La Fiesta del Bosque {TODOS INVITADOS}

Aclaración importante a Administración:

Segundo fin de semana de Septiembre.

Quien lo viera caminar por el bosque prohibido, con su varita apuntando hacia atrás, transportando consigo una amplia lona que flotaba con ligereza y habilidad en la nocturna espesura del bosque prohibido. Había tenido la idea del siglo y, aunque bien era algo irresponsable para un raven, también era irresistible para un chico tan loco como el joven Farrell que ya había llegado al claro del bosque. Maldito sea el día que en Encantamientos le habían enseñado aquel hechizo con el que pretendía realizar la fiesta del siglo o por lo menos intentarlo.

En el claro del Bosque extendió la lona no sin antes protegerse con un Aura mientras se dedicaba a montar la amplia tienda de campaña en medio de la explanada. Cuando ya estuvo perfectamente erigida sobre el suelo se adentró en esta y, habiendo avisado a sus padres por lechucería anteriormente, hizo aparecer un aparato a pilas de música puesto que muchos enchufes no podía encontrar por aquel bosque. Salió de su amplia tienda de campaña con dos aberturas que dejaban paso al aire dentro del recinto aquel y finalmente realizó el perfecto hechizo que se le había enseñado. Salvio Hexia. Con este consiguió hacer que la amplia estructura de tela desapareciera en la noche, ahora estando él sólo en medio del claro del bosque. Para recibir a sus compañeros de colegio, antes de poder entrar al lugar y comenzar la fiesta.

La extensión de la invitación había corrido a cargo de diversas personas a las que se había dirigido expresamente porque sabía que extenderían la invitación a límites insospechados, así además había pedido a varias personas que hicieran incursión en las cocinas para llevar algo de comida y bebida al lugar que, esperaba, no le fallaran.

Realizó un último hechizo, Fiendfire, que conjuró un ave que empezó a volar como fuego alrededor, marcando el lugar donde se encontraba el joven Raven sonriendo, esperando a los asistentes.

Le importaba nada que todos estuvieran la pelea que había comenzado, estaba encolerizado por ver a su amada prima besarse con su mejor amigo. Justificativo: Ellos dos no podían estar junto sin su consentimiento, y lo habían tomado por sorpresa, medio ebrio, cansado de todo lo que implicaba las misiones de su padre. En pocas palabras se la había agarrado con Albus por todo lo que estaba pasando. Mientras estaba parando esperando que Potter se levantara de una vez una de las nuevas alumnas de Beauxbatons comenzó a gritar, una loca cualquiera, no le interesaba ni tampoco le llamaba la atención. La pregunta de Albus lo dessencajó de la situación y no pudo contestar porque ya varias se habían acercado a ver al castaño y ayudarlo. Niñas, necesitaba de niñas que lo defendieran.

Cassandra se había acercado y se había agachado donde su "novio" para ayudarlo advirtiendole antes, malditos idiotas, todos ellos. Se había quedado parado, si reaccionar cuando ella se alejó de ellos y comenzó a gritar como una desquisiada igual que la otra. ¿Que pasaba allí? A todos le habían dado droga y no le habían convidado? Dió un paso hacia Albus al sentir un estruendo, reaccionando, tomó la mano de su amigo y lo jaló hacia él para que se pusiera de pie. Ya luego podían arreglar esa disputa. Ahora resultaba que su prima volvía en si y los miraba confundida junto con Addy.

ALgo malo estaba a punto de ocurrir, el ataque era inminente. Maldito su padre y todos sus aliados por elegir esa noche. Benjamin, en anfitión los advirtió de que deberían marchar pero otro estruendo sonó afuera. La gente parecía entrar en pánico y querer irse de allí, pero salir era una mala idea. No había dejado de sostener su varita frente a él y su amigo herido.

De un momento a otro las luces verdes comenzaron a traspazar la carpa, se acercaban, una de las mujeres que estaba cerca de la puerta cayó y luego otro. Los grises ojos del rubio seguían el camino de los hechizos, corrió con Albus hacia un lado, esquivando otro más que pasó rozando su brazo. Si su padre se enteraba que lo habían tocado se les vendría una buena. Los neo- mortífagos comenzaban a aparecer, Scorpius tiró a Albus al suelo nuevamente para que se estuviera quieto. El hombre que más cerca tenía a Allie demasiado cerca, creía conocer esa voz pero no sabía relacionarla en ese momento. La águila no le importaba, pero ya lo había dicho, no quería que destruyeran a nadie más en su mundo.

