¡Vaya asco de castigo! -Erick-

3 de octubre, 4 pm

Después de haber manchado mi túnica favorita, y haber tenido que enviarla hasta la lavandería y técnicamente exigir que me la devolviesen ese mismo día y la negativa debido a que la mancha era de dudoso origen, ya sabía yo que esta semana no sería buena, ya lo sabía. Pero el hecho de que una vez más se me hubiese enjuiciado por algo que yo no habia cometido, ¡BUENO SI!, pero jamás aceptaría que yo lo había hecho, ahí estaba yo esperando a que me dictarán mi castigo.

-Debera cargar sin magia estos mapas hasta las bodegas- Me dijo severamente el profesor mientras me mostraba casi 15 cajas de mapas, zapateé sonoramente. -PERO QUE NO HE SIDO YO- Dije intentando encontrar alguna forma de evitar este absurdo cástigo.

-Entre más se tarde en aceptar que debera hacerlo, si o sí, más durará en librarse del cástigo- Lo miré con odio en los ojos, mientras tomaba la primer caja en los brazos, que gracias a el quidditch podrían soportarlos. -No he sido yo- Volví a renegar mientras salía con la primera caja hacia las bódegas de Hogwarts, solamente en una ocasión había bajado hasta ahí, claro en otras condiciones, pero eso no importaba iba maldiciendo a todos los que se me ocurrían, mientras tiraba al suelo la caja para darle un puntapié. -Vaya asco de cástigo, como si fuera un maldito elfo domestico, cual será el próximo ponerme a lavarle sus interiores, cabrón profesor-

Levanté la caja, no sin antes maldecir a cada ancestro del profesor. Al cabo de 5 minutos iba subiendo por la segunda caja. -Y sin magia- Imité bastante bien la voz del profesor. -Para que mierdas venimos a este colegio, ¿no es a aprender magia?- Me pregunté a mi misma, no sin antes verificar que en el aula no estuviese el profesor y tomé dos cajas poniendolas en mis brazos, sonreí complacida de tener la fuerza para halar dos, ¿pero bueno si podía con dos por que no tres?, y tal cual lo hicé, bajando más rápido y subiendo por otras tres. Sin dejar de maldecir claro esta.

Al cabo de media hora me quedaban solo 5 cajas, por lo que decidí ayudarme un poquito con magia solo para apilarlas una sobre otra, el profesor jamás se enteraría que al bajar las escaleras usaba un poco de magia para ayudarme. Estaba loco si creía que no lo haría y en su enfado no me había quitado la varita.

Todo iba bien, hasta que algún animalucho mascota de algún idiota se atreveso en mis pies haciendome tirar las 5 cajas. -Mierda- Dije mirando el gato que había sido y no dude dos veces en hacerlo cambiar de color solo para que su dueño sintiera el mismo fastidio que yo. -Lo que me faltaba ahora recoger esos estúpidos mapas, maldito cástigo, maldita tarde, MALDITO GATO- Dije dando un gran punta pie a uno de los mapas que empezó a rodar lejos de mí.

Estaban mal si creían que yo iba a recoger esos malditos mapas estúpidos Adhara Rubinsen no era un elfo, yo...yo era una de las chicas más populares de Hogwarts, todos me conocían y me amaban u odiaban, pero todos me conocían, un niño de mi casa de un año menos intento acercarse a ayudarme y lo amenacé con la varita. -No necesito tu ayuda, ¿que me ves cara de debilucha?, recuerda que gracias a mi los malditos de otras casas no anotan más de la cuentax- dije pagandome con el pobre todas las cosas malas que me habían pasado en el día había optado por esperar que se me pasara la rabia, hasta que ví frente a mi un chico de uniforme rojizo, solo había uno que se animaría a entrar hasta este lugar sin esperar que nadie lo tocasé, por el simple hecho de ser amigo de Cassie y mio...Christopher.

-Ni se te ocurra Fel...- Pero nada más lejos de la realidad, el mapa en mi mano voló hacia una caja y mis ojos se quedaron clavos en aquel impertinente que se animaba a hacer mofa de lo que me pasaba, cuando menciono a los de mi casa, una risa burlesca estalló en mi garganta. -Te aseguro que ningún Sly se burlaría de mí, jamás...Yo no soy como tú una sombra más en tu casa-

Pero tal como llegó desapareció...¿Maldito que se creía?, estaba en mis territorios, el cachorro de león estaba atrapado en los terrenos de una serpiente demasiado venenosa, levanté la caja con magia haciendo que me siguiese suavemente, hasta que llegué a la bodega, donde estaba Bohan, un golpazo anunció que yo había cerrado la puerta con mi varita, mientras la caja descendía. -¿Cuando fue la primera vez quesegún tú me ayudaste Bohan?- Claro que sabía su nombre, era un fantasma más de la casa de Gry siempre con su cara larga.

