Stay the night - Allie ♥.

{19 de octubre,

Allie y Molls tenían diferentes lugares dónde encontrarse; aquel era uno. El estar en diferentes casas siempre había sido una desventaja, al igual que el hecho de estar en un año diferente, pero si había algo de lo que estaba orgullosa era de que eso jamás les había impedido tener la increíble relación que tenían. Le había dicho en el almuerzo que se encontraran allí cuando terminara, porque apenas si se habían cruzado unos segundos. La pequeña pelirroja debía contarle demasiadas cosas a la morena, que ya no le preocupaban tanto como antes. Seguía dolida por unas cuantas cosas, pero una parte suya había madurado - ¿quién lo creería? - y volvía a ser esa Molly que jamás se deprimía por nada y que sabía que el llanto y los pesares de nada servían. Le dolía en demasía lo de Scorpius, pero ya no podía seguir mal por ello. Había ido a hablar con él, había hecho lo posible para ser su amiga nuevamente, pero él no había aceptado de ninguna forma. Ya estaba fuera de sus manos, y él haría lo que le pareciera mejor y menos le doliera, aunque eso implicara no hablarle nunca más. Suspiró al imaginar ello, recargada en el alfeizar de una ventana de esa torre en particular, observando el paisaje de los terrenos del castillo. Una silueta caminando le sonó familiar, su túnica se movía con el viento igual que en muchas otras ocasiones, pero probablemente fuesen sólo tonterías suyas.

Además debía contarle de esa conversación que había tenido con Adhara, le había dado un adelante unos días atrás en una caminata, pero no había sido bien detallista. Aún le torturaba en la cabeza el que la criticase de esa forma, que le hubiese dicho hipócrita, que era la peor de las Weasleys, jodida serpiente fastidiosa. También de su borroso encuentro con James y su propuesta, demonios, eso de crecer hacía que su mente cargara un peso demasiado relevante sobre sus hombros, y no le gustaba en lo absoluto cargar con responsabilidades de tal tamaño. No, para nada. Molly sacudió la cabeza para no meter pensamientos de furia a su mente, pensando de nuevo en la silueta que ya apenas se divisaba desde su lugar, cubierta por los árboles y la lejanía misma. Era tan parecido a Jean, a su forma de caminar, su cabello oscuro. La pelirroja sonrió ligeramente, bajando la vista mientras jugaba con sus manos y suspiraba nuevamente, con cierta estupidez en su rostro y en su sonrisa ahora imborrable.

Con Molls las cosas eran muy diferentes, cuando se trataba de ella la sonrisa venia a mi con solo pensarla, era mas que mi familia.. era mi hermanita, no lo aceptaba con facilidad pero uno de los motivos que mas me ligaban a los potter era su familia, me enamore de Albus y me enamore de todos ellos desde sus padres a sus primos, todo incluso los mas molestos eran apreciados, el corazón se me llenaba de luz cuando los recordaba. Ahora que era mi ultimo año quería simplemente pasar el tiempo lo más tranquila posible, pero desde los incidentes hasta las constantes discusiones con Albert... nada de eso estaba como lo planificaba. Nosotras nos comunicábamos siempre pero habían cosas que pasaron que no estaba segura de que le gustaran a ella, pero bien... me deje de pensar las cosas para dirigirme donde ella, tenía que verla hacia tanto tiempo que no la abrazaba, cuando la estrujaba en los brazos me hacia sentir responsable... con deseos de hacer las cosas bien, esto era lo que Albert llamaba el efecto del hermano mayor.

Habíamos quedado de juntarnos en las torres, me fui apurada hacia allá, no sabía pero me urgía verla... me ilusionaba por decirlo de alguna forma. Llevaba en uno de los bolsillos de mi tunica una bolsa de galletas, claro siempre le llevaba un engaño para mi ausencia. Cuando llegue estaba la pequeña fresita, dulce sin igual como ningún otra chica, no me gustaban las personas que crecían apuradamente... pero ella, se tomaba su tiempo y la admiraba por eso.

