1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
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1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
Alumnos de esta clase:
James Sirius Potter
Fred II Weasley
Sarah A. Doyle
Everleigh Bauer
James Sirius Potter
Fred II Weasley
Sarah A. Doyle
Everleigh Bauer
Lunes de la segunda semana de inicio de clases, después del almuerzo.
Saqué las varitas trucadas de mi locker mientras repasaba otra vez lo que tenía pensado para mi clase, apenas me podía creer que estuviera impartiendo como profesor en mi ex colegio, pero no había podido rechazar esa propuesta aunque hubiese querido por dos importantes razones: La primera era porque el propio Sr Potter había tenido una reunión con la directora para que fuera yo quien se encargara de ese club, después de todo lo que había hecho por mí durante mis años en la academia y en el ministerio, no podía darle un NO por respuesta a ninguna de sus peticiones; y en segundo lugar sabiendo todo lo que había pasado en las escuelas de Beauxbatons y Durmstrang, Hogwarts debía estar protegida por algo más que la magia que la rodeaba y no encontraba una forma mejor que introducir Aurores en el castillo, así podríamos tener un ojo pendiente en los alumnos y enseñarles cómo defenderse en caso de peligro al mismo tiempo, francamente una solución momentánea perfecta, el único pero que tenía con aquel puesto era que no podría ver a Max tanto como quisiera. Fruncí mi ceño ligeramente al recordar a mi mejor amigo y moví mi cabeza rápidamente para sacarlo de mi mente, me faltaba la nada misma para parecer un adolescente enamorado. Guardé las varitas en el bolso de deportes que me esperaba sobre una de las largas mesas que decoraban la sala de profesores y me dispuse a salir rumbo a mi primera clase.
Después de mucho pensar en dónde podía comenzar con el Club finalmente me decidí por la sala multipropósito, probablemente todo el cuerpo docente se habían empeñado en ocultar ese hermoso secreto del castillo a la mayor cantidad de estudiantes posible, pero si los chicos que se habían registrado en el club eran la mitad de listos que los de mi generación estaba seguro que todos ya habrían descubierto la sala usándola para su propio beneficio, además yo solo era un profesor de apoyo y en mi contrato no se especificaba que no pudiera contarle a mis alumnos sobre ese adaptable lugar. Cerré la puerta de la sala a las cinco menos cuarto con el bolso de deporte afirmado en mi hombro derecho y me dispuse a caminar hacia las escaleras para subir los dos pisos que me separaban de donde impartiría mi primera "clase" .
Llegué al séptimo piso, cerré mis ojos para concentrarme mientras la imagen de una sala vacía con unos cuantos bancos al final y un sólo escritorio apareció en mi mente logrando así que una pequeña puerta apareciera en donde antes no era más que una simple pared, entré de de inmediato siendo consciente de que una vez a dentro la puerta volvería a ser invisible para los demás. Dejé el bolso deportivo encima del escritorio para luego sacarme la chaqueta y dejarla en el respaldo de la silla, ya me había acostumbrado a estar con corbata todo el día, porque no podías ingresar sin una al ministerio, pero aún no me había podido acostumbrar a llevar la chaqueta siempre conmigo.
APARIENCIA:
Luego de soltar un pequeño suspiro, sintiendo como el nerviosismo comenzaba a disiparse poco a poco sin desaparecer del todo, doblé las mangas de la camisa hacia arriba y me dirigí hacia la puerta de la sala para volver a salir al pasillo, miré el reloj y comprobé que faltaban cinco minutos para la hora en la que se le había indicado a los integrantes del club que llegaran, para mí las cinco de la tarde era una buena hora para empezar con los duelos y esperaba que para los chicos también lo fuera.
Mientras esperaba en el pasillo del séptimo piso mis dedos comenzaron a peinar mis cabellos para poder despejar un poco mi rostro, había ido a la peluquería ayer después de haber preparado todo para mi clase, pero no había querido que me lo cortaran demasiado, en época de invierno lo usaba algo más largo de lo normal pues solía ser bastante friolento especialmente en la parte de la cabeza. Solté un ligero suspiro y como si nada me senté en el suelo del pasillo cruzando mis piernas a la espera de mis alumnos, odiaba estar parado y no me quedaría incómodo sólo para que no se ensuciara mi pantalón.
ACLARACIONES.
UN POST por persona, no importa que no sea en el mismo orden cada vez, pero sólo UNO para que llevemos una clase dinámica y activa entre todos y no una conversación de unos pocos.
Los que lleguen ATRASADOS deben especificar que están esperando en el PASILLO del séptimo piso, yo los haré entrar en mi próximo post, pues NINGUNO sabe que estamos dentro de la sala de los menesteres, ni qué pensé para poder entrar.
En caso de no poder postear AVISAR.
Espero que se diviertan, Saludos.
POR SU ATENCIÓN MUCHAS GRACIAS
Después de mucho pensar en dónde podía comenzar con el Club finalmente me decidí por la sala multipropósito, probablemente todo el cuerpo docente se habían empeñado en ocultar ese hermoso secreto del castillo a la mayor cantidad de estudiantes posible, pero si los chicos que se habían registrado en el club eran la mitad de listos que los de mi generación estaba seguro que todos ya habrían descubierto la sala usándola para su propio beneficio, además yo solo era un profesor de apoyo y en mi contrato no se especificaba que no pudiera contarle a mis alumnos sobre ese adaptable lugar. Cerré la puerta de la sala a las cinco menos cuarto con el bolso de deporte afirmado en mi hombro derecho y me dispuse a caminar hacia las escaleras para subir los dos pisos que me separaban de donde impartiría mi primera "clase" .
