¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
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¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
Este día el clima parecía más otoñal que el resto, era bastante hermoso a la vista, me gustaba ver las hojas caer con aquella delicadeza que solo la naturaleza puede dar, ese paisaje era de las pocas cosas en este mundo que eran capaz de hacerme sentir tranquila lástima que tenía que conformarme que con mirarlas a través de la ventana de la lechucería estaba ahí buscando un poco de tranquilidad para pensar escapar del bullicio y reflexionar, pero si me hayaba ahí intentando encontrar la paz suficiente, era por que otra vez estaba teniendo una "Etapa conflictiva" con mi padre. Jamás entendería como una mujer tan decidida y fuerte como mi madre se había casado con aquel tipo tan...escualido y malditamente miedoso.
Y ahora se animaba a perturbarme nada más y nada menos que con aquellas idioteces de que era mejor que regresará a casa y terminará el colegio cuando todo el peligro hubiese pasado por completo, ¿Cómo es que era capaz de decirme aquello? Cuando bien sabía que era una de esas personas que le encanta estar en medio del peligro, lo que más deseaba era estar ahí, justo ahí si algo iba a pasar en el colegio, nunca ni aunque viniese llorando huíria. Por que yo no era como él, yo era valiente no huía de los problemas, era decidida, aunque el dijiese que todo valiente tiene una dosis de estupido, esas eran habladurías, simples habladurías para tener una coartada para su cobardía.
Debía contestar aquella carta, pero ya no encontraba la manera de decirle que me moría de la vergüenza de que fuese mi padre, que hubiese preferido mil veces que mi padre fuese un simple muggle que un cobarde, si escribía todo aquello tal vez el muy... Solo se lamentaría de que su hija no lo amaba. Mis pasos resonaban en aquel lugar cuando estaba desesperada solo me quedaba caminar de un lado a otro, como si eso me diese las respuestas de mis múltiples interrogantes.
Me detuvé de golpe, creyendo haber encontrado la manera correcta de decirlo, una forma que lo hiciese decir: -Carajo, mi hija piensa que soy un idiota-y eso lo hiciese cambiar pero bueno eso era ser muy ilusa, de todas formas me decidí a escribir aquello tal y como la había pensado, saqué la pluma de mi bolsa empezando a garabatear esas palabras lo suficientemente hirientes y reveladoras. Me senté en el marco de la ventana y acomodé mi falda para que no se volasé con el viento, este lugar entra tremendamente fresco, lo que me daba la frialdad para escribir aquello.
Estaba sumamente concetrada en aquello, al punto que unas cuantas lágrimas de pura rabia e impotencia se deslizaban por mis mejillas, de vez en cuando las secaba con el dorso de mi muñeca, pero no quería desconcentrarme y el solo hecho de dejar de escribir para consentirme con aquello, me hacía perder el hilo, tenía que ser una carta llena de contenido, que demostrará que a mi manera lo amaba, pero que eso cada día se esfumaba, con su miedo, no quería rodearme de cobardes, no me importaba que no fuese mortífago o auror pero que no tuviese tanto miedo, me ayudaría a elegir mi camino, y que este fuese de mi elección y que no me viese obligada a optar por uno solo para ser diferente a él.
Y ahora se animaba a perturbarme nada más y nada menos que con aquellas idioteces de que era mejor que regresará a casa y terminará el colegio cuando todo el peligro hubiese pasado por completo, ¿Cómo es que era capaz de decirme aquello? Cuando bien sabía que era una de esas personas que le encanta estar en medio del peligro, lo que más deseaba era estar ahí, justo ahí si algo iba a pasar en el colegio, nunca ni aunque viniese llorando huíria. Por que yo no era como él, yo era valiente no huía de los problemas, era decidida, aunque el dijiese que todo valiente tiene una dosis de estupido, esas eran habladurías, simples habladurías para tener una coartada para su cobardía.
Debía contestar aquella carta, pero ya no encontraba la manera de decirle que me moría de la vergüenza de que fuese mi padre, que hubiese preferido mil veces que mi padre fuese un simple muggle que un cobarde, si escribía todo aquello tal vez el muy... Solo se lamentaría de que su hija no lo amaba. Mis pasos resonaban en aquel lugar cuando estaba desesperada solo me quedaba caminar de un lado a otro, como si eso me diese las respuestas de mis múltiples interrogantes.
Me detuvé de golpe, creyendo haber encontrado la manera correcta de decirlo, una forma que lo hiciese decir: -Carajo, mi hija piensa que soy un idiota-y eso lo hiciese cambiar pero bueno eso era ser muy ilusa, de todas formas me decidí a escribir aquello tal y como la había pensado, saqué la pluma de mi bolsa empezando a garabatear esas palabras lo suficientemente hirientes y reveladoras. Me senté en el marco de la ventana y acomodé mi falda para que no se volasé con el viento, este lugar entra tremendamente fresco, lo que me daba la frialdad para escribir aquello.
Estaba sumamente concetrada en aquello, al punto que unas cuantas lágrimas de pura rabia e impotencia se deslizaban por mis mejillas, de vez en cuando las secaba con el dorso de mi muñeca, pero no quería desconcentrarme y el solo hecho de dejar de escribir para consentirme con aquello, me hacía perder el hilo, tenía que ser una carta llena de contenido, que demostrará que a mi manera lo amaba, pero que eso cada día se esfumaba, con su miedo, no quería rodearme de cobardes, no me importaba que no fuese mortífago o auror pero que no tuviese tanto miedo, me ayudaría a elegir mi camino, y que este fuese de mi elección y que no me viese obligada a optar por uno solo para ser diferente a él.
Adhara RubinsenSLYTHERIN - Mensajes : 608
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Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
De la sala común la gente iba y venia como si nada, parecía una avenida de Londres las cuales siempre había trafico, yendo y viniendo. Yo estaba recostado sobre el sofá leyendo la carta que mis padres me habían mandado ¿Recién empezaba el año y ya me habían mandado una carta? Bueno los padres a veces se preocupan mas de lo normal por sus hijos pero no me gustaba que se fijen tanto en lo que hacia, aceptaba la idea de que me escriban pero de vez en cuando, no cuando hacia unas semanas atrás los había visto, había estado con ellos. Su contenido me sorprendió, habían tenido una pelea mi madre y mi padre porque él quería que estudie en una universidad para tener una carrera en el mundo muggle, ya habíamos hablando eso miles de veces ¿Qué no entendía que no iba a estudiar en el mundo muggle? No es por desagrado ni nada, pero me gustaba donde me encontraba ahora, Hogwarts era lo mejor.