- Molly...- la llame... parecía algo distraída, como si su mente estuviera en otro lado, entonces entendí que quizás ella me necesitara más a mi...-

Los pensamientos de su cabeza, tan cursis que mismo ella se sorprendería en otro momento, fueron interrumpidos por una voz más que familiar. Molly saltó de su lugar en el alfeizar de la ventana y se giró para su encuentro con Allie, ya con una sonrisa gigante dibujada en su rostro feliz. Sintió como la necesidad de ir donde ella y abrazarla fuertemente, y como la pelirroja emanaba impulsos por los cuatro flancos no dudó en hacerlo. - ¡Allie! ¿Cómo estas mi vida? ¿Qué cuentas? - La abrazó rodeando su espalda media con sus brazos, para estrujarla luego. Se separó y le sonrió ampliamente, para luego tomar su mano y arrastrarla con ella hasta el alfeizar. Era lo suficientemente ancho como para que ambas se sentara como quisieran. Cruzó sus piernas como indio sobre el mismo, esperando que la morena respondiera a toda esa invasión de preguntas suyas tan típicas.

Tenía tanto que contarle, y quería escucharla decir tantas cosas. Sería una conversación muy larga, y si podía escucharla a ella también mucho mejor, a Molly le gustaba que Allie le contara cosas porque siempre hacía muchas cosas por ella, la protegía, la consentía, la escuchaba y aconsejaba, le daba su opinión sincera, Allie era todo lo que podía buscar en una mejor amiga y en una hermana. Y a veces la pelirroja sentía que no le devolvía lo mismo, quizás porque la joven Moore era un año mayor y porque la madurez e inteligencia de Molls claramente no la alcanzaban nunca. Si necesitaba un consejo, Weasley hablaba con su corazón, así había aprendido de su madre. - Ya, ¡cuéntame algo que hace tanto no hablamos! - No era cierto, habían hablado largamente hacía no mucho tiempo, pero eso no significa que la pelirroja lo sentía así. En su vida sucedían demasiadas cosas juntas ahora - o eso es lo que le parecía - y necesitaba novedades.

Nos abrazamos y sentí que era lo que me faltaba, después de esa larga carta de Albert donde me decía un sin fin de cosas que había hecho mal, cosas ciertas pero en la letras de él se veían aun mas duras de lo que jamás pensó. Pase bien mis manos por su espalda estrechándola, si tan solo Albert hubiera reaccionado de esta manera y me hubiera trasmitido un poco de calor paternal... pero sin pensarlo más la solte con una cariñosa sonrisa en mis labios. La acompañe hasta donde estaban el la ventana, al principio me dio cosa verla subirse así, sentada en loto, pero quien era yo para hacer comentarios de lo peligroso que era algo... la acompañe en sus acciones subiendo mi trasero a esa piedra y me cruce de piernas, no me senté como ella.

- estoy bien...- no era mentira después de verla... mi corazón se aligero un montón. Saque del bolsillo la bolsa de papel que tenía para regalo, la puse en el espacio que quedo entre las dos, como siempre un pequeño soborno para mi querida Molls.- son de vainilla con chispas de chocolate... - la mire a sus ojos, pero me di cuenta de que algo anda mal con ella, si yo era la reina de los problemas.. la fresita era la princesa.- no hace tanto... pero si te extrañe mucho, es malo que no seamos de la misma casa.. así podría irme a dormir a tu cama como en los veranos cuando visitabas a tía ginny..- le dije con algo de dulzura.- Molls... ¿te sientes bien?..-

Abrazar a Allie siempre era reconfortante, siempre la hacía sentir como en casa aunque ni siquiera fuera su familia de sangre. Era esa clase de personas que te hacen sentir bien, que saben que su lealtad te resultará hogareña donde sea que vayas. Molly no notó atisbo alguno a duda en el tono de hablar de su amiga cuando ella afirmó estar bien, por lo que no imaginó que podía estar sucediéndole algo. Así era ella, medio despistada a veces, medio émpata otras. La morena se sentó de manera más elegante que ella, y se rió en silencio porque sucedía siempre. A veces Molly era tan cría que perdía la madurez con esos actos, pero siempre llevaba esa ternura suya impregnada como un aroma.

