Third Generation Hogwarts
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Noches de amor, suburbio y luna -

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Mensaje por Everleigh Bauer Lun Mar 28, 2011 12:52 am

- James S. Potter -


El castigo había sido una porquería, se había pasado toda la tarde del viernes lustrando la platería de mierda del salón de trofeos. Y estaba segura que esa cosa estaba encantada porque con la cantidad de veces que la habían castigado y hacerla lustrar lo mismo no podía tener toda esa mugre milenaria. Everleigh acababa de salir de la sala de los trofeos con un humor de mil demonios, no tenía ganas de estar con el resto de la sala común, ni siquiera quería ir a contarle de su bronca a su mejor amiga porque no quería arruinarle el cándido espiritu que ella siempre tenía. La rubia había optado por el aislamiento como lo más sano en esa ocasión. Había ido a su habitación evitando gente y había tomado la armónica de su hermano para luego salir de allí a hurtadillas de nuevo, como si fuera una ladronzuela. Le pintó el frío ya desde la abarrotada sala cmún, seguramente se fuera a pescar un resfrío luego. Everleigh tomó un sueter que vió por allí en el respaldo de uno de los sillones y salió, ya luego lo devolvería y daría algo parecido a una disculpa.

Nadie reparó en su huida a excepción de él, James Potter, el dueño del sueter que ella se estaba llevando de "prestado" en ese momento. Y hubiera sido genial que él la dejase pero no, tenía que ver en que andaba metida, tenía que seguirla a donde ella se estaba yendo. La rubia caminó por los pasillos y subió la escalera siendo protegida por la oscuridad de la noche que allí reinaba. Everleigh alcanzó la torre de astronomía luego de algunos minutos de paseo pero no se detuvo allí sino que subió las escaleras y se coló en donde la desierta terraza, su sitio favorito en el mundo. Al llegar allí el frío le azotó las mejillas pero ella no se acobardó. La rubia salió a la terraza y se puso el sueter de su donador a la fuerza para luego pasear por la superficie hasta hallar un sitio donde sentarse para poder estar tranquila. No quería ni pensar en lo del castigo porque no había sido justo, la Slytherin la había atacado por la espalda luego de que dieran por finalizado el duelo y no era justo que la hubieran castigado a ella por haber devuelto la maldición, si bien Everleigh había sido mucho más agresiva en su contraataque no había sido justo que ella hubiera salido castigada. Menuda mierda.

Indignada con la situación sacó su armónica, bueno mejor dicho la armónica de Shia y se puso a soltar notas al azar hasta que decidió por Run de Snow Patrol. Era una masoquista, pero ese tema era de sus preferidos y la animaría un poco el tocarlo. Su hermano mayor lo había sacado con el instrumento y se lo había enseñado a ella para que pudiera hacerlo también. La enorme luna alg amarillenta la miraba desde el cielo siendo el único publico que ella necesitaba pero no el único público presente allí donde ella sentía la libertad de dejar ser ese lado más suave suyo. Allí no era la rubia buscapleitos y brava que era siempre sino que era una mujer enojada con una situación y hasta una niña asustada de tener que ir a dejar el hogar de sus padres ese mismo fin de año para enfrentar un mundo que la quería muerta por no ser una bruja de sangre.
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Mensaje por James S. Potter Jue Mar 31, 2011 9:36 am

Segundo fin de Semana de Clases. Después de la Cena. Durante la Fiesta del Bosque.

Guardaba mis chocolates en mi cajón bajo mil llaves. La última vez que una chica me había regalado una barra de chocolate, después de cenar, la dejé sobre mi cama. Mala idea, solo bastó con que fuera por un poco de agua para que al volver me encontrara con Franky y Fredo atragantándose con MI chocolate. Y luego se enojaban conmigo y me llamaban mezquino, para variar. ¿Qué culpa tenía yo de que a mi sí me regalaran chocolates y a ellos no le hicieran postres ni sus mamás? De hecho el tío George siempre me regalaba dulces cuando iba a Sortilegios Weasley. De seguro Fred debía tener un arsenal de dulces guardados en algún lugar.
Bajé de la torre hasta la sala común para buscar mi abrigo que se me había quedado sobre el sofá, pero grande fue mi sorpresa al ver que Ever la cogía y se la llevaba sin preguntar. Ya decía yo que le encantaba llamar mi atención, pero al menos podía habérmela pedido directamente, de hecho hasta yo le haría compañía para opacar el frío de esa noche. Alcé la vista para ver si Fred, Frank o Roxie estaban cerca, pero nada. Lo que significaba que podría dejar un ratito a la intemperie mi barra de chocolate, más que mal estaba resguardada dentro de mi cajón, con candado y un hechizo protector.
Seguí los pasos de Eve a una distancia prudente, procurando no llamar mucho mi atención. La curiosidad mató al gato, pero aún me quedaban 7 o 6 largas vidas, por lo que decidí seguir sus pasos para ver hasta donde conducían los suyos. ¿Qué tramaba? Sé que Eve nunca se puede estar quieta en un lugar, pero si la sorprendían a esas horas de la noche deambulando por los pasillos su castigo sería el doble. Yo estuve presente aquella clase en el club de duelos donde le habían puesto ya un castigo y nos habían descontado los puntos que yo mismo había ganado esa clase, todo por culpa de sus malditos impulsos. ¿Cómo es que no podía controlarse?. Si el vejete de Filch la encontraba de seguro nos castigarían ahora a ambos, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse.
Apoyé mis manos en aquella escalera en forma de espiral que conducía a la Torre de Astronomía. Asomé mi rostro para verla subir. Que lindo... calzones rosas, sabía que en el fondo era una chica tierna. Comencé a subir la escalera en espiral empinada siguiendo sus pasos cuando ella ya iba a la mitad de ésta. Al llegar a la Torre me encontré con la puerta cerrada. Giré el anillo de metal con forma de manivela y entré silenciosamente a la Torre. Tampoco estaba ahí, por lo que supuse que se encontraba en el balcón. Cerré la puerta detrás de mi y caminé con porte hasta la terraza donde Eve se encontraba. Me quedé estático al escucharla tocar la armónica a ojos cerrados. Se veía sencillamente hermosa acompañada de aquella melodía y los leves movimientos de su cabeza y su rostro que brillaba a la luz de la luna. Mi primera intención fue interrumpir, pero simplemente no pude hacerlo, no quise matar la magia del momento. De hecho ni cuenta me di cuando ya estaba sintiendo la melodía, aveces desafinada, a ojos cerrados. No parecía ser una experta pero no se le daba nada mal tocar aquel pequeño instrumento. La melodía cesó y mis ojos se abrieron lentamente encontrándose con ella.
- No sabía que las rubias tenían aptitudes para con la música - musité llamando su atención adentrándome en la terraza con las manos en las carteras y una burlona sonrisa impregnada en mi rostro. Si, bajo la luz de la luna se veía sencillamente hermosa. Observé el exterior y me encontré un poco más abajo, en frente de nosotros, con la torre de Gryffindor. Mi mirada se centró específicamente en la torre más alta, donde se encontraba mi habitación. Según mi padre, él y el tío Ron solían dormir en esa misma habitación, la más alta de la Torre de Gryffindor. Sonreí imaginándolos a ellos en el mismo espacio cuadrado donde yo y mis amigos dormíamos, sin embargo la sonrisa se desvaneció de golpe al ver lo que mis ojos veían. Corrí hasta la orilla de la terraza y me afirmé del marco de la baranda con ambas manos para ver si no estaba equivocado; Frank y Fred estaban desordenando completamente la habitación y Fred apuntaba con su varita mi cajón donde había escondido mi chocolates.
- Malditos... - murmuré despegándome de la baranda para salir de la torre, pero había olvidado completamente que ahí estaba Eve, por lo que chocamos y ambos caímos al suelo debido al impacto. ¿Por qué siempre tenía que estar en mi camino? Siempre que algo malo pasaba ella estaba presente. Si yo sentía frío y quería mi chaqueta, ella me la arrebataba, si yo ganaba puntos para la casa, ella los perdía, si me regalaban chocolates, mis amigos se los devoraban por seguirla a ella. Siempre era ella.
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Mensaje por Everleigh Bauer Dom Abr 03, 2011 9:54 am