Al terminar de leer esa carta me levante bastante preocupado, enojado por la situación estúpida que había pasado entre mis padres. Salí con bastante prisa con mi cabeza mirando el piso pensando lo que le iba a escribir, las palabras que tenia que usar para convencerlo de una vez por todas. De todas formas ya era tarde para que estudiara donde él quería que lo haga, ya me estaba pro graduar del castillo donde conocí a gente bastante genial. Pero antes de escribir, antes que nada tenia que tranquilizarme un poco o podría hacer mas problemas de los ya tenia, eso no era lo que quería. Mi cabeza fue tratando de tranquilizarme, buscando el lenguaje, las palabras adecuadas para no llevar poner más problemas al asunto. Tenia pensado escribir la carta en la lechuceria donde estaría mas tranquilo solo con las lechuzas, en la sala común entre tanta gente que entraba y salía me desconcentraba, no podía dejar de mirar por mi curiosidad para ver quien era el que entraba o salía de ahí… era bastante estúpido pero con suerte me pude concentrar en leer la carta que me había llegado.
Luego de dar vueltas por algunos pasillos con una hoja y pluma en mano, pensando lo que iba a decirle a mi padre en esa carta, luego de caminar durante un tiempo. Llegue a la torre donde las lechuzas se encontraban, al instante que entre a ese lugar mi lechuza apareció frente a mi de la nada, había una niña concentrada en lo que estaba escribiendo. Me senté en el suelo viendo que no haya nada de de… de… material indeseado de lechuza… comencé a escribir explicándole que yo tenia que decidir donde estudiar, y ya había elegido hacia ya bastante tiempo. Aunque algo me dio curiosidad ¿Qué le pasaba a esa chica que se encontraba escribiendo? De repente se sentía como si lloraba, un llanto contenido pero podía ser mi imaginación. Trate de no prestarle atención pero de nuevo un ruido bastante bajo como de llanto se escucho, mínimo pero pudo escucharse. Me levante acercándome a esa persona que… no tenia idea bien de quien era –Ho… Hola ¿Es… estas bien? – Pregunte curioso tratando de mirar su rostro cosa que no pude lograr - ¿Pu… puedo ayudarte en… en algo? – Sacudí mi cabeza para sacar mis nervios, mi vergüenza. Esas sensaciones de timidez se mostraron en todo momento con mi voz titubeante al frente como siempre, no podía evitarlo, era algo automático que al hablar de una persona mi voz titubeara, mis nervios aparecieran, y todo eso se multiplicaba cuando se trataba de hablarle a una chica.
Al terminar de leer esa carta me levante bastante preocupado, enojado por la situación estúpida que había pasado entre mis padres. Salí con bastante prisa con mi cabeza mirando el piso pensando lo que le iba a escribir, las palabras que tenia que usar para convencerlo de una vez por todas. De todas formas ya era tarde para que estudiara donde él quería que lo haga, ya me estaba pro graduar del castillo donde conocí a gente bastante genial. Pero antes de escribir, antes que nada tenia que tranquilizarme un poco o podría hacer mas problemas de los ya tenia, eso no era lo que quería. Mi cabeza fue tratando de tranquilizarme, buscando el lenguaje, las palabras adecuadas para no llevar poner más problemas al asunto. Tenia pensado escribir la carta en la lechuceria donde estaría mas tranquilo solo con las lechuzas, en la sala común entre tanta gente que entraba y salía me desconcentraba, no podía dejar de mirar por mi curiosidad para ver quien era el que entraba o salía de ahí… era bastante estúpido pero con suerte me pude concentrar en leer la carta que me había llegado.
Luego de dar vueltas por algunos pasillos con una hoja y pluma en mano, pensando lo que iba a decirle a mi padre en esa carta, luego de caminar durante un tiempo. Llegue a la torre donde las lechuzas se encontraban, al instante que entre a ese lugar mi lechuza apareció frente a mi de la nada, había una niña concentrada en lo que estaba escribiendo. Me senté en el suelo viendo que no haya nada de de… de… material indeseado de lechuza… comencé a escribir explicándole que yo tenia que decidir donde estudiar, y ya había elegido hacia ya bastante tiempo. Aunque algo me dio curiosidad ¿Qué le pasaba a esa chica que se encontraba escribiendo? De repente se sentía como si lloraba, un llanto contenido pero podía ser mi imaginación. Trate de no prestarle atención pero de nuevo un ruido bastante bajo como de llanto se escucho, mínimo pero pudo escucharse. Me levante acercándome a esa persona que… no tenia idea bien de quien era –Ho… Hola ¿Es… estas bien? – Pregunte curioso tratando de mirar su rostro cosa que no pude lograr - ¿Pu… puedo ayudarte en… en algo? – Sacudí mi cabeza para sacar mis nervios, mi vergüenza. Esas sensaciones de timidez se mostraron en todo momento con mi voz titubeante al frente como siempre, no podía evitarlo, era algo automático que al hablar de una persona mi voz titubeara, mis nervios aparecieran, y todo eso se multiplicaba cuando se trataba de hablarle a una chica.
Invitado- Invitado
Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
"¿Por qué papá?, ¿Por qué te empeñas en alejarme de ti?, parece que te gusta que te odie, que me avergüence de ti. No te entiendo, solo sé que cada día me das más y más vergüenza, odio a los cobardes como tú..."
Las frases salían de mi corazón, me daba mucha dificultad escribirlas era como mostrarle a mi papá mi corazón que estaba tan lastimado por sus malditos secretos, por esa manía de presentarse frente al mundo como un debilucho, quería sentirme orgullosa de él, quería saber que cuando el no estuviese aquí, algo lo trascendería.
Pero había llegado a pensar que eso me correspondería a mí, por lo que jamás me casaría para no perder el Rubinsen de la sociedad, sin que se nos conociese, aunque mi labor yo la había iniciado desde el primer momento que pues un pie en Hogwarts, la gente me conocía por mi carácter, por algunas cosas que había hecho, era bueno en duelos, quería que me fuera bien en clases, en fin intentaba muchas cosas para que alguien pudiese escuchar mi apellido y decir ¡aaah claro!.
