Tonta música -Molly-

Aún los comentarios escritos en Corazón de Bruja resonaban en su mente de la forma más horrible, creía imposible todo lo que habían dicho. No era de los chismes propios, de provocarlos o de que estos le interesaran demasiado, a decir verdad siempre llegaban a ella por casualidad, o los escuchaba espontáneamente. Era un tanto imposible no enterarse, pero como tenía una familia muy amplia repleta de primos por doquier y, como con todos se llevaba bien - o relativamente bien, por lo menos - los cotilleos de Hogwarts. Pero por extraño que pareciera, esa vez no le habían dicho nada, quizás estaban esperando saber exactamente qué decirle antes de atacarla; la primera en comentarle lo de la revista había sido su mejor amiga, dos días atrás, y sí que había tenido una horrible charla con ella, no recordaba haberse sentido así desde hacía días ya.

Cuando la verdad se descubriera, el primero con el que hablaría y al que le pediría miles de disculpas sería a James, porque se los merecía. Ella no quería complicarle la vida a los suyos, mucho menos mentirle u ocultarle cosas, pero estaba siendo justa con Scorpius, su amigo, con el cual tenía un firme acuerdo. Pero allí también había un problema, Molls apenas se cruzaba con el rubio desde aquella noche en los baños femeninos, una semana atrás, por lo que ese plan de compromiso se había cancelado, no oficialmente pero nadie los había vuelto a ver besarse o mucho menos. La pelirroja se sentía extremadamente culpable, y confundida, ya no podía ayudar a su amigo porque para él sería incómodo, y hasta a ella le resultaba así.

Molly había ido a buscar su guitarra a la Sala Común porque necesitaba desahogarse, y tras tocar unos cortos minutos sobre los cojines en el suelo, decidió que lo mejor era no molestar a los alumnos que estudiaban allí y buscarse un lugar en soledad, que era lo que normalmente hacía. Vagó por los pasillos del colegio por un rato, pero no tuvo mucho recorrido de investigación porque encontró lo que buscaba. La Sala de Trofeos; recordaba encontrarse con Caleb allí el mes pasado, justo cuando la habían castigado por no recordaba qué cosa, estaba vacía en ese momento. Se sentó como indio tras unas vidrieras y comenzó a tocar apenas, llevaba su cuaderno, una pluma y el tintero guardados en la funda del instrumento. Los sacó y comenzó a buscar una de sus canciones favoritas, la letra y las notas, pero decidió primero contarla para encontrar el tono de voz adecuado. - Can we pretend that airplanes in the night sky are like shooting stars? I could really use a wish right now, wish right now, wish right now - canturreó no muy alto, suavemente. Esa canción tenía un ritmo especial pero era armoniosa, se mantenía en el mismo estilo pero era agradable oirla; muggle, claro. Ellos tenían las mejores canciones. Suspiró pesado, ojalá su mente estuviese clara en aquellos momentos.

Que ignorara la presencia de alguien cerca suyo era lo más normal del mundo, Molly no tenía un gran poder de atención, era más bien distraída y siempre tenía una canción rondando por su mente, quizás por eso le costaba concentrarse en las clases, no tenía mucha voluntad de atender a los profesores. Rosie lograba que le prestara atención en algunas ocasiones, pero además de ella pocas personas lograban que pudiese enfocarse. Ese era un claro ejemplo, hundida en sus canciones y sus notas, en los pensamientos indebidos que la agobiaba de sobremanera. Repitió esa frase porque era la única parte de la canción que amaba completamente y que, a decir verdad, se sabía, todo lo demás eran palabras consecutivas que ni siquiera cantaba una mujer, aunque eso no significara nada. Suspiró, su canción se había detenido en el momento exacto en que oía una voz -fastidiosa- femenina frente a ella, demasiado cerca a decir verdad. La llamaba por el apellido, como no era extraño, y hablaba con su tono despectivo.

Se sobresaltó ligeramente en su lugar, no esperaba la presencia de alguien más allí en lo absoluto. Dejó su guitarra recostada horizontalmente sobre su regazo y estiró el cuello para ver lo que ella había arrojado al suelo. Corazón de bruja, la página en la que aparecía ese estúpido fotomontaje con Scorpius en el centro y a cada lado, Rubinsen y ella misma. Negó con la cabeza, y sintió a sus ojos opacarse de repente. El comentario de la serpiente no le dolió, apenas si lo escuchó. Estiró una mano y empujó la revista, deslizándola hasta los pies de ella nuevamente. - No tengo ánimos para discutir, no es que esa imagen me haya causado mucha alegría - Y no lo decía por ella, era la primera vez, que ella recordara, que salía en algún tipo de revista mágica de relevancia y no le preocupaba. Lo que le preocupaba era Scorpius, y cómo se debía de haber sentido ante ese chisme que se corría. Pobre su rubio, Molly estaba tan confundida que no había tenido ni valor para buscarlo y ayudarlo, aclarar las cosas. Demasiados pensamientos corrían en su mente, y no abarcaba nada más a Malfoy. No la miró, acarició las cuerdas de su guitarra con dedos dubitativos, no quería ni llevar pensamientos a su cabeza que no eran correspondientes.