La gran viperina apareció de la nada y se le subió encima al enmascarado, mordiendo su cuello con fuerza y siseó hacia el piso, el veneno duraría en hacer efecto, sería una muerte dolorosa si no se hacía ver pronto.

Lo que siguió al lapsus de mi amiga, fue mil veces peor, justo hoy habían decidido atacar, con todos los sangre pura que hubiesen dentro, algo en mi interior me hizo pensar en que estaba a salvo, pero no podía confiarme habían demasiadas personas, ¿Como habrían de reconocernos?, dos rayos verdes impactaron a dos chicos de alguna casa desconocida, mientras vi como Albus y Scor corrían, un grito salió de mi garganta ante aquello aunque no creo que ellos me hubiesen escuchado.

-Idiotas, ¿que creen que hacen?- Chillé furiosa, no era una opción atacar lo mejor era solo defenderse, pero estaban demasiado lejos, y aunque yo no fuese la mejor bruja, habría dado mi vida para defenderlos si solo estuviesen cerca. -Cassie- La moví de los brazos, para que reaccionara mientras la halaba suavemente hacia un rincón lejos de todo el movimiento. Solo nos defenderíamos de ser necesario y sino era mejor ser ligeramente olvidado de aquel grupo de neo-mortífagos.

-Debemos irnos- Conocía lo cabezota que era mi amiga, y que si seguíamos ahí intentaría atacar solo por ofuscar los planes de los mascaras plateadas, así que la tomé del brazo fuertemente, no la soltaría por nada del mundo. Me acerque savemente a su oído. -La línea divisoría entre la valentía y la estupidez es muy corta-

Lo mejor en ese momento era sin duda, dejar que aquellos cesaran su sed de sangre y muerte, y quedarnos lo suficientemente aislados, todo intento de atacar o huir sería estupido, eran mucho mayores que nosotros sus ataques eran más fuertes y de querer atacar acabarían con nosotros sin demasiado esfuerzo, tomé una mano de Cassie donde solía usar la varita. -Hazme caso por esta vez, te prometo que luego podremos atacar- Eso era solo un decir, por que pronto yo misma esperaba estar en medio de ellos, pero era solo por conseguir un par de datos acerca de mi padre, no coincidia en todas sus teorías pero tampoco estaba en posición de discutirlo. -Por favor- Le susurré a mi amiga, no dejaría que ella atacara a menos de que nuestras vidas estuviesen en riesgo, algo en su interior le decía que aquellos morían de ganas de saber donde se encontraban los sangre limpias, para evitar un error.

Aun no comprendia nada. Mi mente estaba confundida, y no era consciente de nada cuando senti los brazos de alguien. Adhara me miraba con preocupacion. Escuche gritos, y alce mi mirada hacia lo que sucedia a mi alrededor. Abri la boca conmocionada. De pronto Albus ya no estaba en el suelo, y pude ver como mi primo lo tiraba hacia un lado. Addy, sin quedarse atras, me tomo y me arrastro como pudo hacia una esquina. Mi espalda quedo apoyada contra la carpa, y pude escuchar los gritos de la batalla mientras volvia una vez mas a comprender que estaba sucediendo realmente.

Addy dijo mi nombre y la mire. Necesitaba mi varita y comenzaria a atacar. De pronto las palabras de James hicieron eco en mi cabeza, recordando asi la promesa que le habia hecho. Lo oscuro, aquello que gritaba mudamente que vendria, habia llegado, y no habia nadie con la capacidad de pararlo. Debia cumplir mi palabra e intentar ayudar. No era tan estupida para poner en riesgo mi vida, pero tampoco podia quedarme como una cobarde en una esquina, aunque eso significara salir ilesa de todo daño-. No podemos irnos, Addy. No aun- le dije a mi amiga mirandola con determinacion. Yo habia tenido sueños con este momento, muchos sueños. Sabia que gente iba a morir, y tambien sabia que no podia permitirlo. Mi don habia sido dado para prevenirnos de momentos como ellos, y por algo yo era la poseedora de ese don. Tenia la fuerza para enfrentarlos, lo sabia. Asi que sin dudarlo solte la mano de mi amiga y fui por mi varita. La tome con fuerza entre mis manos y, sin el menor gesto de miedo, hice lo unico que se me ocurrio para ganar tiempo. No me habia pasado desapercibido que James no estaba en la fiesta, y eso significaba que, donde fuera que estuviese, podia buscar ayuda y llegar aca. Ahora necesitabamos su ayuda y su valentia, si de verdad era lo suficientemente valiente como su padre para enfrentar esta situacion.

