minimo de ellas habia sido durante un verano que pronto llego a su fin. Pero en ese momento lo que se venia no eran solo meses de verano, sino un invierno largo, y un completo año escolar. Albus estaba presente en todos los dias de mi vida, y el paso que ahi podiamos tomar tendria una seria importancia sobre lo que significaria nuestra rutina en Hogwart. Sin embargo, estaba dispuesta a arriesgar el equilibrio que la rutina me habia dado para sentir sobre mi piel y mi corazon los besos de Albus sin hartarme nunca de ellos.

Sonrei mas profundamente y emane un suspiro, buscando aire-. Pregunta antes de que me ahogue- le dije soltando una risita leve. Porque la espera me tenia sin poder respirar. Y lo unico que queria era gritarle un si y besarlo nuevamente bajo la luz del palido sol otoñal. Si no se apresuraba iba a ser yo quien terminaria formulando la pregunta.

Las mejillas de Cassandra estaban tan sonrojadas como nunca antes las había visto y se veía simpática así con los mofletes arrebolados por las ansias. Me encantaba. Acaricié su rostro tiernamente cuando la veía casi hiperventilar por los nervios y mi nombre salió de sus labios en un suspiro. Acerqué mi rostro al suyo y acaricié la punta de su nariz con la mía disfrutando de como ella enloquecía por querer que le hiciera "La pregunta" que no iba a hacerle en ese momento.

Me senté cruzando las piernas de a indio y la ayudé a que se sentara también, retiré un par de hojas que se habían pegado a su cabello. - La verdad lo que te quiero pedir no es una pregunta, es una exigencia - sentencié luego de que ella me pedía que le preguntara. Mi cuerpo se comenzaba a tranquilizar, se estaba destensando y la exitación que había vivido hacía unos segundos comenzaba a aminorar, estaba conciente de que estamos en los terrenos del castillo y de que cualquier persona podía estarnos mirando y no iba a exponer a Cassandra a un chisme de semejante grado, ya tendríamos tiempo de estar solos de nuevo. - Intentémoslo pero lo que te quiero pedir es que no cambies, no dejes de ser quien eres porque me gustas así tal cual y antes de ver que cambias preferiría que siguieramos como hasta ahora. Quiero estar junto a tí pero no quiero que esto deje de ser lo que es porque lo que en verdad me da pánico es que te aburras - y eso era lo que me daba miedo, que Cassandra se sintiera otra persona si se comprometía a la relación, y que al final decidiera alejarse por aburrirse de una relación monótona, no podría soportarlo.

Ante su caricia cerre los ojos un segundo, dandole la bienvenida a su gesto y acompañando su suspiro al decir mi nombre. El roce con su nariz me provoco un leve temblor, que arremetio contra mi corazon. Abri mis ojos y observe los suyos. Cada segundo que pasaba me gustaban mas. No entendi como nunca antes me habia fijado del todo en lo lindos que eran.

Albus se incorporo en un agil movimiento que me descoloco un poco. La brisa fria me golpeo del todo y senti como mi pecho se desinflaba al poder respirar con tranquilidad. Su calor se marchaba con el al alejarse, y de pronto extrañe mi guante pues mi mano se helo. Sin embargo, antes de poder extrañar su contacto, Albus me ayudo a sentarme tomando mi mano desnuda. Me sente con las rodillas flectadas y recogidas hacia mi pecho, abrazandolas con mis brazos y observando el semblante de Albus adornado en su espalda con el brillor del lago bañado por la luz del sol. Sus manos acomodaron mi cabello desordenado y rebelde.

Su primera frase me hizo enrcar una ceja. ¿Exigencia?. Esa palabra me provocaba una repulsion inmediata, ya que no me gustaba que me exigieran nada. Mas antes de poder reprocharle cualquier cosa, volvio a abrir la boca, y al hablar sus palabras me arrancaron la mas dulce y fresca de las carcajadas.