-Porque según yo recuerdo nunca me has servido para nada, cosa que no me extraña siendo de la casa que eres- Si esperaba un gracias no estaba ni frío, yo podía ser un bombón con mis amigos, ronrronear con una caricia de uno de mis amados, pero cuando alguien me provocaba podía ser demasiado mala, demasiado hiriente...Claro solo alguien había logrado sacar todo mi veneno...Dumstrang, ¿Donde estaría ese bobo, que bien me caería pagarmelas con él, sin embargo ahora estaba ahí, con un chico mucho menos intimidante que el grandulón ese, y en mis mazmorras.

Una sonrisa de lado se dibujo en mi rostro, no era fácil huir de las mazmorras si no eras una serpiente, y los leones no nacieron para lugares tan húmedos y bajos. -¿Que se te perdió en estos alrededores?, ¿buscas a alguien?- Pregunté con sorna. -Dejame ver, una sangre pura Slytherin esta enamorada de tí- Mi lengua viperina había sido algo desatada, probablemente si él se hubiese portado mejor conmigo yo no le estaría hablando así, probablemente. Pero su ayuda había sido burlesca, y nadie se burlaba de mí sin recibir su merecido.

¿Como era que este intento de león se atrevía a ser tan osado, acaso no sabía con quién hablaba?. -Oh Bohan ya quisieras tu, tener la fortuna de que yo tuviera algo contigo, creeme sería un paraíso para tí- Dije con aquel tono siseante que tanto les gustaba a la mayoría de los chicos cuando venía de una Slytherin. Sin embargo no seguí con aquel tono seductor al escuchar sus frases. -Cooperadora una mierda- Recordé lo enojada que estaba por aquel maldito castigo, ya me encargaría de hacerle una broma personal a ese jodido profe que había hecho mi vida miserable desde que había entrado al colegio.

En ese momento me recordó aquella ocasión cuando me había ayudado, Por Merlín santo, ¿De verdad esperaba que recordara que me había ayudado?, no... creo que todos los chicos morían por ayudar a una Sly, solo para ver ese misterioso lugar donde solíamos guardar las sly's nuestra varita. Pero un flashazo me hizo recordar aquel día.

" Era un día bastante soleado no era ni la sombra de la mujer que era ahora tenía solo 13 años, estaba en tercero y a pesar de que empezabamos a construir el imperio de las Sly, yo iba corriendo de una clase hacia la Sala Común para recoger mi escoba, cuando un chico de sexto golpeó mi brazo haciendome tirar todo y ni siquiera había tenido la decencia de preguntar si estaba bien, me incliné para recoger los papeles ya que mi varita estaba guardada en la mochila, cuando un chico de capa rojiza se inclinó a ayudarme, le agradecí aquel acto con una sonrisa encantadora"

Claro ese día estaba de buenas y ahora no. Y era cierto jamás sonreía a extraños desde esa ocasión, por que no era como que Adhara anduviese con una sonrisita todos los días, más bien era algo reacia con la gente pero aquel chico insistía en hacerme enojar por todos los medios.

-Me enseñan buena magia, la traigo en cada vena de mi cuerpo, pero te advierto que si estas castigado raramente puedes usar la varita- Dije aceptando por primera vez que me había portado mal en clase, y que me merecía ese maldito castigo que estaba cumpliendo. -Pero bueno ya sabes no todos los profesores estan dispuestos a que una alumna, se quite la camisa en plena clase, para distraer a sus compañeros- Claro que eso era mentira, jamás daría tanto placer a nadie de verme encuerarme, a menos de que fuera una apuesta claro estaba, pero siempre era bueno probar el terreno donde pisas.

-Fermaport- Dije logrando que la puerta se cerrara mágicamente, ja si había alguien que sabía como acabar con una pelea sin sentido era yo, y estaba dispuesta a hacer que el chico se tragará sus palabras acerca de esa insinuación de que me enseñaban mala magia. -Así que retomando, no le temes a las serpientes- Mencioné haciendo un señalamiento en esa frase tan equivocada. Empecé a caminar hacia él en un leve contoneo de caderas, valía la pena aquel esfuerzo sobre humano de aprender a ser sensual.

-¿Quieres ver por la pequeñez que me castigaron, Bohan- Mis manos volaron a los primeros botones de la camisa solo para tentar un poco la circunstancia, jamás soltaría toda la camisa, pero siempre contaba ver a alguien expectante, más cuando ese era un chico. Solte mi corbata suavemente, mientras soltaba los primeros dos botones de la camisa, no era una de esas chicas con cuerpo alucinante de mayor, pero tenía lo mío y sabía como usarlo. Me detuve a una distancia oportuna para que pudiera tener una vista general.

