1ª Clase del Club de Duelo [Grupo 2]

Saqué las varitas trucadas de mi locker mientras recordaba lo que había vivido en mi primera clase, apenas me podía creer que estuviera impartiendo como profesor en mi ex colegio, pero no había podido rechazar esa propuesta aunque hubiese querido por dos importantes razones: La primera era porque el propio Sr Potter había tenido una reunión con la directora para que fuera yo quien se encargara de ese club, después de todo lo que había hecho por mí durante mis años en la academia y en el ministerio, no podía darle un NO por respuesta a ninguna de sus peticiones; y en segundo lugar sabiendo todo lo que había pasado en las escuelas de Beauxbatons y Durmstrang, Hogwarts debía estar protegida por algo más que la magia que la rodeaba y no encontraba una forma mejor que introducir Aurores en el castillo, así podríamos tener un ojo pendiente en los alumnos y enseñarles cómo defenderse en caso de peligro al mismo tiempo, francamente una solución momentánea perfecta, el único pero que tenía con aquel puesto era que no podría ver a Max tanto como quisiera. Fruncí mi ceño ligeramente al recordar a mi mejor amigo y moví mi cabeza rápidamente para sacarlo de mi mente, me faltaba la nada misma para parecer un adolescente enamorado y eso que sólo llevaba tres días sin verlo. Guardé las varitas en el bolso de deportes que me esperaba sobre una de las largas mesas que decoraban la sala de profesores y me dispuse a salir rumbo a mi primera clase.

Al igual que con el primero grupo mi clase la impartiría en la sala multipropósito, probablemente todo el cuerpo docente se habían empeñado en ocultar ese hermoso secreto del castillo a la mayor cantidad de estudiantes posible, pero si los chicos que se habían registrado en el club eran la mitad de listos que los de mi generación estaba seguro que todos ya habrían descubierto la sala usándola para su propio beneficio, además yo solo era un profesor de apoyo y en mi contrato no se especificaba que no pudiera contarle a mis alumnos sobre ese adaptable lugar. Cerré la puerta de la sala a las cinco menos cuarto con el bolso de deporte afirmado en mi hombro derecho y me dispuse a caminar hacia las escaleras para subir los dos pisos que me separaban de donde impartiría mi primera "clase" .

Llegué al séptimo piso, cerré mis ojos para concentrarme mientras la misma imagen de una sala vacía con unos cuantos bancos al final y un sólo escritorio apareció en mi mente logrando así que una pequeña puerta apareciera en donde antes no era más que una simple pared, entré de de inmediato siendo consciente de que una vez a dentro la puerta volvería a ser invisible para los demás. Dejé el bolso deportivo encima del escritorio para luego sacarme el abrigo y dejarlo en el respaldo de la silla, estaba acostumbrado a usar corbata, sin embargo después de mi primera clase me percaté de que en el castillo no era necesario usar una, así que ese día no llevaba y sólo un chaleco me cubría encima de la camisa, había sentido frío todo el día, por eso había traído el abrigo, sin embargo al imaginarme la sala también hice que tuviera una temperatura acogedora, odiaba ser un friolento, pero no podía evitarlo.

APARIENCIA RECUERDEN QUE ME SAQUE EL ABRIGO:

Luego de soltar un pequeño suspiro, sintiendo como el nerviosismo ya casi no existía al ser mi segunda clase, me dirigí hacia la puerta de la sala para volver a salir al pasillo, miré el reloj y comprobé que faltaban cinco minutos para la hora en la que se le había indicado a los integrantes del club que llegaran, para mí las seis de la tarde era una buena hora para empezar con los duelos y esperaba que para los chicos también lo fuera.
Mientras esperaba en el pasillo del séptimo piso mis dedos comenzaron a peinar mis cabellos para poder despejar un poco mi rostro, había ido a la peluquería el domingo para estar presentable para el lunes, pero no había querido que me lo cortaran demasiado, en época de invierno lo usaba algo más largo de lo normal pues solía ser bastante friolento especialmente en la parte de la cabeza. Solté un ligero suspiro y como si nada me senté en el suelo del pasillo cruzando mis piernas a la espera de mis alumnos, tal y como lo había hecho con los de mi primera clase, más que un profesor quería que vieran un amigo en mí.