- Dime que no me mientes - dijo emocionada casi arrancándole la bolsa de las manos, pero la colocó sobre el espacio entre ellas antes de que hiciera algún acto brusco. Tomó una galletita y se la llevó a la boca, dándole un mordisco. - Mmh, no sabes - masticó y tragó, comer con la boca llena era de mala educación - lo mucho que te estoy amando en este preciso momento - y luego se rió cubriéndose los labios, dándole otro mordisco mientras escuchaba a la morena hablar. - Es verdad, extraño esos veranos. Eso te pasa por ser tan inteligente - picó su frente - y yo por ser tan tonta - y se picó a sí misma. En las vacaciones seguían viéndose, pero no se quedaban más que un fin de semana cada tanto en el hogar de la otra, no como cuando pasaban semanas enteras en la casa de los Potter. Molly rió negando la cabeza por su broma y volvió a observar el exterior del castillo a través del hueco que formaba la ventana. Ya no se veía ninguna silueta en donde antes sí, Molls frunció el ceño justo para cuando Allie preguntó si estaba bien. Giró hacia ella media atontada y parpadeó un par de veces mientras hablaba. - Ahmm, sí, sí. Creo que después de todo lo que ha pasado empiezo a estar bien. - La pequeña pelirroja sonrió y observó a su amiga, que la miraba con dulzura como para que siguiera contando. - Ya sabes que Scorpius no quiere ni hablarme, y mucho menos desde que le dije que quería tenerlo nuevamente como amigo. - Suspiró y se llevó el resto de la galletita a la boca, terminándola. - Es tan... doloroso. Yo lo adoro, Allie, yo quiero demasiado, pero no entiendo por qué me está haciendo esto. Comprendo que debe de sentirse... raro, o por lo menos trato de comprenderlo, pero no creo tener que pagarlo así, ¿o si? Ya no lo sé, a veces me siento muy culpable. - se encogió de hombros, ahora jugaba con el borde de la bolsa mientras le contaba, aunque eran cosas que la morena ya sabía.

- Y además, recuerdo esa charla que tuve con Rubinsen, ¿recuerdas que te conté un poco? Vino a pedirme una tregua para no perjudicar a Scorpius y yo no la acepté, porque sinceramente no creo que eso lo ayude en nada. El problema está en él y en mi, no sé que tiene que ver ella, y si es por ese anuncio en Corazón de Bruja, no creía que a los Slytherin les preocupara tanto lo que los demás decían de ellos. No es quien para decirme hipócrita. - frunció el ceño, metió le mano en la bolsa y sacó otra galletita, estaban realmente exquisitas y no tardó en decírselo a su amiga. - Ésta vez te pasaste, están deliciosas Allie - se contentó Molly, sonriéndole a su amiga. Pensar en el asunto la aturdía, sí, pero ya estaba como templada de tanto maquinarlo en su cabeza, iba intentando superarlo de a poco y lo lograba.

Era obvio suponer que la fresita de Molls se percatara de mi bajo estado anímico, pero tampoco era para exagerar... no estaba tan mal, solo decaída por la falta de apoyo de Albert y su negativa a darme un hombro para llorar. Asentí con la cabeza, no iba a revelar mis ultimas andanzas, no porque me avergonzara de ello sino porque sentía que Molls necesitaba más contención de mi parte que yo de la suya.

- claro que lo estoy..- le reafirme verbalmente mientras le robaba de su regalo y mordía la galletita. Me iba a dedicar a escucharla, muchas veces nuestros problemas eran pequeños, pero a en magnitudes sentimentales eran inmensos.- no digas eso, tu no eres tonta.. eres sensible, y yo soy una nerdy con mucho orgullo.. aunque lo cambiaria por estar este ultimo año en tu casa..- me sonreí, era cierto.. me gustaba la casa amarilla porque ellos eran sinceros y mucho mas verdaderos que el resto de los alumnos. Me quede con la galleta en la mano cuando parpadeo en gesto confusa, quizas la estaba pillando. Pero al cabo de unas cuantas palabras entendí esto se trataba de los Sly, no se cansaban de molestar, los chicos de Sly eran mucho mejores que las chicas, ellas eran una verdaderas arpías, se quejaban de que las demás somos mustias, moscas muertas... pero ellas.. son peores por que no se aceptan a si mismas, no pueden ver lo valioso de las personas sin tener que adornarlas con sus titulos, estatus y dinero. Mi frente se arrugo un poco cuando las cejas amenazaron en juntarse.- Pequeña! debes aprender que las chicas de Sly son ponzoñosas, sus lenguas son más afiladas que las espadas... ya ves como me dicen a mi?.. que Albus solo estaba conmigo por que yo.. me regalaba a él, pero claro... el ladrón juzga según su condición.- negué con la cabeza.- no hagas caso de sus palabras, no pienses más en ellas, porque al final solo te darán un gran malestar.. que no mereces.. y con Scorpius..- suspire.- sinceramente... - la mire a los ojos.- creo que es uno de los chicos más buenos de Sly, no el mejor del mundo pero.. ahora le tengo más cariño del que creí posible..- lo decía con algo de fastidio, me daba cosa admitirlo pero desde el bosque mi actitud hacia el cambio por completo.- dale tiempo, a veces... a las personas les cuesta superar los rechazos.. no lo sabre yo...-