Estaba a punto de terminar la carta cuando las lágrimas empezaron a brotar mucho más rápido, sentía ganas de poder hacer algo por él, durante años pensé en retarlo a un duelo, en cuanto cumpliera 17 pero estaba segura de que no aceptaría, ¿Por qué no dejaba de esconderse, si mi madre decía que era un excelente mago?, yo solo lo había visto realizar hechizos que repeliesen a los muggles.
"Con mucha rabia, Adhara Rubinsen"
Fue la manera de terminar la carta, la cerré y coloqué mi cabeza en mis manos, el cabello tapaba mi rostro, y de pronto escuche una voz débil, pasé de inmediato la mano por mis mejillas, odiaba que me viesen llorar y menos que no sabía a quién me iba a encontrar cuando girara el rostro. Cuando había tomado aire suficiente aparte mi cabello y giré el rostro para ver el dueño de aquella voz que en medio de la tartamudez, pude sentir preocupación pura.
La persona que estaba frente a mí, era un gryffindor un año mayor, ¿Caleb?, si así se llamaba si la mente no me fallaba, lo había estado observando desde hace un año más o menos por que en ocasiones Scor decidía fastidiarlo, yo ponía atención sin hacer demasiado para detenerlo, aunque siempre me había impresionado aquella manera de sobrellevar las bromas, ya que no se fastidiaba como todos los Gry's, de hecho me parecía que no le importaba demasiado.
-Hola- Dije con voz firme, dándole una leve pista de como se debía saludar, sabía que el era algo tímido y escurridizo. -Si, estoy bien gracias por preguntar- No podía hablarle de mala manera a una persona que se estaba preocupando por mí. Aunque, mis ojos recorrieron su rostro, supuse que mis ojos estaban algo lastimados por haber llorado. Pero cuando lo ví, un millón de preguntas se lanzaron a mi mente, ¿Por qué siendo Gryffindor, la casa de la valentía, el hablaba con ese tono de temor?, ¿Por qué su rostro estaba levemente sonrojado y parecía tener que realizar un esfuerzo inmenso para hablar?.
Tal vez así había empezado mi padre, siendo un chico tímido que le costaba hablar y ahora era el hombre cobarde en el que se había convertido. Ah no, no quería que alguien más terminara siendo como él, así que sonreí de lado pensando en la manera correcta de lograr que un chico cambiase, si yo hubiese logrado conocer a mi papá de pequeño le habría dado de patadas, aunque mi mamá me parecía no había hecho nada por él, yo haría solo por ayudar al mundo algo por ese chico.
Cuando lo escuche preguntar si podía hacer algo por mí, tuve que ocultar una pequeña sonrisa, bajando la cabeza, para que el cabello me diese tiempo de ponerme sería. -Creo que hay algo que puedes hacer por mí- Dije usando un tono de dolor un tanto fingido, ya se me había pasado toda la rabia con mi papá -¿Puedes por favor darme un abrazo?- Aquello era una prueba para ver que tan valiente y decidido era el chico, si no dudaba para abrazarme era como todos y su tartamudez habría sido meramente ocasional, si dudaba iba a poner todo mi ímpetu en lograr que el muchacho frente a mí, fuera un hombre sumamente seguro, sería como mi proyecto personal.
Las frases salían de mi corazón, me daba mucha dificultad escribirlas era como mostrarle a mi papá mi corazón que estaba tan lastimado por sus malditos secretos, por esa manía de presentarse frente al mundo como un debilucho, quería sentirme orgullosa de él, quería saber que cuando el no estuviese aquí, algo lo trascendería.
Pero había llegado a pensar que eso me correspondería a mí, por lo que jamás me casaría para no perder el Rubinsen de la sociedad, sin que se nos conociese, aunque mi labor yo la había iniciado desde el primer momento que pues un pie en Hogwarts, la gente me conocía por mi carácter, por algunas cosas que había hecho, era bueno en duelos, quería que me fuera bien en clases, en fin intentaba muchas cosas para que alguien pudiese escuchar mi apellido y decir ¡aaah claro!.
Estaba a punto de terminar la carta cuando las lágrimas empezaron a brotar mucho más rápido, sentía ganas de poder hacer algo por él, durante años pensé en retarlo a un duelo, en cuanto cumpliera 17 pero estaba segura de que no aceptaría, ¿Por qué no dejaba de esconderse, si mi madre decía que era un excelente mago?, yo solo lo había visto realizar hechizos que repeliesen a los muggles.
"Con mucha rabia, Adhara Rubinsen"
Fue la manera de terminar la carta, la cerré y coloqué mi cabeza en mis manos, el cabello tapaba mi rostro, y de pronto escuche una voz débil, pasé de inmediato la mano por mis mejillas, odiaba que me viesen llorar y menos que no sabía a quién me iba a encontrar cuando girara el rostro. Cuando había tomado aire suficiente aparte mi cabello y giré el rostro para ver el dueño de aquella voz que en medio de la tartamudez, pude sentir preocupación pura.
La persona que estaba frente a mí, era un gryffindor un año mayor, ¿Caleb?, si así se llamaba si la mente no me fallaba, lo había estado observando desde hace un año más o menos por que en ocasiones Scor decidía fastidiarlo, yo ponía atención sin hacer demasiado para detenerlo, aunque siempre me había impresionado aquella manera de sobrellevar las bromas, ya que no se fastidiaba como todos los Gry's, de hecho me parecía que no le importaba demasiado.
-Hola- Dije con voz firme, dándole una leve pista de como se debía saludar, sabía que el era algo tímido y escurridizo. -Si, estoy bien gracias por preguntar- No podía hablarle de mala manera a una persona que se estaba preocupando por mí. Aunque, mis ojos recorrieron su rostro, supuse que mis ojos estaban algo lastimados por haber llorado. Pero cuando lo ví, un millón de preguntas se lanzaron a mi mente, ¿Por qué siendo Gryffindor, la casa de la valentía, el hablaba con ese tono de temor?, ¿Por qué su rostro estaba levemente sonrojado y parecía tener que realizar un esfuerzo inmenso para hablar?.
Tal vez así había empezado mi padre, siendo un chico tímido que le costaba hablar y ahora era el hombre cobarde en el que se había convertido. Ah no, no quería que alguien más terminara siendo como él, así que sonreí de lado pensando en la manera correcta de lograr que un chico cambiase, si yo hubiese logrado conocer a mi papá de pequeño le habría dado de patadas, aunque mi mamá me parecía no había hecho nada por él, yo haría solo por ayudar al mundo algo por ese chico.