-¿Querías conocer las mazmorras?. ¿Quien mejor que una Sly para mostrarte los encantos de esta zona del castillo?- Pregunté demasiado insinuante, siempre había sido demasiado libertina.

Toda mujer que había presenciado con sus propios ojos el efecto de sus palabras y acciones sobre un hombre, entendería ese placer que generaba verlos titubear decidiendo entre cualquier otra y una Sly. Para nadie era un secreto que los Sly eramos apasionados, sensuales y demás cualidades que englobaban esa temática. Bajé mi mirada hasta sus manos que se retorcían suavemente, levanté mi vista topandome con su pecho en el que se notaba su subir y bajar y por último en su rostro, sus labios estaban tensos y sus ojos reflejaban su confusión, había sido una buena idea aprender expresión corporal, luego le agradecería a Cassie por haberse dejado ese libro, aunque fuese de dudosa procedencia.

Por fin los labios de Erick se abrieron dejando mostrar su tono titubeante. Al escuchar mi nombre sonreí. -Dime- Su frase obviamente era una manera de darse tiempo, no creía que el viejo arrugado llegará hasta aquí ni en mil siglos, estaba demasiado viejo. -¡Merlín!, ¿Qué no se supone que los Gryffindor son los valientes?, deja de ser miedoso el profesor no va a venir- Me arrecosté suavemente a la pared, mientras jugaba con las puntas de mi cabello.

Pudé notar cuanto le dolía cada frase, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro, mientras me acercaba suavemente hasta él a una distancia prudencial para que pudiera sentir el olor de mi fragancia, más un poco del calor del momento, y eso muy a pesar de que las serpientes eramos de sangre fría. -¿Quieres que me cierre la camisa?, no me digas que no te gusta el cuerpo femenino, Erick te veías diferente- En las primeras lecciones de como tratar un hombre estaba dejarlo ver que no tenías seguro su "elección sexual". -¿Jugar contigo?, sería incapaz-

Las deidades me amaban tanto que me veían bendecido con un rostro sereno, y angelical, por lo que nunca se esperaban el golpe hasta que lo recibían. Me dijo que tenía novia y el siguiente sonido fue un chasquido de mi lengua. -Que bueno, me alegra que tengas novia, ¿Pero quién dice que eso me importa?, yo no quiero nada con ella, Erick- A lo único que yo era fiel era a mis amigos y a mi misma, así que no entendía, el por que reclamar exclusividad a una persona, eso era una pérdida de tiempo.

Mis dedos subieron caminantes por mi pecho, mientras llevaba las manos a los botones de mi camisa, cerrando algunos de ellos, solo para jugar con el misterio, pero su frase me hizo levantar la cabeza, mientras negaba con la cabeza. -¿Por qué querría hacerte pasar un mal rato? No comprendo a los Gryffindor's se pasan quejando de los prejuicios de los slytherin- Negué con la cabeza mientras me acercaba suavemente cortando toda la distancia mientras ponía un dedo en su pecho. -Cuando ustedes pasan enjuiciandonos, piensan que todos somos bromistas, pesados, engreídos, malo y puristas-

Solté la frase con un tono lastimado, yo siempre había levantado la bandera como una Sly diferente, como mi grupo más cercano, aunque en el fondo era más Sly de lo que me podía dar cuenta. -Deberías tomarte la molestia de conocerme antes de enjuiciarme, no tengo nada contra los Gryffindor's- Me volteé dramaticamente haciendo que mi cabello y mi falda se movieran mientras daba pasitos por la bódega. -Claro si quieres conocerme...Pregunta lo que quieras- Oh sí, tipica jugarreta Rubinsen, demostrar transparencia.

No se cuento tiempo había pasado hasta que se decidió a hablar logrando que una sonrisa se dibujara en mi rostro, su voz, su acento era bastante marcado lo que hacia que me sintiera bastante cómoda. -Mi familia vive en italia me crié alla Dije intentando marcar que su acento no me seducía, aunque eso no fuera del todo sincero, pero al escuchar su pregunta, me quedé seria meditando hasta que me dijo que no debía contestarle. -Quiero contestar- Alcancé a decir tranquilamente. -No considero que moleste a los demás, tal vez soy algo bromista, pero jamás con la intecion de dañar a alguien y se lo he hecho, me disculpo-

Es cierto que a veces podía ser cruel, pero lo hacía en casos extremos, cuando más nada era útil entonces procedía a usar la lengua viperina que me habían regalado. Iba a seguir hablando hasta que lo ví acercarse y su leve caricia me hizo prestarle toda la atención, aunque sus palabras marcaban toda la impresión que tenía de mí. -¿Cuando me has escuchado mentir, Erick?- Pregunté retante, pero ya el se había alejado en dirección a la puerta, me quedé de espaldas mientras lo escuchaba hablar, sonreí cuando hablo de los botones de mi camisa.