Llegué al séptimo piso, cerré mis ojos para concentrarme mientras la imagen de una sala vacía con unos cuantos bancos al final y un sólo escritorio apareció en mi mente logrando así que una pequeña puerta apareciera en donde antes no era más que una simple pared, entré de de inmediato siendo consciente de que una vez a dentro la puerta volvería a ser invisible para los demás. Dejé el bolso deportivo encima del escritorio para luego sacarme la chaqueta y dejarla en el respaldo de la silla, ya me había acostumbrado a estar con corbata todo el día, porque no podías ingresar sin una al ministerio, pero aún no me había podido acostumbrar a llevar la chaqueta siempre conmigo.
APARIENCIA:
- Spoiler:
Luego de soltar un pequeño suspiro, sintiendo como el nerviosismo comenzaba a disiparse poco a poco sin desaparecer del todo, doblé las mangas de la camisa hacia arriba y me dirigí hacia la puerta de la sala para volver a salir al pasillo, miré el reloj y comprobé que faltaban cinco minutos para la hora en la que se le había indicado a los integrantes del club que llegaran, para mí las cinco de la tarde era una buena hora para empezar con los duelos y esperaba que para los chicos también lo fuera.
Mientras esperaba en el pasillo del séptimo piso mis dedos comenzaron a peinar mis cabellos para poder despejar un poco mi rostro, había ido a la peluquería ayer después de haber preparado todo para mi clase, pero no había querido que me lo cortaran demasiado, en época de invierno lo usaba algo más largo de lo normal pues solía ser bastante friolento especialmente en la parte de la cabeza. Solté un ligero suspiro y como si nada me senté en el suelo del pasillo cruzando mis piernas a la espera de mis alumnos, odiaba estar parado y no me quedaría incómodo sólo para que no se ensuciara mi pantalón.
ACLARACIONES.
UN POST por persona, no importa que no sea en el mismo orden cada vez, pero sólo UNO para que llevemos una clase dinámica y activa entre todos y no una conversación de unos pocos.
Los que lleguen ATRASADOS deben especificar que están esperando en el PASILLO del séptimo piso, yo los haré entrar en mi próximo post, pues NINGUNO sabe que estamos dentro de la sala de los menesteres, ni qué pensé para poder entrar.
En caso de no poder postear AVISAR.
Espero que se diviertan, Saludos.
POR SU ATENCIÓN MUCHAS GRACIAS
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
Auror - Mensajes : 361
Puntos de Canje : 74706
Fecha de inscripción : 24/03/2011
Re: 1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
[Interactuación: Fred Weasley, Personajes nombrados: Sarah Doyle, Geneviéve Gautier]
- ¡Come rápido, Fredo, que llegaremos tarde! - exclamé poniéndome de pie. Pero el maldito de Fred parecía no inmutarse ante mis palabras. Él sabía por qué estaba tan ansioso; Geneviéve Gautier, quien me había hecho sudar más de la cuenta en una clase de duelos del año pasado, estaría en el mismo grupo que yo en la primera clase del club de duelos. Estaba ansioso por hacerla morder el polvo nuevamente, como lo hice la última vez. Sé que muchos piensan que una mujer no tiene la misma habilidad que un hombre en duelo, mucho menos contra un Potter, pero ésta chica si era una digna rival. Por otro lado, Sara también estaría ahí, y sería divertido recordar viejos tiempos y alardear frente a ella.
- Yo me voy, no quiero llegar tarde - le inquirí. Más de alguno de los alumnos se quedaron mirándome con clara muestra de asombro. Si, aveces podía ser responsable, sobre todo si de duelos se trataba. Le dí un zape a Fred con la esperanza de que se atragantara mientras comía y salí del Gran Comedor rumbo al séptimo piso donde impartirían nuestra primera clase. Demás está decir que no había sala alguna donde hacer la primera clase, pero con Fred sospechábamos que sería en aquella sala que cambiaba de forma cada vez que aparecía de la nada, la cual habíamos descubierto mientras recorríamos el colegio con el mapa del merodeador en mano. Aunque pocos sabían de su existencia, sería interesante hacer una clase ahí.
Al llegar al séptimo piso acicalé mis cabellos mientras me aproximaba hasta el profesor que estaba sentado en el pasillo. Me senté a su lado y apoyé mi espalda y nuca en la pared sin decir una sola palabra. Ladeé mi rostro y lo observé sonriendo estirándole mi mano para estrechar la suya. - Buenos días, Sr. Jones - le saludé con una amplia sonrisa en el rostro. Lo conocía. Más de una vez lo había visto cuando iba a visitar a mi padre al ministerio. Era un auror, un hombre digno de mi admiración, joven y viril. - Mi padre le ha mandado saludos - dije volviendo a posar mi nuca en la muralla mientras estiraba y entrelazaba mis piernas en el suelo.
- ¡Come rápido, Fredo, que llegaremos tarde! - exclamé poniéndome de pie. Pero el maldito de Fred parecía no inmutarse ante mis palabras. Él sabía por qué estaba tan ansioso; Geneviéve Gautier, quien me había hecho sudar más de la cuenta en una clase de duelos del año pasado, estaría en el mismo grupo que yo en la primera clase del club de duelos. Estaba ansioso por hacerla morder el polvo nuevamente, como lo hice la última vez. Sé que muchos piensan que una mujer no tiene la misma habilidad que un hombre en duelo, mucho menos contra un Potter, pero ésta chica si era una digna rival. Por otro lado, Sara también estaría ahí, y sería divertido recordar viejos tiempos y alardear frente a ella.
- Yo me voy, no quiero llegar tarde - le inquirí. Más de alguno de los alumnos se quedaron mirándome con clara muestra de asombro. Si, aveces podía ser responsable, sobre todo si de duelos se trataba. Le dí un zape a Fred con la esperanza de que se atragantara mientras comía y salí del Gran Comedor rumbo al séptimo piso donde impartirían nuestra primera clase. Demás está decir que no había sala alguna donde hacer la primera clase, pero con Fred sospechábamos que sería en aquella sala que cambiaba de forma cada vez que aparecía de la nada, la cual habíamos descubierto mientras recorríamos el colegio con el mapa del merodeador en mano. Aunque pocos sabían de su existencia, sería interesante hacer una clase ahí.