ACLARACIONES.

UN POST por persona, no importa que no sea en el mismo orden cada vez, pero sólo UNO para que llevemos una clase dinámica y activa entre todos y no una conversación de unos pocos.

Los que lleguen ATRASADOS deben especificar que están esperando en el PASILLO del séptimo piso, yo los haré entrar en mi próximo post, pues NINGUNO sabe que estamos dentro de la sala de los menesteres, ni qué pensé para poder entrar.

En caso de no poder postear AVISAR.

Espero que se diviertan, Saludos.

POR SU ATENCIÓN MUCHAS GRACIAS

[Interactuación: Scorpius Malfoy, Albus Severus Potter, Personajes nombrados: Cassandra Nott]

-Scorp, Albus pueden caminar un poco más rápido. ¿Es que acaso ustedes dos jamás paran?- Dije fastidiada caminando justo enfrente de ellos, al escucharlos burlarse de unos chicos de Gryffindor, ¿Como eran capaces de ponerme de los nervios? Solo convivir con ellos a veces era suficiente además que me ponía al borde del colapso retrasarme en las clases, y tenía la suerte de llegar tarde siempre a mis favoritas. Me volteé para verlos amenazante.

-Como lleguemos tarde, por retrasarme se las veran conmigo y miren que no está Cassie- Los amenacé con mi pequeño puño que debía aceptar que más que miedo debía dar un poco de risa, pero seguí maldiciendo en partes en italiano, mientras amarraba mi cabello en una coleta alta, el cabello a veces era demasiado distrayente y odiaba perder, no quería perder.

-Es una pena que Cassie, no este en nuestro grupo- Solté mientras me colocaba en el centro de ambos, a ver si de esa manera lograba que empezaran a caminar un poco más a prisa. Me sorprendió que este profesor decidiese dar clases en la sala de requerimientos, cuando todos los demás trataban que pasase inadvertida por nosotros.

Al llegar por FIN a las puertas, vi que el profesor se hallaba sentado en el piso a la entrada, lo que me sorprendió bastante al punto de casi soltar una carcajada y preguntarle ¿Cómodo? pero me resistí por el asunto de las impresiones.

-Buenas tardes profesor, lamentamos la tardanza- Dije mirando a mis dos "mejores amigos", con algo de resentimiento, mientras nos arrecostabamos a la pared esperando a que llegaran los demás o que el profesor nos invitase a pasar, mientras tanto me dediqué a acomodar la coleta de mi cabello con descuido, no es que me desviviese demasiado por mi apariencia por que como diría mi madre tenía el gen "bonito", en estos casos prefería la comodidad si tenía que hacer a alguien probar mi varita.

Mi estómago volvía a hacer ruidos que pedían comida. Desde que había salido de la última clase lo único que quería era bajar al comedor para comer algo, pero la próxima clase era la del Club de Duelo y si íbamos a repartirnos unos buenos golpes, no me gustaría vomitar encima de mi contrincante… O quizás sí. De cualquier manera, un par de chuletas no le caían mal a nadie.

Salí del séptimo piso, dando directamente hacia las escaleras y cuando me asomé hacia abajo, vi que era un largo camino por recorrer. Las ganas de comer seguían presentes, pero la pereza de bajar todas las escaleras y después volver a subir eran mucho más grandes, tendría que aguantarme el hambre. Además, después de una clase fatigante una buena comida era lo mejor, y más si se trataba de la cena, que era donde los elfos de las cocinas se lucían, y no sólo eso, sino que desde que los alumnos de Francia llegaron, tuvieron que esforzarse en hacer buena comida francesa.

Di un suspiro y regresé a los pasillos de la séptima planta. Según teníamos que vernos con el profesor en uno de los pasillos y, hasta donde sabía, no había ningún aula disponible en ese piso. Seguramente la clase tendría lugar en la famosa sala que viene y va, había estado muy pocas veces ahí dentro y cuando estaba, sólo era para quitarme la aburrición con todas las cosas curiosas escondidas ahí.