Cuando lo escuche preguntar si podía hacer algo por mí, tuve que ocultar una pequeña sonrisa, bajando la cabeza, para que el cabello me diese tiempo de ponerme sería. -Creo que hay algo que puedes hacer por mí- Dije usando un tono de dolor un tanto fingido, ya se me había pasado toda la rabia con mi papá -¿Puedes por favor darme un abrazo?- Aquello era una prueba para ver que tan valiente y decidido era el chico, si no dudaba para abrazarme era como todos y su tartamudez habría sido meramente ocasional, si dudaba iba a poner todo mi ímpetu en lograr que el muchacho frente a mí, fuera un hombre sumamente seguro, sería como mi proyecto personal.
Adhara RubinsenSLYTHERIN - Mensajes : 608
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Localización : Donde menos lo esperas
Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
Mis intentos por ver el rostro de aquella chica seguían pero mera algo difícil ella no quería que la viese a la cara, quería reconocerla para saber quien era aunque luego me diera un poco mas de vergüenza y mi mirada quede en el piso como era de costumbre. Era evidente que había estado llorando, a las personas no le gustaba que las vean llorar por lo cual no iba a dejarme ver su rostro. Como de la nada agache la cabeza para mirar al piso con cierta timidez, creo que la conocía pero no me acordaba su nombre. Esa chica la había visto un par de veces en clases aunque era un año menor, aunque el nombre no llegaba nunca a mi mente. Aunque también la veía con Scorpius de vez en cuando, cuando él se le ponía en la cabeza molestarme.
Su tono fue firme, casi como queriendo demostrar como era que se tenia que hablar. Mi cabeza seguía inclinada ya si poder levantarse, me daba cierta vergüenza mirarla a los ojos, notar que había llorado, me iba a dar curiosidad, se lo iba a preguntar y de seguro se iba a enojar conmigo porque todos tenemos cierto orgullo para admitir en algunas ocasiones que estamos llorando. Como era de esperarse no iba a admitir que estaba llorando y en cambio contesto que estaba bien, era notorio que algo la afectaba pero tenia que abstenerme a preguntar, suelo ser curioso y eso me llevaba a ciertas malas experiencias – Que bueno que estés bien – Sonreí amablemente levantando curiosamente mi vista, poniendo mi cabeza mas firme para ver si podía llegar a conocerla, para ver si su nombre por fin llegaba a mi mente pero nada. No me acordaba de su nombre ni aunque pudiera ver su rostro el cual si me parecía conocido.
Las palabras que luego salieron de su boca me sorprendieron, me dejaron con mis mejillas completamente sonrojadas haciendo que de un paso hacia atrás, sin poder verla con mis ojos abiertos como platos mirando el piso. No sabia que decirle ¿Por qué quería un abrazo? Podía ser que se sentía mal y quería cierto afecto ¿Pero de mi? Podía no quiero ser malo pero podría bajar hasta su sala común para hablar con alguna de sus amiga y pedirle a una que la abrace - ¿U… un abrazo? ¿Po… por que? N… no es que me niegue pero… no se bien tu nombre, y… no se si sea lo conveniente – Dije totalmente nervioso, mi voz seguía saliendo titubeante totalmente y ya estaba declarado, mi vista se iba a quedar completamente pegada al piso por la vergüenza que me dio ne ese momento cuando sus palabras salieron de su boca pidiendo que la abrace – Si… si es que estas… estas mal, po… podemos hablar, no tengo ningún problema en hacerlo – Sonreí amablemente ya que me gustaba escuchar a las personas si estaban en un mal momento, no me importaba la casa todos se merecían ser escuchados si se sentían mal, a mi siempre me dio igual la sangre, la casa, el estatus económico, me parecía mejor hacer amigos que tratar de alejarme de la gente por una forma egoísta de ser – Por cierto ¿Me… recuerdas tu nombre? Creo conocerte pero mi mente no logra dar con tu nombre, lo siento – Mi voz salió suave por mis labios. Quería sacarme la duda de cual era su nombre, esta vez no me lo olvidaría o eso esperaba si no, en otra ocasión se lo preguntaría de nuevo.
Su tono fue firme, casi como queriendo demostrar como era que se tenia que hablar. Mi cabeza seguía inclinada ya si poder levantarse, me daba cierta vergüenza mirarla a los ojos, notar que había llorado, me iba a dar curiosidad, se lo iba a preguntar y de seguro se iba a enojar conmigo porque todos tenemos cierto orgullo para admitir en algunas ocasiones que estamos llorando. Como era de esperarse no iba a admitir que estaba llorando y en cambio contesto que estaba bien, era notorio que algo la afectaba pero tenia que abstenerme a preguntar, suelo ser curioso y eso me llevaba a ciertas malas experiencias – Que bueno que estés bien – Sonreí amablemente levantando curiosamente mi vista, poniendo mi cabeza mas firme para ver si podía llegar a conocerla, para ver si su nombre por fin llegaba a mi mente pero nada. No me acordaba de su nombre ni aunque pudiera ver su rostro el cual si me parecía conocido.
Las palabras que luego salieron de su boca me sorprendieron, me dejaron con mis mejillas completamente sonrojadas haciendo que de un paso hacia atrás, sin poder verla con mis ojos abiertos como platos mirando el piso. No sabia que decirle ¿Por qué quería un abrazo? Podía ser que se sentía mal y quería cierto afecto ¿Pero de mi? Podía no quiero ser malo pero podría bajar hasta su sala común para hablar con alguna de sus amiga y pedirle a una que la abrace - ¿U… un abrazo? ¿Po… por que? N… no es que me niegue pero… no se bien tu nombre, y… no se si sea lo conveniente – Dije totalmente nervioso, mi voz seguía saliendo titubeante totalmente y ya estaba declarado, mi vista se iba a quedar completamente pegada al piso por la vergüenza que me dio ne ese momento cuando sus palabras salieron de su boca pidiendo que la abrace – Si… si es que estas… estas mal, po… podemos hablar, no tengo ningún problema en hacerlo – Sonreí amablemente ya que me gustaba escuchar a las personas si estaban en un mal momento, no me importaba la casa todos se merecían ser escuchados si se sentían mal, a mi siempre me dio igual la sangre, la casa, el estatus económico, me parecía mejor hacer amigos que tratar de alejarme de la gente por una forma egoísta de ser – Por cierto ¿Me… recuerdas tu nombre? Creo conocerte pero mi mente no logra dar con tu nombre, lo siento – Mi voz salió suave por mis labios. Quería sacarme la duda de cual era su nombre, esta vez no me lo olvidaría o eso esperaba si no, en otra ocasión se lo preguntaría de nuevo.