Al llegar al séptimo piso acicalé mis cabellos mientras me aproximaba hasta el profesor que estaba sentado en el pasillo. Me senté a su lado y apoyé mi espalda y nuca en la pared sin decir una sola palabra. Ladeé mi rostro y lo observé sonriendo estirándole mi mano para estrechar la suya. - Buenos días, Sr. Jones - le saludé con una amplia sonrisa en el rostro. Lo conocía. Más de una vez lo había visto cuando iba a visitar a mi padre al ministerio. Era un auror, un hombre digno de mi admiración, joven y viril. - Mi padre le ha mandado saludos - dije volviendo a posar mi nuca en la muralla mientras estiraba y entrelazaba mis piernas en el suelo.
James S. PotterGRYFFINDOR - Mensajes : 918
Puntos de Canje : 72753
Fecha de inscripción : 16/03/2011
Localización : En Sortilegios Weasley.
Re: 1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
Por culpa de James habíamos bajado demasiado temprano al comedor para comer. El chico estaba demasiado ansioso porque iniciara la primera clase de club de duelo, yo no le encontraba mucha emoción a que nos enseñaran como hacerlo, pues más de una vez nuestros padres nos habían enseñado alguna que otra técnica, pero sería interesante recibir clases por un Auror, además de que podríamos hacer el uso de la magia y no como fuera del colegio, donde sólo podíamos observar y escuchar a nuestros padres.
La comida estaba realmente deliciosa, las costillas con mantequilla estaban calientes y la salsa que resbalaba por ellas las hacían aún más apetitosas. Me gustaba disfrutar de la comida y por lo tanto comía de forma lenta, sin prisas, pero a James ya le andaba por irse que se había terminado su comida de forma rápida. Dijo que me apurara pero lo ignoré sirviéndome más soda de naranja. Seguramente quería batirse contra aquella chica de Slytherin que el año pasado lo había puesto en apuros con los duelos.
Mi primo volvió a hablar y dándome un zape se fue hasta el séptimo piso. –Vaya, maldito desesperado– le dije arreglando mi cabello por detrás. Metí velocidad a mi comida y a la soda fría. Me paré de allí y aún masticando salí del comedor para ir directamente a las escaleras movedizas. Era una verdadera lata volver al piso siete, para la próxima le diría que no fuéramos a comer para ahorrarnos el bajar y subir nuevamente. El tránsito hacia mi destino estaba ligero, no había muchos alumnos subiendo, sino bajando. Llegué al piso deseado y caminando apenas un par de pasillos vi al que debía de ser el profesor y a James.
Llegué junto al profesor y lo saludé –Buenos días– le dije sonriendo apenas. –Mi padre también le manda saludos, Señor Jones– dije mirando a James de reojo. Levanté mi mano derecha y la estampé contra el lado derecho de su cabeza. –Por lo del comedor, cabezota– dije riendo un poco.
La comida estaba realmente deliciosa, las costillas con mantequilla estaban calientes y la salsa que resbalaba por ellas las hacían aún más apetitosas. Me gustaba disfrutar de la comida y por lo tanto comía de forma lenta, sin prisas, pero a James ya le andaba por irse que se había terminado su comida de forma rápida. Dijo que me apurara pero lo ignoré sirviéndome más soda de naranja. Seguramente quería batirse contra aquella chica de Slytherin que el año pasado lo había puesto en apuros con los duelos.
Mi primo volvió a hablar y dándome un zape se fue hasta el séptimo piso. –Vaya, maldito desesperado– le dije arreglando mi cabello por detrás. Metí velocidad a mi comida y a la soda fría. Me paré de allí y aún masticando salí del comedor para ir directamente a las escaleras movedizas. Era una verdadera lata volver al piso siete, para la próxima le diría que no fuéramos a comer para ahorrarnos el bajar y subir nuevamente. El tránsito hacia mi destino estaba ligero, no había muchos alumnos subiendo, sino bajando. Llegué al piso deseado y caminando apenas un par de pasillos vi al que debía de ser el profesor y a James.
Llegué junto al profesor y lo saludé –Buenos días– le dije sonriendo apenas. –Mi padre también le manda saludos, Señor Jones– dije mirando a James de reojo. Levanté mi mano derecha y la estampé contra el lado derecho de su cabeza. –Por lo del comedor, cabezota– dije riendo un poco.
Fred WeasleyGRYFFINDOR - Mensajes : 62
Puntos de Canje : 74895
Fecha de inscripción : 25/03/2011
Re: 1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
Mis piernas cruzadas debajo de la mesa en una cómoda posición indicaban que, esa postura iba para rato. Jugueteaba con la comida, moviéndola de un lado a otro del plato con el tenedor con mi vista fija en la nada, con mi cabeza sujeta en la otra mano. Podía parecer un capricho de las típicas niñas pequeñas que no querían comerse lo que había en el plato, pero sinceramente, lo bueno que tenía Hogwarts es que, si no te gustaba lo que tenías en el plato, solo deberías pedir otra cosa.
Mi mente estaba totalmente absorta en lo que me había pasado estos últimos días... no creía que volver a la sociedad fuese tan ajetreado, aunque claro, tras un año de calma, cualquier cosa te parece demasiado. Mi mirada se desvió hasta los guisantes, recordándome al verde del bosque prohibido, mientras, inconscientemente, resentía mi pierna derecha... mi reencuentro con Popa no es que saliese todo lo bien que había planeado. Dejé el tenedor en el plato y llevé mi mano hacia la copa, bebiendo un poco mientras soltaba un suspiro y sonreía pensando en aquel DJ de la fiesta "inicial" de mi vuelta, obviamente no era en mi honor, y a quien se lo dijese, pegarme sería lo más suave que harían, pero realmente, en esa fiesta, estaba volviendo a darme a conocer.