- ¿Yo, cambiar?- mi tono de burla se hizo evidente, y me incline hacia el para apretarle una de sus mejillas con mis dedos. Mi rostro se acerco al suyo y, jugutonamente, mordi la punta de su nariz-. Albus, yo jamas cambiare. Si me pidieras cambiar ya estaria corriendo rumbo a la Sala Comun y olvidando de golpe todo esto- señale con una sonrisa, aunque con un tono de leve arrogancia, como si aun pudiera escapar de todo lo que sentia. Pero la verdad era que comenzaba a dudar de aquella posibilidad-. Tu me conoces. Yo no cambiare al menos que yo misma desee cambiar porque me convenga hacerlo- lo mire con picardia y acaricie su menton con mi mano no enguantada, bajando un dedo de ella por su cuello y siguiendo dicho camino hasta sus pectorales-. ¿Y aburrirme?. A mi se me ocurren muchas maneras para que no nos aburramos uno del otro- mi mano tomo su camisa en un puño con determinacion y lo mire a los ojos con total intensidad. Yo no habia pensado siquiera en la posibilidad de aburrirme-. Ademas, yo no soy para nada aburrida como tu ex babosa- dije con un tono algo acido al sacar a relucir a esa nerdy que habia sido novia de Albus. El que el hubiese estado con una chica asi era uno de los contra que habia analizado durante los ultimos dias. ¿Como le podria gustar yo si habia estado con una chica asi?. Quizas por eso me impresionaba que no me pidiera que cambiara. Pues el ser yo significaba ser lo contrario a ella. Y ello me llenaba de orgullo.

Con una sonrisa en mi rostro solte su camisa y pose mi mano sobre su rodilla. Mordi mi labio inferior y me volvi a inclinar hacia el, rozando su nariz con la mia al hacerlo-. Jamas te podrias aburrir conmigo, Albus. Aunque si quieres... te lo demuestro- señale hundiendo un poco mis dedos en su rodilla y respirando su aliento por la cercania. Aquello ultimo habia sido dicho con un tono de juego y desafio, porque asi podia relajar un poco el momento, y mis ansias de escuchar aquello que no me queria preguntar. Algo me decia que estaba maquinando algo para volverme loca por la impaciencia. Y lo estaba logrando, porque ya me habia hecho pensar en algo atrevido... para sacarle la pregunta a gritos.

¿Era una broma y Cassandra se estaba riendo de mí? Cuando su fresca carcajada salió de su ser retiré mi cabeza un poco hacia atrás mirándola como tomaba ese aire de prepotencia y se reía. Sentí de nuevo como si la piel de mi cuerpo se encogiera y tragué saliva nervioso, me dolía todo de verla así. Traté de no alterarme y me remití a escucharla. "Esto no va a funcionar Albus... no va a funcionar..." me dije a mi mismo mientras la observaba y apesar del frío otoñal que nos rodeaba me sentí caliente por dentro, como si el cuello se me quemara en un sauna.

Se acercó a mí y mordió la punta de mi nariz a lo que solamente pude contestar con una sonrisa nerviosa y completamente muda. Un hueco en el estómago se me había formado y solo quería irme de ahí sin decir nada más. "No tuve que haber dicho nada, que idiota... ella siempre va a ser mi amiga y esto es solo un momento para ella" pensé molesto conmigo mismo mientras seguía sonriéndo.

Ese tono de arrogancia y lo poco que le habían importado mis palabras me habían lastimado, pero que podía esperar de Cassandra Nott? Ella era así, siempre había sido así y yo mismo le estaba pidiendo que no cambiara, pero lo que yo quería decirle era que no cambiara su libertad porque yo no quería que se sintiera amarrada a mí, pero al parecer ella no lo había entendido así, había tomado mis sentimientos y los estaba aplastando con su poca seriedad y su falta de compromiso. Me tomó por la ropa en un puño aún envuelta en frases que en ese momento no tenían ni gracia, ni lógica para mí porque en verdad me sentí aplastado, luego me soltó y estuve a punto de decirle algo que iba a sonar como "No es aburrida y no es mi ex boba, se llama Allie!" pero callé en ese momento no estaba pensando fríamente estaba dejándome llevar por mi visceralidad y si decía algo al respecto solo lograría que ella se molestara por algo que si analizaba a la mañana siguiente probablemente no tendría sentido y ahora estaba alarmándome más de lo debido.

Se inclinó hacia mí sujetando mi rodilla y rozando su nariz con la mía como yo había hecho hacía unos momentos sincerándome pero ella en cambio seguía tomando todo a juego. Mi sonrisa se amplificó pero estaba seguro de que mi mirada no compartía en absoluto esa mueca de felicidad. - Tú siempre me demuestras cosas aún sin si quiera darte cuenta - mi tono de voz intentó sonar normal pero un ligero toque de resentimiento sonó en las últimas palabras. Sujeté la mano que tomaba mi rodilla y la separé de mi. Bajé la mirada a mis piernas y me pregunté de que color se vería el humo en la recordadora de Allie en esos momentos ¿Gris? ¿Café? Solté un suspiro. - Creo que aún estoy bajo los efectos de la medicacion de San Mungo y me dieron ganas de recostarme, ¿Quieres ir conmigo a la sala común? - corté de tajo la escena que en un momento para mí fué muy pasional y ahora mi cabeza se llenaba de preguntas y afirmaciones que no quería escuchar.