Invitado- Invitado
Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
Su mirada que no se levantaba del piso, su voz titubeante y se había negado rotundamente a cualquier tipo de contacto fisíco, era demasiado tímido y eso era extrañamente atrayente aunque para mi maldita suerte aquella mirada en la nada me recordaba a mi padre, sonreí de lado a veces para olvidar malas cosas había que convertirlas en oportunidades y yo no era una de esas que las dejaba pasar, me pusé de pie justo frente a él, a ver que tanto lo intimidaba aquello.
-Se me da horrible hablar- Dije con una voz llena de capricho, aunque en parte era cierto, yo jamás hablaba de mis problemas ni siquiera con Cassie para no atormentarla con aquello. -Pero esta bien, debe ser extraño que una desconocida te pida un abrazo- Inquirí con una sonrisa que demostraba que no me importaba a ver si levantaba el rostro, tenía que contenerme para no portarme como la mondona de mi madre, diciendo -Parate firme, da la cara que para eso eres un hombre, no te sonrojes delante de una mujer, y habla fluido- No lo iba a hacer, por que sería demasiado inapropiado.
Cuando dijo que le refrescará mi nombre, me sentí levemente ofendida pero daba igual yo no le recordaría de no ser por las ocasiones que le ví cerca de Potter. -Adhara...Adhara Rubisen, ese es mi nombre olvidadizo- Dije con demasiado afecto para hacerlo sentirse aún más nervioso. -Aunque puedes llamarme Addy como todos los que me conocen- Era osado decirle que me llamara de esa forma si ni siquiera se atrevía a mirarme, pero sería divertido en cierta forma hacer que se sonrojara cada vez que le hablaba. -¿Tu eres Caleb cierto?- Ajá aquello le subia la autoestima a cualquiera que recordará su nombre una chica con la que pocas veces se había topado en la vida. A mi me gustaba llevar a las cosas al límite siempre era así, entonces era el momento de usar una de esas clásicas que jamás pasa de moda, lleve mi rostro a mis manos, mientras sollozaba finjidamente. -Eso es lo que pasa soy tan fácil de olvidar, nadie me recuerda por eso es que nadie se fija en mí, soy taaaan fea e insignificante- Seguí fingiendo que lloraba sabia que si era un chico bueno y caballeroso sería justo por ahí donde tenía que entrar en mi juego, por su cortesía.
-Se me da horrible hablar- Dije con una voz llena de capricho, aunque en parte era cierto, yo jamás hablaba de mis problemas ni siquiera con Cassie para no atormentarla con aquello. -Pero esta bien, debe ser extraño que una desconocida te pida un abrazo- Inquirí con una sonrisa que demostraba que no me importaba a ver si levantaba el rostro, tenía que contenerme para no portarme como la mondona de mi madre, diciendo -Parate firme, da la cara que para eso eres un hombre, no te sonrojes delante de una mujer, y habla fluido- No lo iba a hacer, por que sería demasiado inapropiado.
Cuando dijo que le refrescará mi nombre, me sentí levemente ofendida pero daba igual yo no le recordaría de no ser por las ocasiones que le ví cerca de Potter. -Adhara...Adhara Rubisen, ese es mi nombre olvidadizo- Dije con demasiado afecto para hacerlo sentirse aún más nervioso. -Aunque puedes llamarme Addy como todos los que me conocen- Era osado decirle que me llamara de esa forma si ni siquiera se atrevía a mirarme, pero sería divertido en cierta forma hacer que se sonrojara cada vez que le hablaba. -¿Tu eres Caleb cierto?- Ajá aquello le subia la autoestima a cualquiera que recordará su nombre una chica con la que pocas veces se había topado en la vida. A mi me gustaba llevar a las cosas al límite siempre era así, entonces era el momento de usar una de esas clásicas que jamás pasa de moda, lleve mi rostro a mis manos, mientras sollozaba finjidamente. -Eso es lo que pasa soy tan fácil de olvidar, nadie me recuerda por eso es que nadie se fija en mí, soy taaaan fea e insignificante- Seguí fingiendo que lloraba sabia que si era un chico bueno y caballeroso sería justo por ahí donde tenía que entrar en mi juego, por su cortesía.
Adhara RubinsenSLYTHERIN - Mensajes : 608
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Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
Había algo en el ambiente que me ponía nervioso de cierta forma, ella me ponía nervioso porque no sabia que intenciones tenia realmente, no sabia bien que estaba pensando por lo cual me sentía algo incomodo. A todas esas sensaciones hay que sumarle mi timidez, evidente a la hora de hablar con ese tono tartamudee, visible hasta kilómetros de distancia con mi cabeza agachada sin poder mirarla a los ojos parado a una distancia algo lejana de donde se encontraba ella quien no me acordaba su nombre. Era lidiar contra mi personalidad, contra esa sensación que sentía en el ambiente de la nada, era como una guerra sin cuartel en mi mente que me hacia ver como un bobo como decía James.
Seguí con mi cabeza agachada mirando al piso con una sonrisa algo tímida dibujada en mi rostro mientras escuchaba lo que decía, le prestaba mi atención ya que ella escuchaba mis palabras, tenia que hacer lo mismo – Bu… bueno no es que sea del todo extraño… depende como te sientas… si en verdad lo precisas para aliviarte… yo… yo… creo que podría abrazarte aunque seas una extraña – Mis mejillas que parecían haber calmado su color de un momento a otro volvieron a prenderse, como si avivara la llama la cual hacia que me sonrojase. No me gustaba que las personas se sientan mal, aunque fueran una completa desconocida sentía cierto impulso por ayudarla, por hacer que se sienta mejor – Claro… ya que hablar se te da bi... bien – Sacudí un poco la cabeza tratando de sacar esa sensación de incomodidad, quería por lo menos tratar de decir una frase sin titubear, sin tartamudear. No era por inseguridad ni por duda, era por mi personalidad la cual estaba presente en todo momento – Aunque seria mejor que hablemos… porque como veras soy… algo tímido, lo siento – Otra cosa por la cual no me entendía era que siempre me terminaba disculpando, por cualquier cosa mi mente pedía disculpas.