Doblé un recoveco y pude ver cuatro personas, tres de ellos eran de Slytherin y el otro debía de ser el profesor. Por las cartas que había recibido de mi padre, el sujeto debía llamarse Henry algo… Era un auror al igual que mi padre y seguramente se conocían en el Ministerio de Magia. Llegué hasta ellos y me puse frente al profesor –Buenas tardes profesor…– dije acomodando mejor mi mochila en mi hombro –Soy Jean de Valois– dije sonriendo –Y mi padre, Gustave de Valois me dijo que usted era la mejor opción para darnos clases… Por cierto, le manda saludos–. Giré mi cabeza hacia los demás y salude con la mano.

Estaba claro que no era su mejor semana, aún seguía cavisbajo y como su padre le había ordenado no había largado prenda, nisiquiera a su prima Cassandra acerca de su nueva misión, por nada del mundo quería tener que dejar el colegio para instalarse en casa a estudiar con profesores estirados y de modales extraños, mucho menos quería abandonar a sus amigos. Scorpius sonrió cuando su mejor amigo le señaló a unos Gryffindor que hacían payasadas en medio del pasillo y se carcajeó cuando éste los había hechizado con algo que los haría reir como hienas todo el día. La voz de Adhara lo hizo mirarla con una expresión divertida en su pálido rostro. - Ya ya.. vamonos Albus.. - le dijo a su amigo luego de hacerle ojitos a la castaña y lanzarle un beso, debían llegar a la primera clase de duelo, algo que tampoco se quería perder.

- Tengo miedo Albus, Adhara me dá miedo.. - le dijo en el oído a su amigo mientras caminaban hacia donde el profesor les había indicado que se encontrarían. Scorpius hablaba despacio, aunque no le interesaba que su buena amiga lo escuchara. Era una lástima que Cassie no se hubiera inscribido en esa clase, sería lo mejor con ella allí. Se tenía que conformar ahora.

Era una falta de modales y educación que el profesor estuviera sentado en el suelo esperandolos, el rubio se quedó a un lado de Adhara mientras ésta lo saludaba, de brazos cruzados y la expresión imperturbable, observó con atención tambien como el Ravenclaw que estaba allí saludaba pero luego mantuvo su postura esperando por que los guiara a la sala para empezar.

La primera clase de duelo estaba ya dictada para esa tarde, la verdad solo me había apuntado porque necesitaba el diploma para certificarme, pero era un excelente duelista, Scorpius y yo lo eramos, tantos años de molestar a los chicos de las otras casas que me había certificado solo, no necesitabamos de la clase, pero meros trámites burocráticos que nos llevaban esa tarde a la clase con el profesor de aritmancia que se sentía duelista.

Nos había citado en la séptima planta y mientras subíamos a su encuentro, vimos un grupito de Gryffindors que se sentían muy machos por pasar con la cabeza alta a un lado de nosotros y como si el destino nos hubiera unido las neuronas, Scorpius les lanzó un hechizo de risa y yo uno de piernas de gelatina, me doblé de risa mientras pasabamos de largo y ellos no podían ni seguirnos a causa del temblar de sus piernas, ni atacarnos por la risa que no les iba a parar en un buen rato. Levanté la mirada cuando Adhara nos reprendió -Está bien mamá apurémonos- le dije a modo de broma, pero aceleré el paso.

Escuché el susurro de Scorp y me reí bajito tratando de que Adhara no lo notara - Entonces eres masoca? - hice alusión a los andares que tenía Scorp con Adhara - Seguro te gusta que te pegue... o te muerda!- la última palabra casi la grité y me tapé la boca entre mi risa para que no se diera cuenta la castaña, pero justo en ese momento doblamos la esquina y vimos al profesor sentado en el suelo, Adhara lo saludó pero yo seguí en mi charla con Scorpius riéndome de sus intimidades.