Allie siempre tenía una forma de hacerla sentir mejor, seguiría creyendo era una tonta pero era lindo saber que su amiga justificaba eso diciendo que era sensible, después de todo aquello no era mentira en lo absoluto. Para su propia suerte no era de esas trágicas adolescentes que se la pasan su vida llorando y dedicándose a lamentarse de lo que le sucede, en lo absoluto, tenía como todos momentos tristes, y es que era difícil no sufrir por los demás cuando entregaba su cariño de forma tan rápida como ella lo hacía. Aún así salía de su pozo de tristeza en cuanto podía, como ahora lo hacía, ella no sabía de depresiones prolongadas, no, Molly disfrutaba la vida, siempre había sido así desde que lo recordaba. ¡Carpe diem!

- También desearía eso, jodida diferencia de edad y de personalidades - frunció el ceño y dio un mordisco a su galletita nueva, cría como ella sola lo era y en particular en el último tiempo, aunque desconocía la razón. - Lo sé, la mayoría son así. - Asintió, no creía que Cassandra fuese así - no con ella por lo menos - pero no la nombró porque sabía que su relación con Allie no era la mejor del mundo. - ¡¿Eso te decían?! Oh, son realmente unas tontas. - negó con la cabeza y chasqueó la lengua repetidas veces, era increíble que pasaran tanto tiempo criticando a alguien más en vez de preocuparse en divertirse sanamente. Aún así Molls no prejuzgaba a nadie, conocía mucha gente buena en Slytherin, dudaba que fuese por las casas y no por las personas.

- Sí, es alguien fácil de querer si le caes bien desde un principio. - sonrió, riéndose en silencio, una risa que se fue tornando nostálgica. - Era tan bueno conmigo, nos pasábamos horas juntos, hablando de nada. Realmente lo consideraba mi amigo pero, ¿y ahora? - bufó, haciendo temblar sus labios. - No me enojaré con él si vuelve a hablarme, si quiere que seamos amigos de nuevo, si es que en algún momento lo hace. No puedo enojarme aunque me haya dolido lo que hizo, sigo apreciándolo mucho. Ojalá quiera ser mi amigo de nuevo. - Esa última frase era parecida a las que decían los niños de jardín de infantes cuando se peleaban con algún amiguito, su inmadurez era mucha a veces. Se encogió de hombros y buscó la mirada de su amiga, era lo único que tenía que decir... con respecto a ese tema.

- Al... - comenzó a tantear terreno, jugando con la misma galletita de antes en su mano. - Tengo algo que decirte. - comenzó a mordisquear sus labios mientras sus manos se movían, revoltosas. - Creo que... creo que me gusta un chico. - Ese hecho era trascendental, Molly estaba roja como un tomate ahora. No le gustaba nadie desde esas vacaciones, cuando se había puesto en pareja con Gabriel, pero había sido una tontería de un par de semanas, y no habían llegado a nada más que unos pequeños besos. El día de hoy ellos estaban muy bien, seguían siendo amigos. Quizás fuese raro que lo largara de la nada, en especial tras haber hablado de algo tan triste para ella como la pérdida de su amigo Scorpius, pero debía decírselo. Ya le había comentado hacía un tiempo atrás que Jean la había besado, y Allie también sabía que él ahora era su tutor para las clases. Aunque su morena se había ofrecido, ella se había negado diciendo que siempre la fastidiaba, desde que estaba en tercer o quizás cuarto año en el castillo. Buscó la mirada de su amiga, avergonzada hasta la médula. Sabía que esa águila amiga suya sabría quién era, su inteligencia rebosaba.