Las notas se habían despegado perezosamente de su armónica para quedar flotando con la misma pereza en el aire, llenando el ambiente de una magia especial. Everleigh solamente tocaba la armónica en presencia de su familia o de la luna, jamás nadie la había escuchado así. Si bien su música estaba llena de fallas e imperfecciones ella disfrutaba del momento y se había dejado envolver completamente por él, olvidando por un buen rato esa desazón tan pesada que le martilleaba el corazón. La rubia llevó la melodía hasta el final con la misma nota algo nostálgica y tristona que era increíble ver en alguien que era una llama siempre viva como ella. Y toda esa llama se encendió cuando una voz atercipelada quebró la noche; era él. Era él allí con ella en plena noche, era siempre él, allí solamente para burlarse de ella y hacerla sentir una idiota por eso mismo, por sentir. Everleigh frunció el gesto, volviendo a su típica máscara de hostilidad contra él poniéndose de pie para soltarle algún insulto hasta que James abrió la distancia entre ellos para irse a ver no sabía qué en donde la barandilla.

Desde allí se veía perfectamente como los amigos del precioso moreno intentaban tirar abajo una cajonera para sacar lo que obviamente protegía celosamente dentro de ella. Ella se alegró de ver como ambos muchachos le hacian esa pequeña maldad a James, porque se la tenía bien merecida. Everleigh comenzó a cerrar más esa distancia mientras se acercaba a donde él para tener mejor vista de lo que pasaba en donde la habitación de los chicos. Había descubierto que esa era la habitación una vez que lo había visto besuqueándose desde ese mismo sitio con una morena de Ravenclaw, lo bueno habái sido que Frank había llegado justo para arruinarle el momento, por más inintencionada que hubiera sido la interrupción ella la había agradecido. No era que ella mirase mucho en esa dirección porque la sola idea de verlo en una situación similar o más comprometedora con alguna otra muchacha la hacia temblar de rabia. El camino de Everleigh terminó cuando James volteó sin previo aviso y se la llevó por delante al andar a las zancadas, tumbándola bajo el peso de ambos.

Cuando James cayó sobre ella sintió que el mundo se le venía encima, si bien ella era la bateadora estrella del equipo era un muchacha de cuerpo menudo y pequeño y James era mucho más alto y pesado que ella. La cabeza de Everleigh dio contra el piso generando un ruido seco, el dolr del impacto la hizo apretar los párpados y apretarse contra James como si quisiera levantarse de inmediato. Eve soltó un pequeño gemido de dolor antes de enterrar el rostro en el cuello de James para quedarse allí a intentar mitigar un poco el dolor de la pesada caída. El cuerpo duro del castaño se aplastaba contra el de ella entregándole tibieza, algo que ella no apreciaba porque toda su atención estaba puesta en relajarse para que el dolor en la parte posterior de su cabeza cesara cuanto antes. Los dedos de Everleigh se habían presionado contra la camisa de James haciendo un puño en ella, los labios los tenía entreabiertos, buscando más aire para respirar largamente y ayudar a que la bruma del golpe abandonara su cabeza. La armónica había quedado tirada varios metros más lejos, fuera del alcance de la vista de la adolorida rubia.
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Mensaje por James S. Potter Mar Abr 05, 2011 12:30 am

Como una piedra que bloquea el camino Eve se interponía en todos mis planes. De partida si no me hubiera quitado mi chaqueta yo no la hubiera seguido y mis amigos no me hubieran quitado MI chocolate. Hubiera tomado mi chaqueta, bebido mi baso de agua, comido mi chocolate y hubiera salido a la fiesta en el bosque prohibido que el rarito de Ravenclaw había preparado. Sin embargo yo estaba ahí, abriendo mis ojos y agitando mi cabeza al sentir el impacto. Por suerte, para mi, había caído sobre ella.

Mis ojos se terminaron de abrir de golpe al notar que su cabeza había impactado contra el suelo. - Merlín... ¿Estás bien, Everleigh? - pregunté notoriamente preocupado. Las palabras salieron por inercia de mis labios mientras ella se aferraba a mi pecho. - No, no, no... - murmuré sosteniendo su nuca nuevamente, procurando no se muy brusco, para recostar su cabeza en el suelo. - No te levantes y hagas movimientos tan bruscos, debes relajarte - le ordené en un tono pasivo mientras apartaba mi mano de su nuca y acariciaba su mejilla de forma delicada. - Lo siento - musité apartando mi mano de su rostro. Ni cuenta me había dado de que seguía con todo mi peso sobre ella, y ni siquiera tenía intención alguna de moverme, aquella posición era bastante reconfortante.

- Aunque... - una sonrisa burlona se dibujó en mi rostro de solo pensar en lo que estaba pensando. Arqueé una ceja divertido y apoyé más mi cuerpo sobre ella. - Debo reconocer reconocer que te ves bastante más bonita desde ésta posición y... hueles bien - comenté mientras mi sonrisa burlona se acentuaba cada vez más. No mentía, su aroma era embriagante. Solo dos chicas en todo Hogwarts tenían ese aroma, mi amortentia, mi debilidad. Everleigh Liet Bauer era una de ellas.