Por fin supe su nombre el cual ni en mil años me vendría a la mente, mi maldita memoria me hacia verme muy olvidadizo con los nombres de algunas personas. Raramente levante la cabeza para mirarla y dedicarle una amigable sonrisa – Entonces… un gusto Addy – Dije luego que se presento en un tono bajo y suave. Era la primera vez que la veía al rostro, la mayor parte del tiempo estuve mirando al piso porque me daba algo de vergüenza cruzar las miradas con ella – ¿Me conoces? Que extraño – Dije con cierto tono de sorpresa, no esperaba que sepa mi nombre pero bueno, eso me hacia quedar como el torpe a mi. Ella comenzó a hablar, Adhara dijo unas palabras que me hicieron sentir completamente culpables - ¿Eh? No… no es nada de eso… yo… yo soy un chico bastante olvidadizo pero ya no se me olvidara mas tu nombre, lo prometo… lo siento por no recordarlo pero no platico mucho contigo como para recordar tu nombre, lo siento – Agache de nuevo mi cabeza sintiéndome completamente culpable por lo que estaba pasando, no sabia si acercarme a ella o quedarme donde estaba no sabia porque no podía moverme, de seguro de los nervios que me generaba estar en su presencia. Me acerque lentamente con paso dudoso hasta llegar a donde estaba para palmearle la espalda con suavidad – Ya te juro que no se me olvida Adhara… por cierto, tienes lindo nombre – Sonreí amablemente, mientras la miraba con mi espalda algo inclinada mientras mi mano palmeaba su espalda delicadamente.
Seguí con mi cabeza agachada mirando al piso con una sonrisa algo tímida dibujada en mi rostro mientras escuchaba lo que decía, le prestaba mi atención ya que ella escuchaba mis palabras, tenia que hacer lo mismo – Bu… bueno no es que sea del todo extraño… depende como te sientas… si en verdad lo precisas para aliviarte… yo… yo… creo que podría abrazarte aunque seas una extraña – Mis mejillas que parecían haber calmado su color de un momento a otro volvieron a prenderse, como si avivara la llama la cual hacia que me sonrojase. No me gustaba que las personas se sientan mal, aunque fueran una completa desconocida sentía cierto impulso por ayudarla, por hacer que se sienta mejor – Claro… ya que hablar se te da bi... bien – Sacudí un poco la cabeza tratando de sacar esa sensación de incomodidad, quería por lo menos tratar de decir una frase sin titubear, sin tartamudear. No era por inseguridad ni por duda, era por mi personalidad la cual estaba presente en todo momento – Aunque seria mejor que hablemos… porque como veras soy… algo tímido, lo siento – Otra cosa por la cual no me entendía era que siempre me terminaba disculpando, por cualquier cosa mi mente pedía disculpas.
Por fin supe su nombre el cual ni en mil años me vendría a la mente, mi maldita memoria me hacia verme muy olvidadizo con los nombres de algunas personas. Raramente levante la cabeza para mirarla y dedicarle una amigable sonrisa – Entonces… un gusto Addy – Dije luego que se presento en un tono bajo y suave. Era la primera vez que la veía al rostro, la mayor parte del tiempo estuve mirando al piso porque me daba algo de vergüenza cruzar las miradas con ella – ¿Me conoces? Que extraño – Dije con cierto tono de sorpresa, no esperaba que sepa mi nombre pero bueno, eso me hacia quedar como el torpe a mi. Ella comenzó a hablar, Adhara dijo unas palabras que me hicieron sentir completamente culpables - ¿Eh? No… no es nada de eso… yo… yo soy un chico bastante olvidadizo pero ya no se me olvidara mas tu nombre, lo prometo… lo siento por no recordarlo pero no platico mucho contigo como para recordar tu nombre, lo siento – Agache de nuevo mi cabeza sintiéndome completamente culpable por lo que estaba pasando, no sabia si acercarme a ella o quedarme donde estaba no sabia porque no podía moverme, de seguro de los nervios que me generaba estar en su presencia. Me acerque lentamente con paso dudoso hasta llegar a donde estaba para palmearle la espalda con suavidad – Ya te juro que no se me olvida Adhara… por cierto, tienes lindo nombre – Sonreí amablemente, mientras la miraba con mi espalda algo inclinada mientras mi mano palmeaba su espalda delicadamente.
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Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
Limpié mis ojos levemente mientras lo escuchaba hablar con aquella tímidez, aunque tal vez era solo ese instinto animal que tenemos todos por dentro el que lo obligaba a desconfiar de mí, y hacia bien, yo no era por completo una persona de fiar en lo absoluto, demasiado cambiante para poder ofrecer algo sólido. Aunque con mis amigos era otro tema, los secretos eran solo eso secretos, por lo que jamás hablaría de algo de lo que ellos me habían dicho en secreto de confesión, por eso era una persona tan cambiante.
Al escucharlo decir que era un gusto conocerme levanté el rostro con una sonrisa radiante, mientras asentía -Un gusto también-. Cada movimiento de Caleb me hacía recordar a mi padre, esa manía de disculparse, esa mirada en el piso, la desconfianza, maldita sea por que mi madre no había sido como yo, capaz de sacar a mi padre de ese eterno letargo que era algo tan suyo. -Claro que te conozco- Dije mientras mi mirada se desviaba suavemente hacía otro lugar de la lechucería, viendo aquellas aves que solían ser tan tranquilas pero tan malhumoradas en ocasiones, recordé aquella vez que mi madre me envió una lechuza en el tercer grado que no me dejó en paz hasta que gotas de sangre aparecieron, indicandome que era hora de responder, se parecían a mí.
-En algunas ocasiones te he visto, con James y compañía- Mi mano viajó hasta mis mejillas suavemente. -Aunque he de aceptar que mi mirada siempre estuvo en...- Mis manos taparon por unos segundos mis ojos, esperando a que el sonrojo producto del contacto con la piel apareciera, que bueno era ser pálido a veces.
Escuché cada frase de él acompañado de un lo siento, rodeé los ojos por lo bajo, mientras mi mirada volvía a un reencuentro con los suyos, su mano viajo a mi espalda como si de consolar a un niño se trataba mientras halagaba mi nombre, sonreí suavemente. -Gracias, tu nombre también es hermoso-
Cambio de estrategia, tal vez para lograr que se acercara tenía que ser más sútil, pero a la vez tenía que saber que si pretendía que esto llegará a algún lado tenía que ser directa en mi actuar. Ya que esperando el no actuaría jamás. Ok, decidido actuaría lentamente y con cautela como la serpiente que era, con lentitud por miedo a errar en algún punto, pero a la hora de atacar lo haría sin que lo esperase.