Me separé de Emy al salir de nuestra última clase. Normalmente solíamos dar paseos durante la espera de la cena, pero ésta no podría acompañarla, pues me había inscrito en el Club de Duelos y me tocaba clases justo ése día, de hecho iba algo atrasado debido al topón de horarios. Me despedí de Emy besando su frente y quedamos de vernos en el comedor después de clases. Por suerte yo estaba cerca del séptimo piso en donde el profesor Jones nos había citado, a diferencia de Emy que tendría que bajan prácticamente la mitad del castillo para llegar a las bodegas. Al llegar encontré a varios alumnos ya reunidos en un pasillo que en teoría no debería tener sala alguna. En un principio creí que haríamos la clase en ese mismo pasillo, pero al acercarme noté que junto al grupo de alumnos había un Aula muy peculiar. Me acerqué algo boquiabierto y la contemplé a la distancia.

- No sabía que aquí había un aula... - murmuré ido y tratando de recordar si la había visto antes, pues como mi sala común estaba en las bodegas no solía subir mucho al séptimo piso. Negué con la cabeza al darme cuenta que ni siquiera había saludado. - Hola, cerebrito - saludé a Jean dándole una palmada en su hombro, dirigí la vista a los demás alumnos, de los cuales no conocía ninguno, ¿cómo conocerlos? si por el color de su túnica revelaba que eran todos Slytherin y yo muy pocas veces había cruzado palabra con alguno. - Buenas tardes - asentí a la chica que yacía sentada en el suelo y a sus dos amigos. Hasta en los clubs van en grupo...

Por último sonreí al profesor. Ya había tenido la oportunidad de conocerlo los primeros días de clase cuando estaba reconociendo salas, pues había ingresado recién éste año. Lo más curioso es que es un Auror recién egresado o eso fue lo que pude saber de la breve charla que tuvimos. - Buenas tardes, profesor Jones - saludé estrechando su mano, firme y grande. Aquel hombre desde el primer día logró ponerme nervioso, quizás hasta sentía miedo defraudarlo, pues le había contado mi interés por ser Auror. De alguna u otra forma me ponía nervioso y no sabría como explicar con claridad la sensación.

[Adhara, Jean, Phill, Sophie... luego todos]

No pasaron ni dos minutos desde que mi trasero tocó el frío suelo hasta que tres alumnos llegaron, al parecer de los tres sólo la chica tenía educación pues fue la única que me saludó - Buenas tardes - la saludé con cortesía tratando de recordar quien era, la noche anterior me había llevado los historiales de cada uno de mis alumnos ese día para la casa con el fin de memorizarlos, pero estaba tan cansado que apenas había empezado a leer el sueño me venció quedándome dormido en el living - No te preocupes de hecho llegan dos minutos adelantados - una sonrisa apareció en mi rostro para la pequeña mientras me levantaba del suelo observando como ya empezaba a llegar el resto de la gente, excelente me encantaba la puntualidad. Con un leve asentimiento de cabeza Giré mi rostro de la chica para posar mi mirada en el siguiente miembro del club que había tenido la clase de saludarme - ¡Un hijo de Gustave en mi clase! Esto si que es una sorpresa - comenté gratamente sorprendido, esa familia había pasado un buen susto con el ataque a Beauxbatons, afortunadamente su hija no había sido atacada ya que no seguía el patrón de las muertes, los de Valois tenían la ventaja de ser sangre pura - Muchas gracias, dale también saludos de mi parte - le sonreí al pequeño.


Miré mi reloj dándome cuenta que ya eran las seis con dos minutos de la tarde y si mis cálculos no me fallaban aún faltaban dos alumnos por llegar, decidí a esperarlos un momento más y afortunadamente dos nuevas cabezas aparecieron - Buenas tardes, Phillipe - Estreché su mano con fuerza tuteándolo, había tenido una pequeña charla con el chico y me había caído bastante bien, esperaba que sus aspiraciones para ser auror llegaran a buen puerto. En el instante en el que nuestras manos se soltaron la hermana de Jean apareció, era casi imposible no saber que era ella, primero porque era mellizos y segundo por su evidente porte francés - Sólo cinco minutos - le sonreí con afecto, los de Valois eran dignos de mi confianza - Okey chicos, creo que ya estamos todos. Todas nuestras clase se harán en la sala multipropósito, también llamada sala de los menesteres, no sé si todos habrán oído o estado en ella, así que si pueden mantener el secreto se los agradecería - sonreí sabiendo que nadie podría ocultar algo tan fantástico como lo era esa sala. - quiero que todos formen una columna y se pongan frente a la pared, por favor.