Más de alguna vez la había invitado a salir, pero ella por alguna extraña razón siempre me había rechazado. No lo comprendía, pues yo era un tipo simpático, encantador y atractivo. No entendía por qué ella no me cedía solo un minuto de su tiempo para conocerla mejor. De hecho era una de las pocas chicas de mi generación que podía decir que no conocía. Al menos no como a mi me gustaría. Todo lo que conocía de ella -que era bastante- lo había averiguado por mi cuenta, o a través de amigos en común, como Lily. Pero jamás había podido entablar una conversación con ella que no terminara en una discusión o durara más de 10 minutos. - ¿Te sientes mejor? - pregunté apoyando ésta vez mi brazo en el suelo y rodeando su cabeza con éste, en vez de hacer lo que cualquier tipo consciente haría: Ponerse de pie para no hacerla sentir acosada. Pero era precisamente lo que quería, que notara que quería acosarla y que por lo menos para mi no pasaba desapercibida, como yo para ella.

Mi rostro se vio aproximado hasta el de ella lo suficiente como para contemplar toda la finura de las facciones de su perfecto rostro, y mi nariz rosó la de ella de forma juguetona y en un vaivén tierno que logró sacar una nueva y más insinuante sonrisa.
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Mensaje por Everleigh Bauer Mar Abr 05, 2011 12:53 pm

Un pitido molesto comenzó en sus oidos luego del golpe que se había dado pero eso cesó para su suerte cuando las palabras de James la alcanzaron, no estaba entendiendo del todo lo que le decía porque estaba perdida en la sensación de sus dedos en su nuca primero para luego pasearse con mucha sutileza por su mejilla hasta que apartó sus dedos. Everleigh se dejó recostar bien en donde el piso de la terraza de astronomía teniéndolo a él completamente contra ella con esa expresión semi burlona y esos ojos chispeantes y desgraciadamente hermosos. El cuerpo de James se presionó otro poco contra el suyo haciéndola soltar un corto suspiro mientras sus ojos aún permanecían cerrados, evitando ver las estrellitas que le habían dejado el maldito golpe. Everleigh se estremeció bajo su peso al sentir como James se acercaba para olisquear su cuello. El brazo de James se apoyó por sobre su cabeza quitando algo del peso pero aumentando la presión que ejercía sobre su cuerpo, era molesto que eso no la molestase como debía.

- Shh Potter..- susurró ella apoyando la yema de dos de sus dedos sobre esa maldita sonrisa insinuante suya para acallarlo un poco. La mano libre de Everleigh fue a donde la nuca de James para hacer que él apoyara su rostro contra su cuello y que ambos pudieran tener un poco de paz en esa guerra sin cuartel que solían tener todos los días- soló calla, por una vez no arruines el momento, deberías aprender a apreciar el silencio..- susurró otra vez dejando que sus palabras se perdieran entre ellos, con lo cerca que estaban no era necesario que usara un tono más alto, así estaba perfecto. Everleigh finalmente abrió los ojos y ladeó con mucho cuidado el rostro para quedar de frente al de James, a esa poca distancia podía apreciar como nunca el brillo travieso de sus ojos celestes y el tono extraño que tenían.

Su nariz había quedado contra la de él como había pasado un momento antes cuando él se hubiera acercado de esa forma a ella. Las dos yemas de los dedos de Everleigh seguían apoyadas con infinita suavidad contra los labios de James. Por más que ella no lo supiera un tierno sonrrojo carmín había invadido sus mejillas haciéndola ver todavía más hermosa bajo la luz de la luna. Pero no era eso lo que la hacía ver así de hermosa, sino el estar así con él por un momento, justo ahí no había guerra entre ellos. Everleigh saboreó la paz de poder estar tranquila en su sitio favorito en el castillo con el muchacho que le había robado el corazón desde hacia varios años ya, porque ella jamás admitiría que ese cochino gamberro la había cautivado desde la primera vez que se habían chocado accidentalmente durante su primer viaje a Hogwarts. Y ahora ella lo había dejado avanzar sobre ella al punto de que estuvieran así de juntos, definitivamente el golpe le había afectado las neuronas.
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Mensaje por James S. Potter Jue Abr 07, 2011 12:43 pm

¡Anda! Me hacia perder el tiempo y encima me mandaba a callar. Fruncí el ceño por inercia, hasta que uno de sus dedos se posó en mis labios. Mi frente y gesto de pocos amigos se relajó al extremo y un calor extraño recorrió mi pecho y estomago. Su mano atrajo mi rostro desde mi nuca y me hundí sobre su hombro, sintiendo su embriagante aroma una vez más, aquellos mismos efluvios provenientes de su cuello a base de limón que me encandilaban y erizaban toda la piel. Mi mirada perdida y notoriamente confusa trataba de buscar algo de coherencia a es situación, más aún luego de escuchar sus palabras. ¿Apreciar el silencio?. Pff, el silencio es aburrido, o por lo menos eso pensaba. Quise seguirle el juego, y experimentar su mente, quizás era yo el que debía dar el primer paso, quizás era yo el que la había estado evitando todos estos años, quizás mi único temor, el temor a enamorarme era lo que me hacía mantener las distancias. Mis ojos se cerraron lentamente y sentí como su pecho se inflaba con cada inhalación, impactando, de forma suave y pausada contra el mio, que seguía su respiración y los latidos de su corazón como si fueran tuvieran la misma sincronía en ese momento. Tranquilidad, paz y relajo era lo que Eve me transmitía. Suspiré.

Ladeé mi rostro mientras mis ojos se habrían lentamente. Ella había hecho lo mismo, y nuestras miradas se encontraron. Mentiría si dijera que no me cautivó su temple sereno y radiante, o aquel sonrojo notorio en sus pálidas mejillas, más también mentiría si dijera que no deseaba apartar su dedo de mis labios para en vez de rosarlos a ellos, pudieran rosar sus carnosos labios. Mi nariz volvió a rosar la de ella, pero ésta vez no parecía incomodarla, ni mucho menos yo lo estaba. Al contrario, me sentía más cómodo que nunca. Abrí mi boca para decir algo, pero las palabras no salieron. ¿James Sirius Potter se había quedado sin palabras? No, imposible, simplemente no quería decir nada, no quería matar la magia del momento, a pesar de que fuera un as en ello.