Alguien pasó casi corriendo por mi lado, cosa que me sacó de todos mis pensamientos posibles y, al girar la cabeza, pude ver a James corriendo... James corriendo? se le estaría quemando la escoba... porque, por otro motivo, no correría... o si? -Oh... vaya....- Dije al caer en qué día estábamos, se me había pasado por completo!
Limpié mis labios con la servilleta de tel que había intacta hasta ahora al lado de mi plato y me levanté de los bancos, asegurándome de no dejar nada allí mientras salía a grandes zancadas del gran comedor. Subí las escaleras a toda prisa, por suerte, sin que me tocase un cambio de estas que me hiciese esperar.
Ya en el séptimo piso, comencé a andar rápido hacia el sitio citado, aminorando el paso mientras me acomodaba el pelo, tampoco hacía falta que pensasen que estaba desesperada por comenzar las clases. Me llevé la mano al lado de la falda, donde solía salvaguardar mi varita y, al asegurarme de que estaba ahí, sonreí satisfecha, cruzando la esquina donde, a lo lejos, pude ver al profesor.
Le había conocido de escasas ocasiones, fiestas del ministerio al que asistía con mi madre y Robert... antiguamente, pero al no trabajar en la msima sección, nunca habían tenido trato suficiente... y por lo tanto, yo tampoco -Buenas tardes Sr. Jones.- Saludé como si fuese un desconcido ya que, probablemente, él no recordaría a una niña de una fiesta en la que ni se hablaron.
Pasé dentro mientras me colocaba bien mi corbata, observando como Fred y James ya estaban allí, saludé con la mano a ambos mientras me alejaba un poco, sentándome en los bancos del fondo.
Mi mente estaba totalmente absorta en lo que me había pasado estos últimos días... no creía que volver a la sociedad fuese tan ajetreado, aunque claro, tras un año de calma, cualquier cosa te parece demasiado. Mi mirada se desvió hasta los guisantes, recordándome al verde del bosque prohibido, mientras, inconscientemente, resentía mi pierna derecha... mi reencuentro con Popa no es que saliese todo lo bien que había planeado. Dejé el tenedor en el plato y llevé mi mano hacia la copa, bebiendo un poco mientras soltaba un suspiro y sonreía pensando en aquel DJ de la fiesta "inicial" de mi vuelta, obviamente no era en mi honor, y a quien se lo dijese, pegarme sería lo más suave que harían, pero realmente, en esa fiesta, estaba volviendo a darme a conocer.
Alguien pasó casi corriendo por mi lado, cosa que me sacó de todos mis pensamientos posibles y, al girar la cabeza, pude ver a James corriendo... James corriendo? se le estaría quemando la escoba... porque, por otro motivo, no correría... o si? -Oh... vaya....- Dije al caer en qué día estábamos, se me había pasado por completo!
Limpié mis labios con la servilleta de tel que había intacta hasta ahora al lado de mi plato y me levanté de los bancos, asegurándome de no dejar nada allí mientras salía a grandes zancadas del gran comedor. Subí las escaleras a toda prisa, por suerte, sin que me tocase un cambio de estas que me hiciese esperar.
Ya en el séptimo piso, comencé a andar rápido hacia el sitio citado, aminorando el paso mientras me acomodaba el pelo, tampoco hacía falta que pensasen que estaba desesperada por comenzar las clases. Me llevé la mano al lado de la falda, donde solía salvaguardar mi varita y, al asegurarme de que estaba ahí, sonreí satisfecha, cruzando la esquina donde, a lo lejos, pude ver al profesor.
Le había conocido de escasas ocasiones, fiestas del ministerio al que asistía con mi madre y Robert... antiguamente, pero al no trabajar en la msima sección, nunca habían tenido trato suficiente... y por lo tanto, yo tampoco -Buenas tardes Sr. Jones.- Saludé como si fuese un desconcido ya que, probablemente, él no recordaría a una niña de una fiesta en la que ni se hablaron.
Pasé dentro mientras me colocaba bien mi corbata, observando como Fred y James ya estaban allí, saludé con la mano a ambos mientras me alejaba un poco, sentándome en los bancos del fondo.
Invitado- Invitado
Re: 1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
La actividad más relevante del día para ella era la clase de Duelo, por la mañana habían cursado Historia de la mágia y Everleigh no había podido consigo que se había quedado dormida sobre su pupitre mientras el profesor hablaba sobre la guerra entre elfos en el año no recordaba cuanto al norte de Irlanda. No la habían descubierto solo porque Everleigh se había despertado cuando el profesor había regañado a otro Hufflepuff cuando él se había dormido, ella no había sido descubierta por los pelos nada más. Al final había decidido que lo mejor era intentar tomar algunas notas en su cuaderno de espiral y se había retirado raudamente cuando el prfesor había dado el permiso. Últimamente el estar entre sus compañeros y demás pares no se le apetecía mucho, andaba en uno de esos lapsus de antisocialismo y prefería millones de veces la soledad de la terraza de Astronomía a otra cosa.