Lo que dijo me tomo por sorpresa, no era que lo anterior no fuera importante pero eso... si que era algo grande. Me sentía como una madre con su hija, ya visualizaba la imagen, sentadas en la cama de ella conversando de cosas y de pronto mi pequeña y dulce hija que me hablaba de la ilusión de su primer amor, me quede en blanco mientras pensaba en eso... seguro que así se había sentido Albert cuando le dije que tenía novio y que era menor que yo. Salí de mi retorcida imagen de mi siendo la madre de Molls, cuando ella tenía madre.. y solo era su amiga con una increíble mente para hacerla pasar por algo más.

Me sacudí los pensamientos literalmente pasando las manos por el cabello y mirándola incrédula, no era el hecho de que me dijera que estaba gustándole alguien, sino el tono de su voz al decirlo, era en serio.. y no estaba confundida.

- no lo puedo creer..- le dije sin ánimos de ofenderla, en verdad lo sentía como algo distante y muy poco probable, ella siempre se quejaba de que el amor eran cosas que no entendía las parejas y los chicos, los besos.. todo eso que ahora iba a vivir y que en cierto modo me daba miedo, no quería que nadie la lastimara.- realmente te gusta un chico...- lo dije y solté una risa y me le tire encima, ya no había que pensar tanto las cosas, si era feliz o no, lo que fuera, la ilusión del primer amor era de lo más dulce..- ah!!! que emoción!!! no puedo creerlo!! mi usita creció... no sabes cuantas cosas se me pasaron por la mente pero te deseo que todo sea ternura para tí..- le dije soltándola y pasando mi mano por su mentón.- de verdad me siento algo triste, como si fuera tu madre... o peor aun tu padre, pero por otro lado me siento tan feliz por que supongo que es él mismo que te confundía..- le solté pensando en mi compañero de casa.- no es así?...-

Si era así... tendría que hablar con él, no lo conocía mucho, era muy reservado, era buen estudiante, serio y respetuoso, me agradaba por su apariencia... pero aun así nunca estaba demás conocer un poco más a las personas, sobretodo a los que iban a estar cerca de mi usita.

Era la pura verdad, Molly no comprendía mucho de parejas. Había tenido un novio una vez, sí, ese mismo verano para ser más explícitos. Pero había durado pocas semanas, y eran más amigos que otra cosa. Adoraba a Gab, realmente lo adoraba, y si bien lo había besado, jamás había sido lo que ahora experimentaba con Jean. La pelirroja sentía escalofríos cada vez que recordaba el accidental beso en la lechucería, uno que en aquel momento no le había provocado nada en lo absoluto. Ahora que lo tenía como tutor para algunas asignaturas, y que se veían por lo menos una vez por semana, las cosas iban cambiando, y mucho. No podía evitar sonreír al pensar en él, estaba hecha una tonta. Pero por extraño que sonara no podía estar más a gusto con ello.

Su sonrisa era amplia, no se había ofendido por los comentarios de Allie porque eran la simple realidad que la rodeaba. - Gracias, Al. - musitó mirando el alfeizar de la ventana tras abrazarla torpemente. Jugó con sus propios dedos sobre el material donde estaban sentadas, cría. - No, en realidad no lo sé. Ya sabes que a él le gusta molestarme a veces, pero ahora, si bien sigue haciéndolo, no sé. Es como si tuviese un trato diferente hacia mí, y yo hacia él también. - se sonrojó por eso último, ellos no habían hecho nada, ni siquiera se habían besado más allá de aquel error donde las lechuzas, pero no lo evitaba, sentía toda esa situación superándola. Molly estalló en carcajadas tímidas y adorables, para luego llevarse las manos al rostro y cubrírselo como infantil que era. Entreabrió sus ojos verdes que brillaban debido a una oportuna felicidad y miró a su amiga, sin borrar una sonrisa dulce de sus labios.