Los alumnos poco a poco se fueron poniendo uno al lado del otro mirando hacia la fría e inerte pared, mi mirada se posó es ésta mientras que la imagen de la sala vacía volvía a ser parte de mi mente. La puerta no tardó en aparecer ante nosotros y una sonrisa se posó en mis labios cuando la abrí para que los alumnos entraran después de mí. Apenas ingresé los nombres comenzaron a ser visibles sólo ante mis ojos pudiendo darme cuenta que uno de los chicos que no me había saludado era Albus Potter, fruncí el ceño asombrado, estaba seguro que esa no era la enseñanza que sus padres le habían inculcado- Muy bien, mi nombre es Thomas Henry St Jones, pero ustedes me podrán llamar Henry y seré el profesor de este club por todo el año. Sé que mi aspecto no es precisamente la de un profesor y eso se debe a que no lo soy, esta es mi primera vez enseñando, pero debido a mi trabajo como Auror conozco bastante sobre duelos y defensa contra lar Artes oscuras, y me alegra ver algunos rostros conocidos - comenté CON VOZ PAUSADA mirando a Phill - Mi estilo de trabajo es bastante simple, dividiremos la clase en dos partes, durante una hora trabajaremos en parejas y la próxima haremos un pequeño duelo de dos grupos, las parejas y los grupos los armo yo, eso de "somos amigos, estemos juntos" no pasaba en la vida real, muchas veces te tocara trabajar con alguien que no te agrada en lo absoluto, pero es no significa que no le tengamos respeto, así que lo primero que hay que hacer es comenzar a conocer al otro antes de catalogarlo como un indeseable - Paré de hablar por un momento mientras me ponía detrás de mi escritorio y comenzaba a abrir el bolso que había llevado, habían pasado seis años desde la última vez que había estado en ese colegio, pero todavía podía recordar cómo me burlaba de los chicos que no estaban a mi altura en el duelo.

Mi vista volvió a posarse al frente mientras pensaba a quien juntar - Scorpius trabajaras con Jean - comencé a unir las parejas mientras que leía sus nombres que estaban por encima de sus cabezas gracias a la magia de la sala - Sophie tu vas con Adhara - algo me decía que ese sería un buen duelo - Señor Potter usted participara con Phillipe - lentamente desvié mi mirada hasta Albus, esperaba que para la próxima clase un saludo saliera de su boca, era increíble lo distintos que ya me estaban pareciendo los hermanitos Potter, James no sólo me había saludado sino que se había sentado junto a mí en el suelo, toda una osadía digna de su apellido. Mis ojos volvieron a posarse en la clase no me gustaba desperdiciar tiempo - Quiero que las parejas se ubiquen frente frente dejando un trecho de mas o menos cuatro metros para el de al frente y tres metros con el que esta a su lado, la sala es bastante amplia así que ocupemos todo el espacio - mi voz resonó en el lugar mientras que sacaba mi varita y caminaba hacia los alumnos por el espacio "tipo pasarela" que quedaba entre ellos. Una vez todos se ubicaron seguí con las instrucciones - quiero todas las varitas frente a sus rostros, les doy un minuto - Necesitaba que todas las varitas estuvieran visibles para realizar el efecto que quería, no podía permitir que una varita se me perdiera después de las próximas instrucciones que daría.

Desde que habíamos llegado, los chicos no habían dejado de hacer bromas, clavé mis ojos castaños en los de Albus, había escuchado su comentario, ya luego me hablaría con él, el profesor me correspondió el saludo y me dijo que estaba temprano, así que sonreí para él correspondiendo a su sonrisa, pronto empezaron a aparecer el resto de los compañeros de grupo y la verdad pocas veces había visto a alguno.

El profesor nos insto a pasar, y eso hicimos todo, empezó su presentación, y lo escuché con atención, él era auror, aquello me hizo bajar suavemente la mirada, hacia el piso aquello podía ser medianamente bueno, pero jamás me había puesto a pensar en que pasaría si uno de nuestros profesores lo fuera, bueno daba igual.