La rubia se había pasado por el comedor solo para tomar una manazana roja como su almuerzo, además de aislada andaba inapetente y la desmedida cantidad de comida sobre la mesa solamente aumentaba su rechazo en lugar de tentarla. Varios de sus compañeros hablaban y se reían pero todo eso cesó mmentáneamente para convertirse en un murmullo molesto cuando ella pasó por allí con su manzana en mano ignorándolos. Tenía que llegar al aula de Duelo cuanto antes, el andar cerca de St. Jones la relajaba y la hacia sentir mejor de una manera extraña que ella no comprendía pero que tampoco buscaba entender. Everleigh escuchó como Potter apuraba a Fred con la comida y lo vio pasar por su lado de reojo para quedarse mirand su espalda mientras camnaba delante de ella hasta perderse en el mar de alumnos hambrientos que venían a disfrutar de la comida que ella esa tarde renegaba. Sus pasos siguieron conduciéndola hasta que alcanzó el pasillo donde St. Jones estaba sentado junto a Potter, Weasly (que no sabía cuando la había pasado en su marcha) y Sarah Doyle. Everleigh llegó y se sentó del lado libre que quedaba de Henry y besó su mejilla suavemente a modo de saludo.
- Espero no haber llegado muy tarde, señor St. Jones..- le dijo con el tono suave y casi dulce. Everleigh era otra persona junto a Henry, era más dulce y hasta dócil, era muy difícil que delante de él ella mostrase ese caracter suyo tan encrespado y jodido. Sus ojos verde avellana observaron de soslayo a James y Fred, más no se detuvieron en ellos sino que volvieron a su profesor mientras que plegaba sus rodillas contra su pecho y se las abrazaba. Everleigh estaba sentada muy cómoda con sus pantalones de jean algo rotos en las rodillas. Lo cierto es que ella no había llevado la pollera del uniforme a la clase porque la hacia sentir poco cómoda para el combate y no podía darse el lujo de que un detalle como ese le arruinara la clase porque ella estaba obligada a aprender a cuidar de sus espaldas por sí misma ¿quién lo haría, sino?
La rubia se había pasado por el comedor solo para tomar una manazana roja como su almuerzo, además de aislada andaba inapetente y la desmedida cantidad de comida sobre la mesa solamente aumentaba su rechazo en lugar de tentarla. Varios de sus compañeros hablaban y se reían pero todo eso cesó mmentáneamente para convertirse en un murmullo molesto cuando ella pasó por allí con su manzana en mano ignorándolos. Tenía que llegar al aula de Duelo cuanto antes, el andar cerca de St. Jones la relajaba y la hacia sentir mejor de una manera extraña que ella no comprendía pero que tampoco buscaba entender. Everleigh escuchó como Potter apuraba a Fred con la comida y lo vio pasar por su lado de reojo para quedarse mirand su espalda mientras camnaba delante de ella hasta perderse en el mar de alumnos hambrientos que venían a disfrutar de la comida que ella esa tarde renegaba. Sus pasos siguieron conduciéndola hasta que alcanzó el pasillo donde St. Jones estaba sentado junto a Potter, Weasly (que no sabía cuando la había pasado en su marcha) y Sarah Doyle. Everleigh llegó y se sentó del lado libre que quedaba de Henry y besó su mejilla suavemente a modo de saludo.
- Espero no haber llegado muy tarde, señor St. Jones..- le dijo con el tono suave y casi dulce. Everleigh era otra persona junto a Henry, era más dulce y hasta dócil, era muy difícil que delante de él ella mostrase ese caracter suyo tan encrespado y jodido. Sus ojos verde avellana observaron de soslayo a James y Fred, más no se detuvieron en ellos sino que volvieron a su profesor mientras que plegaba sus rodillas contra su pecho y se las abrazaba. Everleigh estaba sentada muy cómoda con sus pantalones de jean algo rotos en las rodillas. Lo cierto es que ella no había llevado la pollera del uniforme a la clase porque la hacia sentir poco cómoda para el combate y no podía darse el lujo de que un detalle como ese le arruinara la clase porque ella estaba obligada a aprender a cuidar de sus espaldas por sí misma ¿quién lo haría, sino?
Everleigh BauerGRYFFINDOR - Mensajes : 141
Puntos de Canje : 74808
Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: 1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
No pasaron ni dos minutos desde que mi trasero tocó el frío suelo hasta que un chico de de Gryffindor llegó seguido por poca distancia de otro de la misma casa - Buenas tardes - estreché su mano con cortesía y no pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta que era el hijo mayor de Harry - Gracias, James, dale mis saludos cuando lo veas - una sonrisa apareció en mi rostro para el muchacho mientras observaba como se sentaba a mi lado. Después de un leve asentimiento de cabeza giré mi rostro para prestarle atención al siguiente niño que apareció, estuve tentado en levantarme, pero al ver que no se incomodaban ante mi informal postura no hice ademán de cambiar de posición - ¡Fred Junior! Esto si que es una sorpresa - comenté gratamente sorprendido, el padre de ese muchacho junto a su difunto hermano gemelo eran toda una leyenda de las burlas en los pasillos de Hogwarts cuando yo estudiaba, aún podía recordar todas las bromas que habíamos hecho en su honor. - Muchas gracias, dale también saludos de mi parte - le sonreí al pequeño.
Miré mi reloj dándome cuenta que ya estábamos en la hora y si mis cálculos no me fallaban aún faltaban cuatro alumnos por llegar, decidí a esperarlos un momento más y afortunadamente una nueva cabeza no tardó en aparecer - Buenas tardes - Saludé a la chica rubia y en cuanto hice ademán para pararme y saludarla con propiedad otro rostro apareció ante mi vista depositando un cariñoso saludo en mi mejilla a modo de saludo para luego sentarse a mi lado - Sólo cinco minutos, Eve, nada de que preocuparse - le sonreí con afecto, Everleigh era una de las pocas personas que conocía de antes de ingresar al colegio y me gustaba saber que nuestra relación no cambiaría ahora que sería su profesor - Okey chicos, creo que ya hemos esperado demasiado por los demás. Me alegra ver a puros miembros de mi ex casa - les sonreí mientras me levantaba y comenzaba a explicar - Todas nuestras clases se harán en la sala multipropósito, también llamada sala de los menesteres, no sé si todos habrán oído o estado en ella, así que si pueden mantener el secreto se los agradecería - sonreí sabiendo que nadie podría ocultar algo tan fantástico como lo era esa sala. - quiero que todos formen una columna y se pongan frente a la pared, por favor.