{Linda, fijate que modifique el post anterior ya (:}

Muchos podrían creer que Molly era una niña tonta, porque jamás la veías en problemas - a excepción de las leves travesuras con su primo, sólo eso -, o discutiendo con alguien muy intensamente. Raramente decía que no a alguna petición y siempre ponía mucho de sí para ayudar a los demás, en particular si eran sus amigos. Igual que como había hecho con Scorpius, claro, pero dudaba que alguien más que ellos dos - sin mencionar a Stefan y Allie - lo supieran. Bueno, quizás el rubio se lo había contado a Cassie, o a Albus, pero por cómo Adhara había venido a hablarle al parecer a ella no le había comentado nada. Lo que ella le decía no era nada nuevo, al contrario, la casataña parecía estar mucho más atrasada en conocimientos que ella, por primera vez quizás.

- No confundas la situación. Creo que antes de hablar conmigo deberías hablar con Scorpius y pedirle que te aclare toda la verdad. - le recomendó una vez que había alzado la vista y sus ojos verdes quedaron fijos en los chocolate de ella. Molly llevaba el cuello levemente ladeado mientras le hablaba, serena. No la estaba enfrentando ni mucho menos, sólo le decía sin decirle que era estúpido que fuera a plantarle una situación como tal. Adhara decía que a Scorpius no le servía todo eso que pasaba allí, pero era mentira; eso era lo que el rubio había estado buscando desde un principio, pero fueron sus sentimientos los que confundieron todo y lo llevaron a estar tan ido y preocupado como había estado esos días.

- ¿Realmente te importa lo que los demás digan? Dudo que el mismo Scorp este prestando tanta atención a eso. - se encogió de hombros, dejando las cuerdas de lado mientras acariciaba y miraba con admiración la madera de su guitarra, de color claro. - Scorpius y yo no estamos juntos, y es algo que ya lo hará saber él cuando lo crea adecuado. Si tu estas con él, allá tú. Arregla tu problema por ti misma, Rubinsen, ninguna tregua entre nosotras va a servirle a Scorp para nada. - Boom, hasta ella misma sintió un balde de agua frío en su espalda por la dureza con la que había hablado. Con esa primera frase había querido decir, no sólo que ya no estaba en pareja con el amigo de ambas, sino que en realidad nunca lo había estado, pero eso sería algo que Adhara se enteraría más adelante, o quizás no. No se creía todo ese rollo suyo de querer mejorar las cosas, de llamarla por su nombre de pila y sonreírle como si fuesen amigas de toda la vida. No, Molly podía ser una niña buena e inocente, pero no era estúpida.

Molly escuchaba sus palabras con una sorpresa que no se reflejaba en su rostro, pero su propia mente se encontraba atónita. ¿Cómo podía decirle todo eso ella, cuando en realidad la pelirroja nada le había dicho? En ningún momento la había insultado, y mucho menos la había criticado por la situación que vivían ahora. En su vida, jamás había dicho que Rubinsen fuese una persona "mala" o como quisieran decirle, es más, en su interior creía que no lo era. El hecho de que no se llevara bien era una cuestión de piel, de química, y sólo por haber negado una tregua que le parecía inútil y que terminaría por perderse, ella venía a darle una imagen suya que no existía. Weasley era tonta, lo sabía, era muy ingenua y cría en determinadas ocasiones. Las críticas hacia ella le dolían mucho, y no recordaba que nadie se las dijera con la seguridad y la naturalidad con la que Adhara le estaba hablando ahora, como si ella fuese la peor basura del mundo, y la castaña sólo hubiese ido hasta allí para proponerle un trato de vivir con ella en su acera. Molly no era una basura, Molly no debía ser tratada así por nadie. Bajó el rostro y corrió la guitarra a un lado, cómo... cómo...