Mi mano se alzó lentamente, quizás hasta tímida sobre su rostro. Acaricié su mejilla y sonreí. Me ladeé completamente y me recosté sobre el cerámico de la terraza dejando caer mi mano que se apartaba de su rostro como si hubiera sido vencida por una fuerza mayor. Reprimí mis deseos por besarla y cogí su mano sin pudor alguno, tomando la confianza que ella jamás me había dado ni me daría. Contemplé el firmamento y las estrellas que nos observaban desde él. La luna, a pesar de verse tan hermosa como todas las noches, no fue lo que más llamó mi atención, sino sus pequeñas acompañantes. - Aveces... - mi voz se alzó susurrante mientras mis dedos acariciaban la palma de su mano. - cuando miro las estrellas veo mi pasado, mi presente, y en ocasiones mi futuro también. - ¿ataque se sinceridad y cursilería? Quien sabe, pero era tan cierto como que esa noche tenía pensado en ir a la fiesta del bosque para perderme entre los arbustos con alguna chica de Beauxbatons, pero la suerte y el destino siempre se encargaban de jugarme chueco, aunque ésta vez lo agradecía. - ¿Crees que en ese futuro tu puedas estar a mi lado, Ev? - pregunté deteniendo mis caricias y volteando mi rostro nuevamente, apartándolo del firmamento para posarlo en aquellas dos luminosas estrellas que me observaban, las más hermosas de la noche; sus ojos.
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Mensaje por Everleigh Bauer Vie Abr 08, 2011 12:08 am

Finalmente Potter había guardado silencio, Everleigh dudaba que eso fuera por haber entendido sus palabras pero sabía que al menos eso era una pequeña victoria. Quizá, con algo de práctica en el silencio él pudiera volverse un hombre un poco má sabio, algún día. Los ojos de Everleigh se habían abierto y habían encontrado a un James relajado y silencioso que mantenía los ojos igualmente cerrados que ella mientras respiraba contra su cuerpo con una tranquilidad que creyó que jamás vería. Al él abrir los ojos y encontrarse ambos ella se fijó en él, no podía siquiera pasar saliva, estaba paralizada por su mirada. James era como un encantador de cobras en ese momento y ella estaba quieta ante él, esperando no sabía qué. Potter abrió la boca, y cuando ella esperaba que lo tirase todo por la borda él volvió a guardar silencio y se acomodó a donde estaba antes, en su cuello, enviando a cortocircuito sus nervios. La mano de James acunó su rostro dulcemente durante unos segundos antes de que todo su cuerpo se retirase de ella dejándola con una sensación de frío que la hizo estremecer.

Sorpresivamente él tomó su mano mano que estaba hecha un puño. Su mente gritó ¡apártalo! pero su cuerpo hizo que su puño se deshiciera y que su palma se abriera completamente para poder enrredar sus dedos en los de él y que ambas manos quedasen entrelazadas mientras yacían allí en el suelo de la torre de astronomía. La voz de James se alzó entre ellos segundos antes de que comenzara a acariciarle la mano de esa forma, haciendo que Everleigh cerrase los ojos nuevamente, dejándose mimar por él ¿para qué mentir? La rubia se sentía desolada desde que había decidido que dejaría el hogar de sus padres por la inminente guerra mágica y el saber que estaría sola simplemente lo empeoraba todo. Que James hablase con ella y que la mimara así era algo que él desconocía completamente su significado, ese momento para Everleigh lo era todo ahora. Mientras las palabras salían de la boca de Potter ambas manos unidas habían ido a descansar sobre el plano vientre de la rubia por el frío que emanaba el suelo. Incluso Everleigh había comenzado a acariciarlo con mucha suavidad hasta su última pregunta, y allí estaban de nuevo, esos dos ojos mirándola.

- Potter, yo..- murmuró con los ojos inundados de brillo nocturno y la boca algo temblorosa. El intenso carmín había resurgido en sus mejillas con más fuerza. Jamás se había sentido asi de nerviosa. Everleigh apeló a la lógica y razón que podía tener en ese momento y suspiró, escogiendo bien las palabras que usaría con él, por primera vez no iba a desdeñarlo o ser hostil. No podría serlo con semejante pregunta- ¿Por qué yo?- quiso saber, confundida- Quiero decir, tienes a tus pies a cuanta mujer se te antoja sin hacer mucho esfuerzo y sabes que yo soy una indeseable hija de muggles, jamás podrías tener paz con alguien como yo a tu lado, James..- por primera vez en siete años ella lo llamó por su nombre de pila- Sabes que no debo..- remarcó- estar en tu futuro y que lo mejor que puedo hacer por él es perderme de tu vista cuando acabemos aquí..- un brillo de dolor iluminó sus ojos, estaba siendo sincera con él. Everlegih sabía que si realmente lo amaba iba a tener que dejarlo ir, ella era una gran amenaza para él ¿por qué no había podido nacer de padres magos? o ¿ por qué no podía él haber sido hijo de dos muggles? Hubiera sido tan fácil aceptar una invitación suya al baile de graduación o una ida al cine. De nuevo, las cosas no eran justas. Everleigh enfrentó su mirada con la suya, incendiariamente sincera y llena de afecto, un aprecio que jamás se había atrevido a dejar ver. Menos por él.
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Mensaje por James S. Potter Miér Abr 13, 2011 3:59 pm

Prejuicios, todos los tenían incluso los mismos hijos de muggles, pero si había algo que admiraba de mi padre era su correcta enseñanza y el hacerme ver desde pequeño que la sangre es sangre, y la vida es vida, y todos tenemos derecho a vivir esa vida en igualdad de condiciones independiente del tipo de sangre que nos haya tocado. Mis antepasados eran muggle y yo, por muy hijo de magos que fuera, me sentía uno de ellos. Mi sangre se consideraba "pura" solo por no ser descendiente directo de muggles, pero mi corazón era humano y no jamás se dejaría llevar por las diferencias o status. ¿Qué importaba si Ev era muggle, squib o hasta un enferma purista? Su corazón era tan puro que podía apreciarlo a través de su transparente mirada. Y no solo su corazón sino también su indiscutible belleza.