Pero al escucharlo pedir que abriera la puerta, me quedé unos segundos de espalda, como esperando a ver que tan cierto era que deseaba que le abriera, al escucharlo sentí que iba en serio, así que sin voltearme levante la varita por encima de mi hombro, esperando una coartada para no dejarlo salir, pero mi mente parecía severamente bloqueada, ¿Con que así se sentía Potter?, maldije interiormente a Potter, por aquello. -Vale, si lo que quieres es irte, no puedo retenerte a la fuerza, aunque jamás pense que fuera tan molesta mi compañía-.

Me giré suavemente para verlo mirar mis piernas, y una sonrisa se dibujo en mi rostro, mientras levantaba la mirada. -Lamento haberte incomodado- Dije con aquella vocecita suave y tierna que tanto confundía. -Alohomora- Susurré mientras la puerta se destrancaba mágicamente, y empecé a caminar suavemente sentandome sobre una de las cajas que había cargado con anterioridad. -Addio, naturalmente, se si vuole andare- Dije en mi italiano que aunque no sonaba tan natural al ser inglesa, lo había tenido que aprender durante mi niñez en italia. -Por cierto Erick, espera- Oh si! El italiano siempre inspira, así que me levanté y caminé hasta él y me paré de puntitas recostandome en su pecho levemente con el cuidado de que mi pecho pudiese ser sentido, mientras le di un suave beso en los labios. -Una despedida típica Italiana, casí somos compatriotas después de todo- Dije con una sonrisita mientras me separaba de él solo dos pasos, si había logrado que su cuerpo se calentara con anterioridad esperaba que ese beso, le hubiese nublado la capacidad de pensar, por completo.

¿Quién puede detener los movimientos rápidos de un cazador? Nadie, a menos de que un ágil golpeador logrará deshacerse de él con un golpe contundente, lo malo es que normalmente cuando estaba en fase mujer, dejaba de ser aquella golpeadora siniestra a la que todos los demás temían, mis manos se deslizaron hasta su cuello como si de una orden se tratará, entre más chicos se besará más podrías determinar que no hay uno igual, jamás, los besos de Erick eran como los de un niño con miedo a equivocarse, más la experiencia que yo poseía podía hacerlo pasar un buen rato sin duda, sería solo un rato, por que él era Gryffindor y yo era una Slytherin, uno de los mejores ejemplares por cierto, pero en ese momento todas esas cosas estaban dejando de ser contundentes, una de mis manos se enrredó suavemente en su cabello, mientras sentía como mi cuerpo se pegaba completamente al suyo gracias a que su mano ejercía presión suficiente en mi cintura para mantenerme cerca, muy cerca, peligrosamente cerca, sus palabras me hicieron abrir descuidadamente los ojos, mientras una sonrisa se dibuja en mi rostro. -Claro que se siente muy bien, pero deja de pensar tanto, solo dejate llevar- Sí sabría yo convencer a un hombre, já mejor de lo que yo misma sabía a esa corta edad, aunque más que todo no era por un convencer, era por un pasarlo bien, que pocos entendían...Un cuerpo es un cuerpo dispuesto a ser disfrutado, sin importar mucho más allá.

Mis manos se deslizaron de las suyas, para llegar hasta su pecho, que subía y bajaba por la presión, siempre había tenido la dificultad de mi estatura, por lo que no dude en apoyarme en su pecho, mientras mi boca buscaba un lugar que besar en su cuello, dejando trazos húmedos en su cuello hasta su oreja. -Fidati di me- Le pedí en su oído con un suave suspiro cargando de erotismo, le estaba pidiendo que confiará en mí, la gente que decía que el francés era el lenguaje del amor, NO TENÍA IDEA, de los efectos de un italiano correctamente pronunciado, ese era el lenguaje del amor, un lenguaje capaz de erizar todo tu cuerpo y hacerte envolver en la lujuria completamente, mis manos tomaron cada costado de sus brazos girandolo suavemente para quedar yo contra la pared, mientras mis manos buscaban el seguro, podía ser liberal, pero exhibicionista jamás. -¿Confías en mí?- Siseé traviesamente contra sus labios una vez más.

Nunca había sido buena idea dejar tu seguridad en manos de un Sly, pero dejar un rato de placer en sus manos era lo mejor que podrías hacer si querías tener un antes y un después de ese momento, si Erick decía que confiaba continuaría y haría que se diera cuenta, que después de mí, todas las mujeres de su casa o de otras le resultarían sumamente aburridas y sin gracia, después de probar un Sly te quedarás trancado ahí para siempre, decían algunos yo estaba segura de lograr que aquel inexperto me buscara en cada momento que su sed de placer lo sobrepasará.