Con ese pensamiendo dije- ¡Expecto Patronum!- ante lo cual una figura grisacea con forma de golondrina aparecio ante mi. La mire y dije apresuradamente-. Dile a James Potter que hay mortifagos en el Bosque Prohibido. Pidele ayuda- ordene con voz autoritaria y vi como el patronus se alejaba volando fuera de la carpa. Suspire y mire a Addy. Ya habia hecho mi movimiento, y esperaba que sirviera de algo.

Interacción con Scorpius, Adhara, Cassandra y Allie.

Tenía la nariz sangrando y estaba esperando que Scorpius tirara toda su ira en mi contra, me lo había ganado en parte por no decírselo, pero ese asunto ya lo arreglaría con Cassandra luego puesto que ella iba a ser quien se lo dijera para disfrutar de su coraje, ahora yo tenía la nariz rota y sangrante. Estaba esperando, no me iba a defender, lo mejor que se podía hacer en este caso con mi mejor amigo era dejar que me lastimara hasta que se cansara y entonces luego podríamos discutir y pedir una disculpa. Antes de que el rubio pudiera reaccionar y golpearme o lanzarme un maleficio, tenía a Cassandra a mi lado metiéndose entre su primo y yo, seguro que eso no lo calmaría mucho más. La intensión de Cass era llevarme a la enfermería, los hechizos de sanacion nunca fueron su fuerte, pero yo tenía experiencia con ellos, Allie me había enseñado hacia un par de años a como recomponerme la naríz cada vez que me la fracturaba en un partido de quidditch, aquellos golpes ya eran pan de cada día en mi mesa, me íba a poner de pie justo cuando la rubia cayó casi sobre mí y comenzó a tener una de esas visiones que tanto me desconcertaban, no había visto muchas pero la verdad era que las pocas que había presenciado se habían vuelto realidad y eso no era un buen augurio.

La gente comenzó a gritar por todos lados y a correr tratando de escaparse, miré hacia el grupito de chicas donde estaban Molly y Lily puesto que ellas seran mi prioridad junto a mis amigos pero aún no sucedía nada. Cuando localicé el punto donde se suponía estarían mi hermana y mi prima vi que Allie les gritaba algo y ellas corrían de ahí, luego se acercaba velozmente hacia mí y no me veía, entonces para que se había acercado? Cassandra quedó a mi lado pero lejos por la barrera que Allie ofrecía "Episkey" fué lo único que me dijo. Tomé su mano buscando su irada pero antes de que cualquier cosa sucediera un estruendo hizo que la soltara, luces verdes y chispas se veían por el bosque. Allie se giró y la ví correr hacia mi hermana, si estaban juntas me sentía un poco más seguro pero debía de sacar de ahí a Cassandra que estaba afectada. Apoyé una rodilla en el pasto y una mano me jaló apresuradamente. La paz se había roto, la gente gritaba y podía ver un par de cuerpos inertes en el suelo. Scorpius y yo corrimos a escondernos pecho a tierra mientras que Cassandra y Adhara huían en otra dirección, sentí un deseo tortuoso de protegerlas a las dos, eran las únicas personas además de mi hermana por las que me partiría la cara, no podía dejar que las lastimaran, sobre todo conociendo como era Cass y su irremediable sentido de lo que esta bien y mal, seguramente que querría salir a combatir, si le sucedía algo no me lo íba a perdonar nunca. Scorpius me tiró al suelo y adquirió su forma viperina deslizándose por el pasto.