Los alumnos poco a poco se fueron poniendo uno al lado del otro mirando hacia la fría e inerte pared, mi mirada se posó es ésta mientras que la imagen de la sala vacía volvía a ser parte de mi mente. La puerta no tardó en aparecer ante nosotros y una sonrisa se posó en mis labios cuando la abrí para que los alumnos entraran después de mí. Apenas ingresé los nombres comenzaron a ser visibles sólo ante mis ojos pudiendo darme cuenta del apellido de la muchacha rubia que se me hacía algo conocido - Muy bien, mi nombre es Thomas Henry St Jones, pero ustedes me podrán llamar Henry y seré el profesor de este club por todo el año. Sé que mi aspecto no es precisamente la de un profesor y eso se debe a que no lo soy, esta es mi primera vez enseñando, pero debido a mi trabajo como Auror conozco bastante sobre duelos y defensa contra lar Artes oscuras, y me alegra ver algunos rostros conocidos - comenté CON VOZ PAUSADA mirando a tres de los cuatro chicos - Mi estilo de trabajo es bastante simple, dividiremos la clase en dos partes, durante una hora trabajaremos en parejas y la próxima haremos un pequeño duelo de dos grupos, las parejas y los grupos los armo yo, eso de "somos amigos, estemos juntos" no pasaba en la vida real, muchas veces te tocara trabajar con alguien que no te agrada en lo absoluto, pero es no significa que no le tengamos respeto, así que lo primero que hay que hacer es comenzar a conocer al otro antes de catalogarlo como un indeseable - Paré de hablar por un momento mientras me ponía detrás de mi escritorio y comenzaba a abrir el bolso que había llevado, habían pasado seis años desde la última vez que había estado en ese colegio, pero todavía podía recordar cómo me burlaba de los chicos que no estaban a mi altura en el duelo.
Mi vista volvió a posarse al frente mientras pensaba a quien juntar - James tu vas con Eve - comencé a unir las parejas mientras que leía sus nombres que estaban por encima de sus cabezas gracias a la magia de la sala aunque con este grupo no sería necesario - Fred tu vas con Sarah - les sonreí- No sean piadosos, ni nada por el estilo, la mujer sabe defenderse tan bien como el hombre, y mejor diría yo - comenté diciendo lo último más bajito mientras desviaba mi mirada hacia Eve dedicándole una sonrisa. - Quiero que las parejas se ubiquen frente frente dejando un trecho de mas o menos cuatro metros para el de al frente y tres metros con el que esta a su lado, la sala es bastante amplia así que ocupemos todo el espacio - mi voz resonó en el lugar mientras que sacaba mi varita y caminaba hacia los alumnos por el espacio "tipo pasarela" que quedaba entre ellos. Una vez todos se ubicaron seguí con las instrucciones - quiero todas las varitas frente a sus rostros, les doy un minuto - Necesitaba que todas las varitas estuvieran visibles para realizar el efecto que quería, no podía permitir que una varita se me perdiera después de las próximas instrucciones que daría.
Miré mi reloj dándome cuenta que ya estábamos en la hora y si mis cálculos no me fallaban aún faltaban cuatro alumnos por llegar, decidí a esperarlos un momento más y afortunadamente una nueva cabeza no tardó en aparecer - Buenas tardes - Saludé a la chica rubia y en cuanto hice ademán para pararme y saludarla con propiedad otro rostro apareció ante mi vista depositando un cariñoso saludo en mi mejilla a modo de saludo para luego sentarse a mi lado - Sólo cinco minutos, Eve, nada de que preocuparse - le sonreí con afecto, Everleigh era una de las pocas personas que conocía de antes de ingresar al colegio y me gustaba saber que nuestra relación no cambiaría ahora que sería su profesor - Okey chicos, creo que ya hemos esperado demasiado por los demás. Me alegra ver a puros miembros de mi ex casa - les sonreí mientras me levantaba y comenzaba a explicar - Todas nuestras clases se harán en la sala multipropósito, también llamada sala de los menesteres, no sé si todos habrán oído o estado en ella, así que si pueden mantener el secreto se los agradecería - sonreí sabiendo que nadie podría ocultar algo tan fantástico como lo era esa sala. - quiero que todos formen una columna y se pongan frente a la pared, por favor.
Los alumnos poco a poco se fueron poniendo uno al lado del otro mirando hacia la fría e inerte pared, mi mirada se posó es ésta mientras que la imagen de la sala vacía volvía a ser parte de mi mente. La puerta no tardó en aparecer ante nosotros y una sonrisa se posó en mis labios cuando la abrí para que los alumnos entraran después de mí. Apenas ingresé los nombres comenzaron a ser visibles sólo ante mis ojos pudiendo darme cuenta del apellido de la muchacha rubia que se me hacía algo conocido - Muy bien, mi nombre es Thomas Henry St Jones, pero ustedes me podrán llamar Henry y seré el profesor de este club por todo el año. Sé que mi aspecto no es precisamente la de un profesor y eso se debe a que no lo soy, esta es mi primera vez enseñando, pero debido a mi trabajo como Auror conozco bastante sobre duelos y defensa contra lar Artes oscuras, y me alegra ver algunos rostros conocidos - comenté CON VOZ PAUSADA mirando a tres de los cuatro chicos - Mi estilo de trabajo es bastante simple, dividiremos la clase en dos partes, durante una hora trabajaremos en parejas y la próxima haremos un pequeño duelo de dos grupos, las parejas y los grupos los armo yo, eso de "somos amigos, estemos juntos" no pasaba en la vida real, muchas veces te tocara trabajar con alguien que no te agrada en lo absoluto, pero es no significa que no le tengamos respeto, así que lo primero que hay que hacer es comenzar a conocer al otro antes de catalogarlo como un indeseable - Paré de hablar por un momento mientras me ponía detrás de mi escritorio y comenzaba a abrir el bolso que había llevado, habían pasado seis años desde la última vez que había estado en ese colegio, pero todavía podía recordar cómo me burlaba de los chicos que no estaban a mi altura en el duelo.