Me incorporé y recogí mis piernas para poder sentarme a su lado. - Ven... - musité atrayéndola desde el brazo y logrando que se sentara frente a mi. La rodeé completamente tanto con mis piernas como con mis brazos y a la abracé con fuerza dejando escapar un suspiro. - Cierra tus ojos, Ev - no respondí a su pregunta. No de momento. - Cierra tus ojos y siente tu alrededor. ¿Es frío no? - pregunté apegando mi rostro al suyo desde su espalda. - Ahora siente más allá... siente mi corazón - musité pegando mi pecho a su espalda e inspirando con fuerza dejando escapar un nuevo suspiro que me dejó casi sin aliento. Mi corazón latía con tanta ímpetu que hasta podía sentir como colapsaba contra el suyo por su espalda. - Si supieras cuantas chicas he besado en vida de seguro sentirías repulsión por mi, ¿pero sabes cual es la diferencia entre todas ellas y tu? - cuestioné acariciando mi rostro al suyo y disfrutando de su embriagante aroma. - Que a pesar de conocerlas mejor que a ti, ninguna a logrado que mi corazón lata con tanta fuerza como cuando estoy contigo. Incluso cuando discutimos, o me rechazas, siempre late con la misma intensidad. Y créeme cuando te digo que muy pocas lo han conseguido. ¿Realmente te importa el hecho de seas una bruja hija de muggles? - ahora entendía todo. Ahora comprendía por qué es que siempre mantenía las distancias conmigo. Era precisamente porque no quería lastimarme. Ahora comprendía que no nos conocíamos lo suficiente, pues si me conociera sabría que aquello no era un impedimento valido, por lo menos para mi. Mi corazón jamás se dejaría llevar por prejuicios estúpidos. - A mi no me importa en lo absoluto, quiero conocerte, quiero que me conozcas, que conozcas al James que piensa de forma madura, que siente como cualquier otro y que no se pierde tras una falda como todas piensan. Quiero que veas que ya no soy un niño, que soy un hombre que hará hasta lo imposible por protegerte, lo quieras o no te defenderé de todo mal que te amenace, sobre todo ahora que las cosas están tan turbias en el mundo mágico. Quiero conocerte y que me des una oportunidad, solo una te pido, Ev - mi voz se alzaba susurrante y cada palabra salía de mi boca sin pensarla. Pero luego que las soltaba me daba cuenta que era mi corazón el que hablaba y no mi mente, pues en éstas ocasiones prefería que hablara el corazón por muy riesgoso que pudiera llegar a ser.

Mis brazos se aferraron a su cintura con tal fuerza que mi pecho parecía querer atravesarla en cualquier momento. Mis manos acariciaron sus brazos de forma delicada y deposité un beso en su mejilla. Ev me daba la confianza que muy pocas me daban. Era el momento de dar dos grandes pasos y estaba seguro de que si no lo hacía ahora jamás lo haría. - Ev, yo... - un susurro salió de mis labios mientras mi aliento impactaba contra su oído. Hice que girara para que pudiera verme mientras le hablaba. - Yo quiero protegerte y pedirte dos cosas muy importantes - sonreí atrapando sus manos con las mías. - Todos creen que Hogwarts será el siguiente en caer, por lo que necesitamos hacer algo para defendernos en caso de que la escuela más segura del mundo mágico caiga en manos de magos tenebrosos. Ev yo... si te digo ésto es porque confío en ti, y quiero mantenerte cerca. - negué con la cabeza tratando de buscar las palabras adecuadas. - Veras... según tengo entendido durante el auge de Voldemort en los 70, el antiguo director de Hogwarts, ¿le conoces no? un poderoso mago llamado Dumbledore, reunió a un grupo para que luchase contra el Señor Oscuro. Ellos se llamaron así mismo La Orden del Fénix. Este grupo defiende la filosofía de Dumbledore, en la que todos, sean quien sean, pueden aportar mucho. Obviamente La Orden del Fénix se disolvió cuando el señor tenebroso calló, pero hoy en día la directora McGonagall y mi tío Ron han reabierto ésta organización con la intensión de enfrentar un inminente ataque y me han pedido a mi que enliste a alumnos de confianza y con aptitudes para que nos ayuden. Demás está decir que ésto es un secreto guardado bajo mil llaves, ni siquiera mi padre está al tanto - musité ésto último haciendo un gesto de clara decepción. Aún no entendía por qué Harry no hacía nada al respecto, ni mucho menos los aurores a su cargo. - larga historia - "expliqué" alzando la vista nuevamente hasta Ev. - Yo quería pedirte que nos ayudaras y formaras parte de ésta nueva y secreta orden del fénix. Eres una de las chicas más capacitadas que conozco y yo mismo he tenido la oportunidad de ser impactado por tus ataques en el club de duelo - sonreí haciendo un mohin al recordar la última clase en que casi me da una paliza. - Esa es mi primera petición, y la segunda es que... me des una oportunidad, solo una oportunidad para poder entrar aquí - musité alzando mi mano para golpear con mi dedo la zona donde se encontraba su corazón. - Ev yo... quiero pedirte que seas mi novia. - me aventuré. Debo reconocer que en el momento de hacer la pregunta una especie de temor recorrió mi espalda, pero aquella sensación se fue aclarando cada vez más y noté que el temor no era más que puro nerviosismo. Nerviosismo al ser capas de dar el primer paso una vez en mi vida.
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Mensaje por Everleigh Bauer Jue Abr 14, 2011 12:54 pm

Potter no entendía sus argumentos y no entendía la distancia que ella intentaba poner entre ambos con el fin de protegerlo y se lo dejó muy claro cuando se sentó en el piso y la arrastró con una extraña dulzura por los brazos haciendo que su espalda se recostara contra su pecho y la envolvió con tod su cuerpo inundándola de una tibieza que no había sentido jamás. A pesar de no querer obedecerle Everleigh se encontró a si misma cerrando los ojos cuando él pegó su rostro al suyo desde atrás y hasta imitó el suspiro que él soltó ante ta lcontacto, era sublime el poder saborear así; de una forma tan íntima y nueva. El pecho de James terminó de pegarse a la espalda de la rubia enviando pequeñas descargas eléctricas por su cuerpo a cada latido hasta qu ela mención de las otras consiguió crisparla ligeramente lo que se relajó cuando las palabras más sinceras que lo escuchó pronunciar jamás se alzaron de sus labios para unirlos más. Everleigh se relajó en sus brazos, ladeando ligeramente el rostro en el hombro del castaño como para recostarlo allí mismo y oírlo mejor. La tibieza que emanaba el cuerpo de James y sus suaves palabras al oído la tenían confundida y más enamorada si se podía, sus bocas estaban demasiado cerca como para que a ella se le hiciera sencillo en pensar con claridad. Everleigh no pudo evitar el recordar la charla de unos días atrás con Henry y supo aunque le arrancasen el corazón ella lo seguiría amando como ahora. Que le dijera que iba a protegerla ante lo que fuera que ocurriera -que no iba a ser nada bueno- la hizo estremecerse en sus brazos, Everleigh no lo quería en peligro, por eso siempre lo había repelido, ella era una muggle con varita y el blanco preferido a la hora de los Neo Mortífagos.