Procedió a explicarnos el mecanismo de la clase, y yo asentí cuando escuché mi nombre y el de mi pareja, me cabreó un poco el hecho de que nos separaran casi por género, ay pero que equivocadas estaban las personas cuando pensaban que las mujeres eramos malas en duelo, nunca había visto aquella chica, pero se notaba su marcado acento frances, por lo que debía ser una de las sobreviventes de Beauxbeaton, una pena por ese colegio, decían que era hermoso. Ese había sido el colegio al que mi padre me sugirió ir, tal vez habría muerto en ese ataque pero que más daba, cuando ella se colocó frente a mí, incliné la cabeza como saludo, si algo había aprendido de mi madre, es que la educación era importante, además aún no tenía nada en contra de ella, eso si, dejaría la educación de lado cuando me tocase enfrentarla.

El profesor pidió que sacaramos las varitas y eso hice dirigiendome a la orilla de mi falda para sacarla con suavidad. Y la coloqué frente a mí, solo esperaba que nos fuese bien a los Sly, y que nadie saliese especialmente lástimado ya que odiaba tener que ver a la gente lloriquear.

Parecía que Adhara había escuchado mi comentario y no pude evitar reirme un poco más al ver como me miraba y me encogí de hombros como quien decía "Así es la vida" Además no mentía si no era un secreto apra mí que ella y Scorpius se entendían bastante bien, mucho más que Cassandra y yo.

Entramos al aula y cuando pasé a un costado del profesor me remití a saludarlo con una sonrisa para luego seguir adelante junto a Scorpius. El aula era bastante amplia, nunca había entrado en ella pero se decía que era un aula multipropósito que te daba todo lo que necesitaras cuando lo pidieras, ahora ya sabía como entrar y me daban ganas de visitar el lugar en otro momento.

Escuchamos atentos al profesor mientras estaba más preocupado en la rana que llevaba en mi bolsillo y que ya había olvidado, estaba recorciéndose seguro se moría de calor y quería agua ahora, la presioné hacia abajo mientras escuchaba como era que me separaba de Scorpius y me hacía trabajar con un Huffie cualquiera, el niño bulleable, que idiota podía ponerme a trabajar con ese niño? Cuando nos acercamos únicamente lo miré con fiaca y rodé los ojos, la ranita volvía a saltar en mi bolsillo.

¡Anda la osa! La sala de los menesteres como la llamaban apareció de nada frente a nuestros ojos. Al parecer fue el mismo profesor el que la visualizó en su mente logrando que ésta se materializara por completo. Asentí a cada una de las palabras del profesor. No la había visto nunca y tampoco se lo contaría a nadie, a menos que fuera necesario. Cuando iba a entrar y di mi primer paso sentí aquellos dos ojos verdes de uno de los Slytherin mirarme con desdén. Detuve mis pasos para darle el paso y me encogí de hombros. En mi vida lo había visto y no me intimidaba en lo absoluto, pero no quería problemas, menos en la primera clase de duelos.

Me sorprendió que el profesor nos separara por géneros, pues según James me había contado su primera clase. que había sido hace unos días, le había tocado luchar contra una mujer. Por lo menos sería más interesante si me tocaba un hombre pues no tendría que ser tan flexible, aunque según Potter le tocó sudar la gota gorda en su batalla con su compañera. Aveces me sorprendía su sinceridad a sabiendas de que sus palabras podrían ser utilizadas en su contra.

A mi me asignaron al menor de los Potter, a quien a decir verdad no conocía ni en pelea de perros. De hecho, de los presentes, solo conocía a Jean de Valois. Me quedé estático observando a los dos Slytherin para predecir quien era el famoso Potter Jr. A decir verdad a ambos los había visto paseando por las mazmorras o en las bodegas de mi sala común, y sabia que eran Malfoy y Potter pero no sabía cual era cual, pues siempre andaban juntos, y cuando le hablaban a uno ambos volteaban a mirar. Hacían bonita pareja después de todo.

Me quedé paradote con cara de bobo y una vez todos se formaron quedó solo un espacio libre y me puse en él. Ahí fue cuando descubrí que Albus Potter era el chico de los ojos esmeralda que me había puesto mala cara anteriormente. Sonreí y asentí con amabilidad mientras sacaba mi varita.