Mi vista volvió a posarse al frente mientras pensaba a quien juntar - James tu vas con Eve - comencé a unir las parejas mientras que leía sus nombres que estaban por encima de sus cabezas gracias a la magia de la sala aunque con este grupo no sería necesario - Fred tu vas con Sarah - les sonreí- No sean piadosos, ni nada por el estilo, la mujer sabe defenderse tan bien como el hombre, y mejor diría yo - comenté diciendo lo último más bajito mientras desviaba mi mirada hacia Eve dedicándole una sonrisa. - Quiero que las parejas se ubiquen frente frente dejando un trecho de mas o menos cuatro metros para el de al frente y tres metros con el que esta a su lado, la sala es bastante amplia así que ocupemos todo el espacio - mi voz resonó en el lugar mientras que sacaba mi varita y caminaba hacia los alumnos por el espacio "tipo pasarela" que quedaba entre ellos. Una vez todos se ubicaron seguí con las instrucciones - quiero todas las varitas frente a sus rostros, les doy un minuto - Necesitaba que todas las varitas estuvieran visibles para realizar el efecto que quería, no podía permitir que una varita se me perdiera después de las próximas instrucciones que daría.
Henry St. Jones- Profesor/a del Club de duelo
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Re: 1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
Siempre era lo mismo. Yo iba a todas prisas a todos lados y Fredo me alcanzaba con su andar perezoso como si nada. Nunca entendía como lo hacia para llegar, incluso antes que yo. Hasta había pensado que tenía un maldito Giratiempos como del que la tía Mione nos había hablado una vez. Éso si sería muy últil junto al Mapa del Merodeador. - ¡Hey! - sobé mi nuca al sentir el impacto de pesada mano de Fred sobre ella y acicalé mis cabellos que se habían despeinado, si es que eso era posible. - Apuesto a que Genevieve se acobardará y no vendrá - murmuré con una amplia y segura sonrisa recordando a la chica que me hizo sudar la gota gorda el año pasado en el club de duelos. Así cruzamos varias palabras y conversaciones triviales mientras esperábamos a los demás integrantes del grupo. Cuando ya la hora de entrada estaba próxima, Sarah se acercó hasta nosotros con ese andar tan peculiar. Estrechó mi mano y me puse de pie en el impulso. - ¿Esa es forma de saludarme? - pregunté con una coqueta sonrisa depositando un beso en su mejilla. Me saludaba como si fuéramos unos completos desconocidos, eso me hizo sentir algo desplazado. Ok, no, pero si mi ego no estuviera tan algo y no fuera tan seguro de mi mismo de seguro así habría pasado. Cuando me separé de ella vi que Ever se acercaba a nosotros. No la había visto desde el verano pesado, y desgraciadamente seguía igual de hermosa. Me senté nuevamente entre Fred y el profesor observándola, y desviando la mirada de vez en cuando, sobre todo cuando ella se volteaba a mirarme. Se me hizo extraño verla comportarse de esa manera con el profesor. ¿Por qué conmigo tenía que ser tan arisca y esquiva? ¿Qué había hecho yo para merecer su completo desprecio y desinterés? Ok, no respondan.
El profesor se puso de pie y todos lo seguimos mientras visualizaba el aula a la que entraríamos. Rodé los ojos mientras la presentaba como toda una inminencia y una mirada cómplice se cruzó con la de Fred cuando preguntó si alguien la conocía. - Claro que no - mentí fingiendo asombro. "Bendito sea el mapa del merodeador", pensé mientras entrabamos a la sala de menesteres y nos formábamos tal como el profesor lo indicaba. Y adivinen con quien me tocó formar grupo. Como Genevieve no había llegado no tendría la oportunidad de luchar con ella, pero vamos... eramos cuatro y de todos los presentes me tuvo que tocar ella; Everleigh Liet Bauer, la chica poseedora de mi Amortentia. Por suerte no era la única que la poseía, pero aún así me molestaba que con ella ni siquiera cruzáramos palabra alguna. Quizás ésta sería la ocasión, aunque lo dudaba. Saqué mi varita de entre mi túnica y la contemplé alzando a la altura de mi frente. - ¿Y ahora, Sr. Jones? - pregunté impaciente por comenzar con la diversión. Sé que no le gustaban las formalidades, pero se me hacía difícil llamarlo "Henry" por lo menos dentro del colegio. Ya que fuera de éste era un hombre muy divertido, además de inteligente, con quien se podía mantener una charla larga si aburrirse.
El profesor se puso de pie y todos lo seguimos mientras visualizaba el aula a la que entraríamos. Rodé los ojos mientras la presentaba como toda una inminencia y una mirada cómplice se cruzó con la de Fred cuando preguntó si alguien la conocía. - Claro que no - mentí fingiendo asombro. "Bendito sea el mapa del merodeador", pensé mientras entrabamos a la sala de menesteres y nos formábamos tal como el profesor lo indicaba. Y adivinen con quien me tocó formar grupo. Como Genevieve no había llegado no tendría la oportunidad de luchar con ella, pero vamos... eramos cuatro y de todos los presentes me tuvo que tocar ella; Everleigh Liet Bauer, la chica poseedora de mi Amortentia. Por suerte no era la única que la poseía, pero aún así me molestaba que con ella ni siquiera cruzáramos palabra alguna. Quizás ésta sería la ocasión, aunque lo dudaba. Saqué mi varita de entre mi túnica y la contemplé alzando a la altura de mi frente. - ¿Y ahora, Sr. Jones? - pregunté impaciente por comenzar con la diversión. Sé que no le gustaban las formalidades, pero se me hacía difícil llamarlo "Henry" por lo menos dentro del colegio. Ya que fuera de éste era un hombre muy divertido, además de inteligente, con quien se podía mantener una charla larga si aburrirse.