-¿Te puedo hacer una pregunta my privada, Caleb?- Dije buscando sus ojos suavemente. Y sin esperar demasiado para que él lo pensasé lo solté. -¿Tienes novia, o hay alguna chica que te guste?-
Mi mirada se desvió de la suya como si fuese una chica sumamente tímida, y tuviera miedo a ser rechazada por solo preguntar.
Al escucharlo decir que era un gusto conocerme levanté el rostro con una sonrisa radiante, mientras asentía -Un gusto también-. Cada movimiento de Caleb me hacía recordar a mi padre, esa manía de disculparse, esa mirada en el piso, la desconfianza, maldita sea por que mi madre no había sido como yo, capaz de sacar a mi padre de ese eterno letargo que era algo tan suyo. -Claro que te conozco- Dije mientras mi mirada se desviaba suavemente hacía otro lugar de la lechucería, viendo aquellas aves que solían ser tan tranquilas pero tan malhumoradas en ocasiones, recordé aquella vez que mi madre me envió una lechuza en el tercer grado que no me dejó en paz hasta que gotas de sangre aparecieron, indicandome que era hora de responder, se parecían a mí.
-En algunas ocasiones te he visto, con James y compañía- Mi mano viajó hasta mis mejillas suavemente. -Aunque he de aceptar que mi mirada siempre estuvo en...- Mis manos taparon por unos segundos mis ojos, esperando a que el sonrojo producto del contacto con la piel apareciera, que bueno era ser pálido a veces.
Escuché cada frase de él acompañado de un lo siento, rodeé los ojos por lo bajo, mientras mi mirada volvía a un reencuentro con los suyos, su mano viajo a mi espalda como si de consolar a un niño se trataba mientras halagaba mi nombre, sonreí suavemente. -Gracias, tu nombre también es hermoso-
Cambio de estrategia, tal vez para lograr que se acercara tenía que ser más sútil, pero a la vez tenía que saber que si pretendía que esto llegará a algún lado tenía que ser directa en mi actuar. Ya que esperando el no actuaría jamás. Ok, decidido actuaría lentamente y con cautela como la serpiente que era, con lentitud por miedo a errar en algún punto, pero a la hora de atacar lo haría sin que lo esperase.
-¿Te puedo hacer una pregunta my privada, Caleb?- Dije buscando sus ojos suavemente. Y sin esperar demasiado para que él lo pensasé lo solté. -¿Tienes novia, o hay alguna chica que te guste?-
Mi mirada se desvió de la suya como si fuese una chica sumamente tímida, y tuviera miedo a ser rechazada por solo preguntar.
Adhara RubinsenSLYTHERIN - Mensajes : 608
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Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
¿Debía confiar en ella? ¿Debía pensar que podía confiar en una chica de Slytherin? Hasta el momento ella había actuado con amabilidad, eso hacia que parte de mi confiara en esa chica que se encontraba con aires de tristeza pero con una serpiente nunca se sabia lo que se podía hacer, siempre se mostraban de una forma y terminaban siendo de otra por lo cual sabiendo eso hacia que uno desconfié. Pero yo me dejaba llevar por lo que ella mostraba ser, sin saber cual era su objetivo verdadero, solamente seria yo ante todo, ante cualquier situación actuaria como lo haría siempre por mi forma de ser.
Aunque me puse a pensar mientras ella hablaba que ya me había distraído y no había mandado la carta para calmar a mi padre, para que no arme un lio innecesariamente como siempre lo hacia. Bueno eso pasaría a segundo plano, por ahora esa chica parecía necesitar hablar con alguien o por lo menos eso parecía. Lo que no podía negar era que ella había estado llorando unos momentos atrás así que creo que el asunto de mis padres podía esperar, de seguro mi madre ya lo había hecho razonar por lo cual me encontraba un poco menos preocupado de lo que debía estar. Ahora como de la nada, esa chica me empezó a preocupar mas ya que no me gustaba que este triste. Seguí prestando atención a lo que decía – Ah si, siempre James trate de unirme a su grupo, pero no se si encajo bien, tenemos personalidades y estilos diferentes – Sonríe al pensar en las diferencias de ambos. Siempre trataba de hacerme cambiar mi forma de ser pero eso resultaría imposible, yo siempre seria igual ya era una personalidad bastante definida – Aunque es agradable estar con él, siempre resulta ser divertido. – Omití eso que dijo de su vista, ya que no termino de hablar. No se bien que quiso decir, trate de comprender pero tuve que omitir esa parte ya que no la entendí.
Halago mi nombre como yo había halagado al suyo, no era algo necesario para mi, lo dije para hacerla sentir mejor porque me sentía totalmente culpable de hacerla sentir mar - ¿Caleb es un nombre hermoso? A mi me parece raro, mi abuelo se llamaba así por eso me nombraron de esa forma. Pero gracias, nunca me rigieron algo así, en verdad te agradezco Adhara – Sonríe amablemente mientras, lento retiraba mi mano de su espalda ya que parecía estar mejor. Me pare un poco mas firme mirándola, le tenia un poco mas de confianza pero esa sensación intimidante, que me hacia poner nervioso no salía de mi mente.
Me sorprendí al escuchar que quería hacerme una pregunta – Por supuesto, hazla – Dije con un rostro sorprendido ¿Qué clase de pregunta me aria. Lo que vino después hizo que mi rostro volviera a tonalidades rojas, di un paso atrás mirándola con cierto nerviosismo ¿Qué debía Contestar? - ¿A… a que viene la pre… pregunta? N… no tengo novia – Dije con mi cabeza agachada y mi mirada depositada en el piso. A la otra pregunta no sabia que contestarle, era algo mío que no quería que nadie supiera – Y… todavía… no se si… me gu… gusta alguien – Fue la respuesta mas improvisada que hice en mi vida, en realidad no sabia que contestar. Me sentía nervioso, esa sensación de vergüenza por no poder dar una respuesta clara vino a mí, mis mejillas se volvieron a encender sonrojándose - ¿Po… por que preguntas eso? - ¿Y yo por que le contestaba a sus preguntas? Bueno no iba a ser descortés de no contestarlas pero… no sabia como hacerlo realmente, como contestar bien esas preguntas por lo cual mi voz volvió a tartamudear – Ya… ya que preguntaste yo también te are la misma pregunta ¿Ti… tienes novio? ¿Te… te gusta alguien? – No se me ocurrió decir otra cosa que esas palabras que sonaron bastante estúpidas pero era lo mas lógico, si ella preguntaba yo tenia derecho a preguntar lo mismo aunque algo estúpido como había salido de mi.
