Damian Isayah Spencer

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

NOMBRE COMPLETO: Damian Isayah Tomas APODOS: Dam – Damian - Isayah EDAD: 18 años HABILIDAD O TIPO DE MAGO: Mago normal TIPO DE SANGRE: Sangre Pura ORIENTACIÓN SEXUAL: Hetero NACIONALIDAD: Español CASA: Gryffindor OCUPACIÓN/CLUB: Vivir

Isayah es un tipo corpulento, alto y que a primera vista suele llamar la atención. Pelo de color moreno, y normalmente corto pero con un estilo propio. Ojos color verde, llamativos a primera vista, demuestran emoción cuando la hay, seriedad cuando se necesita o coraje cuando algo no va como debería de ir. Con una sonrisa amplia que suele atraer a la gente por su apariencia de simpatía, lo que choca con sus ojeras de una vida desmesurada o ruín, que le acompañaran de por vida pero qué muestran el lado más serio y respetuoso de Isayah. Manos de dedos largos de pianista, con marcas dignas de un sobreviviente.


Una persona muy suya, desconfiada por naturaleza pero respetuosa con todo el mundo. Hay personas que desprenden alegría, ternura, Isayah desprende frialdad, lo que a veces provoca que la gente se haga una mala imagen de él. Pero también hay que contar que cuando se le conoce, si se entra en su círculo se le llega a conocer por dentro, una persona que solo espera que alguien llegue para no irse nunca, que es lo que nunca ha encontrado en su vida.
Es una persona leal, luchadora, valiente, capaz de luchar y darlo todo por algo que piensa que está bien y por lo cual hay que luchar. Lo único a tener en cuenta a la hora de tartar con Isayah es su actitud violenta cuando se le toca su pasado.



Se te va el corazón, me decía el doctor. Salí de la consulta pensando en que era un día más de mi insulsa vida en un lunes bastante frio. Supongo que aprendí más de lo que quería, y que seguí sin ser lo que algunos esperaban; por eso se me iba el corazón. Había estado uño fuera de casa, por una mujer que me había vuelto loco. A ella la conocí de casualidad, en un cruce de miradas o en una fragancia. Que pase la siguiente! decía, por entonces había tocado fondo varias veces y eso es lo único que no hacía falta que nadie me pidiera, que alimentara mis lágrimas a base de cabezazos contra el techo. Yo me espabilaba solo, por aquel entonces no me servía de nadie ni de nada, cuando ella se fuera, la olvidará, entonces me quedaría con su recuerdo y un entierro sin juicio es lo que podría darle a aquel amor que me había llevado hasta allí.

Cuando salí a la calle abrí el paraguas, como se abre el mundo a los ojos de un niño, y apagué el cigarro. Entonces se apagaron las luces del puerto, faros del mar de los borrachos en las hojas de Bukowsky, el único lugar en el que supe arrinconarle como la sala de espera del manicomio en un domingo triste. Eran tiempos de dejar la tristeza en el borde de la cama, de hacernos daño y hacer tripas corazón cuando algo no saliera bien. Entonces hay un momento en el que el corazón se para, y aunque toca a la puerta, lo asfixias contra la almohada de cicatrices ausentes.
Las cosas en casa no funcionaban bien, hacía tiempo que mis padres se habían separado, lo que hace que renuncie un poco a los problemas que plantean mis padres, lo único que me ataba a esa es mi hermana Yadira, y había estado el último año fuera, intentando encontrarme. El problema que siempre había tenido, es que todo aquello había hecho que consumiera mi vida, que dejara de cuidarme y los vicios comenzaban a pasarme factura.
Aquella mañana después de salir de la consulta, la vida tenía poco sentido .. había vivido al límite, entre historias, dramas y sus tragedias. Había que volver a casa, y poco me importaba lo que pensara mi padre de mí, aun con todo era imposible que me odiara me tenía un amor que ni yo conseguía entender, la vida era siempre un cúmulo de circunstancias en las que se te dan unas limitaciones y unas ventajas, y tu solo tienes que saber dónde está el límite.

……

-1 mes antes-
Hacía poco que había acabado una relación, los marcos de la puerta gruñeron cuando cerró la puerta de un golpe. Era la mujer perfecta, inteligente, retorcida, suicida y no le hacía falta maquillarse. Pero como otras tantas. Ella estaba cuando la necesitaba, por doquier entre sus piernas, podíamos intercambiarnos el alma y además sabía bien como había descargado el fusil de los sueños. Como otras tantas. Pero a diferencia del resto por aquel entonces era a la única persona que escuchaba. De ella me quedaba una vida y la tesis doctoral de su cuerpo, había sufrido durante el tiempo que la había conocido por culpa de sus recuerdos, y me había hablado de su pasado entre hombres ricos y adolescencia a los cuarenta. Por todo eso yo la envidiaba y la apreciaba. De vez en cuando desaparecía entre silencios y aeropuertos, la dejaba respirar, y cuando volvía siempre estaba allí, esperando a que le contara algo sobre mi pasado y aunque bien sabía que nunca estaríamos juntos y que nunca lo recordaría, me había demostrado que siempre hay alguien dispuesta a esperar. Pero mi vida seguía sin tener sentido, había abandonado a mi hermana, y aquello parecía que estaba gritándome dentro de mi cabeza.

Un día desapareció de todo lugar, y no volví a saber de ella. Nadie la recordaba, menos yo dentro de mí, y nunca volví a verla desnuda por la mañana en la cama, con un café y un libro en la mano. Constantemente me había acostumbrado a todo aquello, a tener a alguien al lado con optimismo, pero quizás tuve demasiada esperanza de ver en sus ojos la constelación de su sonrisa. Cuando desperté, había dejado de leer palabras de su libro, de escuchar la vieja cadena de mi vida y de sumergirme en cada imagen. Aquella habitación parecía que me había castigado, castigado por vivir en un mísero pasado que no recordaba, inconcluso e incompleto y a ella se la habían llevado, como mis recuerdos y su desdichada terquedad.


…………………………….


Después de todo aquello, de haberme separado de la mujer de mi vida, y de haber estado durante un año fuera de mi casa, había sentido que yo mismo me había engañado, absolutamente todo había sido una mentira de papel inocente, o eso sentía yo. No podía quitarme de encima algo que parecía ser llevaba en la sangre. Quizás hubo un antes y un después, un antes de coágulos y recuerdos, y un después que posiblemente estaba por construir. Era hora de volver a casa, no quería dejar a Yadisa en aquella familia, durante todo aquel tiempo no había estado casi con ella y quizás nunca me lo perdonaría.




Aunque no tenga família, se encargaron de que nunca le faltara nada.

Amante de la música por encima de todo, del arte, de los libros, de la práctica del deporte, la velocidad, el riesgo, la adrenalina, de las emociones.

Su pasado, la falsedad, la mentira, la arrogancia y que alguien haga algo para hacer daño.

Un espejo donde pueda ver su pasado, y que lo que vea no sea bueno..

Madera de sequoia, 31 centimetros, nucleo de fibra de corazón de centauro, poco flexible.