Era la oportunidad idónea de correr hacia donde estaba Cassandra y detenerla, no podía permitir que alguien la lastimara, pero en ese momento escuché un grito que me heló la sangre, volté hacia el lugar en donde se encontraba un encapuchado alto y bastante corpulento y Allie estaba derribada en el suelo por un ataque procedente de ese hombre. Me quedé helado. "Izquierda o derecha, ALBUS!" Izquierda... Allie. Derecha... Cassandra y Adhara. No podía pensar. Allie estaba herida y no podía dejarla ahí, jamás me perdonaría que ella me hubiera ayudado y que yo la dejara ahí cuando me necesitaba. No pude hacer nada corrí a la derecha con la cabeza agachada esquivando las chispas, tuve que saltar a un chico tirado y se me heló el corazón al ver que lo reconocía. El mayor de nuestros estaba sucediendo. Llegué con las chicas y escuché las palabras de Cassandra "Llama a James Potter...." si mi corazón estaba helado, ésta vez se detuvo y explotó de coraje. Nunca iba a ser demasiado bueno para nadie, ni siquiera para mis propios amigos que tenían que ir a pedirle ayuda a ese idiota que llevaba por hermano. Mi mirada lo dijo todo, primero miré a Adhara y luego a Cassandra, dí un paso hacia atrás mientras negaba con la cabeza y corrí a la izquierda sin detenerme. Casi me aparecí a un costado de Allie, que estaba tirada en el suelo. El hombre encapuchado había sido atacado por Scorpius y con la varita en riste no dudé en atacarlo, tal vez el podía matarnos de un movimiento de varita pero no se quedaría sin llevarse un buen problemón, sobre todo por el veneno de los colmillos de Scorpius. - Expulso! - apunté al pecho del hombre y agité la varita en un movimiento limpio.

No me detuve a ver si el hechizo lo lanzaba, me parecía que él ya tenía bastantes problemas tratándo de quitarse a la serpiente, entonces tomé a Allie por uno de los brazos - Estás bien? - pregunté preocupado pero tratando de mostrarme lo más tranquilo que pude.

Seguidores, Matthew Englewood, Arania Pendragon, Camille A. Blumer, Alice Brandon, alumnos próximos a la barra y todos en general.

El Señor Tenebroso, cubierto bajo una mascara y la silueta de Harry Potter, asintió a Grey, Nott, Malfoy y sus demás seguidores, y se adentró antes que nadie en la carpa deslizando su larga túnica por el suelo al caminar, seguido por dos de sus seguidores quienes dieron muerte rápidamente a dos de los alumnos presentes. Sangres sucias o no, en ése momento no importaba. Hogwarts pagaría por su traición. Aquel colegio debía pagar por aceptar dentro de su institución a sangres sucias. Lord Voldemort no se explicaba como es que podían mesclar a magos puros con descendientes muggles en un mismo metro cuadrado. ¡Eso era inaceptable!. Por eso Durmstrang y Beauxbantons, dos colegios destacados por aceptar exclusivamente a alumnos de sangre digna y pura fueron atacados antes, por su traición y seguir los pasos de Hogwarts aceptado a muggles y mestizos en ambos establecimientos. Maldito sea Shacklebolt que una vez tomó el poder del mundo mágico se dedicó solo a denigrarlo y llenarlo de asquerosos muggles, todo el trabajo que "él" había logrado se había visto vergonzosamente escupido en sus años de ausencia, pero Kingsley Shacklebolt ya no sería problema, pues Knnox, uno de sus fieles sirvientes le había dado muerte y se había hecho con el puesto de Ministro de Magia burlando completamente a todo el Ministerio.

Lord Voldemort dio el paso a Los Caballeros de Walpurgis, hoy en día conocidos como Neo-Mortifagos y apoyó su mano en el hombro de Matthew Englewood. Una clara muestra de agradecimiento por su trabajo, que aunque no lo dijo en voz alta trató de demostrar. Sus secuaces se adentraron en la fiesta de los niños, mientras él se acercó hasta la barra donde varios alumnos parecían esconderse. - Avada Kedavra - su voz se alzó susurrante asesinando a sangre fría a uno de los alumnos cerca de barra. Su muerte del día estaba completa. Aveces odiaba su voz, pues le recordaba que su cuerpo aún no estaba en condición de retenerlo y debía ocupar el cuerpo de aquel maldito niño que vivió. Aunque su retorno estaría completo muy pronto, solo necesitaba de tiempo para que la nueva profesía se cumpliera y recuperar su cuerpo, su poder y su gloría. Alzó la vista plasmando su sonrisa bajo aquella mascara que le cubría y apuntó a la barra y los licores. - Bombarda Máxima - fue el hechizo que conjuró logrando que los residuos de las botellas penetraran la piel de los niños que estaba junto a ellas. Más apartadas vio a tres muchachas que lograron salir ilesas del impacto. Se divertiría con ellas y un susto para comenzar no estaría mal. "Fiendfire" conjuró mentalmente alzando su varita mientras una inmensa llamarada de fuego rodeaba a las tres muchachas y todos los alumnos a su al rededor. Bestias y criaturas malignas de fuego resurgieron de las llamas y se expandieron por toda la carpa, mientras la macabra sonrisa de Harry Potter, que no estaba consciente de sus actos en esos momentos, se alzaba triunfal y excitada por la sensación de tener en sus manos la vida de aquellas pequeñas y sucias cucarachas.

