Un encuentro algo extraño .Lua A. Marsden.

20 de Septiembre. Martes por la mañana.

Lo cierto es que no se podía quedar quieta, la soledad en la sala común era deprimente, lo que no sabía era donde se había metido su amiga esta vez, la rubia andaba rara, algo le estaba pasando y Lua no podía quedarse con la duda. Se había decidido a buscarla por el castillo por lo que aprovechando que esa mañana no abría clases la castaña pelirroja se vistió con unos jeans gastados que habían pertenecido en algún tiempo - muuuuchos años atras - a Kairos. Le encantaban porque eran anchos y no le marcaban nada, se puso una musculosa con tirantes y tomó su abrigo por si hacía frío y tendría que salir al jardín en busca de Everleigh.

La buscó por los pasillos y las aulas, cuando se asomó a una de las mazmorras un profesor casi le lanza una maldición por haber interrumpido una clase. Le dió lo mismo. Al cabo de media hora supo que a su mejor y única amiga en el mundo se la había tragado el mundo o quizás James Potter.. eso era un opción más razonable.

Cansada ya de su búqueda decidió pasear por allí, siempre era buena para meterse en donde no debía y eso mismo hacía, le quedaba un año o menos para dejar su amado Hogwarts y había prometido que ese año sería el mejor allí adentro. Lua se escondió al ver entrar a alguien a las bodegas, podía reconocerlo. Erick, su compañero de banco, el que siempre que podía le pedía las tareas.

Cuando éste cerró la puerta se escabuyó sin que la viera, con su cuerpo menudo podría hacerlo sin dificultad. Le daría el susto de su vida. Caminó tras unos estantes, agachada y comenzó a hacer ruidos, el chico sabia que no estaba solo pero eso era lo divertido, lo haría temblar de la cabeza a los pies. - Erick.. ha llegado tu hora.. - su voz, con la varita en su boca e invocando el hechizo para cambiarla a una más gruesa sono hasta de ultratumba. Se mordió el labio intentando no soltar uan carcajada.

Solo sería un sustito pequeño, una broma de niño, de esas que le gustaba gastar con su amiga Ever de vez en cuando el momento se había puesto idílico y no tenía nada major que hacer. Lua sonrió sacandose la varita de la boca en el momento en que se produjo un gran estruendo y todas las estanterías comenzaron a caer al suelo. La Gryffindor chilló y se tiró al suelo pero eso solo hizo que una pesada caja le cayera en las piernas aplastandola. Ahora parecía que no había esperado esa reacción de su compañero, tampoco había sido para tanto.

Lua cerró los ojos cuando el dolor comenzó a subir a su cabeza por otra de las cajas. Se hizo pequeña y pensó en el lugar en donde había visto a su amigo. Se apareció tras ella, gracias a aquellas clases de Aparición de el año anterior ya podía hacerlo con naturalidad. Las cosas se acomodaron de vuelta y ella cayó al suelo adolorida y compungida. - Así es como tratas a tu compañera de banco Bohan? - preguntó con esa voz regañona y una mueca de dolor quitandole esa sonrisa tan resplandeciente siempre. Erick se había pasado con su alerta permanente.

Debería pedirle perdón en lugar de andar recriminarle aquello pero eso no se le pasaba por la cabeza a pesar de saber que había pasado con el padre de él. Solo era una broma pequeña al fin y al cabo.

Su orgullo la podía, por lo que cuando cayó al piso ya no chilló ni se quejó del golpe - Para una persona normal es gracioso.. - contestó cruzandose de brazos en un intento de rabieta mal hecha, no estaba enojada, pero al fin y al cabo le dolía lo que él le había hecho. Todas esas cajas deberían tener piedras o algo por el estilo porque eran demasiado pesadas. Se tocó la cabeza por si le sangraba pero no tenía más que un chichon pequeño.

- Hey! - se quejó cuando Erick se agachó para revisar que estuviera bien, no le gustaba que la ayudaran y aunque conocía al moreno de hace unos cuantos años podía con ella misma y así lo intentó. Sosteniendole la mirada, alzó una ceja al verlo mirarla demasiado. Se tocó el rostro por si tendría algo en la cara pero nada - Que miras? - preguntó poniendose de pie y tomandose de su hombro para no volver a apoyar su pie por un rato. - Tengo engregutos en la cara? - bromeó con sorna, sacandole la lengua infantil.

Lua se sostuvo de él hasta poder sentarse en una de las estanterias y dejarlo libre, quizás tendría que hacer cosas e irse y ello no lo iba a detener. - Quien pensabas que era Erick? Aún le temes a los monstruos? - interrogó tranquila, mirandolo desde allí, se aburría y no había nada que hacer en otro lugar del castillo.

La voz de su compañero la hizo alzar una ceja confundida, jamás lo había escuchado así, en realidad no había hablado lo suficiente con Erick pero podía saber a ciencia cierta que algo malo le pasaba, y no es que fuera vidente, pero sus rasgos marcaban algo que no debería estar en su lugar. Ella no era una gran consejera, y si ayuda nunca era muy convencional que digamos, por lo que no preguntó más, había esquivado su pregunta y eso que era solo una broma. Sonrió con sarcasmo al escucharlo decir que no la lastimaría nunca. Al fin Lua se puso de pie.

- De verdad tienes que hacer eso para la enfermera? No puede hacerlo ella? Yo sé que está un poco venida a menos pero podría hacerlo.. - comenzó con su berborragia habitual, mirando por sobre el hombro de Bohan las estanterías repletas de pociones y cosas extrañas. De su mano se fijó arriba con la visto, una gran etiqueta amarillenta contenía las cenizas que él buscaba. - Esto, creo que no llegararemos hasta allí.. - murmuró señalandole lo que había visto. Pero nada era imposible para ella. Se soltó y fue detrás de él, saltando a su espalda. Esa muchacha era una pluma, pero lo había tomado por sorpresa seguramente. - Sostenme, puedo alcanzarlo si te acercas un poco más, Lua se trepó hasta quedar sentada sobre sus hombros, estirando sus manos hacia la bendita poción. Ahora, si le pedía que buscara los sapos disecados lo mataría, no quería ni verlos.