Las manos de Everleigh se cerraron sobre las de James de manera lenta, ya no obedecían a la rubia sino a una necesidad más imperativa. Por Merlín que a James no le sucediera nada por su culpa porque ella no dejaría alma en pie. Potter la hizo voltear entr esus brazos luego de dejarle un beso en la mejilla que le incendió hasta las tripas por lo dulce de su tacto ¿por qué él tenía que ser así, por qué no podía seguir siendo un patán? Así era demasiado fácil para su alma amarlo. Las manos del castaño atraparon las suyas y Everleigh sintió que un peso muerto se le generaba en el estómago de la expectación. Lo que él le dijo a continuación se le hizo casi increíble ¿ella reclutada para la mítica y gloriosa Orden del Fénix? N podía ser cierto y sin embargo todo en James así se lo decía. Definitivamente; la profesora McGonagall sería su nueva heroína. A la sola mención del club de duelo de Everleigh no pudo refrenar el brillo orgulloso que apareció en sus ojos, ella estaba encantada de hacer honor a todas las enseñanzas y tiempo imvertido en ella de Henry. Estaba de verdad orgullosa de habérselas puesto tan difícil a James el otro día en clases cuando su amado amigo había cnsiderado que sería divertido el ponerlos enfrentados. Everleigh no solo había demostrado su destreza y fiereza sino también su astucia apra enfrentar la situación. El mohín que él le hizo al recordar ese enfrentamiento fue tan automático y tierno que ella no pudo evitar acariciar sus labios nuevamente en un impulso para luego sonrrojarse y retirar la mano como si él le quemase. Los largos dedos de James alcanzaron su corazón para que luego él le pidiera estar juntos ¿¡Ay, de qué mierda le hablaba!?

- Eres un jodido enfermo mental, solamente quiero que lo sepas..- fue lo primero que pudo articular ante las palabras de James. Lo tragicómico de todo eso era que esa misma pregunta había sido la gran pregunta que había esperado toda su vida y que ahora que finalmente la escuchaba estando despierto ella ¿qué hacía? Lo maltrataba, como solía hacer. Everleigh sintió arder sus mejillas al notar la trastada que se había mandado, abrió la boca y comenzó a tartamudear, eso no estaba saliendo como había esperado. La gran mierda. Un bufido exasperado salió de entre sus apretados labios, no sabía en que momento sus labios se habían convertido en una fina línea en su rostro- Pott.. James, yo.. - las palabras se le hacían pesadas en la boca, como algo pastoso. No podía expresarse como más quería y sentía que estaba pasando la mayor verguenza de toda su vida. ¿Ahora que hacia? Sus manos, que estaban ya muy lejos de obedecerle le hicieron el mayor favor de su vida; tomaron a James Sirius Potter por el cuello de su camisa y lo acercaron hasta ella haciendo que Everleigh alcanzara sus labios en un beso lento y hasta tímido. El peso del cuerpo de James lo dejó tumbado sobre ella, ambos sobre piso de la terraza de la torre, el cual nunca le había parecido más suave y tibio- Te amo, te amo jodido enfermo mental.. - le confesó finalmente con los ojos cerrados mientras sus labios se fusionaban dulcemente en los de su castaño. Su novio.
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Mensaje por James S. Potter Vie Abr 15, 2011 8:39 pm

Insultos. ¿Qué mejor forma de responder a una petición de noviazgo? Ninguna, mucho menos viniendo de Everleigh. Sonreí divertido al ver como luego de sus palabras, claramente rechazando mi "oferta", las mejillas de Ev se ruborizaban con total apreciación. Una piel tan pálida debía de jugarle mucho en contra a la pobre. A pesar de todo en ningún momento dudé en que no aceptaría mi proposición de ser novios. Y no porque fuera yo el que se lo pidiera, sino porque al estar así con ella, sintiéndome tan protegido por su tacto, algo me decía que estábamos hechos el uno para el otro. No podría explicar exactamente qué es lo que tanto me atraía de Ev, pero estaba ahí, y quería que aquello, fuera lo que fuera, brotara y floreciera sin tapujos, superficialidades, prejuicios ni miedos. Solo quería sentirla mía y demostrarle que yo tambien podía pertenecer a una sola persona.

Arqueé una ceja aún más divertido al verla tartamudear como lo hacía, aunque cuando sus manos cogieron mi camisa pensé que me golpearía, por lo que la expresión burlona de mi rostro se desvaneció levemente, para luego transformarse en una clara mueca de asombro al sentir los labios de Ev sobre los mios. Nuestros cuerpos se reclinaron cuando ella me atrajo por la camisa y caí sobre ella, apoyando una mano del frio cerámico, y el calor del cuerpo de Eve solo consiguió que el estremecimiento que sintió mi cuerpo al contraste de las temperatura fuera más agradable y enloquecedor, Si, sus besos eran enloquecedores. Al escuchar su última declaración aquella sensación similar al miedo se hizo presente nuevamente. La palabra "te amo" siempre me había dado esa sensación, y yo por lo menos jamás se la había dicho a alguien que no fuera mi familia, pues no me gustaba desvalorar o quitarle la importancia que se merecía. Aún así sonreí al escucharla decirlas, pues simplemente me sentía feliz entre sus brazos y probando aquellos labios que siempre había anhelado con tanta ansia. - ¿Eso es un sí? - pregunté divertido con los labios aferrados a los suyos solo con la intención de molestarla un poco, pero al ver que no le hacía gracia preferí callar. Ya me habían dicho miles de veces que calladito me veía más bonito.

Deslicé mi mano hasta posarla en su cintura, mientras la otra subió hasta posarse en su cuello y presionarlo levemente. Acaricié éste mismo y luego deslicé la yema de mis dedos por su rostro, siguiendo un camino que recorrió su mandíbula, hasta que mis manos se aferraron a los cabellos de su nuca. Mi lengua se aventuró, y un ligero gemido salió de mis labios al sentir como mi respiración comenzaba a agitarse notoriamente. Aquel beso tan anhelado parecía un juego peligroso que en cualquier momento podía dejarme sin aliento. Mi lengua batallaba contra la suya, como luchando por mantener el control de la situación, y mi respiración, cada vez más entrecortada, se elevaba y agitaba logrando que mi pecho golpeara contra el suyo cada vez con más insistencia. Atrapé su labio inferior con mis dientes, y tiré de sus cabellos con suavidad apartando mis labios completamente. Mis ojos se habían cerrado y habían disfrutado en la oscuridad la textura de sus labios. Inspiré con fuerza sintiendo aquel efluvio tan embriagante que Ev siempre me había entregado a la distancia, y ahora que la tenía a mi lado podía comprobarlo; su aroma era mi maldita amortentia. MIs ojos se abrieron lentamente y mi sonrisa, enternecida por la belleza de Ev, MI novia, se amplió gratamente. Mi mano que se mantenía en su cadera, ascendió por su cintura, seguida por mi mirada y recorrió su vientre acariciando de paso, por sobre la chaqueta, el busto de Ev, hasta llegar a y deslizarse desde su pecho hasta su mejilla. Mis ojos, que siguieron el trayecto de mi mano se posaron nuevamente en los hermosos y expresivos ojos de Ev. Me dejé caer nuevamente sobre ella en la busqueda de sus labios, los cuales se acoplaron con tal facilidad a los mios que parecía como si toda la vida se hubiera conocido, como si hubieran estado echos el uno para el otro. Sentí sus pechos incrustarse sobre el mio y mi entrepierna apegarse a la de ella. El libido comenzaba a invadir mi cuerpo y si no lo detenía en el instante podría ser demasiado peligroso, pues no quería que Ev pensara que había hecho eso solo para acostarme con ella y mi petición de una relación formal no era más que una vil mentira, pero el calor del cuerpo de Ev me llamaba y ya había sentido ese calor en un par de ocasiones antes, aunque ésta vez el calor que yo sentía era diferente. No solo deseaba su cuerpo, sino tambien deseaba su corazón, era un todo, era quizás, amor.