James S. PotterGRYFFINDOR - Mensajes : 918
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Re: 1ª "Clase" del Club de Duelo [Grupo 1]
Ahora que estaba cerca de Henry nada más la preoucpaba o molestaba, Everleigh había recostado ligeramente su cabeza donde el hombro del moreno mientras lo escuchaba dar las primeras directivas de la clase y se ponían ambos de pie, él para guiarlos y ella para hacer frente a la sala de los menesteres. Ya conocía el sitio, había pasado eternas tardes y noches allí refugiada de donde el resto del mundo Hogwarts pero sin embargo esa magnífica sala no llegaba a saciarla como lo hacia la terraza de Astronomía. No hacia falta que Everleigh escuchara nada de lo que Henry decía porque ella lo conocía más que bien pero igualmente guardó silencio y se quedó en su sitio escuchándolo atentamente como él hablaba en un tono relajado y lento, adoraba más de lo sano a ese hombre. O por lo menos fue así hasta que Henry decidió ponerla en pareja con Potter, al oír la unión ella se quedó rígida en su lugar ¿cómo podía hacerle eso? Incialmente Everleigh lo miró con los ojos entrecerrados, casi con hostilidad, pero sabía que eso no iba a funcionar con Henry por lo que decidió pasar al plan B. Suponiendo que nadie la veía y Everleigh le hizo un ensayado pucherito, intentando cambiar su decisión, cosa que no pasó. Lo que ella no notó es que alguien en ese gran salón estaba mirándola atentamente. Siempre él.
- No es justo..- se quejó para sí misma, en voz muy baja al tiempo que Henry le obsequiaba una de esas sonrisas suyas como para que ella dejase de quejarse. La rubia siguió las indicaciones de su mentor y sacó la varita del bosillo trasero de su desgastado pantalón vaquero, ya se había dicho, ella no podía trabajar incómoda. Y siguiendo con aquella máxima suya volvió a guardar su varita un momento para quitarse el suéter que traía puesto, uno de color negro con dos vivos en el cuello escarlata y grana, los de su casa, dejando ver una camiseta de mangas largas negra también que anunciaba cada una de las curvas de su exquisito cuerp. Everleigh se hizo en el cabello una cola, despejándoselo para terminar- Bien, cuando quieras..- anunció, pero no a Potter, sino a su querido Henry y allí de nuevo el tono más suave y dulce y la media sonrisa casi tímida en los labios adornándola.
Los ojos avellana musgo de Everleigh se fijaron por primera vez en la figura de James Potter, el cabello de la rubia todavía se mecía suave y perezosamente al estar atado desprendiendo ese aroma suyo tan caracterísco, una mezcla de vainilla y limón muy suave. Ambas miradas quedaron trabadas sin hacer más que eso, ella no quería estar allí de pie contra él, no deseaba herir al imbécil de Potter. Everleigh se sintió horriblemente obligada a continuar con la actividad y no pudo hacer nada más que sacudir un poco la cabeza, desparramando más de su perfume en el ambiente, para poder ponerse en una postura de ataque con la varita en su mano izquierda. Everleigh era zurda. Ahora, cuando Henry le diera el inicio no podría hacer nada más que obedecer, solamente rogaba que él fuera más hábil y rápido que ella para esto. Era una suerte que su rostro no demostrara lo afligida que ella estaba por lo que sabía que estaba por hacer.
- No es justo..- se quejó para sí misma, en voz muy baja al tiempo que Henry le obsequiaba una de esas sonrisas suyas como para que ella dejase de quejarse. La rubia siguió las indicaciones de su mentor y sacó la varita del bosillo trasero de su desgastado pantalón vaquero, ya se había dicho, ella no podía trabajar incómoda. Y siguiendo con aquella máxima suya volvió a guardar su varita un momento para quitarse el suéter que traía puesto, uno de color negro con dos vivos en el cuello escarlata y grana, los de su casa, dejando ver una camiseta de mangas largas negra también que anunciaba cada una de las curvas de su exquisito cuerp. Everleigh se hizo en el cabello una cola, despejándoselo para terminar- Bien, cuando quieras..- anunció, pero no a Potter, sino a su querido Henry y allí de nuevo el tono más suave y dulce y la media sonrisa casi tímida en los labios adornándola.
Los ojos avellana musgo de Everleigh se fijaron por primera vez en la figura de James Potter, el cabello de la rubia todavía se mecía suave y perezosamente al estar atado desprendiendo ese aroma suyo tan caracterísco, una mezcla de vainilla y limón muy suave. Ambas miradas quedaron trabadas sin hacer más que eso, ella no quería estar allí de pie contra él, no deseaba herir al imbécil de Potter. Everleigh se sintió horriblemente obligada a continuar con la actividad y no pudo hacer nada más que sacudir un poco la cabeza, desparramando más de su perfume en el ambiente, para poder ponerse en una postura de ataque con la varita en su mano izquierda. Everleigh era zurda. Ahora, cuando Henry le diera el inicio no podría hacer nada más que obedecer, solamente rogaba que él fuera más hábil y rápido que ella para esto. Era una suerte que su rostro no demostrara lo afligida que ella estaba por lo que sabía que estaba por hacer.
Everleigh BauerGRYFFINDOR - Mensajes : 141
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