Suspiró ahogado, la serpiente ya se alejaba caminando cuando la pelirroja se puso de pie torpemente, con el rostro compungido y triste, necesitaba seguir hablando. Necesitaba hacerse valer aunque creyera que se hacía la víctima. - Rubinsen, tú no me conoces, y yo te conozco. Pero hay una diferencia. - No la miraba, en realidad miraba el suelo con los pies rectos uno junto al otro, en dirección donde la caminata de ella se perdía. No estaban a más de unos metros, pero hablaba en tono algo porque quería que la escuchara por lo menos; observó su guitarra a un lado e inhaló aire, dispuesta a seguir con su perorata. - Yo jamás he dicho que los Slytherins eran ponzoñosos, no hago diferencias entre las casas y deberías saberlo debido a que me llevo más que bien con Cassie y con Scorp, y mi primo Albus está también allí - Aunque quizás Albus no la apreciaba como ella a él - No estoy lanzando ningún veneno, carezco de ello, sólo te digo lo que me parece más realista y menos hipócrita, como tú dices. Y no he ejercido juicios sobre ti más allá de algunos estúpidos comentarios que ni valor tienen, en los que ni siquiera te degrado como tu lo estas haciendo ahora conmigo. No soy suficientemente presumida como para decir que soy mejor que tú, como tú tampoco eres mejor que yo; nadie es mejor que nadie y ya. - aclaró para terminar esa oración antes de que malinterpretara. - Y no puedes decirme que no me preocupo por mis amigos, di lo que quieras, que soy hipócrita, que te insulto, que suelto mi veneno, di lo que se te antoja, pero no te animes a decir que soy la peor de los Weasley como si ellos en sí tuviesen algo malo, o que no preocupo por mis amigos, porque son lo más valioso que tengo en este mundo, ¿de acuerdo? Adoro a Scorpius y si estoy alejándome de él es porque no sé que demonios hacer para contentarlo. - suspiró, sintiendo como la voz le temblaba por la furia y la angustia, tenía los nudillos apretados a los costados de su cuerpo y la mirada fija en el suelo, intentando desaparecer el nudo en su garganta. Jamás tendría la habilidad de un Slytherin para acallar a los demás con su astucia, no tendría el valor de un Gryffindor para enfrentar todo con valentía y sinceridad, y tampoco tenía la inteligencia de un Ravenclaw para expresarse y comprender la situación, no. Así no era ella y no lo sería nunca. Pero era Hufflepuff, y por algo el sombrero la había mandado allí. Era justa consigo misma y con los demás, era leal a los suyos y haría todo por sus amigos.

- No acepto tu tregua porque no creo que eso ayude a nuestro amigo en nada, los rumores seguirán corriendo, él seguirá mal porque no es lo que los otros dicen lo que lo preocupa. - Molly estaba segura que a Scorpius todo se le pasaría, que ella aún debía hablar con él. Porque lo extrañaba, lo quería, y más de una vez le había preguntado a su primo y a Cassie como se encontraba él lo más disimuladamente que podía. - Y gracias por decirme todo eso que dijiste, y tienes razón, no eres para nada ponzoñosa - musitó, lo suficientemente alto como para ella lo escuchara y negara su frase con la mejor justificación que se le ocurriera.

Agradeció en silencio que se disculpara por lo de su familia, después de todo era estúpido que insultara a la familia de uno de sus más cercanos amigos, porque Albus también era Weasley después de todo. Cierto era que Molly no conocía nada de ella, por lo que no pensó en su virtud de reconocer errores o en el hecho de que se considerara a sí misma como una Slytherin diferente. No debía ser tan mala si sus otros tres allegados se llevaban con ella, no se cansaría de repetirlo: la pelirroja no se llevaba así con Adhara porque alguna vez le hubiese hecho algo malo. No tenían buena química y ya, por eso tenía razón en algo de todo aquello que decía. Molly no siempre pensaba que ella viniese en son de guerra, pero las veces que lo creía era porque ambas se lo habían demostrado con el pasar de los seis años que convivieron en Hogwarts. No la culparía a ella de pensar lo mismo, estaba en todo su derecho y no la cabreaba como a la castaña decía afectarle. Más no dijo nada, seguir discutiendo sería estúpido y era en vano, además.

Lo sabían, lo tenían muy en claro. Casi todo el colegio debía saber que Adhara Rubinsen y Molly Weasley tenían un trato pésimo, ellas mismas estaban seguras de que jamás se llevarían bien y aunque no le gustaba tener enemigos, o como fuese que la llamase, había aprendido a vivir con eso hacía años ya. - No lo seremos jamás, es claro - musitó sin la necesidad de que ella la escuchara, sino como confirmando esa explicación suya. Ninguna se sentía culpable al respecto, tampoco estaban interesadas. De acuerdo, ella proponía algo así como una propuesta diferente a una tregua. - Tampoco me meteré contigo, pero no me callaré si algo me hace hablar - dijo, que era lo que la tregua que ella quería hacer con anterioridad le había impuesto. Ninguna se preocupaba por la otra, y ella si había sido ilusa al venirle con una propuesta como aquella, quizás. Le sorprendía que hubiesen concordado tanto en una sola conversación de cinco o más minutos. - Adiós Rubinsen - susurró mientras ella se perdía en el codo del pasillo y la pelirroja volvía a su guitarra con la expresión pensativa. Demasiada información que procesar.