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{Sr. Grey, Emy y alusión a la entrada de Voldemort y los Neo-Mortifagos}

Aquel estruendo que se escuchó fue lo que todos se temían. Uno, dos, tres, cuatro enmascarados y la suma seguía. Aquellos eran los famosos Neo-Mortifagos de los que todo el mundo hablaba y temía hoy en día. Me aferré aún con más fuerza de Emy al sentir como todo comenzaba a explotar a nuestro alrededor, el equipo de música, la barra, y un par de pilares que sostenían la carpa. Las llamas se expandían y todos estábamos acorralados, pero debía buscar la manera de mantener a salvo a Emily no algo malo podría pasarle.

- Debemos salir de aquí - le dije a Emy tomándola con fuerza y buscando alguna salida, pero no alcancé a mover un solo musculo cuando uno de los mortifagos ya me había dado alcance. El miedo recorrió hasta la última fibra de mi cuerpo y no pude mover un solo musculo. Aún así mi mirada se alzó amenazante y lo observé esperando lo inminente, resignado a una muerte. Cerré mis ojos y escuché su ataque presionando con fuerza a Emy contra mi pecho, pero el grito que retumbó dentro de la carpa no fue el mio, sino el de Emily... Ese cobarde se había atrevido a lanzarle un cruciatus a MI Emily. - ¡DETENTE INFELIZ! - exclamé arrodillándome con Emily entre mis brazos, sintiendo como sus gritos y quejidos desgarraban mi corazón. - ¡Ya basta, por favor! - un grito desgarrador se escapó de mi garganta pidiendo clemencia, pero claramente no se detendría.

- ¡YA BASTA! - grité con todas mis fuerza entregándome a la desesperación y desenfundando mi varita. Me puse de pie y me aproximé hasta el sujeto con la intención de que se detuviera. Aquello solo me llevaría a una muerte segura pero poco importaba mi vida si a Emily llegara a sucederle algo. Debía detener esa tortura antes de que llegara al borde de la locura. - ¡Expelliamus! - exclamé a sabiendas de que no funcionaria contra él, pero por lo menos podría atraer su atención hasta mi y que así pudiera dejar de torturar a mi pobre Emy.

Deslizaba mis dedos por la suave y cálida piel de aquella hermosa rubia que me acompañaba. Solo ella y las estrellas contemplaban mi desnudes en aquel balcón de la Torre de Astronomía. Deposité un nuevo beso sobre su frente y la atraje con fuerza para que rodeara mi cintura con total confianza. Era increíble que a pesar de haber pasado aquella maravillosa noche conmigo me tratara como si fuera a morderla en cualquier momento. Bueno, quizás lo haría, pero solo literalmente. La mejor manera de olvidar definitivamente era entre los brazos de una mujer, ¿y qué mejor mujer que ella? NADIE.