Aunque me puse a pensar mientras ella hablaba que ya me había distraído y no había mandado la carta para calmar a mi padre, para que no arme un lio innecesariamente como siempre lo hacia. Bueno eso pasaría a segundo plano, por ahora esa chica parecía necesitar hablar con alguien o por lo menos eso parecía. Lo que no podía negar era que ella había estado llorando unos momentos atrás así que creo que el asunto de mis padres podía esperar, de seguro mi madre ya lo había hecho razonar por lo cual me encontraba un poco menos preocupado de lo que debía estar. Ahora como de la nada, esa chica me empezó a preocupar mas ya que no me gustaba que este triste. Seguí prestando atención a lo que decía – Ah si, siempre James trate de unirme a su grupo, pero no se si encajo bien, tenemos personalidades y estilos diferentes – Sonríe al pensar en las diferencias de ambos. Siempre trataba de hacerme cambiar mi forma de ser pero eso resultaría imposible, yo siempre seria igual ya era una personalidad bastante definida – Aunque es agradable estar con él, siempre resulta ser divertido. – Omití eso que dijo de su vista, ya que no termino de hablar. No se bien que quiso decir, trate de comprender pero tuve que omitir esa parte ya que no la entendí.
Halago mi nombre como yo había halagado al suyo, no era algo necesario para mi, lo dije para hacerla sentir mejor porque me sentía totalmente culpable de hacerla sentir mar - ¿Caleb es un nombre hermoso? A mi me parece raro, mi abuelo se llamaba así por eso me nombraron de esa forma. Pero gracias, nunca me rigieron algo así, en verdad te agradezco Adhara – Sonríe amablemente mientras, lento retiraba mi mano de su espalda ya que parecía estar mejor. Me pare un poco mas firme mirándola, le tenia un poco mas de confianza pero esa sensación intimidante, que me hacia poner nervioso no salía de mi mente.
Me sorprendí al escuchar que quería hacerme una pregunta – Por supuesto, hazla – Dije con un rostro sorprendido ¿Qué clase de pregunta me aria. Lo que vino después hizo que mi rostro volviera a tonalidades rojas, di un paso atrás mirándola con cierto nerviosismo ¿Qué debía Contestar? - ¿A… a que viene la pre… pregunta? N… no tengo novia – Dije con mi cabeza agachada y mi mirada depositada en el piso. A la otra pregunta no sabia que contestarle, era algo mío que no quería que nadie supiera – Y… todavía… no se si… me gu… gusta alguien – Fue la respuesta mas improvisada que hice en mi vida, en realidad no sabia que contestar. Me sentía nervioso, esa sensación de vergüenza por no poder dar una respuesta clara vino a mí, mis mejillas se volvieron a encender sonrojándose - ¿Po… por que preguntas eso? - ¿Y yo por que le contestaba a sus preguntas? Bueno no iba a ser descortés de no contestarlas pero… no sabia como hacerlo realmente, como contestar bien esas preguntas por lo cual mi voz volvió a tartamudear – Ya… ya que preguntaste yo también te are la misma pregunta ¿Ti… tienes novio? ¿Te… te gusta alguien? – No se me ocurrió decir otra cosa que esas palabras que sonaron bastante estúpidas pero era lo mas lógico, si ella preguntaba yo tenia derecho a preguntar lo mismo aunque algo estúpido como había salido de mi.
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Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
Lo mire mientras en mi mente chasqueaba la lengua y negaba fuertemente, ¿A que se debía esa timidez?, sonreí cuando lo escuché mientras jugaba con mi cabello suavemente, y me sentaba una vez más mientras mecía mis pies cual niña pequeña. -Es demasiado explosivo James- Dije con tranquilidad, mientras miraba unas lechuzas olular suavemente, llame a una de ellas mientras amarraba la carta que enviaria a mi padre en una de sus patas y le daba una chuchería, para luego dejarla volar y verla perderse en el cielo rojizo.
-¿Tu abuelo?, Interesante- Dije regresando mi mirada a su rostro con una sonrisa cálida, al escuchar su respuesta sonreí para mi misma, mientras lo miraba enarcando una ceja. -Dijiste...no se si me gusta alguien- Mi voz sonó segura como tratando de que entendiera que así debía hablar. -Eso quiere decir que si hay alguien que te mueve el piso- Mi voz sonó juguetona y alegre mientras escuchaba su pregunta y de inmediato mi vista se clavó disimuladamente en mi pulsera. -No, no hay nadie- Aquello era cierto, nunca me habían importado mis desliz, sino que él, al unico que había amado no estaba cerca. -Espero encontrarlo algún día- Me giré sobre mi propio eje mirando hacia afuera. -A veces me gusta pensar que esta por ahí- Suspiré pensando trágicamente en el amor. -Esperandome- Susurré como si todo aquello pudiesé ser verdad. -¿Soy una ridicula verdad?- Dije sonrojada levemente más que todo por el calor.
-¿Tu abuelo?, Interesante- Dije regresando mi mirada a su rostro con una sonrisa cálida, al escuchar su respuesta sonreí para mi misma, mientras lo miraba enarcando una ceja. -Dijiste...no se si me gusta alguien- Mi voz sonó segura como tratando de que entendiera que así debía hablar. -Eso quiere decir que si hay alguien que te mueve el piso- Mi voz sonó juguetona y alegre mientras escuchaba su pregunta y de inmediato mi vista se clavó disimuladamente en mi pulsera. -No, no hay nadie- Aquello era cierto, nunca me habían importado mis desliz, sino que él, al unico que había amado no estaba cerca. -Espero encontrarlo algún día- Me giré sobre mi propio eje mirando hacia afuera. -A veces me gusta pensar que esta por ahí- Suspiré pensando trágicamente en el amor. -Esperandome- Susurré como si todo aquello pudiesé ser verdad. -¿Soy una ridicula verdad?- Dije sonrojada levemente más que todo por el calor.
Adhara RubinsenSLYTHERIN - Mensajes : 608
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Re: ¡Ya se a quien te me pareces! - Caleb White-
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Albus S. PotterSLYTHERIN - Mensajes : 608
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