Me aparté nuevamente de forma brusca, afirmando las palmas de mis manos a cada lado del rostro de Ev sobre el ceramico. Cerré mis ojos con fuerza reclinando mi torso y alzando mi cabeza, la cual cayó nuevamente hasta que mis ojos encontraron su rostro, ahí entre mis brazos. - Ev, yo... - mi voz se alzó susurrante con las estrellas de fondo a mis espaldas. - No quiero seguir si tu no estás completamente segura de... - no sabía siquiera como decirle o demostrarle lo importante que era para mi no verla como una más, pues dentro de mi era claro que no tenía un concepto tan bulgar de ella. - Yo... - simplemente no sabía que decir o como decirlo. "Hey, no quiero follar, no es lo más importante" ¿Sería esa la forma de decirlo? Yo no lo creo, pero en teoría era eso lo que pretendía. - Si tu no estás segura... - titubeaba, James Sirius Potter haciendo el ridiculo más grande de su vida. Nadie creería que ese era el famoso y patán de James Potter, en ese momento solo era un estupido niño enamoradizo y primerizo, porque si, yo no sé absolutamente nada del amor, pero esperaba que la princesa que yacía bajo mi cuerpo pudiera enseñarmelo.
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Mensaje por Everleigh Bauer Dom Abr 17, 2011 5:57 am

Ese beso que tenían entre ambos y que los mantenía unidos fue subiendo de intensidad en pocos segundos. James había gemido suavemente en sus labios dejando que una de sus manos acariciara su nuca y la otra fuera desde su cadera para subir por su cintura y pasar por sobre sus pechos haciendo que ella suspirara de placer e intensificara el ardor de sus labios. Se notaba desde el inicio que esa noche iba a ser muy larga para esos dos. James mordisqueó su labio inferior, su cuerpo estaba apretado contra el suyo friccionándose levemente cada vez que respiraban, torturándolos a ambos hasta que él se apartó con brusca torpeza para dejar todo un telón de estrellas de fondo. Las palabras de su castaño la hicieron sonrrojarse violentamente, Everleigh tendría que comentarle un pequeño detalle antes de continuar con lo que estaban. Ella era virgen. Los titubeos de James la hicieron mordsiquearse los labios, no podía evitar que le causara gracia el verlo así, apenas sonrrojado y con los labios hinchados diciéndole que podría esperar para tomarla y que no quería que ella se sintiera mal. Le parecía lo más dulce del mundo. La rubia tomó el rostro de su novio con ambas manos y lo jaló con cuidado para dejarle un beso corto en los labios. No podía dilatar lo que tenía por decirle por muy humillante que le pareciera el tener que decírselo. Así y todo a ella nunca le pareció más justa la espera, ahora tendría su primera vez con quien siempre había amado.

- Tranquilo James, no me estás ofendiendo o haciéndome sentir mal de ninguna forma..- le dijo despacio, escogiendo cada una de las palabras. Antes que nada quería que él supiera que ella estaba segura y tranquila con lo que estaban haciendo y que no se sentía mal de ninguna forma. Eso era lo principal- Solo quiero pedirte que tengas mucho cuidado conmigo porque jamás he estado con nadie, tu serás el primero..- la expresión de James fue extraña ante esa aclaración. Everleigh no sabía si era espanto o que no había entendido lo que ella le había querido decir por lo que tuvo que sobre aclararlo- Soy vírgen..- terminó, sintiendo ese sonrrojo en toda su piel ahora. Era como un cosquilleo, mezcla de la excitación de sus besos y de los nervios de haberle dicho algo así a su, ahora, novio. Jamás pensó que tendría que decirle algo así a Potter- ¿Estás seguro de que quieres continuar?- le preguntó ella esta vez, Everleigh entendía que quizá James no quisiera continuar esa misma noche o que se sintiera incómodo con la situación. Lo que sea que fuera a suceder ella le daba las dos opciones. Seguir o dejar.

Para ser una noche de otoño no estaba tan fría, en realidad ella estaba demasiado caliente con el cuerpo de James sobre el suyo y su sueter abrigando su cuerpo, linda sorpresa se llevaría cuando se enterase que ese mismo sueter que había tomado prestado sin avisar era de James. Everleigh incluso podía sentir sus pezones erguidos bajo la ropa luego de esos besos y esa mano criminal que había pasado por allí causando estragos en ella. Había sido bueno que se resistiera a él por tantos años que sino ya hubiera sucumbido su virginidad muchos años atrás. Everleigh le sonrió a James de medio lado, queriendo infundarle algo de la confianza que ella sentía. No era porque ella no estuviera nerviosa pero confiaba en él más de lo que podría confiar en otro hombre. Sabía que James iba a cuidarla en ese aspecto también y que nada saldría mal. James ya le había dicho que iba a protegerla y Everleigh se apoyaba en ello y en su amor por él para entregarse a él de esa forma tan directa, tan íntima. No tendrían sexo, harían el amor. Eso era lo importante. Eso era de ellos dos.
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Mensaje por James S. Potter Mar Abr 26, 2011 10:10 am

Aveces resulta cómico cuando algo tan sencillo como el simple sexo se convierte en algo tan confuso, lleno de dudas y cuestionamientos. Se podría decir que J.S Potter sentía dudas por primera vez, dudas en si estaría haciendo lo correcto, pero bendito sea el dios creador y Merlín por poner en su camino ésta vez a una mujer y no a una niña más. Everleigh era toda una mujer, decidida, madura, consciente. Una mujer que aclaraba toda nube en la mente de James, logrando que ésta se disipara y la claridad alumbrara cada espacio de su cerebro, de su juicio. James nunca había seguido su juicio o sentido común, siempre había seguido su corazón. ¿Por qué ésta vez no lo hacía? "Estúpido seas, J.S Potter." se dijo a sí mismo mientras sus dudas eran aclaradas por su novia, interrumpiendo sus palabras con un cálido beso. El sentir sus labios de forma fugaz pero decidida solo le dieron a entender que ella lo deseaba tanto como él.