No obstante, nunca nada es tan perfecto, siempre hay un "algo" que debe arruinar el momento y como siempre ése "algo" era ella. Si, podía reconocer ése patronus hasta con los ojos vendados. Se aproximó por la barandilla de la terraza de la torre y se detuvo frente a nosotros. Mi acompañante cubrió sus senos desnudos y se incorporó junto a mi. En un comienzo pensé que sería una broma de Cassie para matar mi glorioso momento. "Lastima, Cassie, llegas tarde" pensé mientras una sonrisa burlona se dibujaba en mi rostro, sonrisa que se esfumó en un santiamén al escuchar claramente la voz de Cassandra en mi cabeza. "Mortifagos en el Bosque Prohibido". Un escalofríos recorrió mi espalda y me puse de pie de golpe recogiendo mis ropas, las cuales comencé a ponerme mientras la rubia me observaba como si estuviera loco. - Atacaron a los demás en la fiesta - me limité a comentar mientras terminaba de abrochar mis zapatos. - Mortifagos, debo irme - anuncié emprendiendo la carrera hasta la gárgola que me conduciría al despacho de la directora McGonagall. Ella misma me había dado la contraseña luego de que me contara lo de la Orden del Fénix por si necesitaba ubicarla con urgencia, como era el caso. - Grageas de Chocolates - la gárgola comenzó a apartarse del camino y subí las escaleras hasta llegar a la torre pero la directora no estaba ahí. Maldita sea. ¿Acaso seguía en reunión con los demás profesores? De todos modos debía bajar hasta el primer piso para salir del castillo por lo que comencé la carrera por la escalera que llevaba desde las torres directamente a la planta baja. Nunca había corrido tanto en mi vida, ni siquiera cuando me tocaba corretear a Albus en el campo de los abuelos.

Un vez en el primer piso irrumpí en él sin siquiera tocar la puerta. - Los Neo-Mortifagos están masacrando a los alumnos en el bosque! - exclamé llamando la atención de todos. Como lo esperaba dentro estaban todos los profesores. - ¿Qué broma es ésta James Potter? - la voz de la vieja directora McGonagall se alzó notoriamente molesta pero se aproximó a mi con clara preocupación. - ¡No hay tiempo de explicar, están en el bosque prohibido! - grité negando con la cabeza y comenzando la carrera nuevamente, pero ésta vez hacia fuera.

- ¡Accio Escoba! - mi voz rompió el silencio de la noche y mi escoba se presentó mientras yo corría dándome alcance. La tomé al vuelo, corriendo y saltando sobre ella. Golpeé el piso y ésta se elevó por sobre los invernaderos y luego la cabaña del guardabosques. Me adentré por sobre el bosque y noté con curiosidad que ninguna de las tantas peligrosas criaturas mágicas hacían acto de presencia. No sabía si los profesores me seguían, pero tenía la esperanza de que me creyeran. Por fin, luego de un trecho sobrevolando el bosque logré dar con una enorme carpa en medio de éste. Ahí debería estar Cassandra. - Resiste, por favor... - murmuré reclinando mi cuerpo para que la escoba cogiera más velocidad mientras comenzaba a descender.

El grito de la joven hacia que cada vello de su nuca se erizara… de pura emoción; ya había pasado demasiado tiempo entre el ataque a Beauxbatons y Dumstrang, y él no se molestaba en jueguecitos de niñas, por lo que hacía tiempo que no se divertía tanto. Oh, el ataque a Beauxbatons, sí, Nathan había ido a por todos, pero especialmente a por las chiquillas que su hija mas odiaba. A su vez, en Dumstrang había hecho algo parecido con los sangra sucia más “populares” del lugar, no merecían estar por encima de ningún mago de verdad. Sí, en su mente se juntaban viejos recuerdos de masacres anteriores con el dulce aroma nostálgico del pasado con su padre y como le había preparado para días como aquel, ya que mientras otros padres enseñaban a sus hijos a montar en bicicleta, el suyo había decidido enseñarle a no tener remordimientos, a no pensar en ellos como “personas” y a no dudar ni una milésima de segundo. Además, algo en su corazón le decía que su hijo estaba ya allí y el orgullo lo cegó de nuevo, inundándolo de ganas de hacer daño.-¿Duele?-preguntó irnocaimente al escuchar el primer << Ya basta >>

Ver a aquel chiquillo, a aquel sangre sucia pidiendo clemencia intensificó su Crucio logrando que el dolor de la joven fuera a más. Sin duda alguna sus conjuros preferidos eran el Crucio y el Imperius… el Avada Kedavra no del todo, solo para trabajos rápidos y fríos, y él no se ocupaba en esos casos. Aunque. Bueno, lo que él quería ya se había producido, había cabreado al rubio. ¿Por qué cabrearlos y no matarlos de un fogonazo verde y punto? Bueno, por simple gusto al miedo que sentían hacia él, por esa sensación de poder. Su experiermus le sonó a broma, ¿pero que enseñaban en esa estúpida escuela desde que él la había acabado años atrás? ¿Experiermus? No había hechizo más inútil en una pelea a sangre fría. Aun así sonrió maliciosamente esperando el ataque del rayo naranja, y pensando mentalmente el suyo para contrarrestarlo, no le daría el placer al sangre sucia de ver como conjuraba n voz alta, sí, suena altivo, pero es que Nathan, era un hipócrita como pocos.

