Odio los tinterios... [Damian Rhodes]

Corrí al lago con un libro en mi mano. La pequeña bolsita que colgaba de mi hombro, cruzada, chocaba con mi pierna. Me dolía, pues tenía un par de tinteros adentro que la golpeaban. Al llegar al lago, lo primero que hice fue recargarme en un árbol, dejar caer el libro en el suelo y abrir la bolsa, para luego acomodar las cosas dentro de ella: La pluma, mi varita, un pequeño pergamino y los tinteros, estos últimos intenté colocarlos en un lugar donde no golpearan

Dejé caer la bolsa del otro lado y comenzé a sobar el área donde golpeaba, saldría un moretón dentro de poco, pero no levantaría la túnica ni la falda para verificar. Cuando ya no dolía tanto, heché mi cabeza para atrás, estiré las piernas y sentí una ligera brisa pasar y rozar por mi rostro, agitando mi cabello y las hojas, que cayeron unas cuantas por ser otoño.

Cerré mis ojos, y los mantuve así mientras pasaba la brisa, sin sentarme ni tomar el libro, solo relajándome.

-Odio los tinteros... ¿Qué acaso no pueden tener tinta propia las plumas?... Supongo que deberé dejar uno en la habitación ahora- susurré.

Oí como se movia el agua, así que miré al lago. Un chico estaba nadando, pero me exalté y me levanté, llendo hacia él, abandonando mi libro, con mi caminar infantil. Me quedé a unos cinco metros del agua, mirando al chico.

-¡Oye, tú! El lago es peligroso.- grité, y me sentí rara... ¿Diciendo que algo era peligroso? ¿Yo? Solía ser contrario.. yo me reiría.

Me quedé de pie, esperando la reacción del chico. No se veía muy... amable, aunque no me importaba... Solo tenía curiosidad de su casa, pues su gesto me hacía pensar en una en particular... Slytherin.

Voltée la cabeza en cuanto salió del agua, pero habló con algo que me molestó y lo miré solo a la cara.

-¿Disculpa? Que tengo algo mejor que hacer... sí, pero no se me da la gana hacerlo. ¿Animalitos? Ah, me confundes, las Slytherin están por allá- señalé con la cabeza un grupo de chicas Slytherin que estaban por ahí, cuchicheando.

Me cruzé de brazos, mirándolo fijamente. No pretendía comportarme inocente en ese momento, sabía perfectamente que con este chico no podría serlo. Recargé todo mi peso en la pierna derecha, aún con los brazos en la misma posición.

-Si estudio o no no es tu problema, de todas formas, ¿O acaso te importan mis estudios?- formé una sonrisa que era más parecido a una mueca -Y créeme, no creo que quieras que muestre todo mi carácter, de todas formas, no creo que merescas tanta importancia-seguí sin moverme, pero mi mirada se había vuelto retórica, sin borrar mi mueca.

El chico era guapo, pero su personalidad había hecho que se volviera un tonto de pronto. Desvié un poco mi mirada para vigilar que mi libro seguía en su sitio y cuando lo ví, miré de nuevo al chico, que ahora traía su varita y un cigarrillo.

-Está prohibido, ¿lo sabes?- dije, refiriéndome al cigarro.