Mi mirada se contrajo y entornó al escuchar su insinuación. ¿Me estaba diciendo que era virgen? Mi pregunta tuvo respuesta luego tras su aclaración. ¿Cómo es que una mujer tan hermosa, en los tiempos de hoy en día, llegaba virgen a su edad?. No es que yo fuera precisamente un experto en el tema, pero aquello sorprendió de manera que todos los músculos de mi cuerpo se tensaron. ¿Por qué tuvo que decirme algo así justo en ése momento? ¿Sería yo el indicado para arrebatarle una virginidad que había resguardado por tanto tiempo? No llevábamos ni dos minutos de ser pareja y ya quería desahogar mi libido con el coito, con una mujer que a pesar de ser extremadamente madura mentalmente, tenía un cuerpo puro y angelical que no había sido desvirginado. Pero la última pregunta de Ev no solo me sacó de mi letargo, sino también me recordó que, técnicamente, ésta también sería mi primera vez, la primera vez que haría el amor. Sonreí, y mi mirada volvió a centrarse en ella, en su hermosura. No respondí a su pregunta, simplemente me dejé caer, tras su sonrisa, lentamente sobre su pecho, apoyando mi antebrazo en el suelo para afirmarme y depositar un cálido beso en sus labios, entreabriendo los míos levemente para hacerme espacio en los suyos, que recibieron mis labios como un cuna mecedora que con dos vaivén sería capas de adormecer al más quejoso bebé.


La rubia había respondido y demostrado su seguridad. James por su parte retribuía a la confianza de su novia como solo él sabía hacerlo; haciéndola sentir querida, deseada, amada. No era su primera vez en actos de esa índole, pero si era la primera que haría, en todo su esplendor y significado, el amor. Con suavidad se hincó apartando los labios de aquellos que parecían engatusarlo más de lo que él mismo hubiera esperado. Se incorporó y arrastró a su chica por la cintura para que ésta le siguiera. Hincado en sus rodillas deslizó su mano el rostro de la rubia, acariciándolo, y llevando aquellos escurridizos dedos hasta la chaqueta que la cubría, su chaqueta. La retiró por los hombros y ésta calló por los brazos de Ev. J.S la tomó dejándola a un lado. - Bendita seas - musitó con una sonrisa incrédula, para luego dejarla caer al lado de ambos. Observó a su chica y ladeó su rostro levemente. - ¿Sabias que era mía, no? Por eso te seguí - anunció divertido ante lo poco peculiar de la situación, si no hubiera sido por esa chaqueta que ahora yacía en el suelo nada de lo acontecido a esas altura hubiera sucedido, y el destino de James seguiría su curso aburrido, monótono, con aquella sensación de espacio sobrante. Ahora se sentía pleno, lleno, tal como había esperado sentirse. El primer paso ya estaba cumplido, pedirle que fuera su chica, ahora el resto era cosa de seguir la corriente del río hasta llegar al cause y reposar, descantar.

Atraje el cuerpo de Ev por los hombros nuevamente y mis labios la tomaron con posesión y deseo. Era mía, solo mía y nadie me la arrebataría, menos esa noche. Mis dudas se habían disipado completamente, ya no había excusas, ya no había nada más que no fuera ella, yo y las estrellas que contemplarían aquel lujurioso espectáculo. - Ev, yo nos soy casto, pero quiero que sepas... - corté el beso y posé mi frente en la de ella, - que también es primera vez que hago el amor... - un suspiro escapó de mis labios luego de susurrar aquellas palabras. Ev sabía la clase de vida que yo llevaba, sabía que yo no era casto, pero no sabía que tan enserio iba mi proposición de que fuéramos novios, pues iba muy en serio. Ya luego las palabras sobraron, solo siguieron los besos y caricias que nos llevarían a una noche inolvidable, una noche de amor, suburbio y luna.
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Mensaje por Everleigh Bauer Dom Mayo 01, 2011 6:48 am

Las manos de James se movían con dulce lentitud por su cuerpo una vez que se relajó luego de lo que ella le había confesado. Él se movió despacio, poniéndose de rodillas y arrastrándola a ella para quitarle el suéter que ella había tomado sin permiso de prestado a -según ella- Frank Longbottom. Que James la sacara de ese error la dejó boquiabierta. Everleigh omitió el decirle que pensaba que era de su mejor amigo, ella no lo había tomado por eso, pero por lo grande del suéter ella supuso que no sería de James. No pudo evitar reírse de forma corta mientras le contaba que no sabía que era de él y que no podía creer que la hubiera seguido por eso. Ya luego no pudo decir más nada por unos cuantos minutos más, James había tomado posesión de sus labios y los besaba despacio, abriéndose paso en ellos con los propios, mordisqueándola, lamiéndola. Saqueando su boca de form pecaminosa e ilegal, incendiándola hasta los cimientos. Lo único que los detuvo fue aquella confesión suya tan íntima; que él tampoco había hecho el amor jamás. Palabras que hicieron que el pecho de la rubia estallara de júbilo y que la dejaron por unos segundos petrificada en sus brazos. Everleigh no conocía ese lado tan de hombre de James hasta ese momento.

Ahora él no era el fastidioso niñato que era siempre, era su novio y su hombre. Era quien sería el eterno dueño de su cuerpo y quien le decía que la protegería siempre. Las cosas para ellos habían cambiado completamente y estaban por cambiar de forma aún más violenta cuando hubieran acabado con esa noche, cuando se entregaran por primera vez al amor de otra persona. Ambos cuerpo se fueron tumbando lentamente hasta quedar de nuevo en el piso mientras sus labios continuaban con esa investigación exhaustiva. No se daban tregua en su necesidad y no lo harían tampoco, ambos dos necesitaban eso que el otro les entregaba sin condiciones. Una de las manos de Everleigh se perdió en el cabello de James, demasiado pudorosa como para comenzar a desvestirlo por si misma por más que se muriera de ganas de hacerlo, de tener su piel en la suya. El sonrrojo en las mejillas de rubia era violento, estaba muerta de la verguenza y a su vez excitada como jamás lo había estado. No le interesaba donde lo estaban haciendo, porque era el sitio que más amaba de todo Hogwarts y algo le decía que no sería lo mismo si lo hicieran en otro lado.

El telón de estrellas tras James los liberaba, la piel del otro los liberaba y los dejaba desnudos incluso con la ropa tortuosamente puesta. Los labios de James la hicieron gemir con necesidad mientras sentía como estos se iban moviendo desde su boca a un poco más abajo, a donde su cuello, a donde la enloquecían. Hasta ese momento Everleigh no sabía que su piel pudiera ser tan sensible, que pudiera desear tanto como lo hacia su cuerpo en ese momento. Otro gemido más se escapó de los labios de la rubia mientras ambso cuerpos comenzaban a friccionarse lenta y marcadamente llevándolos a ambos a donde sabían que no habría retorno, a donde necesitaban llegar en el cuerpo del otro.
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