[Addy, James, Albus, Arania, Camille y Lord Voldemort (?) xD]

El patronus salio volando y senti un alivio en mi pecho. James llegaria en cualquier momento, y esperaba que se le ocurriera traer refuerzos, o sino no sabia que podriamos hacer ahi. ¿En que momento se me habia ocurrido aceptar su propuesta? ¡Maldito Potter y sus ojos de cachorro! En ese momento lo unico que queria era verlo aparecer y darle un golpe en su cara por no estar ahi. ¿Donde mierda se habia metido James? Una pregunta que le haria si saliamos vivos de todo esto.

Mis ojos, atentos a lo que nos rodeaba, se fijaron en los de Albus. Se habia detenido a un paso de mi y de Addy, ante lo cual se arrepintio y se giro, alejandose. Su movimiento me parecio demasiado extraño, pero ni modo, todos los hombres reaccionaban de manera extraña a mi parecer. Asi que lo segui con la vista y me fije en lo que sucedia mas alla del rincon donde Addy y yo estabamos resguardadas. La Nerdy odiosa esa estaba siendo atacada por un mortifago, mientras este era mordido por - sin duda alguna- la figura animaga de Scorpius. Observe a mi amiga con pavor y apoye mi mano en el suelo-. ¡No nos podemos quedar asi!- exclame con autoridad y me puse de pie, sin importarme ahora que algo me pudiera suceder. No iba a permitir que aquellas cosas me persiguieran hasta el colegio. Estaba cansada de ello. No queria vivir toda mi vida con temor. Asi que sin seguir meditandolo, y a pesar de las negaciones de Addy, observe lo que sucedia a mi alrededor mas atenta que antes. Un Avada fue lanzado y alguien cayo cerca de la barra. A ello le siguio unos gritos, y luego una explosion que fue acompañada de fuego, fuego magico. Mis ojos, abiertos como plato, me obligaron a correr hacia aquel lugar y note a Arania y una chica que no conocia caidas a un lado por la fuerza del Bombarda-. Arania, ¿estas bien?- le pregunte acercandome a ellas y viendo que su rostro estaba cubierto de polvo. Con agilidad tome su brazo y la ayude a ponerse de pie, esperando que ella ayudara a la otra chica; sintiendo las llamas que acaloraban mi piel a pesar de estar a unos metros de mi persona. ¿De que servia todo lo que habia aprendido?. De nada. No sabia como detener ese fuego, y menos aun que hacer contra ese hombre encapuchado. Mi mirada dio un giro a mi alrededor y tome una rapida decision. Apuntando con mi varita las botellas que aun quedaban en pie exclame- ¡Opuggno!- con la finalidad que ellas salieran disparadas contra el encapuchado. Sabia que en un ataque magico no tenia como ganarle, pero quizas su destreza con el cuerpo no fuera tan buena como la destreza con su varita.

Y mientras hacia eso miraba a aquel hombre con toda la determinacion que escondia mis ojos. Era extraño, pero sabia que ya lo habia visto alguna vez... alguna vez en un sueño. O, mejor dicho, en una terrible pesadilla que recien ahora comenzaba a recordar.

Dolor. Mucho dolor. Eso fue lo primero que pense al sentir el hechizo del encapuchado impactar en mi pecho. Habia dejado de sentir la calidez de los brazos de Philli que me rodeaban, y ahora solo era consciente de que queria morir en ese preciso segundo. Los musculos de mi cuerpo se estiraban y tensaban en posiciones inimaginables, mientras casi podia escuchar como mis huesos se torcian. Mis ojos, aun abiertos, comenzaron a nublarse por las lagrimas. Y abri mi boca soltando de ella un grito desgarrador que ocupo todo el eco de mi mente por un segundo. No sabia que pasaba a mi alrededor, no podia escuchar nada mas que a mi misma. Por el velo de mi imaginacion pasaban escenas de mi vida. Mi hogar, mis padres, la iglesia de mi pueblo en donde habia pasado cada domingo de mi vida antes de llegar a Hogwart, y el rostro de Philli con su sonrisa que siempre me habia parecido encantadora. Tan encantadora como todo lo que lo rodeaba. Vague por las esferas de la muerte, rogando misericordia. Me imagine en ese momento a Jesus siendo crucificado por su gente. El dolor que el debio sentir era una decima al que yo sentia en ese momento, y sin embargo el deseo de muerte era tal que hasta me avergonce de mi misma-. ¡Por Dios, que se acabe!- pedi siguiendo con las lagrimas. Necesitaba aferrarme a algo. Queria morir, pero no podia, no aun. ¿Acaso mi destino era ese...morir de esa forma?. ¿Todo lo vivido se reducia a ese momento?. Algo en mi me decia que no, que no podia ser asi, porque estaba segura que al final llegaria el espiritu santo y me guiaria hacia Dios. Pero en ese instante solo habia tinieblas a mi alrededor, y un terrible dolor que pulsaba mis oidos.