Note por su tono de voz que algo habia cambiado de golpe. Un rechazo hacia mi persona al separar mi mano de su pierna, y una sonrisa vacia acompañada por sus ojos tristes. Ante eso me paralice. Sabia que algo habia hecho, no era tonta. Quizas mi forma de tomar sus palabras para evitar los nervios lo habian hecho sentir ridiculo, como a mi me hacia sentir la espera de lo que queria escuchar. Baje mis ojos al suelo y escuche su ultima proposicion-. ¿Que?- pregunte en un total gesto de duda sin evitarlo, y elevando mi mirada con el menton alzado de forma arrogante. O no, esto no se quedaria asi. No pasaria nuevamente por la tortura de esperar algo como eso y no obtenerlo. No me inclinaria hacia el vacio solo para ver en el fondo su oscuridad, y esperar a que Albus tomara mi mano para que saltaramos juntos. No despues de que yo ya habia dado el primer paso tambaleante hacia el.

- No, no ire a ninguna parte- le dije con total seguridad, poniendome de pie y retrocediendo un par de pasos de el. Me incline hacia el suelo y comence a sacarme mis zapatos y mis calcetines-. No me voy hasta que aqui se llegue a un punto-. Aclare sintiendo que mi corazon se aceleraba por lo que iba a decir, porque la verborrea se habia apoderado de mi lengua y no me detendria por nada. Me deshice de mis zapatos y los deje ahi, hundiendo mis pien el cesped frio y suave-. Tienes que decidir ahora, Albus, si prefieres pararte y alejarte de aqui, o si te arriesgas a ser novio de...- me ergui y lo mire a los ojos. Decir novio me produjo un escalofrio, y aspire una bocanada de aire para seguir. Con mis manos me deshacia de mi chaqueta sin dejar de observarlo, para quedar solo en camiseta ante el frio dia de otoño que viviamos- ... de una chica narcisista, alocada, rebelde, explosiva, con actitudes cambiantes... - enumeraba mis defectos como si fueran virtudes, caminando hacia atras y sintiendo el frio aire que me envolvia. Ello evitaba que mis mejillas se tornaran tan rojas como un tomate, y que el ligero temblor de mi cuerpo fuese de dudosa procedencia, ya fuera por lo que decia o por la brisa fria que ahora se apoderaba de mi mano que antes habia estado enguantada, y cuyo guante lo lanzaba en ese momento hacia Albus- ... poco empatica, testaruda, obsesionada con el Quidditch, estridente, impulsiva y no analitica- mis pies tocaron la orilla del lago y el agua, mas helada que de costumbre, me produjo un nuevo escalofrio que me puso la piel de gallina. Ello me ayudaba a concentrarme en mi cuerpo y en lo que el sentia, permitiendome hablar sin arrancar de la verdad que escapaba por mis labios. Mi corazon latia cada vez mas rapido, y mis manos las hice un puño a cada lado de mi cuerpo-. Una chica que no sabe lo que esta haciendo, pero que por primera vez en su vida tiene tantos deseos de averiguarlo- mi labio temblo y aprete los dedos de mis pies bajo el agua. Mi pantalon estaba ya mojado en las orillas, y me habia detenido ahi, estirando mi mano para ver si Albus la tomaba y aceptaba lo que yo decia, o si salia arrancando con toda su negativa, ante lo cual yo me lanzaria al lago para sacer de mi cuerpo esa sensacion de que mi alma se arrancaba por mi garganta mientras hablaba-. Y que por encima de todo eso...- un suspiro y mis ojos se clavaron como nunca en los suyos- ...te quiere, y esta dispuesta a saltar a lo desconocido por ti- finalice sabiendo que ya no podia decir nada mas. Que esa era mi forma de pasarle mi corazon en bandeja de plata sin mas rodeos, y que el decidiera que hacer con el. Porque en ese momento donde la sangre circulaba con fuerza en mi cuerpo, y los dedos de mis pies se tensaban esperando sus palabras, habia decidido que no habria un despues si el no decia nada. Porque un orgullo herido puede ser mas fuerte que un corazon bombeante, y yo estaba dispuesta a que mi orgullo venciera esta vez. Nunca antes habia estado tan a la disposicion de alguien mas. Y eso me aterraba, me aterraba tanto como la negativa que podia salir de sus labios.