Mi cuerpo, yaciente y movedizo en el suelo, demostraba el dolor que reflejaba mi rostro. Mi mandibula estaba tensa y el sudor cubria mi frente. Mis puños se afirmaban al cesped y enterraba mis dedos en la tierra. Sollozaba como una niña pequeña, y entre sollozos se oia el murmuro de una plegaria-. Padre nuestro que....- lagrimas saladas-...estas en el cielo...- musculos contraidos-...santificado sea tu nombre...- punzadas en el estomago- venga a nosotros tu reino-trisaduras en el alma- hagase tu voluntad....

Todo ello seguido del colapso de cada uno de mis nervios. Pero sin perder la fe. Porque Dios no me dejaria morir. No, al menos que ese fuera su designio divino.

Cuando Albus se acerco una sonrisa de tranquilidad se dibujo en mi rostro, pero de pronto había corrido hacia la niña de Ravenclaw que parecía en problemas, y las manos de Cassie se liberaron de las mías y hecho a correr hacia las chicas detrás de la barra. -Maldita sea- Yo sabía bien de que lado estaba pero una cosa era que mis tendecncias hacia la maldad fueran fuertes y una muuuuuuy distinta era que atacaran a mis amigos, eso jamás lo permitiría, un rastro de él se presencio soltando un fuego maldito en el lugar, ahora la vida de todos estaba en riesgo, yo sabía de un hechizo para remediarlo pero estaba lejos de mi proceso de aprendizaje, chasqueé la lengua, mientras mis manos viajaban al zipper de las botas deshaciendome de él, los tacones eran una molestía en ese momento.

¿Porque Cassie había llamado a Potter?, Tal vez por que era el único que estaba fuera y podía ayudar de inmediato empecé a correr hacia el mismo lugar de Cassie pero el fuego era endemoniado, podía sentir ese calor alrededor de mi cuerpo, malditas clases de DCAO que de nada me servían en ese momento. Usaria ese maldito hechizo aprendido en las clases, que no estaba demasiado segura de poder usarlo -Fyendlocked*- Grite apuntando al fuego que se acercaba a ellas, no tenía ni idea de como usarlo adecuadamente, tome nota mental de poner más atención en clase, pero siempre había asumido que todos los hechizos deben desearse desde el corazón y yo deseaba que no hubiesen más muertos, asentí suavemente, echando a correr hacia ellas que probablemente las habían tomado por sorpresa sin opciones a defenderse de aquel que era un mago demasiado poderoso. -¿Estan todas bien?, Vamos salgan de aquí-- Luego de cerciorarme que estuviesen bien debí correr hacia donde se encontraban mis amigos, los iba a defender de quien fuese a costa de lo que fuese.

Ese hechizo podía bien costarme la vida, por que estaba atacando a un grupo al cual quería pertenecer pero mi vida y la de mis amigos estaba por encima de cualquier motivo y no podía ver como mataban a la gente de mi colegio, sin hacer nada, no seria una cobarde aunque eso fuera en contra de mis creencias, una sola cosa era ahora importante y es que a ninguno de los aspirantes, se nos había informado, y yo no me iba a quedar ahí viendo como mataban a mis compañeros.

Mi mirada se centró en Cassandra y le sonreí, eso le haría entender sin palabras que de ahí en adelante ibamos a emprender juntas tal vez nuestra última travesura, luego podría afirmar que solo cuidaba de hijos de los neo-mortifagos, eso si quedaba con vida.